miércoles, 25 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 25 DE NOVIEMBRE DEL 2015


Persecución de los discípulos
Tiempo Ordinario


Lucas 21, 12-19. Tiempo Ordinario. Como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con amor el egoísmo. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. 

Oración introductoria
Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma, Tú eres mi Abogado y Consolador, el que me asiste, el que me ilumina y guía. Ayúdame a ponerte en el centro de mi vida y de mi actividad, especialmente hazte presente en esta meditación.

Petición
Señor, dame la gracia de confiar siempre en tu Providencia divina.

Meditación del Papa Francisco
El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús preanuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán padecer, por su causa. Sin embargo asegura: “Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza”. ¡Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios!
Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia.
En este momento pienso y pensamos todos, hagámoslo juntos, pensemos en tantos hermanos cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe. ¡Hay tantos! Quizá más que en los primeros siglos. Jesús está con ellos. También nosotros estamos unidos a ellos con nuestra oración y nuestro afecto. También sentimos admiración por su coraje y su testimonio. Son nuestros hermanos y hermanas que en tantas partes del mundo sufren a causa de ser fieles a Jesucristo. Los saludamos de corazón y con afecto. (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).
Reflexión


Cuando un día el obispo, además de darnos una cachetada, nos ungió la frente con el óleo de la confirmación en la fe, no cumplió con una especie de rito necesario para que luego pudiésemos acceder a los demás sacramentos, especialmente el matrimonio.

Fuimos confirmados en la fe. Fuimos constituidos “testigos” de Cristo en el mundo. Llegamos a la madurez de nuestra entrega al Señor. ¿Y qué mejor testimonio que el martirio por Cristo?

Pero atendamos a las entrañas de amor de Cristo para con su tan amada criatura. No es nuestro Dios un dios que se goza viéndonos sufrir o queriendo que suframos simplemente porque sí. Seguir a Cristo no implica vivir de tormentos toda la vida. Amarlo no es dejar que nos golpeen toda nuestra bendita existencia.

Cuando Cristo nos previene de las persecuciones únicamente está siendo realista con nosotros, nos está dando como un voto de confianza. “Me habéis amado. Pues sabed que vuestros hermanos no siempre actuarán movidos por el amor como fuera de esperar sino que os harán sufrir. Pero confiad Yo he vencido con el amor al mundo”. No son, pues, palabras que hemos de temer sino consejos de amor, de grande esperanza.

Es el peso del amor. El egoísmo está muy difundido en nuestro mundo, pero como cristianos estamos llamados a amar y a vencer con el amor el egoísmo. Y aunque tengamos mil problemas tenemos en Cristo la confianza de haber obtenido la victoria.

¡Ya hemos vencido! Porque Él nos ha amado primero y ya nos ha prometido de no abandonarnos en esta dulce lucha por Él que es nuestro Amado. ¿No es cierto que es un gozo, entonces, poder dar testimonio por Alguien a quien amamos de verdad?

Propósito
No podemos faltar en nuestra misión de llevar la luz de Cristo, de proclamar el feliz anuncio del Evangelio, aún si ello comparta la persecución. Que no me de pena hablar de Dios a los demás.

Diálogo con Cristo 
Señor, seguir tu Evangelio, ser un discípulo y misionero de tu amor, es oponerse a lo que el mundo ofrece y que la mayoría considera como auténtica felicidad. Necesito hacer un sincero esfuerzo por adquirir aquellas virtudes que me permitan vivir auténticamente mi fe: la pureza, la fidelidad, la humildad, la sinceridad y la autenticidad. Te pido, por intercesión de María, la sabiduría y la fuerza que necesito para serte fiel.

IMÁGENES DE ADVIENTO 2015
















HIJOS ALEJADOS DE LA RELIGIÓN


Hijos alejados de la religión




Un estudio reciente concluyó que la mitad de los jóvenes estadounidenses que crecieron como católicos no se identifican ahora como tales. Pensad en lo que esto significa: en los últimos 20-30 años, la mitad de los niños que han sido bautizados o que han recibido la confirmación y la mitad de los jóvenes que se han casado probablemente han abandonado la Iglesia. Otra de las conclusiones de este estudio es que cuatro de cada cinco católicos que abandonaron la Iglesia lo hicieron antes de los 23 años.

La mayoría de nosotros conoce esta situación por propia experiencia. Todos conocemos padres en nuestra parroquia que están dolidos por la lejanía de sus hijos. Puede ser incluso que sean nuestros hijos e hijas los que se han distanciado. El enfado e intentar dar respuestas rápidas a preguntas no formuladas no es eficaz

A continuación indicamos siete estrategias sencillas que puedes utilizar a partir de ahora para hacer volver a tu hijo. No es un esquema para una conversión rápida, porque estos pasos necesitan meses o años. Pero son indicaciones que se han verificado en el camino que lleva de nuevo a la fe.

1. Oración, ayuno y sacrificio
Si no haces estas tres cosas, puedes olvidarte de los otros pasos. Empieza a rezar desde ahora cada día durante 5-10 minutos por la vuelta de tu hijo. La parábola de Jesús sobre la viuda persistente en la oración (Lc 18, 1-8) confirma que Dios ama la oración continua, incluso si rezas pidiendo cada día por la misma necesidad. No abandones y no pienses que tu oración es ignorada e inútil. Recuerda las oraciones de Santa Mónica por su hijo, San Agustín.

2. Fórmate: Biblia y Catecismo
No puedes ofrecer lo que no tienes. Seguramente la idea de compartir la fe te entusiasma, pero entusiasmo y buena voluntad no te llevarán muy lejos. Tienes que conocer tu fe. Las mejores dos fuentes son la Biblia y el Catecismo. Familiarízate con ellas y léelas cada día, en pequeñas dosis. Después busca buenos libros católicos que te ayudarán a explicar y defender la fe; así estarás preparado cuando tu hijo te revele sus principales problemas con la Iglesia.

3. Plantar las semillas
Antes de que empieces a discutir sobre Dios o la Iglesia con tu hijo, tienes que plantar pequeñas semillas de fe y confianza en su vida. Una semilla es el amor incondicional. Tu hijo tiene que saber que le amas a pesar de todo: a pesar de sus elecciones morales o de su lejanía de la Iglesia. Debe saber que deseas por completo su bien. Sólo entonces te escuchará.

4. Empezar la conversación
En un determinado momento, necesitarás iniciar un diálogo sobre Dios y la Iglesia. Podrías decir: "¿Puedo preguntarte algo? Me pregunto si un día serás capaz de hablar sobre temas espirituales. Sé que tú relación con la Iglesia no es clara, ¿pero estarás dispuesto a hablar sobre ello algún día conmigo? Sólo quiero oír lo que tienes que decir".
¡Y haz sólo esto: escuchar! Tu objetivo es saber por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Las razones que te dé pueden ser distintas a las que tu esperas. Pregúntale en qué cree y por qué; y qué le alejó. No respondas de inmediato a las objeciones o las críticas, acéptalas. Esto implica que tendrás que morderte la lengua, pero ¡vale la pena!

5. Impulsar el diálogo
Ahora ya sabes por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Tal vez se ha alejado involuntariamente. Tal vez ha cambiado de religión. Tal vez no está de acuerdo con la enseñanza moral de la Iglesia. O tal vez es que ya no cree en Dios. Cualquiera que sea el motivo, ha llegado el momento de discutir sobre estos factores.
Habla con alegría y de manera positiva para aclarar cualquiera de sus ideas equivocadas. Por ejemplo, si dice: "Nunca crecí espiritualmente como católico”, lo más seguro es que nunca entendió del todo la Eucaristía o nunca se le enseñó nada sobre los grandes maestros espirituales de nuestra tradición. Propónselos con amabilidad y anímale a reconsiderar sus ideas.

6. Invítale y conéctalo
Cuando tu hijo muestre curiosidad e inclinación a volver, invítale a un evento de la parroquia. Puede ser un retiro de fin de semana, o un pequeño grupo parroquial de estudio o un evento comunitario. Tu objetivo es acompañarle en la vida de la parroquia, para que así restablezca los vínculos comunitarios de fe. Pero no te precipites. Invítale sólo después de que él haya expresado su deseo de volver, pues en caso contrario conseguirías sólo que se aleje de nuevo.

7. Cerrar el círculo
Por último, tienes que ayudar a tu hijo a reconciliarse formalmente con la Iglesia. Mucha gente, cuando llega este momento, se queda bloqueada. Un sacerdote me explicó una vez el caso de una señora que había abandonado la Iglesia cuando era adolescente y permaneció alejada durante más de treinta años. ¿Su motivo? No sabía cómo volver.
No dejes que esto suceda. Cuando tu hijo ya esté preparado para volver, habla con tu párroco y determina los pasos justos para cerrar el círculo. Tal vez sólo necesita una buena confesión, o tal vez lo más apropiado para él sea el Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos. Un buen sacerdote puede valorar la situación y determinar los mejores pasos que hay que seguir.

Obviamente, sólo hemos rascado la superficie de esta hoja de ruta. La clave es no perder nunca la esperanza. Desesperanza no es una palabra del diccionario de Dios. Mientras tu hijo siga respirando, existe la esperanza. Dios ama a tu hijo más incluso que tú mismo. Por mucho que puedas desear que tu hijo vuelva a casa. Dios desea su vuelta infinitamente más y trabaja incesantemente para que esto suceda, incluso cuando la situación parece desesperada.

Confía en Dios, pídele que siga actuando en la vida de tu hijo y confía en Su ayuda para que vuelva a casa.


Brandon Vogt / Religión en Libertad

JESÚS EUCARISTÍA


JESÚS EUCARISTÍA



Jesús Eucaristía es el Rey de reyes y Señor de los señores, el Rey del universo, el Señor de la historia, el amigo de los hombres, el hijo de María, el niño de Belén, el Salvador del mundo, que se ha quedado junto a nosotros para ser nuestro compañero de camino y para que podamos acudir a Él fácilmente, cuando tengamos necesidad. Y nos sigue esperando para sanarnos, bendecirnos, alegrarnos y darnos su amor y paz. Su consultorio es el sagrario.


Él es el mejor médico, siquiatra y psicólogo del mundo. Atiende gratis las 24 horas de cada día y no necesitamos sacar cita para ser recibidos por Él. Además, Él lo sabe todo y sabe cuáles son nuestros males y necesidades antes de que se las digamos. Él nos espera. ¿Hasta cuándo? ¿Somos tan ricos que no necesitamos de su amor? 



P. Ángel Peña

¿QUÉ QUIERE DIOS DE NOSOTROS?


¿Qué quiere Dios de nosotros?
Dios quiere que le amemos con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas


Por: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Uno de mis autores preferidos es San Agustín. Y un día leyendo uno de sus libros encontré esta frase que me hizo detenerme bruscamente, y volverla a leer: “¿Quién soy yo, Señor, para que me pidas y me exijas que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y te enojas muchísimo si no lo hago, más aún, me amenazas con castigos eternos. ¿Quién soy yo?. Y me puse a reflexionar en ello.

A Dios le importa de nosotros sobre todo una cosa, pero le importa muchísimo. Y es que le amemos. Pero que le amemos no de cualquier forma: con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Hay que concluir que, si no amamos, estamos perdidos. Con Dios no tenemos nada que hacer si no sabemos ofrecerle un poco de amor a Él y a nuestro prójimo. Pero si sabemos amar, estamos salvados. Después ese amor se demostrará con hechos, con actos de amor, como el participar en la misa, practicar la caridad con el prójimo etc.
Por eso, preguntémonos: ¿Cuánto amo yo a Dios? ¿Cuánto amo a mi prójimo? Ese es el máximo valor que tengo. Esa es mi salvación.

La religión cristiana era muy hermosa, la más maravillosa del mundo, cuando los cristianos cumplían sus dos únicos mandamientos de amar a Dios con todo el corazón y de amar al prójimo como a sí mismos.

DIEZ FORMAS DE ORACIÓN QUE NO PUEDE FALTAR EN TU VIDA CRISTIANA



10 formas de oración que no pueden faltar en tu vida cristiana
Oración Cristiana



Uno siempre encuentra tiempo para todo, incluso para las cosas más banales (qué decir si se trata de algo que se considera de vital importancia para nuestra vida). ¿Por qué no pasará lo mismo con la oración?


Por: Daniel Prieto | Fuente: Catholic-link.com 



“No tengo tiempo para rezar” −porfían algunos. −“No es verdad” –replico yo. Me dan miles de excusas y se van. Luego pasan las horas, y yo los observo. Largas horas invertidas en series de televisión, en facebook, en juegos, en youtube, en música, en algún hobby… en fin, todo justificable, pues en el fondo uno siempre encuentra tiempo para todo, incluso para las cosas más banales (qué decir si se trata de algo que se considera de vital importancia para nuestra vida). ¿Por qué no pasará lo mismo con la oración? Repito, no me creo eso de no tener tiempo para rezar. El problema es otro. ¿Quieres rezar? −Sí −debes responder ¿Tienes tiempo? −Sí −ahora nos estamos entendiendo. Pero antes necesitamos responder: ¿qué es la oración?
No faltan definiciones elocuentes, de grandes santos, que responden con profundidad a la pregunta. Santa Teresita por ejemplo decía: «Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría». O San Agustín: «La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él». Sin embargo, no faltan personas insatisfechascon tales definiciones. Y no les falta razón.
Sabemos que estas respuestas no abarcan todos los aspectos y matices que la palabra implica. En realidad este tampoco era el afán de los santos citados, ni el nuestro. Ni siquiera un tratado sería suficiente para describir y explicar los numerosos tipos (alabanza, perdón, acción de gracias, súplica), métodos (liturgia de las horas, lectio, rosario, oración del nombre de Jesús), experiencias (personales, liturgicas, sacramentales), que existen y en los cuales se puede vivir, enmarcar  y comprender la oración.
Aun así, debemos intentar llegar a describir su fundamento último, es decir, tratar de definir lo que está a la base y constituye su esencia respecto al hombre. En ese sentido creo que podemos afirmar que la oración es relación. Relación de amor entre Dios y el hombre. Relación de amor entre el hombre y Dios. Relación que lleva a la reconciliación. Re-conciliación que es la dinámica de reunificación entre lo humano y lo divino. Me explico mejor. El hombre fue creado no solo a través de la Palabra, sino también a imagen y semejanza de Ella, por ello es el la única creatura visible capaz de entablar un diálogo de amor con su Creador (GS 12,3). Como decía Ratzinger comentando el Génesis: “El aliento de Dios le ha sido insuflado, por lo cual la divinidad ha literalmente entrado en él, su barro adquiere el ser-imagen-de-Dios”.Imagen que es capacidad de desplegarse en el amor y puede alcanzar la semejanza divina. Por eso el respiro del hombre va más allá de ser un mecanismo necesario para la conservación de su vida terrena, en su caso, lo decisivo es su capacidad de respirar la vida del Espíritu, que es la vida de Dios. El hombre es capaz de Dios. Su corazón (entendido como toda su persona), puede albergar la vida Trinitaria y así la materia de su cuerpo puede convertirse en auténtico santuario (templo) del  Espíritu Santo. Con ello glorifica a Dios (1 Cor. 6, 19-20), porque es portador de la gloria de Dios.  Sí, San Ireneo tenía razón, “la gloria de Dios es el hombre viviente”.
La naturaleza del hombre de oración, al entrar en comunión con Dios, se transfigura y diviniza, al participar de la naturaleza divina (de su amor, porque Dios es amor). En la oración  lo decisivo es esta relación de comunión. Es en este marco que se entiende cómo toda la existencia del hombre puede convertirse en oración. Orígenes sobre esto decía: «Solamente podemos poner en práctica el precepto de “Orar siempre” (1Tes 5,17) si consideramos toda la existencia cristiana como una única y gran oración, de la que eso que solemos llamar “oración” es tan solo una parte» (Sobre la oración 12,2). La relación de amor con Dios caracteriza toda nuestra existencia, y desde esta se forja una nueva modalidad operativa que transforma toda nuestra actividad.
Esta relación obviamente depende en primera instancia de Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4,19) y nunca ha dejado de amarnos y llamarnos, incluso después del pecado. Si bien es cierto que  pecado original tuvo y sigue teniendo graves consecuencias (la privación de la santidad y de la justicia original, la naturaleza herida, la desarmonía del cosmos, etc.) Dios no nos abandona, y nos confirma su fidelidad. Su relación hacia nosotros no se interrumpe, más bien se reconstituye con una novedad inaudita: Cristo, el nuevo y definitivo Dia-logo entre el Padre y el hombre es la Palabra que se hace carne. Encarnación, pasión, muerte y resurrección, se convierten en el movimiento de reconciliación que nos devuelve la vida del Espíritu. Ese respiro de vida eterna que habíamos perdido, se nos dona nuevamente. Dios sopla de nuevo en nuestro barro herido. La divinidad ha literalmente entrado en nosotros otra vez haciéndonos revivir, resucitar. Esto es el bautismo: morir para renacer a la vida en Cristo. Y vivir con coherencia este dinamismo bautismal es la fuente de la vida de oración. Quien se conforma con Cristo, no puede más que tender como Él a la sincera entrega de sí mismo a los demás. Esta entrega encuentra su fuente y culmen en la Eucaristía, que es la fuente y culmen de la entrega de Cristo, y por ende la fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia.
El hombre de oración es aquel que viviendo su bautismo se convierte en un hombre eucarístico. Por Cristo, con Él y en Él, toda su actividad (y con ella el cosmos) se vuelven ofrenda (oración) agradable, dirigida y elevada al Padre. Desde esta perspectiva podemos decir que el corazón de la oración es esta comunión y reconciliación en Cristo, quien nos une a través del Espíritu al Padre. Esta es la esencia de la vida cristiana: el amor de la Trinidad que germina en nuestros corazones, llevándonos a donarnos a los demás en un constante y cotidiano gesto litúrgico, «presentando nuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es nuestro culto razonable» (Cfr. Rom 12,1-2).  Entonces experimentaremos aquello que describía Isaac de Nínive:
«Cuando el Espíritu establece su morada en el hombre, este no puede ya dejar de orar, porque el Espíritu no deja de orar en él: duerma o vele, la oración no cesa en él; coma o beba, duerma o trabaje, el perfume de la oración exhala espontáneamente de su corazón. También el silencio en él es oración, y los movimientos de su corazón son como una voz silenciosa y secreta que canta, canta para Dios».

PROGRAMACIÓN DEL VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A ÁFRICA DEL 25 AL 30 DE NOVIEMBRE 2015



VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A ÁFRICA
A continuación el programa del viaje:

Miércoles 25 de noviembre

07:45 Salida en avión desde el aeropuerto de Roma/Fiumicino a Nairobi (Kenia).

17:00 Llegada al aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi. Ceremonia de Bienvenida en la State House.

18:00 Visita de cortesía al presidente de la República en la State House de Nairobi.

18:30 Encuentro con las autoridades de Kenia y con el cuerpo diplomático.Discurso del Santo Padre.

Jueves 26 de noviembre

08:15 Encuentro interreligioso y ecuménico en el Salón de la Nunciatura Apostólica en Nairobi. Discurso del Santo Padre.

10:00 Santa Misa en el Campus de la Universidad de Nairobi. Homilía del Santo Padre.

15:45 Encuentro con el clero, religiosas, religiosos y seminaristas en el campo deportivo de la Saint Mary’s School. Discurso del Santo Padre.



17:30 Visita a la U.N.O.N. Discurso del Santo Padre.

Viernes 27 de noviembre

08:30 Visita al barrio pobre de Kangemi en Nairobi. Discurso del Santo Padre.

10:00 Encuentro con los jóvenes en el Estadio Kasarani. Discurso del Santo Padre.

11:15 Encuentro con los obispos de Kenia.

15:10 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi.

15:30 Salida en avión de Nairobi hacia Entebbe (Uganda).

16:50 Llegada al aeropuerto internacional de Entebbe. Ceremonia de bienvenida.

17:30 Visita de cortesía al presidente en la State House en Entebbe.

18:00 Encuentro con autoridades y cuerpo diplomático en la Sala de Conferencias de la State House. Discurso del Santo Padre.

19:15 Visita a Munyonyo y saludo a los catequistas y profesores. Saludo del Santo Padre.

Sábado 28 de noviembre

08:30 Visita al santuario anglicano de los mártires en Namugongo.

09:00 Visita al santuario católico de los mártires de Namugongo.

09:30 Santa Misa por los mártires de Uganda en el área del santuario católico.Homilía del Santo Padre.

15:15 Encuentro con los jóvenes en Kololo Air Strip en Kampala. Discurso del Santo Padre.

17:00 Visita a la casa de caridad de Nalukolongo. Saludo del Santo Padre.

18:00 Encuentro con los obispos de Uganda.

19:00 Encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral local. Discurso del Santo Padre.

Domingo 29 noviembre

09:00 Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Entebbe.

09:15 Salida en avión de Entebbe a Bangui (República Centroafricana).

10:00 Llegada al aeropuerto internacional M’Poko en Bangui. Ceremonia de bienvenida.

11:00 Visita de cortesía al presidente del Estado de transición en el Palacio Presidencial de la Renaissance.

11:30 Encuentro con la clase dirigente y con el cuerpo diplomático. Discurso del Santo Padre.

12:15 Visita al campo de refugiados.

13:00 Encuentro con los obispos del país.

16:00 Encuentro con las comunidades evangélicas en la sede de la Facultad de teología evangélica de Bangui (FATEB). Discurso del Santo Padre.

17:00 Misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui. Homilía del Santo Padre.

19:00 Confesión de algunos jóvenes e inicio de la vigilia de oración en la explanada de la Catedral. Discurso del Santo Padre.

Lunes 30 de noviembre

08:15 Encuentro con la comunidad musulmana en la mezquita central de Koudoukou en Bangui. Discurso del Santo Padre.

09:30 Misa en el Estadio del Complejo deportivo Barthélémy Boganda. Homilía del Santo Padre.

12:15 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional M’Poko de Bangui.

12:30 Salida en el avión papal hacia Roma.

18:45 Llegada al aeropuerto Ciampino en Roma.

PAPA FRANCISCO EMPRENDE SU VIAJE A ÁFRICA Y LO ENCOMIENDA A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Papa Francisco emprende su viaje a África y lo encomienda a la Santa Virgen María
Por Alvaro de Juana





 (ACI).- El Papa Francisco ha emprendido ya su undécimo viaje apostólico internacional que tiene como destino Kenia, Uganda y República Centroafricana hasta el próximo lunes 30 de noviembre.

El Santo Padre despegó en un avión de la compañía italiana Alitalia desde el Aeropuerto Internacional de Fiumicino, en Roma, a las 8 de la mañana (hora local). Aterrizará en Nairobi, capital de Kenia, a las 17 horas del país (15 horas en Roma), después de casi siete horas de vuelo.

Francisco, como es ya habitual antes de iniciar un viaje, acudió el martes por la tarde a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen de la Salus Populi Romana, la advocación de la Virgen María que está en esta Basílica. A la Madre de Dios le pidió por el viaje a África y por sus frutos.

Al despegar, envió un telegrama de saludo al Presidente de la República de Italia Sergio Mattarella. En el mensaje señala que tiene el “vivo deseo de encontrar a los hermanos en la fe y los habitantes de estas queridas naciones” y ofrece al Presidente “la expresión de mi saludo deferente que acompaño con fervientes oraciones por el bien y la prosperidad de todo el pueblo italiano”. 

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 24 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 24 DE NOVIEMBRE DEL 2015



No se dejen engañar
Tiempo Ordinario


Lucas 21, 5-11. Tiempo Ordinario. Como cristianos trabajemos firme y constante por edificar nuestra casa en roca firme. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo algunos ponderaban la belleza del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas. Jesús les dijo: Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida. Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir? Él dijo: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 

Oración introductoria
Señor y Dios mío, buscarte equivale a encontrarte, porque siempre Tú estás dispuesto, esperándome en el Sagrario y en la oración. No quiero anteponer nada a tu amor que es lo único definitivo y seguro que tengo en la vida. ¡Ven Espíritu Santo! Ilumina y guía esta meditación.

Petición
Señor, concédeme la gracia de afianzar mi vida en Ti para poder ser testigo y misionero de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la atención de estos aspectos secundarios – ¿cuándo será?, ¿cómo será? – la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos:
Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor.
Esta alocución de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre”.
Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!”. (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).


Reflexión
No busquemos aterrarnos mutuamente ni vivir en el miedo pensando en que el tiempo está cerca y ya se acaba la figura de este mundo con la venida del Justo Juez, Cristo. Y no es así porque El mismo nos lo acaba de decir: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". ¿Quiere Cristo que vivamos atemorizados? No ¿Quiere que nos la pasemos analizando cada guerra y cada peste e interpretándolo todo bajo esta óptica terrorífica? No. Entonces, ¿qué quiere Cristo?

Quiere que nos dejemos de cuentos de terror y de una pasividad estéril y vivamos, sí, velando para cuando venga, pero velando como siervos fieles, esto es, cumpliendo como el soldado que tiene una misión en la vida. "Velar" por tanto no es estar en estado de terror e infundiendo terror en los demás, sino "trabajar" por hacer que cada día más este Rey sea más adorado y amado por los hombres; para que el imperio del amor triunfe sobre los mezquinos deseos humanos.

¿Por qué el Templo será derruido? Por la codicia de los hombres. ¿Por qué habrá guerras? Por el odio de unos contra otros. ¿Por qué pestes, hambre, desolación? Por culpa del pecado que no busca soluciones sino que trae daños estériles.

Pero en cambio si el cristiano trabaja firme y constante por edificar su propia casa en Roca firme; si se empeña por trabajar en la viña del Señor y sacar fruto abundante, el ciento por uno; si procura que en su casa jamás falte el aceite para su lámpara, no sea que venga el Esposo; si se esmera en realizar cuanto le ha sido confiado por el Dueño, como siervo trabajador; si, en fin, saca tiempo de debajo de las piedras y hace del amor su tesoro, y reproduce todos sus talentos, ¿le quedará tiempo para aterrarse por el fin del mundo?

Propósito
Trabajar por edificar mi casa, es decir mi vida de cada día sobre roca firme, sobre Dios. A través de la oración, de la confianza y esperanza en Él.

Diálogo con Cristo
Señor, sé que al final triunfará tu Reino, pero mi corazón a menudo no entiende y le cuesta aceptar acontecimientos que parecen no tener ningún sentido, como la muerte de un joven. Enséñame que el sentimiento puede ayudarme, pero no es lo esencial. Ayúdame a ser optimista, a edificar mi vida en la roca firme de tu voluntad y a tenerla como mi guía en todo mi obrar.

EL MUNDO SUSPIRA POR AMARTE


El mundo suspira por amarte
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Libro: Momentos de paz





“¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está queriendo amarte!” ( Tagore).

Me gustaría que hoy hicieras un ejercicio muy simple: respirar y expirar aire en tus pulmones para que entres en este momento de paz.

Siéntate cómodo en tu butaca. Deja tu mente en limpio como la lana blanca del cordero recién nacido.
Por tus oídos atentos a percibir lo susurros de la naturaleza. Oye el canto del búho en la noche; escucha el zumbido de los grillos cuando mueven rápidamente sus alas; oye el ruido multitudinario de los jóvenes que se divierten en las discotecas o en los pubes o transitando por la calle de la “movida”.
Y tú, tranquilo y reflexivo, vas adentrando en tu interior todo cuanto oyes de este mundo que te rodea en tu calle o chalet, en las afueras de la gran urbe.

¿No te das cuenta de que todo ser viviente lanza suspiros buscando algo fundamental que los llenes de gozo?
Desde el animal o el insecto hasta la persona que gime en la noche del dolor de la enfermedad, todos, absolutamente todos, buscan amor.
Tú, sin duda, buscas ahora mismo una atención especial para sentirte a gusto contigo mismo cuando la soledad de la noche aumenta el tiempo psicológico en los entresijos ocultos de tu ser.

Tú mismo, sin duda, estás deseando manifestar a alguien tu adhesión, tu cariño, tu afecto, tu amor.
Y te imagino feliz con tu corazón puesto al lado de otros corazones que te necesitan en este momento. Decía un anciano:” me paso la noche despierto pensando, orando y amando a los otros”.

¡Vive hoy feliz!

¿CÓMO ORAR CUANDO SIENTES MIEDO?


¿Cómo orar cuando sientes miedo?
Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él.


Por: P Evaristo Sada LC


Todos queremos seguridad y buscamos seguridades. Nos da miedo cuando no hay seguridad, cuando perdemos nuestras seguridades o cuando se ven amenazadas o reducidas.

Te da seguridad un buen empleo, la aceptación de los demás, las cosas que posees, los amigos que te respaldan, un entorno conocido, tus habilidades, tu formación profesional, tus títulos, el dinero, recibir reconocimientos y dignidades, ser consultado, recibir atenciones, tu hogar, una buena salud, etc.

Cuando se ponen en riesgo nuestras seguridades nos entra miedo. Se derrumban o disminuyen nuestras seguridades y corremos el riesgo de desmoronarnos. Cuando esto sucede nos encontramos en la posición del pobre, del que nunca ha tenido nada o del que lo ha perdido todo y depende totalmente de la gratuidad del amor de Dios.

Es humano tener miedo. No nos extraña que hasta los Papas sientan miedo cuando son elegidos. Tengo a la mano una oración del Cardenal Eduardo Pironio, argentino, en que se presenta ante Dios con mucho miedo. Tuve la gracia de tratar mucho con él y hablaba con frecuencia de la confianza, de la virtud de la esperanza; tal vez por el miedo que sentía. Extraigo partes de una de sus oraciones:

Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.

Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final."
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.

Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.

Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque "les resultaba dura" y absurda tu doctrina.

Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.

El Cardenal Pironio sabía ver en el sufrimiento la mano providente de Dios Padre. En su testamento espiritual escribe: Que nadie se sienta culpable de haberme hecho sufrir, porque han sido instrumento providencial de un Padre que me amó mucho.

Lo que más aprendo de esta oración es la humildad y la confianza con que se dirige a Dios. Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él. El padre es protector y proveedor. Si el hijo expone a su padre su debilidad, su miseria, sus faltas, su condición vulnerable, y se dirige a él pidiendo ayuda con absoluta confianza, un buen padre siempre responde.

Cuando sentimos miedo al perder nuestras seguridades o al no tener seguridad alguna, podemos tener la certeza de que si lo aceptamos con humildad y acudimos con confianza a Dios Padre, el amor de Dios vendrá en nuestro auxilio. La confianza filial lo obtiene todo de Dios.

Cuando sentimos miedo también podemos orar con la ayuda del Salmo 23: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan y del Salmo 30 En ti, Señor, me cobijo, nunca quede defraudado. Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña y mi alcázar.

Cuando sentimos miedo, la roca firme del amor misericordioso de Dios es nuestra seguridad.
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