sábado, 15 de agosto de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 15 DE AGOSTO DEL 2015 - LA ASUNCIÓN DE MARÍA - SOLEMNIDAD


El triunfo definitivo de María

Solemnidades y Fiestas



Lucas 1, 39-56. Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. Que asunta hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, guía y compañera de camino hasta la eternidad. 



Por: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia- como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos. María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. 

Oración introductoria
María, madre de Jesús y madre mía, tú escuchaste siempre a tu Hijo. Tú supiste glorificarlo y te llenaste de júbilo al saber reconocer a Dios. Estrella de la mañana, refugio de los pecadores, háblame de Él y muéstrame el camino para seguir a Cristo por el camino de la fe.

Petición
María, ayúdanos a imitar tu docilidad, tu silencio y escucha. María, háblanos de Jesús.

Meditación del Papa Francisco
Esperanza es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor. El Magnificat es el cántico de la esperanza, el cántico del Pueblo de Dios que camina en la historia. Es el cántico de tantos santos y santas, algunos conocidos, otros, muchísimos, desconocidos, pero que Dios conoce bien: mamás, papás, catequistas, misioneros, sacerdotes, religiosas, jóvenes, también niños, que han afrontado la lucha por la vida llevando en el corazón la esperanza de los pequeños y humildes. “Proclama mi alma la grandeza del Señor”, así canta hoy la Iglesia en todo el mundo. Este cántico es especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión. Y María está allí, cercana a esas comunidades, a esos hermanos nuestros, camina con ellos, sufre con ellos, y canta con ellos el Magnificat de la esperanza.
Queridos hermanos y hermanas, unámonos también nosotros, con el corazón, a este cántico de paciencia y victoria, de lucha y alegría, que une a la Iglesia triunfante con la peregrinante, que une el cielo y la tierra, la historia y la eternidad. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 15 de agosto de 2013).
Reflexión
Hay, en Jerusalén, dos basílicas cristianas dedicadas a la Asunción de la Santísima Virgen. Una, más pequeña y modesta en su fachada, pero muy hermosa por dentro, se encuentra al lado del huerto de Getsemaní. Está en el fondo del torrente Cedrón y muy cerquita de la basílica de la "Agonía" o de "Todas las naciones". La fachada es cruzada, pero el interior es la cripta de la primitiva iglesia bizantina construida a finales del siglo IV, durante el reinado de Teodosio el Grande (379-395). Y se cree que en este santo lugar yació el cuerpo de la Virgen María antes de ser asunta a los cielos.

La otra iglesia, ubicada en el Monte Sión, es una de las iglesias católicas más grandes y más magníficas de Jerusalén, y se le conoce con el nombre de "iglesia de la Dormición", pues en ella se pretende recordar y celebrar el "tránsito" de la Virgen de este mundo al otro. Está ubicada a unos cuantos pasos del Cenáculo, en donde nuestro Señor celebró la Última Cena con sus discípulos y en donde instituyó la Eucaristía.

Otra tradición dice que María murió en Éfeso, bajo el cuidado del apóstol san Juan. Pero no consta, ni parece verosímil que la Virgen se fuera a una ciudad tan lejana, ya anciana, siendo que en Jerusalén tendría a muchos de sus familiares. Además, la antiquísima veneración del sepulcro de la Virgen en Getsemaní y la celebración de la fiesta de la Dormición de María en Jerusalén inclinan la balanza hacia esta afirmación.

Sea como sea, el hecho es que, desde los primerísimos años de la Iglesia, ya se hablaba del "tránsito" de la Santísima Virgen, de su "dormición" temporal y de su “asunción” a los cielos. Y, sin embargo, aunque era una creencia general del pueblo cristiano, la Iglesia no proclamó este dogma sino hasta el año santo de 1950. Ha sido, hasta el presente, el último dogma mariano. La bula declaratoria de Pío XII reza así: "Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial".

La Asunción de María no se contiene de modo explícito en la Sagrada Escritura, pero sí implicítamente. El texto del Apocalipsis que escuchamos en la primera lectura de la Misa de hoy puede ser un atisbo, aunque no tiene allí su fundamento bíblico. Más bien, los Santos Padres y los teólogos católicos han visto vislumbrada esta verdad en tres elementos incontestables de nuestra fe: la unión estrecha entre el Hijo y la Madre, atestiguada en los Evangelios de la Infancia; la teología de la nueva Eva, imagen de la mujer nueva y madre nuestra en el orden de la gracia; y la maternidad divina y la perfecta redención de María por parte de Cristo. Todo esto "exigía" la proclamación de la Asunción de nuestra santísima Madre al cielo.

En efecto, la persuasión de todo el orbe católico acerca de la excelsa santidad de María, toda pura e inmaculada desde el primer instante de su concepción; el privilegio singularísimo de su divina maternidad y de su virginidad intacta; y su unión íntima e inseparable con Jesucristo, desde el momento de la Encarnación hasta el pie de la cruz y el día de la Ascensión de su Hijo al cielo, han sido siempre, desde los inicios, los argumentos más contundentes para creer que Dios no permitiría que su Madre se corrompiera en la oscuridad del sepulcro. Ella no podía sufrir las consecuencias de un pecado que no había conocido jamás.

"Con razón no quisiste, Señor –rezamos en el prefacio de la Misa de hoy— que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro".

La Asunción de nuestra Madre santísima constituye, además, una participación muy singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección y del triunfo definitivo de los demás cristianos, hijos suyos.

Ella, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y primicia de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. Y ya desde ahora, María brilla ante el pueblo de Dios, aún peregrino en este mundo, como faro luminoso, como estrella de la mañana, como señal de esperanza cierta, como causa de nuestra alegría, como auxilio de los cristianos, refugio de los pecadores y consuelo de los afligidos. ¡El triunfo de María es ya nuestro triunfo!

Propósito
¡Acójamos hoy a su regazo maternal y que María santísima, asunta hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, nuestra guía, nuestra protectora y abogada, nuestra reina y nuestra compañera de camino hasta la eternidad!
Diálogo con Cristo 
"No se aparte María de tus labios ni de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si la contemplas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; si ella es tu guía, no te fatigarás; y si ella te ampara, llegarás felizmente al puerto". Texto de san Bernardo

Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC

ORGULLO DE MAESTRA


ORGULLO DE MAESTRA




Al saber que soy maestra, la gente suele preguntarme qué enseño, y mi respuesta de que doy clases de primer grado en una escuela primaria generalmente les arranca un "¡Ah!" tan desabrido, que me gustaría exclamar:

-¿En qué sitio, si no allí, me abrazaría un apuesto jovencito y me diría que me quiere?

-¿Dónde más podría atar lazos para el pelo, ajustar cinturones, ver un desfile de modas a diario, y, aunque siempre me vista de la misma manera, oír decir que mi vestido es bonito?

- ¿En qué otro lugar tendría el privilegio de mover dientes flojos y de arrancarlos cuando terminan de aflojarse?

- ¿Dónde más podría guiar en la escritura de las primeras letras una manita que quizás algún día escriba un libro importante? ¿En qué otra parte olvidaría mis penas porque tengo que atender tantas cortaduras, raspones y corazones afligidos?

- ¿Dónde conservaría el alma joven, sino en medio de un grupo cuya atención es tan efímera que siempre debo tener a mano una caja de sorpresas?

- ¿Dónde me sentiría más cerca del Creador que en un lugar donde, por un esfuerzo que yo he hecho, un niño aprende a leer?

- ¿En qué otro sitio derramaría lágrimas porque hay que dar por terminado un año más de relaciones felices?

EL SANTO ROSARIO - REFLEXIÓN


El SANTO ROSARIO



Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar. ¿Dime por dónde, Tomás? Por todos lados, indicó el quejoso. Vamos a ver -dijo Pedro-, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines.

En efecto, por doquier se veían almas que no resplandecían tanto. Sin embargo se veían felices de estar ahí.

Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar... puntualizó Pedro. Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos -dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación. Decidieron recorrer las vallas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en una de las vallas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

¡ Caramba ! Es por aquí por donde se están colando -dijo con aire triunfal Tomás-. El que hizo esto, lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

Ambos apóstoles se giraron con cara de sorpresa y consternación... Tras un silencio, Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nada. Desde que la conocí en Caná supe que era de esas personas que no dejan de ayudar... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se le escapa. ¿Te acuerdas de que no quería hacer el milagro de las bodas de Caná y con una sola mirada de Ella accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada... .

¿Vosotros también?, resonó una voz que los sobresaltó... Con cara de asustados se volvieron hacia el Señor y percibieron una grata sonrisa. Él les dijo: "No os preocupéis... Son cosas de Mamá".

Este es un simple cuentecillo, pero que sin duda refleja una gran verdad. Una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del Rosario. Es habitual escuchar frases como "Tengo mucho que hacer, no tengo tiempo para el Rosario, etc." Nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma?

¡SANTIFICADO SEA TU NOMBRE!


¡Santificado sea tu Nombre!
Para rezar mejor el Padre nuestro
¿Podemos nosotros santificar el Nombre de Dios que es santo?
Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oración.com 




En el padrenuestro decimos: "santificado sea tu nombre". ¿Acaso tiene Dios necesidad de que los hombres le deseemos el bien? ¿Podemos nosotros santificar el Nombre de Dios que es santo?

Cuando oímos a Dios decir: "continuamente, a lo largo del día, mi nombre es despreciado" (Is. 52,5) nosotros queremos responderle: "No, Señor, nosotros te amamos y te alabamos: ¡santificado sea tu nombre!"

La oración de bendición y alabanza
A una creatura le corresponde bendecir a su Creador por lo que Él es y por los beneficios que ha recibido de Él. Es deber de un hijo agradecer, bendecir, respetar a sus padres, origen de su vida. Cuando hablamos de que hemos sido creados, comprendemos que lo hemos recibido todo de Dios, ¡incluidos nuestros padres!

Santificar el Nombre de Dios significa ponerlo por encima de todo, honrarlo, alabarlo, reconocer su santidad, su majestad, la maravilla de sus dones, confiarse a Él, reconocer su omnipotencia, cantar y celebrar su belleza. El corazón humano se ensancha cuando bendice a su Creador y Padre.

Ante tantos regalos del amor de Dios, ante la belleza desbordante de la creación, ante el don de nuestros prójimos, de la vida, de la inteligencia, del alimento, de los niños y de los ancianos, ante el don de Cristo Verbo Encarnado, de la Eucaristía, el don del Espíritu Santo, del bautismo, el don de María, de la Iglesia, de la vida eterna.... ¿Cómo no exclamar una y otra vez: "santificado sea tu nombre"!

Jesucristo nos dio a conocer el Nombre de Dios (cfr Jn 17,6) y con su ejemplo, nos enseñó a alabarlo: "Padre, glorifica tu Nombre." (Jn 12,28)

También María nos enseñó a alabar a Dios cuando en el Magnificat glorifica la grandeza del Señor.

El coro de los ángeles canta a Dios: "Santo, Santo, Santo" (Ap 4,8) "También nosotros, destinados a vivir como los ángeles, si somos dignos, aprendamos ya en esta tierra esa voz celestial que alaba a Dios, que será nuestro servicio en la gloria futura" (Tertuliano)

Y el salmista nos enseña a decir: "Yo te glorifico, Señor...." (Salmo 30,2)



¿Aportamos algo a Dios con nuestra alabanza?
El nombre indica las cualidades específicas de la cosa nombrada. El nombre de Dios revela su santidad, su divinidad. Si el nombre de Dios es santo, ¿cómo pretendemos santificarlo? ¿Acaso podemos aportar algo a Dios con nuestra alabanza?

No es que nuestras oraciones santifiquen a Dios, pues Dios ya es santo, sino que, además de bendecirle y alabarle, le pedimos a Él que su Nombre sea santificado en nosotros. Es una súplica por nuestra perseverancia en la carrera a la santidad que iniciamos en el bautismo. Tenemos necesidad de continua conversión. Por eso todos los días, al rezar el padrenuestro, lo que hacemos es pedir a Dios que nos lave, que nos santifique, que nos purifique.

Somos nosotros los que ganamos cuando damos gloria a Dios, porque si agradamos a Dios con nuestras buenas obras, los que crecemos somos nosotros. Si alabas a Dios te haces bien a ti mismo, si maldices a Dios te perjudicas a ti mismo. También esta es muestra de la bondad y santidad de Dios nuestro Padre, que no ha querido recibir para sí solo cuanto como creaturas le debemos, sino hace redundar en nuestro bien y felicidad lo que le decimos y ofrecemos para agradarle a Él.



Una sugerencia

La próxima vez que reces el padrenuestro haz un elenco de los principales regalos que has recibido de Dios, escríbelos y luego pregúntate: ¿Qué he hecho para merecerlos? ¿Por qué ha sido Dios tan bueno conmigo? Contempla ese canasto desbordante de regalos personales de Dios a ti y luego alza la mirada y las manos y dile: Padre Nuestro, que estás en el cielo, ¡santificado sea tu nombre!



Cuando escuches las olas del mar: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando contemples un cielo estrellado: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando recuerdes el amor de tus padres: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando estés con tu esposo o esposa: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando veas a tus hijos crecer: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando amanezcas cada mañana: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando termines la jornada: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando la vida te duela: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando todo resulte bien: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando te humillen: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando te muestren aprecio: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando lo contemples clavado en la cruz: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando recibas el perdón de tus pecados: ¡Santificado sea tu nombre!
Cuando experimentes el amor de la Virgen María: ¡Santificado sea tu nombre!
Siempre y en todo momento: Padre Nuestro ¡Santificado sea tu nombre!

Santificado sea tu nombre en mi jornada laboral.
Santificado sea tu nombre en mi vida matrimonial, consagrada o sacerdotal
Santificado sea tu nombre en mi quehacer diario.
Santificado sea tu nombre en mi vida social.
Santificado sea tu nombre en mis pensamientos.
Santificado sea tu nombre en mis palabras.
Santificado sea tu nombre en todos mis actos.

Señor santificado sea tu nombre en mi vida y por todos los hombres.

MARÍA EN CUERPO Y ALMA AL CIELO - LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

María en cuerpo y alma al Cielo
Sentada junto al trono de Jesús, María se ve coronada como Reina de Cielo y Tierra, de los ángeles y de los hombres.


Por: Pedro García, misionero claretiano | Fuente: Catholic.net 




La fiesta de la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo está muy entrañada en el pueblo cristiano. ¡Y cuántos misterios encierra y cuántas realidades nos descubre en nuestra Madre querida!

Se acabó el peregrinar por la tierra, y se ha abierto para siempre la frontera de la Patria.

La espera desde la Ascensión de Jesús ha sido larga, pero al fin ha llegado el momento de ir a dar el abrazo definitivo e irrompible al Hijo adorado.

Ya no queda más que un recuerdo lejano de la espada de Simeón, porque se acabó del todo el sufrimiento, que no volverá a torturar más el alma. Quien se unió como nadie a la pasión y muerte de Jesús, entra ahora a participar, también como nadie, en su gloria inmortal.

Sentada junto al trono de Jesús, María se ve coronada como Reina de Cielo y Tierra, de los ángeles y de los hombres.

La Iglesia, desde aquí abajo, la va a mirar como su imagen y modelo en la peregrinación de la fe. ¡Así, así, igual que la de María, será la consumación de la Iglesia al final de los tiempos!

Ahora María, ya en el Cielo, comprende en su totalidad la misión que Dios le ha confiado. Porque María, como Jesús, no va a estar ociosa mientras goza en plenitud de la gloria de Dios.

Ahora sabe bien lo que es ser la Madre de aquellos hijos que Jesús le confiara desde la cruz.

Madre de la Iglesia, ha de vigilar con ojo atento a los pastores igual que a los fieles, a fin de que la Iglesia realice la obra del Reino de Dios hasta llevarlo a término final.

Madre de todos los hombres, tiene que tener el cuidado de todos y de cada uno, hasta que los vea seguros a todos dentro del Cielo. Allí no puede faltar ninguno de los elegidos.
Para realizar esta su misión de Madre, Dios la constituye Medianera de todas las gracias que nos mereció Jesús con su pasión y muerte redentoras.

María será también una poderosa Abogada nuestra ante Jesucristo el Redentor y ante el Padre.

No fallará María en su misión, porque nos ama con Corazón de Madre, y el corazón de una madre infunde seguridad total.

La Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo, nos hace ver todo esto sin más, de buenas a primeras.

Pero, mirada la Asunción desde un punto de vista más concreto, el Concilio nos la ha centrado en una dimensión eclesial verdaderamente grande y consoladora. ¿Por qué Dios ha resucitado a María con tanta anticipación, que no ha querido esperar al fin del mundo, en la resurrección universal? Dios no obra por capricho, y algún fin habrá tenido en su providencia amorosa.

Y lo primero que vemos es lo más natural de todo: Dios ha querido glorificar a su Madre de una manera plena, sin retardar para Ella lo que hará con los demás redimidos. Ha mirado a su Madre sin más.

Pero el Concilio nos ha señalado el otro fin de Dios al hacer Inmaculada a María y al resucitarla y subirla al Cielo en su Asunción: ha sido para presentar a su Iglesia la imagen de lo que será la misma Iglesia en su consumación final. Mirando a María, sabemos lo que vamos a ser cada uno de nosotros.

Antes que nada, Dios nos devolverá, después de eliminar todo pecado, aquella inocencia primera que tuvieron el hombre y la mujer en el paraíso. La misma inocencia también con que salimos de las aguas bautismales.

Seremos santos e inmaculados, de modo que el amor a Dios será ardiente, totalmente puro, y nuestras almas brillarán con una hermosura sin igual. En María Inmaculada contemplamos ya nuestro propio retrato tal como seremos en el Cielo.

Y en María Asunta al Cielo en cuerpo y alma vemos también el término final que nos espera. Dejemos tranquilamente que nuestros cuerpos mortales se vuelvan polvo en el sepulcro... La última que vencerá no será la muerte, sino la vida. La vida de Jesucristo Resucitado, que ha avanzado ya su victoria final en esta criatura privilegiada como es su Madre, y esto para infundirnos a nosotros una esperanza grande. ¿Vemos lo que es María en el Cielo? Pues esto mismo, y no otra cosa, es lo que seremos nosotros.

Hemos visto antes cómo María no está ociosa en los esplendores de su gloria, sino que se preocupa constantemente de la tierra. Y esto nos lleva a otra consideración muy oportuna. ¿Podemos pensar que María, Madre de todos los hombres, esté contenta de las condiciones de vida en que se desenvuelven muchos hijos suyos?...

¿Puede estar conforme con la pobreza extrema de muchos? No.
¿Puede mirar indiferente las condiciones de muchas cárceles? No.
¿Puede gustarle cómo se mata a tanto niño antes de que pueda nacer? No.
¿Puede contemplar sin conmoverse la situación penosa de jóvenes que cayeron el la droga? No.
¿Puede tolerar la explotación de hijas suyas, compradas como esclavas destinadas al vicio? No.

Cuando nosotros hacemos algo para remediar esos males y muchos más de los hijos e hijas de María, no nos damos cuenta quizá de que somos instrumentos del amor materno de la Virgen, que se preocupa desde el Cielo y cuenta con nosotros para que realicemos una obra de amor salida de su Corazón...

¡Madre María! ¡Madre glorificada en el Cielo! En el día de tu nacimiento a la Gloria te felicitamos de corazón. ¡Qué alegría para nosotros tus hijos el saber que tenemos una Madre tan feliz, tan rebosante de gozo, tan colmada de privilegios, tan preocupada por nosotros, tan impaciente por tenernos a su lado!... Danos una mano, ya que te cuesta tan poquito, y arrástranos, a pesar de nuestras resistencias a veces, hasta donde Tú reinas inmortal....

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA - 15 DE AGOSTO

La Asunción de la Virgen María
Es un dogma de fe que María Santísima fue llevada al cielo en cuerpo y alma, Acontecimiento que celebramos el 15 de agosto


Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net 




Explicación de la fiesta

La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.

Este día, recordamos que María es una obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Era totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado.

También, tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre María y cómo ella supo responder a éstas. Ella alcanzó la Gloria de Dios por la vivencia de las virtudes. Se coronó con estas virtudes.

La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de su grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad, sino por sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento.

María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo que la llevó a llegar a la gloria de Dios.

En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza.
María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de Dios.

Ella es nuestra Madre del Cielo y está dispuesta a ayudarnos en todo lo que le pidamos.

Un poco de historia

El Papa Pío XII definió como dogma de fe la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma el 1 de noviembre de 1950.

La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Este día festejamos todos los misterios de su vida.

Es la celebración de su grandeza, de todos sus privilegios y virtudes, que también se celebran por separado en otras fechas.

Este día tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre, María. ¡Qué bien supo Ella corresponder a éstas! Por eso, por su vivencia de las virtudes, Ella alcanzó la gloria de Dios: se coronó por estas virtudes.

María es una obra maravillosa de Dios: mujer sencilla y humilde, concebida sin pecado original y, por tanto, creatura purísima. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado de Dios.

En la Tierra todos queremos llegar a Dios y por este fin trabajamos todos los días, ya que ésa es nuestra esperanza. María ya lo ha alcanzado. Lo que ella ya posee nos anima a nosotros a alcanzarlo también.

María tuvo una enorme confianza en Dios, su corazón lo tenía lleno de Dios. Vivió con una inmensa paz porque vivía en Dios, porque cumplió a la perfección con la voluntad de Dios durante toda su vida. Y esto es lo que la llevó a gozar en la gloria de Dios. Desde su Asunción al Cielo, Ella es nuestra Madre del Cielo.

Sugerencias para vivir la fiesta:

Tener una imagen de la Virgen María en el momento de la Asunción y poner junto de ésta un florero para repartir una flor con un letrero de una virtud propia de la Virgen para que cada uno medite en esta virtud y deposite la flor.
Coronar a la virgen María poniéndole una corona y explicando al mismo tiempo por que llegó al Cielo en cuerpo y alma.
Llevar y ofrecer flores a la Virgen.
Rezar el Rosario en familia con mucha devoción.

SAN TARCISIO, MÁRTIR, 15 DE AGOSTO


Tarsicio, Mártir
Mártir, 15 de agosto
Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, conmemoración de san Tarsicio, mártir, que por defender la santísima Eucaristía de Cristo, que una furiosa turba de gentiles intentaba profanar, prefirió ser inmolado, muriendo apedreado antes que entregar a los perros las cosas santas (c. 257).

Breve Biografía

Murió mártir durante la persecución de Valeriano. Su figura de niño héroe cristiano ha servido de estímulo y ejemplo durante dieciocho siglos a las generaciones de bautizados desde que han ido despertando a la fe. Su generosidad en la ayuda al prójimo y su disposición al servicio, impregnado de un amor generoso a Jesucristo en la Eucaristía han ayudado a la fantasía de los creyentes posteriores a renovar su veneración al Santísimo Sacramento. También los mayores han aprendido de él a vivir con coherencia la fe eucarística y a vigorizar las actitudes de adoración y culto que secularmente han practicado los discípulos del Señor.

El relato de los hechos con todos los rasgos de verosimilitud histórica es así:

Los cristianos no podían vivir la fe con manifestaciones externas. No tenían derecho a expresar la jubilosa explosión de felicidad que tenían dentro por saberse hijos de Dios con un culto externo. Era preciso esconderse para alabar al único Dios verdadero como discípulos del Señor Jesucristo; por no disponer de locales amplios donde pudieran reunirse, lo hacían a la orilla del Tiber, en los cementerios. Galerías largas y muy entrecruzadas; de vez en cuando se ve una lámpara encendida donde recordaban que se encontraba el cadáver de un mártir, la lámpara era la señal. Ellos conocían bien los largos corredores y los múltiples vericuetos; allí, en un ensanchamiento han tenido el buen gusto de poner en la piedra alguna inscripción y la figura del Pastor cargando una oveja en sus hombros; más adelante, en otro lugar, puede verse en la roca algo que se parece a un cestillo lleno de panes y peces; son símbolos de una historia pasada que se hace viva cada domingo y da más vida, alegría y fuerza a los discípulos de Jesús. Ahora se ve una especie de sala espaciosa, agrandada por las galerías que en ella convergen, donde hay una mesa grande cubierta por manteles muy blancos, con unos cirios encendidos sobre unos candelabros de plata o al menos, así lo parece.

Es un día especial. Sixto es el sacerdote; sí, lo nombraron como sucesor del pontífice Esteban al que habían matado los perseguidores. Todos cantan salmos, en medio de un gran silencio se leen algunos trozos del Evangelio y hace Sixto una sabia reflexión. El diácono Lorenzo pone pan y vino sobre la mesa y el anciano sacerdote comienza la fórmula de la consagración. Antes de comulgar todos se dan el ósculo de la paz.

Poco antes de dispersarse hay un recuerdo para los encarcelados; son los confesores de la fe; no han querido renegar; aman a Jesús más que a sus vidas. Es conveniente rezar por ellos y ayudar a sus familiares en la tribulación. Es también preciso hacerles partícipes de los santos misterios para que le sirvan de fortaleza en la pasión y en los tormentos.

¿Quién puede y quiere afrontar el peligro? Hace falta un alma generosa. Todos quieren; lo piden con los ojos: ancianos, maduros, mujeres y muchachas jóvenes con el rostro cubierto con un velo. Delante del nuevo papa Sixto un niño ha extendido la mano; hay cierta extrañeza en el sacerdote que parece no comprender tamaña decisión, a simple vista disparatada. "¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará con mis pocos años".

Jesús eucaristizado es envuelto en un fino lienzo y depositado en las manos del niño Tarsicio que sólo tiene once años y es bien conocido en el grupo por su fe y su piedad; no se ha amilanado en la furia de la persecución por más que vió aquella noche cómo mataban al papa Esteban mientras hacía los misterios del Señor.

Por entre las alamedas del Tiber va como portador de Cristo, se sabe un sagrario vivo, es una sensación extraña en él -entre el gozo y el orgullo- que nunca había experimentado. Pasa, sin saludar, embelesado con su tesoro. Unos amigos le invitan a participar en el juego; Tarsicio rehúsa; ellos se le acercan; Tarsicio oprime el envoltorio; le hacen un cerco y llega la temida pregunta: "¿Qué llevas ahí? Queremos verlo". Aterrado quiere echar a correr, pero es tarde. Lo agarran y fuerzan a soltar el atadijo que cada vez agarra con más tesón y fuerza, lo zarandean y lo tiran al suelo, le dan pescozones y puntapiés pero no quiere por nada del mundo dejar al descubierto al Señor; entre las injurias y amenazas acompañadas de empellones y puños, Tarsicio sigue diciendo "¡Jamás, jamás!". Uno de los que se ha acercado al grupo del alboroto se hace cargo de la situación y dice: "Es un cristiano que lleva sortilegios a los presos". Pequeños y mayores emplean ahora, bajo excusa de la curiosidad, con furia y saña, palos y piedras.

Recogieron el cuerpo destrozado de Tarsicio y lo enterraron en la catacumba de Calixto.

Cuando pasó la persecución, el papa Dámaso mandó poner sobre su tumba estos versos:

"Queriendo a san Tarsicio almas brutales
de Cristo el sacramento arrebatar,
su tierna vida prefirió entregar
antes que los misterios celestiales".

viernes, 14 de agosto de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 14 DE AGOSTO DEL 2015


Lo que Dios unió no lo separe el hombre
Tiempo Ordinario


Mateo 19, 3-12. Tiempo Ordinario. Dios siempre está presente para dar su ayuda y fortalecer el amor. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo? Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? Él le contestó: Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer –no hablo de prostitución- y se casa con otra, comete adulterio. Los discípulos le replicaron: Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero Él les dijo: No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda con esto, que lo haga.

Oración introductoria
Señor, quiero encontrarme contigo en este momento de oración, esperando tener la docilidad de corazón para no convertir esta meditación en un interrogatorio, en exigencias, en quejas o para pedirte lo que creo necesitar. ¡Ven Espíritu Santo!

Petición
Jesús, ayúdame a nunca ser duro de corazón.

Meditación del Papa Francisco
Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y explicando porque Moisés ha hecho así esa ley. Pero no se para ahí: de la casuística va al centro del problema y aquí va precisamente a los días de la Creación. Es tan bonita esa referencia del Señor: ‘Desde el inicio de la Creación, Dios les hizo hombre y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne’.
Y Dios no quería el hombre solo, lo quería con su compañera de camino. Es el inicio del amor: ir juntos como una sola carne. […] Esta es la historia de amor, ¡esta es la historia de la obra maestra de la Creación! Y delante de este recorrido de amor, de este icono, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando este deja al padre y a la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante y este amor falla, porque muchas veces falla, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a esas personas que han tenido este fracaso en el amor. ¡No condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 28 de febrero de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
¿Qué pensaría Jesús de todos los que hoy aprueban el divorcio? Como en aquella ocasión, les ayudaría a entender qué es realmente el matrimonio y luego les enseñaría a defenderlo contra todos los ataques.

El matrimonio cristiano no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Luego es compartir un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en esta vida. Pero si no hay proyecto, si no hay amor verdadero, si los hijos son un estorbo y no una alegría... ¿qué tipo de matrimonio es ese? Seguramente conocerás alguna pareja que haya dejado morir el amor, por pura rutina, por no saber que el matrimonio es una experiencia cargada de pequeños detalles, de gestos: un regalo, una sonrisa, una comida inesperada, una oración en familia... ¡Hay tantos medios para caldear el amor en el matrimonio!

Lo que Dios ha unido no debe separarse, porque un divorcio, en lugar de traer paz, trae mayor amargura y dolor, destrozando también la felicidad que merecen los hijos. Es siempre mejor intentar sacar adelante los problemas familiares que sucumbir ante ellos. Además contamos con la ayuda de Dios y de los consejeros que ha puesto a nuestra disposición (un sacerdote, una religiosa, un catequista, etc.)

Propósito
Concretar algunos medios para propiciar la oración familiar: bendecir los alimentos, reflexionar el Evangelio del domingo, rezar el rosario, ir a misa juntos, peregrinación a un santuario mariano, etc.

Diálogo con Cristo 
Jesús, concédeme vivir la auténtica caridad fraterna, especialmente con mi familia y amigos. Que nos ayudemos unos a otros a vivir santamente y a perseverar en nuestra vocación cristiana.

EL CIRCO


EL CIRCO




Cuando yo era adolescente, en cierta ocasión  estaba con mi padre, haciendo cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho: eran 8 chicos, todos probablemente menores de 12 años, se veía que no tenían mucho dinero.

La ropa que llevaban no era cara pero estaban limpios, los chicos eran bien educados, todos hacían bien la cola de a dos. Detrás de los padres, tomados de la mano, hablaban con emoción de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo, por lo que prometía ser el evento de diversión del año. El padre y la madre estaban al frente del grupo de pie, orgullosos, los dos de la mano, sonriendo y henchidos de orgullo.

La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería, el respondió con orgullo: Por favor deme 8 entradas para menores y 2 de adultos para que mi familia entre al circo. La empleada le indicó el precio, la mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó ¿Cuánto dijo que era? La empleada volvió a mencionar el precio. ¿Cómo iba a darse la vuelta y decirles a sus 8 hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?
Viendo lo que pasaba, Papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de 20 dólares y lo tiró al suelo.
¡Nosotros no éramos ricos en absoluto! Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo.. 
Disculpe señor se le cayó esto del bolsillo...; el hombre se dio cuenta de lo que pasaba, no había pedido limosna pero sin duda había apreciado la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda, miró a mis padres directamente a los ojos con sus dos manos le tomo las suyas, apretó el billete de 20 dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla replicó: Muchas gracias, gracias señor, esto significa realmente mucho para mí y para mi familia. Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. 
Esa noche no fuimos al circo, pero nos marchamos con la satisfacción de pensar lo bien que se lo iba a pasar esa familia.

EL ABC CRISTIANO


EL ABC CRISTIANO



Alaba a Dios en cada circunstancia de la vida.

Busca la excelencia, no la perfección.

Cuenta tus bendiciones en vez de sumar tus penas.

Devuelve todo lo que tomes prestado.

Encomienda a tres personas cada día.

Fíate de Dios de todo corazón y no confíes en tu propia inteligencia.

Gózate con los que se gozan y llora con los que lloran.

Haz nuevos amigos, pero aprecia a los que ya tienes.

Invita a Cristo a ser tu Señor y salvador.

Jamás pierdas una oportunidad de expresar amor.

Lee el evangelio y ora cada día.

Mantente alerta a las necesidades de tu prójimo.

No culpes a los demás por tus infortunios.

Olvida las ofensas y perdona así como Dios te perdona.

Promete todo lo que quieras, pero cumple todo lo que prometes.

Que se te conozca como una persona en quien se puede confiar.

Reconoce que no eres infalible y discúlpate por tus errores.

Sé la persona más amable y entusiasta que conoces.

Trata a todos como quieras que te traten.

Únete al ejército de agradecidos.

Vístete de misericordia, humildad y paciencia.

Y no te olvides de soportar a los demás como a ti te soportan.

Záfate de las garras seductoras de Satanás.

EL FABRICANTE DE LÁPICES


EL FABRICANTE DE LÁPICES



Un fabricante de lápices tomó un lápiz justo antes de meterlo en su caja, y le dio unos consejos. Le dijo:

- Hay 5 cosas que debes saber antes que seas enviado al mundo. Siempre recuérdalas y serás el mejor lápiz del mundo.

Las 5 cosas son las siguientes:

1- Siempre harás cosas grandiosas, pero sólo si te dejas sostener en la mano de alguien más.

2- Experimentarás el dolor en algunas ocasiones en que te saquen punta, pero es necesario para que seas cada vez un mejor lápiz.

3- Tendrás errores, pero tendrás un borrador para corregirlos todos.

4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro.

5- En cualquier superficie que seas usado, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar escribiendo.

El lápiz entró en su caja prometiendo recordar estas 5 cosas y con un propósito en su corazón de ser útil.

Ahora podríamos ponernos nosotros en el lugar del lápiz y recordar estas 5 cosas para ser, cada día, una mejor persona:

1- Siempre harás cosas grandiosas, pero sólo si te dejas sostener en la mano de Dios.

2- Experimentarás el dolor en algunas ocasiones de las luchas y tribulaciones, pero es necesario para que seas más fuerte y valiente cada vez.

3- Tendrás errores, pero tendrás humildad para corregirlos todos y crecer por medio de ellos.

4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro del corazón.

5- En cualquier superficie que camines, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar sirviendo a Dios en cada momento.

Servir a Dios y a los demás es uno de los privilegios más hermosos que tiene el creyente.

Lo que eres es el regalo de Dios para ti. Lo que haces de ti mismo es tu regalo para Él.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA COMPUESTA POR SAN MAXIMILIANO KOLBE



Consagración a la Inmaculada Virgen María 
compuesta por S. Maximiliano Kolbe

"Oh Inmaculada, reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo....... pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.

A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho:  
"Ella te aplastará la cabeza" (Gen 3:15), y también: 
"Tú has derrotado todas las herejías en el mundo".
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria  en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, 
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado 
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú entras oh Inmaculada, obtienes la gracia 
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia 
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos".

Ayúdame a alabarte, Oh Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos."  

Amén.

SAN MAXIMILIANO KOLBE, PRESBÍTERO Y MÁRTIR, 14 DE AGOSTO


Maximiliano Kolbe, Santo
Presbítero y Mártir, 14 de agosto
Fuente: www.interrrogantes.net 




"No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos"
(Jn 15, 13).

Martirologio Romano: Memoria de san Maximiliano María (Raimundo) Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que fue fundador de la Milicia de María Inmaculada. Deportado a diversos lugares de cautiverio, finalmente, en el campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, se ofreció a los verdugos para salvar a otro cautivo, considerando su ofrecimiento como un holocausto de caridad y un ejemplo de fidelidad para con Dios y los hombres (1941).

Breve Biografía
Maximiliano María Kolbe nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial.

A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano. Finaliza sus estudios en Roma y en 1918 es ordenado sacerdote.

Devoto de la Inmaculada Concepción, pensaba que la Iglesia debía ser militante en su colaboración con la Gracia divina para el avance de la fe católica. Movido por esta devoción y convicción, funda en 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada" cuyos miembros se consagrarían a la bienaventurada Virgen María y tendrían el objetivo de luchar mediante todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del propio San Maximiliano, el movimiento tendría: "una visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la Inmaculada."

Verdadero apóstol moderno, inicia la publicación de la revista mensual "Caballero de la Inmaculada", orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María en la tarea de convertir almas para Cristo. Con una tirada de 500 ejemplares en 1922, en 1939 alcanzaría cerca del millón de ejemplares.

En 1929 funda la primera "Ciudad de la Inmaculada" en el convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que con el paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras de San Maximiliano, dedicada a "conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones."

En 1931, después de que el Papa solicitara misioneros, se ofrece como voluntario y viaja a Japón en donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada ("Mugenzai No Sono") y publica la revista "Caballero de la Inmaculada" en japonés ("Seibo No Kishi").

En 1936 regresa a Polonia como director espiritual de Niepokalanów, y tres años más tarde, en plena Guerra Mundial, es apresado junto con otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Es liberado poco tiempo después, precisamente el día consagrado a la Inmaculada Concepción. Es hecho prisionero nuevamente en febrero de 1941 y enviado a la prisión de Pawiak, para ser después transferido al campo de concentración de Auschwitz, en donde a pesar de las terribles condiciones de vida prosiguió su ministerio.

En Auschwitz, el régimen nazi buscaba despojar a los prisioneros de toda huella de personalidad tratándolos de manera inhumana e inpersonal, como un simple número: a San Maximiliano le asignaron el 16670. A pesar de todo, durante su estancia en el campo nunca le abandonaron su generosidad y su preocupación por los demás, así como su deseo de mantener la dignidad de sus compañeros.

La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa; en represalia, el comandante del campo ordena escoger a diez prisioneros al azar para ser ejecutados. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.

San Maximiliano, que no se encontraba entre los diez prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio, y San Maximiliano es condenado a morir de hambre junto con los otros nueve prisioneros. Diez días después de su condena y al encontrarlo todavía vivo, los nazis le administran una inyección letal el 14 de agosto de 1941.

Es así como San Maximiliano María Kolbe, en medio de la más terrible adversidad, dio testimonio y ejemplo de dignidad. En 1973 Pablo VI lo beatifica y en 1982 Juan Pablo II lo canoniza como Mártir de la Caridad. Juan Pablo II comenta la influencia que tuvo San Maximiliano en su vocación sacerdotal: "Surge aquí otra singular e importante dimensión de mi vocación. Los años de la ocupación alemana en Occidente y de la soviética en Oriente supusieron un enorme número de detenciones y deportaciones de sacerdotes polacos hacia los campos de concentración. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil. Hubo otros campos, como por ejemplo el de Auschwitz, donde ofreció la vida por Cristo el primer sacerdote canonizado después de la guerra, San Maximiliano María Kolbe, el franciscano de Niepokalanów." (Don y Misterio).

San Maximiliano nos legó su concepción de la Iglesia militante y en febril actividad para la construcción del Reino de Dios. Actualmente siguen vivas obras inspiradas por él, tales como: los institutos religiosos de los frailes franciscanos de la Inmaculada, las hermanas franciscanas de la Inmaculada, así como otros movimientos consagrados a la Inmaculada Concepción. Pero sobretodo, San Maximiliano nos legó un maravilloso ejemplo de amor por Dios y por los demás.

Con motivo de los veinte años de la canonización del padre Maximiliano Kolbe (10 de octubre de 1982), los Frailes Menores Conventuales de Polonia abrieron el archivo de Niepokalanow (Ciudad de la Inmaculada, a 50 kilómetros de Varsovia), construido por el mismo mártir de Auschwitz. Entre los manuscritos del santo, destaca la última carta que escribió y que acaba con besos a su madre. Una carta que refleja una ternura que no aparecía en otros escritos, y que hace pensar que el sacrificio con el que ofreció la vida voluntariamente en sustitución de un condenado a muerte fue algo que maduró a lo largo de su vida. Este es el texto del escrito: «Querida madre, hacia finales de mayo llegué junto con un convoy ferroviario al campo de concentración de Auschwitz. En cuanto a mí, todo va bien, querida madre. Puedes estar tranquila por mí y por mi salud, porque el buen Dios está en todas partes y piensa con gran amor en todos y en todo. Será mejor que no me escribas antes de que yo te mande otra carta porque no sé cuánto tiempo estaré aquí. Con cordiales saludos y besos, Raimundo Kolbe».

Juan Pablo II, un año después de su elección, en Auschwitz, dijo: «Maximiliano Kobe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida». La expresión remite a unas palabras escritas por el padre Kolbe unas semanas antes de que los nazis invadieran Polonia (1 de septiembre de 1939): «Sufrir, trabajar y morir como caballeros, no con una muerte normal sino, por ejemplo, con una bala en la cabeza, sellando nuestro amor a la Inmaculada, derramando como auténtico caballero la propia sangre hasta la última gota, para apresurar la conquista del mundo entero para Ella. No conozco nada más sublime».

Los radioaficionados lo consideran su santo patrón, ya que San Maximiliano durante 30 años estuvo activo con el indicativo SP3RN.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...