miércoles, 30 de septiembre de 2015

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL MES DE OCTUBRE 2015


EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 30 DE SEPTIEMBRE DEL 2015


Jesús no tiene donde reclinar la cabeza
Tiempo Ordinario


Lucas 9, 57-62. Tiempo Ordinario. Seguir a Cristo como nuestro modelo de vida y con la confianza de ir por el camino adecuado. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 26o. del Tiempo Ordinario, del domingo 27 de septiembre al sábado 3 de octubre 2015.
Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario,  meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. ¡Suscribete a la Meditación diaria!
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Del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré a donde quiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Oración Introductoria
Señor, que esta oración renueve mi estilo de vida. Permite que sepa cultivar con esmero mi corazón de modo que siempre sepa responder a tu llamado, dándote el primer lugar en todo, único camino para lograr la santidad.

Petición
Jesús, dame la fuerza para aceptar todo lo que implique seguir tus pasos, sabiendo cortar con todo lo que pueda separarme de Ti.

Meditación del Papa Francisco
Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación. Desde ese momento, después de esa “firme decisión”, Jesús se dirige a la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirle les dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada estable; saberse desprender de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del pasado.
Pero Jesús dice también a sus discípulos, encargados de precederle en el camino hacia Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no hallan disponibilidad para acogerle, que se prosiga, que se vaya adelante. Jesús no impone nunca, Jesús es humilde, Jesús invita. Si quieres, ven. La humildad de Jesús es así. Él invita siempre, no impone. (S.S. Francisco, 30 de junio de 2013)
Reflexión
Todos los hombres tienen un ídolo, una persona a quién imitar, se sienten atraídos por su forma de ser. Lo imitan en todo, buscan tener su misma marca de ropa, peinarse igual, en fin, su porte gira en lo que es esa persona. Éstas a menudo son artistas o cantantes. Pero hay algo que no hacen: poner límites a sus seguidores.

¿Qué tendría Cristo para atraer tanto a las multitudes? No cantaba ni actuaba. Lo único que hacía era dar a conocer el amor de Dios a los hombres. Ésta fue su arma para que muchos trataran de seguirlo, y aún hoy muchos jóvenes, hombres y mujeres lo siguen como ideal de vida.

En este evangelio se nos presenta un Cristo exigente: "quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de Mí". Son duras las palabras de la elección de Dios, por lo que comprenden, pero al mismo tiempo donan una paz y una felicidad inmensas dentro del alma, porque se sabe que ha sido Dios mismo quien ha llamado. No todos aceptan el llamado con generosidad, sino que al sentir el peso muchos lo dejan.

Dejemos que Dios nos hable en el corazón y si él nos llama digamos con sinceridad y generosidad que queremos seguirle, aún sabiendo las dificultades que allí encontraremos. Pidamos también en una visita o después de la comunión por las vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.

Propósito
Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.

Diálogo con Cristo
Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.

NUESTRO LIBRO



Nuestro libro




El día de tu nacimiento, cuando solo sabías llorar, recibiste mil besos y caricias, pero también un libro con las hojas en blanco, sin estrenar: 

¡EL LIBRO DE TU VIDA! . 

Desde aquel instante comenzaste a escribir la historia de tu vida. 
Ya llevas varias páginas. 

¿Que has escrito hasta ahora?.

A veces escribimos y escribimos y nunca ojeamos las páginas escritas.
Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos. 

Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entraran ganas de arrancarla. 

Se ve negra con salpicaduras de tinta. 

Pero Pilatos te diría: ¡Lo escrito, amigo, escrito esta!.

Tú lo has escrito con tu puño y letra. 

No con la tinta de un "bolígrafo" o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad.

"Tu mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco Lepanto. 

"Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, quien prefiere la metáfora del arquitecto.

No arranques esas páginas, pide perdón si cometiste un error, para que así se borren todos tus garabatos y así podrás continuar escribiendo tu historia mejor que ayer.

¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los Best Seller del mundo?. 

Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va acabar, y ¡no se venden repuestos ni en los kioscos ni en las librerías!

La vida es una y se vive una sola vez. 

La muerte cerrara tu libro.

Y al final solo pedirán tu libro, y alguien lo leerá o lo pasara en video, como las aventuras.

Todos somos arquitectos y novelistas, así que, amigo, borrón y cuenta nueva. 

Comienza cuanto antes Tu Best Seller.

ORACIÓN A SAN JOSÉ


!DAME CALMA, SEÑOR¡


¡Dame calma, Señor!



Déjame sentir la honda paz presente en cada experiencia, la armonía de vivir.

Dame calma, Señor, de manera que pueda entrar en la honda paz dentro de mi corazón.

Dame paz de manera que vea la bendición escondida en todas las cosas.

Guárdame de palabras ociosas y vanas fantasías. Calma la carrera de mi mente para que mis pensamientos tengan la claridad y movimiento fácil del fresco aire que respiro. Busco la serenidad de un lago tranquilo, la fuerza de un roble, el incambiable sólido poder de las montañas.

Dame calma, Señor, para que pueda emplear tiempo en gozar la paz, en la belleza que has creado a mi alrededor.

Necesito tiempo para pensar, tiempo para considerar soluciones a problemas; tiempo para confortar mi interno ser y mi vida en amor y divino 

ALUMBRA TU CAMINO



Alumbra tu camino



Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles  llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo.

El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice:

- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?
Si tú no ves...

Entonces, el ciego le responde:

- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino.
Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria.
Llevo la luz para que otros encuentren su camino  cuando me vean a mi...
No solo es importante la luz que me sirve a mí,  sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino  para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil... muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...

¿Cómo?

A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...

¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos  los caminos de los demás! Sin fijarnos si lo necesitan o no...

Llevar luz y no oscuridad...

Si toda la gente encendiera una luz el mundo entero estaría iluminado  y brillaría día a día con mayor intensidad...

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces... todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas... todos sufrimos en algunos momentos... lloramos en otros...

Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros...

No debemos exclamar como es costumbre:
-La vida es así... llenos de rencor, llenos de odio...No debemos...

Al contrario ayudemos a los demás  sembrando esperanza en ese corazón herido...

Nuestro dolor es y fue importante pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo...

Luz...demos luz...

Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer...

Está en nosotros saber usarla...

EL SILENCIO DE LA MEMORIA


El silencio de la memoria
Del silencio exterior al silencio interior


Por: P. Juan Carlos Ortega, L.C. | Fuente: Catholic.net 




El silencio exterior es la capacidad de ser libres frente a las cosas que quieren seducirnos. Para ello, es necesario el silencio de los sentidos que implica sensibilidad a las cosas y personas pero sin perder la propia libertad e identidad en cuanto dueños de nuestro cuerpo. Esto exige el silencio psicológico, dado que los ruidos exteriores a nosotros no nos afectarían si nuestro interior no vibrara con ellos.

Del silencio exterior al silencio interior
El silencio exterior es una predisposición indispensable en el difícil camino hacia la virtud del silencio auténtico, pero no es suficiente. Hay que acallar, sobre todo el ruido interior de los sentimientos, de las ideas y del corazón, dominando las facultades humanas y penetrando siempre más profundamente en uno mismo como dueño de la propia existencia. Ahora reflexionemos en el silencio interior, es decir, el silencio de la mente y de la voluntad. Iniciamos con el silencio de la mente.

Todos nosotros experimentamos que, aunque nuestros sentidos y nuestro cuerpo estén callados, en nuestra mente se pueden estar produciendo muchos ruidos con recuerdos, imágenes, ideas y juicios. Es necesario, por lo tanto, silenciar también nuestra mente.

No es parálisis mental

Entendemos por mente el mundo de los recuerdos, imaginaciones, ideas, pensamientos, juicios y demás actividades de la inteligencia, de la memoria y de la imaginación. El silencio de la mente no es parálisis mental ni pobreza de ideas, sino capacidad de escuchar todo y seleccionar lo que se desea. Silenciar una idea, recuerdo o imaginación, no es negarlos ni condenarlos, sino tomar conciencia de ellos, reconocerlos, aceptar su realidad y luego darles su lugar.

Hemos enumerado tres actividades de la mente: la memoria o recuerdo del pasado, la imaginación o proyección del futuro, y la inteligencia que organiza y elabora el pensamiento en el presente. Empecemos por el silencio de la memoria.

¿Cómo formar y vivir el silencio de la mente?
¿Qué entendemos por memoria? La memoria es la capacidad del alma, para conservar contenidos de vivencias más allá del ahora y aquí en que fueron vividos, con la posibilidad de actualizarlos en momentos posteriores. En dos palabras, la memoria es la conservación del pasado.


¿Qué función tiene aquí el silencio? No es fácil el silencio de la memoria, dado que esta facultad ejerce su influjo en los hombres antes de que nos demos cuenta. Solamente es buena aquella memoria del pasado que ayuda a vivir el presente con realismo. Debemos refrescar la memoria con estímulos positivos para revivir las buenas experiencias pasadas y, por otra parte, debemos borrar de la memoria los estímulos negativos hasta que las malas experiencias caigan en el olvido. Para ello se requiere una verdadera educación de la memoria. ¿En qué consiste dicha educación?

La educación de la memoria
Por una parte se exige un esfuerzo activo por no recordar aquellas experiencias que han marcado negativamente la propia vida. Nosotros hemos conocido cosas que para poco o para nada nos sirven, ¿para qué recordarlas?, ¿qué necesidad tenemos de ellas? Por tanto, el silencio de la memoria es olvidar lo que no nos conviene o lo que nos perjudica.

Olvidar el mal

Silencio de la memoria es olvidar el mal realizado. Los propios errores y pecados debilitan la vida espiritual pero ¡cuánto más se debilita el espíritu cuando traemos a la memoria esos hechos! Cada vez que recordamos nuestros pecado, la psicología revive y sufre el desorden como en el momento que fue realizado. Lo que podría ser sufrido solamente en el momento en que se hizo el mal, es multiplicado por la memoria que lo revive en el presente.

Perdonar

Silencio de la memoria es también saber perdonar a los demás y a uno mismo. El perdón supera los males recibidos y los sentidos de culpa. Perdonar a los demás y perdonarse a sí mismo es enterrar un mal pasado de modo que el hecho sufrido no se traiga más veces a la memoria.

Estar en el presente

También es silencio de la memoria hacer el justo silencio de las añoranzas del pasado, de modo especial cuando éstas comportan una queja por su ausencia en el presente. No se puede ser creativo si no se silencia lo que ya poseemos, de manera que podamos escuchar nuevas voces interiores y exteriores, que enriquezcan. ¡Cuántas veces lo bueno del pasado, vivido como añoranza, impide acoger la riqueza del presente! Ejemplos claros es cuando añoramos etapas anteriores de la vida, o funciones y actividades que antes tuvimos, o juventud y salud física…

Ordinariamente, al hablar de la memoria se hace hincapié en olvidar el pasado. Esto tiene una lógica que trataré de explicar. ¿Por qué recordamos ciertos hechos del pasado de un modo muy vivo y en cambio hay tantos otros hechos de la vida que pasan desapercibidos? A bote pronto, la respuesta es sencilla: la memoria o el recuerdo dependen de la fuerza del estímulo o excitación vividos: un accidente es algo que se vive con intensidad; una mala experiencia con un miembro de la familia o un superior puede quedar fuertemente presente en el recuerdo.

Pero la memoria o recuerdo depende de un segundo elemento: la repetición de un mismo acto facilita el recuerdo del mismo. Si durante varios años hemos transitado por el mismo trayecto o hemos orado en la misma capilla, nuestra memoria recordará con relativa facilidad todos los detalles de las calles recorridas y de la capilla visitada. La memoria funciona como en un niño que, al olvidar el inicio de la lección aprendida, queda mudo, pero cuando le dicen las primeras palabras sale disparado repitiendo la lección.

Traer a la mente lo positivo
En consecuencia, para frenar los estímulos negativos es necesario traer a la memoria, de modo consciente, hechos positivos de nuestra vida, para revivir las buenas vivencias del pasado. Debemos reconocer que podemos saturar la memoria con el recuerdo de eventos positivos que han ocurrido en la vida y de tantas misericordias que el Señor ha tenido con nosotros: la toma de hábito o la profesión son acontecimientos que se fijan fuertemente en nuestra memoria; el día de nuestra boda o el nacimiento de los hijos, una buena conversación con un amigo o un sacerdote puede marcar la propia vida; y un largo etcétera.

Recordemos que la memoria de las vivencias positivas no debe ser a modo de añoranza sino como garantía del presente. Es decir, si ocurrió ayer, también puede ocurrir hoy. En ese sentido, María nos ofrece un ejemplo maravilloso y profundo de silencio de la memoria en su canto del Magnificat. En gran medida, la joven virgen creyó en las palabras del ángel ayudada por el recuerdo de las misericordias divinas. María recuerda las maravillas realizadas por Dios en el pueblo de Israel. Ese silencioso recuerdo se convierte en certeza de que también el Señor puede hacer las mismas maravillas en ella. En consecuencia, surge la acción de gracias y no duda que todas las generaciones la llamarán dichosa.

En resumen
El silencio de la memoria no es parálisis u olvido del pasado. Silencio significa acallar la memoria de las experiencias negativas del pasado y recordar todas aquellas que estimulan positivamente nuestra entrega y fidelidad. Es decir, la virtud del silencio comporta un dinamismo interior que conserva en la memoria solamente aquellas vivencias del pasado que pueden ayudar a vivir el presente según los designios de Dios.

Ejercitémonos en practicar el silencio de la memoria. Dejemos atrás las malas experiencias y hagamos memoria de todo lo bueno que el Señor nos ha regalado, seguros que Él seguirá siendo siempre fiel.

El contenido de este artículo puede ser reproducido total o parcialmente en internet siempre y cuando se cite su autor y fuente originales: http://www.la-oracion.com y no se haga con fines de lucro.

SAN JERÓNIMO, TRADUCTOR DE LA BIBLIA Y DOCTOR DE LA IGLESIA, 30 DE SEPTIEMBRE


Jerónimo, Santo
Doctor de la Iglesia, 30 de septiembre


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net 




Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).

Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego

El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.

Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.

Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.

La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la large lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

PREPÁRATE EN OCTUBRE, NO DEJES DE REZAR EL ROSARIO



¡Prepárate! en Octubre, no dejes de rezar el Rosario


Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo... El mundo necesita de muchos rosarios.


Por: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 



Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús.
Mañana empezaremos Octubre y lo celebramos como el mes del rosario.

Rezar el rosario para algunas personas es un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente. Pero no es así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y por todos los hombres en el presente y también en la hora de la muerte.

Rezar el rosario es meditar en los Misterios de la Vida de Cristo, de suerte que el rosario es una especie de resumen del Evangelio, un recuerdo de la vida, los sufrimientos, los momentos luminosos y transcendentales y glorificación del Señor, siempre acompañado de los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre, siendo así una síntesis de su obra Redentora.

Rezar el rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación. El Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo. En cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora.

La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones , siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha pedido que recemos el rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su rezo un GRAN VALOR. Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su gran amor por toda la Humanidad.

Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la Virgen Santísima.

Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en Dios pero no hablamos con El. El mundo actual, ahora más que nunca, necesita de muchos rosarios.

Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo...y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.

IMÁGENES DE OCTUBRE, MES DEL SANTO ROSARIO


















































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