martes, 13 de octubre de 2015

PAPA FRANCISCO NOMBRA NUEVO OBISPO PARA EL PERÚ



Papa Francisco nombra nuevo Obispo para el Perú





 (ACI).- El Papa Francisco nombró hoy nuevo Obispo Auxiliar de la diócesis de Chosica (Perú) al sacerdote P. Arthur Colgan, que hasta el momento era Vicario General de la misma diócesis.

El nuevo Obispo Auxiliar nació el 8 de noviembre de 1946 en Dorchester, Massachussetts, en la diócesis de Boston (Estados Unidos).

Estudió Filosofía y Teología en Estados Unidos y Chile. Realizó la primera profesión en la Congregación de la Santa Cruz el 16 de julio de 1966 y la solemne el 11 de agosto de 1971.

Fue ordenado sacerdote el 27 de octubre de 1973 y desde entonces fue responsable de diversas tareas. Entre ellas, Superior de la Congregación de la Santa Cruz en Perú de 1974 a 1975; Párroco de la Santa Cruz, en Chimbote entre 1975 y 1982; Vicario General de la diócesis de Chimbote desde 1982 a 1987; Párroco de El Señor de la Esperanza en Canto Grande (Chosica) de 1982 a 1987; Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal para la Acción Social de la Conferencia Episcopal Peruana.

También ha sido Vicario Episcopal de la arquidiócesis de Lima (1993-1997); Asesor Teológico de la Comisión Episcopal para la Acción Social de la Conferencia Episcopal Peruana (1999-2000); Superior Provincial de la Eastern Province de la Congregación de la Santa Cruz en Bridgeport, Connecticut (Estados Unidos) de 2000-2009 y desde 2010 Vicario General de la diócesis de Chosica.

La diócesis de Chosica es sufragánea (que depende de) la arquidiócesis de Lima. Está en la parte nordeste de la capital peruana.

lunes, 12 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 12 DE OCTUBRE DEL 2015


No se les dará otra señal que la de Jonás
Tiempo Ordinario

Lucas 11, 29-32. Tiempo Ordinario. Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal de amor que anhelamos. 


Por: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 28o. del Tiempo Ordinario, del domingo 11 al sábado 17 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo la gente se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. 

Oración introductoria
Padre, te pedimos que Cristo, clavado en la cruz, sea para nosotros la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado.

Petición
Señor, ayudanos a ser "señales" para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor.

Meditaciòn del Papa Francisco
Su sordera expresa la incapacidad de escuchar y de comprender no solo las palabras de los hombres, sino también la Palabra de Dios. Y san Pablo nos recuerda que “la fe nace de la escucha de la predicación” […]
Dios no está cerrado en sí mismo, sino que se abre y se pone en comunicación con la humanidad. En su inmensa misericordia, supera el abismo de la infinita diferencia entre Él y nosotros, y sale a nuestro encuentro. Para realizar esta comunicación con el hombre, Dios se hace hombre: no le basta hablarnos a través de la ley y los profetas, sino que se hace presente en la persona de su Hijo, la Palabra hecha carne. Jesús es el gran “constructor de puentes” que construye en sí mismo el gran puente de la comunión plena con el Padre.
Pero este Evangelio nos habla también de nosotros: a menudo nosotros estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles e inhóspitas. Incluso las relaciones humanas más elementales a veces crean realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada. Y esto no es de Dios. Esto es nuestro. Es nuestro pecado. (Ángelus, S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2015).


Reflexión

Deseamos una seguridad, una certeza. Queremos tener ante nuestros ojos una prueba, un milagro. Cada día es una buena ocasión para buscarla, o, más bien para encontrarla, para contemplarla, porque ya la tenemos.

Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado; un amor que se entrega hasta el extremo de dar la vida por el amigo. El crucificado nos hace ver un milagro más extraordinario que cualquier otro: el del amor, que se demuestra en el dolor. Basta que le contemplemos detenidamente para que obtengamos una plena seguridad sobre la cual construir nuestra vida: la de sabernos y sentirnos profundamente amados.

Esta señal constituye también una invitación. Cristo nos invita a convertirnos en “señales” para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor. Que por nuestro modo de vivir, tengan la seguridad de que vale la pena ser seguidor del hombre que aparentemente fue derrotado en la cruz. Para ser “señales”, pruebas vivas, hay que aprender como Cristo, a subir a la cruz. Ahí está la señal del amor.

Propòsito
Acercarme a un crucufico y pedirle a Jesùs que me enseñe a ser señal de amor para mi familia, trabajo, amigos.

Diálogo con Cristo
Señor, todo está bajo tu dominio menos mi libertad, porque Tú respetas mi decisión de cumplir o no tu voluntad. Me has dado tu Palabra en el Evangelio, te me ofreces en la Eucaristía, para que tu presencia viva transforme todo mi ser: inteligencia, voluntad, afectos, imaginación y sentimientos. Haz, Jesús, que sepa apreciar estos dones y que aproveche todas las oportunidades, circunstancias y situaciones de mi vida para amarte más.


UNA LUZ DE ESPERANZA PARA SIRIA: LIBERAN A SACERDOTE SECUESTRADO HACE 5 MESES


Una luz de esperanza para Siria: Liberan a sacerdote secuestrado hace 5 meses.
Por Andrea Gagliarducci
Foto: Andrea Gagliarducci / ACI Stampa








VATICANO, 12 Oct. 15 / 06:01 am (ACI).- El Patriarca de Antioquia, Su Beatitud Ignace Youssif III Younan, informó que el sacerdote P. Jacques Mourad, secuestrado hace meses por el Estado Islámico (ISIS), fue liberado, lo que alienta la esperanza de los cristianos. Sin embargo, explicó, aún preocupa la situación de otros 190 secuestrados, y del sacerdote P. Paolo Dall’Oglio y de dos obispos ortodoxos de quienes no se tienen noticias desde que fueran raptados hace más de dos años.

Antes del inicio de los trabajos del Sínodo este lunes y en declaraciones a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– el Patriarca explicó que “la liberación del Padre Mourad es una gran alegría. Él servía en la ciudad de Qaryatayn y había fundado el monasterio de Mar Elian, que luego fue destruido. Servía a todos, cristianos y musulmanes. Llevaba cinco meses secuestrado”.

“Hemos hablado con él, está bien, cerca a Homs, y ayer ha celebrado Misa. Está preocupado por los que aún siguen siendo prisioneros, son unos 190, todos capturados cuando el Daesh (ISIS) tomaron Qaryatayn. Por este motivo no quería que se publicara la noticia de su liberación, para favorecer el diálogo  de los otros prisioneros”.

El Patriarca considera que la liberación de este sacerdote da esperanza para la liberación de los demás y explicó “que estamos trabajando con otros medios que están entre Homs y Qaryatayn, y que saben cómo ir y volver con seguridad, saben cómo moverse en ese territorio”.

Explicó además que no hay aún noticias sobre el P. Paolo Dell’Oglio, “y yo me pregunto por qué el gobierno de Italia no se esfuerza más para comprender lo que ha sucedido con el Padre Paolo a quien no lo podemos dejar ni olvidar”.

El Patriarca sirio dijo que aún mantienen la esperanza “de que esté vivo. Y también esperamos que estén vivos los dos obispos ortodoxos de Aleppo que han sido secuestrados. Ni de ellos ni del P. Paolo tenemos noticia desde hace dos años”.

SALÍ DE FIESTA, MAMÁ


SALÍ DE FIESTA, MAMÁ




Salí de fiesta mamá. Fui a una fiesta y me acordé de lo que me dijiste. Me pediste que no bebiera alcohol, mamá. Por eso, bebí un Sprite. Me sentí orgullosa de mí misma. Hice una elección saludable y tu consejo fue correcto. 

Y cuando la fiesta finalmente acabó, la gente empezó a conducir sin estar en condiciones. Fui a mi coche con la certeza de que iría a casa en paz.
Nunca podría imaginar lo que me esperaba, mamá... algo que no podría esperarme.
Ahora estoy tirada en la carretera y oigo a un policía decir: "El chico que provocó este accidente iba borracho".

Mamá, su voz parece tan distante... Mi sangre está derramada por todos lados y estoy intentando con todas mis fuerzas no llorar. Puedo oír a los médicos diciendo: "Esta chica va a morir".

Él, como yo, había salido de fiesta, pero él decidió beber y conducir y ahora yo tengo que morir.
¿Por qué las personas hacen esto, mamá, sabiendo que va a arruinar vidas?
El dolor me está cortando como un centenar de cuchillos afilados. Dile a mi hermana que no se asuste, mamá. Dile a papá que sea fuerte. Os quiero tanto que me gustaría que me diéseis un último beso. Alguien debería haber dicho a aquel chico que está mal beber y conducir...
Tal vez si sus padres se lo hubieran dicho yo ahora estaría viva... Mi respiración se está debilitando, mamá, y tengo mucho miedo... Estos son mis últimos momentos y me siento tan desesperada... Me gustaría que me pudieras abrazar, mamá, mientras estoy estirada, aquí, muriendo.
Me gustaría poder decirte que te quiero, mamá... no siento mi cuerpo, no puedo más, mamá, te quiero...Adiós...".

Estas palabras fueron escritas por un periodista de Informativos Telecinco que presenció un accidente de tráfico en 1997. La joven, mientras moría, iba diciendo estas palabras a los allí presentes. El periodista empezó una campaña. Si este mensaje llegó hasta ti y lo ignoras, puedes estar perdiendo la oportunidad de concienciar a más personas y hacer que tu propia vida también corra peligro. Y este pequeño gesto puede marcar una gran diferencia. Comparte con tus familiares y amigos este mensaje: http://webcatolicodejavier.org/salidefiestamama.html

Recuerda:
- SI BEBES NO CONDUZCAS. No sólo se trata de ti, sino de las personas que te acompañan en el coche y las que te cruzas y que se desplazan en otros coches por la carretera. Dios nos pide "amar al prójimo como a ti mismo".  Eso incluye no poner en peligro al prójimo por nuestro comportamiento irracional. Es tu responsabilidad para contigo y para con los demás.

- Cuando vayas a desplazarte en coche, haz la señal de la cruz antes de arrancar y pídele al Señor que te proteja durante el trayecto.

EL HEREDERO - MEDITACIÓN


EL HEREDERO




Érase una vez un reino europeo que estaba regido por un rey muy cristiano, y con fama de santidad, que no tenía hijos. El monarca envió a sus heraldos a colocar un anuncio en todos los pueblos y aldeas de sus dominios. Este decía que cualquier joven que reuniera los requisitos exigidos, para aspirar a ser posible sucesor al trono, debería solicitar una entrevista con el Rey. A todo candidato se le exigían dos características:

1º. Amar a Dios.
2º. Amar a su prójimo.

En una aldea muy lejana, un joven leyó el anuncio real y reflexionó que él cumplía los requisitos, pues amaba a Dios y, así mismo, a sus vecinos. Una sola cosa le impedía ir, pues era tan pobre que no contaba con vestimentas dignas para presentarse ante el santo monarca. Carecía también de los fondos necesarios a fin de adquirir las provisiones necesarias para tan largo viaje hasta el castillo real.

Su pobreza no sería un impedimento para, siquiera, conocer a tan afamado rey. Trabajó de día y noche, ahorró al máximo sus gastos y cuando tuvo una cantidad suficiente para el viaje, vendió sus escasas pertenencias, compró ropas finas, algunas joyas y emprendió el viaje.

Algunas semanas después, habiendo agotado casi todo su dinero y estando a las puertas de la ciudad se acercó a un pobre limosnero a la vera del camino. Aquél pobre hombre tiritaba de frío, cubierto sólo por harapos. Sus brazos extendidos rogaban auxilio.

Imploró con una débil y ronca voz: Estoy hambriento y tengo frío, por favor ayúdeme... ¿por favor?

El joven quedó tan conmovido por las necesidades del limosnero que de inmediato se deshizo de sus ropas nuevas y abrigadas y se puso los harapos del limosnero. 
Sin pensarlo dos veces le dio también parte de las provisiones que llevaba.

Cruzando los umbrales de la ciudad, una mujer con dos niños tan sucios como ella, le suplicó: - ¡Mis niños tienen hambre y yo no tengo trabajo!

Sin pensarlo dos veces, nuestro amigo se sacó el anillo del dedo y la cadena de oro de cuello y junto con el resto de las provisiones se los entregó a la pobre mujer. Entonces, en forma titubeante, continuó su viaje al castillo vestido con harapos y carente de provisiones para regresar a su aldea.

A su llegada al castillo, un asistente del Rey le mostró el camino a un grande y lujoso salón. Después de una breve pausa, por fin fue admitido a la sala del trono.

El joven inclinó la mirada ante el monarca. Cuál no sería su sorpresa cuando alzó los ojos y se encontró con los del Rey. Atónito y con la boca abierta dijo: - ¡Usted... usted! ¡Usted es el limosnero que estaba a la vera del camino!

En ese instante entró una criada y dos niños trayéndole agua al cansado viajero, para que se lavara y saciara su sed. Su sorpresa fue también mayúscula: -¡Ustedes también! ¡Ustedes estaban en la puerta de la ciudad!

- Sí, replicó el Soberano con un guiño-- yo era ese limosnero, y mi criada y sus niños también estuvieron allí.

- Pero.. pero... ¡usted es el Rey! ¿Por qué me hizo eso?, Tartamudeó tragando saliva, después de ganar un poco de confianza.

- Porque necesitaba descubrir si tus intenciones eran auténticas frente a tu amor a Dios y a tu prójimo -dijo el Monarca-. Sabía que si me acercaba a ti como Rey, podrías fingir y actuar no siendo sincero en tus motivaciones. De ese modo me hubiera resultado imposible descubrir lo que realmente hay en tu corazón. Como limosnero, no sólo descubrí que de verdad amas a Dios y a tu prójimo, sino que eres el único en haber pasado la prueba.

- ¡Tú serás mi heredero! --sentenció el Rey-- ¡Tú heredarás mi reino!

EL PILAR DE NUESTRA FE


El Pilar de nuestra fe
Fiesta de Nuestra Señora del Pilar. El 12 de octubre se celebra la solemnidad del Amor de Hispanoamérica.


Por: P. Jesús Martí Ballester | Fuente: Amor y Cruz 




Frente a quienes ayer y aún hoy se avergüenzan, ignorantes o malvados, de la gran, máxima evangelización de América, recordamos hoy nosotros aquella hazaña de fe. Si sabemos interpretar los signos de los tiempos, leeremos que Dios se valió de España para llevar la fe salvadora a pueblos innumerables, que hoy permanecen fieles a ella y son la esperanza de la Iglesia, sobre todo en vocaciones. 

Así lo ha reconoció el anterior Pontífice, Juan Pablo II, cuando dijo en su Mensaje al Congreso Mariológico y Mariano celebrado en Huelva del 18 al 27 septiembre de 1992: "Los marinos intrépidos de Palos, de Huelva, de Moguer, de Lepe, que en el nombre de Dios y de Santa María partieron del puerto de Palos, fueron protagonistas de aquella gran epopeya que llegaría a cambiar la configuración del mundo conocido y que, a la vez, abrió espacios insospechados a la expansión del mensaje cristiano". Y el mismo Papa, en su viaje de enorme valor testimonial a Santo Domingo, en la República Dominicana, es decir a la Española, primera tierra descubierta por Colón, quiso asociar su persona y a la Iglesia, a la celebración del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América; para con su autoridad suprema de Papa, reconocer y enaltecer la gesta evangelizadora de España. 

LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA

Escribió Garcilaso de la Vega, historiador natural de Cuzco, Perú, que "ofrecía su historia para que se den gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a la Virgen María, su Madre, por cuyos méritos e intercesión se dignó Dios sacar del abismo de la idolatría a tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su Iglesia Católica Romana, la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que los crió".

Los que propalaron la sinrazón de que España pidiera perdón a los americanos por haberles liberado de sus ritos macabros hasta llegar a sacrificar cada día muchachas para que el sol volviera a nacer al día siguiente, son los mismos que impiden que hoy nuestros niños y jóvenes crezcan en la ignorancia del barro que les construye por dentro, el pensamiento y el arte occidentales, y también el fabuloso legado moral sin el cual serían incompresibles conquistas como la abolición de la esclavitud o la condena de la pena de muerte, sin enumerar prolijamente los avances de la civilización que ha ido acumulando el cristianismo. Privar a un muchacho de la religión es como despojarlo de su filiación genética. La moral cristiana instituyó la piedad como regla de conducta, el respeto y el amor al prójimo como pilares de nuestra convivencia. 

¿Es lícito escamotear que Dios se hizo un hombre como nosotros, que proclamó el bello poema de las bienaventuranzas, que impidió matar a pedradas a una mujer adúltera y que le pidió agua a una mujer samaritana y le ofreció a cambio el agua de la eternidad gloriosa con Él? ¿Y junto a esto, la creación de una nueva cultura que ha inspirado las más eximias excelencias de nuestros artistas que han trascendido los siglos, y que los hombres de mañana entren en el museo del Prado o en los otros del mundo como papanatas? ¿Qué entenderán del Greco, de Velázquez, de Zurbarán, de Giotto, del Tintoretto, del divino Morales y de Rafael, de los grandes genios de la música y de la arquitectura, de Miguel Ángel, de la poesía, qué de San Juan de la Cruz, qué de Divina Comedia, de la gran obra civilizadora de la Orden del Císter?... Y como los árboles también envejecen, también Europa, engendradora de pueblos y patrocinadora del humanismo, se está convirtiendo a pasos agigantados en un tronco seco y sin sabia. Con el sentido excepcional de la oportunidad de este viejo Papa joven, se está celebrando en Roma el Sínodo de los Obispos que quiere afrontar la pérdida de fe de Europa. 

Ante él, el cardenal belga Jan Pieter Schotte ya ha adelantado que el principal desafío no es un problema político o social sino el debilitamiento de la fe. Europa sufre un problema de conocimiento de la fe y de su transmisión. Las familias se sienten impotentes, las escuelas encuentran dificultades y en las parroquias se nota menor presencia de fieles. Además, los medios de comunicación crean una cultura no siempre religiosa. La respuesta al panorama incierto y oscuro es el tema de la asamblea: "Jesucristo viviente en su Iglesia, fuente de esperanza para Europa". Y el Cardenal Rouco hace ahora seis años, el 1 de octubre de 1999, formulaba este dilema fundamental: “O Europa se convierte al Dios de nuestros padres o se desarraiga de las raíces espirituales de las que ha germinado el verdadero humanismo europeo. Nuestra tarea como Iglesia es anunciar con obras y palabras al Dios vivo". Fuera de Cristo no sabemos qué son Dios, la vida, la fe, ni nosotros mismos.

LA VIRGEN LA PRIMERA MISIONERA

Y fue la Virgen la primera misionera que nos dejó en su Pilar el dedo certero que nos señala de nuevo: "Haced lo que El os diga". Al celebrar la fiesta de la Virgen del Pilar, proclamamos que María ha escogido el Pilar para derramar sobre España sus bendiciones. Allí, los Reyes, los Capitanes, los Héroes, han encontrado la fuerza para cumplir su misión providencial. "A los tuyos les diste una columna llameante, guía para un camino desconocido" Sabiduría 18,3. "El Señor les precedía de día en columna de nube para marcarles el camino, y en columna de fuego de noche para alumbrarles" Génesis 13,21.

Así dice la historia que la Virgen los llevó como columna llameante por el camino desconocido: El siete de octubre, Colón está inquieto ante las dudas y peleas lógicas de aquellos noventa hombres, después de setenta días de navegación, y con un problemático retorno. Poco después llegó la calma y se hizo en el océano una gran bonanza. El día ocho, estaba el mar claro y sosegado y eran los aires dulces y olorosos, como si fueran del mes de abril sevillano. El día nueve durante toda la noche los navegantes oyeron volar pájaros. El día diez vieron pasar grajos y papagayos.

El día once aumentaron los indicios. La noche fue una noche clara de luna y en el aire y en el agua flotaba un ambiente de calma suave. De repente, sonó en la Pinta un tiro de bombarda, y se oyó el grito triunfal y esperado: TIERRA. Lo había dado Rodrigo de Triana. Eran dos horas después de la media noche. Y allí hay noventa hombres de pie sobre el puente de las carabelas con los corazones agitados por violenta emoción. Al amanecer apareció la lengua blanca de arena del primer suelo americano. En España, las campanas de los conventos llamaban a Maitines, y todo aquel día 12, la Iglesia de España rezaba a la Virgen del Pilar. Era el día del desembarco y del Descubrimiento. 

REZAR EN ESPAÑOL

Cuando un sacerdote, un cristiano llega a América y oye hablar y rezar en nuestra propia lengua a Dios y a la Virgen, se le acelera el corazón, se le hace un nudo en la garganta, y sus ojos lloran lágrimas de asombro, de gratitud, de admiración y de fe. Y cuando en la Basílica de Guadalupe, todo el día abierta y siempre llena de mexicanos, que más que rezar, hablan con la Virgen con un hablar continuo, mezclado de sollozos, gritos, palabras ternísimas llenas de íntima e ingenua confianza, muchos de ellos caminando de rodillas, arrastrando los padres a sus pequeños, siente la gratitud y el gozo de ser español.

Me invitaron a comer unos amigos en Monterrey (México). A mitad de la comida, un niño de unos diez años, guapísimo, puesto de pie, dijo: "Lo mejor del mundo es que los españoles hayan venido a evangelizar a América. Me acordé de las palabras de Jesús el domingo de Ramos a los sacerdotes del Templo que le pedían que hiciera callar a los niños sus gritos y hosannas: ¿"No habéis leído en la Escritura que de la boca de los niños has hecho brotar la alabanza"? (Mt 21,16).

Reunámonos hoy en oración comunitaria y eucarística, como los Apóstoles con María en el Cenáculo, para dar gracias porque nos ha dado a su Madre, "que nos protege en su tienda el día del peligro, y nos alza sobre la roca" Salmo 26. Y aclamemos a María, intacta en su virginidad, gloriosa en su descendencia y triunfante en su asunción. Que ella sea nuestro gozo y la causa de nuestra alegría.

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, ADVOCACIÓN MARIANA, 12 DE OCTUBRE


Nuestra Señora del Pilar
Advocación mariana, 12 de octubre


Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Fiesta
12 de octubre

Etimológicamente significa “ pila”. Viene de la lengua latina.

Este nombre, uno de los más abundantes en España tiene un origen curioso. Fue la misma Virgen María la que se apareció al apóstol Santiago que estaba desanimado mientras evangelizaba la patria española.

Se le apareció en carne mortal cuando, junto al Ebro, y sentado en una piedra o pila quería llegar hasta otros lugares predicando la Buena Nueva del Evangelio.

Santiago llevaba inscritas en su corazón las últimas recomendaciones de Jesús:"Id por todo el mundo predicando el Evangelio y bautizando a la gente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".

Con el paso del tiempo, los zaragozanos le hicieron una inmensa y preciosa basílica levantada en su honor en el primer milenio, aunque haya sufrido muchas reformas arquitectónicas.

Hay que tener en cuenta que España ha sufrido muchas invasiones, pero es seguro que ya existía en la época de los Visigodos.

Dicen que la misma Virgen le dejó una imagen como recuerdo del inolvidable encuentro. Y el mandato de que le construyera allí un templo.

Según dice la Tradición, esto sucedía en el año 40. Científicamente no está nada comprobado a nivel de papeles. Sin embargo, el testimonio vivo de tantos miles y miles de personas que van en peregrinación a este santo lugar mariano, demuestran fehacientemente que la fe no viene del aire sino de personas que, generación tras generación, viven su devoción a la Virgen de forma continuada.

Juntamente con el sepulcro de Santiago en Galicia y el Pilar de Zaragoza son dos polos de espiritualidad palpable en España y con proyección a todo el universo.

Hoy es la fiesta nacional en España y también el día de la Hispanidad. Las banderas de las naciones sudamericanas llenan este lugar. En la misa de hoy se leen estas palabras:"La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Iberoamérica, cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de América en este día".

¡Felicidades a las personas que lleven este nombre!

domingo, 11 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 11 DE OCTUBRE DEL 2015


¿También los ricos se salvan?
Tiempo Ordinario


Marcos 10, 17-30. Tiempo Ordinario. Lo importante es no usar nuestros bienes para servirnos a nosotros mismos y a nuestros caprichos sino para ayudar a los demás. 


Por: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 28o. del Tiempo Ordinario, del domingo 11 al sábado 17 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía ya en camino, se le acercó corriendo un hombre y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. 

Oración introductoria
Señor, creo y confío en que escuchándote en mi oración, podré descubrirte y amarte más y aceptar plenamente las exigencias de cumplir tu voluntad. No quiero ser como el joven rico del Evangelio que pregunta sin querer escuchar. Tú eres mi Maestro, Tú eres mi guía, mi Señor. ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Dime en esta oración cómo puedo agradarte más, cómo puedo cumplir mejor tus mandamientos.

Petición
Jesús, ayúdame a descubrir en esta oración, qué es lo que me falta para alcanzar mi salvación y la de mis hermanos.

Meditación del Papa Francisco
¿Recuerdan el diálogo de Jesús con el joven rico? El evangelista Marcos dice que Jesús lo miró con cariño, y después lo invitó a seguirle para encontrar el verdadero tesoro. Les deseo, queridos jóvenes, que esta mirada de Cristo, llena de amor, les acompañe durante toda su vida.
Durante la juventud, emerge la gran riqueza afectiva que hay en sus corazones, el deseo profundo de un amor verdadero, maravilloso, grande. ¡Cuánta energía hay en esta capacidad de amar y ser amado! No permitan que este valor tan precioso sea falseado, destruido o menoscabado. Esto sucede cuando nuestras relaciones están marcadas por la instrumentalización del prójimo para los propios fines egoístas, en ocasiones como mero objeto de placer. El corazón queda herido y triste tras esas experiencias negativas. Se lo ruego: no tengan miedo al amor verdadero, aquel que nos enseña Jesús y que San Pablo describe así: “El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca”.
Al mismo tiempo que les invito a descubrir la belleza de la vocación humana al amor, les pido que se rebelen contra esa tendencia tan extendida de banalizar el amor, sobre todo cuando se intenta reducirlo solamente al aspecto sexual, privándolo así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y responsabilidad. (S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).

Reflexión
Esta pregunta parece superflua o tonta, pero no lo es tanto. Al menos, a juzgar por las palabras de nuestro Señor: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de los cielos!". Los mismos discípulos se quedaron extrañados al oírle expresarse así. Y Jesús, con su conducta habitual, en vez de apaciguar el tono de sus sentencias, lo hace todavía más rotundo: "Sí, hijos, más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios". Los discípulos se espantaron aún más -nos refiere san Marcos- y comentaban: “Entonces, ¿quién puede salvarse?".

Hace no mucho tiempo algunos teólogos católicos, así llamados de la "teología de la liberación", trataron de manipular el mensaje de Cristo -sobre todo en los países de América Latina- diciendo que la Iglesia debía ocuparse sólo de los pobres y marginados; e, inspirándose en la filosofía marxista, preconizaban la lucha de clases dentro de la misma Iglesia. ¡Qué aberración! Y, tristemente, todavía hay muchos sectores eclesiásticos que siguen pensando y opinando lo mismo...

Sin embargo, hay que hablar con la verdad del Evangelio: nuestro Señor nunca condenó la riqueza ni los bienes terrenos por sí mismos. Es más, entre sus amigos y discípulos se encontraban José de Arimatea y Nicodemo, que eran hombres ricos; Jesús se hospedó en la casa de Zaqueo y de Simón el fariseo, que también tenían grandes riquezas; entre sus apóstoles se contaba uno que había sido publicano, o sea, recaudador de impuestos. Y además, aceptaba en su compañía a “algunas mujeres que le asistían y le ayudaban con sus bienes” –nos refiere san Lucas—. Lo que nuestro Señor condena es, pues, el apego desordenado a las riquezas y a los bienes terrenos, el "hacer depender de ellos la propia vida" y el "acumular tesoros sólo para sí mismos" (cfr. Lc 12, 13-21).

Y es que el apego desmedido al dinero lleva al hombre a la avaricia y a la más completa ceguera hasta el punto de olvidar lo más importante en la vida: "¡Necio! –llamó nuestro Señor en una de sus parábolas a un avaro-; esta misma noche te van a reclamar el alma. Todo lo que has acumulado, ¿para quién será?" (Lc 12, 20). La avaricia hace mucho más difícil la entrada al Reino de Dios no por las riquezas en sí mismas, sino porque se convierten en una idolatría. Por eso dijo Jesús que "no se puede servir a dos señores, porque se ama a uno y desprecia al otro; no se puede amar a Dios y al dinero" (Mt 6, 24). Y esto fue lo que le ocurrió al joven rico del evangelio de hoy. Y eso fue también lo que le pasó a Judas Iscariote, que entregó a Cristo por treinta miserables monedas de plata.

Pero está claro que tanto los ricos como los pobres son hijos de Dios, y tanto unos como otros pueden ser no sólo buenos cristianos, sino también santos. Ha habido muchos reyes y reinas, príncipes y nobles que han sido ejemplos preclaros de virtud y de santidad, y sus riquezas no les han impedido su camino hacia Dios. Allí están san Enrique, san Luis de Francia, santa Isabel de Hungría, santa Brígida de Suecia, san Francisco de Borja, santa Margarita de Escocia, san Wenceslao, san Casimiro y miles más.

Las riquezas son algo accidental, y deben ser un medio más para vivir y para servir mejor a Dios y al prójimo. Cuando el dinero no se usa para eso, es entonces cuando comienzan los problemas... y ahora sí nuestro Señor condena. De aquí nace la prepotencia, la soberbia, la avaricia desenfrenada, el maquiavelismo, la injusticia diabólica y la corrupción de muchos ricos y poderosos de la tierra que sólo se sirven a sí mismos y a sus propios intereses… Es entonces cuando la riqueza se convierte en un gravísimo peligro y un obstáculo para la propia salvación. Y así se cumple la palabra del Señor: "es más fácil a un camello entrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de los cielos".

Lo importante es, pues, cómo usamos de los bienes: si le damos gracias a Dios porque nos da elementos para vivir y descansar, y con ellos ayudamos a nuestros semejantes, o si sólo nos servimos a nosotros mismos y a nuestros caprichos. Pero, ¡atención!, no hay que ayudar a los demás sólo con las migajas que nos sobran y que caen de nuestra mesa, sino con verdadera generosidad. Sólo así vamos por el recto camino.

Propósito
Ante el relativismo y hedonismo imperante, ser fiel a mis convicciones de fe. Pondré en agenda mi próxima dirección espiritual.

Diálogo con Cristo 
Señor, porque me amas, no te cansas de mostrarme, por diversos medios, cuál es el camino que tengo que seguir. Sencillo de entender pero no fácil de caminar. No permitas que me pase lo del joven del Evangelio que cree cumplir todo hasta el momento en que ocurre algo que le muestra que hay otras cosas más importantes que cumplir tu voluntad. Tú sabes que trato de seguirte fielmente, aunque muchas veces no ha sido nada fácil. Ayúdame a salir de mi zona de confort para dejar a un lado todo lo que entorpezca o disminuya mi amor y mi generosidad a Ti y a los demás.

Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC

CUIDA A LAS PERSONAS QUE QUIERES


Cuida a las personas que quieres
Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net 





¿Hace cuánto tiempo que no ves a tu mamá o a tu abuelita, has platicado con ellas, les has llevado un pequeño presente? ¿Y tus padrinos de bautismo o primera comunión, ya los saludaste para el día de su cumpleaños? ¿Qué decir de aquel compadre que hasta la pista le perdiste? Pero para qué ir tan lejos, entra a tu casa y ve a tus hijos, sobrinos, primos y hermanos, ¿no será que otros quehaceres, pasatiempos u obligaciones ocupan tus días y tus horas?

¡Qué refrán tan sabio el que tantas veces nuestros padres nos repitieron!: "Cuida y valora lo que tienes, pues sólo sabrás lo que has tenido, el día que lo pierdas".

Vivimos en medio de un frenetismo espantoso, no tenemos tiempo para convivir. Si no es el gimnasio, es la clase de tenis, si no es el tenis, es la clase de inglés, el tiempo y las horas que paso frente al televisor. Que tengo que ir a la clase de computación, me dirá uno; que me esperan mis amigos para ir al antro, otro dirá emocionado. Así nos pasamos horas, días y meses en miles de actividades y dejamos de lado la posibilidad de convivir con nuestros seres queridos.

Nuestra relación, gracias al activismo desenfrenado, se va opacando, se va secando, y llegará un momento, Dios no lo quiera, en que no habrá vuelta de hoja.

Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, una familia unida. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba descuidada en algún área.

Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido... Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo; una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: "Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores". La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.

Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo; y su vida que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban allá, lindas y perfumadas. Entonces ella pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió.

Ella llegó a casa y se llevó un susto, la flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho y contó a su padre lo que había ocurrido. Su padre entonces respondió: "Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor, porque no existe otra flor igual a esa, ella era única,... al igual que tus hijos, tu marido y tu familia".

Todas son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que aprender a regarlas, podarlas y darles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.

Hoy es el día en que hagamos nuestra listita de prioridades y pongamos en ella, sí ¿por qué no? a todas aquellas personas que he dejado de visitar, acompañar y compartir en este presente que me acompaña.

¿Hace cuánto tiempo que no ves a tu mamá o a tu abuelita, has platicado con ellas, les has llevado un pequeño presente? ¿Y tus padrinos de bautismo o primera comunión, ya los saludaste para el día de su cumpleaños? ¿Qué decir de aquel compadre que hasta la pista le perdiste? Pero para qué ir tan lejos, entra a tu casa y ve a tus hijos, sobrinos, primos y hermanos, ¿no será que otros quehaceres, pasatiempos u obligaciones ocupan tus días y tus horas?

Hoy haz un corte de caja y retoma esta relación, verás que la vida tendrá un nuevo brillo, no sólo para tí.

¡Cuida a las personas que amas!

EL DISCURSO DE LA LUNA DE JUAN XXIII


El Discurso de la Luna de Juan XXIII 
Jueves 11 de Octubre de 1962 



Al anochecer, más de cien mil personas se reunieron en la plaza de San Pedro del Vaticano. Los gritos de la gente llegaron hasta la habitación del Papa...
Por: Alfonso Saborido Salado 




El jueves 11 de Octubre de 1962, al anochecer, más de cien mil personas se reunieron en la plaza de San Pedro del Vaticano. Los gritos de la gente llegaron hasta la habitación del Papa, Juan XXIII, que impresionado se acercó a la ventana y vio una multitud de personas con antorchas a las que les dirigió unas ungidas palabras.

Narra Mons. Capovilla (*) que «aquella noche, el papa Juan estaba muy emocionado. No hablaba, vivía como ensimismado. Se sentía ya enfermo. Para él, lo importante era que el concilio había empezado. No le preocupaba si lo podría acabar él o su sucesor. Estaba sereno. Por la noche, la Acción Católica había congregado en la plaza de San Pedro a 100.000 personas, con las antorchas en la mano. Era un espectáculo. Le pedimos que se asomara a la ventana y dijera unas palabras, pero se enfadó: 'Ya he hablado una vez. Basta', les dijo». Y Capovilla añadió: "Le gustaba hablar poco y con gran sencillez, para que le entendieran todos. Y sobre todo huía de los aplausos de la masa, que le molestaban mucho. Cuando alguien le pedía que preparara un discurso, por ejemplo, para los presos, decía: 'Si quieren que hable de los presos, prepararé un documento sobre el tema, pero si yo voy a ver a los presos quiero sólo abrazarles y hablarles con el corazón de lo que me salga en ese momento".

Aquella noche, los gritos de la gente reunida en la plaza subían hasta las habitaciones pontificias. Capovilla le dice: "Santo Padre, asómese por lo menos a los cristales para contemplar el espectáculo de las antorchas". Se asomó a la ventana y debió impresionarse, porque le dijo al secretario: "Abra la ventana y ponga el tapiz rojo". Se asomó, y en ese momento se encontró frente a él con la luna llena. Y fue cuando pronunció, improvisándolo, el famoso discurso de la luna ("también ella está contenta hoy") y de la caricia a los niños:

«Queridos hijitos, queridos hijitos, escucho vuestras voces. La mía es una sola voz, pero resume la voz del mundo entero. Aquí, de hecho, está representado todo el mundo. Se diría que incluso la luna se ha apresurado esta noche, observadla en lo alto, para mirar este espectáculo. Es que hoy clausuramos una gran jornada de paz; sí, de paz: “Gloria a Dios y paz a los hombres de buena voluntad” (cf. Lc 2,14).

Es necesario repetir con frecuencia este deseo. Sobre todo cuando podemos notar que verdaderamente el rayo y la dulzura del Señor nos unen y nos toman, decimos: He aquí un saboreo previo de lo que debiera ser la vida de siempre, la de todos los siglos, y la vida que nos espera para la eternidad.

Si preguntase, si pudiera pedir ahora a cada uno: ¿de dónde venís vosotros? Los hijos de Roma, que están aquí especialmente representados, responderían: “¡Ah! Nosotros somos vuestros hijos más cercanos; vos sois nuestro obispo, el obispo de Roma”.

Y bien, hijos míos de Roma; vosotros sabéis que representáis verdaderamente la Roma caput mundi, así como está llamada a ser por designio de la Providencia: para la difusión de la verdad y de la paz cristiana.


En estas palabras está la respuesta a vuestro homenaje. Mi persona no cuenta nada; es un hermano que os habla, un hermano que se ha convertido en padre por voluntad de nuestro Señor. Pero todo junto, paternidad y fraternidad, es gracia de Dios. ¡Todo, todo!  Continuemos, por tanto, queriéndonos bien, queriéndonos bien así: y, en el encuentro, prosigamos tomando aquello que nos une, dejando aparte, si lo hay, lo que pudiera ponernos en dificultad.

Fratres sumus. La luz brilla sobre nosotros, que está en nuestros corazones y en nuestras conciencias, es luz de Cristo, que quiere dominar verdaderamente con su gracia, todas las almas.  Esta mañana hemos gozado de una visión que ni siquiera la Basílica de San Pedro, en sus cuatro siglos de historia, había contemplado nunca.

Pertenecemos, pues, a una época en la que somos sensibles a las voces de lo alto; y por tanto deseamos ser fieles y permanecer en la dirección que Cristo bendito nos ha dejado. Ahora os doy la bendición. Junto a mí deseo invitar a la Virgen santa, Inmaculada, de la que celebramos hoy la excelsa prerrogativa.

He escuchado que alguno de vosotros ha recordado Éfeso y las antorchas encendidas alrededor de la basílica de aquella ciudad, con ocasión del tercer Concilio ecuménico, en el 431. Yo he visto, hace algunos años, con mis ojos, las memorias de aquella ciudad, que recuerdan la proclamación del dogma de la divina maternidad de María.

Pues bien, invocándola, elevando todos juntos las miradas hacia Jesús, su hijo, recordando cuanto hay en vosotros y en vuestras familias, de gozo, de paz y también, un poco, de tribulación y de tristeza, acoged con buen ánimo esta bendición del padre. En este momento, el espectáculo que se me ofrece es tal que quedará mucho tiempo en mi ánimo, como permanecerá en el vuestro. Honremos la impresión de una hora tan preciosa. Sean siempre nuestros sentimientos como ahora los expresamos ante el cielo y en presencia de la tierra: fe, esperanza, caridad, amor de Dios, amor de los hermanos; y después, todos juntos, sostenidos por la paz del Señor, ¡adelante en las obras de bien!

Regresando a casa, encontraréis a los niños; hacedles una caricia y decidles: ésta es la caricia del papa. Tal vez encontréis alguna lágrima que enjugar. Tened una palabra de aliento para quien sufre. Sepan los afligidos que el papa está con sus hijos, especialmente en la hora de la tristeza y de la amargura. En fin, recordemos todos, especialmente, el vínculo de la caridad y, cantando, o suspirando, o llorando, pero siempre llenos de confianza en Cristo que nos ayuda y nos escucha, procedamos serenos y confiados por nuestro camino.

A la bendición añado el deseo de una buena noche, recomendándoos que no os detengáis en un arranque sólo de buenos propósitos. Hoy, bien puede decirse, iniciamos un año, que será portador de gracias insignes; el Concilio ha comenzado y no sabemos cuándo terminará. Si no hubiese de concluirse antes de Navidad ya que, tal vez, no consigamos, para aquella fecha, decir todo, tratar los diversos temas, será necesario otro encuentro. Pues bien, el encontrarse cor unum et anima una, debe siempre alegrar nuestras almas, nuestras familias, Roma y el mundo entero. Y, por tanto, bienvenidos estos días: los esperamos con gran alegría».

Nota:

* Loris Francesco Capovilla (14 de octubre de 1915) es un cardenal italiano, el más longevo de la Iglesia Católica. Fue creado cardenal por el Papa Francisco en 2014. Inició su labor como sacerdote patriarcal con el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, electo Patriarca de Venecia en 1953, que lo tomó como su secretario personal. Después de ser elegido como Juan XXIII, Capovilla mantuvo su puesto y asignación y le siguió a Roma. Fue su más estrecho colaborador durante su pontificado, que terminó en 1963, participando también en el Concilio Vaticano II.

UNA COSA NOS FALTA - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 11 DE OCTUBRE DEL 2015


Una cosa nos falta




El episodio está narrado con  intensidad especial. Jesús se pone en camino hacia Jerusalén, pero antes de que se aleje de aquel lugar, llega "corriendo" un desconocido que "cae de rodillas" ante él para retenerlo. Necesita urgentemente a Jesús.

No es un enfermo que pide curación. No es un leproso que, desde el suelo, implora compasión. Su petición es de otro orden. Lo que él busca en aquel maestro bueno es luz para orientar su vida: « ¿Qué haré para heredar la vida eterna?». No es una cuestión teórica, sino existencial. No habla en general; quiere saber qué ha de hacer él personalmente.

Antes que nada, Jesús le recuerda que «no hay nadie bueno más que Dios». Antes de plantearnos qué hay que "hacer", hemos de saber que vivimos ante un Dios Bueno como nadie: en su bondad insondable hemos de apoyar nuestra vida. Luego, le recuerda «los mandamientos» de ese Dios Bueno. Según la tradición bíblica, ése es el camino para la vida eterna.

La respuesta del hombre es admirable. Todo eso lo ha cumplido desde pequeño, pero siente dentro de sí una aspiración más honda. Está buscando algo más. «Jesús se le queda mirando con cariño». Su mirada está ya expresando la relación personal e intensa que quiere establecer con él.

Jesús entiende muy bien su insatisfacción: «una cosa te falta». Siguiendo esa lógica de «hacer» lo mandado para «poseer» la vida eterna, aunque viva de manera intachable, no quedará plenamente satisfecho. En el ser humano hay una aspiración más profunda.

Por eso, Jesús le invita a orientar su vida desde una lógica nueva. Lo primero es no vivir agarrado a sus posesiones, «vende lo que tienes». Lo segundo, ayudar a los pobres, «dales tu dinero». Por último, «ven y sígueme». Los dos podrán recorrer juntos el camino hacia el reino de Dios.

El hombre se levanta y se aleja de Jesús. Olvida su mirada cariñosa y se va triste. Sabe que nunca podrá conocer la alegría  y la libertad de quienes siguen a Jesús. Marcos nos explica que «era muy rico».

¿No es ésta nuestra experiencia de cristianos satisfechos de los países ricos? ¿No vivimos atrapados por el bienestar material? ¿No le falta a nuestra religión el amor práctico a los pobres? ¿No nos falta la alegría y libertad de los seguidores de Jesús?



José Antonio Pagola

HOY CELEBRAMOS A SAN JUAN XXIII, EL PAPA BUENO, 11 DE OCTUBRE


San Juan XXIII
11 de Octubre




Angelo Giuseppe Roncalli nació en Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue el cuarto hijo de un total de catorce del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli (1854–1935) y Marianna Giulia Mazzolla (1854–1939) quienes trabajaban como aparceros. 

El ambiente religioso de su familia y la vida parroquial bajo la guía del padre Francesco Rebuzzini, le proporcionaron a Angelo formación cristiana.Ingresó en el seminario de Bérgamo en 1892. En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar por el director espiritual del Seminario de Bérgamo , el Padre Luigi Isacchi. Hizo una profesión de esa Regla de vida el 23 de mayo de 1897. De 1901 a 1905 fue alumno en el Pontificio Seminario Romano.

 El 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Ocupó estos puestos hasta la muerte de «su» obispo, como siempre recordaría a Radini Tedeschi, acaecida en 1914.




Hoy celebramos a San Juan XXIII, el Papa bueno

(ACI).- "¡Oh, los santos, los santos del Señor, que por doquier nos alegran, nos animan y nos bendicen!", decía San Juan XXIII, llamado el "Papa bueno" y cuya fiesta es el 11 de octubre.

Angelo Giuseppe Roncalli, más conocido como San Juan XXIII, nació en Italia en 1881. Ingresó desde muy joven al seminario y fue ordenado sacerdote en 1904.

En la Segunda Guerra Mundial, siendo Obispo, salvó a muchos judíos con ayuda del “visado de tránsito” de la Delegación Apostólica.

En 1953 fue creado Cardenal y a la muerte de Pío XII, es elegido como Sumo Pontífice en 1958. Poco a poco se ganó el apelativo de “Papa Bueno” por sus cualidades humanas y cristianas.

El mundo entero pudo ver en él a un pastor humilde, atento, decidido, valiente, sencillo y activo. Se enrumbó por los caminos del ecumenismo y del diálogo con todos. Escribió las famosas encíclicas “Pacem in terris” y “Mater et magistra” y convocó al Concilio Vaticano II.

Es llamado a la Casa del Padre el 3 de junio de 1963, beatificado por San Juan Pablo II en el 2000 y canonizado por Papa Francisco en abril del 2014.

El milagro para su beatificación se basó en la curación de Sor Caterina Capitani, una religiosa que tenía una dolencia estomacal muy grave.

Las hermanas de la paciente, que conocían de la gran admiración de Sor Caterina por Juan XXIII, oraron pidiendo la intercesión del “Papa bueno” y colocaron una imagen de él en el estómago de la paciente.

Minutos después la religiosa empezó a sentirse bien y pidió comer. Más adelante, Sor Caterina relataría que vio a Juan XXIII sentado al pie de su cama y que le dijo que su plegaria había sido escuchada. La ciencia no pudo dar explicaciones de esta curación.

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