viernes, 29 de julio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 29 DE JULIO 2016 - MARTA, TE PREOCUPAS Y TE AGITAS POR MUCHAS COSAS



Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas
Tiempo Ordinario


Tiempo Ordinario. Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar. 


Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Oración introductoria
Jesús, yo quiero la mejor parte. Creo y espero en Ti y, porque te amo, quiero tener un diálogo contigo en esta oración, ¡ven a mi corazón! Con tu gracia podré dejar de lado todas las distracciones, preocupaciones e ideas que me pueden separar de Ti.

Petición
Jesús, guía mi mente y mi corazón para saber escoger siempre la mejor parte, que es la oración.

Meditación del Papa Francisco
¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)
 
Reflexión
Hoy tengo que terminar el trabajo de trigonometría, que es para mañana, también tengo que ir de compras con mi madre; luego ver mi programa favorito, más tarde salir con mi novia, la música está a todo volumen...

Nos preocupamos por muchas cosas, nos quejamos de que hay poco tiempo para aquello que nos gusta, pero no nos damos cuenta de que solo una cosa es necesaria, escuchar al Señor en nuestro interior.

El evangelio de hoy nos presenta a una mujer atareada con los quehaceres de la casa, metida en muchos problemas, sin importarle quién está dentro de ella. Se pierde la dicha de vivir unos momentos increíbles al lado del Maestro de las gentes, pero no se da cuenta de la importancia que tiene el escuchar.

Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar. Es necesario vivir más de cerca del evangelio. Con ello podemos ser hombres contemplativos y en el campo del apostolado hacer más y mejor, porque se cuenta con el apoyo de Cristo mismo.

Propósito
Ante la tentación de la actividad excesiva, no renunciar a mi tiempo de oración. No dejar la "mejor parte"

Diálogo con Cristo 
Jesús, cuántas veces he dejado a un lado mi oración para darle vuelo a mi imaginación: programando, planeando los grandes proyectos que podría llevar a cabo, pero olvidando que lo único que puede garantizar el éxito apostólico es que Tú seas la parte central de cualquier esfuerzo. Permite que nunca olvide que mi misión proviene de tu inspiración, que inicia y se sostiene sólo con tu gracia, que desde el principio y hasta el final todo debe ser por Ti y para Ti.

SALMO 33, BENDIGO AL SEÑOR EN TODO MOMENTO


Salmo 33

R/. Bendigo al Señor en todo momento



Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca; 
mi alma se gloría en el Señor: 
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, 
ensalcemos juntos su nombre. 
Yo consulté al Señor, y me respondió, 
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, 
vuestro rostro no se avergonzará. 
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha 
y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa 
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, 
dichoso el que se acoge a él. R/.

Todos sus santos, temed al Señor, 
porque nada les falta a los que le temen; 
los ricos empobrecen y pasan hambre, 
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

TESTIMONIO DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA


Testimonio de la Madre Teresa de Calcuta


Un hombre vino a nuestra ‘Casa del Moribundo’ cuando acabábamos de traer a un enfermo recogido en la calle. Lo habíamos recogido de una alcantarilla, y estaba cubierto de gusanos. Sin saberse observada, una hermana acudió a atender al enfermo. Aquel hombre se quedó mirando a la hermana: con qué delicadeza lo trataba, lo lavaba, le sonreía. En fin, todos los detalles. Aquel hombre, tras observar el espectáculo sin perderse un detalle, se dirigió a mí para decirme:

 “Vine aquí sin Dios, con el corazón lleno de odio.

 Vine aquí... (y añadió todos los adjetivos que logró encontrar para calificar su estado de ánimo anterior). Ahora me voy lleno de Dios. He visto el amor de Dios en acción. A través de las manos de esa hermana, a través de su expresión, de su ternura tan llena de amor hacia aquel pobre infeliz, he visto descender el amor de Dios a aquel hombre por medio de la hermana. Ahora creo”.

¡Qué lindo si nuestros actos comunes de la vida de todos los días fueran capaces de ayudar a algún ateo a recobrar la fe!

TERRORISTA DEPRESIVO


Terrorista depresivo


La paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y sentimientos negativos que confunden y agitan de tal modo que turban el corazón y dañan la salud. Hombres sabios que sondearon su interior con la luz del Espíritu Santo los han especificado: insatisfacción, ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento, impaciencia…

El médico después de haber revisado minuciosamente a un joven alto y robusto, de piel bronceada y poderosa voz, le dijo: —Usted, joven, sólo tiene una depresión nerviosa, pero debe cuidarse. ¿Qué profesión tiene? El vigoroso joven con estentórea voz exclamó: —¡Terrorista! Sin inmutarse en lo más mínimo, el médico le contestó: —¡Muy bien! Nada de bombas, por lo menos en tres meses.

Un pensador, que conocía bien la naturaleza humana escribió: “La espada del resentimiento antes de tocar a la persona a la cual se odia, atraviesa a quien guarda rencor”.  Esto es precisamente lo que le afectaba al joven terrorista. “Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien”, (Martin King). El amor es lo primero.


* Enviado por el P. Natalio

ME CONFESÉ... Y AHORA QUE HAGO?

Me confesé... ¿y ahora que hago?
Luego de la confesión viene lo más difícil, la lucha contra ti mismo, la constancia de permanecer en el amor de Jesús



Por: Abraham Soto | Fuente: Católicos con Acción 




 “Tus pecados son perdonados. Vete y no peques más”
Dijo el sacerdote a José, un joven que decidió luego de muchos meses de guardar su pecado por temor a qué le diría el sacerdote al confesar las faltas que había cometido.
José salió del confesionario y fue con mucha devoción a la Capilla del Santísimo a cumplir su penitencia. 5 Padre Nuestro y 5 Ave María. Estaba muy arrepentido y le pedía a Dios que le ayudara a no volver a caer en el mismo pecado que lo había alejado de su gracia.
Finalmente José se dijo: Bueno, por fin me confesé… ¿Y ahora qué hago para no volver a pecar?
Así como José hay muchas personas que no se confiesan porque no tienen tiempo, porque les da igual, porque le tienen miedo al sacerdote, porque ya se acostumbraron, porque nunca encuentran al padre en la parroquia, porque les conviene vivir así aunque sepan que es pecado, en fin tantas razones y excusas.


El primer paso es reconocer el pecado y su daño y el segundo es tener la valentía de confesarlo con un sacerdote que se convierte en el mismo Jesús que te espera para darte su amor y perdonarte.
Luego de la confesión viene lo más difícil, la lucha contra ti mismo, la constancia de permanecer en el amor de Jesús al no cometer nuevamente el pecado. El enemigo es fuerte y te presenta las tentaciones en la casa, en la universidad, en el trabajo, en el parque, en el cine, en la propia Iglesia.
Si tu pecado es criticar: muérdete la lengua y piensa antes de hablar. Pregúntate si lo que estás diciendo es cierto y te consta. Si es así trata de contribuir en la solución del problema de la otra persona, ora y actúa. Aconséjalo, enséñale, acércate y dale una mano.
Si tu pecado son las drogas: recuerda la vez que compraste una manzana y te salió podrida por dentro. Por fuera se veía con buen color pero por dentro estaba podrida y dañada. Así se vuelve tu cuerpo cuando fumas o consumes drogas o bebidas alcohólicas. Aléjate de los lobos que se dicen llamar tus “amigos”. Un amigo no te exprime, ni busca dañarte, tampoco te conduce al pantano oscuro y deprimente que te lleva poco a poco a la muerte. Piensa en tu familia, en tu pareja, en tus hijos. ¿Cuánto sufrirán al verte en un hospital o en camino a la muerte?
Si tu pecado es el sexo: toma un trozo de cinta adhesiva y ponla una y otra vez en la palma de tu mano, verás que luego de muchos “pega y quita” pierde el pegamento y finalmente no sirve para nada. Haz la prueba y verás. Así nos pasa cuando tenemos sexo con una y otra persona, a veces sin conocerla; nuestro valor se pierde y luego seremos desechados. Te propongo la castidad como un medio de valentía y compromiso con Dios y con tu futura esposa o esposo, que si bien no lo conoces ahora, pero pronto estará agradecido porque le fuiste fiel sin conocerla/o. Es muy difícil, pero no imposible lograr. Caerás, pero te levantarás y hoy sí para no volver a caer jamás.
No olvides que tienes muchas armas para ser constante y perseverar hasta el final. Asiste a Misa, reza el Santo Rosario, la Coronilla a la Divina Misericordia y muy fundamental; confiésate a menudo para que eso te asegure la cercanía y paz con Dios.
Si tienes temor y no te animas a confesarte, pídele un poco de valentía a la Virgen María, ella te dará el valor y acompañará en el confesionario. Recuerda que el sacerdote inicia la confesión diciendo: “Ave María Purísima…”.
Y no lo olvides:
“Tus pecados son perdonados. -Vete y no peques más-“.

JUSTOS ENTRE LAS NACIONES: HÉROES QUE DIERON HASTA LA VIDA POR SALVAR A JUDÍOS DE NAZIS


Justos entre las naciones: Héroes que dieron hasta la vida por salvar a judíos de nazis
Por Eduardo Berdejo




CRACOVIA, 29 Jul. 16 /  (ACI).- Este viernes el Papa Francisco tuvo un breve encuentro con representantes de personas reconocidas como “Justos entre las naciones”, los no judíos y extranjeros que no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar a los judíos del exterminio nazi. Historias de heroísmo y sacrificio entre las que destacan el testimonio de una congregación religiosa y un matrimonio mártir en proceso de beatificación.

Francisco tuvo este encuentro en Birkenau (conocido como Auschwitz II), luego de haber rezado en silencio frente al “muro de la muerte” y la celda donde murió San Maximiliano Kolbe; en Auschwitz I.

En el sector de Birkenau los nazis instalaron 4 crematorios con cámaras de gas que podían recibir hasta 2.500 presos por turno.

Heroísmo de las religiosas franciscanas

Entre las personas a las que el Pontífice pudo saludar está la hermana Janina Kierstan, Madre General de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, en representación de su congregación que salvó en Polonia a cerca de 500 niños judíos, muchos de ellos gracias a la acción de la Madre Matylda Getter.


La historia cuenta que en 1942, Malgosia Mirska y su hermana menor Irena llegaron al convento en Varsovia para encontrar refugio. “A medida que cruzaba la puerta, era consciente de mi dilema: era una cuestión de vida o muerte”, recordó. “La Madre Superiora, Matylda Getter, nos miró y dijo: ‘sí’. Ella nos recibió. Tuve la impresión de que los cielos se abrían ante mí”.  

Eran miles los niños judíos que enfrentaban el mismo dilema, y las religiosas espontáneamente trabajaron para salvarlos, siempre bajo la dirección de la Superiora General, Ludwiga Lisówna (1874-1944) en Lviv, y la Madre Matylda (1870-1968) —conocida como “Mamá”—, en Varsovia. Irena Sendlerowa cuenta que la Madre Getter le aseguró que cada niño rescatado del gueto sería aceptado.

También hubo jóvenes rescatadas por la religiosa. Una chica de nombre Mary contó que llegó al convento en 1943. “La policía estaba tras mis pasos y no podía regresar a mi apartamento, era una judía y no sabía a dónde ir (…). Las hermanas me encontraron un trabajo y he visto con mis ojos que muchos judíos llegaron al convento, especialmente un gran número de niños”.

Las religiosas trabajaron junto con sacerdotes, consulados, laicos y otras congregaciones religiosas en toda Polonia. Solo esta congregación salvó más de 500 niños y jóvenes y cerca de 250 ancianos.

En 1985 la Madre Getter fue reconocida como “Justa entre las naciones”.

Un matrimonio camino a los altares

Otra de las personas que encontró Francisco fueron el Rabino de Polonia, Michael Schudrich y el P. Stanislaw Ruszala. El sacerdote asistió en recuerdo de los esposos Józef y Wiktoria Ulma, así como sus siete pequeños hijos asesinados por los nazis por haber salvado a los judíos.

Józef y Wiktoria Ulma vivían en el pueblo de Markowa, junto a otros 4.500 habitantes. Durante la ocupación alemana, muy probablemente a finales de 1942, pese a la pobreza y el riesgo, los esposos refugiaron a ocho judíos: Saul Goldman y sus cuatro hijos; así como a dos hijas y una nieta de Chaim Goldman de Markowa.

Sin embargo, probablemente fueron denunciados por esconder judíos y el 24 de marzo de 1944, por la mañana, cinco gendarmes alemanes y otros policías comandados por el teniente Eilert Dieken llegaron a la casa del matrimonio.

Primero dispararon a los judíos y luego a Józef y Wiktoria (que estaba en el séptimo mes de embarazo). Después Dieken mató a los niños. En pocos minutos murieron diecisiete personas, incluyendo el bebé que Wiktoria comenzó a dar a luz en el momento de la ejecución.

En 1995, Wiktoria y Józef Ulma fueron reconocidos "Justo entre las Naciones". En 2003 se inició su proceso de beatificación y actualmente se encuentra en el Vaticano.

Así como estos dos casos, muchos otros se dieron durante los años de ocupación nazi, protagonizados por congregaciones, obispos, sacerdotes, laicos, usando diversos medios, incluyendo la expedición de “certificados de bautizo” para ocultar la condición judía de los perseguidos.

El Papa Francisco reza en la celda de San Maximiliano Kolbe



El Papa visita “celda del hambre” donde murió San Maximiliano Kolbe




CRACOVIA, 29 Jul. 16 /  (ACI).- Durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz, en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia, el Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941.

En el oscuro recinto, en cuyas paredes hay una placa recordatoria y un grabado de las víctimas con tres cirios al centro, el Santo Padre se sentó y oró solo y en silencio por cerca de seis minutos.

San Maximiliano Kolbe

San Maximiliano Kolbe, nacido en el poblado polaco de Zdunska Wola, fue un sacerdote franciscano conventual. Invadida Polonia por los alemanes durante la II Guerra Mundial, él fue uno de los pocos que no abandonó el monasterio, convirtiéndolo en refugio de 3.000 refugiados polacos, entre ellos 2.000 judíos.


El sacerdote se negó además a firmar la Deutsche Volksliste (“Lista de alemanes”), que le hubiera reconocido derechos de ciudadano alemán, debido a sus ancestros germanos.

Los nazis cerraron el monasterio el 17 de febrero de 1941 y la Gestapo, la policía secreta alemana, llevó arrestados a San Maximiliano y a cuatro más. El 28 de mayo de ese año, el P. Kolbe fue transferido a Auschwitz.

En el campo de concentración, San Maximiliano continuó realizando su ministerio sacerdotal, a pesar del acoso y el maltrato de sus carceleros.

A finales de julio de ese año, tres prisioneros escaparon del campo de concentración. Para fomentar el temor entre los demás reos, los nazis decidieron encerrar hasta la muerte en la “celda del hambre” –conocida también como el “búnker” – a diez personas.

San Maximiliano Kolbe se ofreció voluntariamente a tomar el lugar de uno de los condenados, Franciszek Gajowniczek, un sargento y padre de familia polaco.

En esa celda, el sacerdote siguió alentando en la fe a sus compañeros, con oraciones y cantos, por lo que un testigo que trabajaba como conserje, relató que “tenía la impresión de que estaba en una iglesia”.


Tras dos semanas, solo San Maximiliano seguía con vida. Necesitando la celda para otros reos, los nazis decidieron acabar con la vida del sacerdote inyectándole ácido carbólico en la vena.

La Iglesia reconoció el martirio de San Maximiliano Kolbe, y fue beatificado en 1971, por Pablo VI, y canonizado en 1982, por San Juan Pablo II.

EL CONSEJO DE CRISTO A MARTA



El consejo de Cristo a Marta
Cristo le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas.


Por: P. Juan J. Ferrán, L.C. | Fuente: Catholic.net 




¿Cuál es el sentido de la vida humana?

Es ésta una pregunta que todos nos hacemos cuando vemos que no podemos lograr todo lo que queremos, cuando vemos que muere una persona en el inicio mismo de su vida, cuando contemplamos el sufrimiento de tantos seres humanos por culpa del egoísmo de los hombres, cuando vemos la desesperación de tantas personas ante el sufrimiento propio o de un ser querido. Y la realidad es que no podemos aceptar que todo se reduzca a nacer, vivir si es que se puede llamar vivir a muchas vidas, para terminar en la nada. El ser humano debe tener un fin más allá de las cosas que hace o que ve.

Marta representa para nosotros una forma de vivir. Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Impresiona el cariño de Jesús por aquella mujer que se desvivía por atenderle y procurarle bienestar. El hecho de repetir dos veces su nombre es señal de cariño, de ternura y de reconocimiento a su labor. Pero Jesús quiere prevenirla contra un gran escollo de la vida: el vivir sin más, el irse tragando los días sin ver en el horizonte, el hacer muchas cosas, pero no preocuparse de lo más importante.

Marta es el símbolo de una humanidad que ha dado prioridad al hacer o al tener sobre el ser, a la eficacia sobre lo importante, a la inmanencia sobre la trascendencia. Marta somos cada uno de nosotros cuando en el día al día decimos: "no tengo tiempo para rezar, no tengo tiempo para formarme, no tengo tiempo para pensar, no tengo tiempo para Dios". Basta asomarse a la calle y a las casas para ver cuánto se hace, cómo se corre, cómo se vive. Pareciera que estamos construyendo la ciudad terrena o que hubiera que terminar cada día algo que mañana hay que volver a empezar.

El consejo de Cristo a Marta, santa después al fin y al cabo, está lleno de afecto, de afecto del bueno. La invita a tomarse la vida de otra forma, a respirar, a vivir serenamente, a preocuparse más de las cosas del espíritu. Ahí va a encontrar la paz y la tranquilidad. Le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas.

Sin duda, Marta aprendió aquella lección y, sin dejar de ser la mujer activa y dinámica que era, en adelante su corazón se aficionó más a lo verdaderamente importante. Marta, por medio de Cristo, había comprendido que la vida tiene un sentido, que el fin del hombre está por encima de las cosas cotidianas.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, JULIO 29


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 29



No todos los días te levantas con el espíritu alegre y despreocupado; algunas veces ya desde la mañanita te persigue el recuerdo de una adversidad que estás enfrentando hace tiempo.
Hace trecientos años un prisionero grabó en la pared de su prisión esta frase, con la que pretendía conservar en alto su estado de ánimo: “No es la adversidad la que mata, sino la impaciencia con que soportamos la adversidad”

Es verdad; impacientándote en las adversidades, nada arreglarás; más bien lo echarás todo a perder o agravarás la situación; no es, pues, un remedio la impaciencia o la ira.

Si a este consejo de orden meramente natural y psicológico sabes añadir otro de orden superior, del orden de la fe, como es el reconocer que Dios te ha permitido esa adversidad para que seas capaz de mostrar tu valer, tu fidelidad, tu capacidad de amar, entonces la adversidad será llevada por ti no sólo con paciencia y resignación, sino aun con cierta alegría por saberte fiel.

“La iglesia está fortalecida con la virtud del Señor Resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor final de los tiempos” (LG 8).


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS

jueves, 28 de julio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 28 DE JULIO 2016 - SEPARARÁN LOS PECES MALOS DE ENTRE LOS BUENOS


Separarán los peces malos de entre los buenos
Parábolas

Mateo 13, 47-53. Tiempo Ordinario. Que nuestra red se encuentre llena de buenas obras. Eso depende de cada uno. 


Por: P. Clemente González | Fuente: es.catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 13, 47-53
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y a los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto? Ellos contestaron: Sí. Él les dijo: Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un Padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Oración introductoria
Dios mío, creo en tu poder. Sé que Tú eres el Señor de la historia. Gracias por recordarme que al final sólo contará lo que haya hecho por amor a Ti y a mis hermanos. Ilumina mi oración, te la ofrezco junto con mi vida, toma el control para que sepa pedirte aquello que me conviene.

Petición
Jesús, con frecuencia me olvido de ponerte en el primer lugar, ayúdame a crecer en el amor para que Tú seas siempre el centro de mi vida.
Meditación
Jesús habla del Reino como de un tesoro escondido, y quien lo encuentra se llena de tanta alegría que vende todo lo que tiene y compra el campo para disfrutar de él toda su vida.
Pero si uno quiere encontrar el Reino tiene que buscarlo con decisión y esfuerzo, hasta el punto de “vender todo lo que uno posee”, es decir, dejar de lado todo lo demás para dedicarse a valorar y entender el Reino de Dios, el Reino que nos trae paz, amor, justicia y libertad.
Alcanzarlo es tanto una gracia de Dios como una responsabilidad humana. Contemplando la inefable hermosura del Reino nos damos cuenta de la insignificancia e imperfección de los esfuerzos que hacemos por encontrarlo, esfuerzos que a veces quedan invalidados por el pecado, las malas intenciones, la violencia y la falta de perdón, ataduras que nos mantienen esclavizados. Pero hay que tener confianza, porque lo que parece imposible para el hombre es posible para Dios.
Lo que nos propone el Señor es bien claro: el que descubre el valor absoluto del Reino debe renunciar a todo lo demás para poseerlo. El que descubre el Reino se llena de felicidad, pero a la vez reconoce que se le exige bastante: despojarse de todo lo que lo mantiene anclado en la tierra.


Así, pues, el obedecer la Palabra de Jesús y tener acceso al misterio del Reino de Dios no es sólo una experiencia de privación y paciente tenacidad, como lo sugerían las parábolas del sembrador y la cizaña; es también una experiencia de fe y amor, de una alegría tan completa y profunda que lo demás pierde valor y atractivo, sobre todo aquello que es importante para el mundo.
San Pablo dice que Cristo habita en nuestros corazones por medio de la fe (v. Efesios 3, 17) y que en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento (v. Colosenses 2, 3), y así caemos en cuenta que todos esos tesoros están también depositados en el corazón del creyente. Así, pues, busquemos el tesoro del Reino, no en las turbias y contaminadas corrientes del mundo, sino en la diáfana presencia de Cristo, que habita en el corazón de sus fieles por medio del Espíritu Santo.
“Amado Señor, perdóname por la infidelidad de poner más oído a los razonamientos del mundo que a tu Palabra. Ayúdame a buscar tu luz en mi propio corazón y mi conciencia.”
(Meditación tomada de  http://la-palabra.com)

Reflexión
Ni es bueno ser un rancio anquilosado en lo antiguo, ni ser una veleta que se deja llevar por la última moda. Como el dueño de la casa, de quien Cristo nos habla, debemos sacar de las arcas lo nuevo y lo viejo. Para ello se requiere la virtud humana y cristiana del discernimiento. Es decir, la persona sabia es la que, de lo antiguo, sabe quedarse con lo bueno y, de lo actual, escoge nada más aquello que es bueno.

Dos pasos se deben dar. Si es antiguo o si es nuevo no es el criterio de elección, sino el distinguir lo bueno de lo malo, como el pescador que distingue el buen pescado de aquel que no reúne las cualidades para ser vendido. Pero no es suficiente hacer la distinción. Una vez que se sabe qué es lo bueno debemos optar por ello desechando lo malo. Como el pescador que habiendo diferenciado los peces, separa los malos de los buenos para que estos no queden contagiados por aquellos.

Por otro lado, nuestra mayor garantía es saber que Jesucristo es un pescador experimentado. Y por ello, cuando nos presentemos ante Él, sabrá valorar nuestras buenas obras e invitarnos a su Reino. Pero también puede ocurrir lo contrario... Eso depende de cada uno.

Propósito
Hacer diariamente un examen de conciencia para pedir perdón por las injusticias cometidas, y la gracia de no volver a caer.

Diálogo con Cristo
Padre, Tú nunca te equivocas y permites que todo lo que suceda en mi entorno sea ocasión para crecer en amor. Nada es casualidad, todo tiene un propósito, por ello necesito estar alerta, para saber discernir el porqué y, sobre todo, el para qué de lo que sucede. Gracias por recordarme en esta oración que debo permanecer siempre en esa actitud de vigilancia, porque no quiero fallar en el amor.

SALMO 145, DICHOSO A QUIEN AUXILIA EL DIOS DE JACOB


Salmo 145

R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R/.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R/.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R/.

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO PARA COLOREAR









CONFIARÉ Y NO TEMERÉ


Confiaré y no temeré


Cuando al iniciar el día te sientas cansado, puedes orar con las palabras de Isaías 12, 1-6, sintetizadas y ordenadas abajo en el esquema de responsorio. Te dispondrán a afrontar la actividad diaria con fortaleza y confianza en el Señor, que nos regala salud, vida y vigor. Confiar en Dios es adherirse y apoyarse firmemente en él, de quien dimana la fortaleza interior.

V. El Señor es mi fuerza y mi energía. Él es mi salvación.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía. Él es mi salvación.

V. Confiaré y no temeré.
R. Él es mi salvación.

R. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
V. El Señor es mi fuerza y mi energía. Él es mi salvación.

La fortaleza interior te capacita para soportar contrariedades y cansancios. Te permite perseverar en tus buenos propósitos cuando se vuelven difíciles. También te ayuda a superar la pereza, la flojera o la desgana cuando no sientes deseos de emprender algún proyecto o de realizar una acción buena. La oración anterior despertará tus energías dormidas.

* Enviado por el P. Natalio

INVITACIÓN ESPECIAL


Invitación especial



La experiencia y la Palabra de Dios nos aseguran que vivimos en medio de influencias tanto negativas como positivas. Existe el instigador al mal, existen los que se dejan poseer por el odio y la perversidad. Y estas malas ondas vibran a nuestro alrededor y nos quieren envolver en sus redes. Pero hay una fuerza poderosa que te protege: la oración humilde y el sacrificio.

“¡Queridos hijos! Hoy, de una manera especial, los invito a la oración y a la renuncia. Porque ahora, como nunca antes, Satanás quiere seducir a la mayor cantidad posible de personas y llevarlas por el camino de la muerte y el pecado. Por tanto, queridos hijos, ayuden a mi Corazón Inmaculado a triunfar en este mundo tan pecador. Yo les imploro a todos ustedes que ofrezcan oraciones y sacrificios por mis intenciones, para que pueda presentárselos a Dios por lo que sea más necesario. Olviden sus deseos, queridos hijos, y oren por lo que Dios desea, no por lo que ustedes desean. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Suavemente la Reina de la Paz nos pide llevemos a nuestra vida lo que dijo Jesús: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. La vida de cada día con sus exigencias y responsabilidades te ofrece ocasiones de ofrecer sacrificios y renuncias por las intenciones de nuestra querida Madre del Cielo. Ayúdala.

* Enviado por el P. Natalio

CÓMO TOCAR EL CORAZÓN DE DIOS CON LA ORACIÓN


Cómo tocar el corazón de Dios con la oración
La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe.


Por: P. Guillermo Serra, LC | Fuente: Catholic.net 




La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe. La oración llena de fe es "la debilidad" de Dios y la fuerza del hombre. Jesús no se resiste a hacer milagros cuando percibe una gran fe. No basta con tocar a Jesús, sino tocarlo con fe y experimentar cómo muchas virtudes, gracias, salen de Él para curar nuestro corazón y cuerpo.

"Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen». Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí». Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz". (Lucas 8,43-48)

Nuestra propia enfermedad debe ser presentada con fe y esperanza

La mujer hemorroisa sufría desde hacía 12 años esta enfermedad. No había encontrado remedio, se había gastado todo en doctores. Sólo le quedaba una esperanza, ese Jesús del que toda la gente hablaba. Debido a su enfermedad era impura y todo lo que tocase automáticamente se convertía en impuro. Vivía en una soledad total, separada de la sociedad, de su familia, 12 años queriendo "volver a vivir". Esta soledad, necesidad de vivir, de ser alguien, hizo que sin temor se acercase a Jesús. Percibía en Él alguien que podría devolverle la vida, que podría dar sentido a esta enfermedad y poder ser curada.

En la oración nos presentamos también enfermos, débiles, con temores, resistencias, profundas heridas que todavía sangran. Con facilidad buscamos en el mundo diversos “doctores” que nos puedan curar, distracciones, pasatiempos que en el fondo nos dejan igual y nos vamos desgastando. En la oración nos presentamos conscientes de esta debilidad, pero a la vez llenos de fe porque estamos ante el único que nos puede curar de raíz, el que puede devolvernos la vida, dar un sentido profundo y nuevo a nuestra existencia, a nuestra soledad. Este acto de fe y confianza son los pasos necesarios para llegar hasta el Maestro: "Creo en ti Señor, espero en tu amor, confío en ti, quiero amarte para vivir". Presentamos nuestra vida ante Él, nuestra debilidad, enfermedad, con fe y confianza para que Él nos cure.

Acercarse a Jesús con humildad, con la mirada siempre fija en su Amor y ternura

Con gran fe, se acercó a Jesús por detrás, y con delicadeza, consciente de su impureza, se atrevió a tocarle con fe la orla de su manto.

Cuando hay fe y amor, la oración se convierte en un buscar el bien de la otra Persona: acogerle, cuidarlo, amarlo. Esto es lo que hace la hemorroisa. No piensa en sí misma. No quiere "molestar" al Señor: con humildad se acerca por detrás y busca tocar tan sólo el borde de su manto. Esto sería suficiente. La fe no busca evidencia, no quiere tocar a toda costa, palpar como lo hizo Santo Tomás. Basta con un detalle, un gesto cercano y tierno. Es un decirle a Jesús: "no te quiero molestar, sé que me amas y con tocarte el borde del manto, te darás cuenta que te necesito, que estoy aquí, que te amo y que quiero poderte abrazar… pero soy impura, mi alma es impura, necesito que tu amor me purifique y me haga digna de Ti".

Así la hemorroisa buscando el bien de Jesús, el no "hacerle" impuro, logra su propio bien. La oración es buscar al otro para encontrarse con el otro. Es dejarse encontrar buscando. Es rozar su Corazón para encontrase dentro de él.

La fe mueve el Corazón de Jesús y fija su mirada en la humildad

La mujer queda curada al instante. Jesús no espera a que la mujer le diga qué necesita. Así es el Buen Pastor, conoce a sus ovejas, nos conoce y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos. Por eso, muchas veces la oración es ponerse en su presencia, quizás experimentando un silencio que no es indiferencia por parte de Jesús, sino un querer expresar ternura, contemplar a su creatura tan amada y admirarla con amor.

Jesús estaba siendo oprimido por la multitud, sin embargo, sintió que una virtud salía de Él y gritó: « ¿Quién me ha tocado? » Los discípulos, asombrados, no entienden esta pregunta. Decenas de personas están agolpadas, se empujan y estrujan a Jesús y sólo una "le ha tocado", aquella que apenas ha rozado el borde de su manto.

Aquí Jesús nos dice con claridad que tocarle es amarle, es tener la humildad de confiar en Él, de tratarle con ternura y fe. De acercarse a Él como un niño a su Padre y estar, sí, estar junto a Él. Muchos estaban más cerca que la mujer, pero no tenían fe, era quizás más bien curiosidad, rutina.

La oración nunca puede ser curiosidad o rutina. No es una actividad para llenarme de ideas o repetir fórmulas aprendidas de memoria. Esto sería como empujar y estrujar a Jesús, como aquel grupo que lo seguía. No, esta mujer nos enseña que para tocar a Jesús hay que tener fe, hay que acudir con confianza, presentarse con humildad y tener ternura hacia Dios. ¡Ah!, y sobre todo, hay que dejarse querer por el Maestro que nos conoce, nos espera y al instante nos abraza con amor.

Queremos tocarte Jesús. Ayúdanos Señor a tocarte con fe.

MARÍA SIGUE TOCANDO LA PUERTA EN LOS CORAZONES DE TODOS

María sigue tocando la puerta en los corazones de todos”
La Virgen, a lo largo de la historia de la humanidad ha tenido una presencia muy especial. Necesitamos una mamá, una mujer, que con más ternura, con más cariño, con más misericordia, acoja y acompañe los momentos difíciles.


Por: Cardenal Cipriani | Fuente: Arzobispado de Lima Lima 




“María sigue tocando la puerta en los corazones de todos”

En el programa “Diálogo de Fe” del sábado 16 de julio del 2016, el Cardenal Juan Luis Cipriani resaltó la importancia de nuestra Madre María al celebrarse la festividad de la Vírgen del Carmen.

“La Virgen, a lo largo de la historia de la humanidad ha tenido una presencia muy especial. Necesitamos una mamá, una mujer, que con más ternura, con más cariño, con más misericordia, acoja y acompañe los momentos difíciles. Necesitamos esa mamá y esa mujer que se encarga en la Virgen María”.

“Me pregunto, ¿y no será que ahora nosotros a veces nos olvidamos un poquito de ella? El que sea madre es una buena característica de una mujer, el que sea madre te ayuda a tener un mayor respeto, comprensión y cariño. (…) En estos tiempos, María sigue tocando la puerta en los corazones de todos, en los hogares, en los hospitales, en los enfermos, pero me parece que la gente está acostumbrándose a que la mamá es una idea y no la buscan”.

“La presencia de esa madre, María”

Luego, se refirió al valor de la presencia de la Virgen María reflejada en cada mamá:

“Por qué no intentamos tener más presencia de esa madre, María, en la oración, en la conversación. Pedirle a ella por nuestros hijos, hijas, padres, familia. Pero, ¿tú crees que eso es útil hoy? No solamente es útil, es vital para salir de este huayco. Esta semana hemos tenido esta triste noticia de Niza (Francia) y en otras semanas otras, y aquí mismo en el país”.

“Cuando uno tiene a su mamá delante, uno deja fuera insultos, deja fuera peleas, por respeto a la mamá. Y si uno es buen hijo tiene detalles de especial cariño. Si a la Virgen María la tenemos más presente en nuestra realidad, cómo voy a actuar de esa manera si está la Virgen. No es un freno represivo, es una realidad”.

“Que no se elimine la cultura de la familia”

Asimismo, reflexionando sobre las palabras del Santo Padre, el Papa Francisco en su mensaje en su visita a Cuba, pidió a los jóvenes desconectarse de esa inmediatez de las redes sociales y acercarse a su familia:

“Este juventud digital tiene cosas muy positivas, pero definitivamente se está empobreciendo en su capacidad de relacionarse. Estamos con lo inmediatista, ese vivir tan efímero, lo que pasa no deja huella. ¿Qué pasa en tu capacidad de analizar posibilidades de estudio, acercarte a Dios para rezar, pensar si tu mamá te necesita, hacer deporte, visitar a un amigo enfermo o leer un libro? Desconéctate de ese inmediatismo del whatsapp, del twitter y del Facebook”.

“El Papa habla de esas familias donde no hay relaciones, no hay cambio de ideas. Todo eso arranca del primer cambio de ideas, ¿le hablas a Dios, a la Virgen? ¿Les pides por aquel hijo, aquel enfermo? ¿Hay comunicación o no crees? Yo pienso que es una gran crisis de un mundo que no es capaz de hacer al hombre feliz”.

“Hay que iluminar la imagen de la mujer madre”

Finalmente, reconoció el aporte que tienen las madres en la sociedad y pidió que se le dé el lugar que realmente merecen:

“Hay que iluminar la imagen de la mujer madre. Hay un ataque subliminal a la mujer. Te dicen que la están cuidando y hay que respetarla, pero la están atacando más que nunca. No le están dando el lugar que tiene. La mujer tiene carácter, genio, dulzura, elegancia y atracción femenino; es todo un aporte a la sociedad que cuando falta, le falta ese sabor al ambiente”.

“Esa ideología de género hace mucho daño. No reconoce que haya ni mujeres ni hombres, hay géneros. No pues, hay hombres y hay mujeres, hay masculinidad y feminidad, y todo eso, maravillosamente, se complementa. Hoy más que nunca creo que hombres y mujeres necesitan la presencia de María”.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, JULIO 28


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 28


Cuando vas por la calle te topas con infinidad de gentes de toda clase y condición que revelan en su rostro distintas disposiciones anímicas.

Van unos con rostro sonriente, lleno de felicidad; les ha salido bien el negocio, han tenido suerte en una empresa, recibieron una grata noticia, se encontraron con alguien a quien aprecian…
Otros denotan preocupación: tienen problemas familiares que los acosan, situaciones económicas oprimentes, disgustos con los amigos, inseguridad en su trabajo.

Otros pareciera que van mirando hacia delante y hacia las alturas: tienen proyectos, ideas, planes que desean realizar; y eso les da fuerza y optimismo.

Solamente es digno de compasión aquel que “se aburre”, que no hace nada ni tiene planes de hacer algo; aquel que no tiene vitalidad, que no halla objetivo a su existir, para el que la vida carece de sal. Eso es triste. Mírate al espejo y dime cómo te ves.
“En la Iglesia por la fe somos instruidos también acerca del sentido de nuestra vida temporal, mientras que con la esperanza de los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre nos encomendó en el mundo y labramos nuestra salvación” (LG 48)


* P. Alfonso Milagro

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