miércoles, 19 de agosto de 2015

UNA HORA SANTA DE ORACIÓN, LUZ DE VIDA


Una Hora Santa de oración, luz en la vida
Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.


Por: Rev. Martín Lucía | Fuente: Catholic.net 




Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue entrevistado por la televisión nacional: "Obispo Sheen, usted inspiró a millones de personas en todo el mundo. ¿Quien lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un Papa?".

El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña china de once años de edad.

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana como los guardias penetraron en la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al suelo, esparciendo las Hostias Consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuantas Hostias contenía el copón: Treinta y dos.

Cuando los guardias se retiraron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vió todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró en la iglesia. Allí hizo una Hora Santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio.

Después de su hora santa, se adentró al santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (en aquel tiempo no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).

La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su Hora Santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda noche, después de haber consumido la última Hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.

Este acto de martirio heróico fue presenciado por el sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda.

Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró en tal grado que prometió a Dios que haría una Hora Santa de oración frente a Jesús
Sacramentado todos los días, por el resto de su vida. Si aquella pequeñita pudo dar testimonio con su vida de la Real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón Ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y como el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida misma.

Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su Amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan solo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo Sacramento.

Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

JESÚS es el Santísimo Sacramento, la Luz del mundo.

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 19 DE AGOSTO DEL 2015


Todos recibieron un denario cada uno
Parábolas


Mateo 20, 1-16. Tiempo Ordinario. Cristo necesita tus manos, tu inteligencia, tu servicio, para hacer algo por los demás. 


Por: P. Clementre González | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 20a. Semana del Tiempo Ordinario,  del domingo 16 al sábado 22 de agosto 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido. Ellos fueron. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? Le respondieron: Nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a mi viña. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.

Oración introductoria
Señor Jesús, Tú sabes que es lo que más me conviene. Cuenta conmigo, llámame, a la hora que quieras, para trabajar en tu viña. Tú eres fiel a tu Palabra y estás más interesado que yo en mi bien espiritual, por eso confío plenamente en Ti. Quiero escuchar tu voz. Habla, Señor, estoy a la escucha.

Petición
Señor, quiero trabajar por Ti, quiero desgastarme por Ti, quiero poner todo lo que soy a tu servicio. Ilumíname para saber cómo y dónde servirte.

Meditación del Papa Francisco
Había mucha necesidad en la viña y este señor pasó casi todo el tiempo yendo por las calles y las plazas del pueblo buscando trabajadores. Al respecto, ha invitado a pensar en los que buscó a última hora, nadie les había llamado, quién sabe cómo podían sentirse, porque al final del día no habrían llevado a casa nada para dar de comer a los hijos. Por esta razón, el Santo Padre ha dicho que esta parábola es un buen ejemplo para los responsables de la pastoral.
Otro aspecto profundizado por el Santo Padre ha sido a través de una advertencia: "no acudamos a la voz de las sirenas que llaman a hacer de la pastoral una serie convulsa de iniciativas, sin conseguir recoger lo esencial del compromiso de la evangelización.
Francisco ha señalado que a veces parece que estamos más preocupados por multiplicar las actividades más que por ser atentos con las personas a su encuentro con Dios. "Una pastoral que no tiene esta atención -ha indicado- se hace estéril poco a poco". Asimismo ha querido recordar que una pastoral sin oración y contemplación no podrá nunca alcanzar el corazón de las personas. (Discurso de S.S. Francisco, 19 de septiembre de 2014).
Reflexión
¿Quién dice que ya no hay trabajo? Jesucristo, en esta parábola, viene a ofrecernos uno: el trabajo por su viña, por su Iglesia. ¿Y con qué moneda nos pagará? Con la vida eterna.

Es necesario ver cuánta necesidad hay en el mundo. No sólo en las misiones; también en nuestra ciudad, en nuestra parroquia, quizás también en nuestra propia familia. Porque a unos les falta el pan y a otros el alimento espiritual, que es la palabra de Dios. ¡Qué importa la edad o los medios que tengamos! Cada uno tiene una vocación muy concreta que Dios le ha regalado, una misión insustituible. ¿Cuál es la mía? Mi primera misión es la de ser cristiano, por algo estoy bautizado. Y un cristiano lo es en la medida que da testimonio con su vida.

¿Hay otras maneras de trabajar en la viña del Señor? Desde luego: la oración, el consejo acertado, la ayuda económica, etc. Hay que echarle un poco de imaginación, y seguro que encontraremos un apostolado que nos venga a la medida. Y si no, pregúntale a tu párroco.

Cristo te necesita. Necesita tus manos, tu inteligencia, tu servicio para hacer algo por los demás. Decídete a ser un apóstol y prepárate para el premio de la vida eterna.

Propósito
Renunciar a los sentimientos de descontento y saber agradecer diariamente a Dios, los talentos que me ha dado.

Diálogo con Cristo 
Señor, que diferente es tu justicia a la del mundo. Mezquinamente busco la recompensa de lo que hago por el bien de los demás, olvidando que eso que creo que es extraordinario, es simplemente mi obligación. Tú eres infinitamente misericordioso y me colmas con la gratuidad de tus dones. Dame lo único que necesito, la gracia de salir de esta oración decidido a darlo todo por tu causa; a vencer el miedo, la rutina y los cálculos egoístas.

HOY CELEBRAMOS A SAN EZEQUIEL MORENO, INTERCESOR DE LOS ENFERMOS DE CÁNCER


Hoy celebramos a San Ezequiel Moreno intercesor de los enfermos de cáncer.
Por María Ximena Rondón



REDACCIÒN CENTRAL, 19 Ago. 15 / 12:15 am (ACI).- Su ardor misionero fue tan grande que no dudaba en cruzar ríos caudalosos y soportar las inclemencias del clima con tal de llevar almas a los pies de la Cruz. Tenía un espíritu fuerte que ninguna pena, crítica o enfermedad pudo quebrantar. Por su entrega apasionada a Dios y su labor se le considera como uno de los más grandes apóstoles de la Evangelización de América.

Ezequiel Moreno Díaz nació el 9 de abril de 1848 en Alfaro, Rioja España. Sus padres fueron Félix Moreno y Josefa Díaz, quienes a pesar de tener una condición humilde consideraban a la religión católica como su tesoro.

Esta devoción influyó en el corazón del Santo, que desde la infancia sintió el llamado a la vida religiosa. Era un niño inteligente, juguetón y dedicado a los estudios. Sin embargo, era capaz de sacrificarse por su prójimo porque en lugar de ir a las fiestas del pueblo se quedaba cuidando de los enfermos. También le gustaba cantar y tocar la guitarra.

Con sólo 16 años y siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, ingresó al convento de los agustinos recoletos en Monteagudo (Navarra) el 21 de setiembre de 1864. Un año después hizo su profesión religiosa y cuatro años más tarde fue enviado como misionero a Filipinas. Allí culminó su formación y fue ordenado sacerdote el 3 de junio de 1871.

Tiempo después fue enviado, junto con su hermano Eustaquio, a evangelizar a los habitantes de la isla de Paragua. Ezequiel convirtió a muchas almas pero contrajo la malaria debido las pésimas condiciones de sanidad y tuvo que regresar a Manila.

En 1876 fue nombrado párroco de Lespiñase y cuatro años después predicador conventual de Manila. Entonces asumió las riendas de una finca de los agustinos recoletos en Imus. Fue un excelente administrador y también realizaba obras caridad con los pobres.

En 1888 regresó al convento Monteagudo como prior. Durante tres años imprimió en los jóvenes novicios el sello de la espiritualidad agustiniana y el amor hacia los pobres reduciendo sus raciones para dar de comer a los mendigos.

Tres años después volvió a embarcarse en la aventura como misionero. Vivió austeramente durante cinco años en Bogotá (Colombia) en el cargo de provincial de la orden. Se dedicó a predicar y atender a los enfermos. Junto a tres compañeros se introducía en la región de Casanare, que aún no era explorada, para evangelizar y administrar los sacramentos.

Debido a sus méritos al reactivar la labor misionera en Colombia fue nombrado Obispo titular de Pinara y Vicario Apostólico de Casanare. El 1 de mayo de 1894 lo nombraron Obispo de Pasto.

En su nuevo cargo destacó por su celo apostólico y su fidelidad a la Iglesia. Ejecutó su programa de trabajo denominado “Dios y Colombia”. Su posición como Obispo no lo detuvo en su labor misionera. Siguió atravesando ríos caudalosos, caminando en medio de tormentas y soportando las inclemencias del clima porque consideraba que “una sola alma vale más que toda mi vida”.

A la par de su intenso trabajo apostólico dedicaba varias horas a la oración, a la que consideraba como la fuente principal para obtener fuerzas.

En 1896 fue nombrado Obispo de Pasto. Sus prédicas contundentes y su sencillez provocaron la burla de sus enemigos, incluyendo algunos obispos, quienes también lo atacaban por medio de la prensa. Sin embargo, San Ezequiel trataba a sus atacantes con misericordia y pedía por ellos.

En 1905 le diagnosticaron cáncer y, ante las reiteradas súplicas de los fieles y de los religiosos de su Orden, volvió a España para operarse. Lamentablemente la intervención fue muy dolorosa y no tuvo éxito. Durante la operación el Santo exclamaba: “Dios mío, dame valor para sufrir por ti”.

Fue enviado a Monteagudo para recuperarse pero volvió a recaer. Los dolores nunca quebrantaron su espíritu y se mantuvo firme en su fe. Murió el 19 de agosto de 1906.

Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1975 y el 11 de octubre de 1992 fue canonizado por San Juan Pablo II y es considerado como el especial intercesor ante Dios por los enfermos del cáncer.

¡DISPARA AL CORAZÓN DE JESÚS!


¡Dispara al Corazón de Jesús!
Cuando no sabes qué es lo que Dios espera de ti, pon tu mirada en Su Mirada y elevando tus brazos al cielo.
Por: Óscar Schmidt 




Cuando le hablas a ese hombre que no conoce a Dios, que no sabe de Su Amor, mientras cavilas y temes no ser digno de semejante tarea, no dudes, tensa tu arco y con mano firme ¡dispara al corazón!

Cuando la vida te enfrenta a momentos de gran confusión, donde los caminos se abren frente a ti y se multiplican como en un salón de espejos, no temas, abre tu mirada a la distancia, mira a tu interior, y con sereno pulso ¡dispara al corazón!

Cuando los que más quieres te fallan, te hunden en tu silla como si fueras un ser imposibilitado de ver más allá de las puertas que se cierran frente a ti, no te pierdas en la desesperación y el abandono de ti mismo, levanta la mirada y ¡dispara al corazón!

Cuando el amor no llega a tu vida, cuando la luz del cariño se escurre por pasillos donde no la puedes buscar, torna tu mirada a las sombras y con gran decisión, ¡dispara al corazón!

Cuando quieras hablar con Jesús sobre tus más profundas necesidades, sobre aquello que vibra en tu pecho y clama por un instante de sosiego, haz un alto en tu vida, alza la voz y con grito firme ¡dispara al corazón!

Cuando no sabes qué es lo que Dios espera de ti, y El se esconde y hace de tu vida un barco sin rumbo, pon tu mirada en Su Mirada y elevando tus brazos al cielo, ¡dispara al corazón!

Porque cuando nuestro rostro se ilumina con una mirada de niño, nuestros labios derraman palabras de amor que alcanzan el Corazón de Jesús y lo hacen quebrarse de ternura, lo derrumban a pesar de Su Divinidad y Realeza.

Y es porque en el Corazón de Dios están todas las soluciones, las promesas, los consuelos y la esperanza. Allí se esconde un tesoro tan extraordinario que ni siquiera en nuestros sueños más profundos lo podríamos imaginar.

Nuestros gestos de amor son disparos al Corazón de Jesús, porque lo hacen detenerse y mirarnos como un Dios derrotado. Dulce derrota, donde El se refugia para admirar las maravillas de las que un corazón amante es capaz. Su derrota es el triunfo de la Criatura que El mismo imaginó, que vencedora en su propia naturaleza, se hace semejante a su Creador. Nuestro Dios, vencido por amor, se hace Niño y nos entrega aquello que guarda como un Preciado Tesoro, Su Corazón.

Si, dispara al Corazón de Jesús, y dispara al corazón de tus hermanos, hazlos caer vencidos por el amor que todo lo vence. Que tus palabras certeras se dirijan a aquel punto que nadie puede resistir, centro y motor de nuestra semejanza con Quien nos creó, el corazón del hombre.

TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE POR UNA RAZÓN


Todo lo que sucede, sucede por una razón.



Hubo un momento en el que creías que la tristeza sería eterna; pero volviste a sorprenderte a ti mismo riendo sin parar.

Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor; y luego apareció esa persona y no pudiste dejar de amarla cada día más.

Hubo un momento en el que la amistad parecía no existir; y conociste a ese amigo que te hizo reír y llorar, en los mejores y en los peores momentos.

Hubo un momento en el que estabas seguro que la comunicación con alguien se había perdido; y fue luego cuando el cartero visitó el buzón de tu casa.

Hubo un momento en el que una pelea prometía ser eterna; y sin dejarte ni siquiera entristecerte terminó en un abrazo.

Hubo un momento en que un examen parecía imposible de pasar; y hoy es un examen más que aprobaste en tu carrera.

Hubo un momento en el que dudaste de encontrar un buen trabajo; y hoy puedes darte el lujo de ahorrar para el futuro.

Hubo un momento en el que sentiste que no podrías hacer algo: y hoy te sorprendes a ti mismo haciéndolo.

Hubo un momento en el que creíste que nadie podía comprenderte; y te quedaste boquiabierto(a) mientras alguien parecía leer tu corazón.

Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará en un sueño hecho realidad.

¡Nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad!.

Y recuerda: todo lo que sucede, sucede por una razón.

OTRA PÁGINA EN TU VIDA


Otra página en tu vida



Has escrito ya muchas páginas en tu libro;
unas son tristes y otras son alegres;
unas son limpias y claras,
otras son borrosas y oscuras.

Pero aún te queda una página en blanco:
la que has de escribir este día.
Te falta por llenar la página de hoy.
Piensa y cree que ésta sea
la página más bella, la más sentida.

Cada mañana al despertar
recuerda que aún tienes que escribir
la mejor de tus páginas,
le dirás lo mejor que tú puedes dejar
en el libro que estás escribiendo con tu vida.

Piensa que siempre te falta por escribir
la página más bella.



Rabindranath Tagore

ESTAMPA CON ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


ORAR CON SAN JUAN EUDES


ORAR CON SAN JUAN EUDES



Al interior de la Escuela Francesa de espiritualidad, que enfatiza el misterio de la Encarnación del Señor, san Juan Eudes, en el siglo XVll, invitaba a todos los cristianos, que habían olvidado los compromisos adquiridos por su bautismo, a reencontrar la riqueza de este compromiso bautismal.

En las misiones que predicaba, en los seminarios y en las casas de Nuestra Señora de la Caridad, el ofrece medios muy concretos para vivir cada día como un verdadero bautizado y así "hacer vivir y reinar a Jesús" en cada cristiano que para él es "otro Jesucristo en la tierra".


Un camino de oración

San Juan Eudes nos dejó su manera de orar en cuatro movimientos:

ADORAR: contemplar, maravillarse, admirar.
DAR GRACIAS: reconocer los dones del Señor, decir gracias...
VIVIR EL PERDÓN: tomar consciencia de la distancia que existe entre mi propia vida y las maravillas del Amor de Dios.
DARSE A JESÚS: darse para ser testigo, darse para la Misión...
Estos cuatro movimientos son cuatro actitudes interiores que tenemos que desarrollar y que suponen tomar el tiempo para acogerse a sí mismo, acoger al Otro, Dios, y recibirse de Dios.

Adoremos a Dios en el inmenso amor que tiene por todas sus criaturas, y por cada uno de nosotros en particular. Bendigámosle, amémosle.

Agradezcámosle los innumerables beneficios de su amor.

Pidámosle perdón de nuestras ingratitudes hacia Él y de nuestras faltas de amor para con el prójimo.

Démonos al amor de Dios, para que Él elimine todas nuestras resistencias y así Reina perfectamente en nosotros.

SAN JUAN EUDES, FUNDADOR, 19 DE AGOSTO


Juan Eudes, Santo
Fundador, 19 de agosto
Fuente: Corazones.org 




Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: San Juan Eudes, presbítero, que durante muchos años se dedicó a la predicación en las parroquias y después fundó la Congregación de Jesús y María, para la formación de los sacerdotes en los seminarios, y otra de religiosas de Nuestra Señora de la Caridad, para fortalecer en la vida cristiana a las mujeres arrepentidas. Fomentó de una manera especial la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que en Caen, de la región de Normandía, en Francia, descansó piadosamente en el Señor (1680).

Fecha de canonización: Fue canonizado en 1925 y su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928.

Etimología Juan = Dios es misericordia. Viene de la lengua hebrea.

Breve Biografía
En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla.

A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.

Al servicio de los enfermos

Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.

Predicador ungido
Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.

Confesor: Las gentes decían de él: "En la predicación es un león, y en la confesión un cordero".

Las mujeres atrapadas en mala vida

Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano".

Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla.

Formación del clero

San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio.

Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su su-
cesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.

Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros
compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.

La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.

En 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como "la maravilla de su época", Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659. ¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.

Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.

Al afro siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María"´, como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico."

Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes.

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680.

martes, 18 de agosto de 2015

LA EMPERATRIZ PEREGRINA, SANTA ELENA, 18 DE AGOSTO



La Emperatriz peregrina 
Santa Elena


La madre de Constantino era ya de avanzada edad pero no quería morir sin antes haber rezado en la tierra donde el Señor había vivido, muerto y resucitado


Por: Primeros Cristianos | Fuente: www.primeroscristianos.com 




La gran impulsora del redescubrimiento de los Lugares de la Pasión fue la Emperatriz Santa Elena, que en el año 326 viajó a Tierra Santa. La madre de Constantino era ya de avanzada edad -debía de frisar los ochenta años-, pero no quería morir sin antes haber rezado en la tierra donde el Señor había vivido, muerto y resucitado.
Tenemos pocos datos sobre la juventud de Elena. Probablemente nació en Bitinia y tuvo origen humilde. Según San Ambrosio era stabularia -esto es, camarera o sirvienta en una posada- antes de casarse con Constancio Cloro en el 273, unión de la que nació Constantino al año siguiente. Constancio era un ambicioso oficial del ejército romano, que en el 293 alcanzó la dignidad de César.
Ese mismo año repudió a su esposa, que no tenía sangre noble, y Elena quedó en la sombra hasta que en el 306 su hijo Constantino le dio el título de Emperatriz. En ese momento Elena ya era cristiana, y se sirvió de la privilegiada posición que ocupaba para hacer el bien, ejercitando la caridad entre los necesitados e impulsando la extensión y dignidad del culto. Tanto brillaba por su fe y su piedad, que San Ambrosio no dudaba en tejer su alabanza diciendo: Mujer grande, que ofreció al emperador mucho más que lo que recibió de él.
A su paso por Tierra Santa se debe la construcción de las primitivas basílica la Natividad, en Belén, y de la Ascensión, en el Monte de los Olivos. En cuanto al Gólgota, cuando Elena llegó a Jerusalén acababan de ser demolidos los templos paganos, de modo que la Emperatriz pudo cumplir su sueño de arrodillarse en la tierra sobre la que Nuestro Salvador había sido levantado en la Cruz y de rezar en la roca del Santo Sepulcro. Sin embargo, allí mismo reparó en que no se había hallado todavía la más importante de las reliquias.
San Ambrosio nos la describe con gran viveza, caminando entre las ruinas de los templos romanos acompañada de soldados y obreros. Y preguntándose: He aquí el lugar de la batalla: ¿pero dónde está el trofeo de la victoria? ¿Yo estoy en un trono y la cruz del Señor enterrada en el polvo? ¿Yo estoy rodeada de oro y el triunfo de Cristo entre las ruinas? (...). Veo que has hecho todo lo posible, diablo, para que fuese sepultada la espada que te ha reducido a la nada.
 
Las nuevas excavaciones que la Emperatriz mandó hacer tuvieron fruto cuando, al remover un terreno cercano al Gólgota, se encontraron tres cruces, y la tabla sobre la que se había escrito en hebreo, griego y latín: Jesús Nazareno Rey de los Judíos. Así se produjo la invención -el descubrimiento: inventio en latín significa venir hasta algo, encontrar- de la Santa Cruz del Señor, que había permanecido oculta durante tres siglos. La Santa Emperatriz dejó la mayor parte de las reliquias en Jerusalén, pero llevó consigo a Roma tres fragmentos de la Vera Crux, el título de la condena, uno de los clavos y algunas espinas de la corona que sus verdugos impusieron a Jesús. También hizo trasladar una gran cantidad de tierra del Gólgota y las gradas de piedra de la escalera que el Señor recorrió cuatro veces el día de su pasión, para comparecer ante Pilatos en el Pretorio.

La Basílica Sessoriana, o Sancta Hierusalem

Existen numerosos documentos de los siglos IV y V que describen cómo a partir de la visita de Santa Elena los cristianos veneraban las reliquias de la Pasión que habían quedado en Jesuralén. Así lo atestiguan Eusebio, Rufino, Teodoreto y San Cirilo de Jerusalén. Egeria, una mujer que peregrinó a los Santos Lugares en el siglo IV, habla de multitudes de fieles que ya por entonces acudían de todo el Oriente cristiano para tomar parte en las solemnidades en honor de la Cruz.
Otro historiador, Sócrates el Escolástico, recogió a mediados del siglo V una piadosa tradición según la cual, durante la travesía marítima que realizó la emperatriz para volver a Roma desde Jerusalén, habría sobrevenido una fuerte tempestad. La nave se debatía entre las olas apunto de naufragar, hasta que Santa Elena -después de atarlo con una cuerda para echarlo por la borda- hizo que tocara las aguas el Santo Clavo que llevaba consigo, y el mar se calmó al instante.
 
Ese Clavo, los tres fragmentos de la Cruz y el INRI fueron piadosamente custodiados por Santa Elena en su residencia imperial: el palacio Sessoriano. Al cabo de algunos años, posiblemente después de la muerte de su madre, Constantino quiso que se construyera allí una basílica que tomó el nombre del palacio, Basílica Sessoriana, aunque también era llamada Sancta Hierusalem. Como cimiento simbólico de esta construcción se puso la tierra del Gólgota que la Emperatriz había traído desde Palestina, y los preciosos fragmentos de la Santa Cruz se ofrecían a la vista de los fíeles en un relicario de oro adornado con gemas.
De la primitiva basílica constantiniana sólo se conservan algunos restos pertenecientes a los muros exteriores. A esa edificación siguió otra del siglo XII, a su vez sustituida por el templo de estilo barroco tardío, terminado en 1744, que puede contemplarse actualmente. A pesar de estos cambios arquitectónicos y de otras vicisitudes históricas, como las invasiones padecidas por Roma, toda una colección de documentos atestigua que las reliquias que se veneran en esta basílica son las mismas que trajo Santa Elena desde Tierra Santa.
Es del todo natural que este lugar se convirtiese enseguida en meta de la piedad del pueblo cristiano. Muy pronto se empezó a celebrar allí la liturgia del Viernes Santo. Hasta el siglo XIV, el Papa en persona, con los pies descalzos, encabezaba la procesión que iba desde la Basílica del Laterano hasta la Basflica de la Santa Cruz, para adorar la vexilla crucis, la bandera de la Cruz, el estandarte de la salvación.

Santa Elena, madre del emperador romano Constantino (306-337 d.C.), está representaba dormida, sentada, con la cabeza reclinada sobre una mano; la historia sagrada le atribuye la visión, o para ser más precisos, el sueño que la llevó a encontrar la verdadera Cruz, materializada (por decirlo de esta manera) y sostenida por un amorcillo alado. La iconografía no es la que se encuentra tradicionalmente en el ambiente véneto, donde la Santa generalmente está representada de pie cerca de la cruz. La pintura, fechada aproximadamente en 1580, forma parte de la producción madura del gran pintor véneto. (mv.vatican.va)

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 18 DE AGOSTO DEL 2015


Muchos que quieren ser primeros, serán últimos
Tiempo Ordinario


Mateo 19, 23-30. Tiempo Ordinario. Si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú tienes que comportarte como el último, o sea, servir.


Por: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la 20a. Semana del Tiempo Ordinario,  del domingo 16 al sábado 22 de agosto 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Oración introductoria
Señor Jesús, sálvame. Creo en Ti. Espero y te amo sobre todas las cosas. Enciende en mi corazón el amor al Padre que está en el cielo y la alegría de ser cristiano. Dame el fuego de tu Santo Espíritu, que ilumine mi mente para desinteresadamente buscarte en esta oración.

 
Petición
Señor, dame la valentía para vivir con pobreza de espíritu.

Meditación del Papa Francisco
La gratuidad en seguir a Jesús, es la respuesta a la gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir sea con Jesús que con el mundo, sea con la pobreza que con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material. Es el espíritu del mundo. Esos cristianos hacen eco a las palabras del profeta Elías, cojean con las dos piernas porque no saben lo que quieren.
Para entender esto es necesario acordarse de que Jesús nos anuncia que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, o sea aquel que se cree o que es el más grande se tiene que volver el servidor, el más pequeño.
Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio: es servir. Lo ha hecho Él, y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú tienes que comportarte como el último, o sea, servir. Y si el Señor te da la posibilidad de tener bienes, tú debes emplearte en servir a los otros. Son tres cosas, tres escalones, los que te alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Por esto son tan peligrosas las riquezas, porque te llevan en seguida a la vanidad y te crees importante. Y cuando uno se cree importante pierde la cabeza y se pierde. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2015 en Santa Marta).
Reflexión
Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.” Sería reductivo si interpretáramos el dejar "todo" de Pedro, como sólo la opción de convertirse en un misionero, o de quien se hace sacerdote o religioso(a). Todo cristiano está llamado de alguna manera a dejar ese "todo" que comienza por dejarse a uno mismo. Cuando Jesús nos llama a amar más y nos invita a una entrega más plena y consciente, lo primero que debemos hacer es rechazar el egoísmo de nuestra vida. Con palabras del Papa Juan XXIII, estamos "metiendo el amor propio debajo de nuestros zapatos". Es nuestro principal obstáculo y lo que impide que el amor de Dios nos alcance y se difunda a nuestro alrededor. Por ello, nuestra recompensa tendrá la medida de nuestro amor a Dios. Cuanto más generoso sea, mayor será ésta.

No se trata de una opción, de una entrega que podemos alcanzar fácilmente por nosotros mismos. Es una invitación que proviene de Dios, que Él sin duda quiere para cada uno de nosotros aunque también nos pida nuestra colaboración. En esto hemos de confiar, pues es Dios quien nos inspira santos propósitos, Él mismo nos asistirá con su gracia y no nos abandonará nunca.

Propósito
Rezar, continuamente, una jaculatoria que me ayude a combatir el desaliento ante las dificultades, con el entusiasmo de mi fe y y de mi amor a Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, que este encuentro contigo me ayude a concretar mi generosidad. Quiero vivir con esa apertura en todas las circunstancias de mi vida, especialmente en las que requiera un especial desprendimiento de mi propio ser, para ponerme a disposición de las necesidades de los demás, sin buscar recompensas efímeras, sino sólo el cumplir, por amor, tu voluntad.

 

IMÁGENES RELIGIOSAS DE LOS 10 MANDAMIENTOS











REFLEXIÓN SOBRE EL AMOR


Reflexión sobre el amor




Cada minuto, cada segundo, cada fragmento de vida está tocado por la luz del amor. Como si fuera un acto de magia, el rostro se ilumina, las ideas fluyen, la energía invade nuestro organismo, el amor brota por los poros y abre la puerta hacia la felicidad que todos anhelamos y merecemos. Sin embargo, para que exista amor, para recibirlo, hay que saber darlo, repartirlo, compartirlo con generosa alegría, en la convicción de que todo aquello que entregues, te será devuelto igual, de la misma forma, como un regalo que tú apreciarás infinitamente. Ese es mi pensamiento. Si usted tiene amor para dar, se puede considerar una persona realizada, dueña de una riqueza incalculable. El que hacer cotidiano pone a prueba cada día, nuestra capacidad para renovar los más nobles sentimientos que hacen posible que tengamos amor para repartir. No hay lugar para el egoísmo, sólo basta que ames a tus semejantes y prevalecerá ese hermoso sentimiento de entrega desinteresada. Es cierto, el amor lo puede todo. La tristeza por el fin de una relación, la desilusión, el abandono, la soledad interminable, la compasión, el sufrimiento por la pérdida de un ser querido, en fin, todo lo que experimentamos alguna vez y que nos marca para siempre, sólo puede aliviarlo el amor. Expresado en gestos, acercamientos, abrazos afectuosos, palabras que digan que la vida es mucho más que todas las dificultades que nos puedan abatir, el amor emerge salvador, compañero, eternamente amigo. 

Cuando dos personas se atraen es porque fueron tocadas por esa mano invisible que guía al amor. Por esa razón, una relación amorosa es como un tesoro que no solamente se debe de cuidar, sino incrementar para que mañana florezca con más fuerza. 

Pero muchas parejas no saben cómo manejar esta situación tan especial y a la vez tan importante en sus vidas. Se les escapa entre las manos la felicidad por falta de previsión, por ignorancia o simplemente por estar virtualmente "poseídas" por una gran pasión.

No hay recetas milagrosas para mantener la felicidad o encontrar el amor que buscamos, hay experiencias, hay trabajo, mucho trabajo de parte y parte, deseos de vivir en sana alegría. 

Justamente aquí abrimos un CORAZÓN para recibir a todas aquellas personas que necesiten de nuestra orientación para salir adelante en cualquier problema que confronten a nivel de relación sentimental.

Alma Espejo ofrece toda su experiencia con amor, con el mismo que recibe... 

Con todo el corazón... 

RECETA DEL HOGAR FELIZ


Receta del hogar feliz 


- 4 tazas de amor
- 2 de lealtad
- 3 de perdón
- 1 de amistad
- 3 de esperanza
- 2 de ternura
- 4 de galón de fe
- 1 barril de risa

Tome el amor y la lealtad, mezclados perfectamente con la fe. Agregue la amistad y la esperanza, salpique abundantemente de risa. Hornee al sol. Sirva diariamente en porciones generosas.

ESTAMPAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS





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