jueves, 5 de junio de 2014

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA: BENDITO SEA DIOS


BENDITO SEA DIOS

Se reza en la Adoración Eucarística 
o en la misa cuando se vea impedido de comulgar

Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de Tú pasión;

Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de Tu redención.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amen.

LA RAÍZ DEL LAUREL


LA RAÍZ DEL LAUREL

Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor voy a invertir mi savia en tener una buena raíz; así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, presumiendo de sus flores, perfumes y abundante ramaje. -"¡Laurel!", le decían, "¿para qué quieres tanta raíz? Mira, a nosotros todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!"

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los tumbara. En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas sí perdió unas cuantas hojas. Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí en tu alma.

MEDITACIÓN DIARIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 5 DE JUNIO




JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón


5.-LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos. Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.

A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.



Dios no ha dado ni cinco ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito.

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO FRENTE AL SANTÍSIMO



Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Oración al Espíritu Santo frente al Santísimo
Es el Espíritu Santo a quien tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar.


Es jueves, Señor, y estoy frente a ti... 

Voy a empezar este diálogo con una invocación al Espíritu Santo: 

"Oh, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo. Inspírame ser siempre razonable en mi pensar, acertar lo que voy a decir, cuando me convienen hablar y cuando me conviene callar, ilumíname para escribir, impúlsame para actuar, que tengo que hacer para saber perdonar procurando tu mayor gloria y bien de las alma y mi propia santificación. ¡Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortalece mi voluntad!. Amén" 

Yo se que esta oración te agrada porque cuando te llegó el momento de partir hacia el Padre, tu corazón de hombre supo de la pena, de lo que es una despedida... Dejabas a tu Madre que tanto amabas....la dejaste al cuidado y protección de Juan, pero...."la dejabas".... a tus queridos amigos, a las personas que te seguían fieles y que tanto estimabas. 

Por eso nuestra fe, nuestra religión es única y verdadera por ser revelada cuando dijiste: - "Si me amais guardareis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito (abogado y consejero) para que esté con vosotros para siempre. Espíritu de verdad a quién el mundo no puede recibir porque no lo ve ni le conoce. Pero vosotros le conoceis porque mora en vosotros y en vosotros está". Juan 14, 15-17. 

Tu, Jesús, nos enseñaste esta gran verdad... ¡y qué poco pensamos en ella ! 

El Espíritu Santo que es el Espíritu de Dios, no tiene otro deseo que el que le llamemos, ¡ven Espíritu Santo! para venir en nuestra ayuda en medio de nuestras tristezas y desolaciones... 

¡Qué poca fe, Señor, perdónanos! 

El es una fuente de gracias y de inspiraciones para llevarnos a obrar, en todos los momentos de nuestra vida con la seguridad de poder acertar en el seguimiento de la voluntad de Dios. Es la Tercera persona de la Santísima Trinidad. Es Dios de la misma sustancia divina que el Padre y el Hijo pero al mismo tiempo una Persona distinta de las otras dos, pero solo hay un Dios. 

Y ese Dios-Padre por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue engendrado y se hizo hombre y es Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo porque es el AMOR de ambos. 

Y ese AMOR y ese ESPIRITU lleno de Dios es al que tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar. En este diario vivir que siempre nos salen al paso diferentes alternativas y decisiones y muchas veces son tan importantes que dudamos ante ¿dónde estará lo correcto?. 
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Y hoy, Señor, al acercarnos a tu presencia en el Sagrario, pienso que ya estamos en el momento en que tu Iglesia y nosotros sus fieles, vamos a tener la conmemoración del GRAN DÍA DE PENTECOSTES. "La venida del Espíritu Santo" Ese Espíritu formado del amor entre el Padre y el Hijo por eso es, el Espíritu de Dios. 

Te fuiste para que se cumplieran tus palabras: "si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros, pero si ve voy, os lo enviraré". Y la promesa se cumplió. 

Para San Lucas es el nacimiento de la Iglesia por obra del Espíritu Santo. El, desciende sobre la comunidad de los discípulos, asiduos y unánimes en la oración reunida con María. "Podemos decir, por tanto, que la Iglesia comienza porque el Espíritu Santo entra en una comunidad que ora, que se mantiene unida y cuyo centro son María y los apóstoles". (Segmento de un artículo de Josept Ratzinger, Benedicto XVI). 

El Espíritu Santo tiene siete dones: 

Sabiduría: Que nos hará gustar de Dios y saborear sus cosas, aumentando nuestro amor a El. 
Entendimiento: Luz para entender, no los misterios de Dios, sino para entender y rendirnos a su Voluntad. 
Consejo: Prudencia a la hora de hablar y de escuchar y se unirá a la Sabiduría cuando se nos pida un consejo y también cuando se debe callar. 
Fortaleza: Saber y ayuda a superar miedos y dificultades. 
Ciencia: Conocer mejor las cosas de Dios y de lo hombres. 
Piedad: Intensificar la relación con Dios y con el prójimo. 
Temor de Dios: Humildad, dolor y respeto por nuestros pecados. 

En todos los momentos de nuestra vida, y en algunos muy especialmente, tenemos que pedir al Espíritu Santo, diciéndole : ¡Ven Espíritu Santo ! ya que El es, el Espíritu 

Vivamos esta gran maravilla de Dios que desea que nos acompañe el GRAN CONSOLADOR. 

Salimos y dejamos tu sacramental presencia en el Sagrario reconfortados por esta reflexión de hoy donde has puesto en nuestro corazón la fortaleza y la paz de ese tu Gran Espíritu. 

¡Gracias, Jesús ! 

RESPONDAMOS A LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO


EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 5 DE JUNIO DEL 2014

Autor: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net
Yo les he dado a conocer tu nombre
Juan, 17, 20-26. Estar siempre alegres, sean constantes en orar, den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios.
 
Yo les he dado a conocer tu nombre
Del santo Evangelio según san Juan, 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde esté yo, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y estos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas está en ellos y yo también en ellos.» 

Oración Introductoria

Jesús, enséñame a orar. Creo en ti, y te doy gracias por el don de la fe. Tú te me has dado a conocer, me has enseñado que tu Padre es también mío. No tengo palabras para agradecerte este don. Ayúdame a corresponder viviendo como verdadero hijo de nuestro Padre Dios. Concédeme la gracia de amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas.

Petición

Jesús, que me abra al amor de tu Padre, y aprenda a llamarlo: Padre nuestro.

Meditación del Papa Francisco

El empeño ecuménico responde a la oración del Señor Jesús que pide "que todos sean uno". La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara "a plenitud de catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión". Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos. Para eso hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios. Confiarse al otro es algo artesanal, la paz es artesanal. Jesús nos dijo: "¡Felices los que trabajan por la paz!". En este empeño, también entre nosotros, se cumple la antigua profecía: "De sus espadas forjarán arados" (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n 244). 

Reflexión 

Todos somos hijos del mismo Padre. No nos pudo pasar algo más genial que tener un Papá como Dios, nuestro Señor. Con cuánta confianza debemos dirigirnos a Él, constantemente y con la simplicidad de un hijito pequeño. Hay momentos en la vida en los que sólo Él puede sostenernos y llevarnos adelante. ¡Jamás dudemos del amor de un Dios, que se nos ha manifestado como Padre Bueno! En la medida en que seamos conscientes de esta paternidad de Dios, en esa medida alcanzaremos la unidad que Él desea para nosotros.

Propósito

Rezaré un Padrenuestro en familia para ponernos en sus manos, y abandonarnos a su amor de Papá Dios.

Dialogo con Cristo

Jesús, enséñame a dialogar con nuestro Padre Dios, para confiarme enteramente a su Voluntad Santísima, y alcanzar esa familiaridad de la que Tú me has hecho partícipe con tu Encarnación. Gracias por ser como eres, y perdón por mis debilidades. No permitas que jamás dude de tu amor. No permitas que jamás me separe de ti. Tú me has dado a conocer su Nombre; me enseñaste a llamarle: «Abbá» -Papá-.


Ayúdame a ser el hijo que Él espera de mí. Dios ruega porque quiere ser más Padre que Señor. (San Pedro Crisiólogo, Sermón 108)





  • Preguntas o comentarios al autor
  • José Enrique Anaya Degollado 

    miércoles, 4 de junio de 2014

    MEDITACIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 3 Y DÍA 4 DE JUNIO


    JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Una reflexión para cada día del mes de junio.


    Oración introductoria de cada día

    Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

    Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

    Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

    Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

    P. León Dehón





    Día 3. -LA CORONA DE ESPINAS

    Si observas al Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.

    Jesús valora el dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz" (Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano está para purificar, para santificar las almas.

    La cruz que Él te da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la amaron los Santos, como la amó Jesús.


    Día 4.-EL AMOR DE DIOS

    Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!. He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego encienda?

    Mírate a ti mismo.¿ Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?

    A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?

    DIOS SABE LO MEJOR PARA TI



    DIOS SABE LO MEJOR PARA TI 

    Mary era una linda niña de 3 años de edad. Vivía en algún lugar de los Estados Unidos, frente al mar. Su familia era cristiana. Ellos iban todos los domingos a la iglesia. ¡Mary era muy feliz! Amaba a su familia y admiraba los ojos azules de su padre, su madre y sus hermanos... Todos en la casa de Mary tenían ojos azules... ¡Todos... excepto Mary! El sueño de Mary era tener los ojos azules como el mar... ¡Ah! ¡Cómo deseaba eso Mary! 
    Un día, en la escuela dominical, oyó a la “señorita" decir: "DIOS RESPONDE A TODAS LAS ORACIONES“.

    Mary pasó todo el día pensando en eso... A la noche, a la hora de dormir, se arrodilló al lado de su cama y oró: "Papá del Cielo, muchas gracias porque creaste el mar que es tan hermoso! Muchas gracias por mi familia. Muchas gracias por mi vida! Me gusta mucho todas las cosas que hiciste y haces! Pero... me gustaría pedir...por favor... que cuando me despierte mañana, tenga los ojos azules como los de mamá! En el nombre de Jesús, amén.“ 
    Ella tuvo fe. La fe pura y verdadera de un niño. Y, al despertar, al día siguiente, corrió al espejo. Miró...y ¿cuál era el color de sus ojos?... ¡CONTINUABAN CASTAÑOS ! ¿Por qué Dios no escuchó a Mary ? ¿Por qué no atendió a su pedido? Eso habría fortalecido su fe. 

    Bueno...aquel día, Mary aprendió que un NO también era respuesta! La niñita agradeció a Dios del mismo modo... pero...no entendía...sólo confiaba. 

    Años después, Mary se fue como misionera a la India. Ella "compraba niños para Dios" (los niños eran vendidos por sus familias - que pasaban hambre - para ser sacrificados en el templo, y Mary los "compraba" para libertarlos de ese sacrificio). Pero, para poder entrar en los "templos" de India, sin ser reconocida como extranjera, necesitó disfrazarse como una mujer de la India: 

    Pasó café en polvo por su piel, cubrió los cabellos, se vistió como las mujeres del lugar y entraba libremente en los locales de venta de niños. Mary podía caminar tranquila en todo "mercado infantil", pues aparentaba ser una mujer hindú. 

    Un día, una amiga misionera la miró disfrazada y dijo: “Guau, Mary ! Menos mal que tienes los ojos castaños y no claros como los de tu familia. !A qué Dios más inteligente servimos... Él te dio ojos oscuros, pues sabía que eso sería esencial para la misión que te confiaría después !!!” 

    Esa amiga no sabía cuánto Mary había llorado en la infancia por no tener ojos azules... Pero Mary pudo finalmente entender el por qué de aquel NO de Dios hacía tantos años!


    Bueno... ¿Cuál es la moraleja de esta historia? ¡¡¡QUE DIOS SABE LO QUE MEJOR TE CONVIENE!!! 

    Él conoce cada lágrima que ya rodó desde tus ojos... Él sabe que, tal vez, quisieses "ojos de otro color"... Él oye, sí, TODAS las oraciones... ¡Pero Él las responde de manera sabia! No necesitas llorar si tus ojos siguen siendo castaños... o si aún no has sido complacida como te gustaría. 

    ¡¡¡DIOS SABE LO QUE MEJOR TE CONVIENE!!! 
    Ten siempre esta seguridad en tu corazón.

    TIENES QUE ALIARTE CON EL ESPÍRITU SANTO


    Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
    Tienes que aliarte con el Espíritu Santo
    ¿Tú realmente estás trabajando acompañado de esa fuerza misteriosa, santificadora y vivificadora?

    Tienes que aliarte con el Espíritu Santo

    Cuando haces tu opción por la santidad tienes que convencerte que es algo, arduo, no fácil, algo difícil y costoso. Porque hay muchas almas que consideran que con unos ejercicios espirituales, con un retiro, con una buena dirección espiritual, una visita eucarística pueden ya lograr la santidad. ¡No! La santidad es algo difícil y costoso. ¿Por qué? Porque tenemos que luchar siempre por controlar nuestros instintos y nuestras pasiones que nos llevan en muchos casos por un camino lejano del camino de la santidad. 

    Debemos convencernos íntimamente de que solos no vamos a lograr en verdad y objetivamente y sin parodias llegar a la santidad, y que por lo tanto debemos aliarnos con plena conciencia con el Espíritu Santificador. Aquél que nos envió Jesucristo después de su muerte para enseñarnos, iluminarnos, mantenernos en la verdad, dulce huésped del alma, Maestro, artífice de santidad, sin Él no hay nada en el hombre. Así pues, tú tienes que ser aliado, amigo colaborador del que tiene que ser tu inspirador y tu fuerza. Has hecho tu opción tienes que luchar duro para lograrla y tienes que aliarte con alguien todavía más fuerte que tú y que tus pasiones, para lograr esa santidad. Tienes que aliarte con el Espíritu Santificador, el que Cristo te prometió que te enviaría después de subir a los cielos y que te mandó el día de Pentecostés. Ese Espíritu que late en todo el mundo, en toda la Iglesia, que late en todos los corazones que quieren darle cabida. 

    Tenlo pues, como aliado, como amigo, como colaborador. Hazlo alguien que cuenta para todo tu quehacer diario. Para todo: estudios, trabajo, juego, apostolado, relaciones humanas, vida interior. ¡Para todo! Sin excluir nada. 

    Hazte una pregunta: ¿tú realmente estás trabajando acompañado de esa fuerza misteriosa, santificadora y vivificadora que es la alianza y la unión con el Espíritu Santo, que habita en tu corazón por la gracia, que está dentro de ti por la gracia, con la Santísima Trinidad, con el padre y con el Hijo? 

    Realmente pregúntate: ¿tú trabajas aliado a Él? ¿Lo recuerdas? ¿Cuántas veces lo sientes en tu vida, en tus oraciones, en tus recreos, en el comedor, en todo tu tiempo? ¿Cuántas veces te percatas de que cuentas y estás con el Espíritu Santo santificador trabajando por lograr aquellos actos, que parecen intrascendentes, tu santificación personal? 

    Trabaja pues y haz todo esto con una gran confianza y estrecha unión con el “socio”, con el que vas hacer la obra más importante de tu vida: la obra de tu santificación. No hay socio mejor ni amigo mejor. 

    Tú ya tiene un “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para preparar el mármol, la piedra, el material donde Él y tú van a esculpir la imagen viviente de nuestro Señor Jesucristo. Así es como tú desde la santidad y desde la amistad con el Espíritu Santo vas a lograr llegar a ser otro Cristo, un testimonio viviente del Evangelio. Así es como va a cumplirse en ti aquello de: que Cristo sea vuestra vida. 

    REZA...


    NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MIÉRCOLES 4 DE JUNIO


    Nardo del 4 de Junio:
    ¡Oh Sagrado Corazón, cuan manso y humilde sos!

    Meditación: ¡Ay! de nosotros los hombres, todos queremos ser SEÑORES, si, con mayúsculas…no queremos ser pequeños, debemos competir, ser los mejores, hinchar nuestro corazón de orgullo, llenarnos de vanidad. Ser manso…eso es de débiles, de aquellos que poco saben, que no poseen imagen. Pero a pesar de eso, sabes Señor, te lo digo al oído, con vergüenza: "Yo soy cristiano, he sido bautizado…".
    ¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de Tu Imagen, por ser yo la imagen de un dios pagano, de aquel que produce el escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Ofrezcamos una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la nuestra.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

    martes, 3 de junio de 2014

    EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 4 DE JUNIO DEL 2014

    Autor: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net
    Padre, que ellos sean uno, como nosotros
    Juan 17, 11-19. Estamos en comunión a causa de nuestra identidad más profunda: Cristo en nosotros. ¡Qué hermosa es nuestra fe!
     
    Padre, que ellos sean uno, como nosotros
    Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19

    En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mi mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad.» 

    Oración Introductoria

    Jesús, gracias por ponernos en manos de tu Padre, que también en es nuestro. Enséñanos a orar y a guardar la unidad que deseas para nosotros. Tú nos has mostrado el camino porque nos has dado tu palabra en el Evangelio. Nosotros queremos alcanzar la santidad que nos propones, y sabemos que sólo nos será posible si permanecemos unidos a ti, por la oración continua y la vivencia de la caridad auténtica.

    Petición

    Jesús, que sepamos escuchar tus palabras para conocer la verdad, y ser así luz en la oscuridad de este mundo. Ayúdanos, que sin ti, nada podemos. Guárdanos en la unidad para poder dar testimonio de ti, y lograr que el mayor número de personas llegue al cielo.

    Meditación del Papa Francisco

    El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta unos contra otros en pos del propio bienestar. En diversos países resurgen enfrentamientos y viejas divisiones que se creían en parte superadas.
    A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: "En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros". Es lo que con tantos deseos pedía Jesús al Padre: "Que sean uno en nosotros [...] para que el mundo crea". ¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos. (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 99). 

    Reflexión 

    ¡Qué hermosa es nuestra fe! Estamos llamados a guardar la unidad como cristianos -personas que hemos creído en el amor de Dios, manifestado en Jesús, su Hijo. Realmente somos uno en Jesús porque su amor nos une, a pesar de la distancia, del tiempo, de las mil diferencias. Todos hemos creído en una misma Persona que nos ha mostrado el camino de la verdad. Por Jesús conocemos el sentido de nuestra vida; quiénes somos y cómo estamos llamados a ser: personas de caridad, porque sólo en la caridad podemos guardar la unidad.

    Propósito

    Pediré a Dios, nuestro Señor, el don de la caridad, para ser un testigo auténtico de su palabra.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, gracias por haber dicho sí al Plan de tu Padre. Hazme experimentar esta misma paternidad, para que sea un testigo real de tu Palabra y aprenda a tratar con caridad a cada persona con que me encuentre en este día. Enséñame a amar con tu corazón, porque esta es la clave de la felicidad y el sentido de mi vida. Gracias por escucharme. Ayúdame para que también yo sepa escucharte en la verdad.


    Corred todos a una como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo que procede de un solo Padre. (San Agustín, Coment. sobre el Salmo 44)




  • Preguntas o comentarios al autor
  • José Enrique Anaya Degollado 

    IMÁGENES DEL ESPÍRITU SANTO




































    ¿QUÉ ES PENTECOSTÉS?


    Autor: Eduardo Cáceres Contreras | Fuente: Conferencia Episcopal de Chile 
    ¿Qué es Pentecostés?
    Una festividad cristiana que data del siglo primero y estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua


    Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley.

    En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168).


    PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu...

    La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

    Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.

    En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.

    Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.

    Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.


    Culminar con una vigilia:

    Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas.

    Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.

    Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia.

    En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta.

    Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida.

    No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo.

    Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.

    RECIBID EL ESPÍRITU SANTO



    Autor: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net
    Recibid el Espíritu Santo...
    Cuando rezo, abro la ventana de mi alma al Espíritu y Él podrá influir en mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón.

    Recibid el Espíritu Santo...
    Fruto de esta meditación: 

    Colaborar con el Espíritu Santo en nuestra santificación es escoger siempre el camino que nos enseña Jesucristo. 

    1. El don mayor de Cristo resucitado es el Espíritu Santo. Sus primeras palabras a sus apóstoles, reunidos en el cenáculo fueron: "Recibid el Espíritu Santo". Era el cumplimiento de una promesa que les había hecho en la Última Cena: iba a mandar al Espíritu Consolador. 

    El Espíritu Santo les dio un poder espiritual: el de perdonar los pecados. Aquí vemos cómo el Espíritu Santo les da la facultad de hacer lo que Cristo hacía durante su vida. Es el Espíritu Santo quien les dará el poder de predicar y de santificar como hacía Cristo. La misión de la Tercera Persona es secundar la obra de Cristo, llevar a los hombres a transformarse en Cristo. 

    2. Ser devoto del Espíritu Santo es ser un hombre "espiritual", que quiere decir dejarse guiar por Él, y no ser un hombre "carnal", que significa dejarse arrastrar por las propias pasiones. 

    ¿Hasta dónde me guía el Espíritu? El punto de llegada siempre es el mismo: Cristo. Cristo era el hombre del Espíritu porque siempre se dejaba iluminar por sus inspiraciones. 

    ¿Cómo sé que me estoy dejando "mover" por el Espíritu? Es muy fácil: cada vez que opto por el bien y rechazo el mal, estoy colaborando con Él. Donde hay un ser humano que está haciendo el bien, allí está obrando el Espíritu de Dios. 

    3. ¿Cómo aumentar el influjo del Espíritu Santo en mi vida? Cada vez que recibo un sacramento el Espíritu Santo viene a mi alma. El acercarme frecuentemente al sacramento de la reconciliación y a la Eucaristía es una manera óptima para incrementar su presencia dentro de mi. 

    Cuando una persona ora abre la ventana de su alma al Espíritu. Así Él podrá influir en mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón. Dios no rehusa su gracia a la persona que se dispone a recibirla. 

    Propósito: 

    Revisar mi vida para ver si soy un "hombre espiritual" o un "hombre carnal". 

    NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MARTES 3 DE JUNIO


    Nardo del 3 de Junio:
    ¡Oh Sagrado Corazón, refugio del Niño Dios!

    Meditación: En una Doncella latía un Pequeño que renovaría la tierra vacía, ya que en ella sembraría semillas para llenarla de Vida. Aquel pequeño Corazón era el Sol que con Su calor nos enseñaría lo que es el Amor, con Su Luz a no perdernos en la oscuridad, con Su Omnipotencia a aumentar nuestra Fe, con Su silencio el valor de hacernos pequeños y con Su Presencia la Única Senda, pues El es el Rey.

    Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

    ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

    Florecilla: Comulguemos pidiéndole al Señor tener un corazón pequeño, y que sea El nuestro único sustento.

    Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

    EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 3 DE JUNIO DEL 2014

    Autor: Gustavo Velázquez | Fuente: Catholic.net
    No podemos negar lo que hemos visto en la luz
    Juan 17, 1-11. Tiempo Ordinario. Gracias a Jesús, sabemos que Dios es nuestro Padre, a quien podemos acudir en cualquier momento.
     
    No podemos negar  lo que hemos visto en la luz

    Del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11

    Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti.

    Oración introductoria

    Jesús, muchas gracias por acordarte de mí ahora en tu hora suprema de amor. Gracias por aceptar tu encarnación, sometiéndote a las ataduras del tiempo y el espacio, para que yo pudiera conocer al Padre y vivir contigo eternamente. Soy totalmente tuyo Jesús, y quiero seguir siéndolo toda mi vida.

    Petición

    Jesús, dado que Tú has venido para darnos la vida eterna, que consiste en dar a conocer al Padre, concédeme manifestarlo a cuantos conviven conmigo para cooperar con tu obra.

    Meditación del Papa Francisco

    La escucha de la fe tiene las mismas características que el conocimiento propio del amor: es una escucha personal, que distingue la voz y reconoce la del Buen Pastor; una escucha que requiere seguimiento, como en el caso de los primeros discípulos, que "oyeron sus palabras y siguieron a Jesús".
    Por otra parte, la fe está unida también a la visión. A veces, la visión de los signos de Jesús precede a la fe, como en el caso de aquellos judíos que, tras la resurrección de Lázaro, "al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él". Otras veces, la fe lleva a una visión más profunda: "Si crees, verás la gloria de Dios". Al final, creer y ver están entrelazados: "El que cree en mí [...] cree en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado". Gracias a la unión con la escucha, el ver también forma parte del seguimiento de Jesús, y la fe se presenta como un camino de la mirada, en el que los ojos se acostumbran a ver en profundidad. (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 30).

    Reflexión 

    El conocimiento de Padre debe ser la delicia de todo creyente. Antes de Jesús, nadie había oído nada sobre su existencia amorosa. Pero gracias a Jesús, su Hijo Amado, sabemos que Dios es nuestro Padre, a quien podemos acudir en cualquier momento. Un Padre que se preocupa por nosotros, que nos sostiene, que nos alimenta, que nos llena de vida, que nos cuida, que nos protege, que nos ama.

    Semejante conocimiento del Padre es un oasis para el cristiano que camina por el mundo, porque sabe que no está solo. Es un manantial que salta hasta la vida eterna, porque ¿qué puede revitalizarnos más, y encauzar una y otra vez nuestros pasos hacia la santidad, que saber que existe un Dios Padre que es misericordioso y afectuosísimo? Si Dios sólo fuera justicia, su conocimiento sería muerte para el hombre, pero como también es amor, su conocimiento es vida eterna.

    Propósito

    Hablaré hoy con mis familiares sobre algún detalle del amor providente del Padre, narrándoles algo me haya pasado.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, gracias por traerme la vida eterna a mi casa dándome a conocer a tu Padre. Muchas cosas puedo aprender en mi vida, pero créeme que no existe una más reconfortante que ésta: saber que tengo en lo alto un Padre amoroso que se desvive por mí y que me creó al amarme. Gracias por gritarle al mundo semejante verdad, no cabe duda que sin ti nunca hubiéramos llegado a alcanzar tan gran consuelo y alegría.


    La suprema misericordia no nos abandona ni aun cuando la abandonamos. (San Gregorio Magno, Hom. 36 sobre los Evang.)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Gustavo Velázquez, L.C. 

    lunes, 2 de junio de 2014

    REFLEJO DE TUS ACCIONES


    Reflejo de tus acciones


    Conducía camino a mi casa durante una noche lluviosa; delante de mi iba otro automóvil que constatemente me deslumbraba con una luz proveniente de la parte de  atrás del automóvil.

    Me molesté pues a demás de la lluvia y el estado de la  carretera tenía que lidiar con el destello que aquel automóvil me reflejaba.

    Pensé que algún niño travieso llevaba algún artefacto luminoso e iba jugando por la carretera.

    Más adelante llegamos a un semáforo donde un poco molesto me coloqué al lado de  aquel automóvil, cuando se abrió la ventana del otro auto y el conductor me dijo:

     - "Disculpe, pero su luz izquierda está desprendida Debería repararla o puede tener algún accidente"
     Me dí cuenta entonces que el reflejo era producto de mi luz averiada

     Esto me hizo reflexionar mucho sobre lo que pensamos de los demás.

    A veces una  actitud negativa o mala de otras personas, puede no ser mas que el reflejo de  nuestras acciones en aquella persona.

    Comprendí entonces las palabras de Jesús  de tratar a los demás como quisiéramos ser tratados, y servir como si fuéramos  los últimos para así ser los primeros.

    Mantén la paz con tus amigos y compañeros, y antes de criticar o juzgar, mira tu  corazón y piensa si aquello no es el resultado de tus acciones para con aquella persona Y recuerda no juzgar pues con la misma medida serás juzgado, deja el juicio y a Dios, que ES MISERICORDIOSO, lento para enojarse y generoso para
    perdonar.

    UNA REFLEXIÓN DIARIA PARA CADA DÍA DEL MES DE JUNIO: DÍA 1 Y DÍA 2 - CORAZÓN DE JESÚS



    JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Una reflexión para cada día del mes de junio.


    Oración introductoria de cada día

    Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

    Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

    Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

    Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

    P. León Dehón





    Día 1.- EL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS

    ¡El Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama.,"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha dado aquel Corazón? Jesús mismo. Él nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus pasiones les hacen descender al fango. Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta, Margarita María, para manifestarle los tesoros de su corazón.


    Día 2.- FUENTE DE SALVACIÓN

    En cada página del evangelio, el Corazón de Jesús habla de la fe. Por la fe Jesús cura las almas, sana los cuerpos y resucita a los muertos. Cada uno de los milagros es el fruto de la fe; cada palabra suya es una incitación a la fe

    La fe es necesaria como el pan que comes, como el aire que respiras. Con la fe eres todo; sin la fe no eres nada. Con frecuencia nuestra fe es lánguida como una llama a punto de extinguirse. Cuando en los campos, en las casas, en las oficinas, en las tiendas, se mofan de tu fe ¿sientes el coraje de defenderla sin sonrojarte, sin respeto humano? Cuando las pasiones te asaltan ferozmente ¿Te acuerdas que con un acto de fe resultas invencible porque Dios combate por ti y contigo?


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