martes, 29 de septiembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 29 DE SEPTIEMBRE DEL 2015


Los ángeles, mensajeros de Dios
Solemnidades y Fiestas


Juan 1, 47-51. Fiesta Santos Arcángeles. Siempre nos traen la alegría y esperanza en Dios. De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 26o. del Tiempo Ordinario, del domingo 27 de septiembre al sábado 3 de octubre 2015.
Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús. ¡Suscribete a la Meditación diaria!
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Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Oración introductoria
Señor, como Natanael, quiero ser sincero y auténtico, en mi mente y en mi corazón, para tener la posibilidad real de tener un encuentro de amor contigo en esta oración. Tú sabes que trato de ser fiel a mi fe, que confío en tu providencia y misericordia, y que te amo con todo mi corazón. Envía tu Espíritu Santo para que ilumine y guíe esta meditación.

Petición
Ángel de mi guarda, ayúdame a ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.

Meditación del Papa Francisco
Volviendo a la escena de la vocación, el evangelista nos dice que, cuando Jesús ve que Natanael se acerca, exclama: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Se trata de un elogio que recuerda al texto de un Salmo: “Dichoso el hombre […] en cuyo espíritu no hay fraude”, pero que suscita la curiosidad de Natanael, quien replica sorprendido: “¿De qué me conoces?”. La respuesta de Jesús no se entiende en un primer momento. Le dice: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.
 Hoy es difícil darse cuenta con precisión del sentido de estas últimas palabras. Según dicen los especialistas, es posible que, dado que a veces se menciona a la higuera como el árbol bajo el que se sentaban los doctores de la ley para leer la Biblia y enseñarla, está aludiendo a este tipo de ocupación desempeñada por Natanael en el momento de su llamada. (Homilía de Benedicto XVI, 4 de octubre de 2006).

Reflexión
Los grandes arcángeles de Dios testimonian para nosotros la fidelidad y la pasión y celo con que los hijos de Dios han de alabar a su Creador. Ellos, lejos de ser seres desconocidos y “mitológicos” representan los mejores compañeros de viaje, los mejores sanadores del corazón, los mejores defensores de los intereses de Dios en el mundo.

San Miguel es el fiero defensor de Dios. La narración del Apocalipsis nos lo muestra expulsando a satanás de los dominios de Dios, al gran traidor y padre de la mentira que osó rebelarse contra un Dios tan bondadoso. Encendido de celo por el Señor blandió la espada y arrojó a todos los obradores de iniquidad al único lugar en donde pudiesen soportar su soberbia y su rebelión. Por eso san Miguel es en quien el cristiano halla el mejor baluarte para defenderse de las asechanzas demoníacas y gran modelo de fidelidad a Dios. De él hemos de aprender el celo por las cosas de Dios, celo que consume de pasión y que lleva a una acción inmediata, tajante, sobre todo cuando Dios se está viendo ofendido por sus enemigos que incitan sin cesar a la rebelión y desunión.

San Gabriel quizás fue el más afortunado de entre todas las criaturas celestes. A él siempre lo mandaron a dar mensajes. A él le tocó dar el mensaje más hermoso jamás oído a la criatura más hermosa jamás vista. Hablar de él lleva irremediablemente a la contemplación de la Toda Pura, Nuestra Madre de cielo, María. Su ejemplo nos debe enseñar a predicar sin miedos los designios de Dios a nuestros hermanos en la fe y, sobre todo, a testimoniar las maravillas obradas por Dios en Ella. Levantemos confiados la mirada a la Madre y pidamos auxilio al arcángel mensajero para ser fieles a la palabra de Dios en el mundo.

San Rafael representa la mano providente de Dios que no se olvida de sus hijos que sufren en el mundo. A él le tocó sanar muchas heridas del cuerpo y, sobre todo, del alma. Por eso es el arcángel que cura, que alivia las penas del alma, que sabe confortar y comprender al que sufre. De él hemos de aprender a ser un consuelo más que un horrible peso, para el hermano que lo necesita. De él, la confianza inamovible en la acción cierta de Dios en el mundo.

De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos. Porque los ángeles son ministros de Dios. Y de los tres a estar pendientes de su cierta acción en favor nuestro. ¿Quién sabe si un día cualquiera hemos sido ayudados por un ángel del Señor?

No cerremos las puertas a nadie, no sea que se las estemos cerrando a uno de estos mensajeros, o más terriblemente, al mismo Señor de la vida y de la historia.

Propósito
Aprender de los Arcángeles, el deseo de servir siempre.

Diálogo con Cristo
Jesús, no quiero aparecer ni hacer más, mi aspiración es amarte más, y como consecuencia, a los demás. No pretendo conocer más, sino tener una relación íntima contigo. Por ello quiero ofrecerte mi esfuerzo de perseverar en la oración, de acrecentar mi vida sacramental y de meditar más tu Palabra, sólo así lograré mi anhelo y podré dar un testimonio que atraiga a los demás.

VISITAR Y CUIDAR A LOS ENFERMOS


Visitar y cuidar a los enfermos
Entre las obras de misericordia corporales, la primera invita a “visitar y cuidar a los enfermos”


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 




La enfermedad llega, con o sin tarjeta de visita. Un accidente, un día de viento, un bulto extraño en la espalda, un dolor de cabeza aparentemente inexplicable.

El enfermo empieza un camino difícil. Primero intenta conocer qué está pasando. Luego busca los remedios para curarse, si esto resulta posible, y para calmar los dolores. En ocasiones, hay esperanzas de sanación. Otras veces, recibe una noticia difícil: ha comenzado una enfermedad irreversible, que tal vez durará muchos años o que llevará pronto a la muerte.

En el camino de la enfermedad, ayuda y consuela encontrar manos amigas, consejos buenos, atenciones médicas adecuadas. Sufrir solos aumenta, para muchos, el sentimiento de pena. Sufrir acompañados por quienes nos aman de verdad alivia casi tanto o más que un calmante.

Por eso, entre las obras de misericordia corporales, la primera invita a “visitar y cuidar a los enfermos”. De este modo, quien está sano, y también quien está enfermo pero todavía puede hacer mucho, ofrecen su tiempo, su cercanía, sus palabras (cuando son oportunas), sus cuidados, a quienes conviven durante días o meses con la enfermedad.

La invitación de visitar a los enfermos viene del mismo Jesucristo. Primero, con su ejemplo: acogía y curaba a muchos enfermos que encontró a lo largo de su vida. Después, con sus palabras, al recordarnos que quien visita a un enfermo visita al mismo Cristo (cf. Mt 25,31-46).

Desde el ejemplo de Cristo, los bautizados sentimos la llamada a ser auténticos prójimos de nuestros hermanos enfermos. De modo especial, el domingo puede convertirse en un día dedicado a visitar a los enfermos. Así lo explica el “Catecismo de la Iglesia católica” (n. 2186):


“Los cristianos que disponen de tiempo de descanso deben acordarse de sus hermanos que tienen las mismas necesidades y los mismos derechos y no pueden descansar a causa de la pobreza y la miseria. El domingo está tradicionalmente consagrado por la piedad cristiana a obras buenas y a servicios humildes para con los enfermos, débiles y ancianos”.

Al cuidar y visitar a los enfermos actuamos según el buen samaritano del que nos habla Jesús en el Evangelio (cf. Lc 10,28-37), y vivimos el mensaje del amor y del servicio que se conmueve y que acompaña al otro, más allá de los propios miedos o de los planes personales. ¿No merece mi hermano gestos concretos de cariño y de ternura precisamente porque está ahora más necesitado a causa de sus sufrimientos?

Visitar y cuidar a los enfermos es la primera de las obras de misericordia corporales. Vale la pena recordarlo, para aprender a mirar a los demás “con los ojos de Cristo” (cf. Benedicto XVI, encíclica “Deus caritas est” n. 18), para acogerlos desde la perspectiva del Maestro que vino para servir y que atendió con tanta ternura a muchos enfermos encontrados a lo largo del camino.

LOS ÁNGELES INTERVIENEN EN NUESTRA VIDA


Los ángeles intervienen en nuestra vida
Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 



¿Qué son los ángeles? Espíritus que contemplan a Dios y que viven en medio del misterio. Espíritus que participan de la alegría divina y colaboran en sus planes sobre los hombres débiles y necesitados de ayuda y protección.

Por eso los ángeles sufrirán, de algún modo que no podemos imaginar, al ver que hay corazones que se cierran al amor o pierden la esperanza. O se alegrarán profundamente cuando vean que otros corazones lloran por sus pecados e inician el camino del regreso al Amor de Dios.

El Evangelio nos habla de fiestas y gozo entre los ángeles por cada pecador convertido. Cada vida es importante para Dios, es observada por los ángeles, es bendecida de mil formas por compañeros celestes que nos invitan a soñar en el cielo que nos espera.

Dios desea que algunos ángeles intervengan en nuestras vidas. Por eso en la Biblia encontramos la narración de presencias angélicas. Especialmente bella resulta la salida de san Pedro de la cárcel, guiado por un ángel. Ya en la calle exclama fuera de sí: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos" (Hch 12,11).

Es muy conmovedora la historia de Tobit y de su hijo Tobías, a los que Dios envió el arcángel Rafael. Sólo al final, cuando Tobías ha podido contraer matrimonio con Sarra, y cuando Tobit ha recuperado la vista, los dos descubren que habían sido ayudados por un ángel.

El mismo Rafael les explica cómo había intervenido en sus vidas:

"Cuando tú y Sarra hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sarra. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tb 12,12-15).

Rafael añade inmediatamente, para tranquilizar a sus amigos, estas palabras llenas de afecto: "No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacia vosotros, sino por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar. Os ha parecido que yo comía, pero sólo era apariencia. Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios" (Tb 12,17-20).

Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles. Las palabras de Rafael nos llenan de alegría y esperanza. Con la ayuda angélica podemos descubrir el amor de Dios y recibir una fuerza concreta, oportuna, en tantas pruebas de la vida.

Por eso hemos de sentirnos invitados a dar gracias a Dios, porque no deja sin recompensa ningún gesto de amor que podamos ofrecer a los hermanos nuestros más necesitados. Porque nos envía, en ocasiones totalmente inesperadas, un ángel que rompa nuestras cadenas y nos lleve a descubrir lo inmensamente bello que es el Amor del Padre de los cielos.

COMPARTIENDO VIDA... SIN MIEDO


Compartiendo vida... Sin miedo



El miedo es la emoción que surge dentro de nosotros ante algo que nos asusta o creemos que nos puede hacer daño físico o moral.
El miedo ante lo desconocido provoca una sensación que se instala en nosotros de tal manera que a veces nos paraliza impidiéndonos actuar en libertad.

Hay miedos reales producidos por situaciones extremas... pero hay otros miedos que, sin darnos cuenta, nos los creamos nosotros mismos por temor al fracaso, a querer quedar bien ante los demás, por poner en juego nuestro ego queriendo aparentar aquello que no somos.

La novedad produce miedo porque nos crea inseguridad pero... debemos pensar que nadie es perfecto y que el temor a fracasar con frecuencia es fruto de nuestra imaginación, del concepto que tenemos de nosotros mismos y de la imagen que nos creamos con las respuestas que los demás nos ofrecen.
Afrontar la novedad, el cambio y los riesgos, sin miedo, depende de nosotros.

¡Vivamos sin miedo a la novedad... Dios es novedad siempre!

HOY CELEBRAMOS A LOS SANTOS ARCÁNGELES: MIGUEL, RAFAEL Y GABRIEL, 29 DE SEPTIEMBRE


LOS SANTOS ARCÁNGELES 
 Miguel, Rafael y Gabriel
29 de Septiembre

Por Abel Camasca



 El 29 de septiembre se celebra a los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, los cuales aparecen en la Biblia con misiones importantes de Dios.

San Miguel en hebreo significa “¿Quién como Dios?” y es uno de los principales ángeles. Su nombre era el grito de guerra en la batalla liberada en el cielo contra el enemigo y sus seguidores.

San Rafael quiere decir “Medicina de Dios” o “Dios ha obrado la salud”. Es el Arcángel amigo de los caminantes y médico de los enfermos.

San Gabriel significa “Fortaleza de Dios”. Tuvo la misión importantísima de anunciarle a la Virgen María que sería la Madre del Salvador.




SAN MIGUEL ARCÁNGEL



La fiesta a la que nos referimos hoy, se ha celebrado con gran solemnidad a fines de setiembre, desde el siglo sexto por lo menos. El Martirologio Romano afirma que la festividad se celebra la dedicación de una Basílica en honor de San Miguel, a unos 10 kilómetros al norte de Roma. En el oriente, donde antaño se tenia al arcángel como protector de los enfermos (actualmente se le considera como Capitán de las legiones celestiales y Patrón de los soldados), la veneración a San Miguel es todavía mas antigua.
Aunque solamente a San Miguel se le menciona como titular de la festividad, en las oraciones que pronuncia los fieles en la misa también están comprendidos todos los ángeles y buenos y el glorioso ángel tutelar de la Iglesia.. En esas oraciones se pide que demos gracias a Dios por la gloria de que gozan los ángeles y que nos alegremos de felicidad, así como también, se nos invita a honrar a los ángeles y a implorar su intercesión y ayuda.




SAN GABRIEL ARCANGEL


Por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, se ordenó que la fiesta de San Gabriel Arcángel fuera considerada en el futuro como doble de primera clase, a partir del 24 de marzo, para toda la Iglesia occidental. Según el profeta Daniel (IX, 21) fue Gabriel el que anunció le anunció el tiempo de la venida del Mesías; que fue él, de nuevo, quien se apareció a Zacarías "estando de pie a la derecha del altar del incienso" (Lucas 1, 10-19), para darle a conocer el futuro nacimiento del Precursor y finalmente, que el arcángel como embajador de Dios, fue enviado a María, en Nazaret para proclamar el misterio de la Encarnación. Es por lo tanto apropiado que Gabriel sea honrado en este día que precede a la fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen. Por otro lado, existe evidencia arqueológica que el culto de San Gabriel no es en ningún sentido una innovación; hay muchas representaciones del ángel en el arte primitivo cristiano, tanto de oriente como de occidente. Este mensajero del cielo es también el santo patrón de los que trabajan en los servicios postales, de telégrafos y teléfonos.




SAN RAFAEL ARCANGEL


La Biblia sólo menciona por su nombre a tres de los siete Arcángeles que, según la tradición judío cristiana, se hallan más cerca del trono de Dios: Miguel, Gabriel y Rafael.

En el Libro de Tobías se cuenta que Dios envió a San Rafael a ayudar al anciano Tobías, quien estaba ciego y se hallaba en una gran aflicción, y a Sarah, la hija de Raquel, cuyos siete maridos habían muerto la noche del día bodas. San Rafael tomó la forma humana y se hizo llamar Azarías. Éste, acompañó a Tobías en su viaje, le ayudó en sus dificultades y le explicó cómo podía casarse con Sarah sin peligro alguno. En el libro de Tobías él mismo Arcángel se describe como "uno de los siete que están en la presencia del Señor".

NECESITAMOS...


Necesitamos...




Un borrador, para borrar de nuestra historia todo lo que nos haga daño.

Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que usamos a diario.

Unas tijeras, para cortar todo aquello que nos impide crecer.

Un pájaro, para que nos enseñe a volar alto y cantar con libertad.

Una tinaja, para añejar el cariño y la madurez del amor.

Un frasco transparente, para conservar las sonrisas y sin tapa para escuchar su alegre sonido.

Unos lentes, correctores de la visión de la vida, que nos permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.

Una ardilla, que nos indique cómo trepar por las ramas del árbol de la sabiduría.

Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones.

Un cofre, para guardar todos los recuerdos que construyen y dan vida.

Un cierre (zipper), que permita abrir la mente cuando se desee encontrar respuestas, otro para cerrar nuestra boca cuando sea necesario, y otro para abrir nuestro corazón.

Un rebobinador de películas, para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.

Un reloj, para darle todo el tiempo al amor y al amar.

Los zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quiera que vamos.

Una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado.
Un espejo, para admirar una de las obras más perfectas de DIOS... ¡Tú!

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FE


lunes, 28 de septiembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 28 DE SEPTIEMBRE DEL 2015



¿Quién será el mayor?
Tiempo Ordinario


Lucas 9, 46-50. Tiempo Ordinario. La felicidad se cultiva en el corazón y da sus frutos en la paz y sencillez de vida. 


Por: Comunidad de Carmelitas Descalzas de Toro | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 26o. del Tiempo Ordinario, del domingo 27 de septiembre al sábado 3 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».

Oración introductoria
Dios mío, hoy que celebramos a santa Teresita del Niño Jesús, pido su intercesión para saber vivir con la fe y la humildad que la caracterizó. Señor, concédeme iniciar esta meditación con un corazón de niño, es decir, consciente de mi pequeñez, de mi fragilidad y pobreza, pero con total confianza en tu amor.

Petición
Espíritu Santo, enséñame a verme, y a actuar, como el llamado a servir a todos, sin vanagloriarme por ello.

Meditación del Papa Francisco
Jesús enseña a los apóstoles a ser como niños. Los discípulos peleaban sobre quién era el más grande entre ellos: había una disputa interna... el carrerismo. Estos que son los primeros obispos, tuvieron la tentación del carrerismo. 'Eh, yo quiero ser más grande que tú...'. No era un buen ejemplo que los primeros obispos hagan esto, pero era la realidad. Y Jesús les enseñaba la verdadera actitud, la de los niños.
La docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir adelante... Este es el camino. No quién es más grande. Los que están más cerca de la actitud de un niño están más cerca de la contemplación del Padre. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
¡Qué difícil es mantenerse sencillo en una sociedad tan rival como la nuestra! Todos queremos más: el ascenso, la promoción, el prestigio, el aparentar... así como les pasó a los discípulos, a ver quién es el más importante. Se ve que las raíces humanas son iguales para todos.

Es preciso liberarse de la tiranía de la "fachada" para vivir en la verdad de nuestro ser. ¿Qué ganas con los aplausos si después en la soledad del corazón queda la angustia y el miedo? Es importante sanear nuestra historia, iluminar tantas zonas obscuras y liberar tantos miedos que nos atenazan. Sólo así podremos disfrutar la alegría y sencillez de los niños para acoger gozosamente la voluntad de Dios, y así ser "importantes" en el Reino de los Cielos.

La felicidad no viene del mucho tener, ni tampoco del gran saber; es planta fina, cultivada en la pureza del corazón y que da sus frutos en la paz y sencillez de vida.

¡Oh Dios!, que aborreces al que da con arrogancia y te complaces en los limpios y sencillos, te pedimos nos concedas un corazón pobre y humilde para gozar de las cosas de la vida con la alegría y la paz de los niños y así ser testigos de tu Bondad entre los hombres.

Propósito
Definir y poner en práctica, un medio para vivir un estilo de vida más sencillo y modesto.

Diálogo con Cristo
Jesús, hazme un misionero de tu amor, que ayude a los demás con un espíritu de alegría y humildad, sabiendo tener la apertura sencilla de un niño ante los demás. Ver en ellos lo bueno, lo que nos une, en vez de buscar defectos.

SALVAR A TODOS


Salvar a todos
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD    




Cuenta la leyenda que cuando Buda llegó al cielo, le abrieron las puertas y fue invitado inmediatamente a entrar. Pero él reflexionó, aún fuera, y dijo: “¿Cómo puedo entrar cuando tantos quedan fuera todavía? Mí deber es ayudarles a que encuentren el camino y lleguen a la puerta. Después de que todos entren, entraré yo”.
             La inquietud de evangelizar, de salvar, de dedicar la vida a los otros, nace cuando uno se encuentra con el Dios vivo.

            Pablo de Tarso testimonia: “Iba yo hacia Damasco, cuando de repente, a eso del mediodía, una gran luz que bajada del cielo me envolvió con su resplandor” (Hch 22,6).

             Dios entró en la vida de Pablo sin pedirle permiso; y a este hombre que había obtenido licencia para perseguir y matar a los cristianos, se le encomienda la tarea de anunciar el mensaje de amor evangélico a todos los pueblos. Y Pablo, misionero extraordinario y cargado de entusiasmo, extiende el nombre de Jesús en todas las direcciones.

             Cuando Pablo se convierte al Señor en el camino de Damasco, una profunda ceguera se apodera de él durante tres días, hasta que se le caen como unas escamas de sus ojos y puede ver de nuevo y de una forma distinta. Esta nueva mirada le empuja a dedicar toda la vida al Señor y a su causa.

             Formando parte de la comunidad de Antioquía, descubren un día, a la luz de la oración, que el Evangelio no puede encerrarse en una cultura, sino que ha de ser sembrado por todo el mundo. Y esta misma comunidad selecciona a Pablo para anunciar el mensaje que ellos tratan de vivir.

              Pablo empieza otro recorrido: el que marca el Evangelio. Durante trece años de vida misionera recorre más de 15,000 kms. encarando toda clase de peligros, soportando toda suerte de dolores, sufriendo persecución, gastándose y desgastándose por Cristo y por las personas. No va en actitud arrogante, sino confiando en el Señor porque sólo salva la gracia de Dios.

              Jesús fue la fuerza que animó a Pablo a predicar y a enseñar en privado y en público. Como apóstol, estaba convencido de que Jesús lo había amado hasta el extremo. Por tanto, él debía optar por Cristo, arrostrando toda clase de persecuciones por causa del Evangelio. No era él el que actuaba; era Jesús. ‘‘Estoy vivo, pero no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí” (Gá 2,20).

IMÁGENES DEL PAPA FRANCISCO EN EL LUGAR DEL ATENTADO DE LAS TORRES GEMELAS, NUEVA YORK


Queridos amigos, les ofrecemos unas imágenes del Papa Francisco en el Encuentro interreligioso que tuvo lugar ayer en el memorial del Ground Zero, en Nueva York.

'Ground Zero' es el nombre que recibió la zona en la que antes se alzaban las Torres Gemelas en el complejo del World Trade Center, después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. Se calcula que en estos atentados murieron 2.981 y más de 6.000 resultaron heridas.

Destacamos este fragmento del discurso del Papa: "Necesitamos desterrar de nosotros sentimientos de odio, de venganza, de rencor. Y sabemos que eso solo es posible como un don del cielo.
Aquí, en este lugar de la memoria, cada uno a su manera, pero juntos, les propongo hacer un momento de silencio y oración. Pidamos al cielo el don de empeñarnos por la causa de la paz. Paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades.

Paz en esos lugares donde la guerra parece no tener fin. Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor.
Paz en este mundo vasto que Dios nos lo ha dado como casa de todos y para todos. Tan solo, PAZ. Oremos en silencio".


Oración del Papa Francisco en el Ground Zero: 

¡Oh Dios de amor, compasión y salvación!
¡Míranos, gente de diferentes creencias y tradiciones,
reunidos hoy en este lugar,
escenario de violencia y dolor increíbles.

Te pedimos que por tu bondad
concedas la luz y la paz eternas
a todos los que murieron aquí—
a los que heroicamente acudieron los primeros,
nuestros bomberos, policías,
servicios de emergencia y las autoridades del puerto,
y a todos los hombres y mujeres inocentes
que fueron víctimas de esta tragedia
simplemente porque vinieron aquí para cumplir con su deber
el 11 de septiembre de 2001.

Te pedimos que tengas compasión
y alivies las penas de aquellos que,
por estar presentes aquí ese día,
hoy están heridos o enfermos.
Alivia también el dolor de las familias que todavía sufren
y de todos los que han perdido a sus seres queridos en esta tragedia.
Dales fortaleza para seguir viviendo con valentía y esperanza.

También tenemos presentes
a cuantos murieron, resultaron heridos o sufrieron pérdidas
ese mismo día en el Pentágono y en Shanskville, Pennsylvania.
Nuestros corazones se unen a los suyos,
mientras nuestras oraciones abrazan su dolor y sufrimiento.

Dios de la paz, concede tu paz a nuestro violento mundo:
paz en los corazones de todos los hombres y mujeres
y paz entre las naciones de la tierra.
Lleva por tu senda del amor
a aquellos cuyas mentes y corazones
están nublados por el odio.

Dios de comprensión,
abrumados por la magnitud de esta tragedia,
buscamos tu luz y tu guía
cuando nos enfrentamos con hechos tan terribles como éste.
Haz que aquellos cuyas vidas fueron salvadas
vivan de manera que las vidas perdidas aquí
no lo hayan sido en vano.
Confórtanos y consuélanos,
fortalécenos en la esperanza,
y danos la sabiduría y el coraje
para trabajar incansablemente por un mundo
en el que la verdadera paz y el amor
reinen entre las naciones y en los corazones de todos.




























¿SABES CUANDO ES DE NOCHE?


¿Sabes cuando es de noche?



Un sabio Hindú preguntó a sus discípulos si sabían cuando acababa la noche y   empezaba el día.

Uno de ellos dijo:
--Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo.
--No, dijo el maestro.
--Cuando miras a un árbol a lo lejos y puedes distinguir si es un mango o un naranjo.
--Tampoco, repuso el sabio gurú.
--Está bien, dijeron los discípulos. Dinos cuándo es.
--Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a un hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche.

CREO EN JESÚS... EL CRISTO


CREO EN JESÚS... EL CRISTO


Creo en Jesús el Cristo, cuya vida, desde el fondo de la tierra y desde Dios, sigue anunciando que ninguna criatura está nunca sola, nunca está abandonada.

Creo en Jesús, nuestro Señor, el que nos hace libres de todos los señores, de todos los poderes, de todos los temores que nos amenazan y encogen. Pues para que seamos libres nos ha liberado Cristo (Gal 5,1)

Creo en Jesús que lava los pies y sirve a la mesa y nos impone el único mandato del amor feliz de sí y del amor servicial mutuo.
Creo que Jesús nos devuelve la confianza en nosotros mismos, así como la confianza en el mundo de hoy con toda su complejidad, con toda su vulnerabilidad.

Creo en Jesús, Hijo único. El que impregnó su profecía y su rebeldía en la ternura de Dios. El que se supo plenamente amado, fundado, afirmado, enviado y sostenido por Dios en todo momento.
Creo que en él nos percibimos, aunque sólo sea a oscuras, como hijos e hijas amorosamente engendradas, pacientemente gestadas, incondicionalmente amadas.

Creo que con él aprendemos a llamar a Dios con infinita confianza y humildad: ¡Abbá! 


José Arregi

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