jueves, 22 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 22 DE OCTUBRE DEL 2015


He venido a arrojar un fuego sobre la tierra
Tiempo Ordinario


Lucas 12, 49-53. Tiempo Ordinario. La caridad es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen. 


Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra. 

Oración introductoria
Padre, es estos momentos de oración, te pedimos que el fuego de Tu amor arda en nuestros corazones.

Petición
Dios mio, te pedimos el don de la caridad, de un amor apasionado a Cristo que traiga la guerra a las fuerzas que quieren destruir la verdadera paz en la tierra.

Meditación del Papa Francisco
La palabra del Señor, ayer como hoy, provoca siempre una división: la Palabra de Dios divide, ¡siempre! Provoca una división entre quien la acoge y quien la rechaza. A veces también en nuestro corazón se enciende un contraste interior; esto sucede cuando advertimos la fascinación, la belleza y la verdad de las palabras de Jesús, pero al mismo tiempo las rechazamos porque nos cuestionan, nos ponen en dificultad y nos cuesta demasiado observarlas.
Hoy he venido a Nápoles para proclamar juntamente con vosotros: ¡Jesús es el Señor! Pero no quiero decirlo sólo yo: quiero escucharlo de vosotros, de todos, ahora, todos juntos “¡Jesús es el Señor!”, otra vez “¡Jesús es el Señor!”. Nadie habla como Él. Sólo Él tiene palabras de misericordia que pueden curar las heridas de nuestro corazón. Sólo Él tiene palabras de vida eterna.
La palabra de Cristo es poderosa: no tiene el poder del mundo, sino el de Dios, que es fuerte en la humildad, también en la debilidad. Su poder es el del amor: este es el poder de la Palabra de Dios. Un amor que no conoce confines, un amor que nos hace amar a los demás antes que a nosotros mismos. (Homilía de S.S. Francisco, 21 de marzo de 2015).

Reflexión
Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas, estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera.

Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más piensan en llenar sus pobres pretensiones. Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen.

Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Propósito
Todas las actividades y oraciones de este día, ofrecerlas por aumentar ese amor a Cristo en nuestros corazones y que ese fuego encendido ilumine a nuestra familia, compañeros y amigos.

Diálogo con Cristo 
Santísima Trinidad, gracias por esta oración y por el don de mi bautismo. Esa chispa de vida divina que recibí debe estar en continuo crecimiento. No quiero que las presiones externas o mi propia debilidad, me lleven a la mediocridad o la indiferencia que puede apagar esta luz. Te agradezco mi familia y te suplico que nunca permitas que yo sea piedra de tropiezo en su fe. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo quedarme callado.

HALLOWEEN ¿CRISTIANISMO O PAGANISMO?


Halloween ¿Cristianismo o paganismo?
¿Lo debe celebrar un cristiano?


Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 



No se puede negar que es divertido disfrazar a los pequeños de la casa y salir con ellos a pedir dulces por las calles, muchos de nosotros tenemos recuerdos gratos de las fiestas de Halloween en donde compartíamos dulces y echábamos mano de todo lo que estaba a nuestro alcance para confeccionarnos el mejor de los disfraces.

Halloween, ¿Lo debe celebrar un cristiano? 

Pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas.

"Halloween" significa (All hallow´s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Raíces paganas de Halloween

Ya desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhein (o La Samon), fiesta del sol que comenzaba la noche del 31 de octubre. Marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad.

Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhein no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte.

Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la fiesta del sol. Otras formas de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes.

¿Como sabía aquella gente la apariencia de brujas, fantasmas y monstruos?. Al no conocer al verdadero Dios vivían aterrorizados ante las fuerzas de la naturaleza y las realidades del sufrimiento y la muerte. De alguna forma buscaban desahogar aquella situación dándole expresión en toda clase de fantasías. Todo lo feo, lo monstruoso y lo amenazante que se puede imaginar en figuras de animales y seres humanos constituye la base para darle riendas libres a la imaginación del terror.

Mezcla con el cristianismo

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.

Algunas costumbres de Halloween

Trick or Treat

Los niños (y no tan niños) se disfrazan (es una verdadera competencia para hacer el disfraz mas horrible y temerario) y van de casa en casa exigiendo «trick or treat» (truco o regalo). La idea es que si no se les da alguna golosina le harán alguna maldad al residente del lugar que visitan. Para algunos esto ha sido un gracioso juego de niños. Ultimamente esta práctica se ha convertido en algo peligroso tanto para los residentes (que pueden ser visitados por una ganga violenta), como para los que visitan (Hay residentes que reaccionan con violencia y han habido casos de golosinas envenenadas).

La Calabaza

Según una antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se conocía como "Jack of the Lantern" (Jack de la Linterna) o, abreviado, Jack-o-´Lantern. Para ahuyentar a Jack-o-´Lantern la gente supersticiosa ponía una linterna similar en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una carabela o bruja.

Fiestas de Disfraces

Una fiesta de disfraces no es intrínsecamente algo malo. Pero si hay que tener cuidado cuando estas se abren a una cultura desenfrenada como la nuestra. Detrás de un disfraz se pueden hacer muchas cosas vergonzosas con impunidad. Con frecuencia se hace pretexto para esconderse y aprovecharse de la situación. Como hemos visto, los disfraces de Halloween tienen origen en el paganismo y por lo general aluden a miedo y a la muerte. Hoy día con frecuencia los disfraces se burlan de las cosas sagradas. Vemos, por ejemplo, disfraces de monjas embarazadas, sacerdotisas, pervertidos sexuales, etc. Nada de eso es gracioso y solo puede ofender a Dios.

Con el reciente incremento de satanismo y lo oculto la noche de halloween se ha convertido en la ocasión para celebrar en grande toda clase ritos tenebrosos desde brujerías hasta misas negras y asesinatos. Es lamentable que, con el pretexto de la curiosidad o de ser solo por pasar el tiempo, no son pocos los cristianos que juegan con las artes del maligno.

Jesucristo es la victoria sobre el mal

La cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy retrocede cada vez mas al absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que millones de niños son abortados cada año y muchos mas mueren de hambre y abandono.

Es más fácil dejarse llevar por la corriente de la cultura y regresar al miedo, a la muerte y a un "mas allá" sin Dios porque, sin la fe, el hombre se arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Busca de alguna manera con sus ritos exorcizar las fuerzas superiores.

Como católicos, profesamos que solo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el horror y la muerte. Solo Dios basta para quién ha recibido la gracia y vive como discípulo de Cristo. Ante Cristo la cultura de la muerte cede el paso al amor y la vida.

Alternativas a Halloween

Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de muertos . Se pueden hacer muchas celebraciones en torno al recuerdo de los santos.
Un ejemplo puede ser nuestro Proyecto: Fiesta de Todos los Santos

Los niños se pueden disfrazar de un santo favorito y aprenderse su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer acerca de los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.

En algunas comunidades que aun se mantienen cristianas se puede renovar la costumbre de pueblos españoles de ir de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos musicales y pidiendo dinero para las «ánimas del Purgatorio».

Aquellos que hagan el esfuerzo por vivir su fe lograrán en la Fiesta de Todos los Santos recordar que todos somos llamados a la santidad. Podrán conocer la vidas maravillosas de los santos que les ayudarán a vivir el Evangelio. Encontrarán además grandes amigos que intercederán desde el cielo por su salvación.

Si tienes alguna duda escribe al Padre Jordi Rivero

Novena de oración por nuestros difuntos
Catholic.net ha organizado, en conjunto con diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, una novena de oraciones por todos los Fieles Difuntos, con adoraciones, oraciones, el rezo del rosario, y una intención especial en la Santa Misa el día 2 de noviembre celebrada por sacerdotes amigos de Catholic.net que se han sumado a nuestra primer Novena de los Fieles Difuntos.

Únase a nuestras oraciones, y envíenos los nombres de los difuntos a quienes usted desea que encomendemos. Tendremos un recuerdo especial para ellos durante los nueve días previos a la fiesta de los Fieles Difuntos el día 2 de noviembre. Si desea enviarnos los nombres y sus intenciones es muy sencillo, rellenando el formulario en nuestro sitio Novenas Catholic.net (click aquí)Nosotros enviaremos estos nombres e intenciones a los diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, y sacerdotes diocesanos que se han sumado a esta Novena de los Fieles Difuntos.

LOS TRES SECRETOS DEL PAPA JUAN PABLO II


Los tres secretos del Papa
Tres signos que apuntan, sin palabras, al misterio de la vida y el pontificado de san Juan Pablo II


Por: Guillermo Juan Morado | Fuente: Catholic.net 




En el imaginario colectivo, el Vaticano está plagado de secretos y de misterios. El Portón de Bronce, que da acceso al Palacio Apostólico, es visto como el umbral que conduce a lo arcano, a lo incógnito, a lo desconocido... No es ajeno este "fascino" por la intriga al genio de los romanos. Cada calle de Roma, cada palacio, cada iglesia tiene su misterio. El Vaticano parece acumularlos todos y custodiarlos tras sus muros centenarios.

Los tres "secretos" del Papa están, sin embargo, a la vista de todos. Pero pueden pasar desapercibidos, si uno no está atento, si no investiga. Los tres "secretos" son tres innovaciones que san Juan Pablo II introdujo en el Vaticano: en la Basílica y en la Plaza de San Pedro.

Si uno recorre la majestuosa Basílica encontrará una capilla, en la que unas grandes cortinas impiden divisar lo que hay dentro. El visitante puede acceder al interior, pero no para hacer turismo o tomar fotografías. Allí sólo se entra para rezar. ¿Qué misterio alberga este recinto? La mirada se concentra inmediatamente en la Custodia, en la que está expuesto el Santísimo. En los primeros bancos, de rodillas, unas monjas hacen guardia, orando ante el Señor. Y, con ellas, muchos peregrinos, de todas las edades y condiciones. Ha sido san Juan Pablo II quien dispuso que este lugar se reservase, en el corazón de la basílica mayor de la cristiandad, para la adoración a Cristo. Aquí está uno de los "secretos" del Papa: el amor a la Eucaristía, la contemplación silenciosa de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

El segundo "secreto" es el Via Crucis que el Papa hizo colocar en los muros que unen la columnata de San Pedro con la Basílica. Se trata de unos cuadros que contienen, en unos relieves de bronce, las escenas de la Pasión y de la Muerte de Jesús. Juan Pablo II, sin decir nada, vuelve a darnos una pista. La vida cristiana es el seguimiento de ese camino de dolor, tras las huellas de Cristo. Todo su pontificado fue una identificación creciente con los pasos del Nazareno hacia el Calvario. El signo de contradicción de la Cruz es resumen y exponente de las dos pasiones del Papa: la preocupación por el hombre y la conciencia de que sólo el amor de Dios, capaz de vencer la muerte, puede redimir su sufrimiento. El cristianismo es, por antonomasia, la religión de la compasión; de la compasión divina, que vence el dolor haciéndolo suyo. Recorriendo las estaciones del Vía crucis Juan Pablo II aprendió y nos enseñó a recorrer toda la geografía del dolor humano, evitando la banalización y la desesperanza.

El tercer "secreto" es un mosaico de María, la Mater Ecclesiae, que el Papa quiso que se pusiese bajo uno de los balcones de la Secretaría de Estado, de modo que pudiese ser visto desde toda la Plaza. Con este icono, Juan Pablo II dice a todo el pueblo cristiano que acude a San Pedro que en la familia de la Iglesia, que abre sus brazos a la humanidad entera, no falta la Madre. En la parte inferior del mosaico, en una esquina, el escudo del Pontífice, sin llaves de Pedro y sin tiara, y su lema: "Totus Tuus".

Los tres "secretos" del Papa son, para quien quiera descubrirlos, tres signos que apuntan, sin palabras, al misterio de su pontificado.

24 PEQUEÑAS MANERAS DE AMAR


24 pequeñas maneras de amar
Con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable


Por: José Luis Martín Descalzo | Fuente: Catholic.net 




Cuando a la gente se la habla de que "hay que amarse los unos a los otros" son muchos los que se te quedan mirando y te preguntan: ¿y amar, qué es: un calorcillo en el corazón? ¿Cómo se hace eso de amar, sobre todo cuando se trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son, tal vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos?

Un amigo mío, Amado Sáez de Ibarra, publicó hace muchos años un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él ofrecía una serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de quien los hace.

Siguiendo su ejemplo voy a ofrecer aquí una lista de 24 pequeñas maneras de amar:

- Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.

- Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.

- Pensar, por principio, bien de todo el mundo.


- Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se lo merecerían teóricamente.

- Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.

- Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.

- Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.

- Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.

- Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.

- Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.

- Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.

- Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.

- Contestar, si te es posible, a todas las cartas.

- Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.

- Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.

- Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.

- Hacer regalos muy pequeños, que demuestran el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.

- Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.

- Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.

- Dar buenas noticias.

- No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.

- Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.

- Mandar con tono suave. No gritar nunca.

- Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.

La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable.

HOY CELEBRAMOS A SAN JUAN PABLO II, EL PAPA DE LA FAMILIA, 22 DE OCTUBRE

Hoy celebramos a San Juan Pablo II, el Papa de la familia
Por Abel Camasca



 (ACI/EWTN Noticias).- Hoy la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa peregrino que viajó por el mundo y que resaltó que "el matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio".

Karol Jósef Wojtyla, más conocido como San Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. El día que recibió la primera comunión le fue impuesto el escapulario y desde entonces lo llevó consigo como muestra de amor a la Virgen.

Tuvo una juventud muy dura por el ambiente de odio y destrucción de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi, pero su fe lo llevó a ingresar al seminario de manera clandestina. Es ordenado sacerdote en 1946 y Obispo polaco en 1958, en el que escoge su lema oficial “Totus Tuus” (todo tuyo), en honor a María Santísima.



En el Concilio Vaticano II fue importante su colaboración en las constituciones dogmáticas “Gaudium et Spes” y “Lumen Gentium”. Luego sería nombrado Arzobispo Metropolitano de Cracovia y posteriormente fue creado Cardenal por el ahora Beato Papa Pablo VI.

Entre los servicios que promovía estaban la rama pastoral para los sordomudos y ciegos, el Instituto de familia y el programa “S.O.S. Cardenal Wojtyla” para ayudar a mamás solteras que deseaban abortar.

A la muerte de Juan Pablo I, en 1978, es elegido Sumo Pontífice y toma el nombre de Juan Pablo II. Permaneció como sucesor de San Pedro por más de 26 años, realizando 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 en ese país.

Impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que se reunió con millones de jóvenes de todo el mundo e inauguró los Encuentros Mundiales de las Familias.

Partió a la Casa del Padre en el 2005. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco, quien en la ceremonia de canonización dijo: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”.

IMÁGENES CON PENSAMIENTOS DE NO AL HALLOWEEN









! FELIZ JUEVES ¡


miércoles, 21 de octubre de 2015

! FELIZ MIÉRCOLES ¡


EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 21 DE OCTUBRE DEL 2015


Fiel y prudente a la Voluntad de Dios
Parábolas


Lucas 12, 39-48. Tiempo Ordinario. Cumple tu misión en la vida. ¿Cómo?...cada uno ha de descubrirlo con la oración y la lucha. 


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangeliio según san Lucas 12, 39-48
Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.

Oración introductoria
Padre ayúdanos a vivir nuestras vidas de modo que dejemos espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad.

Petición
Dios mío, ayúdame a usar los dones que se se me han dado.

Meditación del Papa Francisco
Representa una responsabilidad. Y Jesús ha dicho: "Al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más". Por lo tanto, preguntémonos: en esta ciudad, en esta Comunidad eclesial, ¿somos libres o somos esclavos, somos sal y luz? ¿Somos levadura? O ¿estamos apagados, sosos, hostiles, desalentados, irrelevantes y cansados?
Sin duda, los graves hechos de corrupción, surgidos recientemente, requieren una seria y consciente conversión de los corazones, para un renacer espiritual y moral, así como un renovado compromiso para construir una ciudad más justa y solidaria, donde los pobres, los débiles y los marginados estén en el centro de nuestras preocupaciones y de nuestras acciones de cada día. ¡Es necesaria una gran y cotidiana actitud de libertad cristiana para tener la valentía de proclamar, en nuestra Ciudad, que hay que defender a los pobres, y no defenderse de los pobres, que hay que servir a los débiles y no servirse de los débiles! (Homilía de S.S. Francisco, 31 de diciembre de 2014).
Reflexión
Uno de los aspectos más chocantes del cristianismo es su concepción de la vida como una misión. En el cristianismo no rige eso del «come y bebe que la vida es breve» ni el «vivir a tope» entendido como aprovechar cada instante para conseguir más placer y más bienestar.

Cristo nos presenta la vida como una misión: «estar al frente de la servidumbre para darle a tiempo su ración» de la cual tendremos que dar cuenta. La vida es una misión. Venimos a la tierra para algo, y ese algo es tan importante que de él depende la felicidad eterna de otras personas. Ese «dar de comer a la servidumbre» es el testimonio que Cristo quiere que durante el tiempo que tiene dispuesto concederme en la tierra. El famoso psiquiatra vienés Víctor Frankl, cuando habla de los casos que se le presentan de enfermos con depresión que ya no encuentran ninguna razón para vivir, que no esperan nada de la vida ni del mundo, se percata de que quizás puede faltar una pregunta esencial y es preguntarse acerca de qué espera el mundo de mí.

Porque, aunque tengamos razones para abandonar no tenemos razón, pues la vida espera algo de nosotros y tenemos una misión en este mundo. Una misión que lleva nuestro nombre y nadie más puede hacer. Si no la hacemos nosotros nadie lo va a hacer. Hemos de descubrir cuál es nuestro camino y cuál es nuestra misión. La salvación del mundo y de las almas tienen muchos matices, la gracia es única pero las formas de alcanzarla son múltiples, por eso nuestra existencia no es casual, ni insignificante.

Propósito
Tenemos que salvar el mundo, sí, pero ¿cómo?, cada uno de una forma diferente que ha de descubrir con la oración y la lucha.

Diálogo con Cristo 
Padre mío, ayúdame a ser un servidor fiel y prudente. Me has dado unos talentos que implican gran responsabilidad. Te pido perdón por todas las veces en que no he sabido corresponder a tu confianza. Te prometo que me esforzaré por ser un buen discípulo y misionero de tu amor; sé que con tu gracia puedo ser fiel y servir a todos aquellos que has puesto a mi cuidado.

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET


ORACIÓN A LA 
SAGRADA FAMILIA DE NAZARET


Sagrada Familia de Nazaret: enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad del trabajo de reparación, del estudio, de la vida interior personal, de la oración, que sólo Dios ve en lo secreto;enséñanos lo que es la familia, su comunión de amor, su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. Amén.

QUÉ POBRES QUE SOMOS


Qué pobres que somos 


 

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo. 
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde.

Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:

-Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papa!
-Viste que tan pobre puede ser la gente?
-Sí!
-Y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una alberca que llega de una barda a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lamparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. El patio llega hasta la barda de la casa, ellos tienen todo un horizonte de patio.

Al terminar el relato, el padre se quedo mudo....y su hijo agregó:

-Gracias Papá por enseñarme lo pobre que somos!

LA LUCIÉRNAGA


La luciérnaga
Juana lloraba de angustia pero Dios, padre de los huérfanos y de las viudas, vino en su socorro a través de una simple luciérnaga...


Por: Redacción | Fuente: salvadmereina.co.cr 




Mientras miraba caer el sol en el horizonte, Juana pensaba en su destino junto a Fernando, el hijito de seis años. Después de un lapso de silencio, hundió el rostro entre los brazos y se puso a llorar. ¿Qué le causaba tanto dolor?

Juana había quedado viuda hacía poco tiempo. Luis, su marido, había fallecido la primavera pasada. Era un joven muy querido en la villa. Gracias a su espíritu emprendedor había logrado unas cuantas economías para comprar la casita en que ahora se encontraban Juana y el pequeño Fernando.

Sin embargo, la adquisición no sólo consumió todos los ahorros, sino que obligó a contraer algunas deudas que Luis contaba con pagar poco a poco. Su prematura muerte –víctima de una epidemia que irrumpió en la aldea dejando a muchas familias en el luto y la tristeza– trastornó sus planes.

Luis había sido un esmerado trabajador de un rico propietario, el cual, a modo de recompensa, le había prestado ochocientos francos para adquirir la pequeña propiedad. El joven se había comprometido a pagar cien francos por año a su protector.

Siete cuotas ya habían sido pagadas con puntualidad; solo quedaba la última. Pero la epidemia había cobrado también la vida del acreedor de Luis, y ahora sus herederos le exigían a la viuda el pago del importe total, es decir, los ochocientos francos.

En vano Juana juró una y otra vez que sólo quedaban cien francos por pagar; sin ningún recibo u otro medio de prueba, el juez decidió que la propiedad sería vendida para saldar la deuda del esposo fallecido. Al día siguiente la casa sería embargada y ella, aparte de perder al marido, se quedaría también sin refugio. 


Por eso la pobre viuda, mirando el cielo de la tarde, evidenciaba tanta tristeza: sería la última noche que pasaría en su pequeño hogar.

* * *

Fernando, sin entender muy bien lo que sucedía, se acercó a su madre y le dijo:

–Mamá, no llores más. Recuerda lo que papá decía antes de morir: “Dios es el protector de las viudas y el padre de los huérfanos. Récenle en todas las dificultades, Dios los cuidará, no los dejará solos”. ¿No era eso lo que decía?

–Sí, hijo, así es– respondió Juana, suavemente consolada con el recuerdo de esas palabras.

–Entonces, ¿por qué lloras? Rézale a Dios y Él nos ayudará…

–Cierto, hijo– concordó ella, abrazando al niño que había sabido reconfortarla con palabras tan inesperadas a su edad.

La joven madre se arrodilló, juntó las manos y empezó a rezar con fervor:

–Oh Padre nuestro, te pido a través de tu Madre que oigas la oración de una pobre madre afligida y de un huérfano desamparado. No permitas que la injusticia nos expulse de esta casa.

* * *

Al terminar su oración, la joven se sintió profundamente conmovida.

Fernando, que miraba por la ventana, gritó de repente:

–¡Mira mamá, mira! ¡Hay una estrella que se mueve, mira! Ahora subió… Baja más cerca de nosotros…

¡La estrellita está entrando por la ventana, mamá…! ¡Mira qué bonita!

–Es una luciérnaga, un gusanito de luz, hijo. De día parece un bichito común, pero de noche brilla tal como ahora lo ves.

–¿Lo puedo tomar, mamá? ¿Quema esa lucecita que tiene?

–No, hijo, no quema. Puedes tomarlo si quieres. Es una luz fría, puedes tocarla sin miedo.

Fernando no aguantó más; corrió detrás de la luciérnaga que había caído al piso de la sala, pero no alcanzó a tomarla, porque el pequeño insecto se metió bajo un gran armario.

–De aquí lo veo, mamá, pero no lo alcanzo… ¡Cómo brilla!

–Espera un poco, hijo, que ya va a salir y entonces podrás tomarlo.

Fernando esperó un poco, pero en la impaciencia de echarle mano a la luciérnaga, suplicó a su madre:

–¡Ayúdame, mamita, ayúdame!

Hazlo salir… O sino mueve un poco el armario y entonces lo podré alcanzar…

Juana se levantó para satisfacer a su hijo, y con algo de fuerza pudo empujar el armario. El niño tomó el insecto, al comienzo un poco temeroso, y empezó a examinarlo. Lo más curioso fue que, al despegar el armario de la pared, se sintió por detrás el ruido de algo que caía. Juana se agachó para ver lo que era y recogió una especie de libreta, con apuntes y documentos. ¿Qué sería?

* * *

La joven viuda se dedicó a examinar su hallazgo a la luz de la vela, y no pudo evitar un grito de sorpresa y alegría.

Era un cuaderno con el registro de los negocios de su marido. ¡Y ahí estaban anotadas las cuotas que se habían pagado al rico propietario! Entre las hojas, además, encontró un certificado: “Declaro que en la fiesta de san Martín puse al día las cuentas con Luis Blum, que ahora me debe solamente cien francos”.

Era la salvación tan ansiosamente esperada… Era la prueba que faltaba; en una palabra, era Dios que había enviado aquella luciérnaga para señalar el sitio donde estaban las cuentas del esposo. Por eso, Juana levantó sus ojos a lo alto, en señal de gratitud a Jesús y a María, y después abrazó a su hijo, desbordante de felicidad por el verdadero milagro que acababa de suceder.

Cuando el pequeño Fernando entendió el significado de ese documento, respondió graciosamente:

–¡Yo fui, mamá, yo fui el que lo descubrió! Si no te hubiera pedido que movieras el armario, no habrías encontrado el papel…

–Sí, mi hijito querido, fuiste tú. Pero principalmente fue Dios, que mandó ese lindo bichito para darnos la oportunidad de mover el mueble y descubrir la libreta. Es a Dios al que debemos agradecerle, a ese Dios de bondad que tan rápido atendió nuestras oraciones. ¡Dios fue el que nos mandó la luciérnaga, hijo!

* * *

Al día siguiente, Juana salió muy temprano a la morada del juez. El magistrado la atendió con prontitud, y reconociendo la autenticidad del certificado, mandó llamar al principal heredero.

Cuando éste leyó el documento, se sintió confundido y sin saber qué decir.

Por fin, arrepentido de lo que había hecho, exclamó:

–¡Sin duda que esto es el dedo de la Providencia! Sra. Blum, perdone usted cómo la traté, por las penas y molestias que le hice pasar. Para compensarla de alguna manera, le obsequio los cien francos que faltan. Usted no me debe nada más. Veo que Dios quiso salvarla; de mi parte, quiero hacer lo que esté a mi alcance. Por lo tanto, si en el futuro llegara a necesitar alguna cosa, búsqueme, que ayudarla será un placer. Veo que usted confía en Dios, y esa confianza es más preciosa que todo el oro del mundo.

HOY SE CELEBRAN SAN HILARIÓN, EL MONJE DEL DESIERTO QUE AYUDABA A LAS FAMILIAS


Hoy se conmemora a San Hilarión, el monje del desierto que ayudaba a las familias
Por Abel Camasca






 (ACI).- San Hilarión nació en Palestina por el 291 y en una familia pagana que lo envió a completar sus estudios a Alejandría. Allí se convirtió al cristianismo y se entusiasmó con la vida de los monjes egipcios que lo dejaban todo y se iban al desierto como ofrenda de sacrificio al Señor.

Fue a conocer a San Antonio Abad y se quedó admirado por su bondad, los ayunos y mortificaciones que hacía. Más adelante regresó a su patria donde se enteró de la muerte de sus padres, distribuyó todos sus bienes y se entregó a una vida en soledad con penitencia y oración por amor a Dios, venciendo numerosas tentaciones.

Se cuenta que cuando San Hilarión ya había cumplido 22 años en el desierto y su fama de monje se había difundido por varias ciudades, una mujer que era despreciada por su marido por su esterilidad se presentó ante él y arrojándose a sus pies le dijo:



“Perdona mi atrevimiento, pero considera mi necesidad. ¿Por qué apartas tus ojos? ¿Por qué huyes de la que te suplica? No mires en mí a una mujer, sino a una afligida. Mi sexo engendró al Salvador. No son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos".

San Hilarión se volvió hacia ella y le preguntó la razón de sus lágrimas. Cuando le contó que no podía tener hijos, levantó los ojos al cielo y la animó a tener confianza. Luego, con lágrimas en los ojos, la despidió. Pasado un año San Hilarión la volvió a ver con un hijo.

La fama del santo se hizo más célebre cuando una madre de familia, con su marido y sus tres hijos, se detuvo en Gaza después de haber visitado a San Antonio. Ellos contrajeron unas fiebres extrañas y los médicos no podían curarlos. La mujer entonces iba de hijo en hijo, casi muertos, sin saber por quién llorar primero.

La señora, olvidando su rango de dama rica, fue donde San Hilarión y le dijo: “En el nombre de Jesús, nuestro misericordiosísimo Dios, te imploro por su cruz y por su sangre que me devuelvas a mis tres hijos y así sea glorificado el nombre del Señor Salvador en esta ciudad pagana”.

El santo se resistía diciendo que nunca había salido de su celda y que no estaba acostumbrado a entrar en ciudades, pero la madre de familia postrada en tierra repetía: “Hilarión, siervo de Cristo, devuélveme a mis hijos. Antonio los tuvo en brazos en Egipto, sálvalos tú en Siria”.

El monje fue a ver a los enfermos y haciendo la señal de la cruz sobre cada uno, invocó el nombre de Jesús, y de inmediato el sudor de la fiebre brotó de sus cuerpos y probaron alimento. Los hijos, reconociendo a su madre que lloraba, besaron las manos del santo, bendiciendo a Dios.

Tiempo después San Hilarión viajó por diferentes lugares buscando vivir sólo con Dios y para Dios, lejos de la fama de santidad. De esta manera llegó a la isla de Chipre donde, sumergido en la oración y las meditaciones, partió a la Casa del Padre por el año 371. Es conocido como el santo de la abstinencia y del ayuno perpetuo, y se le recuerda cada 22 de octubre.

EL SILENCIO DE LA VOLUNTAD


El silencio de la voluntad
La voluntad debe seguir la propuesta de la razón pero no debe realizarla porque la razón se lo pide sino por amor. Eso significa silencio de la razón: no hacer las cosas por deber sino por amor.


Por: P. Juan Carlos Ortega, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Quiero lo que Dios quiere
Hemos tratado el silencio de la mente en sus tres aspectos temporales: el silencio de la memoria (pasado), el silencio de la imaginación (futuro) y el silencio del juicio (presente). Nuestra mente, teniendo en cuenta lo que la memoria recuerda del pasado y lo que la imaginación anticipa del futuro, emite un pensamiento. Hasta aquí la función de la mente. Ahora es el momento de actuar la voluntad. Es el momento de acoger o rechazar lo que la mente ha presentado para ser realizado. También en este momento hay que hacer silencio. Es lo que llamamos silencio de la voluntad.

Es necesario determinar bien qué entendemos por voluntad. Nos referimos a la facultad humana que mueve a hacer o no hacer una cosa. Sería lo que entendemos por el verbo querer, es decir, la determinación de ejecutar una cosa, que es diverso del amor o sentimiento que mueve a desear el objeto amado.

Una vez que la mente presenta aquello que debe ser realizado, la voluntad tiene que aceptarlo o rechazarlo. En el momento de la ejecución, aparecen muchos ruidos que deben ser silenciados.

Silencio de los gustos
Indudablemente que el pasado ha ido fraguando en nosotros ciertos gustos por las cosas que en un momento puede facilitar o estorbar nuestro actuar. La vida de Jesús y sus apóstoles nos muestra un hecho muy sencillo y claro de la presencia de los gustos en un sentido amplio. Avisan de la muerte de Lázaro, amigo de todo el grupo. La amistad del amigo impulsa a estar con él, un gusto en sentido técnico, y así lo expresan los apóstoles. Pero Jesús sabe que no es el momento de ir, que conviene esperar. Es lo que su mente le dice que hay que hacer. Jesús, supera su propio gusto, de ir inmediatamente con el amigo y sigue lo que la razón le ha propuesto como más conveniente. En nuestro actuar, debemos hacer silencio de los gustos, cuando éstos se interponen con lo que la mente nos presente como apropiado.

Silencio de los deseos
Ya hablamos de la acción de la imaginación. Ésta anticipa lo que puede suceder en el futuro. Vimos cómo, bien usada, ayuda a la mente a definir lo más apropiado. Al mismo tiempo, deja en la voluntad una tendencia a conocer, poseer o disfrutar el objeto deseado. Es necesario hacer silencio de los deseos si estos se oponen a lo que la razón ha indicado que debe ser hecho. Tenemos ejemplos muy claros en el evangelio. Los apóstoles no desean que su maestro sea hecho prisionero y muera, por lo que se oponen con energía a la invitación a subir a Jerusalén. Jesús les ayuda a silenciar ese deseo y hacer lo que conviene. Mayor fuerza de la lucha contra los propios deseos se descubre en la escena de Getsemaní. Cristo, verdadero hombre, experimentó con vehemencia un rechazo ante los dolores y humillaciones de la pasión, pero silenció su deseo aceptando la voluntad divina. Silenciar la voluntad es llegar a tener un solo deseo, hacer la voluntad de Dios.

Silencio de las decisiones
Si la memoria provoca los gustos en la voluntad, y la imaginación los deseos, el juicio impele a la voluntad a tomar una decisión. Igualmente que se requiere hacer silencio de los gustos y de los deseos, también, en ocasiones, es necesario hacer silencio de las propias decisiones. Nuevamente la vida de Cristo nos ofrece ejemplos claros de esto. Siempre me ha llamado la atención cómo Jesús era consciente de tener que trabajar en las cosas de su Padre y por eso se quedó en el templo de Jerusalén, pero solamente lo hizo una vez. ¿Por qué? Porque después de tomar la decisión de hacer las cosas de su Padre, se dio cuenta, por las palabras de María y de José, que todavía no había llegado su hora. En sentido contrario le pasó con las bodas de Caná. Su decisión era no actuar todavía, pero descubrió en la preocupación de María, que su hora había llegado.


Me detengo brevemente en este punto pues es motivo de mucho ruido interior. Puede parecer paradójico que Cristo, siendo Dios, tuviera que cambiar sus decisiones en el actuar concreto. Esto no nos debe extrañar pues era, en verdad, hombre igual que nosotros menos en el pecado. Y cambiar una decisión no es pecado, es la capacidad que tiene el hombre de conocer cada vez mejor las cosas y, sobre todo, de aplicar lo mismo a circunstancias diversas. Jesús buscó en todo momento cumplir las cosas de su Padre, pero éstas se realizaban de un modo cuando fue adolescente y otra cuando ya entró en su edad madura. Pero es necesario hacer silencio de las propias decisiones para tener la apertura necesaria para descubrir, aceptar y aplicar la voluntad de Dios en cada momento concreto.


Cómo saber cuál es la voluntad de Dios
Recuerdo un superior que me decía: la voluntad de Dios es siempre presente. Es decir, aunque siempre debemos hacer la voluntad de Dios esta puede variar de un momento a otro por lo que hay que cultivar constantemente el silencio de las propias decisiones para acoger en todo momento la palabra divina. ¿Cómo hacer esto? Son tres los pasos fundamentales que hay que realizar. En primer lugar se requiere orar. Sabemos bien que solo Dios puede expresarnos su voluntad. Se requiere pedir que nos ilumine y que abra nuestro corazón a sus indicaciones. En segundo lugar se requiere analizar la situación ayudado por la experiencia del pasado, por las expectativas para el futuro y las circunstancias del presente. En tercer lugar ayuda mucho el pedir consejo a quien tiene experiencia y deseo de ayudar.

Como religiosos, sabemos que la figura del superior goza de una gracia de estado especial para expresar la voluntad de Dios. Como seglares, la encontramos en el director espiritual. Se requiere un constante ejercicio del silencio de la voluntad para acoger en todo momento la voluntad divina expresada en las indicaciones del instrumento que Dios ha querido para nosotros que, por fe, sabemos que son expresiones del querer de Dios.

Silencio de los gustos, silencio de los deseos y silencio de las decisiones. ¿Debe la voluntad buscar otros silencios para el cumplimiento de lo que la mente le propone? Yo creo que sí.


Otros silencios
Podríamos hablar del silencio de la razón. Pudiera parecer una contradicción. Si la voluntad debe seguir lo que la razón le propone como realizable, ¿cómo será posible y bueno vivir un silencio de la razón? Me explico y creo que voy a ser entendido con facilidad. La voluntad debe seguir la propuesta de la razón pero no debe realizarla porque la razón se lo pide sino por amor. Eso significa silencio de la razón: no hacer las cosas por deber sino por amor. Cristo no solamente tenía como alimento realizar la voluntad del Padre sino que, además, buscaba agradarle.

Y hay otro silencio más que debe vivir la voluntad. Podríamos llamarlo el silencio de la justicia. La mente, si está bien formada, propone el juicio a seguir siempre de acuerdo al bien o la justicia: “hay que hacer el bien al prójimo”. Pero, ¿y cuándo nos encontramos ante una persona que hace el mal?, ¿qué me hace el mal? En ese momento la justicia salta con vehemencia imperando a la voluntad a no hacer el bien que la razón propone. Entonces es necesario elevarnos con el silencio de la justicia que los cristianos llamamos perdón. Para esto se requiere mucho amor, el amor que Jesús tuvo en la cruz hacia todos nosotros y hacia sus verdugos.

El silencio de la voluntad, en sus aspectos de silencio de la razón y de la justicia, es posible en la medida que hay amor.
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