jueves, 30 de octubre de 2014

BAILA CON DIOS


Baila con Dios


Estaba tan cansado que su rostro parecía sembrado de surcos. Como el cuero viejo, sus mejillas colgaban. Sus ojos veían a lontananza como si ya no quisieran mirar.

"¿Para qué?", se preguntó en voz alta. El tono de su voz sugería que no encontraba respuesta posible.

"Mi esposa me ha abandonado. Mi situación financiera es desastrosa. Mi salud va cuesta abajo. Pronto van a despedirme por no presentarme a trabajar".

Era cierto. No tenía sentido alguno decir al mecánico de 45 años que se alegrara. Su vida estaba en estado de desastre.

Se comprende que se hubiera olvidado de bailar con Dios. Ya no podía oír la música. Vacío y carente de energía, estaba sentado junto a la pared. Por lo que podía verse, este hombre abandonado dejaría de bailar para siempre.

Lo que había olvidado -si es que alguna vez lo había sabido- es que cuando bailamos con Dios bailamos a ritmo de vals. Nada rápido. Nada complejo. Apenas un movimiento lento y calmo. Un paso a la vez.

Los creyentes no necesitamos ver el mañana, la semana entrante o más allá. No buscamos comprender cómo se arreglarán las cosas. Por eso nos llaman creyentes.

Para bailar, sólo hay que poner un pie delante del otro. Es ésa toda la fe que necesitamos. Un paso y después otro. No tenemos que ver a dónde nos llevará el paso diez o el paso cien. Dios baila hacia adelante, a veces hacia los lados, y bailamos mejor cuando lo hacemos a su ritmo.

Levántate de esa silla. Da el primer paso. Vístete. Come un pan tostado. Sal por la puerta. ¿Qué harás cuando hayas salido? Ya tendrás tiempo de preguntártelo. Sigue moviéndote. Así es este baile.

Es difícil bailar sentado. Aún más si estás mirando al piso.

¿Y qué tal si te caes o si luces torpe al azotar contra el suelo? En ocasiones nos olvidamos de que Dios está a nuestro lado, de que nos tiende la mano y baila con nosotros. Eso hace toda la diferencia.

LA VIRGEN MARÍA, CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS



LA VIRGEN MARÍA, CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS

Hoy se buscan calmantes, pastillas contra el dolor, porque el dolor se ha multiplicado por todas partes. Cuando no son las enfermedades del cuerpo, son las tribulaciones del alma. El hombre de hoy, tú y yo, requerimos como algo urgente la mano que acaricia, el rostro que se inclina hacia nuestro dolor, el corazón que compadece y suaviza el sufrimiento. 

Necesitamos las manos, el rostro, el corazón de María. A todos los que sufren sin esperanza vayamos a decir que tienen una Madre, que los ama mucho.....

miércoles, 29 de octubre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 29 DE OCTUBRE DEL 2014


La puerta estrecha
Parábolas
Lucas 13, 22-30. Tiempo Ordinario. Nuestra salvación es don que hay que pedir con consatancia y fe a Dios. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: "¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois." Entonces empezaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; y os volverá a decir: "No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!" «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.


Oración introductoria
Padre, ayúdame a aceptar tu Palabra y a comprender que no es posible alcanzar la santidad si mi vida está dominada por la ley del menor esfuerzo. Guía esta oración, ayúdame a guardar el silencio necesario para saber escucharte.


Petición
Señor, ayúdame a cambiar el mal en bien, el odio en amor, la venganza en perdón.


Meditación del Papa Francisco

En la actualidad pasamos ante muchas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que luego nos damos cuenta de que dura sólo un instante, que se agota en sí misma y no tiene futuro. Pero yo os pregunto: nosotros, ¿por qué puerta queremos entrar? Y, ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida? Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de cruzar la puerta de la fe en Jesús, de dejarle entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga más. No es un fuego de artificio, no es un flash. No, es una luz serena que dura siempre y nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús.

Cierto, la puerta de Jesús es una puerta estrecha, no por ser una sala de tortura. No, no es por eso. Sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Él, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y dejarnos renovar por Él.» (S.S. Francisco, 25 de agosto de 2013)


Reflexión
El hombre siempre ha andado a la búsqueda de la seguridad, de evitar riesgos y de tener todo bajo control. Prácticamente hoy día no existe ninguna institución de humana que no tenga algún contrato con una compañía de seguros de vida. Buscamos una seguridad para nuestra vida que a veces se convierte en una obsesión. Dicho esto, más de alguno podría preguntarse pero, ¿qué asegura la vida eterna?

Ya desde los tiempos de Jesús los hombres buscaban esta seguridad y Cristo no la niega, pero es claro: “esforzaos” porque nos es fácil alcanzarla.

El secreto para encontrar la paz en Jesús la encontramos en una respuesta que Él da a una pregunta similar cuando dice: “Para los hombres (la salvación) es imposible pero para Dios todo es posible”. Por tanto, el secreto lo encontramos en la fe. Nuestra salvación es don que hay que pedir con consatancia y fe a Dios. No cabe duda que también depende de nuestras obras pero es ante todo un don de Dios. No nos cansemos por tanto de luchar, de estar atentos, de orar porque cuando menos lo pensemos nos llegará la hora de dar cuentas.


Propósito
Confiemos en la gracia de Cristo y ayudemos al triste a confiar en Él.


Diálogo con Cristo
Jesús, el camino está claro, pero siento que me falta fuerza para realmente querer recorrer esa senda que lleva a tu Reino, cruzar esa puerta estrecha que implica negarme a mí mismo. Dame la luz para comprender que sólo hay ese camino por lo que debo convertirme en un instrumento dócil y confiado en tu voluntad.


PENSAMIENTO MARIANO 41



PENSAMIENTO MARIANO

Pide al Señor cuantas gracias se te ocurran; no esperes alcanzarlas si no media la intercesión de la Santísima Virgen. 

San Cayetano

EL CATÓLICO MAESTRO. APROXIMACIÓN A UN RETRATO



El Católico Maestro. Aproximación a un retrato
El maestro no necesita ser un hombre que descuelle en talentos o en cualidades humanas, aunque sí debe poner en juego las que posea.


Por: Estanislao Martín Rincón | Fuente: Catholic.net



Por estas fechas tenemos el curso académico recién comenzado o bien estamos comenzándolo. Por este motivo me ha parecido que encaja bien con el momento ofrecer al lector interesado en temas de educación alguna reflexión sobre la figura del hombre o mujer que siendo católico se dedica profesionalmente a la educación. Hablaré de él como el maestro, entendiendo la palabra maestro en sentido amplio, da igual el tramo del sistema educativo y da igual también si está fuera de él. Maestro es todo aquel que enseña de forma regular y continuada, sea en una escuela primaria, sea en la Universidad, sea en una academia especializada.

Pero antes de entrar en materia, permíteme lector dos avisos, el primero sobre el título, el segundo sobre el género.

Entiendo que el título pueda chocarte un poco porque parece que está al revés. A mí también me lo ha parecido y de hecho el primero que he puesto ha sido el inverso, “El maestro católico”, pero de inmediato me he dado cuenta de que no es correcto porque falta al rigor de la verdad. El lenguaje, todo lenguaje, deber ser lo más preciso posible, pero especialmente el lenguaje expositivo, que debe expresar la realidad con la mayor fidelidad posible. Esa fidelidad a la realidad no será nunca absoluta porque la realidad supera a la capacidades expresivas de nuestro lenguaje ya que este tiene sus limitaciones y sus dificultades. En el caso que nos ocupa, una de esas dificultades está en que en la expresión “el maestro católico” es inexacta. Parece decir lo que no dice y por tanto induce a errar. Explicaré por qué.

Las dos palabras que componen la expresión “maestro católico” son gramaticalmente un sustantivo (maestro) y un adjetivo (católico). Pues bien, ocurre que la realidad es al revés: en un maestro católico, lo sustantivo es su condición de católico y lo adjetivo es que sea maestro. Dicho de otra manera, una vez bautizados, el Bautismo nos confiere una dignidad tal, la de hijos de Dios, (dignidad ontológica) por la cual todo lo demás, sea ello lo que fuere, queda en un segundo plano y además a mucha distancia. Ante el hecho de ser hijo de Dios y miembro de la Iglesia, las demás diferencias no vienen a ser sino matices, coloraciones de nuestra existencia, pero lo nuclear, lo definitivo es que hemos sido hechos uno con Cristo. Al lado de nuestro bautismo, ser maestro, jardinero, médico o transportista pierde todo el valor que desde el mundo pagano tienen estas categorías. Desde el momento mismo de nuestro Bautismo quedamos injertados en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y desde ese momento ya “no hay judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”, les dice San Pablo a los gálatas (3, 28). Lo que nos define desde la fe, lo sustantivo, es nuestra condición de hijos de Dios Padre y miembros de Cristo-Iglesia (que todo es uno), no el oficio que desempeñemos, por mucha importancia que el oficio tenga. Y la tiene. También esto merece quedar bien aclarado. Porque no se está diciendo que la profesión sea poco importante, al contrario, toda profesión tiene un enorme valor para el que la desempeña y para sus destinatarios, y si hubiera que diferenciar entre unas profesiones y otras -supongamos una escala graduada-, habría que decir que la de maestro no estaría en los últimos puestos. Pero cada cosa en su sitio, lo que fundamenta toda la acción del maestro católico no es su condición de maestro sino de católico; por eso lo radicalmente sustantivo no es el hecho de ser maestro sino de ser católico.

Hecha esta precisión, como el lenguaje es el que es y la palabra 'maestro' también es un sustantivo, a fin de hacer la lectura lo menos complicada posible, no me referiré tanto al católico maestro cuanto al maestro sin más.

La segunda advertencia se refiere al género. Utilizo el masculino genérico, que incluye en condiciones de igualdad al maestro y a la maestra, al católico y a la católica, etc.

Aclarados estos supuestos iniciales, pasamos ahora a ver algo sobre los rasgos que convienen al católico maestro, en tanto que maestro, es decir, alguien cuya vocación se sitúa en el mundo de la educación y la docencia. Creo que se pueden señalar tres: santidad, sabiduría y bondad. El maestro ha de ser un hombre sabio, bueno y santo. Si le falta una de esas tres grandes cualidades podrá tener cualquiera de las otras dos, lo cual ya sería mucho (sabio y bueno, sabio y santo, bueno y santo), pero no podrá ser constituido en referente de autoridad para los muchachos.

Parece claro que este modelo de maestro solo puede cumplir un maestro: El Maestro, Jesucristo. Él es el único sabio porque “en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” (Col 2, 3). Él es el único santo porque es “el Santo de Dios” (Mc 1, 24), el tres veces santo. Él es el único bueno porque “pasó haciendo el bien” (Hc 10, 38) por este mundo y amando hasta el extremo (Cf Jn 13, 1).

Visto así, con estas exigencias, el oficio de maestro para un católico se torna más que difícil, utópico. Y ciertamente, estaríamos ante una utopía si solo contáramos con nuestras capacidades, nuestros alcances y nuestro saber hacer meramente humano (inteligencia, cualidades, simpatía, experiencia). Utopía absoluta. Pero por nuestra vocación (es decir por su llamada) y por la comunión con Él, se nos ha capacitado para actuar como actúa Él, para pensar como piensa Él y para sentir como Él siente. Lo que sí necesitamos es ponernos manos a la obra, poner empeño con “una grande y muy determinada determinación de no parar”, que decía Santa Teresa, no conformándonos con logros intermedios. El mundo de la enseñanza es un mundo exigente y apasionante, duro, muy duro, atractivo y beligerante en el que contamos con la iniciativa de la gracia y con lo que podamos poner de nuestra parte, que por mucho que sea siempre tendrá un sesgo de poquedad. Vamos a ver qué es eso que podemos poner nosotros.


Santidad

Para ser santo, entendiendo por santo el que vive habitualmente en gracia de Dios y desea crecer en unión con Él, el maestro necesita de la comunión con Dios que se nos da en Cristo y solo en Cristo. Y Cristo se nos da en la Iglesia, especialmente en la oración y en los sacramentos, y dentro de estos en la Santa Eucaristía, que es “fuente y cima de toda vida cristiana” (LG 11). El católico que no está en comunión con Dios porque voluntariamente la rechaza, se cierra voluntaria y torpemente a la acción del Espíritu Santo, con lo cual no hay santidad posible ya que no se puede pretender actuar con (ni desde) el Espíritu Santo sin el Espíritu Santo. Dios a nadie obliga, pero su lógica es inexorable. Conviene saber que sin Espíritu Santo todo hombre actuará como hombre mundano. Si ese hombre es maestro, será un maestro mundano y enseñará mundanamente, que quiere decir, ajustado a los criterios de este mundo, el que nos va tocando vivir en cada instante del tiempo presente. Actuar mundanamente no equivale necesariamente actuar mal, pero sí equivale a actuar a ras de suelo, sin sentido trascendente. Pues bien, una educación sin sentido trascendente, que no mire al más allá de las personas que la reciben, normalmente niños y jóvenes, no merece ser llamada educación; una educación que no sirve para la vida eterna, en realidad no sirve para nada. “La educación no es y nunca debe considerarse como algo meramente utilitario”, decía Benedicto XVI a los profesores  y religiosos del Colegio Universitario Santa María de Twickenham (London Bourough of Richmond) en el saludo que les dirigía el 17 de septiembre de 2010.

Digamos una sola palabra sobre la oración. Para todo católico -tenga el estado que tenga y dedíquese a lo que se dedique- la oración es el oxígeno del alma. Sin oración no hay crecimiento en la vida cristiana. Los autores espirituales coinciden unánimemente en afirmar el poder transformante de la oración y la necesidad imperiosa que tiene todo hombre de pasar ratos y ratos de intimidad con su Dios, tanto a solas como en comunidad.

Sin sacramentos y sin oración podríamos ser buenos instructores, didactas expertos, hábiles comunicadores, líderes en el campo educativo pero no católicos maestros; podríamos ser gentes con un alto dominio técnico de las materias que enseñamos pero absolutamente incapaces de dejar huella de santidad en el alma de los muchachos. Eso es así porque a un espíritu solo lo puede mover otro espíritu. Dicho con palabras de Jesucristo, el Señor: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). Cuando el Señor dice esto, alguien podría pensar: “Hombre, algo sí podemos hacer, porque hay muchas cosas que hacemos no solo sin Cristo, sino incluso en contra suya”. A alguien, o a muchos, eso les puede parecer cierto, pero la Palabra de Dios se mantiene inmutable. “Sin mí no podéis hacer nada” quiere decir nada que merezca la pena, nada que pueda mantenerse, nada que permanezca; o sea nada. Nada que haya hecho el hombre sin el Espíritu Santo permanecerá -no quedará piedra sobre piedra- y si no permanece, su fin no será otro que el de la torre de Babel, es decir, la nada, por más altas que sean sus pretensiones o tenga apariencia de solidez.

Quizá pueda venir al caso esa coplilla anónima de los siglos del barroco español que dice así:

La ciencia más acabada

es que el hombre en gracia acabe,

pues al fin de la jornada,

aquel que se salva, sabe,

y el que no, no sabe nada.


Sabiduría

Para ser sabio el maestro necesita tres cosas: La primera y más importante, participar de la sabiduría divina, que va ligada a la santidad y que se acaba de comentar. Añadiremos solo que esa sabiduría “no es de este mundo, ni de los príncipes de este mundo (...) sino que es una sabiduría divina, misteriosa, escondida” (Véase 1 Co 2, 6-7) que viene dada con el don de sabiduría que nos regala gratuitamente.

La segunda es el estudio. La palabra maestro viene de magister y esta de magis, más. El maestro es el que es más, el que sabe más, el que va por delante. Pues bien, ni ahora ni nunca el maestro ha podido prescindir del estudio continuo. Ni ahora ni nunca, pero especialmente ahora. En la era del conocimiento, el maestro necesita ser persona estudiosa. Enseñe lo que enseñe, tiene que tener una base de conocimientos sólida. Una base de conocimientos sólida no equivale a enciclopédica, aunque si lo fuera, tampoco estorba. Sólida quiere decir de conocimientos fundados, rigurosos, auténticos, tengan su origen en el pasado o lo tengan en el presente más actual.

La tercera es el contacto con quienes vayan por delante en su mismo camino. Todo maestro necesita a su vez de maestros experimentados, versados en su materia, o en sus modos de enseñar, en la organización de la enseñanza, en el trato con los alumnos, etc. En educación el francotirador no tiene cabida. La educación se realiza en comunidades, sea la familia, sea el colegio. Eso quiere decir que no es tanto el maestro individuo el que educa cuanto la comunidad en la que el maestro se integra.


Bondad

Para ser bueno, entendida la bondad en sentido amplio, se necesita la práctica de las virtudes. Aquí hay todo un programa ascético donde todas las virtudes son necesarias. Ahora bien, las características propias de las labores educativas hace que cobren especial relieve estas virtudes: Humildad, paciencia, alegría y esperanza.

Resumiendo: Vida de comunión con Dios, a través especialmente de la oración y los sacramentos, estudio, contacto y aprendizaje de otros maestros y práctica de las virtudes.

Si hubiera alguna fuente que aunara estas exigencias, o la mayor parte de ellas, esa fuente sería el lugar a donde acudir para adquirir santidad, sabiduría y bondad juntas. Hay que decir que tal fuente no existe como fuente única, aunque sí hay algo que encierra la práctica totalidad de esas exigencias. Ese algo es la Palabra de Dios, si bien hay que aprestarse de inmediato a entender que más que algo, la Palabra de Dios es Alguien.


El lugar de la Palabra de Dios.

Para dar unidad a las tres cosas (santidad, sabiduría y bondad), el maestro necesita la Palabra de Dios, el conocimiento profundo y vivo de la Sagrada Escritura. La Palabra es camino de santidad, fuente de sabiduría y principio de actuación, por varios motivos, pero en primer lugar, y en último, porque la Palabra de Dios es Dios.

La Palabra de Dios dice de sí misma que “toda Escritura es inspirada por Dios es también útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena” (2 Tim 3, 16–17). Todo un programa pedagógico, como puede verse.

Para ello, en buena lógica, es necesario un conocimiento de la Palabra cuanto más profundo mejor. El maestro católico debe conocer la Palabra de Dios, pero “conocer” no solo en sentido académico -que también- sino bíblico, es decir, el conocimiento que procede de mantener un estrecho contacto con ella. Benedicto XVI en la exhortación Verbum Domini ha insistido en la necesidad de trato y conocimiento que todo bautizado tiene de la Palabra de Dios y para ello ha empleado repetidamente la palabra “familiaridad”, lo cual nos está indicando que la relación con la palabra no es de un conocer externo. Podría saberse alguien la Biblia entera de memoria y no haberla “conocido” por no haber entrado en intimidad con ella.

No he abundado, como ves, amigo lector, en las cualidades humanas propias del educador. Y es que, al contrario de lo que pudiera parecer, tampoco hace falta que sean tantas. El maestro no necesita ser un hombre que descuelle en talentos o en cualidades humanas, aunque sí debe poner en juego las que posea. Si tiene muchas le vendrán bien, pero no son imprescindibles, entre otras cosas porque la educación de los muchachos no es cosa de un francotirador brillante, sino de una comunidad; literalmente hablando, de un 'colegio'. Y si hay colegio (grupo de maestros que funciona colegiadamente, a una) habrá tantas personalidades como personas. Eso es lo bueno, la riqueza colegiada, la posibilidad de que el niño o el joven tenga ante sí no solo un buen maestro (eso hay que darlo por supuesto) sino un gran collage, un amplio panorama multicolor, un 'colegio'.

Mil gracias por tu atención. Que Dios te bendiga.

Estanislao Martín Rincón

¿TIENE USTED CONCIENCIA?


¿Tiene usted conciencia?
Se dice que el concepto es poco moderno, que pertenece a una época ya superada...


Por: José Luis Martín Descalzo | Fuente: Conoze.com



«La conciencia, nos dicen los queridos marxistas, es un invento de la burguesía para provocar en el proletariado sentimientos de culpabilidad y con ello mantenerle encadenado». Cinco minutos más tarde apelan a nuestra conciencia ante la miseria y los sufrimientos de la clase proletaria.

Pero también desde perspectivas no marxistas se niega con frecuencia la existencia de la conciencia. Se dice que el concepto es poco moderno, que pertenece a una época ya superada. Hoy sabemos que se trata tan sólo de convencionalismos y del llamado instinto gregario. Es necesario que existan algunas leyes según las cuales el individuo debe sacrificar algunas veces sus propios intereses en favor de la «grey». Teniendo en cuenta que la grey le proporciona muchas ventajas, este sacrificio queda más que compensado, y así el instinto gregario sirve en definitiva al más fuerte de los instintos, al instinto de conservación. Ayudamos a los demás porque entonces podemos esperar ayuda de ellos.

Reflexionemos sobre ello. Un hombre camina solitario por la calle de noche y oye un grito de auxilio.

C (el instinto de conservación) dice: «¡No vayas, te pondrás en peligro!»

G (el instinto gregario) dice: «¡Tienes que ir, un miembro del rebaño necesita tu ayuda!»

C advierte: «¡Para ti tú eres el primero!»

G advierte a su vez: «¡Es cierto, pero si no vas te desacreditarás ante la grey, te señalarán con el dedo, te rechazarán, quedarás marcado!»

C «¡Imbécil! Pero si está oscuro, nadie te ve y nadie sabe que pasas casualmente por aquí. Vete a casa y todo estará en orden!»

Y como el instinto de conservación es en definitiva el instinto más fuerte y en pura lógica tiene razón, nuestro hombre le sigue y se va a su casa. Ahora debería felicitarse a sí mismo por haberlo hecho tan bien y acertadamente. Su posición en el rebaño no se ha debilitado y a pesar de ello ha podido escapar del peligro. En cambio, lo que sucede es que no puede ni mirarse al espejo. Está furioso consigo mismo. Sufre. ¿Por qué? Porque sí hay alguien que sabe cómo ha actuado. El mismo lo sabe; y él no sólo tiene instinto de conservación e instinto gregario, si no además otra cosa, un juez incorruptible, la conciencia.

Y hay otro más que lo sabe. Conciencia no es lo mismo que ciencia. Conscientia se dice en latín: consabiduría, complicidad. Y el cómplice es Dios.

SANTO ROSARIO POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO









martes, 28 de octubre de 2014

SANTO ROSARIO POR LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE





ORACIONES POR NUESTROS SERES QUERIDOS FALLECIDOS - FIELES DIFUNTOS 2 DE NOVIEMBRE









CUIDADO: ESTOS SON LOS MOTIVOS QUE LLEVAN A LOS JÓVENES A INGRESAR A UNA SECTA


Cuidado: Estos son los motivos que llevan a 
los jóvenes a ingresar a una secta




MADRID, 28 Oct. 14 / 06:09 am (ACI/EWTN Noticias).- ¿Cuáles son las razones por las que un joven, un adolescente decide ingresar a una secta? ¿Qué lleva a un muchacho a participar de este tipo de grupos que no contribuyen a su desarrollo?

La licenciada Salomé Benoit ha publicado un nuevo libro titulado “Jóvenes sectarios, la acción de las sectas en niños y adolescentes”, en el que hace una investigación sobre este flagelo que puede llegar a dominar por completo la voluntad del individuo.

En una secta “el peligro principal es el líder. El líder es una persona con una psicología psiquiátrica muy compleja, con una gran capacidad de persuasión coercitiva hacia los adeptos”, señaló la autora a ACI Prensa.

Dentro de las razones por las que los menores se ven envueltos en estas situaciones se encuentra la carencia afectiva en la familia, lo que los hace vulnerables.

“El problema básico es que este individuo, este adolescente vulnerable y con una formación o una estructura que no es muy sólida, es absolutamente manipulable… El líder toma la voluntad de este adolescente y hace lo que él quiere”, añadió la licenciada Salomé Benoit.

El joven que es rescatado “viene con otra estructura familiar. Se le han borrado los recuerdos, se le han borrado las costumbres que la familia intentó brindarle cuando era un niño. Con lo cual hay que realizar casi una desprogramación y volver a rehabitualizar a este adolescente en nuevas costumbres, en las costumbres que él adquirió de niño”.

Asimismo señala tener mucho cuidado en la etapa de la pubertad porque “si este niño en la adolescencia tiene un modelo de líder psicópata y con una estructura psíquica absolutamente patológica, va a tomar ese modelo”.

Por ello sostiene que la única prevención a todo esto es la familia con buenos valores y que esté en constante observación de los hijos.

“La única prevención que existe en cualquier situación disfuncional de un individuo es la familia… la integración a una mesa familiar, el diálogo, la comunicación y el afecto obviamente es lo único que previene a un individuo a ingresar a un movimiento. De hecho como ingresar a la droga también  o como ingresar a algún tipo de adicción”.

Finalmente la autora invitó a leer este nuevo libro que busca ayuda a la gente que tiene algún contexto parecido de dependencia o que conoce de un familiar o un amigo que está en este problema porque “los va a alentar y a mostrar un posible camino para salir de la situación que están viviendo”.

“Muchas familias cuando tienen estas situaciones dentro de su ámbito familiar se asustan y dicen: “bueno es grande, que haga su vida”. Eso es lo que no hay que hacer por más que sea grande o lo consideren grande”.

“Hay que entender las cartas que este chico cada tanto puede mandar desde la secta. Hay pautas muy claras y bueno este libro pretende ayudar a descubrir esas pautas… Nunca es tarde”, concluyó Salomé Benoit.

La licenciada en trabajo social, Salomé Benoit, es de Buenos Aires. Tiene especializaciones en adolescencia y en trabajo social forense por la Universidad de la Policía Federal Argentina y la Academia de Medicina Legal de la Nación. Actualmente, entre otras cosas, se desempeña como docente y dicta talleres de relaciones humanas y sociales en diversas empresas.

Si desea ponerse en contacto con la autora y hacer consultas, puede escribirle a: salomebenoit2013@gmail.com

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 28 DE OCTUBRE DEL 2014


Salía de Él una fuerza que sanaba
Solemnidades y Fiestas
Lucas 6, 12-19. Fiesta Simón y Judas, apóstoles. Nuestras grandes decisiones deben surgir tras un encuentro con Dios en la oración. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Por aquellos días subió Jesús al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. 

Oración introductoria

Señor, yo también me acerco a Ti para ser curado de todo lo que me puede apartar del cumplimiento de tu voluntad. A mí también me llamas por mi nombre y me escoges para llevar tu Amor a todos los que me rodean.

Petición

Jesús, ayudame a entender mi presente a partir del futuro del cielo que me espera e iluminarlo con espíritu de esperanza.


Meditación del Papa Francisco

Es un día un poco especial por la elección de los apóstoles. Una elección que sucede solo después de que Jesús ha rezado al Padre, «Él solo». Cuando Jesús reza al Padre está solo con Él. Después se encuentra junto a sus discípulos y elige a los doce a los que llama apóstoles. De este modo hay tres momentos que caracterizan la jornada: Jesús que pasa una noche entera rezando al Padre en el monte; Jesús entre sus apóstoles; Jesús entre la gente.

La oración es el punto central: Jesús reza al Padre porque con Él tenía intimidad; le reza por la gente que iba a encontrarlo y le reza también por los apóstoles.

Aquel bonito discurso después de la cena del Jueves Santo, cuando reza al Padre diciendo: Yo rezo por estos, los míos; pero también rezo por todos, también por los que vendrán y creerán. La oración de Jesús es universal, aunque es también una oración personal. (Cf. S.S. Francisco, 28 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión
La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc.
Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme.
Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre.
De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada.
¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc.
Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio.

Propósito
Que todas nuestras grandes decisiones surjan tras un encuentro con Dios en la oración.


SEGÚN EL CORAZÓN HABLA LA BOCA


Según el corazón habla la boca
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 


Hay personas que no saben hablar sin herir o reírse de los otros. Sólo algunos artistas saben insultarse con ingenio. Cuentan que de Fred Astaire pensaba de su primer productor: “No sabe actuar, no sabe cantar, es calvo y baila poco”. De Woody Allen decía Peter Ackroyd: “Es lo bastante bajo y feo como para triunfar por sí mismo”. De Marlon Brando dijo Bertolucci: “Tiene los ojos de un cerdo muerto”. De Cher escribió la revista Absolutely Fabolous: “Si se hace otro estiramiento de cara, se vestirá con la barbilla”.
En nuestra vida diaria también nos encontramos con personas que derrochan ingenio para poner en ridículo al otro. Pero lo que más abunda es el insulto grosero. No hay adjetivos suficientes para arrojar nuestro veneno sobre quien se siente indefenso.

Es enorme el daño que podemos hacer con nuestra lengua. “El golpe de la lengua puede llegar a romper los huesos” (proverbio chino). Sólo cuando uno sufre en carne propia los efectos de una palabra mortífera, sabe el daño que ocasiona el insulto. “La herida causada por una lanza pude curar, pero la causada por la lengua es incurable (proverbio árabe).

Para controlar nuestra palabra debemos escuchar a Dios, que está continuamente dando señales de vida. Lo nuestro no es controlar la Palabra, sino escucharla, releerla, meditarla, acogerla desde un corazón vacío y pobre para que se produzca la transformación y el fruto. Como la lluvia empapa y fecunda la tierra, así será la palabra que sale de mi boca (Is 55,10-11).

La palabra es vida y es tan necesaria como la comida. La Palabra de Dios es portadora de vida. Bastó abrir la boca para que el mundo fuera creado.

Jesús curó y sanó con su palabra. Por eso, Dios ha hablado y sigue hablando, porque sabe que si nos faltara su Palabra no tendríamos vida. Siempre que lo hace, comunica buenas noticias de salvación y de vida. Él es fiel a su palabra, no miente ni engaña; habla tiernamente al corazón y quiere llevar al ser humano a lo más profundo de su ser. Al dirigirse a cada uno, se acomoda a cada persona, como hace una madre con sus hijos. 

            Dios es comunicación amorosa. La Sagrada Escritura es “la gran carta que el Padre envía a sus hijos que peregrinan en el mundo y con quienes se entretiene mediante el Espíritu Santo” (DV 21). Por eso el gran imperativo de Israel es: “¡Escucha!”, y el peor reproche profético es la torpeza de ojos, oídos y corazón (Is 6,10).

SAN SIMÓN, APÓSTOL, 28 DE OCTUBRE


San Simón Apóstol
28 de Octubre


El nombre de Simón aparece en todos los pasajes de los Evangelios y los Hechos, en los que se da la lista de los Apóstoles. Para distinguirlo de San Pedro se le llama (Mateo 10:4; Marcos 3:18) Kananaios, o Kananites, y Zelotes (Lucas 6:15; Hechos 1:13). Ambos nombres (Kananaios y Zelotes) tienen el mismo significado y su traducción al hebreo es qana (el Celoso). El nombre no significa que haya formado parte de los Celotes, sino que él era muy celoso a la ley Judía, la cual el practicaba antes de ser llamado por el Señor. San Jerónimo y otros asumen incorrectamente que Kana fue su lugar de nacimiento; y entonces, pudo haberse llamado Kanaios. Los griegos, coptos y etíopes lo identificaban como Natanel de Cana; los antes mencionados también lo identifican con el novio de la boda de Cana, mientras que en el “Chronicon paschale” y en otras fuentes lo identifican como Simón Clopas.

Los Avecínanos relatan que sufrió la crucifixión como obispo de Jerusalén, luego de haber predicado el Evangelio en Samaria. No se sabe con certeza en que lugar predicó el evangelio. Se habla de casi todos los lugares conocidos de ese entonces, incluso se han mencionado que llego hasta Gran Bretaña; según los Griegos, predico en el Mar Negro, en Egipto, el Norte de África, y Gran Bretaña, mientras que, según el Latino “Passio Simonis et Judae” – el autor del cual fue (supuestamente Lipsius) suficientemente cercano con la historia del primer siglo del Imperio Partían – dice que Simón trabajó en Persia, y fue martirizado en Suanir. Sin embargo, Suanir probablemente puede ser Colchis. Según Moses de Chorene, Simón murió en Weriosphora en Iberia; y según los Georgianos, predicó en Colchis. Se desconoce el lugar donde fue enterrado.

Acerca de sus reliquias nuestra información es tan incierta como la de su predicación. Desde Babilonia a Roma y Toulouse encontramos rastros de ellas; en Roma son veneradas debajo del Altar de la Crucifixión en el Vaticano. Usualmente se le atribuye una sierra, porque se dice que su cuerpo fue aserrado hasta hacerlo pedazos, y raras veces se le atribuye una lanza. Se le considera patrono de los curtidores. En la Iglesia Occidental se le venera junto con San Judas (Tadeo); en el Oriente es de forma separada. La Iglesia Occidental celebra su fiesta el 28 de Octubre; mientras que los Griegos y los Coptos lo hacen el 10 de Mayo.

KLEMENS LÖFFLER Transcrito por Gerald Morine Traducido por Esteban Philipps 

ORACIÓN A SAN SIMÓN, EL APÓSTOL


Oración a San Simón, el apóstol


¡Oh glorioso San Simón, que eres primo de Jesús y también un fiel seguidor devoto. Te llaman "el Zelote" (el defensor) indicando que estabas dispuesto a entregar tu vida por defender tu religión y dar tu libertad como persona humana. 

Te pedimos nos obtengas la gracia de estar dispuestos a dar nuestra vida por Cristo y a trabajar por la libertad y la paz que solamente Dios puede dar. Ayúdanos a entregarnos a nosotros mismos a Dios aqui en la tierra y ser recibido por él para gozar de la dicha eterna en el cielo. Amén.

SAN JUDAS TADEO, PATRONO DE LAS CAUSAS IMPOSIBLES, 28 DE OCTUBRE


San Judas Tadeo, Apóstol
Fiesta: 28 de Octubre, junto al apóstol San Simón


Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco 3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos.  Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22).  Esta distinción es necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios".  Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"

El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

Con frecuencia se ha confundido a San Judas Tadeo con el San Tadeo de la leyenda de Abgar y se ha dicho que murió apaciblemente en Beirut de Edessa. Según la tradición occidental, tal como aparece en la liturgia romana, se reunió en Mesopotamia con San Simón y que ambos predicaron varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y consagrado por ellos primer obispo de Babilonia. Según dice la antigua tradición, a San Simón lo mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo pintan con una hacha en la mano. Por ello, la Iglesia de occidente los celebra juntos, en tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.

Hay varias leyendas sobre San Judas Tadeo propagadas por Eusebio que son poco confiables. 

El devoto debe quidarse de no caer ciertos abusos, como la "novena milagrosa" a Judas Tadeo que ofrece al devoto grandes recompensas económicas con la condición de que se hagan copias de ella y sean enviadas a un número de personas.  Esta novena raya en la superstición y está centrada mas en interés económico que en la búsqueda de la santidad. 



Oración

Concédenos Señor, por medio de tu santo apóstol San Judas Tadeo, la gracia de dedicar nuestra vida, nuestras cualidades y nuestros esfuerzos a hacerte conocer y amar y, al final de nuestras vidas, lograr, como él, un puesto junto a Ti en el cielo.

ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO - PATRONO DE LOS CASOS DESESPERADOS


Oración a San Judas Tadeo

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, 
aclamado por los fieles  con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, 
hazme sentir tu poderosa intercesión
aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. 
Por el estrecho parentesco
que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, 
por la privaciones y fatigas que por El sufriste, 
por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, 
por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida 
de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, 
obtenme del Dios de las misericordias 
y de su Madre Santísima 
la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, 
Padre mío bondadosímo, 
seguro que me la obtendrás 
siempre que convenga a la gloria de Dios
y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. 
(Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 27 de octubre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 27 DE OCTUBRE DEL 2014


Una curación en sábado
Milagros
Lucas 13, 10-17. Tiempo Ordinario. Dios te cura todos los dias, sabe lo que necesitas, solo tienes que pedírselo. 


Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.
Replicóle el Señor: ¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía. 

Oración introductoria
Padre, aydame a que estos momentos de oración me ayuden con tu gracia a valorar los sacramentos y a no solo preocuparme por la salud del cuerpo sino por la de mi alma.

Petición
Jesús, te pido que nos dejémonos curar por Tí, que quieres darnos la luz de Dios. Que confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, el orgullo.

Meditación del Papa Francisco

A Jesús sólo le interesa la persona, y Dios. Jesús, quiere que la gente se acerque, que le busque y se siente conmovido cuando la ve como oveja sin pastor. Y toda esta actitud es por lo que la gente dice: ‘¡Pero, esta es una enseñanza nueva!’. No, no es una enseñanza nueva: es la manera de hacerlo, nueva. Es la transparencia evangélica.

Pidamos al Señor que esta lectura nos ayude en nuestra vida de cristianos: todos. Cada uno en su lugar. A no ser legalistas puros, hipócritas como los escribas y los fariseos. A no ser corruptos como los hijos de Elí. A no ser tibios como Elí, sino a ser como Jesús, con ese celo de buscar a la gente, de curar a la gente, de amar a la gente y con esto decirle: ‘¡Pero si yo hago esto así, piensa cómo te ama Dios, cómo es tu Padre!’ Esta es la enseñanza nueva que Dios nos pide. Pidamos esta gracia. (Cf. S.S. Francisco, 14 de enero de 2014, homilía en Santa Marta)

Reflexión
Todos nos maravillamos de los milagros que realizaba Jesús. ¡Y cuántas veces le hemos pedido la curación de alguna enfermedad, nuestra o de alguna persona a la que queremos!

Sin duda, las enfermedades de aquella época eran difíciles de curar. No contaban con los medios actuales de diagnosis y terapias. No había salas de operaciones con la higiene que conocemos hoy, ni ecografías, ni vacunas, ni anestesias locales. Todo eso ha venido con el progreso técnico, médico y farmacológico.

Parece como si Dios hubiera dejado en manos de los médicos el cuidado del cuerpo para poder dedicar a los sacerdotes, sus más íntimos colaboradores, a la tarea más importante: el cuidado espiritual. Es increíble recuperar la vida de gracia y de intimidad con Dios. Es maravilloso ver nacer a Cristo cada día en la Eucaristía.

Porque la vida espiritual, aunque esté oculta a los ojos, tiene una dimensión infinitamente superior a las acciones puramente materiales. Por ejemplo, un acto de caridad hecho por amor a Dios embellece al alma de tal manera que nos quedaríamos extasiados si pudiéramos contemplarla. Es impresionante lo que realizan en nosotros los sacramentos. Porque recibimos gracias especiales de Dios. Sin embargo, tenemos que reconocer que estamos sujetos a las realidades de la tierra y que no podemos percibir nuestra transformación en el mundo espiritual. Pero si tenemos fe, y perseveramos hasta el final, un día podremos ver con claridad, sin misterios, la grandeza de cada alma humana.

Petición
Vivir los sacramentos, la Confesión y la Eucaristía, sabiendo que son los medios para curar nuestras enfermedades espirituales.
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