martes, 15 de abril de 2014

NUNCA PRIVES


¿POR QUÉ EL PADRE ELIGE ESTE CAMINO?

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
¿Por qué el Padre elige este camino?
Martes Santo. Padre, aparta de mí este cáliz; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú.
¿Por qué el Padre elige este camino?

Getsemaní es el momento de la obscuridad de la voluntad de Dios; momentos en los cuales el mismo Cristo pide que se le aparte el cáliz: "¡Abba, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú."

San Marcos refleja la obscuridad que se presenta dentro del alma de Cristo. Los comentaristas de la Escritura siempre han visto aquí un momento en el cual como que Cristo viene a preguntarse: Todo lo que yo voy a hacer, ¿merecerá la pena?

No hay que olvidar el tremendo realismo que supone para Cristo la encarnación, y Él no ha querido, en cierto sentido, ahorrarse ni siquiera esas obscuridades interiores de saber si verdaderamente merecería la pena todo el esfuerzo que Él iba a hacer.

Pero junto con esta obscuridad, hay también otra obscuridad en el camino de Cristo, en el alma de Cristo: ¿Por qué el Padre elige ese camino? ¿Por qué no eligió otro? La elección del camino por parte del Padre es una elección que entra dentro del misterio eterno. ¿Por qué razón la cruz, por qué tanto sufrimiento, por qué tanto dolor? Y si es tremenda la obscuridad ante el camino particularmente duro que se le muestra a Cristo, creo que hay un aspecto muy preocupante y difícil, que es el hecho de que Dios Padre busca en Él el abandono total sin condiciones.

Cristo se sabe Hijo, se sabe, por lo tanto, amado por el Padre, a pesar del dolor que puede embargar el corazón, a pesar de la sangre que pueda brotar de la herida que le produce la renuncia de sí mismo. Sabe que el Padre le exige un abandono total, sin condiciones.

"Si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Cristo es consciente de que su amor por el Padre no puede tener otra opción sino la renuncia de sí mismo. ¿Qué amor sería el que desconfiara de su fuerza sobre el odio, sobre el dolor, sobre la renuncia total? Cristo se sabe amado por toda la eternidad, desde toda la eternidad, pero eso no le ahorra ni un momento de obscuridad.

El relato evangélico es suficientemente claro respecto a esta obscuridad y soledad que nuestro Señor siente ante la voluntad del Padre. Entremos en la obscuridad en el alma de Cristo.

Cristo ha querido tocar todo el dolor humano, y por eso, también Cristo ha querido, como tantas almas humanas, pasar por la obscuridad, de manera que también el alma de Cristo asuma sobre sí la obscuridad y la redima por medio de la oblación libre, del ofrecimiento libre al Padre.

Cristo sabe que el amor no quita del alma la presencia de la soledad purificadora, que reclama un desprendimiento absoluto de todo lo que podría haberle servido de soporte; la soledad del que tiene que lanzarse a la obscuridad, al dolor, a la angustia; la soledad del que sabe que su camino entra al desfiladero de la muerte, del despojo absoluto de toda seguridad humana; la soledad del que siente en su alma el mordisco implacable de la tristeza y de la amargura. Esa soledad que nadie puede evitar al hombre cuando quiere vivir sin pactos fáciles todas las exigencias de su identidad; una profunda soledad interior que reclama una verdadera convicción, para dar hacia adelante el siguiente paso, para darlo con decisión, con energía, porque sabe que su soledad no es excusa para no entregarse al Padre.

Cristo quiere tocar la soledad de todos los hombres, de los hombres que se sienten retados por la obscuridad del alma ante la misión que se les confía. Y el alma de Cristo es consciente de que esa soledad que Él revive por su libre oblación es posible superarla a través de la oración. Y Cristo busca la oración, busca el contacto con el Padre. Cristo busca el encuentro con su Padre para fortalecerse, quizá no para superar la obscuridad. Porque no hay que olvidar que muchas veces la obscuridad no se supera sino que simplemente se soporta. Muchas veces la obscuridad no se puede quitar, no se puede arrancar del alma por mucho que se quiera.

En el alma de Cristo está presente la obscuridad que proviene del dolor interior, que proviene del peso de los pecados ajenos, y Cristo se abraza a este cáliz del Señor. Cristo quiere ser capaz de corresponder a su Padre abrazándose al cáliz que se le ofrece. Cada uno de nosotros debemos preguntarnos también por todas nuestras obscuridades. No es difícil ser fiel cuando todo es claro, cuando todo es amable. La fidelidad es difícil, más difícil todavía, cuando se realiza en la obscuridad, cuando sólo sabes que tienes que ser fiel, cuando sólo te queda la convicción de que tienes que seguir adelante. Y así es la fidelidad de Cristo en Getsemaní. "Si es posible que pase, pero no lo que yo quiera sino lo que quieras tú". Como dirá la carta a los Hebreos: "Aprendió con gritos y con lágrimas la obediencia, y así se constituyó en causa de salvación para todos los que le obedecen." 

¿Qué hago yo con mis noches en la obscuridad cuando no entiendo qué quieren de mí? ¿Qué hago cuando soy tomado por Dios en caminos que yo no habría escogido para mí, cuando la misión es difícil, cuando el reclamo de la misión supone dar más todavía, cuando yo pensaba que ya estaba en el borde y más no se podía dar?

No tenemos que olvidar que la firmeza interior está en el homenaje de la libertad, en la ofrenda de mi libertad que se vuelve a ofrecer a Dios en medio de la obscuridad. Esa es la fidelidad interior, esa es la firmeza de mi alma. Cristo me da el ejemplo, y Cristo es fiel a sí mismo, fiel a su identidad, fiel a su Padre y fiel a mí, aunque lo único que ve es la obscuridad de una muerte ignominiosa. Fiel, aunque sabe que lo único que lo espera es la noche, el tiempo de las tinieblas, la hora en que el poder, la fuerza, es misteriosamente entregada a los enemigos del Dios fiel que nunca abandona a sus hijos. Cristo es fiel para mí, aunque yo no vea nada, aunque no entienda, aunque a mis ojos el panorama sea sólo la obscuridad, porque la fidelidad en la obscuridad es otro nombre del amor.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Cipriano Sánchez LC 

    IMÁGENES Y MEDITACIÓN DE MARTES SANTO








    EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 15 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net
    Anuncio de la traición
    Juan 13, 21-33.36-38. Martes Santo. En nuestras manos está ser un discípulo fiel y generoso o ser otro Judas.
     
    Anuncio de la traición
    Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38

    Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará». Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando». El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?» Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche. Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto». «Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros. Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces».

    Oración introductoria

    Señor, ¿estoy realmente dispuesto a dar todo por Ti? Que ingenuo soy al pensar que podría renunciar a todo por tu amor sino logro serte fiel en el día a día. Permite que esta oración me lleve a crecer en el amor, en lo ordinario del día de hoy, para que así confíe auténticamente en tu gracia y pueda entregarte todo.

    Petición

    Dame la sabiduría para entender, Señor, que la fidelidad no es otra cosa que la obediencia pronta a tus inspiraciones.

    Meditación del Papa Francisco

    He ahí quiénes son los corruptos. Y esto es un peligro también para nosotros: convertirnos en corruptos. Los corruptos están en las comunidades cristianas y hacen mucho mal. Jesús habla a los doctores de la Ley, a los fariseos, que eran corruptos; les dice que son sepulcros blanqueados.
    En las comunidades cristianas los corruptos son así. Se dice: Ah, es buen cristiano, pertenece a tal cofradía; bueno, es uno de nosotros. Pero nada: existen para ellos mismos. Judas empezó siendo pecador avaro y acabó en la corrupción. La senda de la autonomía es un camino peligroso. Los corruptos son grandes desmemoriados, olvidaron este amor con el que el Señor hizo la viña y los hizo a ellos. Cortaron la relación con este amor y se convirtieron en adoradores de sí mismos. ¡Cuánto mal hacen los corruptos en las comunidades cristianas! El Señor nos libre de deslizarnos por el camino de la corrupción... (Cf. S.S. Francisco, 3 de junio de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    Cristo se turba. Y no era para menos. La situación era desconcertante. Había amado excepcionalmente a Judas, le permitió ver milagros, le reveló los secretos del cielo y le ofrecía el camino hacia el mismo, pero...

    Cristo se duele y se apena por el resultado de esa inversión de amor. Su gran corazón le llevó a darlo todo. Desde un inicio Él sabía que el material de Judas era difícil, poco prometedor, pero no por eso le despreció. Al contrario, le amó con más intensidad y muestra de ello es que, según las referencias de los evangelios, nadie fuera de aquél discípulo infiel besó con tanta confianza al maestro. Sin embargo, el corazón duro de aquel hombre no se abrió a su amor y por ello se duele.

    ¿Seguirá turbándose Cristo? Cristo es el mismo siempre. Sigue con ese corazón sin límites. Quiere lograr de nosotros un santo. Él nos conoce. Tiene en cuenta nuestras cualidades y defectos. Sabe que son muchos nuestro fallos para la obra que pretende lograr. Pero no nos preocupemos. Él dará, amará y perdonará todo lo que sea necesario. Lo que debemos hacer es abrir nuestro corazón y ser buen administrador de ese amor que tiene tantas esperanzas en nosotros. En nuestras manos está ser un discípulo fiel y generoso o ser otro Judas, traidor del plan y del amor del Dios.

    Propósito

    Ante las preocupaciones y los problemas del día, decir: Jesús en ti confío.

    Diálogo con Cristo

    Gracias, Padre mío, por recordarme lo frágil que puede ser mi voluntad. Quiero ser tu amigo fiel que nunca llegue a desconfiar de tu misericordia. Permite que mi servicio a los demás sea humilde y generoso, que no haya nunca un interés egoísta o fines utilitaristas en mis relaciones con los demás. 

    PRIMERAS ESTAMPAS DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII CON LA AUREOLA


    Vaticano: primeras estampas
     de Juan Pablo II y Juan XXIII con la aureola.

    Puestas a disposición en la Sala de Prensa de la Santa Sede, con una oración compuesta por el card. Angelo Comastri


    En la inminencia de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, en la Sala de Prensa de la Santa Sede fueron puestas a disposición del público dos estampitas, de ambos pontífices, con la aureola de santos. La aureola está permitida solamente a quienes son canonizados y en la inminencia de la ceremonia del 27 de abril, las imprentas ya están imprimiendo.


    Ambas tienen una oración. La de Juan XXIII dice: “Tu persona simple y tranquila perfumaba de Dios y encendía en el corazón el deseo de la bondad”... Y concluye: “Reza por nosotros para que no nos limitemos a llorar la oscuridad sino que encendamos la luz, llevando a todas partes Cristo y rezando siempre a María. Amén

    La de Juan Pablo II inicia: “Oh san Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición y bendice a la Iglesia, que tu has servido y guiado, empujándola con coraje en las vías del mundo para llevar a Jesús a todos, y todos a Jesús...”

    Y concluye “Oh san Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos al lado de María, enciende en todos nosotros la bendición de Dios. Amén”.

    Las estampas tienen al pié la indicación: “Card. Angelo Comastri, Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano.



    Ciudad del Vaticano, 15 de abril de 2014 (Zenit.org) H. Sergio Mora 

    lunes, 14 de abril de 2014

    IMÁGENES DE SEMANA SANTA









    REFLEXIÓN Y IMÁGENES DEL LUNES SANTO





    ¿POR QUÉ NOS SANTIGUAMOS?

    Autor: Padre Oscar Pezzarini | Fuente: www.feliceslosninos.org
    ¿Por qué nos santiguamos?
    Realizar el gesto de la señal de la cruz no es suficiente si no va acompañado de otros gestos que tiene que ver con nuestra condición de creyentes
     
    ¿Por qué nos santiguamos?
    ¿Por qué nos santiguamos?
    Es común ver a mucha gente realizar lo que llamamos "santiguarse", es decir hacer la señal de la cruz, que es la señal del cristiano, es decir de aquel que cree en Jesús y en lo que Él nos ha revelado.

    Esta señal la hacemos cada vez que comenzamos una Oración, quizás al comienzo y al final del día, pero también vemos que muchos la realizan ante determinados momentos importantes que están por vivir, o antes de comenzar alguna actividad. Ahora, pregunto: ¿Saben realmente lo que están haciendo, saben lo que significa?

    El realizar esta acción no es otra cosa que invocar a Dios en su realidad, tal como nos la ha revelado Jesús y que además constituye el gran "misterio de nuestra fe" y lo que nos identifica.

    ¿Al realizar la señal de la cruz, sabemos y somos conscientes de que con este signo de la cruz sobre nuestro cuerpo, manifestamos nuestra fe en la obra redentora de Jesús?

    ¿Al realizar la señal de la cruz, sabemos que este acto de fe en la Santísima Trinidad nos compromete no sólo a creer en ella, sino a tratar de vivir de acuerdo con su voluntad?

    ¿Todos los que realizamos la señal de la cruz sobre nuestra persona, estamos de acuerdo en el compromiso que significa el creer en Dios y en su realidad más íntima y profunda, y que por lo tanto eso nos compromete de una manera especial en nuestra vida?

    La señal de la cruz es la señal del cristiano, por lo tanto, al hacerla estamos identificándonos con Cristo, con su vida, sus palabras y sus enseñanzas, y debemos tratar de vivir de acuerdo con ello. ¿Somos conscientes de eso?

    Me pregunto si muchas veces quienes nos proclamamos cristianos no estamos realizando gestos (como el de la señal de la cruz) por una simple costumbre, a veces con una gran mezcla de "superstición", quizás creyendo que la "protección" del Señor es casi como algo "mágico" que nos vendrá sólo por un simple gesto que podamos realizar, y nos olvidamos que nuestro seguimiento de Jesús implica un compromiso de toda nuestra vida y que por lo tanto nuestros actos deben reflejar esa fe que tenemos siguiendo el camino que Él nos ha señalado.

    El realizar el gesto de la señal de la cruz, sin dudas que no es suficiente si no va acompañado de otros gestos que tiene que ver con nuestra condición de creyentes. Gestos de acercamiento al que sufre, gestos de amor con quien está necesitado, gestos que signifique respeto a la vida de los demás, ya que Jesús nos enseñó que para ser sus discípulos y que así los demás puedan identificarnos como seguidores suyos, debemos "amarnos los unos a los otros", y no quedarnos "simplemente tranquilos" porque realizamos determinados gestos, pero que sin el compromiso con los demás, quedarán vacíos.

    EL SOL Y EL VIENTO



    EL SOL Y EL VIENTO


    El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. 
    La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. 
    Viendo que por el camino avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él. 
    -Vas a ver - dijo el viento - como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras. 
    Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuanto más esfuerzos hacían, el hombre más oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando. 
    El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa. 
    Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro. 
    -Ya ves - le dijo el Sol al Viento - como con la bondad se consigue más que con la violencia.

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    Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones. 
    Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr nuestros objetivos. Pero no nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Siempre una sonrisa puede lograr mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para comprobarlo. ¿Preferimos una sonrisa o un insulto?... ¿Preferimos una caricia  o una bofetada?... ¿Preferimos una palabra tierna o una sonrisa irónica?... Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros... Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor... Que el mundo será mejor... Que la vida será mejor...


      Reflexión: Graciela Heger A.

    LA SEMANA SANTA EN IMÁGENES PARA NIÑOS Y PARA COLOREAR



    RESERVA TIEMPO


    RESERVA TIEMPO

    Reserva tiempo para REÍR,  es ésta la música del alma.
    Reserva tiempo para LEER, es ésta la base de la sabiduría.
    Reserva tiempo para PENSAR, es ésta la fuente del poder.
    Reserva tiempo para TRABAJAR, es éste el precio del éxito.
    Reserva tiempo para DIVERTIRTE, es éste el secreto de la juventud eterna.
    Reserva tiempo para SER AMIGO, es éste el camino de la felicidad.
    Reserva tiempo para SOÑAR, es éste el medio de encontrar tus objetivos.
    Reserva tiempo para AMAR Y SER AMADO, es éste el privilegio de los hijos de Dios.
    Reserva tiempo para SER ÚTIL A LOS OTROS, esta vida es demasiado corta para que seamos egoístas.
    Nosotros no perdemos tiempo en la vida; lo que se pierde es la vida, al perder el tiempo. 

    LA BENDICIÓN DE JESÚS


    EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 14 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: P. Juan Jesús Riveros | Fuente: Catholic.net
    La unción en Betania
    Juan 12, 1-11. Lunes Santo. Aunque yo cayera, Su amor no disminuiría, incluso me amaría más.
     
    La unción en Betania
    Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11


    Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis». Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

    Oración introductoria

    Dame, Señor, la sabiduría y fuerza de voluntad para saber dedicar el mejor tiempo de este día a la oración. Sé que vendrás a mi encuentro para transformarme. ¡Gracias por tu bondad y misericordia!

    Petición

    Señor, que no me ciegue como Judas. Tú eres lo mejor de mi vida, dame un corazón abierto a tu gracia y un alma generosa que sepa corresponder a tu infinito amor.

    Meditación del Papa Francisco

    Si de verdad queremos seguir a Jesús, debemos vivir la vida como un don para dar a los demás, no como un tesoro que se debe preservar. Jesús nos dice hoy una palabra dura: "Nadie tiene un amor más fuerte que el que da su vida". Pero la liturgia de hoy, añadió, también nos muestra a otra persona: Judas, que tenía en sí la actitud opuesta. Y esto porque Judas nunca se dio cuenta de lo que es un don. Pensamos en aquel momento de la Magdalena, que lava los pies de Jesús con el nardo, tan caro: es un momento religioso, un momento de gratitud, un momento de amor. Y él se aísla y hace una dura crítica: "¡Pero esto podría ser utilizado para los pobres!". Esta es la primera referencia que he encontrado, en el evangelio, de la pobreza como ideología. El ideólogo no sabe qué es el amor, porque no sabe entregarse. Judas estaba aislado, en su soledad y esta actitud de egoísmo ha crecido hasta la traición de Jesús... (Cf. S.S. Francisco, 14 de mayo de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    Jesús se encuentra con sus amigos. Yo soy su amigo. Sale a mi encuentro.
    Es Él quien va a Betania y quien viene a tocar a mi puerta. Desea sentarse a mi mesa, partir el pan conmigo, hablar conmigo.

    Toca a la puerta de mi corazón para iluminarlo y consolarlo: "Sólo Él tiene palabras de vida eterna" No sólo está a mi lado: me lleva en sus brazos para que las asperezas, las piedras y el barro no me salpiquen y no me hagan tropezar y caer, si yo quiero.

    Y, aunque cayera, su amor no disminuiría, incluso me amaría más. Limpiaría mis heridas y manchas del camino. Él sería una María de Betania para con nosotros, nos perfumaría los pies y la cabeza. ¿No deberíamos nosotros hacer lo mismo?

    Ponernos a sus pies y llorar. Llorar por la tristeza de ofenderle y llorar por la alegría de su perdón. Las lágrimas son la mejor oración que podemos elevar a Dios. Y, también, perfumar sus pies; que el perfume de nuestras buenas obras y el ungüento de nuestro perdón sean dignos de un Dios tan misericordioso. Como Él perdona, así perdonar a quienes nos ofenden.

    No nos fijemos en el "derroche" de este caro perfume. Es un perfume que nunca se acaba si es a Cristo a quien lo ofrecemos. Obrando así prepararemos la sepultura del Señor, su resurrección y su permanencia entre nosotros.

    Propósito

    Si hoy tengo un pensamiento negativo sobre una persona, orar y buscar una cualidad de ella para alabarle.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, esta Semana Santa es una excelente oportunidad para dedicar más tiempo a fijarme en los demás, como ha propuesto el Papa. Dame tu luz para emprender una labor de fermento en mi propia familia, en mi propio ambiente, para vivir un cristianismo más dinámico, más apasionado, que no mida el esfuerzo o sacrificio. Dame la generosidad de María, que supo escoger siempre la mejor parte. 

    domingo, 13 de abril de 2014

    JUAN PABLO II SERÁ PATRONO DE LAS JMJ



    El Papa en el ángelus: 
    ' Juan Pablo II será patrono de las JMJ'

    Delante de una plaza de San Pedro con unos 70 mil fieles, el papa Francisco al concluir hoy la ceremonia del Domingo de Ramos rezó el ángelus.


    “Al concluir esta celebración dirijo un saludo especial a los 250 delegados --obispos, sacerdotes, religiosos y laicos-- que han participado a las Jornadas Mundiales de la Juventud organizadas por el Pontificio Consejo para los Laicos. Inicia así el camino de preparación al próximo encuentro mundial que se realizará en julio de 2016 en Cracovia y que tendrá por tema «Beatos los misericordiosos porque encontrarán misericordia»” dijo.

    Y el Papa adelantó lo que iba a suceder en breve: “De aquí a poco jóvenes brasileños entregarán a jóvenes polacos, la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud. La entrega de la cruz a los jóvenes fue realizada hace treinta años por el beato Juan Pablo II: él les pidió que la lleven por todo el mundo como signo del amor de Cristo por la humanidad”.

    Y prosiguió: “El próximo 27 de abril tendremos todos la alegría de celebrar la canonización de este Papa, junto con Juan XXIII. Juan Pablo II que fue el iniciador de las Jornadas Mundiales de la Juventud se volverá su gran patrono, y en la comunión de los santos seguirá siendo para los jóvenes del mundo un padre y un amigo”.

    “Pidamos al Señor --rezó el Santo Padre-- que la cruz, junto a la imagen de María Salus Populi Romani sea un signo de esperanza para todos, revelando al mundo el amor invencible de Cristo".

    A este punto un grupo de jóvenes brasileños le entregó la cruz de dimensión grande a sus pares polacos.

    “Saludo a todos los romanos y a los peregrinos” prosiguió el papa Francisco y añadió: “Saludo en particular a las delegaciones de Río de Janeiro y de Cracovia, guiadas por sus arzobispos: el cardenal Orani Joao Tempesta y Stanislaw Dziwisz. En este contexto tengo la alegría de anunciar que si Dios quiere, el próximo15 de agosto en Daejeon, en la República de Corea, encontraré a los jóvenes asiáticos en su su gran concentración continental”.

    Y concluyó sus palabras indicando: “Y ahora nos dirigimos a la Virgen Madre para que nos ayude a seguir siempre a Jesús, con fe y con amor”.

    DIOS ES AMOR



    Dios es Amor

    Los momentos que pasas con Dios en oración ofrecen una bendición edificante, 
    pues te dan la oportunidad de descansar 
    mental y corporalmente, renovar tu espíritu y sentir cómo el amor de Dios lo rodea todo.

    Al tomar un momento ahora para orar, 
    recuerda que Dios es amor y que estás unido a este amor ahora y para siempre. 
    Ora ahora con mente y corazón en armonía con Dios:

    Dios, aquieto mis pensamientos 
    y mi alma recibe Tu abrazo divino. 
    Tu amor incondicional me satisface.

    Tú, Dios, eres mi paz, 
    y al acudir a Ti en este momento sagrado de oración, mi corazón recibe paz. 
    Centro mis pensamientos sólo en Ti 
    y permito que mi mente se tranquilice... 
    que mi cuerpo se relaje...

    Querido Dios, 
    Tu presencia me llena y Tu amor me rodea. 
    Te entrego mi vida con fe 
    en Tu amorosa presencia en mí.
    Descanso en la conciencia tranquila de Tu amor, confiando en que todo está bien... Viviendo en la luz del amor de Dios, 
    descubro nuevos discernimientos.

    Tú, Dios, 
    eres una fuente ilimitada de amor en mí. 
    Mantengo esta verdad en mi corazón 
    al acudir a Ti por guía. 
    Vivo en la luz de Tu sabiduría amorosa, 
    querido Dios, y sé que Tu luz 
    me guía en el camino correcto. 
    Al escoger el sendero que es bueno para mí, tengo la seguridad de que mi sendero es claro.

    Estoy receptivo en mente y corazón 
    a Tu sabiduría, Tu perspectiva, 
    Tu luz interminable. 
    Consciente de que Tú me revelas 
    lo que necesito saber 
    en momentos tranquilos de oración,
    me calmo y Te entrego amorosamente 
    cualquier preocupación.

    Siento paz y calma, 
    soy un canal abierto de Tu sabiduría guiadora y poder interminable.

    Descanso ahora consciente de Tu amor y guía,
    hago una pausa para orar tranquilamente...

    La sanadora presencia de Dios 
    vierte vitalidad en cada célula de mi cuerpo.

    Dios, yo sé que Tu amor obra en toda creación 
    e infunde vida y energía. 
    Como Tu creación divina, 
    siento vida nueva por medio de Tu presencia 
    revitalizadora y sanadora.

    Respiro profundamente 
    y dirijo mis pensamientos a Ti. 
    Rodeado de Tu amor, tengo confianza 
    en que sentiré y disfrutaré de la salud 
    y la perfección que son mías.

    En este momento valioso de oración, 
    me calmo y me vuelvo más consciente 
    de Tu presencia sanadora que manifiesta mayor energía y fortaleza.
    Sé, en el fondo de mi alma, que me amas y me cuidas, Dios,  y que la curación se está llevando a cabo. 
    Tu presencia amorosa sana y transforma 
    cada parte de mi cuerpo templo, 
    cada átomo, célula y órgano.

    Al descansar consciente de Tu amorosa presencia, querido Dios, 
    doy gracias por la actividad sanadora 
    que se lleva a cabo en mí ahora...

    Abro mi corazón a Dios 
    y a una abundancia de experiencias que me prosperan.

    Al centrar mis pensamientos en prosperidad, tengo confianza en que Tu amor todo proveedor está conmigo, querido Dios.
    Tú provees de muchas maneras y bendices mi vida con bien.

    Consciente de Tu amor, Dios, dejo ir cualquier preocupacióny Te entrego los buenos deseos de mi corazón.
    Siento la seguridad de que me encuentro 
    bajo Tu cuidado constante. 
    Siento paz... tranquilidad... y confianza.

    Mientras respiro profundamente,
    estoy consciente de Tu gloria en la abundancia que me rodea. 
    La belleza de mi mundo, la gloria de Tu bondad me recuerda que como Tu hijo amado, soy heredero de provisión interminable. 
    Gracias, Dios, por rodearme de Tu amor.

    Confiando en Tu amor próspero, 
    hago una pausa ahora en tranquila oración...

    Éste ha sido un momento sagrado de oración, un momento valioso de descanso y renovación.
    Antes de regresar a las actividades del día, 
    respira profundamente una vez más y afirma: 
    Dios es amor...

    Puede alentarte saber que el amor de Dios está contigo en cada experiencia de tu vida.En armonía con este amor, 
    ora la "Oración de Protección":

    La luz de Dios me rodea;
    el amor de Dios me envuelve;
    el poder de Dios me protege;
    la presencia de Dios vela por mi.
    ¡Dondequiera que estoy, está Dios!

    LA CRUZ


    !BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!


    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
    El Domingo de Ramos abre la puerta a la semana de los días más amargos, más crueles para el Dios que se hizo hombre por amor.




    Domingo de Ramos, la Iglesia Católica y sus fieles, conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén. Marcos en su Evangelio, nos describe como fue esa entrada: "Llegó Jesús en un borriquillo mientras muchos extendían sus mantos en el camino y otros lo tapizaban con ramos cortados en el campo y gritaban vivas, ¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor!. 

    Parece que todo nos anima a que sea un domingo de fiesta, los ramos, las palmas, los gritos de júbilo...y sin embargo la tradición nos sorprende en la santa misa de este día, relatándonos la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. 

    ¡Qué cercano estaba el día en que sería entregado a los sumos sacerdotes, a los grandes personajes y autoridades, Anás, Caifás, Pilato, Herodes y luego al mismo pueblo que ahora lo vitorea y más tarde pedirá su crucifixión. 

    Repasamos toda esta historia (que siempre es la misma, dirán algunos) pero que siempre es diferente según la medite nuestro corazón. 

    El Domingo de Ramos abre la puerta a la semana de los días más amargos, más crueles para el Dios que se hizo hombre por amor, por amor a rodos los hombres y en ese "todos" estaba yo. 

    La agonía en el Getsemaní, una oración al Padre con temblores de miedo, sus palabras "una tristeza en el alma hasta la muerte" y bajo el resplandor de la luna llena de Pascua, allá en el Huerto de los Olivos, nuestro Salvador postrado en tierra, se cubre de sudor y se llena de amarga soledad. Necesita la compañía de sus amigos, "velad conmigo" pero ellos se durmieron. 

    Y después el beso que traiciona, la flagelación, las espinas, la cruz, los clavos en pies y manos, la lanza que penetra en su costado, la muerte. "Al que no conoció el pecado, Dios lo trató por nosotros, como el propio pecado, para que, por medio de él, nosotros sintamos la fuerza salvadora de Dios" (Cor 5:21). 

    "El fue triturado por nuestros crímenes, sobre él descargó el castigo que nos sana" (Is 53:5). 

    Cristo se acerca al Padre en esa hora de redención, los pecados de la humanidad están sobre Cristo misteriosamente. El pecado es el rechazo a Dios. Cristo está entre los hombres de todos los tiempos y ese amor es rechazado, pisado. 

    Hay que meditar sobre esto: 

    Yo soy la causa pero también el destinatario de la redención, soy el fin de la obra redentora de Cristo. 

    Entremos pues, con la fe y la alegría del Domingo de Ramos, alabando a Jesús desde nuestros corazones, con la confianza y amor que es nuestro Señor, y preparándonos con la lectura de la Pasión, escuchando la Palabra de Dios (el mismo Dios que nos habla) para acompañar a Cristo en la Pasión, 

    Y desde la cruz con nuestra Madre para todos los seres humanos. María que al pie de la cruz nos recibe como hijos que aunque algunas veces perdamos el rumbo, será nuestro faro de luz que nos conducirá amorosamente hasta su Hijo Jesús 

    COMENZAMOS LA SEMANA SANTA: DOMINGO DE RAMOS


    EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 13 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
    Sus llagas nos han curado
    Mateo 26, 14-27. 66. Domingo de Ramos. Aprendamos a abrazar la cruz, amando y siguiendo las huellas de nuestro Cristo Crucificado.
     
    Sus llagas nos han curado
    Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-27, 66


    Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,
    y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré? Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle. El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» El les dijo: Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos." Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.» Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? El respondió: El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido! Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: ¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: Sí, tú lo has dicho.» Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomad, comed, éste es mi cuerpo. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: Bebed de ella todos.


    Oración preparatoria 

    Jesús, te proclamó como Señor de mi vida. No permitas que la tentación, mi mediocridad o mi tibieza, me lleven a traicionar el gran amor que me tienes. Te ofrezco en esta oración mi fidelidad.

    Petición 

    Jesucristo, dame la gracia de no quedarme dormido o ser indiferente, quiero acompañarte en tu pasión.

    Meditación del Papa Francisco

    Porque Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios. Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar. Mi abuela nos decía a los niños: El sudario no tiene bolsillos. Amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación. Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Este es el bien que Jesús nos hace a todos en el trono de la cruz. La cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito eso que ha hecho él aquel día de su muerte. (S.S. Francisco, 24 de marzo de 2013). 

    Reflexión

    Hoy es Domingo de Ramos porque celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Pero entra como un rey humilde, pacífico y manso.

    No entra con tanques ni con metralletas para conquistar la ciudad. Tampoco entra en un caballo blanco al sonido de las trompetas, como lo hacían antaño los emperadores o los generales romanos después de vencer a los enemigos. No. Jesús entra montado en un burrito, signo de humildad y de mansedumbre.

    Es aclamado por gente buena y sencilla, y una gran cantidad de sus discípulos son mujeres y niños. Lo proclaman rey no con el estruendo de las armas, sino con los gritos de júbilo. Y no agitan bayonetas o pancartas, sino ramos de olivo y de laurel, signos de la paz. ¡Éste es Jesús, nuestro Rey, el Rey de la paz y del amor verdadero, el que entra hoy triunfante a Jerusalén!

    Pero también hoy es Domingo de "Pasión" porque iniciamos esta semana de dolor, que culminará en la Cruz. Por eso en el Evangelio de la Misa de este día se proclama toda la pasión del Señor. Sólo ocurre esto dos días en todo el año: hoy y el Viernes Santo. Pero la muerte de Cristo en el Calvario no es una derrota, sino el triunfo más rotundo y definitivo de Nuestro Señor sobre los poderes del mal, del pecado y de Satanás.

    Estos días santos son, pues, para acompañar a Cristo en los sufrimientos de su Pasión y en su camino al Calvario: para unirnos a Él a través de la oración, los sacramentos, la caridad, el apostolado y las obras buenas. ¡Tántas cosas podemos hacer en favor de los demás!, pero tal vez nos falta imaginación o inventiva. O pensar más en los demás y menos en nosotros mismos.

    Sería interesante recordar ahora, paso a paso, los diversos momentos de la Pasión de Cristo. Pero eso lo tiene que hacer cada uno en particular. Y no sólo como quien recuerda una historia pasada, sino viviéndolo en primera persona. Tú y yo somos protagonistas de esta historia, pues Cristo sufrió por nosotros, para darnos la salvación, la vida eterna.

    Una de los momentos que más impactan es la flagelación. Realista y cruel por parte de los soldados.
    Pero nos hace comprender y sentir la inocencia de Jesús, su humildad y su mansedumbre infinita, su heroísmo ante el sufrimiento y su voluntad de oblación a Dios por nosotros: "Padre, mi corazón está pronto". Y enseguida la tortura: los latigazos que se hacen interminables y el brutal ensañamiento de los verdugos romanos, sádicos y ávidos de sangre, que destrozan sin piedad el cuerpo de Jesús y el corazón de su Madre santísima: "¿Cómo, dónde, hasta cuándo decidirás poner fin a tanta tortura, Hijo mío?" –balbucea María al contemplar a su Jesús flagelado-. Las lágrimas y el tremendo dolor de aquella Madre taladran el propio corazón. Es dura. Y nuestro adorable Jesús sufre hasta el paroxismo por amor a cada uno de nosotros. Es la Sangre preciosa del Cordero inmaculado, derramada por amor, para redimirnos del pecado. ¡Es una escena impresionante!

    El camino hacia el Calvario está lleno de imágenes profundamente conmovedoras: el encuentro de Jesús con María, el quebranto y la compasión amorosa de aquella Madre bendita traspasan de nuevo el corazón y conmueven muy hondamente. El gesto dulce y compasivo de la Verónica que enjuga el santísimo rostro de nuestro Señor. El humanísimo comportamiento del Cireneo, sobre todo la transformación interior de su alma al contacto con el Cristo sufriente. Renuente al principio, al ir compartiendo la cruz de Jesús se va compadeciendo y compenetrando con aquel condenado a muerte.

    Las últimas palabras de Jesús en la cruz son de una elevación singular: la súplica de perdón para sus enemigos, la promesa del paraíso al buen ladrón, la sed, la entrega de su Madre a Juan, el misterioso abandono paterno, el informe de su misión, la entrega de su espíritu al Padre.

    Hoy iniciamos la Semana Santa y la Pasión de Cristo es una experiencia espiritual que todos debemos hacer si queremos ser auténticos cristianos. Sólo en la Pasión logramos comprender y aceptar tantas cosas incomprensibles en nuestra vida y experimentamos en el fondo de nuestra alma el amor infinito de un Dios que se entregó, hasta la locura, para salvarnos. ¡Sus llagas nos han curado! Y por ti y por mí volvería a repetirlo con tal de llevarnos al cielo. Ojalá también nosotros aprendamos a abrazar la cruz, amando y siguiendo las huellas de nuestro Cristo Crucificado. Eso significa ser cristiano.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Córdova LC 

    OFRECIMIENTO A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA


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