jueves, 18 de mayo de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 18



La conversión es más propiamente una actitud que un acto, y se asemeja a la disponibilidad de María ante el Señor.

En efecto, ella no tuvo nunca nada de que arrepentirse, pero ella estuvo siempre en actitud de disponibilidad a la voluntad de Dios, actitud que ella mismo expresó con su palabra. “He aquí la servidora del Señor”.

No te contentes tú con el primer paso de la conversión, volviendo a Dios; aspira a una conversión permanente, a ponerte de cara a Dios, sin darle ya nunca más la espalda, a estar delante de Dios siempre de pie, en disposición de escuchar siempre su Palabra.

Madre de los pobres, que yo adquiera el verdadero espíritu de pobreza evangélica que me permita volver a Dios.


* P. Alfonso Milagro

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 17 - LO ÚNICO QUE SABE HACER


Día 17: Lo único que sabe hacer



¿Sabes a qué edad se jubilan las madres?

"María -nuestra Madre la Virgen- se dedica por toda la eternidad a ser madre de los hombres. No se jubiló de la maternidad. Sigue engendrando, engendrándonos. Ejerce de madre porque tal vez es lo único -¡lo único!- que sabe hacer. ¡Y qué bien lo hace! (Martín Descalzo, AM 67) ¿Y cómo se trata a una madre? Con cariño. Como cualquier otra madre, María agradece y " necesita" nuestras manifestaciones de amor.

En un viaje a Chile del beato Josemaría (ahora santo), cuenta un sacerdote que se pusieron a pasear solos a lo largo de un pasillo, al final del cual había una imagen de la Virgen, una pequeña talla sobre un pedestal; en cuanto la descubrió interrumpió la conversación y se inclinó sobre la imagen, depositando en ella un beso de amor.

Y tenía la costumbre de besar con cariño muchas veces cada día la imagen que estaba en la mesa donde trabajaba.

Puede parecer pequeño ese detalle. Y realmente lo es. Pero me trae a la cabeza los enfados de mi madre, cuando al llegar a casa o al irme a la cama, se me olvidaba darle un beso.

¡Dile a María que tratarás de dar besos a sus imágenes con frecuencia, guiños, ... ! Y ten una imagen suya donde trabajas.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 17



¡Qué triste, qué infeliz puede llegar a sentirse quien vive alejado, o al menos olvidado, de la Madre celestial! A su lado, se sienten nítidamente los latidos de su maternal Corazón y ella nos participa el suave calor de su regazo.

Vivir la vida espiritual bajo la influencia de María es comunicarle calidez, alegría y deseo de perfeccionamiento, es vivir iluminado con la luz de un ideal que sostiene todos los esfuerzos, reaviva todos los entusiasmos, alegra la vida entera.

No te alejes, no te olvides de María; antes tenla presente en todos los momentos, en todas tus empresas, en todos tus júbilos y en todas tus tristezas. Con su presencia, hasta la pena se hará más llevadera.

Madre clemente, toda llena de bondad, acompáñame, no me dejes solo.



* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 18 DE MAYO DEL 2017


Permanecer en el amor
San Juan 15, 9-11. V Jueves de Pascua


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios te salve, María… Tú eres la llena de gracia, llena de Dios. Tú eres la causa de nuestra alegría. Acompáñame en esta oración para que permita a Dios llenar más mi vida y así me abra a la alegría que Él me quiere dar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 15,9-11
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cristo pide una cosa: permanecer en su amor. ¿Qué nos quiere decir con esto? Imaginémonos cómo es permanecer en un "lugar": como cuando uno "permanece" en la parada del autobús, esperando el transporte que lo llevará de vuelta a casa. Cristo nos pide esperar firmes en su amor, agarrados con fuerza de la cruz: ahí donde Cristo nos ha reconciliado con el Padre y donde nos muestra el camino hacia el cielo.
Permanezcamos en el amor de Cristo. Y el modo de hacerlo es cumpliendo sus mandamientos. Durante la misma cena, poco antes, Jesús había dicho ya a sus apóstoles: "Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros." (Jn 13, 34) Permanecer en su amor significa creer en el amor, realmente. Y para ello no sólo hay que recibir amor sino dar amor.
Permanecer en el amor da como fruto la alegría plena. A esto nos invita Cristo, éste es el plan de amor que tiene sobre nosotros. Él quiere que encontremos su propia alegría, la alegría que es más resistente que los clavos de la cruz y la roca del sepulcro. La alegría de amar como el Padre ama al Hijo y como el Hijo nos ama a nosotros. Amar y ser amado, ésta es nuestra parada, nuestro destino y nuestra plenitud.
"A Dios le agrada toda obra de misericordia, porque en el hermano que ayudamos reconocemos el rostro de Dios que nadie puede ver. […] Estamos llamados a concretar en la realidad lo que invocamos en la oración y profesamos en la fe. No hay alternativa a la caridad: quienes se ponen al servicio de los hermanos, aunque no lo sepan, son quienes aman a Dios. Sin embargo, la vida cristiana no es una simple ayuda que se presta en un momento de necesidad. Si fuera así, sería sin duda un hermoso sentimiento de humana solidaridad que produce un beneficio inmediato, pero sería estéril porque no tiene raíz. Por el contrario, el compromiso que el Señor pide es el de una vocación a la caridad con la que cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor."
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de septiembre 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré consolar a quien encuentre triste.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

BUENAS TARDES!!




martes, 16 de mayo de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 16 DE MAYO DEL 2017


Constructores de paz
San Juan 14, 27-31. V Martes de Pascua



Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Enséñame a orar. Muéstrame qué es lo que quieres de mí. Hazme, Señor, dócil a tu voz. Permíteme escuchar tu Palabra y sentir tu presencia. Tú sabes que te quiero; pero que también necesito de Ti. Dame la gracia de creer en Ti con más firmeza, de abandonarme en tus manos con confianza, de amarte con pasión. Mira mis deseos de pertenecerte. Socórreme en todas mis necesidades y permíteme siempre vivir en tu gracia. Ayúdame a ser un testigo fiel de tu amor a los demás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: 'Me voy, pero volveré a su lado'. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Paz. Ésta es una palabra, Señor, que representa un ardiente deseo de todo hombre, de toda nación. En este Evangelio escucho esas palabras en las que me dejas la paz, tu paz. Esto me dice que la paz es un don de Dios. La paz es un regalo que Tú das. No es a base del esfuerzo humano, de firmas en papeles o fronteras bien limitadas lo que da la paz. Esa paz elaborada es poco confiable y duradera. Da, Señor, tu paz a cada uno de los hombres de este mundo.
Jesús, Tú viniste a esta tierra a traerme la paz. Recién nacido en Belén, se escuchó a los ángeles que cantaban: "gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz…" Es el primer anuncio que haces apenas has llegado a este mundo. La paz verdadera llegó a este mundo con tu venida. Nos viniste a compartir eso que vivías en el seno del Padre. Permíteme gozar de esta paz que sólo Tú me puedes dar.
También me dices en el Evangelio que te ibas, pero que volverías a mi lado. Creo que esto lo realizas cada vez que vienes en la Eucaristía. Bajas a las formas de pan y vino para estar a mi lado. Esto me demuestra una vez más que Tú eres fiel a tus promesas. En verdad volviste a nuestro lado, pero esta vez para nunca más irte.
"Hará bien a todos comprometerse para poner las bases de un futuro que no se deje absorber por la fuerza engañosa de la venganza; un futuro, donde no nos cansemos jamás de crear las condiciones por la paz: un trabajo digno para todos, el cuidado de los más necesitados y la lucha sin tregua contra la corrupción, que tiene que ser erradicada. Queridos jóvenes, este futuro os pertenece, pero sabiendo aprovechar la gran sabiduría de vuestros ancianos. Desead ser constructores de paz: no notarios del status quo, sino promotores activos de una cultura del encuentro y de la reconciliación."

(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un misterio del rosario para pedir por los que sufren injustamente las consecuencias de la guerra.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

COMENZAR DE NUEVO


Comenzar de nuevo




La constancia es fundamental porque da un toque de perfección a todos los talentos del hombre. Sin ella, nada vale ser un genio en el arte, en la ciencia, en la literatura o en los negocios. No se llega a ninguna meta. Queda uno vencido por el camino.

En 1914 un incendio dejó en ruinas las grandes industrias de Tomás Edison. En una noche perdió una fortuna en valiosos equipos. Las llamas consumieron documentos de toda su vida. Tenía entonces 67 años. Su hijo Carlos corría angustiado buscando al padre. Al fin lo encontró en medio del desastre, el rostro iluminado por el resplandor rojizo de las llamas, con su cabellera blanca flotando al viento invernal. “Me partía el corazón verlo —contaba después Carlos—. Ya no era joven, y todo aquello era reducido a cenizas. Al verme me gritó: ¿Dónde está tu madre? Corre a buscarla. Jamás volverá a ver un espectáculo semejante. Y añadió: “Los desastres tienen un gran valor: se queman todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo”.

No olvides que una voluntad firme y valiente “puede transformar tus lágrimas en sudor, tu desgano en sacrificio, tu duda en convicción”. Que también tú, como esos soldados que hallan un gozo especial en los más duros combates, sepas entrenar y desarrollar una voluntad recia para salir, de la mano de Dios, victorioso de las adversidades.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO ADVIERTE: EL MUNDO NOS ANESTESIA PARA QUE NO PODAMOS VER LA CRUZ


Papa Francisco advierte: El mundo nos anestesia para que no podamos ver la Cruz
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 16 May. 17 / 04:08 am (ACI).- En la homilía de la Misa que celebró a primera hora de la mañana, el Papa Francisco explicó el significado de la paz de Dios, aseguró que para llegar a ella hay que pasar por tribulaciones y  por la Cruz y denunció que el mundo esto lo quiere ocultar.

“La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones: nos ofrece una paz artificial”, aseguró. Es una paz “que solo mira sus propias cosas, sus propias seguridades, que no falte de nada” pero que provoca que uno esté “cerrado” y no vea “más allá”.

“El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver otra realidad de la vida: la cruz. Por eso Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con muchas tribulaciones”.

“¿Pero se puede tener paz en la tribulación?”, se preguntó. “Por nuestra parte no: nosotros no somos capaces de tener una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: un dolor, una enfermedad, una muerte…. existen. La paz que da Jesús es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.

El Papa añadió: "y esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, no. Es otra cosa”.

Francisoc comentó que Jesús, después de donar la paz a sus discípulos, “les ofrece todo a la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. Y en el Huerto de los Olivos “aparece un ángel que le consuela”.

“La paz de Dios es una paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Existe el sufrimiento, hay enfermos, hay muchas cosas feas, existen las guerras… pero la paz de dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que va adelante llevando la cruz y el sufrimiento”.

“Una paz sin cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera, se acaba”, comentó.

El Papa afirmó que cuando uno se enfada dice “pierdo la paz”. Y cuando el corazón “se turba es porque no estoy abierto a la paz de Jesús” y no se es capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”.

Para terminar, Francisco invitó a los fieles a pedir la gracia de “entrar en el Reino de Dios a través de las muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior”.

LA PAZ DEL CORAZÓN


La paz del corazón
Meditación para alcanzar la felicidad


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net 




Un hombre célebre pudo decir que la mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo. ¿Es esto verdad?

Se seguiría de esto que únicamente no es feliz aquel que no quiere serlo.

Los demás, todos somos felices en la medida que nos viene bien.

Entonces, si somos felices, ¿por qué lo somos? ¿Lo somos porque tenemos todo lo que queremos? No; sino porque tenemos dentro la paz.

Quien tiene la paz del corazón es feliz. Quien no tiene la paz del alma, aunque posea el mundo entero, no es feliz.

Hay muchas cosas que no nos han llegado nunca a nuestras manos, por más ilusiones que hayamos puesto en ellas. Quienes nunca han visto realizados sus sueños, es natural que no se sientan felices.

Si hemos logrado tener muchas cosas y hemos visto realizados muchos sueños, pero se ha perdido lamentablemente, ¿somos o no somos felices? Todo dependerá de que nuestro corazón esté en paz o no lo esté. Con la paz del alma, no nos hacen falta. Sin esa paz, todas seguirán siendo una tortura.

Un escritor célebre nos narra la historia de aquella pareja. Los dos esposos eran campesinos acomodados, y trabajando cada vez más fuerte y con ingenio consiguieron una fortuna inmensa. Desgraciadamente, un día la perdieron del todo, y, para sobrevivir, tuvieron que entregarse los dos al servicio doméstico.
- ¡A barrer el piso y lavar los platos!... ¡A tener a punto los carruajes y a cuidar el césped!...
Esto era muy fuerte para ellos, pero así es la vida y así la tuvieron que aceptar. Por su nombre intachable, y por el aprecio de que todavía gozaban en sociedad, un día fueron invitados a un banquete. Uno de los invitados, haciéndose eco de la reprimida curiosidad de los demás, se decide a preguntar al esposo:
- Diga, ¿cómo se sienten en esta situación tan penosa?
El interrogado responde:
- Cedo la palabra a mi esposa. Ella responderá mejor por sí misma y por mí.
La esposa entonces, muy serena:
- Voy a decir la verdad. Durante muchos años nadábamos en comodidades y todo el mundo nos envidiaba. Nos hemos matado por alcanzar la felicidad y no la conseguimos mientras éramos ricos, porque todo eran preocupaciones. Pero ahora que no nos ha quedado nada, y debemos buscar nuestro pan en casa de otros, ahora hemos hallado la dicha y la paz.
Los comensales no están conformes con estas palabras, y algunos hasta esbozan una sonrisa. Entonces interviene el marido, muy serio:
- No se rían. Ella les ha dicho la verdad. Antes fuimos unos locos. La paz la tenemos ahora, no antes. Se lo aseguramos para su bien.

Podríamos hacer aquí ahora todos alarde de erudición citando casos y casos de hombres y mujeres célebres que hacen confesiones desgarradoras. El mundo entero los tenía por la gente más dichosa, y fueron sin embargo los seres más infortunados.

Un filósofo impío, de fama en todo el mundo y mientras llevaba una vida muy cómoda, que confiesa:
- Se pasan momentos bien tristes cuando se nada en la duda.
Y su amigo el rey, tan impío como el filósofo, que confesaba al ver a los católicos salir de la Misa dominical:
- ¡Estos sí que son felices! ¡Estos creen!

Son dos confesiones muy sinceras, hechas mal de su grado, pero que hubieron de rendirlas a la verdad.

La paz está en el alma creyente y en el corazón que ama y espera. Y esta fe, este amor y esta esperanza solamente las da Dios.

Comprobamos por la experiencia de cada día que todos los caminos que alejan de Dios son caminos equivocados. Y entonces vale lo del poeta:
- Camino que no es camino - de más está que se emprenda, - porque más nos descarría - cuanto más lejos nos lleva.

Una vez más, que vamos a parar a la afirmación de siempre: la dicha verdadera sólo está en Dios y en Jesucristo, que nos dio su paz:
- Mi paz os dejo, mi paz os doy. Yo no la doy como el mundo. Mi paz es diferente.

La paz del corazón es la única paz que trae la felicidad, y esa paz del corazón es un don de Dios. Al decir Jesús que nos daba su paz, Él tenía presente las luchas que habríamos de sostener.

Sin embargo, todos los que en la Iglesia han tenido que sufrir por seguir fielmente a Jesucristo, todos con unanimidad confiesan que en medio de tanta tribulación disfrutaban de una paz muy honda, y daban testimonio de ella con la alegría que destilaban siempre sus palabras y brillaba continuamente en sus ojos.

¡La paz de Dios! No queremos más guerras, para que sin ellas haya más paz en muchos corazones que viven destrozados. Y queremos más paz en los corazones para que no haya más guerras, pues corazones en paz no aceptan la guerra de las armas.

¡Danos tu paz, Señor Jesús! La que el mundo no sabe dar y que Tú guardas en tu Corazón....

Jn. 14,27. - Lincoln - Hyass y su esposa, acomodado de Tolstoy - Voltaire y Federico II de Prusia - M. Machado.

IMÁGENES DE LA CANONIZACIÓN DE FRANCISCO Y JACINTA MARTO, LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA








LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 16 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 16



Todos sentimos, lamentablemente con demasiada frecuencia, la tentación de recurrir a la fuerza, a la imposición, cuando no se aceptan nuestros criterios o no se siguen nuestros pareceres, gustos o conveniencias.

Si en estos casos acudiéramos a pedir consejo a la dulce Madre del cielo, ella ciertamente nos llevaría por otros caminos: el de la bondad, el de la comprensión, el de la paciencia, el de la humildad.
Nunca se equivocan los que siguen los consejos e inspiraciones de la Madre celestial; por eso es muy conveniente preguntarse, antes de obrar, cómo obraría María Santísima.

Madre, que eres alivio en el dolor, sé tú el bálsamo en nuestras penas.


* P. Alfonso Milagro

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 16 - ESTE HOMBRE ESTÁ CHIFLADO


Día 16: Este hombre está chiflado



San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor de María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen:

- ¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido... ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?

Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:

- Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.

- Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.

- Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.

- Es que yo las necesito ahora mismo.

El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice:

- ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas... ¡Ya ve!, es imposible.

No, señor, es muy posible -replica Don Bosco mirando su reloj-. Son las dos de la tarde... Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.

-¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. -Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!

- Imposible para usted, pero no para Dios... ¡Ánimo! Haga la prueba...

Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.

Traigan la ropa del señor, que va a vestirse -dice Don Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros, recemos. Llega el médico.

- ¿Qué imprudencia está por cometer, señor mío?

Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.

- ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.

Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas. Pero no estoy seguro de poderte decir lo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Sí, a partir de ahora, sí que podré decírtelo. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

BUENOS DÍAS!!!




lunes, 15 de mayo de 2017

DEJO EN TUS MANOS


Dejo en tus manos…



Confiar en Dios, es depositar toda nuestra fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo. Reposar en él “como un niño en brazos de su madre” (salmo 131). Y confiar sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles. Una oración del P. V. Fernández.

Te entrego, Señor, todo lo que tengo y todo lo que estoy viviendo. Te doy gracias por lo que me estás regalando y lo disfruto con gozo. Pero desde ya lo dejo en tus manos para que acabe cuando tenga que acabar. Te proclamo a ti, Jesús, como único Señor, dueño de todas mis cosas, de todo lo que vivo, rey de todo lo que soy y de todo mi futuro. Te declaro Señor de todos mis afectos, de mis deseos, de mis relaciones. Sé que me darás la felicidad que necesito porque confío en tu amor, pero me la darás a tu modo, como sea mejor para mí. En ti deposito toda la confianza de mi corazón. Amén.

En los salmos se declara dichoso al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y calamidades de la vida: “Dichoso el hombre que ha puesto en Dios toda su confianza, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda abandonarte en sus brazos junto con tus cosas y seres queridos.


* Enviado por el P. Natalio

TEMPLOS DE DIOS


Templos de Dios
El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer 




Jesús le respondió: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras.Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros. "Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.

Reflexión
1. El hombre pascual, el hombre nuevo, que hemos de llegar a ser es un hombre muy unido y vinculado con Cristo, nuestro Señor resucitado. Tiene una fe auténtica y fuerte en Él, un amor profundo a Él. Y este amor, esta unión con Cristo debe manifestarse en la vida de cada uno. Es lo que nos recuerda el Evangelio de hoy: “El que me ama guardará mi palabra. Y el que no me ama no guardará mi palabra”.

2. Si buscamos a Jesucristo en nuestra vida, Él se nos hace presente, principalmente, bajo tres formas, solía explicarnos el Padre José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt:

? Primero, Él es el Dios de la historia y de la vida: está presente y actuando en la historia de la humanidad, de los pueblos y de cada individuo. Y está presente en todas las cosas y en todos los acontecimientos de la vida concreta.
? Además, Él es el Dios de los altares: está presente en cada tabernáculo, está actuando en los sacramentos.
? Y, por último, Él es el Dios de los corazones humanos: está presente en nuestras almas y en las almas de los cristianos.

3. Esta presencia de Dios en nuestros corazones la promete Jesús en el Evangelio de hoy: “El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.”

De modo que mi alma es un templo de Dios. Cristo mismo quiere ser el Rey, el Señor de mi corazón. Por eso, tengo que echar afuera cualquier otro dueño, p.ej. el egoísmo, el dinero, el poder, el placer... Porque Cristo quiere tomar en sus manos, definitivamente, el destino de mi vida. Es como si mi vida fuese parte de la suya. Tal como Cristo piensa y siente, tal como vive, sufre y se alegra, así he de vivir yo que soy templo vivo de Él.

Es el camino de asemejarme cada día un poco más a Él, de dejarme transformar en Él. Así podré alcanzar, algún día, la plenitud del hombre divinizado, tal como San Pablo cuando decía: “No soy yo quien vivo, sino es Cristo quien vive en mi” (Gal 2 20) Será la victoria de lo divino sobre mi naturaleza humana.

Los Padres de la Iglesia decían que cada cristiano debe ser otro Cristo, es decir, Cristo continuado. Por nuestra vida debemos manifestar, cómo Él habría vivido en nuestro tiempo. Por nuestra vida debemos prolongar y continuar la vida de Jesús.

Él no vivió más que una sola vida humana, una vida breve de 33 años. Después de su Ascensión, Él ya no tiene otra aparición posible que la nuestra. El único rostro que Él puede mostrar a nuestros contemporáneos, es el nuestro, el de los cristianos auténticos. El mundo actual no se convertirá nunca a Dios, si no encuentra en nosotros, en nuestra vida cristiana, un signo y testimonio de la presencia del Señor.

Algo semejante podemos decir en relación a la Virgen María. Todos nosotros y especialmente cada mujer ha de encarnar y hacer presente a la Sma. Virgen en el mundo de hoy. Como decía el Padre Kentenich: Cada mujer debe ser una pequeña María, debe ser su instrumento y reflejo, para que también nuestro tiempo pueda conocer y encontrarse de nuevo con Ella.

4. La promesa de Cristo en el Evangelio de hoy trae además otra consecuencia importante para mi vida cristiana. Porque Él vive no solo en mi propio corazón, sino también cada cristiano es un templo vivo de Él. De modo que debo ver a Jesús en cada hermano. Debo tratarlo como al señor mismo: con amor, cariño y, sobre todo, con mucho respeto.

El amor encierra en sí, siempre un doble elemento: un donarse y un reservarse, un amarse y un respetarse. Hoy en día el respeto es más necesario aún que el amor. El respeto es el eje del mundo.

A nosotros nos parece que nos rodean sólo hombres, hombres llenos de defectos y limitaciones. Y en verdad es Cristo mismo quien está en cada uno de ellos, aunque no lo reconozcamos.

¿Qué mujer cree que va a encontrar a Dios en su marido? No es posible; lo conoce demasiado bien, sabe lo que vale y la que no vale. ¿Y qué marido reconoce a Dios en su esposa? ¿Y qué padre, en sus hijos? ¿Y qué hijo, en sus padres?

Sin embargo, el juicio final se basará en nuestra conducta para con los hermanos - de modo que Jesús se identificará completamente con ellos. Como indica el Evangelio de San Mateo, Él va a decir a los elegidos:
“En verdad os digo que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos, conmigo lo hicisteis”. Y a los condenados va a decir: “En verdad os digo que cuando no lo hicisteis con uno de estos mis hermanos, tampoco conmigo lo hicisteis” (25,40).

5. La morada más preciosa y perfecta de Dios es la Sma. Virgen María. Ella nos revela el mismo rostro de su Hijo Jesús. Junto con Él es el prototipo del hombre pascual que todos hemos de llegar a ser.

Queridos hermanos, pidámosle por eso a María, que nos eduque para que seamos más y más semejantes a Ella: verdaderos templos de Dios, testigos y portadores de Cristo para nuestro tiempo.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
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