lunes, 7 de abril de 2014

ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE


ORACIÓN 
A LA VIRGEN DE GUADALUPE

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

NADA TE TURBE


CUANDO DICES...


CUANDO DICES...

Cuando dices: "Es imposible" Dios dice: Todo es posible. (Lucas 18:27)

Cuando dices: "Estoy muy cansado." Dios dice: Yo te haré descansar. (Mateo 11:28-30)

Cuando dices: "Nadie me ama en verdad." Dios dice: Yo te amo. (Juan 3:16 y Juan 13:34)

Cuando dices: "No puedo seguir." Dios dice: Mi gracia es suficiente. (II Corintios 12:9 y Salmos 91:15)

Cuando dices: "No puedo resolver las cosas." Dios dice: Yo dirijo tus pasos. (Proverbios 3:56)

Cuando dices: "Yo no lo puedo hacer." Dios dice: Todo lo puedes hacer. (Filipenses 4:13)

Cuando dices: "Yo no soy capaz." Dios dice: Yo soy capaz. (II Corintios 9:8)

Cuando dices: "No vale la pena." Dios dice: Si valdrá la pena. (Romanos 8:28)

Cuando dices: "No me puedo perdonar." Dios dice: YO TE PERDONO. (I Juan 1:9 y Romanos 8:1)

Cuando dices: "No lo puedo administrar." Dios dice: Yo supliré todo lo que necesitas. (Filipenses 4:19)

Cuando dices: "Tengo miedo." Dios dice: No te he dado un espíritu de temor. (I Timoteo 1:7)

Cuando dices: "Siempre estoy preocupado y frustrado." Dios dice: Hecha tus cargas sobre mi. (I Pedro 5:7)

Cuando dices: "No tengo suficiente fe." Dios dice: Yo le he dado a todos una medida de fe. (Romanos 12:3)

Cuando dices: "No soy suficientemente inteligente." Dios dice: Yo te doy sabiduría. (I Corintios 1:30)

Cuando dices: "Me siento muy solo." Dios dice: Nunca te dejaré, ni te desampararé. (Hebreos 13:5)

EL DELICIOSO PASTEL


EL DELICIOSO PASTEL 

A veces me pregunto: ¿qué hice para padecer esto?, ¿por qué Dios lo permitió? ¡Aquí hay una explicación maravillosa!

Una hija le comentaba a su madre cómo todo le iba mal. Había suspendido álgebra, su novio cortó con ella y su mejor amiga se esta mudando de ciudad.

Mientras charlaban, su mamá estaba preparando un pastel y le preguntó a su hija:

- ¿Quieres comer algo ?

Y la hija le respondió: - Claro mamá, ¿me das un pedazo de tu pastel?

La mamá le contestó: -Ten , tómate este aceite.

- ¡Venga ya!, respondió la hija.

- ¿Qué tal un par de huevos crudos?, preguntó la madre.

- ¡Que asco, mamá!, respondió la hija.

- Entonces, ¿quieres algo de harina? ¿O qué tal bicarbonato?, insistió la madre.

- Mamá, ¡todo eso es asqueroso!, respondió la hija.

A lo cual la madre responde : - Sí, todas esas cosas parecen malas por sí solas. Pero cuando las unes de la manera adecuada, hacen un pastel delicioso.

Así trabaja Dios. Muchas veces nos preguntamos por qué nos permite pasar por tiempos tan malos y difíciles. Pero Dios sabe que cuando pone todas estas cosas en orden, siempre serán para nuestro bien.

Sólo tenemos que confiar en Él y, tarde o temprano, ¡estas cosas harán algo maravilloso!

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 8 DE ABRIL DEL 2014

Autor: Oscar Pérez | Fuente: Catholic.net
Yo no soy de este mundo
Juan 8, 21-30. Cuaresma. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame.
 
Yo no soy de este mundo
Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30


En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?» Él les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.

Oración introductoria

Señor y Padre mío, quiero tener un encuentro personal contigo y hacer siempre lo que te agrada. Dame tu gracia para que este momento de meditación, y todo mi día, gire en torno al amor a los demás, sé que eso es lo que más te complace.

Petición

Jesucristo, dame la gracia de encontrarte y llevarte a los demás.

Meditación del Papa Francisco

Debemos reconocernos pecadores, sí, todos ¡eh! Todos lo somos. Corruptos no. El corrupto está fijo en un estado de suficiencia, no sabe lo que es la humildad. Jesús, a estos corruptos, les decía: "La belleza de ser sepulcros blanqueados", que parecen bellos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos muertos y de putrefacción. Y un cristiano que alardea de ser cristiano, pero no hace vida de cristiano, es uno de estos corruptos [...] Todos conocemos a alguien que está en esta situación y ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Cristianos corruptos, sacerdotes corruptos… ¿Cuánto mal hacen a la Iglesia! Porque no viven en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad”.
San Pablo lo dice claramente en la Carta a los cristianos de Roma: "no os conforméis a este mundo". Incluso, el texto original es más fuerte porque afirma “no entréis en el esquema de este mundo, en los parámetros de este mundo”. Esquemas, ha explicado, que son mundanidad que te lleva a la doble vida...(Cf. S.S. Francisco, 11 de noviembre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión

Cristo nos desvela el secreto de su éxito. Es sencillo, basta cumplir la voluntad de Dios. Eso es todo. Nos lo dice clarísimo: "Yo hago siempre lo que a Él le agrada". Esto podría ser el resumen de la vida de Jesús.

No hay que ser ingenuos y creer que ya todo está resuelto. El camino de la voluntad de Dios, en algunos momentos, es duro. No todo es coser y cantar. Pero en nuestro peregrinar por la voluntad de Dios no vamos solos. Podrá haber situaciones oscuras, ásperas, pero Dios no nos faltará. El secreto es no desviarse del camino, ni a derecha ni a izquierda. Aparecerán atajos tentadores, guías espontáneos que intentarán llevarnos por otros senderos. Pero el camino ya está decidido.

En este camino, la cruz es el punto de referencia. Es un faro en nuestro peregrinar. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame. Ciertamente debemos estar atentos a seguir el camino verdadero. Por eso Jesús nos dejó a su Iglesia, para guiarnos por el sendero de la voluntad de Dios. Ellos son los verdaderos guías que nos podrán señalar el sendero de salvación. Basta ser sinceros en la entrega y una vez claro el camino, seguir sin desviarse.

Propósito

«Ir» a contemplar a Cristo crucificado y tener un diálogo íntimo con Él, en la oración.

Diálogo con Cristo

Qué difícil puede ser el comprender la verdad tras la Palabra de Dios. Sobre todo cuando siento que me apela en algún aspecto que no me gusta, porque instintivamente busco la interpretación que mejor se acomode a la ley del mínimo esfuerzo. Por lo anterior, quiero guardar el silencio necesario que me lleve a una auténtica contemplación de Cristo, camino, verdad y vida, que me abrirá los ojos de mi corazón. 

NUESTRO EJEMPLO


LA PAZ



La Paz

La paz es un valor muy fundamental para las vidas de las personas, las familias y las naciones del mundo.

¿Cómo puede entonces cultivarse este gran valor desde nuestro interior? ¿Qué pasos debemos seguir para alcanzar este valor y que el mismo sea fuente fundamental de permitirnos obtener la paz tanto para nosotros como para el resto del mundo? 
Con la paz se puede vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición al desastre, la guerra y a todo género de conflictos.

Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde muy dentro del individuo.

No depende de las decisiones de altos funcionarios sino de lo que llevamos en el interior dentro de nuestro corazón y en nuestro cerebro. 

La paz es un valor que suele perderse fácilmente de vista por múltiples razones.

Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus guerras ó las consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir y comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz verdadera. 

La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz".

La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines.

Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo muy común.

Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva porque:

- Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia.

- Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito a todo, normalmente es negativo.

- Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si esta en contra de sus intereses personales.

- Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque este equivocado.

- En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes.

- Discute con mucha facilidad.

Vivimos en una época en la que se habla mucho de armonía y paz interior.

Sin embargo pocos mencionan que una de las mejores formas de alcanzar estos ideales es mediante el espíritu de servicio hacia los demás.

La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias. 

Mucho de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de expresarnos.

En algunos momentos tenemos el impulso de hacer notar los errores de nuestros interlocutores sin saber todo lo que tienen que decir, provocando discusiones y resentimientos innecesarios.

Expresar nuestro punto de vista en el momento oportuno, facilita la comunicación y aumenta las posibilidades de superar las dificultades, pues ambas partes se sienten escuchadas.

Del mismo modo ocurre cuando se hace necesaria la corrección de una actitud: el disgusto nos mueve a reprender en el momento sin medir las palabras que utilizamos en ese preciso momento oportuno.

¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por la excesiva dureza que tuvimos con nuestros subalternos, hijos o compañeros? ¿A veces pensamos que tratamos a los demás con mucha brusquedad? ¿Somos muy bruscos en la mayoría de las veces?

La pérdida de la paz interior consecuente, se debe a la intolerancia e incomprensión que mostramos, generando una imagen negativa y tal vez altanera de nuestra persona.

Por eso es muy importante pensar con serenidad y con calma antes de tomar cartas en el asunto.

Una de las grandes fuentes de la paz, o de la guerra, está prácticamente en la familia.

Por eso se aplica: "La famillia que reza unida permanece unida".

Los esposos deben ser conscientes que al crear el vínculo conyugal, se comienza a dar la fusión de distintas costumbres y formas de pensar.

El arte de convivir, olvidarse del afán de dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía como consecuencia.

En otras palabras: es necesario aprender a conversar y obtener propósitos de mejora concretos que beneficien a todos en la familia.

En cuanto a la paz familiar, no olvidemos que todas las actitudes de los padres se reflejan en los hijos, por eso es importante saber:

- No discutir o quejarse de los demás delante de ellos.

- Saber sonreír aún en las dificultades.

- Evitar que todos sufran las consecuencias de nuestro mal humor.

- Enseñar a disculpar.

- Crear las condiciones apropiadas para hacer agradables todos los momentos de convivencia.

De igual manera, en las relaciones de amistad debe procurarse la buena convivencia.

En una reunión de amigos que ven un partido de fútbol es fácil ver discusiones que comienzan sobre la decisión que tuvo el árbitro en alguna jugada en particular.

En pocos minutos puede crecer la molestia, la palabrería descuidada y al cabo de pocos minutos: el fin de la reunión. A veces la paz es así de muy frágil.

Como en todos los valores, se requiere la iniciativa personal para lograr vivirlos.

La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón en todo lo que hagamos en la vida cotidiana.

Saber escuchar con atención y comprender las debilidades propias y ajenas.

Pero sobre todo: pensar en los demás siempre, y no en nosotros.

Cuando esto ocurre conciliamos de verdad la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes.

EL CONSEJO MATERNAL


El consejo maternal

Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día.
(Aún parece que escucho en el ambiente de su voz la dulce melodía)
- Ven y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas como gota cuajada de rocío.

Tú tienes una pena y me la ocultas; ¿no sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos como tú en la cartilla?

¿Quieres que te adivine lo que sientes? 
ven acá pilluelo, que con un par de besos en la frente disiparé las nubes de tu cielo.

Yo prorrumpí a llorar. Nada le dije.

- La causa de mis lagrimas ignoro, ¡pero de vez en cuando se me oprime el corazón y lloro!..........

Ella inclinó la frente pensativa, se turbó su pupila, y enjugando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila:
- Llama siempre a tu madre cuando sufras, que vendrá muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas; y si no, a consolarte desde arriba.

Y lo hago así cuando la suerte ruda, como hoy, perturba de mi hogar la calma, invoco el nombre de mi madre amada, ¡y entonces siento que se me ensancha el alma!

Olegario Víctor Andrade

TEST DE PERSONALIDAD, SELECCIONA EL OJO QUE LLAME MÁS TU ATENCIÓN



TEST DE PERSONALIDAD 
SELECCIONA EL OJO QUE LLAME MÁS TU ATENCIÓN.

Para elegirlo debes confiar en tu intuición a primera vista. Recuerda que jugamos a descubrirnos o re-descubrirnos...
Que te diviertas....

1- PERSONALIDAD CONFIADA
Tú eres el tipo de persona que permite a casi cualquier otra persona entrar en tu vida y en tu corazón. Consideras que es mejor correr el riesgo de salir lastimado, que esconderte de la gente. No le revelas a nadie tus miedos e inseguridades. Crees que debes resolver tus problemas por ti mismo. Tratas de dar todo de ti a las personas, incluso si en el fondo del alma no deseas hacerlo. Ayudando a otros, sanas tus heridas.

2- PERSONALIDAD FORMAL
Tú eres el tipo de persona que siempre trata de dar una buena impresión y hacer lo correcto. Crees que tus acciones tienen significado en la vida de otros. No muestras a la gente tu emoción, por ejemplo, que estés molesto. Intentas ser mejor, ya que consideras que es lo mejor que puedes hacer con tu tiempo en este planeta.

3- PERSONALIDAD SACRIFICADA
Tratas de encontrar tu sitio en cualquier parte siempre que sea posible. Es la búsqueda de un lugar en este mundo confuso. No muestras a la gente tus pensamientos oscuros. Has pasado por mucho... Se podría decir que eres un rey en eso de “volver a levantarse después de una caída”.

4- PERSONALIDAD MEDITATIVA
Tú eres una de esas personas a las que les gusta premeditar todo. Te gusta encontrar el significado profundo y oculto de las cosas. A veces llegas a estar tan inmerso en tus pensamientos, que te resulta difícil salir de ese estado y dejar de pensar. No le enseñas a los demás tu alto grado de inseguridad en todo. Puedes entender claramente algo, pero sigues sintiéndote inseguro sobre eso. La vida para ti es un rompecabezas y no te cansarás de jugar hasta que no tengas todas las piezas juntas.

5- PERSONALIDAD MISTERIOSA
Tú eres un misterio incluso para ti mismo... Buena suerte para aquellos que traten de entenderte. Eres como una tela de araña de contradicciones, cambiando constantemente de estados de ánimo. Tan pronto te encuentras a ti mismo, cambias de inmediato y comienzas tu búsqueda de nuevo. Eres una persona que con sus acciones lleva a la confusión a los demás y -a veces- a ti mismo. Prefieres observar bien primero a la persona antes de iniciar una conversación. Tú dices sólo aquellas cosas, en las que crees estar seguro.

6- PERSONALIDAD SENSIBLE
Tú eres el tipo de persona que se da cuenta de todo y no olvida nada. Eres muy sensible e incluso las cosas más insignificantes pueden impresionarte. A ti, fácilmente, te pueden sacar lágrimas o risas, pero tratas de no mostrar (a casi nadie) lo frágil que eres. En su lugar, te muestras todo lo perspicaz que puedes ser. Tal vez tú puedas prever que pasará en el futuro en tu vida.

7- PERSONALIDAD ENÉRGICA
Tú eres el tipo de persona siempre enérgica o... enamorada. Eres muy perspicaz. Tú amas u odias. Tienes un montón de opiniones... Y a la acción te decides rápidamente. Tienes una gran cantidad de energía, pero con frecuencia te encuentras nervioso. Para ti todo es una apuesta muy grande. A veces tú no puedes dejar de crear un drama en tu cabeza.

8- PERSONALIDAD EXCÉNTRICA
Eres el tipo de persona que tiene intereses y creencias inusuales. Eres un poco 'rarito'. No muy aficionado a las reglas. A menudo actúas bajo el principio: “Lo que quiero hacer, lo hago y dejo que pase lo que pase”. Eres una persona abierta a otras personas. Simplemente te ríes de aquellos que tratan de cambiarte. No te gusta ser parte de la masa gris de la gente.

9- PERSONALIDAD INTUITIVA
Eres el tipo de persona que entiende muy bien al mundo y a las demás personas. Puedes decir mucho sobre una persona solo por su expresión facial o por su tono de voz. Sientes cuando te mienten. Tú muestras al mundo, solo lo que quieres mostrar. Tú sientes cuando estás siendo manipulado, y sabes cómo manejar a alguien, si fuera necesario. Pero por lo general, no recurres a esto.

¿Coincide contigo? ¿Que experiencia tuviste y por que elegiste el ojo que elegiste? ¡Compartelo! 

NADA TEMO SEÑOR, PORQUE TÚ ESTÁS CONMIGO

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Nada temo, Señor, porque Tú estás conmigo
Lunes quinta semana de Cuaresma. Cristo nos ha llamado a tenerle en lo profundo de nosotros mismos.
 
Nada temo, Señor, porque Tú estás conmigo
El camino de conversión, que es la Cuaresma, tiene como todo camino, un inicio; y como todo camino, tiene también un final. La Cuaresma se enfrenta en esta semana con su última semana. El Domingo de Ramos, que es cuando celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén, estaremos celebrando también el momento en el cual termina la Cuaresma para dar inicio a la Semana Santa. En ese momento podríamos simplemente quedarnos con la idea de haber dicho: una Cuaresma más que pasó por nuestra vida, cuarenta días más. O preguntarnos: ¿Cómo aproveché este camino? ¿Realmente le saqué fruto a toda esta Cuaresma, o la Cuaresma se me fue, como se me van tantas otras cosas?

La liturgia, en el salmo responsorial, nos habla de un sentimiento que tendría que estar presente en nuestro corazón: “Nada temo, Señor, porque Tú estás conmigo”. Todos sabemos que la Cuaresma es un llamamiento muy serio a la conversión, es una llamada muy exigente a transformar la vida; no la podemos dejar igual después de la Cuaresma. Nosotros podríamos asustarnos al ver el programa de conversión que se nos propone y al darnos cuenta de lo que significa convertir la propia personalidad, convertir los propios sentimientos, convertir la propia inteligencia, convertir la propia voluntad, cambiar totalmente la propia existencia.

Esta conversión se nos podría hacer un camino tan impracticable, una cumbre tan elevada, que en el corazón puede llegar a aparecer el miedo. Un miedo que nos hace incapaces de poder transformar nuestra vida, un miedo que, incluso, nos puede hacer rebeldes contra las mismas necesidades de transformación, y entonces quedarnos, a la hora de la hora, con el miedo, con la rebeldía y sin la transformación.

¡Qué serio es esto!, porque puede ser que nuestra vida se nos esté yendo como agua entre los dedos y no terminar de afianzar la transformación que nosotros necesitamos llevar a cabo en nuestra alma, y no terminar de consolidar en nuestra alma la exigencia de una auténtica transformación cristiana.

¡Cuántas Cuaresmas hemos vivido! ¡Cuántos llamados a la conversión! Cuántas veces hemos escuchado el “arrepiéntete” y, sin embargo, ¿dónde estamos en este camino? Creo que el Evangelio de hoy podría ser para todos nosotros algo muy significativo, porque Jesucristo nos habla de cómo todos tenemos esa presencia, de una forma o de otra, del alejamiento de Dios: el pecado en nuestro corazón.

El episodio de la mujer adúltera es un episodio en el cual Jesucristo se encuentra no tanto con la realidad del pecado, cuanto con la visión que el hombre tiene del propio pecado. Por una parte están los acusadores, los hombres que dicen: “Esta mujer es adúltera y por lo tanto debe ser condenada a muerte por lapidación”. Por otra parte está la mujer que, evidentemente, también está en pecado.

Qué fuerte es el hecho de que Jesús se atreva a cuestionar la legitimidad que tienen todos esos hombres de castigar a esa mujer, cuando ellos mismos están en pecado. Sin embargo, todos ellos iban a convertirse en jueces y en ejecutores de una ley, pensando que actuaban con plena justicia, como si el pecado no estuviese en ellos. Y Jesús desenmascara, con la habilidad y sencillez que a Él le caracteriza, la capacidad que tenemos los hombres en nuestro interior de torcer las cosas para creernos justos cuando no lo somos, cuando ni siquiera hemos rozado la capacidad de conversión que tenemos. De creernos limpios cuando, a lo mejor, ni siquiera hemos tocado un poco el misterio de nuestra auténtica conversión interior.

Este relato del Evangelio del domindo nos habla de un Jesús que nos llama, que nos invita a atrevernos a sumergirnos en la realidad de nuestra conversión: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. No dice que la mujer ha hecho bien, simplemente les pregunta si se han dado cuenta de cuál es la justicia, la santidad que hay en cada una de sus almas: primero dense cuenta de esto y luego pónganse a pensar si pueden tirarle piedras a alguien que está en pecado. “Antes de ver la paja del ojo ajeno, quita la viga que hay en el tuyo”.

La conversión supone la valentía de profundizar dentro de la propia alma. La conversión supone la valentía de entrar al propio corazón, como Jesús entra dentro del alma de estos hombres para que se den cuenta que todos tienen pecado, que ninguno de ellos puede llegar a tirar ni siquiera una piedra. Pero, muchas veces, lo que nos acaba pasando cuando rozamos el misterio de la conversión de nuestra alma, cuando tocamos el misterio de que tenemos que transformar comportamientos, afectos, actitudes, criterios, pensamientos, juicios, es que nos da miedo y nos echamos para atrás y preferimos no tenerlo delante de los ojos.

¿Quién se atrevería a bajar hasta lo más profundo del propio corazón si no es acompañado de Dios nuestro Señor? ¿Quién se atrevería a tocar lo tremendo de las propias infidelidades, de los propios egoísmos, de todo lo que uno es en su vida, si no es acompañado por Dios? La pregunta más importante sería: ¿Ya has sido capaz de bajar, acompañado de Dios nuestro Señor, a lo profundo de tu corazón? ¿Ya has sido capaz de tocar el fondo de tu vida para verdaderamente poder convertirte?

¡Cuántos esfuerzos de conversión hemos hecho a lo largo de nuestra vida! Cuántas veces hemos intentado transformarnos, y no lo hemos logrado, porque nunca hemos bajado hasta el fondo de nuestra alma, porque nunca nos hemos atrevido a tomar a Jesús de la mano y permitirle que nos cure. Como el médico que, para poder curar nuestra enfermedad, tiene que llegar a la raíz de la misma, no puede conformarse simplemente con aplicar una cura superficial.

Ojalá que si en esta Cuaresma no hemos todavía transformado muchas cosas y seguimos teniendo egoísmos, perezas, flojeras, miedos y tantas otras cosas, por lo menos hayamos conseguido la gracia, el don de Dios, de permitirle bajar con nosotros hasta el fondo de nuestro corazón, para que desde ahí, Él empiece a sanarnos, Él empiece a transformarnos, Él empiece a cambiarnos. “Aunque atraviese por cañadas oscuras nada temo, Señor, porque Tú estás conmigo”.

¡Cuántas veces lo más oscuro de nuestras vidas es nuestro corazón! No oscuro porque esté muy manchado, sino oscuro porque ha sido poco iluminado; porque preferimos dejar las cosas como están para no tener que cambiar algunas actitudes. Hemos de entrar y tocar con sinceridad el fondo de nuestro corazón para que Cristo nos quite los miedos que nos impiden llegar hasta el fondo, para así poder transformar verdadera y cristianamente toda nuestra vida.

Que ésta sea la gracia principal que hayamos adquirido en esta Cuaresma en la que el Señor, una vez más, nos ha llamado a la conversión y, sobre todo, nos ha llamado a tenerle en lo profundo de nosotros mismos.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Cipriano Sánchez LC 

    EL ALMA


    El alma
    El alma no es el cuerpo

    Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo.
    Sus órganos, sus huesos, sus funciones sus sitios.
    Pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
    ¿Será de sentimientos, de ensueños, de esperanzas?
    ¿De emociones, de tirrias, de estupores.?
    Lo cierto es que, ignorada, el alma arde en su fuego.
    Tiene espasmos oscuros, punzadas de ternuras, suburbios de delirio.
    ¿Será tal vez una inquilina del corazón? ¿O viceversa?
    Entre ellos no hay fronteras ¿O será la asesora principal de la mente?
    ¿O viceversa?
    Entre ellas no hay disputa. O será capataz de la pobre conciencia?
    ¿O viceversa?
    Entre ellas no hay acuerdo.
    El alma tiene hambres y cuando está famélica
    Puede herir, puede armarse de enconos o de furias.
    No hay que pensar que el alma es un tul de inocencia
    ajeno a los agravios que sufren cuerpo y alma
    En el alma se forman abscesos de rencores,
    tumores de impaciencia, hernias de desamparo
    El problema es que no hay cirujanos del alma, ni siquiera herbolarios
    El alma es un secreto, una noción, una nube que suele anunciar llanto
    Pero después de tantas búsquedas, de pesquisas inútiles y de adivinaciones
    Nos queda apenas una certidumbre:
    Que el alma no es el cuerpo
    Que el cuerpo muere....
    Y... el alma?...

    LA FORTALEZA DE UN HOMBRE



    LA FORTALEZA DE UN HOMBRE

    La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros..
    Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.

    La fortaleza de un hombre no está en lo profundo del tono de su voz...
    Está en la gentileza que usa en sus palabras.

    La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene...
    Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijo.

    La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo...
    Está en como es respetado en casa.

    La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho...
    Está en su corazón.

    La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear...
    Está en lo cuidadoso de sus caricias.

    La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado...
    Está en poder ser verdaderamente de una mujer.

    La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar...
    Está en las cargas que pueda llevar a cuestas.

    EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 9 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: P. Laureano López | Fuente: Catholic.net
    La mujer adúltera
    Juan 8, 1-11. Cuaresma. ¡Qué distintos son los pensamientos de Dios y los de nosotros, los hombres!
     
    La mujer adúltera
    Del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11 

    Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».

    Oración introductoria

    Confío mi pasado a tu misericordia, el presente a tu amor y el futuro a tu providencia. Jesús, en este día vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza, la sabiduría y la humildad para ser un mejor cristiano. Revísteme de tu gracia, Señor, y haz que en este día yo te glorifique con mis buenas obras.

    Petición

    Señor, concédeme la gracia de valorar tu amor misericordioso. Concédeme, Dios mío, la fuerza para no caer en las tentaciones y la humildad para pedir perdón por mis pecados.

    Meditación del Papa Francisco

    La tercera palabra es "abundancia". ‘Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’. Cada uno de nosotros conoce sus miserias, las conoce bien. ¡Y abundan! Pero el desafío de Dios es vencer esto, sanar las heridas, como lo hizo Jesús. Más aún: hacer aquel don sobreabundante de su amor, de su gracia". Y así se entiende aquella preferencia de Jesús por los pecadores.
    En el corazón de este pueblo abundaba el pecado. Pero Él vino a ellos con la sobreabundancia de la gracia y el amor. La gracia de Dios siempre gana, porque es Él mismo quien se entrega, se acerca, nos acaricia, nos sana. Y para ello, aunque tal vez a algunos de nosotros no nos gusta decir esto, pero los que están más cerca del corazón de Jesús son los más pecadores, porque él va a buscarlos, llama a todos: "¡Vengan, vengan!". Y cuando le piden una explicación, él dice: Pero los que tienen buena salud no tienen necesidad del médico; yo he venido para sanar, para salvar...(Cf. S.S. Francisco, 22 de octubre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión


    "Te pido, Señor, que no me midas con la vara de tu justicia sino que sea medido con la de tu misericordia infinita".

    ¡Qué distintos son los pensamientos de Dios y los de nosotros, los hombres! El pasaje evangélico que nos presenta a Jesús, a la mujer adúltera y a los fariseos nos ayuda a contemplar el rostro amoroso y misericordioso de Cristo. A los escribas y fariseos, que eran considerados los grandes sabios, maestros y doctores de la ley, no les gusta ver que la gente siga y escuche a otro Maestro. Jesús va cumpliendo su obra de predicación y la gente lo escucha, porque saben que enseña con autoridad y, sobre todo, con su ejemplo. Los escribas y fariseos, con el corazón lleno de hipocresía, presentan a Jesús la mujer adúltera. Se acercan al Maestro, no porque busquen realmente saber cómo piensa o cuál es su doctrina sino para tentarlo.

    ¿Aplicará la ley? ¿Será justo? ¿Será compasivo? Para cualquier respuesta, humanamente esperada, tenían motivos para acusarle. Pero olvidaban que la Persona que estaba enfrente de ellos no sólo era verdadero Hombre sino verdadero Dios.

    Todos nosotros somos conscientes de nuestra debilidad y de la facilidad con la que caemos en le pecado sin la gracia de Dios. Cristo nos hace ver que sólo Él puede juzgar los corazones de los hombres. Por ello, los que querían apedrear a la adúltera se van retirando, uno a uno, con la certeza de que todos mereceríamos el mismo castigo si Dios fuera únicamente justicia. La respuesta que da a los fariseos nos enseña que Dios aborrece el pecado pero ama hasta el extremo al pecador. Así es como Dios se revela infinitamente justo y misericordioso.

    Al final del evangelio vemos que Cristo perdona los pecados de esta mujer y a la vez le exhorta a una conversión de vida. Para esto ha venido el Hijo de Dios al mundo, para redimirnos de nuestros pecados con su pasión y muerte.

    El periodo de cuaresma nos ofrece constantes oportunidades para aplicar las enseñanzas de Cristo. Los padres, en algunas ocasiones, deberán corregir a sus hijos. En esos momentos sepamos corregir lo que está mal y al mismo tiempo dejar la puerta abierta al amor, al perdón, a la reconciliación. Cuando tenemos que hacer ver un error a alguien, podemos buscar cómo hacerlo de la mejor forma para que no se mezclan mis buenas intenciones con algunas pasiones desordenadas.

    Recordemos el ejemplo vivo de tantos sacerdotes que, cuando nos acercarmos al sacramento de la reconciliación, saben ver la desgracia del pecado, pero al mismo tiempo acogen con amor al pecador así como Cristo lo hizo con la mujer adúltera.

    Propósito

    Aprender a perdonar las molestias que me puedan causar los defectos de los demás.

    Diálogo con Cristo

    Jesucristo, gracias por el infinito amor que me tienes y por todas las veces que me has perdonado. Somos débiles y con facilidad nos alejamos de Ti. Ayúdame, Señor, a caminar por el sendero de tu amor y extiende tu mano para levantarme de la caídas. Te ofrezco mi esfuerzo y la lucha de cada día por ser un mejor cristiano.


    “Sólo quien ha experimentado primero la grandeza puede ser convincente anunciador y administrador de la misericordia de Dios”. (Benedicto XVI, 11 de marzo de 2010)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Francisco Rosas 

    sábado, 5 de abril de 2014

    ¿POR QUÉ SOY CRISTIANO?


    CADA UNO DE NOSOTROS ES UN GRANO DE TRIGO

    Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
    Cada uno de nosotros es un grano de trigo
    Quinto domingo de Cuaresma. Los que quieren echarse a perder, se guardan para sí mismos en el egoísmo; y los que se entregan, acaban por dar fruto.
     
    Cada uno de nosotros es un grano de trigo

    Podremos hacer muchas cosas o tener grandes posesiones, pero nunca debemos perder de vista que lo importante es el bien que hacemos a los demás. Ésa tiene que acabar siendo nuestra más importante y auténtica riqueza.

    Dios ama al que da con alegría, y en el Evangelio escuchábamos una parábola de nuestro Señor sobre este darse. Darse significa que, como el grano de trigo, uno tiene que caer en la tierra y pudrirse para dar fruto. Es imposible darse con comodidad, es imposible darse sin que nos cueste nada. Al contrario, el entregarse verdaderamente a los demás y el ayudar a los demás siempre nos va a costar.

    Vivimos en un mundo de muchas comodidades, y no sé si nosotros seríamos capaces de resistir el sufrimiento, cuando cosas tan pequeñas, tan insignificantes, a veces nos resultan tan dolorosas. La fe nos pide ser testigos de Cristo en la vida diaria, en la caridad diaria, en el esfuerzo diario, en la comprensión diaria, en la lucha diaria por ayudar a los demás, por hacer que los demás se sientan más a gusto, más tranquilos, más felices. Ahí es donde está, para todos nosotros, el modo de ser testigos de Cristo.

    Tenemos que entregarnos auténticamente, entregarnos con más fidelidad, entregarnos con un corazón muy disponible a los demás. Cada uno tiene que saber cuál es el modo concreto de entregarse a los demás. ¿Cómo puedo yo entregarme a los demás? ¿Qué significa darme los demás?

    Ciertamente, para todos nosotros, lo que va a significar es renunciar a nuestro egoísmo, renunciar a nuestras flojeras, renunciar a todas esas situaciones en las que podemos estar buscándonos a nosotros mismos.

    Jesucristo nos dice en el Evangelio que todo aquél que se busca a sí mismo, acabará perdiéndose, porque acaba quedándose nada más con el propio egoísmo. La riqueza de la Iglesia es su capacidad de entrega, su capacidad de amor, su capacidad de vivir en caridad. Una Iglesia que viviese nada más para sí misma, para sus intereses, para sus conveniencias sería una Iglesia que estaría viviendo en el egoísmo y que no estaría dando un testimonio de fe. Y un cristiano que nada más viva para sí mismo, para lo que a uno le interesa, para lo que uno busca, sería un cristiano que no está dando fruto.

    Dios da la semilla, a nosotros nos toca sembrar. Dios nos ha dado nuestras cualidades, a nosotros nos toca desarrollarlas; Dios nos ha dado el corazón, el interés, la inteligencia, la voluntad, la libertad, la capacidad de amar; pero el amar o el no amar, el entregarnos o no entregarnos, el ser egoístas o ser generosos depende sola y únicamente de nosotros.

    Es en la generosidad donde el hombre es feliz, y es en el egoísmo en donde el hombre es auténticamente desgraciado. Aunque a veces la generosidad nos cueste y nos sea difícil; aunque a veces el ser generosos signifique el sacrificarnos, es ahí donde vamos a ser felices, porque sólo da una espiga el grano de trigo que cae en la tierra y se pudre, se sacrifica, mientras que el grano de trigo que se guarda en un arcón acaba estropeándose, se lo acaban comiendo los animales o echándose a perder.

    Cada uno de nosotros es un grano de trigo. Reflexionemos y preguntémonos: ¿Quiero echarme a perder o dar frutos? Y recordemos que sólo hay dos tipos de personas en esta vida: los que quieren echarse a perder y se guardan para sí mismos en el egoísmo; o los que entregándose, acaban por dar fruto.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Cipriano Sánchez LC 

    LA IMPORTANCIA DEL TIEMPO


    La importancia del tiempo

    Imagínate que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de $ 86.400 . No arrastra tu saldo día a día. Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día ¿Que harías? Retirar hasta el último centavo,... ¡¡¡por supuesto!!!
    Cada uno de nosotros tiene ese banco. Su nombre es tiempo. Cada mañana este banco te acredita 86.400 segundos. Cada noche este banco borra y da como pérdida cualquier cantidad de ese crédito que no has invertido en un buen propósito.

    Este banco no arrastra saldos ni permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día.
    Si no usas tus depósitos del día la pérdida es tuya. No se puede dar marcha atrás. No existen los giros a cuenta del depósito de mañana.

    Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy. Invierte de tal manera que puedas conseguir lo mejor en salud, felicidad, éxito. El reloj sigue su marcha. Consigue lo máximo del día.

    Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que dio a luz a un bebé prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.

    Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió el tren. Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que por un pelo evitó un accidente.

    Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a una persona que ganó una medalla de plata en las olimpíadas.

    Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo. Recuerda que el tiempo no espera por nadie.

    Ayer es historia. Mañana es misterio. Hoy es dádiva. ¡Por eso es que se le llama "el presente"!

    ATIENDE AL QUE TE HABLE



    Atiende al que te hable.

    "No escuchar al que te habla, no sólo es falta de cortesía, 
    sino también de menosprecio. Atiende al que te hable; 
    en el trato social nada hay tan productivo 
    como la limosna de la atención"

    (Honoré de Balzac)


    ¡Qué paz se siente cuando eres escuchado! 
    Te sientes como una persona nueva a la que respetan. 

    Escuchar a alguien es meterse en su mundo interior para respetarle y para que deje que todo lo que tiene dentro, pase como vasos comunicantes a ti.

    Debes sentirte orgulloso cuando alguien se te confía. 
    Es señal de que posees la rara capacidad de detener tu tiempo para dedicarlo a otros.
    La gente dice continuamente que no tienen tiempo para nada, si te fijas bien, los que no hacen mucho son quienes más repiten esa palabra frecuentemente.

    La persona que ha encontrado a alguien con la que comunicarse a niveles profundos, ha encontrado un tesoro.
    La confianza se gana a golpes de corazón abierto a todos. 
    Te invito a que seas cortés con quien te habla. 
    Experimentarás un gozo tan intenso como cuando caminas por entre los campos alfombrados de diversos colores en la primavera.
    Sin darte cuenta, te conviertes en un prodigio de persona. 

    Sí, es cierto. Cada vez que atiendes a alguien, cada vez que te detienes con otro para no pensar más que en él, y dejas tus preocupaciones personales, te estás ganando el aprecio y la fidelidad de quien te habla.

    No te cierres en banda con tus intereses. 
    No sería humano. 
    ¡Qué pena que cuanta mayor es la comunicación de la tecnología, más escasa es la escucha de los demás.

    ¡Vive hoy feliz!

    Padre Felipe Santos Campaña SDB
    Libro: Momentos de paz

    LOS TRES CONSEJOS


    LOS TRES CONSEJOS

    Una pareja de recién casados, era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día, el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa: Querida yo voy a salir de la casa. Voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos; sólo te pido una cosa: que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti."

    Así, siendo joven aún, caminó muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El pacto fue el siguiente: Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted. me dará el dinero que yo haya ganado."
    Estando ambos de acuerdo, aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso.

    Después de veinte años, se acercó a su patrón y dijo: Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa." El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo. Sólo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien?. Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta." Él pensó durante dos días, buscó al patrón y le dijo: 

    "QUIERO LOS TRES CONSEJOS" El patrón le recordó: Si te doy los consejos, no te doy el dinero." Y el empleado respondió: "Quiero los consejos" El patrón entonces le aconsejó:

    * NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.

    * NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal

    * NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.

    Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no lo era tanto: AQUÍ TIENES TRES PANES: dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues a tu casa". El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que él tanto amaba.

     Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: "¿Para donde vas?" Él le respondió, "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte  días de caminata por esta carretera." La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo. Yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven, contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a seguir por el camino normal. Días después, supo que el atajo llevaba a una emboscada.

    Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera, donde poder hospedarse. Pagó la tarifa por día y, después de tomar un baño, se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó sino había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El
    dueño de la posada le preguntó "Y no le dió curiosidad"? él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: "Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale, lo mata y lo entierra en el quintal".

    El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.

    Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al
    amanecer, ya con la cabeza fría, él dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSA. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel."

     Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo abrazó afectuosamente. Él trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo: Yo te fui fiel y tu me traicionaste...
    Ella espantada le respondió, "¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años". Él entonces le preguntó, "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y ella le contestó, "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad". Entonces, el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, él partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años  de dedicación

    Muchas veces creemos que los atajos "queman etapas" y nos ayudan a llegar más rápido, lo que no siempre es verdad... Muchas veces somos curiosos; queremos saber de cosas que ni nos dan respeto  ni nos traen nada de bueno Otras veces reaccionamos movidos por el impulso, en momentos de rabia, y después tardíamente nos arrepentimos...

    Espero que no nos olvidemos de estos consejos, no te olvides también de CONFIAR (aunque tengas muchos motivos para desconfiar).

    EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 6 DE MARZO DEL 2014

    Autor: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
    Aquel día en que Jesús lloró
    Juan 11, 1-45 5o. Domingo de Cuaresma. Jesús llora con nosotros y por nosotros, sus lágrimas son de un amor infinito, de ternura y compasión.
     
    Aquel día en que Jesús lloró
    Del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45


    En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron a decir a Jesús: "Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo". Al oír esto, Jesús dijo: "esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella". Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: "Vayamos otra vez a Judea". Los discípulos le dijeron: "Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte ¿y tu vas a volver allá?" Jesús les contestó: "¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo, en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta luz". Dijo esto y luego añadió: "Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo." Entonces le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, es que va a sanar". Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado ahí, para que crean. Ahora, vamos allá". Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos: "Vayamos también nosotros, para morir con Él". Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y María para consolarlas por la muerte de su hermano. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí , no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Jesús dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día": Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor, creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo". Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja:"Ya vino el Maestro y te llama". Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque Él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde marta lo había encontrado. Los judíos estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar ahí y la siguieron. Cuando llegó Mará adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano". Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: "Ven, Señor, y lo verás". Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: "De veras ¡cuánto lo amaba!". Algunos decían: "¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?". Jesús profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: "Quiten la losa". Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días". Le dijo Jesús: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la piedra. Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado". Luego gritó con voz potente: "¡Lázaro, sal de ahí!". Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desátenlo, para que pueda andar". Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él. 

    Oración introductoria

    Cristo, al igual que Marta, me resulta difícil aceptar los sucesos contrarios a mi voluntad. Por eso inicio mi oración pidiendo tu gracia para saber abrir mi mente, mi corazón, y vaciarme de mi yo, de mi egoísmo, para confiar en tu Providencia.

    Petición 

    Jesús, ayúdame a dejarme guiar sólo por Ti, para crecer en el amor a los demás.

    Meditación del papa Francisco

    He aquí, entonces, la inquietud del amor: buscar siempre, sin descanso, el bien del otro, de la persona amada, con esa intensidad que lleva incluso a las lágrimas. Me vienen a la mente: Jesús que llora ante el sepulcro del amigo Lázaro; Pedro que, tras haber negado a Jesús, encuentra la mirada rica de misericordia y de amor y llora amargamente; el padre que espera en la terraza el regreso del hijo y cuando aún está lejos corre a su encuentro; me viene a la mente la Virgen María que con amor sigue a su Hijo Jesús hasta la Cruz.
    ¿Cómo estamos con la inquietud del amor? ¿Creemos en el amor a Dios y a los demás? ¿O somos nominalistas en esto? No de modo abstracto, no sólo las palabras, sino el hermano concreto que encontramos, ¡el hermano que tenemos al lado! ¿Nos dejamos inquietar por sus necesidades o nos quedamos encerrados en nosotros mismos, en nuestras comunidades, que muchas veces es para nosotros "comunidad-comodidad"?
    A veces se puede vivir en una vecindad sin conocer a quien tenemos al lado; o bien se puede estar en comunidad sin conocer verdaderamente al propio hermano: con dolor pienso en los consagrados que no son fecundos, que son "solterones". La inquietud del amor impulsa siempre a salir al encuentro del otro, sin esperar que sea el otro quien manifieste su necesidad. La inquietud del amor nos regala el don de la fecundidad pastoral, y nosotros debemos preguntarnos, cada uno de nosotros: ¿cómo va mi fecundidad espiritual, mi fecundidad pastoral? (S.S. Francisco, 28 de agosto de 2013). 

    Reflexión

    El pasaje de la resurrección de Lázaro es impresionante. A mí siempre me ha impactado mucho, y creo que deberíamos meditar bastante más para llegar a comprender el misterio que aquí se esconde.

    El texto evangélico es riquísimo y me parece imposible tratar de comentarlo en unas cuantas cuartillas. Martín Descalzo, en su libro "Vida y misterio de Jesús de Nazaret" dedica todo un capítulo a este pasaje. Son páginas de una gran intuición humana y penetración espiritual, y su lectura resulta deliciosa y conmovedora.

    Me gustaría mucho tratar de profundizar en el binomio muerte-vida, que es tan sobresaliente en el evangelio y en las cartas de san Juan; o en el tema de Cristo, Resurrección y Vida. Pero he preferido detenerme hoy en otro aspecto que, en mi opinión, no es menos importante, en cuanto que es también una revelación del alma de nuestro Señor. Y me refiero a las lágrimas de Jesús.

    Podría parecer un tema secundario o "sentimental". Pero, cuando es Dios mismo el que llora, creo que la cosa es bastante diferente y muy digna de tomarla en gran consideración.

    En España y en muchos países de América Latina, se suele decir que "los hombres no lloran", y se nos ha educado con esta mentalidad. Se nos ha dicho que las lágrimas son una debilidad, más propias de la mujer que del sexo "fuerte". Pero yo siempre he considerado las lágrimas como un signo de grandeza de alma y no tanto como una debilidad. El mismo Dios no tuvo reparo en llorar ni sintió vergüenza alguna por ello. Y es que las lágrimas –cuando son sinceras— descubren los sentimientos más nobles del ser humano y revelan los misterios más profundos de su corazón. A través de ellas se puede atisbar un poco la intimidad de la persona. Y eso es algo muy sagrado.

    ¿Por qué llora el ser humano o qué es lo que quiere expresar con las lágrimas? Dolor físico y sufrimiento moral, tristeza, pena, aflicción. Pero también se puede llorar de alegría. Y hay lágrimas de amor, de ternura, de compasión, de piedad, de gratitud, de arrepentimiento. Lloramos cuando experimentamos un sentimiento muy vivo, muy íntimo y profundo, y que no podemos expresar con palabras.

    Pues Jesús... ¡también lloró aquel día de la resurrección de Lázaro! "Viéndola Jesús llorar –a María, la hermana de Lázaro— y que lloraban también los judíos que venían con ella –nos dice el evangelista- se conmovió hondamente, y se turbó, y dijo: "¿Dónde le habéis puesto?". Le dijeron: "Señor, ven y ve". Jesús lloró" Jn 11, 33-35). Es impresionante ese "Jesús lloró". Es el versículo más breve de todas las Escrituras: dos palabras. ¡Pero de cuán misteriosa profundidad!

    Nuestro Señor siempre se caracterizó por el equilibrio de su carácter y por un autocontrol extraordinario. ¿Qué es lo que hay en el corazón de Jesús en estos momentos que no puede contenerse? Si llora ahora, es porque algo muy importante debe de estar sucediendo allá, en el sagrario de su intimidad. Los evangelios sólo nos refieren tres ocasiones en las que Jesús también lloró. Y ésta es una de ellas. ¿Podremos, a través de sus lágrimas, penetrar un poco en el misterio insondable de su Corazón, de su humanidad y de su divinidad?

    Recuerdo una anécdota que me contó hace tiempo una señora, aquí en Italia, y que me impresionó mucho. Se refería a un sacerdote. Y me decía, toda conmovida, que nunca iba a olvidar a aquel padre. ¿Por qué? Porque era sumamente humano y bondadoso, un hombre de Dios y un gran sacerdote. Cuando este sacerdote escuchaba los problemas de las personas, se compenetraba y se solidarizaba tanto que ¡lloraba con ellas!

    Pues así era el Corazón de Jesús. Pero infinitamente más bueno y misericordioso. Jesús llora porque nos ama y porque hace suyos nuestros dolores y sufrimientos. Llora por amor y por compasión. "¡Mirad cómo le amaba!" –exclaman los judíos impresionados, al ver llorar al Señor (Jn 11, 36)-. Y no se avergüenza por ello. Si no se avergonzó de asumir nuestra naturaleza humana, con todas nuestras miserias, mucho menos se iba a avergonzar de derramar lágrimas. Además, llorar no es pecado, ni delito, ni un motivo de deshonor.

    Jesús se ha solidarizado y se ha hecho uno de nosotros en todo para redimirnos y darnos vida eterna. El autor de la carta a los hebreos nos dice que Cristo "quiso asemejarse en todo a sus hermanos, a fin de hacerse Pontífice misericordioso y fiel en las cosas que tocan a Dios, para expiar los pecados del pueblo" (Hb 2, 17). Y, un poco más adelante, añade: "no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, pues se hizo en todo semejante a nosotros, menos en el pecado" i<>(Hb 4, 15).

    Sí. Jesús llora con nosotros y por nosotros. Sus lágrimas son de un amor infinito, de una ternura y compasión que no somos capaces de comprender suficientemente. Aquí está el motivo más profundo de la Encarnación y de la Redención. Por eso quiso abrazar la cruz, los dolores más amargos y las más crueles torturas de su Pasión: por amor a cada uno de nosotros.

    Nos encaminamos ya hacia la Semana Santa. Allí veremos que sus lágrimas y su amor no son un estéril sentimiento, sino la entrega más total de su propia vida, de toda su Sangre, de su Ser entero por cada uno de nosotros: "Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15, 13).

    Ojalá que valoremos este regalo tan precioso e incomparable de su amor hacia nosotros. Que esta Semana Santa lo acompañemos en los diversos momentos de su Pasión con todo el afecto de nuestra fe y de nuestro amor. Y ojalá que no nos quedemos en un sentimiento vacío e inoperante, sino que, como Él, le demostremos nuestro amor con la propia vida y lo llevemos a la práctica hasta las últimas consecuencias, incluso en las circunstancias más pequeñas de cada día: "Obras son amores, que no buenas razones".


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  • P. Sergio Córdova LC 
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