jueves, 24 de julio de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 25 DE JULIO DEL 2104

Autor: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net
La madre de los hijos de Zebedeo
Mateo 20, 20-28. Fiesta de Santiago Apóstol. Consolidemos nuestra fe en el ruego sincero a Dios antes de afrontar nuestra pequeña gran cruz.
 
La madre de los hijos de Zebedeo
Del santo Evangelio según san Mateo 20, 20-28


Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Ella le dice: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Le dicen: «Sí, podemos». Les dijo Jesús: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre. Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». 

Oración preparatoria

Señor, te pido humildemente tu gracia, que es lo único que realmente importa y necesito. Soy todo tuyo, sin reserva alguna. Dame un corazón desinteresado que se consuma sólo por tu amor.

Petición

Señor, concédeme vivir en este día con la ilusión de entregarme y de servirte en los demás.

Meditación del Papa Francisco

Así, Juan y Santiago, le piden sentarse, en su gloria, uno a su derecha y otro a su izquierda, lo que provocó una discusión entre los demás sobre quién era el más importante en la Iglesia. La tentación de los discípulos, es la misma de Jesús en el desierto, cuando el demonio se había acercado para proponerle otro camino.
Haz todo rápido, obra un milagro, algo que todo el mundo te vea. Vamos al templo y haz de paracaidista sin el equipo, por lo que todo el mundo verá el milagro y se cumplirá la redención. Es la misma tentación de Pedro, cuando en un principio no acepta la pasión de Jesús. Es la tentación de un cristianismo sin cruz, un cristianismo a medio camino.
Luego hay otra tentación, un cristianismo con la cruz sin Jesús, ser cristianos a medio camino, una Iglesia a medio camino, que no quiere llegar adonde el Padre quiere, es la tentación del triunfalismo. Queremos que el triunfo sea hoy, sin pasar por la cruz, un triunfo mundano, un triunfo razonable. (Cf. S.S. Francisco, 29 de mayo de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

Ellos aún no comprendían el modo extraordinario con el que Cristo iniciaba la preparación del Reino de Dios. Quizás ellos también como los otros discípulos imaginaron que antes o después Cristo reivindicaría el poder sobre los hombres, para después administrarlo con aquella infinita sabiduría y compasión que demostró en las muchas regiones de Israel. Pero, una vez más, después de la rara intercesión de la madre de los hijos de Zebedeo, Jesús habla de una "copa que beber".

Si el que ha creado el universo ha asumido la naturaleza de sus mismas criaturas para quererlas, servirlas y salvarlas, humillándose hasta la muerte de cruz, del mismo modo quien elige seguir las huellas del Maestro tendrá que aprender a servir, a dejar que el poder del mundo lo humille y lo desprecie.

Quien quiere de verdad beber la copa de Cristo, acompañarlo a llevar la cruz del dolor a este mundo y aliviar los sufrimientos de sus hermanos, tiene que conocer lo que significa realmente sufrir y servir con generosidad. ¿Estamos listos también a hacer nuestra parte? Consolidemos nuestra fe en el ruego sincero a Dios antes de afrontar nuestra pequeña gran cruz.

Propósito

Servir con alegría y amor, especialmente a aquellos que más necesitan de mi atención.

Diálogo con Cristo

Señor, mi vocación de discípulo y misionero es una vocación al servicio. Ayúdame a rezar, a predicar, a sacrificarme para que Tú seas más amado. Dame tu gracia para poder caracterizarme por el servicio abnegado y eficaz del prójimo. Vivir con plenitud, con profundidad procurando que todas mis obras se caractericen por el servicio generoso. 

ORACIÓN A SAN SANTIAGO, EL MAYOR - 25 DE JULIO


ORACIÓN A SAN SANTIAGO, “EL MAYOR”.

            ¡Gran Apóstol Santiago, familiar cercano de nuestro Señor y aún más cercano a Él por lazos espirituales! Al ser llamado por Él entre los primeros discípulos y ser favorecido con Su especial intimidad, tu respondiste con gran generosidad, dejándolo todo para seguirle a la primera llamada. También tuviste el privilegio de ser el primero de los Apóstoles en morir por Él, sellando tu predicación con tu sangre.

            “Atronador” en el entusiasmo en la tierra desde el cielo, te has mostrado defensor de Su Iglesia una y otra vez, apareciendo en el campo de batalla de los Cristianos para derrotar y dispersar a los enemigos de la Cruz, y llevar a los descorazonados Creyentes a la Victoria. Fuerza de los Cristianos, refugio seguro de aquellos que te suplican con confianza, oh, protégenos ahora en los peligros que nos rodean.

             Que por tu intercesión, nuestro Señor nos conceda Su Santo Amor, filial temor, justicia, paz y la victoria sobre nuestros adversarios, tanto visibles como invisibles, y sobre todo, que un día nos conceda la felicidad de verlo y tenerlo con nosotros en el cielo, en tu compañía y la de los ángeles y santos para siempre. Amén.

SAN SANTIAGO EL MAYOR, APÓSTOL, 25 DE JULIO


Autor: . | Fuente: Corazones.org
Santiago el Mayor, Santo
Apóstol, 25 de julio



Martirologio Romano: Solemnidad del apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio (s. I). 

Etimológicamente: Santiago = Dios, recompensara, es de origen hebreo

Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret. 

Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad. 

En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Juan, a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos. 

Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza". Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España. 

En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 AD (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor. 

La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de España). Su restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República Dominicana, Ecuador, Cuba y otros países. 

LA NAVAJA DE AFEITAR



LA NAVAJA DE AFEITAR


Un peluquero tenía en su taller una bonita navaja: limpia y brillante, reflejaba meses de trabajo, y la satisfacción de cientos de clientes.

Un día de primavera entró un rayo de sol. La navaja notó sus propios destellos; y se llenó de orgullo y vanidad; entonces se dijo:

- Siendo yo tan luminosa ¿por qué debo seguir aquí rasurando todos los días a feos y rudos campesinos?.

Yo merezco una vida más importante que ésta.

La navaja ya no quiso trabajar y decidió esconderse un buen tiempo del peluquero, hasta que él se olvidara de ella e iniciar una nueva vida en lugares más nobles y de acuerdo a su belleza y brillo. Al día siguiente, el peluquero, al no encontrarla, tuvo que recurrir a otra navaja más vieja que la perdida.

Pasaron seis meses y la vanidosa navaja salió de su escondite y buscó el sol. Quería ver de nuevo su propia hoja blanca y brillante para deleitarse de su belleza ¡Amarga fue su sorpresa! La hoja ya no brillaba; estaba toda oxidada. Entonces la navaja rompió a llorar y se dijo:

- ¿Por qué no he seguido trabajando humildemente como antes?

El peluquero, al ver su antigua navaja ya oxidada, trató de limpiarla y recuperarla, pero con tanto tiempo sin uso el óxido la había inutilizado totalmente. Entonces el peluquero la arrojó a la basura.


MORALEJA

Cuanto más trabajemos, más brillaremos pues más útiles seremos. No te llenes de soberbia y vanidad pensando que eres único e irremplazable. Hemos de compartir nuestros valiosas habilidades con los demás. Recuerda que cuando la navaja del cuento se escondió, la vieja y jubilada navaja entró en acción.

¡¡¡Cuidado con la vanidad, pues nos puede llevar a nuestra propia ruina!!! 

Recuerda el dicho popular que dice: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir".

NECESITO A ALGUIEN, TE NECESITO A TI



NECESITO A ALGUIEN...
TE NECESITO A TÍ


Envíame a alguien, Señor,
que tenga tiempo para estar conmigo
que venga a verme
y rompa el pesado silencio de mis días,
que me sonría y piense conmigo,
que se sienta libre
para poner su mano en mi corazón
y sacar a la luz
mis más íntimos pensamientos.

¿No serás Tú a quien yo espero?
Tú no tienes reparo en regalarme tu tiempo,
con tal de que yo sea capaz
de advertir tu presencia.
Tú sabes escucharme,
con tal de que yo también te escuche
y sepa estar en silencio delante de Ti.
Toma mi mano, Señor,
y quédate junto a mí
te necesito..

Autor: Arnaldo PANGRAZZI


LA VOZ DEL CORAZÓN


LA VOZ DEL CORAZÓN


En la Clínica de un famoso cirujano cardiólogo, entra la secretaria al consultorio de éste y le anuncia que un viejecito, muy pobre, deseaba consultarle, recomendado por un medico del hospital público. 

El médico le dice que hablará con él una vez que haya atendido a todos los clientes con cita médica. 

Después de dos horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita:
- 'El médico del hospital público me ha enviado a usted porque únicamente un medico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y, en su clínica poseen equipos suficientes como para llevar a cabo esta operación'. 

El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital. Le pregunta al viejito con qué Compañía de Seguros se haría operar. Este le contesta.... 'Ahí está el problema Dr. Yo no tengo seguro social y tampoco dinero. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia... Lo que pido, sé que es mucho, pero tal vez entre sus colegas y usted puedan ayudarme...'. 

El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital. Lo envió de regreso con una nota explicándole que su 'Clínica era Privada y de mucho prestigio, por lo tanto no podía acceder a su pedido'. El había estudiado y trabajado duramente estos años para abrir su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía. 

Cuando el anciano se retiró. El médico se percató de que éste había olvidado un carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía: 'El órgano que mejor habla es el corazón' y firmaba Hermógenes Fauvert. Esta frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Hermógenes Fauvert. 

Le hacía recordar su juventud, pues, en primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles. En la secundaria, la profesora de Literatura les enseñaba bellísimas poesías y fue con una de ellas que, al dedicarle a una de sus compañeras, se enamoró y esta fue su primera novia. 'Cómo olvidar todo eso si fue parte de lo mejor de su infancia'.

A la semana siguiente, al finalizar la jornada, la secretaria entró al consultorio con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico, '¿Se ha enterado, doctor? Hoy han encontrado muerto a 'Hermógenes Fauvert' en un banco de la Plaza del Ayuntamiento, tenía 88 años el pobre'. El médico suspiró de pena y contestó:.'Hombres como él no deberían morir nunca. Que Dios lo tenga en Paz, me hubiera gustado conocerlo.... ' 

Pero, ¡cómo!..... ¿no lo recuerda?', le dice la secretaria y mostrándole la fotografía del periódico le dice: 'Era el pobre viejecito que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y...'. El médico no la dejó terminar. Le pidió que se retirase y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio, lloró. 

Lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma. Largo tiempo estuvo en el silencio de su consultorio. Luego, mientras secaba las lágrimas de su escritorio, sacó delicadamente la imagen de Cristo que estaba debajo del cristal y, después de besarla, la guardó en un cajón mientras decía 'Perdón Señor, no soy digno de Ti, no soy digno de que Me mires. Todo lo que tengo, Te lo debo. Me enviaste a un pobre y me habló con la voz del corazón. Yo lo escuché con el oído del egoísmo.... mi vergüenza es grande.... Perdóname Señor'. 

Con el correr de los años, la 'Clínica Hermógenes Fauvert', como se denomina desde entonces, se hizo muy famosa. El médico habilitó un sector para la atención de los pacientes sin seguro médico y él personalmente practica las operaciones. 

¡Cuántas veces nos habrá pasado lo mismo a nosotros! Nos han hablado con la voz del corazón y no hemos oído.... hemos sido egoístas con nuestros hermanos.... 

Pidámosle a Dios que no nos pase como a este pobre médico.... que habiendo curado tantos corazones, no ha sabido 'escuchar al suyo...'. 

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 24 DE JULIO DEL 2014

utor: H. Óscar Ramírez | Fuente: Catholic.net
A quien tiene, se le dará más y tendrá en abundancia
Mateo 13, 10–17. Tiempo Ordinario. A Cristo hay que entenderle con el corazón y desde el verdadero amor.
 
A quien tiene, se le dará más  y tendrá en abundancia
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 10 – 17

Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?».Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure". Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron». 

Oración introductoria

Señor, concédeme la gracia de conocer los misterios del Reino que me has revelado, y puesto que me lo has dado a conocer a mí, no permitas que sea indiferente a la predilección de tu amor. Hazme ser consciente de que mi felicidad solo puede venir de la experiencia de tu amor.

Meditación del Papa Francisco

Recordemos algunos recursos prácticos, que pueden enriquecer una predicación y volverla más atractiva. Uno de los esfuerzos más necesarios es aprender a usar imágenes en la predicación, es decir, a hablar con imágenes. A veces se utilizan ejemplos para hacer más comprensible algo que se quiere explicar, pero esos ejemplos suelen apuntar sólo al entendimiento; las imágenes, en cambio, ayudan a valorar y aceptar el mensaje que se quiere transmitir. Una imagen atractiva hace que el mensaje se sienta como algo familiar, cercano, posible, conectado con la propia vida. Una imagen bien lograda puede llevar a gustar el mensaje que se quiere transmitir, despierta un deseo y motiva a la voluntad en la dirección del Evangelio. Una buena homilía, como me decía un viejo maestro, debe contener "una idea, un sentimiento, una imagen" (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 157).

Reflexión 

Es abrumador considerar que Dios nos ha escogido a nosotros, humanos, para conocer los misterios del Reino, es decir, conocer el amor de un Dios que ha llegado a hacerse hombre para alcanzarnos la redención. Pero no a todos se nos ha dado a conocer este amor: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no». Estas personas que no conocen el amor de Dios son las que «miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden», porque sus corazones se han endurecido.

Sí, hoy en el mundo hay quizás millones de personas que no quieren oír, ni ver, ni experimentar el amor de Dios en sus vidas y que, por tanto, no serán curadas. El amor de Dios es rechazado por muchos corazones, es excluido de la vida de muchas personas y es incluso ofendido por el desprecio irreverente de quienes quieren vivir al margen de los mandamientos.

Y ante este panorama conviene preguntarnos: ¿Quiénes somos nosotros para contarnos entre los que, al menos un poco, sí hemos experimentado el amor de Dios? Nosotros conocemos, escuchamos y experimentamos en nuestra vida el amor de Dios y, poco o mucho, procuramos corresponderlo. Como católicos hemos sido contados entre el número de los felices que ven y escuchan lo que muchos profetas y justos desearon ver: el amor de un Dios hecho hombre para salvarnos, para acompañarnos en nuestras alegrías, luchas y tristezas; el amor de un Dios que se ha quedado en el Sagrario hasta el final de los tiempos para ser el alimento y el consuelo de nuestra vida; el amor de un Dios que para desatarnos de los lazos del pecado se ha atado a sí mismo a una cruz.

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¿Quiénes somos nosotros para que podamos conocer los misterios del Reino de Dios? Todo es don, todo es gracia, nosotros no merecemos nada por nuestras obras, es Dios el que se ha fijado en nosotros y ha querido darnos el don de la fe y de la experiencia de su amor. No podemos quedar indiferentes ante tal predilección, debemos corresponder al amor de Dios mediante el cumplimiento incondicional de su voluntad en nuestra vida ordinaria. Si nos ha hecho sus predilectos, es para que al menos nosotros podamos corresponder y amar.

Propósito

Hacer una visita a Cristo Eucaristía para agradecerle el don de la fe y de su amor.

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, por hacerme conocedor de tus misterios, que se sintetizan en tu amor por mí. Dame la gracia de corresponder a tu amor llevándolo también a tantas personas que no lo conocen o que simplemente lo rechazan. Dame la gracia de vivir con el ardiente deseo y el firme propósito de conocerte, de amarte y de imitarte cada día más en la realidad de mi vida diaria.

«Ayudad al hombre moderno a experimentar el amor misericordioso de Dios» (Juan Pablo II). 


  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Óscar Ramírez 

    miércoles, 23 de julio de 2014

    LA ABNEGACIÓN Y LA SANTIDAD


    LA ABNEGACIÓN Y LA SANTIDAD


    Para llegar a ser santos hay que seguir a Jesús. Y ya el Señor nos ha dicho que si queremos seguirle, debemos negarnos a nosotros mismos. Por eso un aspecto que debemos tener muy en cuenta en nuestra santificación es la abnegación, es decir, trabajar por vencer nuestro egoísmo y la búsqueda de placeres y comodidades, y en cambio vivir en el servicio a Dios y a los hermanos, haciendo pequeños sacrificios y renuncias.

    Hay que tratar de entrar por la puerta estrecha, nos ha dicho Jesús, y el Reino de Dios lo alcanzarán los que se hacen violencia, es decir, los que tienen puesta la mirada en las cosas celestiales y utilizan lo material para alcanzar el Cielo y no para atarse a este mundo que pasa.

    Hoy mismo debemos comenzar con esto, puesto que no hace falta esperar grandes ocasiones para practicar la abnegación, basta con que hagamos bien las cosas ordinarias de todos los días. Porque cada día nos trae multitud de oportunidades para negarnos a nosotros mismos y cumplir nuestro deber, en lugar de hacer lo que se nos da la gana.

    Por eso es imprescindible la obediencia a Dios y a los superiores, porque como dice la Escritura: “El hombre obediente cantará victoria”, y obedeciendo a Dios en sus Mandamientos, es como nos negamos a nosotros mismos, haciendo lo que a Dios le agrada, y mortificando nuestra propia voluntad para hacer la Voluntad de Dios.

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    La Perfecta Abnegación de sí mismo 
    Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada dìa y sìgame (Lc. 9,23). 

    El desprendimiento real o afectivo de todas las cosas creadas es muy importante y absolutamente indispensable, para llegar a la PERFECCIÓN CRISTIANA.... Pero poco importaría desprenderse de los lazos de criaturas exteriores, si nuestro espíritu no lograra desembarazarse también de nuestro propio yo, que constituye el mayor de los obstáculos para volar libremente hacia Dios.
    Santo Tomás afirma que EL EGOÍSMO, o amor desordenado de sí mismo, es el origen de TODOS LOS PECADOS... Y lo razona diciendo que todo pecado procede del apetito desordenado de algún bien temporal... Pero esto no sería posible si no amáramos desordenadamente nuestro propio yo, que es para quien buscamos ese bien... De esto se desprende que el desordenado amor de sí mismo, es la causa de todo pecado... De él proceden las tres concupiscencias de que habla el apóstol San Juan (1 Jn 2,16)... L A DE LA CARNE... LA DE LOS OJOS... Y LA SOBERBIA DE LA VIDA... Que son el resumen y compendio de todos los desordenes.
    El amor desordenado de sí mismo ha construido, según San Agustín, LA CIUDAD DEL MUNDO FRENTE A LA DE DIOS... Nos ha señalado con esto, la tendencia más perniciosa del AMOR PROPIO... Precisamente por ser la raíz y fuente de todos los pecados, las manifestaciones del amor propio son variadísimas y casi infinitas... Pero ninguna resulta tan perjudicial para la propia santificación, como ese “GLORIARSE DE SÍ MISMO”, que constituye al propio YO, en centro de gravedad alrededor del cual han de girar todas las cosas... Hay almas que se buscan a sí mismas en todo, hasta en las cosas más santas... “En la oración que mantienen o prolongan cuando encuentran en ella suavidad y consuelo... Y la abandonan cuando experimentan desolación o sequedad”.

    “En la recepción de los sacramentos, en los que buscan únicamente las consolaciones sensibles”... “En la dirección espiritual, que consideran como una nota de distinción, y en la que, por supuesto, buscan siempre el director “de moda” o el que les deja vivir en paz con sus miras egoístas y caprichosas”... “En los deseos mismos de santificarse, que no los subordinan enteramente a la mayor gloria de Dios y al bien de las almas, sino que los orientan a sí mismos, como el mejor ornato de sus almas acá en la tierra y para aumento de felicidad y gloria en el cielo”... No acabaríamos nunca, si quisiéramos recoger aquí las infinitas manifestaciones DEL EGOÍSMO Y AMOR PROPIO.

    El alma que aspire a la perfecta unión de Dios, de nada ha de recelar tanto como de este AMOR PROPIO, que se infiltra sutilmente hasta en las cosas más santas... Ha de examinar el verdadero móvil de sus acciones, rectificando continuamente la intención y no poniendo como blanco y fin de todas sus actividades y esfuerzos, mas que la gloria de Dios y el perfecto cumplimiento de su divino beneplácito... Traiga continuamente a su memoria las palabras terminantes del DIVINO MAESTRO, que hacen de la perfecta abnegación de sí mismo, la condición indispensable para seguirle... 

    “SI ALGUNO QUIERE VENIR EN POS DE MÍ, NIÉGUESE A SÍ MISMO, TOME SU CRUZ DE CADA DÍA Y SÍGAME”... (Lc 9,23)

    EL ABECEDARIO DEL AMOR



    El abecedario del amor
    Autor: Luciana Brescacin


    Cuando a mí me enseñaron el abecedario, la maestra nos hacía relacionar el sonido de cada vocal o consonante con el dibujo de un objeto cuyo nombre iniciaba con el sonido de la letra que estábamos estudiando. Recordando esto, pienso que podríamos profundizar en lo que es el amor si a cada vocal o consonante le pusiéramos las características de lo que es y debiera ser el amor porque él, en sí mismo encierra su propio abecedario.

    A de aprecio. Apreciar al ser que se ama es darle su valor, es considerarlo digno de afecto y de reconocimiento. Se ama a la persona humana, rica siempre -no obstante sus defectos y limitaciones- en cualidades y potencialidades a las que el amor deberá de ayudar a desarrollarse a lo largo del tiempo. Se aprecia a la persona por lo que es,
    independientemente de lo que tiene y de su apariencia externa.

    B de búsqueda. El amor es una continua búsqueda del bien para el ser amado.
    Para ello es preciso conocerlo, descubrir su riqueza interior, encontrar
    los medios para su crecimiento y desarrollo hacia la plenitud de su ser. El amor es una aventura hacia el descubrimiento de la grandeza y trascendencia de la persona humana. 

    C de coherencia. Decir lo que se piensa y vivir lo que se dice, eso es la
    coherencia. Vivir y tratar de vivir siempre lo que se promete es ser
    coherente. La coherencia en el amor es la unión íntima de dos seres entre
    sí, el esfuerzo por realizar, a costa de cualquier dificultad, el
    compromiso de entrega asumido en el momento del encuentro y de la decisión de donarse recíprocamente. La coherencia es signo de madurez en el amor.

    D de diálogo. El amor es comunicación. Es el encuentro íntimo de dos
    personas, el diálogo constante de dos mentes, dos voluntades, dos
    corazones... dos cuerpos. A través de gestos y palabras se establece un
    dinamismo de comunicación y escucha que lleva al conocimiento recíproco, a la valoración y, de ahí, a la entrega auténtica.

    E de esperanza y entrega. Así como el amor produce esperanza, confianza en el otro y en el futuro de los dos, la falta de éste causa apatía, desinterés, desconfianza y desaliento. El entusiasmo por la vida nace de una actitud de amor sincero y de entrega a los demás. El amor es entrega porque es ponerse en manos del otro, regalándose y dedicándose a él.
    Aunque mucho cuidado, con esto no quiero decir que uno debe entregarse físicamente, cuidado con el acto sexual antes del matrimonio, esto no agrada a Dios. La entrega es el llamado más hondo y sublime de la naturaleza humana, por eso el hombre está llamado a amar, como su misión más alta y prioritaria en la vida.

    F de fiel y fecundo. Ser fiel es ser leal con el otro. El verdadero amor no
    puede dejar de ser fiel ya que es don de sí mismo al otro y, cuando se hace un regalo, no se pide -luego de algún tiempo- su devolución. Además el amor es fecundo porque produce y se reproduce, mientras que el egoísmo destruye y acaba con la dignidad del otro.

    G de generoso. La generosidad implica nobleza y sinceridad, implica darse sin medida, sin conveniencias. Quienes del amor hacen un negocio, un trato interesado, devalúan el arte de dignificar a la persona humana y pisotean una de las cualidades que elevan al amor y lo colocan por encima de cualquier otra actividad.

    H de humilde y honesto. El amor no es egoísta ni soberbio sino humilde
    servicio a la persona amada, reconociendo en ella un don digno de ser
    cuidado con lo mejor de sí mismo. Para que el amor sea auténtico, se
    necesita reconocer los propios defectos y las cualidades del otro con
    sinceridad y honestidad aunque a veces cueste aceptarlo.

    I de invitación. El amor es una invitación a crecer en todos los aspectos,
    es invitar a el otro a ser mejor, es ofrecer un camino de realización
    personal.

    J de joven. La juventud no consiste tanto en la edad corporal, cuanto en un estado de vitalidad y renovación interior, aunque esta palabra se use más por determinar una época de la vida que para otra cosa. Por eso el amor es joven por ser y tener que ser siempre nuevo. 

    L de luz. Luz en el amor significa saber iluminar y guiar la vida de la
    persona amada pero con Cristo como cabeza. Quien se acerca a un hombre o a una mujer que ama, descubre un manantial de vida para su existencia y claridad para el camino y la meta de su vida.

    Ll de llamado. En el amor existe un llamado constante a la persona amada para que sea luz, y a la vez es una llamado personal a ser luz para nuestra pareja. Y juntos un llamado para ser luz para los demás.

    M de movimiento y meta. El amor es dinámico, es actividad continua en bien del otro, es esfuerzo efectivo para edificar su personalidad, implica
    variedad en sus manifestaciones y evita la rutina en el transcurso del
    tiempo. Meta, además, porque el amor en sí es un gran objetivo por alcanzar.

    N de núcleo. El amor es el núcleo de la vida misma. Hay un dicho que dice así: "el que no ama no vive", porque el ser humano está llamado a amar y amando es como construye la vida, crece en su personalidad y a la vez ayuda a crecer al otro.

    O de optimista. El amor no puede dejar de ser optimista, aunque no deje de ser realista. El optimismo implica la esperanza y la ilusión de un futuro mejor para sí y para la persona amada. Optimismo que se fundamenta en Dios, como lo superior a todo.

    P de perseverancia. Es tener firmeza y constancia en mantener lo prometido.
    De nada sirve emprender un camino si no se llega al término del mismo. La grandeza de un hombre y de una mujer se encuentra en su capacidad de ser perseverantes en el esfuerzo de donarse sin límites a través del tiempo.

    Q de Querer. Amar es querer con la fuerza de voluntad más que con los
    sentimientos. Siempre basados en la voluntad del Dios y padre Celestial. Es la expresión más auténtica de la decisión libre y personal de buscar el
    bien del otro.

    S de sacrificio y de silencio. El amor exige el sacrificio entendido como
    ofrenda, como don, y esto implica callar el propio egoísmo, sin dejar de exigir lo que en justicia corresponde.

    T de trabajo. El amor no puede dejar de ser trabajo, acción continua,
    esfuerzo constante por lograr su culminación en cada instante, no sólo al
    final de la vida.

    U de único y de universal. El amor es único porque no es repetible, y al
    mismo tiempo es universal porque es común a todos y dirigido hacia todos. El ser humano puede y necesita amar, y cada uno ama de forma única.

    V de valiente. Para amar se necesita mucho valor, se necesita "garra" y
    valentía frente a una mentalidad adversa, que ha desvirtuado el sentido del amor y lo ha convertido en una expresión más del egoísmo.

    Z de zumo. El amor es el jugo de la vida, es lo que da sabor a la lucha y
    al esfuerzo diario, es el alimento de la propia historia. Después del
    abecedario se antoja una pregunta... 

    ¿Vale la pena vivir? ¡Sí! porque podemos amar. Y Dios es amor, el que no ama no es de Dios porque El es amor, así que a amar, pero con todo esto que acabamos de mencionar, y mucho mas que aun queda por mencionar, pero que Dios no lo define claramente en primera Corintios 13.

    ORACIÓN POR LA SALUD DE UN ENFERMO O ENFERMA



    Oración por la salud de un/a enfermo/a......

    Dios todopoderoso,
    dador de la salud
    y remedio de todos los males,
    concede tal seguridad de tu presencia en
    en este/a enfermo/a,
    que pueda tener plena confianza en ti,
    a fin de que, envuelto en tu amor
    y en tu poder,
    pueda recibir (nombre del/la enfermo/a).,
    la salud y la salvación, según tu libre
    voluntad. en medio de sus sufrimientos
    pongo en ti mi confianza.

    Padre misericordioso,
    tu que conoces hasta donde llega la buena
    voluntad del hombre,
    tu que nunca niegas el perdón a los que
    acuden a ti,
    compadécete de tu hijo/a (nombre del/la enfermo/a).,
    te pedimos que,
    ayudado por la oración de nuestra fe,
    se vea aliviado en su cuerpo y en su alma,
    obtenga el perdón de sus pecados.
    y sienta la fortaleza de tu amor.

    Señor Jesucristo,
    redentor de los hombres,
    que en tu pasión
    quisiste soportar nuestros sufrimientos
    y aguantar nuestros dolores,
    te pedimos por (nombre del/la enfermo/a),que esta enfermo/a:
    Tu, que lo/la has redimido,
    aviva en el/ella la esperanza de su salvación
    y conforta su cuerpo y su alma.
    Tu, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
    AMEN, AMEN, AMEN.

    LA CALUMNIA


    La calumnia


    Estando hablando Pedro, uno de sus seguidores le preguntó: 

    - Dime Pedro, ¿cuál es el mayor pecado? 

    Todos pensaron que contestaría, los de origen sexual, los asesinatos, el adulterio, etc. 

    El le respondió así: - Mira, mientras lo pienso, ve al mercado, cómprame un pollo y mientras regresas me lo vas pelando. 

    El hombre se quedó con la intriga, pero hizo lo que le indicó Pedro, interrogándolo nuevamente a su vuelta, ya con el pollo pelado. 

    - ¿Me dirás ahora cuál es el pecado más grande? 

    - Si, te lo voy a contestar, pero antes vuelve y recoge todas las plumas del pollo. 

    - Pero es imposible, es una locura. 

    - Bueno, ¡así es el pecado mas grande!: La Calumnia, porque son palabras arrojadas al viento, que después son imposible de recoger. El daño que causan es irreparable. 

    Y algo de cierto ha de tener esta leyenda, porque en la primera carta de Pedro, Capitulo 3, dice: Basta una llama pequeña para incendiar un bosque inmenso. La lengua también es de fuego. Es un mundo de maldad, nuestra lengua mancha a toda persona y comunica el fuego. Todos los animales salvajes han sido dominados por el hombre, pero él no ha podido dominar su lengua, ella es un látigo incansable, lleno de mortal veneno. Con ella bendecimos a Dios y con ella maldecimos a los hombres. De la misma boca salen la bendición y la maldición.

    LA ADMIRACIÓN NO INTERROGA NUNCA


    La admiración no interroga nunca
    Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB



    “La admiración no interroga nunca: con admirar comprende” (Benavente).


    Si admiraras el don de tus padres, no dirías nunca el tópico:”No me comprenden”.

    Si vieras en tus amigos sus buenas cualidades, su parte positiva y les corrigieras a tiempo sus errores o fallos, nunca dirías: “ No me comprenden”.
    Si dijeras a tu marido o esposa siempre la verdad y os admiraseis como el día de la boda, nunca diríais: “No me comprenden”.

    Si tú mismo te admiraras más a ti mismo y te positivaras, nunca le echarías la culpa de comprensión a los otros.
    Porque, si lo analizas bien, decir ese tópico es tanto como decir que el problema está en los demás y nunca en ti mismo.

    Estás tan oscuro como la noche o la sima más profunda. Ciertamente que, debido a la diferencia de edad, de cultura, de comportamientos puede surgir algún instante de incomprensión.

    Pero, ¿quién no se equivoca?
    Tú miras las cosas desde el punto de vista en que estás situado.
    Y desde este punto de vista, descuidas la admiración dela bondad y calidad de la otra persona. Mal hecho. En lugar de interrogar tanto, admira más y comprenderás mejor.

    La sabiduría popular enseña: “ Dos no riñen si uno no quiere”. Aplícate el cuento si lo necesitas.

    Dos jóvenes, él y ella, se dijeron una vez después de muchas discusiones e incomprensiones: Vayamos cada uno por su lado. Nos falta admiración mutua y así nunca seremos felices.

    ¡Vive hoy feliz!

    CRISTIANISMO... RELIGIÓN PARA VALIENTES


    Autor: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net
    Cristianismo...religión para valientes
    No nos acobardemos, no tengamos miedo, al contrario, nos hemos de sentir orgullosos de ser y profesar el ser cristianos.



    "Hace muchos, muchos años..." así empezaban los cuentos de antaño, pero esto no es un cuento sino una tremenda y dolorosa realidad, los primeros cristianos fueron perseguidos y martirizados de una y mil maneras de lo más bárbaras e inhumanas: encarcelados, torturados, decapitados y así murieron los primeros testigos de Cristo y después... una serie incontable de seres humanos, a través de los siglos han derramado su sangre sobre la faz de la Tierra por dar testimonio de su fe y por querer seguir con el mandato, que a todos nos obliga y que Cristo nos dejó: ¡Id, por el mundo y predicar el Evangelio! 

    Se escondían en catacumbas para celebrar la Santa Misa y repartir la Eucaristía, pero llenos de valor con la presencia del Espíritu Santo en sus corazones, salían a dar evidencia, cumpliendo la petición que el Maestro les dejara al partir, para reunirse ya resucitado, con su Padre. 

    Hoy, a muchos años de distancia, tanto como algo más de 20 siglos, seguimos viendo que aquello que dijo Jesús: 

    Si el mundo os odia, sabed que a mi me ha odiado antes que a vosotros. Si fueraís del mundo, el mundo amaría lo suyo ,porque yo al elegirlos os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Si a mi me han perseguido también os perseguirán a vosotros. Pero todo esto lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mi. Os he dicho esto para cuando llegue la hora, os acordeís de que yo ya os lo había dicho (Juan 15, 14-16) . 

    Y esto se hace verdad a través del tiempo y hasta nuestros días. El Santo Papa Juan Pablo II llevó a los altares a muchos mártires mexicanos y a sacerdotes, religiosas y laicos de la Guerra Civil española y del mundo entero. 

    Constante y tristemente nos llegan noticias, de cómo en algunas aldeas en lejanos países mueren asesinados por defender la religión católica... La sangre sigue y seguirá derramándose hasta el final de lo tiempos porque las palabras de Cristo se cumplen. 

    Al Papa Francisco le duele el corazón y sufre por sus hijos, a nosotros, tan lejanos de esa tierras, también. 

    Y no siempre se llega al extremo de derramamiento de sangre, porque gracias a Dios, no en todo el mundo los seres humanos son perseguidos por su fe, pero de una u otra forma, aunque se vive en naciones donde hay libertad de cultos, a veces nos duelen las burlas y los comentarios de personas que nos tildan de anticuados y "mochos" por nuestro modo de pensar y de vivir. 

    No nos acobardemos, no tengamos miedo, al contrario, nos hemos de sentir orgullosos de ser y profesar el ser cristianos. 

    Y llenos de paz y de alegría recordemos siempre las palabras de Cristo al decirnos:- Por todo aquel que se declare por mi ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quién me niegue ante los hombres, lo negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. (Mateo 10, 32. Lucas, 12, 8-9.) 

    EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 23 DE JULIO DEL 2014

    Autor: P.Clemente González | Fuente: Catholic.net
    El que tenga oidos, que oiga
    Mateo 13, 1-9. Tiempo Ordinario. ¿Quiénes pueden escuchar y entender a Cristo? Los que no tienen prejuicios, los que tienen un corazón sencillo.
     
    El que tenga oidos, que oiga
    Del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9

    Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento: otros, sesenta: otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga.

    Oración introductoria

    Gracias, Señor, por este tiempo de oración, ayúdame a ser una buena tierra para aprovechar bien esta contemplación. Incrementa mi fe para que pueda descubrirte en lo ordinario de este día. Aumenta mi esperanza para que pueda confiar en Ti siempre. Ensancha mi amor para serte fiel en los detalles más pequeños que hoy pongas en mi camino.

    Petición

    Señor, concédeme vivir unido a Ti, para dar muchos frutos para la misión.

    Meditación del Papa Francisco

    Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a reunir el valor necesario para abrir espacios nuevos a Dios.
    Aquel que hoy buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la "seguridad" doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras.
    Por mi parte, tengo una certeza dogmática: Dios está en la vida de cada uno. Y aún cuando la vida de una persona haya sido un desastre, aunque los vicios, la droga o cualquier otra cosa la tengan destruida, Dios está en su vida. Por eso, se puede y se debe buscar a Dios en toda vida humana. Aunque la vida de una persona sea terreno lleno de espinas y hierbajos, alberga siempre un espacio en que puede crecer la buena semilla. Es necesario fiarse de Dios. (S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2013).

    Reflexión

    Hay hombres que han sobresalido por sus grandes discursos. Sin duda, hombres formados y con excelentes capacidades para la oratoria. Sin embargo, el mensaje más importante, el que trajo Jesucristo de parte de Dios, su Padre, no se construyó utilizando un vocabulario y unas estructuras gramaticales prodigiosas, sino con palabras sencillas: tierra, semillas, pájaros, sol...

    Jesús utilizó las parábolas para explicar los grandes contenidos de su predicación. De esta manera no excluía a nadie, porque todos podían entenderle. ¿Todos? Bueno, sólo aquellos que tuvieran oídos para escucharle.

    ¿Quiénes pueden escuchar y entender a Cristo? Principalmente los que no tienen prejuicios, los que tienen un corazón sencillo, los que permiten que el Espíritu Santo les hable en lo más profundo del alma.

    Por unos instantes, vamos a situarnos en la escena de este evangelio. Jesús se sentó junto al lago y acudió mucha gente.

    ¿Guardamos cada día unos momentos para acudir a ese "lago" para escuchar a Dios? ¿Con qué frecuencia tomamos entre las manos las páginas la Biblia? Es allí, en esa intimidad, en la que Dios nos habla y nos desvela sus secretos. Es en la oración donde hace que las sencillas palabras impacten en nuestro corazón y nos transformen.

    Diálogo con Cristo 

    Señor, desde la eternidad has sembrado en mi corazón la vocación de ser tu discípulo y misionero. Permite que la semilla de mi fe, recibida en mi bautismo, crezca y dé abundantes frutos para el bien de los demás, principalmente aquellos más cercanos. Ayúdame a vivir con el constante deseo de trabajar por Ti y corresponderte como Tú te mereces.

    Propósito

    Pidiendo la luz del Espíritu Santo, darme un tiempo para reflexionar y descubrir ese apego que no me deja crecer en mi amor a Dios y a los demás. 

    martes, 22 de julio de 2014

    EL TAPIZ MARAVILLOSO


    EL TAPIZ MARAVILLOSO


    Un buen hombre recibió una carta de un amigo. Le comunicaba que le iba a regalar un hermoso tapiz. Era precioso, le decía, y hacía los mayores elogios del tapiz precioso que iba a recibir todo él bordado en oro, representaba primorosamente unas escenas bellísimas de cacería, los colores estaban perfectamente conseguidos. Su valor, en una palabra, era incalculable.
    A los pocos días llamaron a su puerta para entregarle el tapiz.
    Lo desembaló a toda prisa, y al verlo, no pudo menos de sentirse defraudado. Aquello no era sino un montón de hilos mal distribuidos sin formar dibujo alguno inteligible. Aquí y allá se veían nudos empalmados de cualquier manera. Por ningún sitio veía aquellas maravillosas escenas de cacería de que le había hablado. ¿No será fruto de la imaginación de mi amigo?, llegó a pensar. ¡Tantos elogios para tan poca cosa!
    De repente, y casi sin advertirlo, dio la vuelta al regalo y respiró aliviado. Desgraciadamente, lo había estado mirando del revés. Ahora sí pudo admirar los riquísimos matices de los colores, las bellas escenas representadas... En fin, le pareció que su amigo se había quedado corto en las alabanzas.
    Así nos ocurre a nosotros con el dolor. Depende de por dónde lo miremos. Mirado de un lado nos parece un sinsentido, un absurdo. Visto desde los ojos de Dios puede convertirse en una ocasión maravillosa para encontrarnos con lo mejor de nosotros mismos, con los demás y con el mismo Dios.

    LA ALEGRÍA


    LA ALEGRÍA


    Si se observa cualquier reunión humana, es muy típico detectar que siempre hay una personalidad más relevante que las demás, alrededor de la cuál se centra la atención. La atención la suele acaparar no el más sabio, ni el más inteligente,sino la personalidad que más alegría irradia. El rostro sinceramente alegre parece que produce un efecto imán en los jóvenes y en los niños. ¿Por qué?
    La alegría genuina se caracteriza por tres rasgos: proviene del interior, ilumina, y es sencilla. En el interior del ser humano es donde se enfrenta la vida y se eligen las actitudes. Una vida llena de sentido es la que contesta cada mañana a la pregunta ¿Vale la pena el día de hoy?, con un SÍ entusiasta, porque responde pensando en alguien. El sentido de la vida se descubre cuando se ve el rostro feliz de aquel a quien se ama.

    Por ello la alegría proviene del interior, de la decisión personal de donarse a alguien. Y todos los que alguna vez han hecho la prueba, tienen que aceptar que el resultado es positivo. Hay mas alegría en dar que en recibir. Hace seis años tuve la ocasión de conocer a una adolescente de 14 años a quien detectaron leucemia. En una carta que me escribía desde Estados Unidos, donde fue internada, decía: El hospital es un lugar muy bonito, todas las paredes son blancas. Todo está muy limpio y es moderno. La habitación es preciosa, llena de luz y desde la cama veo las nubes. Las enfermeras son todas buenas y amables conmigo. He tenido mucha suerte con los médicos porque me lo paso muy bien con ellos. En la planta donde estoy hay muchos niños, y a veces podemos hablar, y eso es muy entretenido. El resto del tono de la carta era semejante, pero... ¿desde cuando un hospital es un lugar muy bonito? ¿Cómo es posible que le hiciera ilusión solamente ver pasar las nubes? ¿Por qué todo el mundo era maravilloso para ella?

    Volví a leer, unos años mas tarde, aquellas líneas, cuando Alejandra, que así se llamaba, ya había fallecido, y aprendí entonces que quien era maravillosa era ella, porque aunque murió pronto, aprendí la lección fundamental de la vida: vivió hacia fuera, olvidada de sí, e irradió por donde pasó la alegría que la envolvía. La tristeza, el negativismo y el egoísmo crean ambientes oscuros. La alegría agranda el espacio e invita a aventurarse en la esperanza. La alegría  como la luz, no hace ruido, pero en su silencio transforma la realidad.

    Por último, la alegría viene siempre de la mano de la sencillez. Nada de montajes artificiales, de simular posturas para aparecer más de lo que uno es, ni de complicar las situaciones con novedades excéntricas. El espíritu alegre lo es porque se conoce tal cual es, se acepta y no se compara con los demás.

    Su felicidad no proviene del tener más o menos, sino de una decisión de querer ser, y valorarse a sí mismo por las decisiones que puede tomar, como la de amar más y amar mejor. Quien vive desde la perspectiva del amor descubre que la vida es muy sencilla.
    El anhelo por alcanzar la alegría sigue escrito en el corazón del hombre con signos indelebles, pero se nos invita a buscarla donde el corazón no la puede encontrar: en el ambiente exterior, en la acumulación de objetos materiales, en licores, en placeres de un momento.

    La alegría es posible, y está al alcance de todos, pero recordemos, la alegría genuina viene del interior, ilumina serenamente y se acompaña de la sencillez.

    SANTA MARÍA MAGDALENA, LA ENAMORADA DE DIOS


    Autor: Juan J. Ferrán, L.C. | Fuente: Catholic.net
    María Magdalena, la enamorada de Dios
    El amor de María Magdalena a Cristo fue un amor total. "Para mí la vida es Cristo"

    María Magdalena, la enamorada de Dios

    Realmente nos encontramos en el Evangelio a un personaje muy especial del que nos pareciera saberlo todo y del que casi no sabemos nada: María Magdalena. Magdalena no es un apellido, sino un toponímico. Se trata de una María de Magdala, ciudad situada al norte de Tiberíades. Sólo sabemos de ella que Cristo la libró de siete demonios (Lc 8, 2) y que acompañaba a Cristo formando parte de un grupo grande mujeres que le servían. Los momentos culminantes de su vida fueron su presencia ante la Cruz de Cristo, junto a María, y, sobre todo, el ser testigo directo y casi primero de la Resurrección del Señor. A María Magdalena se le ha querido unir con la pecadora pública que encontró a Cristo en casa de Simón el fariseo y con María de Betania. No se puede afirmar esto y tampoco lo contrario, aunque parece que María Magdalena es otra figura distintas a las anteriores. El rostro de esta mujer en el Evangelio es, sin embargo, muy especial: era una mujer enamorada de Cristo, dispuesta a todo por él, un ejemplo maravilloso de fe en el Hijo de Dios. Todo parece que comenzó cuando Jesús sacó de ella siete demonios, es decir, según el parecer de los entendidos, cuando Cristo la curó de una grave enfermedad. 


    María Magdalena es un lucero rutilante en la ciencia del amor a Dios en la persona de Jesús. ¿Qué fue lo que a aquella mujer le hechizó en la persona de Cristo? ¿Por qué aquella mujer se convirtió de repente en una seguidora ardiente y fiel de Jesús? ¿Por qué para aquella mujer, tras la muerte de Cristo, todo se había acabado? María Magdalena se encontró con Cristo, después de que él le sacara aquellos "siete demonios". Es como si dijera que encontró el "todo", después de vivir en la "nada", en el "vacío". Y allí comenzó aquella historia. 

    El amor de María Magdalena a Jesús fue un amor fiel, purificado en el sufrimiento y en el dolor. Cuando todos los apóstoles huyeron tras el prendimiento de Cristo, María Magdalena estuvo siempre a su lado, y así la encontramos de pié al lado de la Cruz. No fue un amor fácil. El amor llevó a María Magdalena a involucrarse en el fracaso de Cristo, a recibir sobre sí los insultos a Cristo, a compartir con él aquella muerte tan horrible en la cruz. Allí el amor de María Magdalena se hizo maduro, adulto, sólido. A quien Dios no le ha costado en la vida, difícilmente entenderá lo que es amarle. Amor y dolor son realidades que siempre van unidas, hasta el punto de que no pueden existir la una sin la otra. 


    El amor de María Magdalena a Cristo fue un amor total. "Para mí la vida es Cristo", repetiría después otro de los grandes enamorados de Cristo. Comprobamos este amor en aquella escena tan bella de María Magdalena junto al sepulcro vacío. Está hundida porque le han quitado al Maestro y no sabe dónde lo han puesto. La muerte de Cristo fue para María un golpe terrible. Para ella la vida sin Cristo ya no tenía sentido. Por ello, el Resucitado va enseguida a rescatarla. Se trata seguro de una de las primeras apariciones de Cristo. Era tan profundo su amor que ella no podía concebir una vida sin aquella presencia que daba sentido a todo su ser y a todas sus aspiraciones en esta vida. Tras constatar que ha resucitado se lanza a sus pies con el fin de agarrarse a ellos e impedir que el Señor vuelva a salir de su vida. 

    El amor de María Magdalena a Cristo fue un amor de entrega y servicio. Nos dice el Evangelio que María Magdalena formaba parte de aquel grupo de mujeres que seguía y servía a Cristo. El amor la había convertido a esta mujer en una servidora entregada, alegre y generosa. Servir a quien se ama no es una carga, es un honor. El amor siempre exige entrega real, porque el amor no son palabras solo, sino hechos y hechos verdaderos. Un amor no acompañado de obras es falso. Hay quienes dicen "Señor, Señor, pero después no hacen lo que se les pide". María Magdalena no sólo servía a Cristo, sino que encontraba gusto y alegría en aquel servicio. Era para ella, una mujer tal vez pecadora antes, un privilegio haber sido elegida para servir al Señor. 


    El amor de María Magdalena a Cristo constituye para nosotros una lección viva y clarividente de lo que debe ser nuestro amor a Dios, a Cristo, al Espíritu Santo, a la Trinidad. Hay que despojar el amor de contenidos vacíos y vivirlo más radicalmente. Hay que relacionar más lo que hacemos y por qué lo hacemos con el amor a Dios. No debemos olvidar que al fin y al cabo nuestro amor a Dios más que sentimientos son obras y obras reales. El lenguaje de nuestro amor a Dios está en lo que hacemos por Él. 

    En primer lugar, podemos vivir el amor a Dios en una vida intensa y profunda de oración, que abarca tanto los sacramentos como la oración misma, además de vivir en la presencia de Dios. En estos momentos además nuestra relación con Dios ha de ser íntima, cordial, cálida. Hay que procurar conectar con Dios como persona, como amigo, como confidente. Hay que gozar de las cosas de Dios; hay que sentirse tristes sin las cosas de Dios; hay que llegar a sentir necesarias las cosas de Dios. 

    En segundo lugar, tenemos que vivir el amor a Dios en la rectitud y coherencia de nuestros actos. Cada cosa que hagamos ha de ser un monumento a su amor. Toda nuestra vida desde que los levantamos hasta que nos acostamos ha de ser en su honor y gloria. No podemos separar nuestra vida diaria con sus pequeñeces y grandezas del amor a Dios. No tenemos más que ofrecerle a Dios. Ahí radica precisamente la grandeza de Dios que acoge con infinito cariño esas obras tan pequeñas. De todas formas la verdad del amor siempre está en lo pequeño, porque lo pequeño es posible, es cotidiano, es frecuente. Las cosas grandes no siempre están al alcance de todos. Además el que es fiel en lo pequeño, lo será en lo mucho. 


    Y en tercer lugar, tenemos que vivir el amor a Dios en la entrega real y veraz al prójimo por Él. "Si alguno dice: Yo amo a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no pude amar a Dios a quien no ve" (1 Jn 4,20). El amor a Dios en el prójimo es difícil, pero es muchas veces el más veraz. Hay que saber que se está amando a Dios cuando se dice NO al egoísmo, al rencor, al odio, a la calumnia, a la crítica, a la acepción de personas, al juicio temerario, al desprecio, a la indiferencia, a etiquetar a los demás; y cuando se dice SÍ a la bondad, a la generosidad, a la mansedumbre, al sacrificio, al respeto, a la amistad, a la comprensión, al buen hablar. La caridad con el prójimo va íntimamente ligada a la caridad hacia Dios. Es una expresión real del amor a Dios. 

    ORACIÓN A SANTA MARÍA MAGDALENA - JULIO 22


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