miércoles, 15 de junio de 2016

TRES CLAVES PARA ENTENDER EL ROL DE LA FE EN LA PELÍCULA EL CONJURO 2

3 claves para entender el rol de la fe en "El Conjuro 2"

Por Diego López Marin








REDACCIÓN CENTRAL, 14 Jun. 16 / 04:09 pm (ACI).- Recientemente se estrenó El Conjuro 2, uno de los filmes de terror más esperados del año, que se basa en un polémico caso real de actividad paranormal en una casa del distrito de Enfield en Londres, Inglaterra, a finales de los años '70s.
La película intenta repetir el éxito de taquilla de su primera parte "El Conjuro" (2013) y vuelve a presentar a los actores Vera Farmiga y Patrick Wilson, como Lorraine y Ed Warren, una pareja de esposos investigadores católicos que esta vez tratan de ayudar a una madre soltera que vive con sus 4 hijos en una casa infestada por demonios.
La película es nuevamente dirigida por James Wan y se inspira en archivos de casos investigados por los Warren.
La campaña publicitaria sobre la película se esfuerza en presentarla como casi histórica y ha causado mucha expectativa entre el público joven por recurrir a la fe. Compartimos tres claves para evitar confusiones sobre este filme:
1. El filme contiene elementos ficticios y reales
Si bien hay partes de la película que son reales, es importante tener cuidado. Desde Hollywood se suele generar sensacionalismo en torno a historias de este tipo y con frecuencia los malos espíritus o demonios son caracterizados como "fascinantes" o “geniales”, esto lleva a muchos a olvidar que lo oculto también puede ser peligroso.
Los casos de posesión demoníaca son inusuales pero cuando ocurren requieren un exorcismo formal que solo puede ser realizado por un obispo o sacerdote autorizado. Los laicos no pueden realizar exorcismos en la Iglesia Católica.
Si bien los casos de posesión son poco frecuentes, los exorcismos no suelen realizarse de forma instantánea como se muestra en la película. Por lo general, el exorcismo es un proceso largo que implica que el poseído ore y ayune.
Para evitar posesiones, los católicos deben acudir constantemente a lossacramentos, orar regularmente y permanecer unidos a Dios.
Un dato curioso es que durante la filmación de la primera cinta, los cineastas aseguran haber vivido hechos extraños y decidieron acudir a un sacerdote amigo de uno de los investigadores para que bendiga al elenco y las locaciones.
2. No es una película cristiana pero plantea una batalla existencial entre el bien y el mal
Si algo se puede rescatar del filme es que debido a la popularidad del género de terror, “El Conjuro 2” es una oportunidad para hablar sobre la realidad del bien y del mal, de la fe y de Dios.
Según el crítico de cine Carl Kozlowski, “la capacidad de estas películas para llegar a un público de terror que normalmente se abstiene de todo lo religioso la hace una de las películas más valiosas de Hollywood en estos días”.
En una columna de opinión publicada en Catholic News Agency, Kozlowski considera que "más allá del factor de impacto habitual en este tipo de películas de posesión demoníaca", los realizadores "plantearon una batalla existencial centrada alrededor del bien contra el mal”.
“La idea detrás de todo esto es que cuando la gente buena no hace nada, Satanás prevalece. Para Ed y Lorraine la fe era su arma”, añadió.
Chad Hayes, uno de los guionistas, explicó que las dos partes del filme “no son directamente películas cristianas, sino que es la fe la que está integrada en ellas".
3. Los investigadores eran católicos devotos pero solo tenían aprobación eclesial para investigar
Ed Warren falleció en 2006 y su viuda Lorraine es quien asesoró a los realizadores de El Conjuro. Los Warren se dedicaron por muchos años a analizar actividades demoníacas o posesiones. No realizaban exorcismos.
Los Warren eran de los pocos laicos autorizados oficialmente por la Iglesia para realizar la investigación y los informes de este tipo de fenómenos. En 1985, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó una carta en la que se prohibió explícitamente que los laicos practiquen exorcismos y se reservó este rito a sacerdotes y obispos.
En la vida real, los Warren aseguran que animaron al clero y a seminaristas para que tomen en serio los supuestos casos de familias afectadas por actividad demoníaca. También alentaron la oración por las personas que sufren estos ataques.
Los Warren utilizaban la tecnología para identificar y documentar sus experiencias, pero en última instancia dicen que se basaron en la fe y la oración para hacer frente a las fuerzas del mal.

ORACIÓN A SAN JOSÉ


ORACIÓN A SAN JOSÉ

San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza.

Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.

Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales.

Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.

PAPA FRANCISCO: ALLÍ DONDE ESTÁ JESÚS SIEMPRE HAY LIBERACIÓN Y SALVACIÓN


Papa Francisco: Allí donde está Jesús siempre hay liberación y salvación
Por Alvaro de Juana



VATICANO, 15 Jun. 16  (ACI).- Este miércoles en la Plaza de San Pedro tuvo lugar una nueva Audiencia General con el Papa Francisco, quien dedicó su catequesis a la parábola del ciego de Jericó y explicó que cuando pasa Jesús “siempre hay liberación, siempre hay salvación”.

“El Evangelista Lucas cuenta que el ciego estaba sentado en el borde del camino mientras mendigaba. Un ciego en aquel tiempo –pero también hasta hace poco– sólo podía vivir gracias a las limosnas”, explicó.

Francisco dijo que “la figura de este ciego representa a muchas personas que, también hoy, se encuentran marginadas a causa de una desventaja física o de otro tipo”.

El ciego del Evangelio “está separado de la gente, está allí sentado mientras la gente pasa metida en sus pensamientos… y en tantas otras cosas; y la calle, que puede ser un lugar de encuentro, para él sin embargo es lugar de soledad”.


“Es triste imaginar a un marginado, sobre todo en el contexto de la ciudad de Jericó, la espléndida y exuberante como un oasis en el desierto”, manifestó el Papa.


“Esa ciudad representa la puerta de entrada en la tierra prometida” porque "es donde el pueblo de Israel terminó el éxodo", aclaró después.

Volviendo al ciego, el Santo Padre recordó que “grita llamando a Jesús” pero “la gente lo regañaba para que estuviera en silencio”. “No tienen compasión por él, es más, les parece molesto sus gritos. La indiferencia y la hostilidad hace ciegos y sordos, impiden ver a los hermanos y no permiten reconocer en ellos al Señor”.

El Pontífice comentó cómo alguien de la muchedumbre –según el relato– le dice al ciego que está “pasando Jesús”. Sobre esto, el Papa señaló que “el paso de Jesús es indicado con el mismo verbo que en el Libro del Éxodo donde se habla del paso del ángel exterminador que salva a los Israelitas en Egipto”.

Para el ciego cuando pasa Jesús “es como si viniese anunciada su pascua. Sin dejarse intimidar, el ciego grita más veces hacia Jesús reconociéndolo como el Hijo de David, el Mesías esperado que, según el profeta Isaías, abriría los ojos a los cielos”.

“A diferencia de la gente, este ciego ve con los ojos de la fe” y “gracias a ella su súplica tiene una potente eficacia”, añadió.

Jesús al oírlo se para y hace que el centro de atención sea el ciego. “Se realiza aquí un doble paso: por un lado, la gente había anunciado una buena noticia al ciego, pero no quería tener nada que ver con él; ahora Jesús obliga a todos a tomar conciencia de que el buen anuncio implica poner en el centro de la propia calle a aquel que estaba excluido”.

Por otro lado, “el ciego no veía, pero su fe le abre la vía de la salvación y él se encuentra en medio de cuantos han bajado a la calle a ver a Jesús”.

Por tanto, “el paso del Señor es un encuentro de misericordia que une a todos en torno a Él para permitir reconocer quien tiene necesidad de ayuda y de consuelo”.

El Papa comentó que las palabras que Jesús dirige al ciego “¿qué puedo hacer por ti?” son “impresionantes”: “El Hijo de Dios ahora está frente al ciego como un humilde siervo”. “Dios se hace siervo del hombre pecador. Y el ciego responde a Jesús no llamándolo más ‘Hijo de David’ sino ‘Señor’, el título  que la Iglesia desde los inicios aplica a Jesús Resucitado”.

Entonces, “el ciego pide poder ver de nuevo y su deseo viene cumplido: ‘¡Que puedas ver de nuevo!, tú fe te ha salvado’”.

“Gracias a la fe ahora puede ver y, sobre todo, se siente amado por Jesús”, afirmó el Papa. “Por eso el relato termina diciendo que el ciego comenzó a seguirlo glorificando a Dios: se hace discípulo, de mendigo a discípulo”.

Pero “se da otro milagro: lo que le ocurre al ciego hace que la gente también vea. La misma luz ilumina a todos aunándolos en la oración de alabanza. Así Jesús infunde su misericordia a todos aquellos con los que se encuentra: los llama, los atrae hacia sí, los reúne, los sana y los ilumina, creando un nuevo pueblo que celebra las maravillas de su amor misericordioso”. 

GOTITAS DE AMOR


Gotitas de amor


Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas incomprendidas que saben comprendernos. Se sabe de personas que fueron ofendidas y supieron perdonar. Todos conocemos esas personas… y su secreto es amar. Amigo/a, pasa por el mundo desparramando gotitas de amor.

Un gran bosque de bambú se incendió. Llamaradas impresionantes se levantaban al cielo. Un pajarito diminuto fue al río, mojó sus alas y, regresando al incendio, las empezó a agitar para apagarlo. Iba y venía sin cansarse. Dios que lo veía con admiración, envió a un ángel a llamarlo. Y le dijo: “Oye, ¿por qué te fatigas? ¿Crees acaso que con esas gotitas puedes apagar un incendio tan grande?”. Y el ave contestó con humildad: “El bosque me ha dado tanto, lo amo tanto… Este bosque me ha dado todo lo que soy. En él nací, en él he vivido. Moriré rociándolo con gotitas de amor, aunque no lo pueda apagar”. Ante tanto amor, Dios derramó sobre el bosque una lluvia torrencial.

“El amor alienta, el odio abate; el amor sonríe, el odio es huraño; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor canta, el odio espanta; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor suaviza, el odio irrita”. Amigo/a, elige siempre el amor.


* Enviado por el P. Natalio

REFLEXIÓN SOBRE LA OBEDIENCIA


Reflexión sobre la obediencia
La obediencia supone confianza en el que obedece y responsabilidad en el que manda; observancia y docilidad en el que acata y justicia y humildad en el que ordena. Obediencia y autoridad son virtudes en relación permanente.


Por: Jorge Enrique Mújica, LC | Fuente: GAMA-Virtudes y valores 



“He aquí que vengo para hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hb 10, 9). Nada más repugna al hombre de nuestro tiempo que cumplir una voluntad que no sea la propia. En el fondo subyace esa actitud tan actual de rechazo a todo aquello que frene “la libertad”. En definitiva: que obedecer no está de moda.

Y sin embargo todos los días nuestra vida pasa girando en torno a la obediencia. Es más, desde que nacemos hasta que nos despedimos de este mundo vivimos en actitud constante de obediencia: obediencia a leyes del mundo que ordenan nuestra relación para con la naturaleza; obediencia a unas leyes del Estado que regulan las relaciones entre los hombres; obediencia a una ley interior que regula nuestra relación con Dios.

Ciertamente, para que se dé la obediencia como virtud hace falta mucho más que la simple vivencia inconsciente. Obedecer la ley de la gravedad no tiene mérito. Se vive y ya. Por mucho que alguno deseara omitirla, por más que mueva los brazos, no volará. Sí hay valor en el vivir la obediencia en relación a los demás hombres y en relación con Dios. Es aquí donde nos encontramos con maneras de obedecer que le darán el toque de virtud.

Se puede obedecer por miedo a un castigo, por el prurito de un premio o por amor. Durante el régimen de Hitler muchos se enrolaban en el ejército por temor a ser asesinados en caso de rehusarse: obedecían por temor. En la Edad Media muchos príncipes y caballeros se alistaban en los ejércitos convocados por los reyes y Emperadores pensando en el botín que alcanzarían en caso de ganar la batalla: obedecían por el prurito de un premio. En la guerra cristera mexicana los “soldados” se incorporaban a los regimientos por amor a su fe (que era amor a Dios).

¡He aquí la diferencia! ¡He aquí el detalle donde radica la virtud al obedecer! Y es que la obediencia supone confianza en el que obedece y responsabilidad en el que manda; observancia y docilidad en el que acata y justicia y humildad en el que ordena. Obediencia y autoridad son virtudes en relación permanente. En buena medida, si en el plano de las relaciones entre los hombres se ha dado una crisis en la obediencia es porque antes hubo una crisis en la autoridad. Todos obedecen con ecuanimidad donde hay personas dignas. Mas como todos ejercitamos el mando-autoridad en algún momento de nuestra existencia, en magnitudes y sobre números de personas distintos, no estamos como para echarle la culpa de esta crisis a los otros y sí para comprometernos en un buen desempeño de ella y en una mejora de su imagen.

En el plano de nuestras relaciones con Dios no tenemos nada que argüir. Ante Él no queda más que repetir aquello que decía Virgilio en la Eneida (5, 467): “Cede Deo” (“cede ante Dios”). ¿Y cómo saber ante qué debo ceder? ¿Qué modelos de obediencia puedo tomar de ejemplo? ¿Qué actitudes tomar cuando obedecer me cueste?

Sabemos qué debemos obedecer. Ya lo decía Jesús: “Ya sabes los mandamientos: no cometerás adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre” (Lc 18, 20); y además nuestro interior nos lo dicta: hacer el bien y evitar el mal. Obedecer sólo tiene sentido y plenitud cuando de las intenciones se baja a los hechos. ¿Modelos? Abraham, Moisés, María… ¿Actitudes? Las del amor y la confianza. Dios jamás pedirá algo que esté fuera de nuestro alcance, algo que no podamos darle. Podrá parecernos humanamente imposible pero no será así en el fondo. Uno que ama sólo pedirá al amado más amor.

Obediencia también dice relación con la fe. ¿Cómo entender sino los modelos antes mencionados? A Abraham Dios le prometió una descendencia más grande que las arenas del mar y las estrellas del cielo. Y cuando tuvo a su hijo Isaac ¡Dios le pide sacrificárselo! ¿Cómo no imaginar la lucha interior, el humano pensamiento donde la razón no da para comprender aquellas palabras divinas, “multiplicaré tu descendencia”, y la petición de sacrificio del vástago prometido? Vamos, que si Abraham fuese un chavalito tendría tiempo de sobra para tener más hijos que ofrecerle a Dios y multiplicarse según aquellas promesa; pero era hombre anciano como su esposa Sara. Y qué decir de María: dijo que se hiciera en ella la voluntad de Dios, ¡obedeció libremente! Su sí no era uno cualquiera; no lo estaba dando a una orden de hamburguesas en el restaurante como quien no se entera de lo que está aceptando. Con su respuesta se jugaban muchas otras cosas…; tenía 15 años, era hija única, estaba comprometida… y de repente, ¡embarazada! “¿De quién es María?”, debieron preguntarle sus padres y el mismo José. Y qué iba a responder ella sino la verdad. Verdad verdadera –valga la redundancia- pero costosísima de creer. Y todo por obedecer porque amaba y confiaba en Dios.

Sabemos en qué terminaron aquellas historias: en la paz, en la serenidad de quien sabe ha obedecido. En Cristo hallamos el modelo más perfecto de obediencia -¡y qué obediencia!-. Y mirad qué beneficios nos dio su obedecer la voluntad de Dios al morir de la forma como lo hizo: la paz de sabernos redimidos. Como decía el lema del Papa Juan XXIII: “obediencia y paz”. La consecuencia de la obediencia es la paz. Tan sencillo y tan profundo como eso. Y no se puede olvidar.

EN EL SILENCIO ESCUCHÉ A DIOS


En el silencio escuché a Dios
Todo empezó en el silencio de un oratorio.



Todo empezó en el silencio de un oratorio.

Aprendí a querer a Jesús desde niño. Estudié en un colegio franciscano. Las dulces monjas nos relataban anécdotas de san Francisco. Y hacían vibrar mi corazón infantil con deseos de santidad.

Frente a mi casa las Siervas de María tenían una capilla. Solía visitarla, por las mañanas antes de ir al colegio. Era la gran ilusión de mi vida. Estar con Jesús.

Al crecer estos sueños de santidad se enfriaron. Me han dicho que cuando te alejas de la luz todo lo que te queda es la oscuridad. Y yo andaba en esa oscuridad, buscando respuestas a mis inquietudes.

Me ocurrió como a san Agustín. Buscaba la verdad cuando la llevaba conmigo.

Una mañana, cansado de buscar me senté en la banca de un parque y le dije:

"Bueno, aquí estoy. Haz de mí lo que quieras. A partir de hoy mi vida es tuya. Ya no quiero más que lo que tú quieras".

Estaba extenuado.

Me sentía como Elías en el Sinaí, cuando cansado le dice a Dios que ya no puede más.

A partir de ese instante sucedieron una cantidad impresionante de hechos. Eran tantos y tan maravillosos que no pude dejar de pensar: "Una vez, es casualidad, dos veces es casualidad, veinte veces seguidas, es Dios".

Y me decidí a escribir sobre mis vivencias con Dios. Contaba con sencillez las experiencias cotidianas de un papá de 4 hijos, casado, expuesto a las vicisitudes del mundo

¿QUÉ QUIERES DE MÍ?

Sabía que Dios buscaba algo de mí, como busca algo de ti.

Había leído la vida de Sor María Romero, una santa que se acercó al Sagrario y le preguntó a Jesús: "´¿Quién soy yo?" y escuchó una voz salida del Sagrario que le respondió: "Tú eres la predilecta de mi Madre y la consentida de mi Padre". Y de ti, quién soy? "¡Mi amada…!"

Se me ocurrió hacer lo mismo. Fui a verlo y le pregunté: "¿Qué quieres de mí?". En medio del silencio escuché una voz interior, dulce, maravillosa, que respondía:

"Escribe. Deben saber que los amo".

Aquella experiencia me dejó marcado, pero al tiempo la olvidé, dejando que otras prioridades movieran mi vida y mis anhelos. Las experiencias con la gracia y la Providencia se multiplicaron. Era como Dios quisiera llamar mi atención. Es un Dios celoso, de nuestro amor.

Ocurrió una tarde que fui a un supermercado a buscar a mi esposa Vida. Me telefoneó que la pasara a recoger. Le había dicho a Dios: "Si quieres que escriba me lo tienes que decir directamente". Vaya que a veces nos comportamos como unos perfectos tontos.

Llegué algo cansado por el trabajo. Me bajé del auto y frente a mí una señora que no conocía me preguntó: "¿Usted es Claudio de Castro?" Sonreí amablemente y añadió: "¿Qué ocurre? ¿Po qué no está escribiendo? Escriba". Aquello me sorprendió. "No puede ser", me decía. Entré al supermercado. Aún me veo caminando por sus pasillos cuando otra señora se me acerca. "¿Usted es el que escribe en Panorama Católico?... ¿Por qué no escribe? Debe escribir". A esta altura mis dudas se habían disipado. Me quedó claro lo que debía hacer. Me acerqué a mi esposa que conversaba con una prima y ésta al verme me dijo: "Tengo algo importante que decirte". "Mensaje recibido", exclamé riendo. "Me vas a decir que escriba". Ella me miró asombrada y preguntó: "¿Cómo lo sabes?" Entonces le conté.

Esa tarde regresé a mi casa y me senté a escribir. Desde entonces no me he detenido.

No pasa un día sin que tenga una experiencia maravillosa con Dios.

Una vez un amigo me preguntó: "´¿Acaso te crees especial?" "Por supuesto", le respondí. "Como tú, soy hijo de Dios, y eso nos hace especiales a todos".

Un amigo dijo estas palabras en un programa de radio: "En mi corazón hay un sello y ese sello dice: Jesús". Me pasó igual. Jesús selló mi alma con su infinito Amor. Encontré un tesoro interminable y ahora no lo cambio por nada.


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JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 15 -



Nardo del 15 de Junio
!Oh Sagrado Corazón, Corazón del Uno y Trino Dios!

Meditación: Corre una brisa fresca y parece que junto al pequeño río algo de naturaleza despierta...es el Jordán...un pequeño gentío, allí está el Bautista...se acerca imponente mi Jesús, sin pompas, con sencillez pues es el Verdadero Rey. Se miran, se dicen unas pocas palabras y en ese instante el Cielo habla...se abrieron los Cielos y descendió el Espíritu de Dios. Al mismo tiempo se oyó una Voz que desde el Cielo dijo: "Este es Mi Hijo, el Amado, este es Mi Elegido" (Mateo 3-16).
La misma Trinidad se presentaba en la tierra Santa, mostrándonos en lo pequeño un gran misterio. Tres personas distintas y Un sólo Dios. Jesús, al decirle Sus discípulos "muéstranos al Padre" respondería: "hace tanto tiempo estoy entre ustedes y todavía no me conocen". Nuestra limitada naturaleza no puede entender la ilimitada magnificencia de Dios, Uno en el Otro está, y el mismo Corazón es de nuestro Unico Dios. 

Pidamos al Corazón del Hijo conocer el Amor del Padre, y encerrarnos en El, cubiertos con las Alas del Espíritu Santo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos la oración de los pastorcitos de Fátima:

 Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y Os amo y Os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no Os aman (repetir tres veces). Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los Tabernáculos de la tierra en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales El mismo es ofendido, y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María Os pido por la conversión de los pecadores. Amén

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

FELIZ DÍA!!


martes, 14 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 14 DE JUNIO DEL 2016


Amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen
Tiempo Ordinario


Tiempo Ordinario. Si realmente creyéramos que somos hijos del Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría. 


Por: David Varela Flores | Fuente: Catholic.net 



Del Santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiaras a tu enemigo. Pero yo os digo: amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen, para que sean hijos de su Padre Celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si aman a quienes les aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludan sino a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.

Oración introductoria
Jesucristo, yo quiero darte lo mejor de mí. Sabes que lo busco en serio, pero soy débil. Busco la santidad y la anuncio, pero me avergüenzo de ella; quiero cambiar, pero me gusta mi imperfección. Necesito de ti para enorgullecerme y amar la santidad. Jesús, que no me quede en palabras.

Petición
Señor, quítame el miedo a la santidad. Dame tu gracia para comprender que la santidad es la verdadera donación y que no consiste en grandes proyectos, sino en el trato personal con los que me rodean, rezando por los que nos persiguen, amando a los que nos odian, saludando a los que no nos conocen.

Meditación del Papa Francisco

Jesu?s, en el Evangelio, replica: “Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Estas palabras nos interpelan a todos nosotros, disci?pulos del Sen?or; y hoy se dirigen especialmente a mi? y a ustedes […] Imitar la santidad y la perfeccio?n de Dios puede parecer una meta inalcanzable. Sin embargo, la Primera Lectura y el Evangelio sugieren ejemplos concretos de co?mo el comportamiento de Dios puede convertirse en la regla de nuestras acciones. Pero recordemos, todos nosotros, que, sin el Espi?ritu Santo, nuestro esfuerzo seri?a vano. La santidad cristiana no es en primer te?rmino un logro nuestro, sino fruto de la docilidad ?querida y cultivada? al Espi?ritu del Dios tres veces Santo.
El Levi?tico dice: “No odiara?s de corazo?n a tu hermano... No te vengara?s, ni guardara?s rencor... sino que amara?s a tu pro?jimo...”. Estas actitudes nacen de la santidad de Dios. Nosotros, sin embargo, a veces somos tan diferentes, tan egoi?stas y orgullosos...; pero la bondad y la belleza de Dios nos atraen, y el Espi?ritu Santo nos puede purificar, nos puede transformar, nos puede modelar di?a a di?a. (Homilía de S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).
Reflexión apostólica
Nos falta fe. Si realmente creyéramos que somos hijos de nuestro Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría. Entonces, comprenderíamos que esta vida con sus sufrimientos y sus pesares, son sólo una preparación para la vida eterna. Esa vida eterna en la que nos sorprenderíamos de lo que hay. Una vida en la que me saludarán incluso los desconocidos, en la que estaremos cerca de la perfección.

Lo mejor de todo es que no hay que esperar tanto; podemos empezar ahora. Sólo hay que acoger al Señor y amarlo con el corazón para traer el cielo a la tierra. Al inicio, costará, pero poco a poco la caridad dará otro sabor al sacrificio, hasta que encontremos que hacer el bien es lo más agradable que existe en el mundo. Y, entonces, disfrutaremos el perdonar, el renunciar a nuestros gustos por los demás, el amor. Entonces, y sólo, entonces, habremos comprendido lo que significa el Cristianismo: ser felices haciendo felices a los demás.

Propósito
Ofreceré la actividad que más me gusta por amor a Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, te pido que aumentes mi fe para que me de cuenta de que la santidad no es hacer lo que no me gusta, sino lo que te gusta a Ti. Dame tu gracia para perdonar de corazón como Tú me has perdonado, Dios mío; para amar no sólo a los que me quieren, sino a los que me han hecho algún daño; para parecerme cada día más a ti.

Se considera como perfección el esfuerzo constante por la perfección. (San Jerónimo, Epist. 254)

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA










JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 14 - QUE AMAS EL SILENCIO


Nardo del 14 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, que amas el silencio!

Meditación: Jesús, que viniste al mundo a sufrir, pero antes
 debías con nosotros convivir. El Niño de Nazaret, el Hombre del Calvario, en el silencio y la mortificación cumplías la Voluntad del Creador. Sólo hablaste para enseñar, aconsejar y para mostrar al Dios de la Verdad. ¡Pero hoy Señor, a todos nos gusta hablar, todos creemos que sabemos, a pesar de que estamos en el desierto. ¡Cine, televisión y permanente conversación han quitado de nuestro corazón el lugar que necesitás Vos!. No queremos oír, solo queremos hacernos respetar, hemos perdido el don de escuchar...somos sordos de corazón. Y Tú, Jesús, permaneces callado porque ya has hablado, y aun cuando hoy quieres con nosotros conversar, no te queremos escuchar. Nos estás esperando como en el Calvario, pero te seguimos abandonando. ¿Sabes Señor, lo que yo creo que ocurrió?: Te hemos sacado de nuestro templo y en Tu lugar nosotros mismos nos hemos puesto. ¡Oh Señor!, permítenos sentir en nuestro corazón el amoroso susurro de Tu Santo Espíritu, para que estos sordos del siglo XXI volvamos a conversar con Vos y cumplamos con el Divino Querer, haciendo el bien. Que podamos repetir: "Señor, habla, que Tu siervo escucha".

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos una jornada de silencio tanto exterior como interior, alejándonos del ruido del mundo para poder escuchar la Voz de Dios.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.


PAPA FRANCISCO PIDE ACABAR DE UNA VEZ CON EL HAMBRE EN EL MUNDO


Papa Francisco pide acabar de una vez con el hambre en el mundo
Por Alvaro de Juana




VATICANO, 13 Jun. 16  (ACI).- El Papa Francisco pidió hoy desde la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA) acabar de manera definitiva con el hambre en el mundo y desnaturalizar la miseria.

El Pontífice visitó la asamblea plenaria de este organismo internacional con motivo de la sesión inaugural de 2016 y ofreció un discurso en el que habló del problema del hambre en el mundo y lo que conlleva.

Al comienzo, el Papa denunció que “la excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la ‘naturalización’ de la miseria”. Es decir, “poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo ‘natural’”.

“Son tantas las imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la sed no cambian, permanecen. Tal tendencia –o tentación– nos exige un paso más y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo conocer la situación de muchos hermanos nuestros”.

En su opinión, “es necesario ‘desnaturalizar’ la miseria y dejar de asumirla como un dato más de la realidad” porque “la miseria tiene rostro”. “Tiene rostro de niño, tiene rostro de familia, tiene rostro de jóvenes y ancianos. Tiene rostro en la falta de posibilidades y de trabajo de muchas personas, tiene rostro de migraciones forzadas, casas vacías o destruidas. No podemos ‘naturalizar’ el hambre de tantos; no nos está permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que nada podemos hacer”.


Por otro lado, el Santo Padre manifestó que “las burocracias mueven expedientes; la compasión, en cambio, se juega por las personas”. Por eso, volvió a decir que “es necesario trabajar para ‘desnaturalizar’ y desburocratizar la miseria y el hambre de nuestros hermanos".

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11:53 - 13 jun 2016
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Desnaturalizar la miseria

“La falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una ‘mercantilización’ de los alimentos”, dijo el Papa en este punto de su discurso.

Así pues, el alimento es “un don” que “hemos convertido en privilegio de unos pocos”. “Hemos hecho de los frutos de la tierra –don para la humanidad– commodities de algunos, generando, de esta manera, exclusión”, alertó.

Francisco aludió al consumismo como una de las causas que “nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos”. Por ello, recordó que “el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre”.

Desburocratizar el hambre

El Santo Padre recordó que vivimos en un mundo inestable y en el que “últimamente las guerras y las amenazas de conflictos es lo que predomina en nuestros intereses y debates”.

Denunció que “las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna” y habló de la paradoja de que “mientras las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo”. “Y de este modo, son las guerras las que se nutren y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza como arma de guerra”, agregó.

“Somos plenamente conscientes de ello, pero dejamos que nuestra conciencia se anestesie y así la volvemos insensible. De tal modo, la fuerza se convierte en nuestro único modo de actuar y el poder en el objetivo perentorio a alcanzar. Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos”.

En opinión del Papa, parte de la solución pasa por “que los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines” y por colaborar con el PMA.

“El PMA es un valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo el mundo para erradicar el hambre a través de una mejor asignación de los recursos humanos y materiales, fortaleciendo la comunidad local. A este respecto, les animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los retraigan”, aseguró.

Sobre la misión concreta de la Iglesia al respecto, el Pontífice explicó que “quiere trabajar mancomunadamente con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos”. “Para hacer realidad esta urgente prioridad de ‘hambre cero’, les aseguro todo nuestro apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados”.

“Un pueblo se juega su futuro en la capacidad que tenga para asumir el hambre y la sed de sus hermanos. En esta capacidad de socorrer al hambriento y al sediento podemos medir el pulso de nuestra humanidad”, concluyó entre aplausos el discurso.

BIENVENIDOS!!!


lunes, 13 de junio de 2016

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 13 - OBEDIENTE HASTA LA MUERTE



Nardo del 13 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, obediente hasta la muerte!

Meditación: La oscuridad del Huerto parece que se hace más espesa…y allí Tu Figura excelsa, mi Pobre Jesús, agoniza. La Sangre Bendita cae sobre la roca fría, y hasta parece una alegoría, el corazón del hombre endurecido cual piedra fría, y sobre él cae el Sudor y el Llanto Santo que del pecado nos limpia. Como amoroso y dolorido canto te oigo decir: "Padre, si es posible que pase de Mí éste Cáliz, pero que se haga Tu Voluntad y no la Mía". La Oblación de Amor ya ha sido dada…se entrega el Hijo…se desgarra el Padre… "por Amor, a Su propio Hijo entregó". La Voluntad de Nuestro Unico y Trino Dios es dar todo por amor. Si, por amor a esta pobre criatura que soy yo, que tantas veces lo negó, que solo quiere bien vivir, y que me sirvan a mí, que no me importa conocerlo y que con mis miserias y egoísmos he construido ídolos en el lugar del Santo Templo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos al Señor vivir cumpliendo Su Santa Voluntad, y aprender a amar. Leamos y reflexionemos la Primera Carta a los Corintios, 13.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.


EL EVANGELIO DE HOY LUNES 13 DE JUNIO DEL 2016 - FIESTA DE SAN ANTONIO DE PADUA


Día litúrgico: 13 de junio: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia


Texto del Evangelio (Lc 10,1-9): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde Él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».



«Decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM 
(Barcelona, España)


Hoy, día de san Antonio, vemos en el Evangelio cómo Jesús envía a 72 discípulos a predicar, de una manera simple y evangélica. En primer lugar, esta predicación ha de ser pacífica y pacificadora: «Paz a esta casa» (Lc 10,5). Y, en segundo lugar, el tema de la prédica ha de ser el anuncio del Reino: «El Reino de Dios está cerca de vosotros» (Lc 10,9). Ésta es la manera como Jesús predicaba con su palabra, con sus parábolas y con toda su vida.

Antonio fue un gran predicador y anunció el Reino de esta forma evangélica; y lo hacía desde un conocimiento profundo, meditado y vivido del Evangelio. San Francisco le escribió una carta dándole en encargo de enseñar la teología a los frailes jóvenes, instruyéndoles también sobre cómo había de ser su predicación cuando iban por el mundo. Les decía: «La predicación se ha de hacer con las palabras que da el Espíritu Santo y no sacarlas de la propia cosecha. La palabra es viva cuando hablan las obras. Menos palabras, os lo suplico, y que hablen las obras».

El papa Francisco daba recientemente unos consejos parecidos a unos sacerdotes noveles, el día de su ordenación, y les recomendaba esto: «Leed y meditad asiduamente la palabra de Dios, para creer lo que habéis leído, para enseñar lo que habéis aprendido, ¡y para vivir lo que habéis enseñado». ¡No se puede decir más en tan pocas palabras!

Nosotros, los cristianos, somos enviados por Jesús, como lo fueron esos 72 discípulos, con la misión de predicar la paz y anunciar el Reino: hagámoslo, como nos dice san Antonio, con un buen bagaje del Evangelio, con palabras del Espíritu Santo, y sobre todo con las obras. Y tal como nos dice el Papa: leamos y meditemos el Evangelio y enseñemos viviendo lo que hemos meditado y leído. Y no olvidemos que el Evangelio que meditamos, predicamos y vivimos con las obras, es la misma persona de Jesús.

ALEGRÍA Y VIDA, EN LA EXPERIENCIA ANTONIANA


Alegría y Vida, en la experiencia Antoniana
El experimentar la bondad y misericordia de Dios torna a San Antonio en un hombre de misericordia frente a todos


Por: Fr. Genaro Mújica, ofm | Fuente: www.parroquiasanantoniodepadua.org 




La primera palabra que usaba San Antonio en su predicación no es cruz ni la última es muerte. La primera palabra es alegría y la última palabra es vida. Comienza siempre por anunciar la alegría de una buena noticia, la liberación plena del ser humano.

¿Por qué esta alegría? Porque los seculares ene­migos de la humanidad de Jesús fueron vencidos por la muerte y resurrección: las enfermedades, los pecados, la muerte. Jesús emerge como el más fuerte que vence al fuerte. Así San Antonio manifestará la alegría en la irrupción del Reino entre los que están más distantes de Dios, los pecadores, los pobres, los humillados.

San Antonio, imitando a Cristo, hace una experiencia profundamente pla­centera de Dios. Dios Padre de infinita bondad ama a los ingratos y a los malos y tiene predilección por los pequeños. Es el Dios de los pecadores, del hijo pródigo, de la oveja perdida, del publicano, del gentil, de la mujer adúltera. A éstos, San Antonio proclama la alegría y la vida nueva de reino: "Dichosos los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios".

Esta experiencia del Dios bondad y misericordia, torna a San Antonio en un hombre de bondad y de misericordia frente a todos, especialmente a los estigmatizados por el su­frimiento y la necesidad. La pasión por el Padre alimentaba cada día en la vida de San Antonio la pasión por los hombres: "¡Sed misericordiosos como el Padre es misericor­dioso!" ¡Sed perfectos como el Padre celestial es perfecto!

Era una exigencia en San Antonio que sin un cambio en el modo de pensar y de obrar no se inaugura el Reino ni en nuestro corazón ni en el corazón del mundo. La misericordia y la bondad para con todos, particularmente para con los últimos, libera de las cruces de la vida y hace ligero el fardo de la vida.



San Antonio nos recuerda que el evangelio del Reino de Dios es buena noticia porque causa alegría. Y causa alegría porque, mediante la conversión, la realidad del ruin se hace buena; el hombre que odia se vuelve compasivo; de cerrado sobre sí mismo se abre amorosamente a los demás. Con esta actitud comienza a ser verdad histórica el hecho de que somos hermanos unos de otros y, realmente, hijos del Padre. Es así como comienza a ser realidad el Reino del Padre y a fermentar en nuestro medio.

El mensaje central de San Antonio no consiste en predi­car la cruz, ni en crear cruces, ni en legitimar las cruces que unos imponen sobre los hombros de los otros, sino en gestar una forma de vida que evite la creación de cruces para los demás, que libera a los crucificados y confiere un sentido humano y divino para las cruces inevitables de nuestra existencia fi­nita y mortal.

La condenación a muerte de Jesús fue conse­cuencia de su vida y de sus obras de misericordia. Estas escandalizaron a los piadosos del templo. Para ellos, Jesús había ido demasiado lejos. Intentaron encuadrarlo dentro de los cánones del tiempo; des­pués, procuraron reducirlo al silencio; enseguida lo enemistaron con el pueblo y con las autoridades romanas; lo expulsaron de la sinagoga, excomulgán­dolo; lo difamaron acusándolo de poseído del demo­nio, de hereje, samaritano, comilón y bebedor y amigo de gente de mala clase; lo amenazaron de muerte haciéndolo ir al exilio; finalmente, decidie­ron matarlo, aprisionándolo, torturándolo, some­tiéndolo a juicio y crucificándolo en el Calvario. La muerte de Jesús en la cruz no fue para ellos sino un crimen más.

Jesús decide no echar pie atrás, no desistir, ni huir sino ofrecer su vida y sacrificarse.

La muerte no se presentará entonces como castigo sino como expresión de libertad. Él tuvo que atravesar una profunda crisis. Tuvo que asimilar el trauma del rechazo y de la muerte hasta abrazarla con plena decisión de su libertad. A El también le parecía la cruz una ignominia y maldi­ción, pues era el castigo para los falsos profetas.

La muerte fue la consecuen­cia de la oposición que su vida y sus obras provocaron. La resurrección es el triunfo de la vida de Jesús; aquella vida de entera donación y servicio, aquella vida de intimidad con el Padre hasta el punto de identificarse con El, no podía acabar en la cruz.

Cada existencia humana viene estructurada por el dinamismo pasión. muerte y resurrección. Todo tiene su precio. La vida nunca aparece terminada. Es una tarea que debe realizarse cada día. Obstáculos que deben superarse, deseos frustrados, esperanzas fugaces. Cada uno tiene que aprender a renunciar y a aceptar lo cotidiano pero abriendo camino hacia ascensiones humanizadoras.

San Antonio, con su vida y doctrina, nos exhorta a afrontar las crisis que pertenecen a la estructura de la vida en continuo crecimiento.

“David tiró por tierra a Goliat con la honda y una piedra; así Cristo con la honda de la humanidad y la piedra de la Pasión venció al diablo.” (San Antonio de Padua)
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