martes, 29 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 29 DE NOVIEMBRE DEL 2016


Sólo los sencillos ven la realidad
Lucas 10, 21-24. Martes. I Adviento. Has revelado grandes cosas a los pequeños


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ayúdame, Señor, a acercarme a Ti en esta oración con sencillez y un corazón abierto. Enséñame a reconocer tu rostro detrás de todo lo que vas haciendo en mi vida, y ayúdame a corresponder a tu amor por mí.
Señor Jesús, muéstranos al Padre. Padre, danos a conocer a tu Hijo.Amén.


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Lucas 10, 21-24
En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Pocas cosas son más sorprendentes  como la maravilla que produce un descubrimiento. Se puede ver en la mirada iluminada de un niño que aprende algo nuevo. Incluso hay bebés que son todo ojos, como si no tuvieran otra sed que la de abrir su alma entera al mundo.
¿Qué pasaría si nos ofrecieran el descubrimiento más grande, aquel que nuestra alma anhela desde el nacimiento? Pues bien, Cristo lo prometió a sus discípulos. Más aún, Él nos dice hoy en el Evangelio cómo conocer a su Padre. ¡Es tan sencillo –y tan complicado– como ser sencillo!
Nada hay tan sencillo como ver. Nadie ha ido a clases para ello. Simplemente abrimos los ojos y está allí, “a simple vista”. Por eso quiso Dios hacerse visible, por eso se hizo hombre, alguien de carne y hueso. Con un rostro, con un color de ojos y de cabello muy concreto, con manos, con pies… Verdaderamente hombre, siendo Dios; y verdaderamente Dios, siendo hombre. Ése es Jesucristo. Y Él dijo a sus apóstoles: “Quien me ve a mí, ve al Padre.”
Cuentan que el Cura de Ars veía frecuentemente a un campesino rezar en la iglesia. Pasaba largos ratos frente al Sagrario y parecía tener un verdadero encuentro con Dios. Así que el Cura de Ars se acerca y le pregunta cómo era su oración. ¿Qué hacía durante horas y horas? La respuesta fue corta: «Nada. Yo lo miro, y Él me mira.» Y seguramente ese campesino había descubierto más cosas de Dios que mucha gente de letras…
Que nuestra oración de hoy sea ésta: mirar a Cristo. Pidamos una fe sencilla para poder verlo. Frente al Sagrario, donde está realmente, o bien frente a un crucifijo o alguna otra imagen de Él. Allí haremos el descubrimiento más grande que puede hacer el hombre.
«El seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso; requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y descartados de la vida y ponerse a su servicio. Por esto, los voluntarios que sirven a los últimos y a los necesitados por amor a Jesús no esperan ningún agradecimiento ni gratificación, sino que renuncian a todo esto porque han descubierto el verdadero amor.» 
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de septiembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Invitaré a alguien a visitar la Eucaristía en alguna parroquia o iglesia cercana.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

4 CLAVES PARA QUE NO TE ROBEN EL ADVIENTO


4 claves para que “no te roben” el Adviento



 (ACI).- En un artículo publicado por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el P. Robert Havens hizo cuatro importantes recomendaciones para que en el tiempo de Adviento, que prepara el camino para la celebración de Navidad, el 25 de diciembre, no sea un tiempo perdido debido al “estrés” de las fiestas y al materialismo.

En su texto, titulado “Que no te roben el adviento”, el P. Havens, director de desarrollo institucional de Cáritas de la Arquidiócesis de México, subrayó que Navidad “es una realidad tan importante, que no la podemos ‘digerir’ de la noche a la mañana. Nadie prepara una boda la noche anterior. Como seres humanos, necesitamos tiempo para darnos cuenta de lo que viene, a fin de celebrarlo correctamente”.

“Un Adviento bien vivido asegura una Navidad hermosa y alegre. ¡Que no te pierdas tu Adviento!”, alentó.

Los cuatro consejos del P. Robert Havens para que “no te roben el Adviento” son los siguientes:

1. “Darte cuenta que Navidad se celebra a partir de la Nochebuena, cuando celebramos la llegada de Cristo”, aconsejó el sacerdote.


El P. Havens señaló que si bien “no hay nada malo en las pre-fiestas que son parte de nuestra cultura, pero no hay que confundirlas con la verdadera Navidad”.

“Anticipar la celebración de la Navidad siempre nos dejará vacíos, sin verdadera alegría. En un mundo de luces y decoraciones, tenemos que darnos cuenta de que ‘¡todavía no!’”, alentó.

2. El P. Robert Havens señaló como segunda clave “apartar un momento de silencio cada día” de Adviento.

“No tiene que ser mucho: pueden ser tres minutitos, por ejemplo. Pero tres minutitos enteros en que me retiro, hago silencio y me acuerdo que Cristo viene en Navidad. ¡Cristo viene en Navidad!”.

“Si logras hacer esto diariamente, tu experiencia de la Navidad este año será muy diferente, y muy especial”, aseguró.

3. Una tercera “ayuda para vivir bien el Adviento”, dijo el sacerdote, “es hacer de él un tiempo de preparación personal, como hacemos con la Cuaresma”.

“Con actos de sacrificio y mejora personal, puedo ‘limpiar’ el pesebre de mi corazón al que llegará el Niño Jesús el día 24”.

Como ejemplos de pequeños actos de sacrificio, el P. Havens indicó “una tarde sin radio, un café sin azúcar, una Misa entre semana, una sonrisa para una persona ‘pesada’, 5 pesos más para un pobre: todas son maneras de ‘barrer el pesebre’ para que sea digno en su pobreza para el Rey que ha de venir”.


4. “Finalmente, los símbolos y prácticas externos también nos pueden ayudar a hacer del Adviento un tiempo de preparación”, dijo el director de desarrollo institucional de Cáritas de la Arquidiócesis de México.

“Tener una corona de Adviento en nuestro salón o lugar de trabajo y encender las velas correspondientes durante unas horas cada día, nos recuerda a fuerzas que todavía no ha llegado el Señor”, señaló.

El P. Havens aconsejó además “leer un versículo del capítulo 1 o 2 del Evangelio de san Lucas a la hora de encenderla”.

“Otra práctica es construir nuestro Nacimiento gradualmente, añadiendo una pieza o decoración cada día del Adviento; pero solo en los días en que nos hemos esforzado para vivir bien nuestro Adviento”, dijo.

FELIZ MARTES!!!


lunes, 28 de noviembre de 2016

SALMO 121, VAMOS ALEGRES A LA CASA DEL SEÑOR


Salmo
Sal 121,1-2.4-5.6-7.8-9


R/. Vamos alegres a la casa del Señor.


V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

V/. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 28 DE NOVIEMBRE DEL 2016


Cristo siempre está.
Mateo 8, 5-11. Lunes I. Adviento. Ciclo A. El siervo del centurión


Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por este nuevo día. Gracias por estar siempre ahí, aun cuando yo no soy consciente de ello. Gracias…Simplemente gracias.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho”. Él le contestó: “Voy a curarlo”.
Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’ y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Yo también me he acercado a Ti, Señor, con esta actitud de súplica y un tanto desesperada.
Yo también te he contado mis problemas, mis enfermedades y he puesto en tus manos mi más minúscula tribulación.
En todo esto me identifico con aquel oficial; en la necesidad y en la petición, pero… me alcanza la inquietud…surgen dudas y temoresde pensar que él si fue escuchado y yo…no.
Más en aquella duda se esconde  la paz, pues sé que en eso consiste el amor. En creer, en confiar. No solamente ante una enfermedad; también cuando parece que no hay necesidad.
Yo iré a curarlo –dices. Veo tu iniciativa y, siempre, aunque muchas veces no lo vea,ahí estas Tú. Consolándome, acompañándome.
Creo que ésa es la fe que te sorprende. Aquella que no trata de ver los frutos de mi petición, sino la que sabe que Tú siempre estás,no sólo acompañándome, sino que sufres lo que sufro,disfrutas conmigo,vives lo que vivo,siempre…Tu presencia está siempre.
Dame la gracia de construir mi vida, Señor, con lo bello y también con lo que no lo es, sobre este amor y esa fe. Sabiendo que siempre dirás: Voy a curarlo (Mt 8, 5)…yo siempre estaré (Mt 28,20).
«Si el pastor no arriesga, no encuentra. No se queda parado después de las desilusiones ni se rinde ante las dificultades; en efecto, es obstinado en el bien, ungido por la divina obstinación de que nadie se extravíe. Por eso, no sólo tiene la puerta abierta, sino que sale en busca de quien no quiere entrar por ella. Y como todo buen cristiano, y como ejemplo para cada cristiano, siempre está en salida de sí mismo. El epicentro de su corazón está fuera de él: es un descentrado de sí mismo, centrado sólo en Jesús. No es atraído por su yo, sino por el tú de Dios y por el nosotros de los hombres.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Procurar en algunos momentos del día, detenerme y, simple y sencillamente, decir desde el corazón esta jaculatoria: «Jesús, en Ti confío».
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL LADRILLO DE ORO


El ladrillo de oro



Si quieres ser tú mismo, el único punto de referencia para superarte eres tú. No necesitas compararte con nadie más. Lo correcto es conocer tus talentos y habilidades, alegrarte de lo que tienes y cultivarlo. Acepta, por otra parte, tus límites y carencias. Piénsalo y vive en armonía y paz tu propia realidad. 

Un pobre se encontró con un antiguo amigo, que se había dedicado a la oración y al crecimiento espiritual. Este tenía el don de hacer milagros. Como el pobre se quejara de las dificultades que tenía para vivir, su amigo, apenado por su situación, tocó con el dedo un ladrillo que, de inmediato, se transformó en oro. Se lo ofreció al pobre, pero a éste le pareció poco y siguió quejándose. Entonces su amigo tocó un león de piedra, que se convirtió en un león de oro macizo. Pero tampoco lo contentó. Entonces el hacedor de prodigios le preguntó: - Bueno, y ¿qué es lo que tú quieres? Enseguida contestó el otro: - ¡Quisiera tu dedo! 

El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento y de los vicios, y nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales. Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma” (S. Pablo). Que tengas un día de acción.

* Enviado por el P. Natalio 

IMÁGENES DE ADVIENTO 2016





ORACIÓN POR LOS AMIGOS


Oración por los amigos


Los amigos son escasos. Los puedes contar con los dedos de la mano y siempre te sobrarán dedos. Por eso tal vez no tengas muchos, pero los que tienes siempre serán suficientes para llenar tu alma. Un amigo es como la perla evangélica que, cuando la encuentras, vas y vendes todo, con tal de poseerla.

Jesús, tú que lloraste por un amigo y le diste vida nueva, ayúdame a valorar a mis amigos, aceptar sus vidas, respetar sus ideales, perdonar sus errores, compartir con ellos el dolor y la alegría., ofrecerles lo mejor de mi parte.  Gracias porque tú estás en ellos y nos acompañas en el vivir de cada día. Bendícelos con el don de la verdadera paz, cuídalos para que siempre irradien la luz de tu amor. Amén.

“La amistad es una puerta que se abre, una sonrisa que te alienta, una mirada que te comprende, una palabra que te anima, y una crítica que te mejora. Es un abrazo de perdón, un elogio que te estimula, un encuentro que te regocija, un favor sin recompensa, y un esperar... sin cansancio”. Valora a tus amigos, acéptalos.


* Enviado por el P. Natalio 

SANTA CATALINA LABOURÉ, VIDENTE DE LA MEDALLA MILAGROSA, 28 DE NOVIEMBRE


Hoy se celebra a Santa Catalina Labouré, vidente de la Medalla Milagrosa


 (ACI/EWTN Noticias).- El 28 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Catalina Labouré, vidente de la Medalla Milagrosa, a quien la Virgen le dijo: “Dios quiere confiarte una misión; te costará trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios”.

Santa Catalina Labouré nació en Francia en 1806 en una familia campesina. Quedó huérfana de madre a los nueve años y le pidió a la Virgen que fuera su madre. Su hermana fue admitida como monja vicentina y Catalina tuvo que ocuparse de las labores del hogar por lo que no pudo aprender a leer, ni escribir.

Más adelante le pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento, pero él se lo negó. Entonces le pedía al Señor que le concediera este deseo. Tiempo después vio en sueños a un sacerdote anciano que le dijo: “un día me ayudarás a cuidar a los enfermos”.


A los 24 años visitó a su hermana religiosa y en el convento vio la imagen de San Vicente de Paúl y se dio cuenta que él era el sacerdote que vio en sueños. Desde entonces se propuso ser hermana vicentina y no se detuvo hasta ser aceptada en la comunidad.

Fue enviada a París, donde realizó los oficios más humildes y estuvo al cuidado de los ancianos de la enfermería. El 27 de noviembre de 1830 la Virgen María se le aparece en la capilla del convento y le pide que acuñe la Medalla de acuerdo a lo que estaba viendo en la aparición.

Con el tiempo y ante la intercesión del confesor de la Santa, el Arzobispo de París permitió fabricar la medalla y empezaron los milagros, tal como lo había prometido la Virgen.

A la muerte de su confesor, que sabía todo de las apariciones, le sustituye uno que al escuchar los hechos extraordinarios no la comprende. Mientras tanto, Santa Catalina guardaba en secreto su historia con la Virgen hasta que le renovaron el confesor.


La Santa sabe que se acerca el tiempo de partir y, después de pedir consejo a la Virgen, confía su secreto a la superiora, quien consigue que se erija en el altar una estatua que perpetúe el recuerdo de las apariciones.

Partió a la Casa del Padre a los 70 años, un 31 de diciembre de 1876. Cincuenta y seis años después, cuando se abrió su sepultura para el reconocimiento oficial de sus reliquias, se halló su cuerpo incorrupto. Fue beatificada por Pío XI en 1933 y canonizada por Pío XII en 1947.
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Santa Catalina Labouré
28 de Noviembre

Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 9 años le encomendó a la Stma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición. Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.

A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: "Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos". La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.

Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dió cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.

El 27 de noviembre de 1830 estando Santa Catalina rezando en la capilla del convento, la Virgen María se le apareció totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Ella le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen María "M", y una cruz, con esta frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.

Catalina le comentó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote al darse cuenta de la santidad de Catalina, intercedió ante el Arzobispo para obtener el permiso para hacer las medallas y por ende, los milagros.

Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido.

Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales.

En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré.

NO SOY DIGNO


No soy digno

Si se entiende bien, ante este tipo de dificultades para responder a la vocación diría que se puede pasar por alto la incompetencia, pero no la pusilanimidad: alma encogida, insuficiencia moral, desmoralización. Me explicaré -espero- de modo que se compre


Por: Juan Manuel Roca | Fuente: Fluvium.com 




Si se entiende bien, ante este tipo de dificultades para responder a la vocación diría que se puede pasar por alto la incompetencia, pero no la pusilanimidad: alma encogida, insuficiencia moral, desmoralización. Me explicaré -espero- de modo que se comprenda, trayendo a nuestra consideración un conocido pasaje del Evangelio.

San Lucas relata que Jesús se subió un día a la barca de Pedro para predicar desde allí a la multitud y, al terminar, pidió a Pedro que llevara la barca mar adentro (es el Duc in altum!, ¡mar adentro!, que nos ha repetido Juan Pablo II como consigna para el tercer Milenio cristiano) y echara las redes para pescar. Pedro le respondió que habían estado toda la noche bregando y no habían pescado nada, pero añadió: "sin embargo porque tú lo dices echaré la red". Así lo hizo y quedó atónito, impresionado, al ver que casi no podían sacar la red del agua de tantos peces como habían cogido. Entonces se echó de rodillas a los pies de Jesús, con la cabeza inclinada hasta el suelo, y le dijo: "apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador" (Lc 5, 1-11).

Al ver el prodigio que había hecho Jesús contando con su obediencia, Pedro se asustó, porque se consideraba indigno de servir de instrumento a tales milagros. Pero Jesús le dijo: "no temas. Desde ahora serán hombres lo que tendrás que pescar". No sólo no considera que la indignidad de Pedro sea un obstáculo, sino que se apoya en su humildad para hacerle capaz de atraer a Dios a una muchedumbre incontable de hombres y mujeres, como sucedió ya durante su vida.

Por supuesto que somos indignos de que Dios nos elija para servirse de nosotros como instrumentos: sería grotesco que no nos diéramos cuenta. Pero ya hemos dicho que Dios no nos llama por nuestros méritos (Pedro, con toda su experiencia y su dominio del oficio, había estado toda la noche faenando en vano), sino porque quiere; por eso basta que reconozcamos nuestra indignidad y le hagamos caso, fiándonos de Él, para dar con nuestra vida obediente un fruto maravilloso.

Me parece muy lúcida esta manera de explicar cómo la indignidad y la humildad de los santos hacen que Dios se luzca en los frutos: "Un santo es un avaricioso que va llenándose de Dios, a fuerza de vaciarse de sí. Un santo es un pobre que hace su fortuna desvalijando las arcas de Dios. Un santo es un débil que se amuralla en Dios y en Él construye su fortaleza. Un santo es un imbécil del mundo -stulta mundi- que se ilustra y se doctora con la sabiduría de Dios. Un santo es un rebelde que a sí mismo se amarra con las cadenas de la libertad de Dios. Un santo es un miserable que lava su inmundicia en la misericordia de Dios. Un santo es un paria de la tierra que planta en Dios su casa, su ciudad y su patria. Un santo es un cobarde que se hace gallardo y valiente, escudado en el poder de Dios. Un santo es un pusilánime que se dilata y se acrece con la magnificencia de Dios. Un santo es un ambicioso de tal envergadura que sólo se satisface poseyendo cada vez más y más ración de Dios... Un santo es un hombre que todo lo toma de Dios: un ladrón que le roba a Dios hasta el Amor con que poder amarle. Y Dios se deja saquear por sus santos. Ése es el gozo de Dios. Y ése, el secreto negocio de los santos" (P. Urbano, El hombre de Villa Tevere).

Ya se ve que lo decisivo aquí es el amor impresionante de Dios por el hombre, que nos da motivos para esperarlo todo de Él. El quid de la santidad es una cuestión de fe, de confianza: lo que el hombre esté dispuesto a dejar que Dios haga en él. No es tanto el "yo hago", "yo lo haré", como el "hágase en mí" de aquella muchacha desconocida de Nazaret a la que Dios comunicó que la había elegido para ser Madre de su Hijo.

Las realidades grandes empiezan con humildad: "No te elegí porque seas grande, por el contrario eres el más pequeño de los pueblos; te he elegido porque te amo" dice el Señor al Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento. Ciertamente, Dios no nos elige por nuestra grandeza; al contrario, la grandeza de Dios entra en nuestra vida cuando nos abrimos humildemente a sus planes amorosos, como nos enseña la Virgen María, que después de haber concebido en su seno purísimo al Hijo de Dios, canta, llena de humilde alborozo: "Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se llena de gozo en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la pequeñez de su esclava. Desde ahora me llamarán bendita todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho obras grandes en mí" (Lc 1, 46-49).

PAPA FRANCISCO PROPONE 3 ACTITUDES EN ADVIENTO


Papa Francisco propone 3 actitudes para ir al encuentro de Dios en Adviento
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 28 Nov. 16 / 05:28 am (ACI).- Comenzado el tiempo de Adviento, el Papa Francisco invitó a “ponerse en camino”, para lo que propuso 3 actitudes en su homilía en la Misa de la Casa Santa Marta.

“Es un tiempo para caminar e ir al encuentro del Señor, es decir, un tiempo para no estar parado”, explicó. Pero, “¿cuáles son las actitudes que debo tener para encontrar al Señor? ¿Cómo debo preparar mi corazón para encontrar al Señor?”.

“En la oración al inicio de la Misa la liturgia nos señala 3 actitudes: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición. Es decir, debo orar, con vigilancia; debo ser trabajador en la caridad –la caridad fraterna: no solo dar una limosna, no; también tolerar a la gente que me molesta, tolerar en casa a los niños cuando hacen demasiado ruido, o al marido o a la mujer cuando están en dificultad, o a la suegra”.

“Tolerar, siempre con la caridad pero activa”, y también “la alegría de bendecir al Señor”. “Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor”, afirmó.


Francisco manifestó además que “Él es el Señor de las sorpresas” y por eso renovó su invitación a no estar parado.

“Estoy en camino para encontrarlo a Él, en camino para encontrarme, y cuando nos encontremos veamos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes de que yo comenzara a buscarlo”.

Esta “es la gran sorpresa del encuentro con el Señor. Él nos ha buscado antes. Él siempre es el primero. Él hace su camino para encontrarnos”.

“El Señor siempre va más allá, va Él primero. Nosotros damos un paso y Él da diez. Siempre. La abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa de buscarnos. También a veces con pequeñas cosas”, añadió.

En definitiva, Dios “no está buscando, nos está esperando, y solo nos pide a nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”. Sin embargo, el cristiano debe tener “el deseo de encontrarlo” y después Él “nos ayuda”. Así, “nos acompañara durante nuestra vida”, aseguró.

“Muchas veces verá que queremos acercarnos y Él sale a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: esto es lo importante. El encuentro”.

Francisco reveló que “siempre me ha llamado la atención lo que el Papa Benedicto había dicho de que la fe no es una teoría, una filosofía, una idea, sino que es un encuentro. Un encuentro con Jesús”.


“Alejarse o tener la voluntad de ir al encuentro. Y esta es la gracia que hoy pedimos. ‘Oh Dios, nuestro Padre, suscita en nosotros la voluntad de ir al encuentro con Tu Cristo’, con las buenas obras. Ir al encuentro con Jesús. Y para esto recordamos la gracia que hemos pedido en la oración, con la vigilancia en la oración, el ser caritativos y bendecir. Y así encontraremos al Señor y tendremos una preciosa sorpresa”. 

Lectura comentada por el Papa:

Isaías 4:2-6
2 Aquel día el germen de Yahveh será magnífico y glorioso, y el fruto de la tierra será la prez y ornato de los bien librados de Israel.
3 A los restantes de Sión y a los que quedaren de Jerusalén, se les llamará santos: serán todos los apuntados como vivos en Jerusalén.
4 Cuando haya lavado el Señor la inmundicia de las hijas de Sión, y las manchas de sangre de Jerusalén haya limpiado del interior de ella con viento justiciero y viento abrasador,
5 creará Yahveh sobre todo lugar del monte de Sión y sobre toda su reunión, nube y humo de día, y resplandor de fuego llameante de noche. Y por encima la gloria de Yahveh será toldo
6 y tienda para sombra contra el calor diurno, y para abrigo y reparo contra el aguacero y la lluvia.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 28 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 28



Es bueno soñar, pero no es bueno soñar tanto.
Que nunca despertemos del sueño; es bueno caminar en la vida, mirando a las estrellas, pero no es bueno que no nos fijemos dónde posamos los pies al caminar.
Es bueno fijarse en lontananza una meta hacia la cual nos dirijamos, pero no es bueno que nos despreocupemos de lo que sucede a nuestro alrededor.
Es bueno querer mejorar a todos, pero es mejor comenzar por mejorarse a sí mismo. Es bueno querer hacer obras de relieve, pero quizá sea mejor acariciar la cabecita de ese niño que todos los días encontramos en la puerta de nuestro negocio.
Es bueno pronunciar discursos o arengas ante multitudes, pero quizá debamos comenzar por hablar fugaces minutos con el cartero o el lechero, o con el lustrabotas que da brillo a nuestros zapatos.
“El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho” (Lc 16,10). En las cosas menores es donde se manifiesta al amor; las cosas pequeñas son las que se ofrecen a diario y en las que debes vivir tu amor al Señor.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ INICIO DE SEMANA!!!


domingo, 27 de noviembre de 2016

IMÁGENES DE ADVIENTO 2016








CALENDARIO DE ADVIENTO 2016





PAPA FRANCISCO: EL ADVIENTO NOS INVITA A DEJARNOS SORPRENDER POR EL SEÑOR


Papa Francisco: El Adviento nos invita a dejarnos sorprender por el Señor
Por Álvaro de Juana
Foto: Alexey Gotovsky




VATICANO, 27 Nov. 16 / 06:18 am (ACI).- El Ángelus desde la ventana del estudio pontificio estuvo marcado por el primer domingo del Adviento, algo que el Papa Francisco destacó al explicar que este tiempo de preparación para la Navidad es una invitación a dejarse sorprender por Dios y a no depender de "nuestras seguridades".

“En este tiempo de Adviento estamos llamados a alargar el horizonte de nuestro corazón, a dejarnos sorprender por la vida que se presenta cada día con sus novedades”, dijo el Papa.

[Puede leer: Con el Primer Domingo de Adviento inicia el Nuevo Año Litúrgico]

Para esto, dijo, se necesita “aprender a no depender de nuestras seguridades, de nuestros esquemas consolidados, porque el Señor viene en la hora en la que no imaginamos”. En definitiva, el Adviento “viene para introducirnos en una dimensión más bella y más grande”.


Francisco aseguró que el Señor hace “una invitación a la sobriedad, a no ser dominado por las cosas de este mundo, por las realidades materiales, sino más bien a gobernarlas”.

“Si, por el contrario, nos dejamos condicionar y dominar por ellas, no podemos percibir que hay algo mucho más importante: nuestro encuentro final con el Señor que viene por nosotros”.

El Santo Padre señaló ante miles de peregrinos en la Plaza de San Pedro que se trata de “una invitación a la vigilancia, porque no sabiendo cuando vendrá Él, se necesita estar siempre preparado para partir”.

“La página del Evangelio nos introduce en uno de los temas más sugerentes del tiempo de Adviento: la visita del Señor a la humanidad”, reconoció.

“La primera visita ocurrió con la Encarnación, el nacimiento de Jesús en la gruta de Belén; la segunda en el presente: el Señor nos visita continuamente, cada día, camina a nuestro lado y es una experiencia de consuelo; y al final será la última, que profesamos todos cada vez que recitamos el Credo: ‘Dios vendrá de nuevo en la gloria para juzgar a los vivos y a los muertos’”.


Francisco habló de la “venida de improviso del Señor”. “Siempre nos sorprende pensar en las horas que proceden una gran calamidad: todos hacen las cosas sin darse cuenta de que su vida está a punto de ponerse del revés”.

“El Evangelio no nos quiere dar miedo, sino abrir nuestro horizonte a otra dimensión, más grande, que por una parte relativiza las cosas de cada día pero al mismo tiempo las hace más preciosas, decisivas”, agregó.

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA, 27 NOVIEMBRE


Hoy 27 de noviembre es la Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa


 (ACI).- "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza", dijo la Virgen María a Santa Catalina Labouré un 27 de noviembre de 1830.

En la aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo color que cubría su cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies se posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente.

Sus manos, a la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban y alumbraban en toda dirección.


La Virgen miró a Santa Catalina y le dijo: “este globo que ves (a los pies) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.


El globo de oro que tenía la Virgen entre manos se desvaneció y sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz continuaban cayendo sobre el globo blanco de los pies.

De pronto apareció una forma ovalada en torno a la Virgen con una inscripción en el borde interior que decía: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti".

Las palabras formaban un semicírculo que iniciaba a la altura de la mano derecha, pasaba por arriba de la cabeza de María y terminaba a la altura de la mano izquierda. Es aquí donde la Virgen le pide a Catalina que acuñe una medalla según lo que está viendo.

La aparición dio media vuelta y en el reverso estaba una “M” con la cruz sobre una barra, la cual atravesaba la letra. Debajo estaban el corazón de Jesús, circuncidado con una corona de espinas, y el corazón de la Virgen María, traspasado por una espada. Alrededor había doce estrellas.


La manifestación se repitió hacia fines de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. En un principio la medalla era llamada “de la Inmaculada Concepción”, pero cuando se expandió la devoción y se produjeron muchos milagros, se le llamó “La Medalla Milagrosa”, como es conocida hasta nuestros días.



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