miércoles, 31 de diciembre de 2014

CADENA DE AMOR


Cadena de amor
La vida es algo misterioso
En la medida que hagamos a los demás, ellos harán con nosotros; la vida es un espejo... 


Por: Padre Llucià Pou Sabaté 



Dicen que un joven iba por carretera en coche, cuando vio a una señora de edad avanzada, fuera de un coche parado, al lado de la carretera. Llovía fuerte y oscurecía, y al verla necesitada, detuvo su coche y se acercó. La señora al verle vestido pobremente tuvo miedo, y el joven le dijo: “Estoy aquí para ayudarla, señora, no se preocupe. ¿Por qué no entra en el coche que estará mejor? Me llamo Renato”. Ella tenía una rueda pinchada y Renato la cambió… la mujer le contó que estaba de paso, y que se encontraba perdida en aquel lugar, sin saber qué hacer, y no sabía cómo agradecer la preciosa ayuda; preguntó qué podía pagarle. Renato respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien que precise de ayuda, déle a esa persona la ayuda que ella necesite y acuérdese de mí”...

Algunos kilómetros después, la señora se detuvo en un restaurante más bien pobre. La camarera era joven, muy amable, le trajo una toalla limpia para que secase su cabello y le dirigió una dulce sonrisa... estaba con casi ocho meses de embarazo, le notó cierta preocupación en su cara, y quedó curiosa en saber cómo olvidaba sus problemas para tratar tan bien a una extraña, y le dio pena que trabajara hasta tan tarde, en esas condiciones. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, se retiró...

Cuando la camarera volvió notó algo escrito en la servilleta, en la que había 4 billetes de 500 euros... Leyó entre lágrimas lo que decía: - “Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien”. Aquella noche, cuando fue a casa, cansada, pensaba en el dinero y en lo que la señora dejó escrito... ¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el bebé que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil... Quedó pensando en la bendición que había recibido, y que últimamente estaba enfadada con su situación y que las cosas no iban bien con su marido; cambió su cara y dibujó una gran sonrisa... Agradeció a Dios y besó a su marido con un beso suave y susurró: -“Todo estará bien: ¡te amo... Renato!”

En la película "Cadena de Favores" vemos esta idea: un niño inicia un movimiento que sugiere que alguien haga un favor grande a tres personas; cada una de esas tres personas ayudará a otras tres, y así sucesivamente, hasta llegar a un nivel donde el incremento geométrico de favores y buenas intenciones logren mejorar el lamentable estado en el que está el mundo. El niño entonces procede a ayudar a quienes más cerca están de el, sin darse cuenta de la extensión de las consecuencias que sus actos conllevan. Efectivamente, uno se puede dejar contagiar de la agresividad que nos rodea, o puede sembrar amabilidad. Uno puede ir a la suya, y construir su destino, o bien hacer el bien, y ayudar a todo el que te necesite.

La vida es algo misterioso, y la historia de Renato sería una cursilada si no fuera porque experimentamos que en nuestras vidas muchas veces es realmente así... en la medida que hagamos a los demás, ellos harán con nosotros; la vida es un espejo... ciertas “casualidades” nos hacen ver que todo lo que uno da, ¡vuelve a uno! Es como si hubiera un espejo que funciona con lo que expresamos; si damos odio nos vuelve odio, si lo que damos a los demás es amor, también lo recibimos. ¿Siempre? Porque a veces parece que no recibimos lo que damos: en realidad lo recibimos siempre, pero de otro modo, pues el fruto más importante de nuestras acciones ya ha crecido en nuestro interior, aunque fuera no germine aparentemente; aunque no siempre se ven los resultados, aún así vale la pena.

La gran estafa de la vida, el engaño, es cuestión de verbos, decía S. Tamaro: “Desde el nacimiento nos enseñan que la vida está hecha para construir y en cambio no es cierto. No es cierto porque aquello que se construye tarde o temprano se derrumba, ningún material es tan fuerte como para durar eternamente. La vida no está hecha para construir, sino para sembrar. En el largo trayecto, desde la hendidura del comienza hasta la del final, pasamos y esparcimos la simiente. Acaso jamás la veamos nacer, porque, cuando brote, nosotros ya no estaremos. No tiene ninguna importancia. Importante es dejar tras de sí algo en condiciones de germinar y crecer”.

La regla de oro siempre es la del Evangelio: hacer a los demás lo que queremos que hagan con nosotros, sabiendo que hay más alegría en dar que en recibir.

DOCE CAMPANADAS: FRASES PARA LA MEDIA NOCHE DE AÑO NUEVO


DOCE CAMPANADAS 
FRASES PARA LA MEDIANOCHE DE AÑO NUEVO 


Para el nuevo año te ofrecemos doce frases, como doce campanadas:

1.Agradece el pasado como don de Dios.

2.Vive el presente con esperanzas y creatividad.

3.Di "sí" al paso de Dios por tu vida.

4.Confía, Dios te encomienda cosas grandes.

5.Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.

6.Mira a la vida con sencillez y amor.

7.Ten buen humor, pase lo que pase.

8.Perdona y pide perdón.

9.Haz algo por el otro y serás feliz.

10.Atento, Dios te habla cada día.

11.Dios cuenta contigo.

12.Ama la vida, ama al mundo, ama a Dios.


MARÍA, MADRE DE DIOS - 1 DE ENERO DEL 2015


¿Cuándo festejamos a María, Madre de Dios?
Dogma Mariano. María Madre de Dios
¿Existe la festividad de María, Madre de Dios? ¿Por qué se celebra? 
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net



El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios.

María fue la elegida para ser Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos ama.

Historia

Todo año que se inicia es “Año del Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.

María Madre de Dios. María era una joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas, esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo. María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en ella y había nacido sin pecado original.

El Papa Juan Pablo II a lo largo de su Pontificado nos ha recordado constantemente la grandeza de María. Nos recuerda que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre Nuestra. Gracias al “sí” de María, Dios se hizo hombre.

Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.

María fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen María nos ayuda a vencer la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo.

Si elegimos vivir como hijos de María debemos adoptar varias actitudes:

Abrir nuestro corazón a su amor:

Es dejarnos querer, abandonarnos a su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros caprichos y debilidades.

Mirarla como nuestra Madre:
Hablarle de nuestras alegrías y penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.

Demostrarle nuestro cariño:
Hacer lo que a Ella le gustaría que hicieras, que es lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo del día nos puede ayudar grandemente.

Confiar plenamente en ella:
Todas las gracias que Jesús nos da pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por nuestras necesidades.

Imitar sus virtudes:
Es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Algunas personas dirán que María no es especial, que eso de que fue Virgen es cuento. Recuerda que fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27).

Además, honrar a la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos cosas bonitas de María, como el “Ave María” del Rosario.

HOY ES NOCHE VIEJA


Hoy es Noche Vieja
Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada para emprender la nueva jornada de este año que comienza.
Por: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net



Se fue un año más.

Al final del año es conveniente hacer un balance de los 365 días, para ver qué se hizo con ese año de vida. Conviene también saldar todas las deudas que se tienen con Dios y con los demás.

Quiero asomarme a la ventana de mi casa y mirar hacia atrás, hacia ese largo camino que he recorrido durante todo el año.

Si algo puedo ver, es que cada día de ese año transcurrido estuvo lleno del amor de Dios. Estoy en deuda con Él; por eso mi primera palabra al final del año es: ¡Gracias!.

Pero, al lado de tantas bondades de ese Dios, está la triste historia de la ingratitud y la mediocridad para con ese gran amigo. Por eso la segunda palabra tiene que ser: "¡Perdóname todos los errores, todas las mediocridades!. ¡Yo sé que me perdonas!"

Pero hay una tercera palabra que quiero decir: "Te pido un gran año para hacer con el una gran tarea, ayúdame a que este año que empieza sea mejor, que valga la pena vivir. Conviértelo en un gran año. Que aquello de "próspero año nuevo" no se quede en una ironía, sino en una verdad.

También quiero, al final del año, saldar cuentas con mi prójimo, quiero sacar de mi espíritu, arrancar, tirar todos los rencores, odios, resentimientos hacia mis hermanos. Quiero terminar el año bien con todos. Quiero poder decir que no tengo malos sentimientos hacia ningún ser humano.

Es hora de pedir perdón a todos los que en el camino he herido, molestado, desairado. A los que tenían derecho a esperar una respuesta y no se la di, a los que necesitaban una palabra de aliento y me quedé con ella. A los que encontré tirados en el camino de la vida, desesperados, tristes, vacíos de Dios y de ilusión, y pasé de largo porque tenía mucha prisa. Quiero pedirles perdón.

Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada para emprender la nueva jornada de este año que comienza.

Es importante recordar que este año será lo que cada uno haga con él. ¿Será el mejor o será el peor? ¿Será uno de tantos, ni bueno ni malo, sino todo lo contrario? De cada uno de nosotros depende.

Dios que te da ese año nuevo es el que más ardientemente te dice: ¡FELIZ AÑO!

Al Dios que me dio la vida, ¡gracias!.
Al Dios de mis días felices, ¡gracias!.
Al Amor de mis amores, ¡gracias!.
Puesto que al final de la vida me examinarán del amor, perdóname por no haber amado lo suficiente, y concédeme morir de amor.

ORACIÓN POR EL AÑO QUE TERMINA


Oración por el año que termina


Gracias Señor, por todo cuanto me diste en el año que termina.

Gracias por los días de sol y los nublados tristes;
por las tardes tranquilas y las noches oscuras.

Gracias por la salud y la enfermedad
por las penas y las alegrías.

Gracias por todo cuanto me prestaste
y luego me pediste.

Gracias Señor por la sonrisa amable y por la mano amiga,
por el amor y por todo lo hermoso y por todo lo dulce.
Por las flores y las estrellas por la existencia de los niños
y de las almas buenas.

Gracias por la soledad, por el trabajo por las inquietudes,
las dificultades y las lágrimas.
Por todo lo que me acercó a Tí...

Gracias por haberme conservado la vida y por haberme dado
techo, abrigo y sustento...

Que me traerá el año que empieza?
Lo que Tú quieras Señor.

Pero te pido FE para mirarte en todo, esperanza
para no desfallecer y caridad para amarte cada día más
y para hacerte amar de los que me rodean.

Dame paciencia y humildad, desprendimiento y generosidad.

Dame Señor, lo que Tú sabes que me conviene
y yo no se pedir.

Que tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos
y la mente activas y que me halle siempre dispuesto
a hacer tu Santa Voluntad.

Derrama Señor, tus gracias sobre todos los que amo
y concede Tu paz al mundo entero...

Amén.

ORACIÓN POR LA NOCHE DE FIN DE AÑO 2015


Oración por la noche de fin de año


En estos últimos momentos del año que hoy termina,
heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimiento
para decirte GRACIAS,
para solicitarte: AYUDA,
para implorarte: PERDÓN.

GRACIAS,
Señor por la paz, por la alegría,
por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado,
por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron.
Por esa mano oportuna que me levanté,
por esos labios cuyas palabras y sonrisa me alentaron,
por esos oídos que me escucharon,
por ese corazón que amistad, cariño y amor me dieron.

Gracias, Señor por el éxito que me estimuló,
por la salud que me sostuvo,
por la comodidad y diversión que me descansaron.

Gracias, señor... me cuesta decírtelo...
por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión,
por el insulto, por el engaño, por la injusticia,
por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.

Tu lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo;
quizá estuve al punto de la desesperación,
pero ahora me doy cuenta
que todo esto me acercó más a Ti.

¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias, Señor, sobre todo por la fe
que me has dado en Ti y en los hombres.

Por esa fe que se tambaleó
pero que Tú nunca dejaste de fortalecer
cuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimo
me hizo caminar en el sendero de la verdad
a pesar de la obscuridad.

AYUDA
Te he venido también a implorar
para el año que muy pronto va a comenzar.
Lo que el futuro me deparará, lo desconozco Señor.
Vivir en la incertidumbre, en la duda,
no me gusta, me molesta, me hace sufrir.
Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre.
Tú nunca me la darás. Eres fiel.
Yo sé que me tenderás la mano.
Tu sabes que yo no siempre la tomaré.
Por eso, hoy te pido que me ayudes a ayudarte,
que llenes mi vida de esperanza y generosidad.
No abandones la obra de tus manos. Señor.

PERDÓN
No podría retirarme sin pronunciar
esa palabra que tantas veces,
te debí de haber dicho,
pero que por negligencia y orgullo he callado,
perdón, Señor, por mis negligencias,
descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad,
por mi necedad y capricho,
por mi silencio y mi excesiva locuacidad.
Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos,
por mi falta de alegría y entusiasmo,
por mi falta de fe y confianza en Ti,
por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.
Perdón, porque me han perdonado
y no he sabido perdonar.
Perdón por mi hipocresía y mi doblez,
por esa apariencia que con tanto esmero cuido
pero que en el fondo no es más que engaño a mi mismo.
Perdón por esos labios que no sonrieron,
por esa palabra que callé,
por esa mano que no tendí,
por esa mirada que desvié,
por esos oídos que no presté,
por esa verdad que omití,
por ese corazón que no amó
... por ese Yo que se prefirió.

Señor, no te he dicho todo.
Llena con tu amor mi silencio y cobardía.
GRACIAS por todos los que no te dan gracias.
AYUDA a todos los que imploran tu ayuda.
PERDÓN por todos los que no imploran perdón.
Me has escuchado... ahora, Señor, te escucho...
Amen.

martes, 30 de diciembre de 2014

ORACIÓN PARA AGRADECER A DIOS POR EL AÑO NUEVO 2015



Te invitamos a rezar esta oración para agradecer 
a Dios por el Año Nuevo



VATICANO, 30 Dic. 14 / 06:26 pm (ACI/EWTN Noticias).- Se acerca el fin del 2014 y el mundo entero se prepara para recibir el nuevo año con fiestas y fuegos artificiales, pero muchos olvidan de celebrarlo con Dios, dueño de la vida y el tiempo. Por ello te compartimos esta oración para rezarla junto con tu familia y amigos antes de la medianoche del 31 de diciembre.

Se recomienda estar alrededor del nacimiento o pesebre. Juntos comienzan diciendo: “En el nombre del Padre…”

Luego se hace la siguiente oración:

“Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.

Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.

Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.

A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”

Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “la paz sea contigo”.

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 30 DE DICIEMBRE DEL 2014


En el Templo con la profetisa Ana
Adviento

Lucas 2, 36-40. Navidad. María presenta su hijo a Dios y a nosotros. Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

 
Oración introductoria
Padre Santo, mi relación contigo se basa en la fe, que me permite percibir lo que mis sentidos no pueden. Por ella, sé que estás ahora aquí porque, humildemente, te he invocado. Espero y confío en tu misericordia, me abandono en tu Providencia, sé que por tu amor, encontraré en Ti la paz que busco.
Petición
Jesús, envía al Espíritu Santo para que guíe esta oración. Que sepa guardar ese silencio que me permita poder escuchar lo que hoy me quieres decir, para que así, hoy, pueda ser en mi familia apóstol de tu amor.
Meditación del Papa Francisco
Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza. En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino.» (Papa Francisco, 2 de febrero de 2014)
Reflexión

Como que resumiendo todo el período de la infancia de Jesús, se nos dice que Él estaba “sometido” a sus padres y que “progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2,51-52). Durante la mayor parte de su vida, Jesús compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad (cf. Catecismo de la Iglesia Cátolica, n. 531). No siempre recordamos esto, pero lo que más distinguió a Jesús fue su vida familiar. En cambio, a menudo consideramos sólo su vida pública.

Si Jesucristo nos ha redimido tanto con su vida oculta de Nazaret como con sus escasos tres años de predicador itinerante, entonces, los 30 años que pasaba detrás del portal de la casa sencilla de Nazaret no fueron menos fecundos. Lo manifiesta también la frase del Evangelio: “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

Ciertamente, el propósito común de María y José fue el de proporcionar una esmerada educación a Jesús y Él la asimiló con la actitud más confiada, diligente y sumisa que jamás ha tenido un hijo. María y José vieron cómo su inteligencia y su voluntad humanas se iban despertando, desarrollando y fortificando. Por otro lado, no sólo habrán buscado trasmitirle un gran número de conocimientos acerca de las costumbres y tradiciones del pueblo judío, sino sobre todo el mundo de valores y de ideales que los animaba, donde Dios lo era todo. Así habrán compartido muchas veces los mismos sentimientos, afectos e intereses.

Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. Sorprende, con qué eficacia se va trasmitiendo, casi irradiando hacia los demás. Quizá por eso la profetiza Ana se sintió atraída hacia esta familia. Es hermoso pensar que la Virgen María en persona le habrá contado a San Lucas todos estos detalles acerca de la niñez de Jesús. ¿Quién más lo podría haber hecho?
 
Propósito
Al presentarse un conflicto, seré el primero en ofrecer una disculpa o proponer una solución para construir la unidad, en mi casa o lugar de trabajo.


ÁNGELES A TU LADO


Ángeles a tu lado


Ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado, resguardándote en todas las cosas que hagas, recordándote que debes continuar creyendo en los días más radiantes, encontrando caminos para tus deseos y sueños para llevarte a hermosos lugares, dándote esperanza, que es tan cierta como el sol brindándote la fuerza de la serenidad como guía... 

Ojalá que siempre tengas amor, comodidad y valentía y ojalá que tengas siempre un ángel a tu lado... alguien que te tome cuando caigas, fortaleciendo tus sueños, inspirando tu felicidad, tomando tu mano y ayudándote a través de todo... 

En nuestros días, nuestras vidas están siempre cambiando, las lágrimas vienen, así como las sonrisas... 

A lo largo de los caminos que recorras ojalá que las millas sean mil veces más amorosas que solitarias, ojalá que ellas te den la clase de regalo navideño que nunca, jamás, acaba: alguien maravilloso para amar y un amigo querido en quien confiar... 

Ojalá tengas arcoiris después de cada tormenta ojalá tengas esperanzas que te mantengan tibio, y ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado... 

DECÁLOGO DE LA SERENIDAD

Decálogo de la Serenidad
Un momento de serenidad: 
Nuestra alma necesita la serenidad y la paz 

Por: Jaime Salado de la Riva | Fuente: blog



Os presento hoy una oración, creada por el “Papa Bueno”, San Juan XXIII (1881-1963). Parece mentira que hayan pasado tantos años y esta plegaria no haya perdido actualidad. Es más, mucho me temo que en la sociedad del stress y de la ansiedad que a todos nos afecta deberíamos tomar buena nota de los sabios consejos que nos transmitió Angelo Roncalli ya que son más actuales que nunca. El Papa “de transición” que revolucionó la Iglesia convocando el Concilio Vaticano II para “abrir las ventanas” de la Iglesia y que entrara aire fresco nos deleitó también con palabras como las que tenéis a continuación. Una sociedad enferma. Los psicólogos y los psiquiatras no dan a basto porque la propia dinámica de nuestro entorno nos genera angustia y ansiedad vital.

 Son los nuevos sustitutos de los antiguos confesores. Las personas han perdido su dimensión espiritual y se sienten vacías por dentro. Hoy os presento, sino el remedio, si al menos unas gotitas de la solución a muchos de los problemas actuales.

 Leámosla, releámosla y lo que es más importante, intentemos llevarla a la práctica porque seguro que viviremos más tranquilos, más serenos y más felices. Que nos aproveche… 

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.

2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.

3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.

4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.

8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

MARÍA, MADRE DE DIOS - JUEVES 1 DE ENERO DEL 2015


¡María, Madre de Dios!
El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios. María fue la elegida para ser Madre de Cristo
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net



El primero de enero celebramos a María como Madre de Dios.

María fue la elegida para ser Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos ama.


Un poco de historia

Todo año que se inicia es “Año del Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.

María Madre de Dios. María era una joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas, esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo. María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en ella y había nacido sin pecado original.

El Papa Juan Pablo II a lo largo de su Pontificado nos recordó constantemente la grandeza de María. Nos recuerda que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre Nuestra. Gracias al “sí” de María, Dios se hizo hombre.
Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.

María fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen María nos ayuda a vencer la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo.

Si elegimos vivir como hijos de María debemos adoptar varias actitudes:

Abrirle nuestro corazón a su amor:

Es dejarnos querer, abandonarnos a su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros caprichos y debilidades.

Mirarla como nuestra Madre:

Hablarle de nuestras alegrías y penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.

Demostrarle nuestro cariño:

Hacer lo que a Ella le gustaría que hicieras, que es lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo del día nos puede ayudar grandemente.

Confiar plenamente en ella:

Todas las gracias que Jesús nos da pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por nuestras necesidades.

Imitar sus virtudes:

Es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Algunas personas te dirán que María no es especial, que eso de que fue Virgen y tal es cuento. Recuerda que fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27). Además, honrar a la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos cosas bonitas de María, como es el “Ave María” del Rosario.



Oración

Te pido Señor vivir mi vida siempre muy cerca de Ti y de la Santísima Virgen, tu Madre a quien nos encargaste.

IMÁGENES DE FELIZ AÑO NUEVO













UN SACERDOTE CIEGO Y SORDO QUE UTILIZA LA INTERNET PARA EVANGELIZAR


Un sacerdote ciego y sordo que utiliza internet para evangelizar
Un testimonio del amor convertido en superación

El padre Axelrod ha roto la barrera física de la palabra hablada con la comunicación mediante el lenguaje de los signos


Por: Jorge Enrique Mújica, LC | Fuente: actualidadyanalisis.blogspot.com



«La mayor parte de las personas considera la condición de sordo y ciego como algo indescriptible, impensable, inimaginable. Para mí se ha convertido en un nuevo modo de vivir que me ha ofrecido una nueva dirección. Hay ciertamente frustraciones a superar pero también muchas alegrías experimentadas y muchos nuevos retos. En un cierto sentido mi condición de sordo y ciego se ha convertido en la lección más importante de mi vida». Son “palabras” del padre Cyril Axelrod, un anciano sacerdote católico que reside en Londres, Inglaterra, donde desarrolla su ministerio pastoral entre personas que, como él, no oyen ni ven.

Nacido en Sudáfrica en 1942, fue en aquellas tierras donde Cyril conoció en primera persona qué era la discriminación.

La juventud de Cyril estuvo acompañada por el creciente desarrollo del síndrome de Usher, una enfermedad de origen genético que se manifiesta gradualmente hasta llegar a la pérdida completa e irreversible del oído y de la vista. Esa experiencia, más que frustrarle, le enseñó que había muchas personas que necesitaban amor… Con el añadido de que había un modo de comunicación especial para hacérselos sentir.

Desde que fue ordenado sacerdote se ha podido dedicar a llevar un testimonio de aliento a miles de personas creyentes a quienes a podido acompañar y fortalecer en la fe. «No es sólo un maravilloso ejemplo de poder de la fe sino también del hecho de que nunca ha visto en su sordera o ceguera una invalidez», dice Nicole Clark, responsable del «National Committee for Deaf and Hard of Hearing», instituto de la Conferencia Episcopal Australiana.

El padre Axelrod es un testimonio del amor convertido en superación: ha roto la barrera física de la palabra hablada con la comunicación mediante el lenguaje de los signos. Y es que tiene una viva motivación: su fe en Cristo como sacerdote que le hace experimentar eso que san Pablo expresó con su “¡Ay de mí si no evangelizare!”.
El P. Axelrod se ha reunido 3 veces con un Papa. La primera vez fue en 1971, sólo unos meses después de su ordenación sacerdotal, cuando su enfermedad aún no había afectado su vista. Padre Cyril recuerda esta ocasión, cuando conoció a Pablo VI, en su autobiografía "Y empieza el viaje" . En el libro, Axelrod dice que cuando el Papa Montini escuchó su nombre, sonrió y su rostro se iluminó. El Papa al parecer le dijo que el Obispo Green le había hablado de su ordenación y le confesó que él era el primer sacerdote sordo que había conocido nunca. El Papa abrazó Axelrod y le pidió que extender su admiración a su madre por el regalo que le había dado a la Iglesia. Luego bendijo Axelrod diciendo: ". Id y predicad el amor de Dios a los sordos" gestos del Papa y sus palabras se trasladó Axelrod hasta las lágrimas y eran un signo de los prodigios que Dios había reservado para él, el misionero redentorista concluyó.
En noviembre de 2009 se encontró en audiencia con el Papa Benedicto XVI, cuando ofreció su testimonio en el marco del Año Sacerdotal.
El 29 de marzo de 2014, durante la audiencia especial concedida por el Papa Francisco a los invidentes y sordos, el P. Cyril estuvo presente en primera fila y pudo comunicarse con el Papa. Al día siguiente visitó la comunidad de San Alfonso en Roma.
De hecho, el padre Axelrod no sólo ofrece conferencias a lo largo y ancho del mundo: gracias a los avances de la tecnología el padre Cyril utiliza internet, concretamente un blog, mediante el cual está a disposición de las personas que quiere acercarse a él y también de las que quieren beneficiarse de sus escritos y pensamientos.
La dirección del blog es http://cyrilaxelrod.wordpress.com
Es posible enviarle mensajes de correos a la siguiente direccióncyril@axelrod1.freeserve.co.uk

SE TERMINA EL AÑO 2014


Se termina el año
Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios.
Por: P. Jorge Loring SJ | Fuente: Catholic.net




El tiempo pasa volando. Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios las satisfacciones. El pasado deja huella en la biografía que Dios tiene de mí.

El día de hoy podríamos considerar tres cosas:
a) El tiempo pasa.
b) La muerte se acerca.
c) La eternidad nos espera.

El tiempo pasa volando. Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios las satisfacciones. El pasado deja huella en la biografía que Dios tiene de mí.

La muerte se acerca. Cada día que pasa estoy más cerca de ella. Es necio no querer pensar esto. Muchos de los que murieron el año pasado se creían que iban a seguir vivos en éste, pero se equivocaron. Puede que este año sea el último de nuestra vida. No es probable, pero sí posible. Debo tenerlo en cuenta. En ese momento trascendental, ¿qué querré haber hecho? ¿Qué NO querré haber hecho? Conviene hacer ahora lo que entonces me alegraré de haber hecho, y no lo que me pesará haber hecho.

La eternidad nos espera. Nos preocupamos mucho de lo terrenal que va durar muy poco. Nos preocupamos de la salud, del dinero, del éxito, de nuestra imagen, etc. Todo esto es transitorio. Lo único que va a perdurar es lo espiritual. El cuerpo se lo van a comer los gusanos. Lo único que va a quedar de nosotros es el alma espiritual e inmortal.

Con la muerte no termina la vida del hombre: se transforma, como dice el Prefacio de Difuntos. Palabras de Santo Tomás Moro sobre la morada en el cambio de destino.

Los que niegan la vida eterna es porque no les conviene. Pero negarla no es destruirla. La verdad es lo que Dios nos ha revelado.

Hoy es el momento de hacer balance. No sólo económico, sino también espiritual y moral.

Hagamos examen del año que termina.

Sin duda que habrá páginas maravillosas, que besaremos con alegría.

Pero también puede haber páginas negras que desearíamos arrancar. Pero eso ya no es posible. Lo escrito, escrito está.

Hoy abrimos un libro nuevo que tiene todas las páginas en blanco. ¿Qué vamos a escribir en él?

Que al finalizar este año que hoy comienza, podamos besar con alegría cada una de sus páginas.

Que no haya páginas negras que deseemos arrancar.

Puede que en ese libro haya cosas desagradables que no dependen de nosotros.

Lo importante es que todo lo que dependa de nosotros sea bueno.

Pidamos a Dios que dirija nuestra mano para que a fin de año podamos besar con alegría todo lo que hemos escrito.

También es el momento de examinar todas las ocasiones perdidas de hacer el bien.

Ocasiones irrecuperables. Pueden venir otras; pero las perdidas, no se recuperarán.

Finalmente, demos gracias a Dios de todo lo bueno recibido en el año que termina.

De la paciencia que Dios a tenido con nosotros.

Y de su gran misericordia.

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