martes, 18 de marzo de 2014

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, MARZO 19


Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
José, Santo
Esposo de la Virgen María, Marzo 19

José, Santo
Esposo de la Virgen María

Martirologio Romano: Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia. 

Etimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.


Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención. 

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo. 

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor. 

Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.


ESTAMPAS DEL VÍA CRUCIS CON ORACIONES
















lunes, 17 de marzo de 2014

CONFIÉSATE EN LA CUARESMA 2014


CONSEJOS PARA VIVIR LA CUARESMA


Consejos para Vivir la Cuaresma
San Benito, un águila y consejos para vivir la Cuaresma



Con la Cuaresma, la Iglesia no busca hacernos la vida imposible, sino fortalecer nuestro espíritu, para soportar los grandes vuelos que tiene la vida.



Aunque la vida del monje debería tener en todo tiempo una observancia cuaresmal, sin embargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, los exhortamos a que en estos días de Cuaresma guarden su vida con suma pureza, y a que borren también en estos días santos todas las negligencias de otros tiempos. Lo cual haremos convenientemente, si nos apartamos de todo vicio y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.


Por eso, añadamos en estos días algo a la tarea habitual de nuestro servicio, como oraciones particulares o abstinencia de comida y bebida, de modo que cada uno, con gozo del Espíritu Santo, ofrezca voluntariamente a Dios algo sobre la medida establecida, esto es, que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas, y espere la Pascua con la alegría del deseo espiritual» (San Benito, Regla, Capítulo 49).


Uno de mis animales favoritos es el águila. Siempre lo ha sido. Ver sus alas extendidas en su majestuoso vuelo o la pose orgullosa y elegante de su cabeza ha constituido desde mi más tierna infancia objeto de admiración. Por ese motivo, no dudé en abrir una de las miles de presentaciones de Power Point que me llegaron esta semana con el título de "El reto del águila". Decía exactamente lo siguiente:


El águila es una de las aves de mayor longevidad. Llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, en su cuarta década tiene que tomar una seria y difícil decisión.


A los 40 años, ya sus uñas se volvieron tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se curva demasiado y ya no le sirve. Apuntando contra el pecho están las alas, envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas y, para entonces, ¡volar se vuelve tan difícil!


Entonces, tiene sólo dos alternativas: Dejarse estar y morir... o enfrentar un doloroso proceso de renovación que le llevará aproximadamente 150 días. Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y recogerse en un nido, próximo a un paredón donde ella no necesita volar y se siente más protegida.


Entonces, una vez encontrado el lugar adecuado, el águila comienza a golpear la roca con el pico ¡hasta arrancarlo! Luego espera que le nazca un nuevo pico con el cual podrá arrancar sus viejas uñas inservibles. Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, ella desprende una a una, sus viejas y sobrecrecidas plumas. Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros 30 años más.


No sé si sea verdad o una mera ficción, pero a mí me ha recordado el período de Cuaresma que estamos viviendo, un tiempo que, para muchos, puede ser costoso. De hecho, lo era para San Benito.


El texto del santo que arriba he querido compartirles lo deja muy claro: no se puede vivir la Cuaresma durante todo el año. No todos tenemos las fuerzas para vivirlo. Pero también es verdad que la Cuaresma es necesaria, así como para el águila era necesario ese esconderse en su nido. Sin este período de renuncias, nuestra alma puede volverse vieja, rutinaria y no rejuvenecer.


Por ello, con este tiempo litúrgico que la Iglesia nos propone no es que se busque hacernos la vida imposible, sino que, con la oración y los pequeños sacrificios que uno realiza -«que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas», para decirlo con las palabras de San Benito- se nos ayuda a fortalecer nuestro espíritu, a darle más fuerza y soportar, luego, los grandes vuelos que aún tengamos por delante en nuestra vida: vuelos que no estarán exentos de dificultades y tentaciones; vuelos que nos llevarán, si Dios quiere, al vuelo definitivo a la Eternidad, al abrazo con Dios.


¿Cuántas "uñas largas e inservibles" tengo yo en mi vida y que necesito arrancarme? ¿Cuál es mi lista de vicios o de pequeñas cosas que puedo ofrecer a Dios? Sería muy positivo, si no lo han hecho aún, trazarse unos objetivos, sencillos y claros, para estos 40 días de Cuaresma y ponerlos delante de Dios en la oración. Así, podremos renovar nuestra alma y, de esta manera, podremos ser también objetos de admiración...pero no de cualquiera, sino del mismo Dios. 


Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. | Fuente: www.la-oracion.com

BAILA CON DIOS


Baila con Dios


Estaba tan cansado que su rostro parecía sembrado de surcos. Como el cuero viejo, sus mejillas colgaban. Sus ojos veían a lontananza como si ya no quisieran mirar.

"¿Para qué?", se preguntó en voz alta. El tono de su voz sugería que no encontraba respuesta posible.

"Mi esposa me ha abandonado. Mi situación financiera es desastrosa. Mi salud va cuesta abajo. Pronto van a despedirme por no presentarme a trabajar".

Era cierto. No tenía sentido alguno decir al mecánico de 45 años que se alegrara. Su vida estaba en estado de desastre.

Se comprende que se hubiera olvidado de bailar con Dios. Ya no podía oír la música. Vacío y carente de energía, estaba sentado junto a la pared. Por lo que podía verse, este hombre abandonado dejaría de bailar para siempre.

Lo que había olvidado -si es que alguna vez lo había sabido- es que cuando bailamos con Dios bailamos a ritmo de vals. Nada rápido. Nada complejo. Apenas un movimiento lento y calmo. Un paso a la vez.

Los creyentes no necesitamos ver el mañana, la semana entrante o más allá. No buscamos comprender cómo se arreglarán las cosas. Por eso nos llaman creyentes.

Para bailar, sólo hay que poner un pie delante del otro. Es ésa toda la fe que necesitamos. Un paso y después otro. No tenemos que ver a dónde nos llevará el paso diez o el paso cien. Dios baila hacia adelante, a veces hacia los lados, y bailamos mejor cuando lo hacemos a su ritmo.

Levántate de esa silla. Da el primer paso. Vístete. Come un pan tostado. Sal por la puerta. ¿Qué harás cuando hayas salido? Ya tendrás tiempo de preguntártelo. Sigue moviéndote. Así es este baile.

Es difícil bailar sentado. Aún más si estás mirando al piso.

¿Y qué tal si te caes o si luces torpe al azotar contra el suelo? En ocasiones nos olvidamos de que Dios está a nuestro lado, de que nos tiende la mano y baila con nosotros. Eso hace toda la diferencia.

DATE TIEMPO


Date Tiempo
Autor: Miguel Angel Cornejo y Rosado



Date tiempo para trabajar, es el precio del éxito.

Date tiempo para pensar, es la fuente del poder.

Date tiempo para jugar, es el secreto de la juventud.

Date tiempo para leer, es la base del conocimiento.

Date tiempo para disfrutar de tus seres queridos, es la fuente de la felicidad.

Date tiempo para amar, es el sacramento de la vida.

Date tiempo para soñar, por ello el alma está cerca de las estrellas.

Date tiempo para reír, así las cargas son más ligeras.

Date tiempo para planear, porque planear es el secreto para tener tiempo para todo lo anterior.

FUERZA EN LA DEBILIDAD


Fuerza en la debilidad


Un joven de 15 años sufrió un accidente con su ciclomotor y tuvieron que amputarle el brazo izquierdo. Luego de un año de recuperación decidió aprender Judo. Su Sensei (maestro) era un anciano experto en este arte marcial. 

Al cabo de tres meses y pese a demostrar gran entusiasmo, el maestro sólo le había enseñado un movimiento. Lo aprendió a la perfección, pero comenzó a aburrirse. Pidió que le enseñara más ; le dijo que por ahora era todo lo que él necesitaría aprender.

Cansado de repetir hasta el cansancio la misma toma miles de veces, abandonó la práctica.

Una tarde recibió un llamado del maestro invitándolo a competir en un torneo. 

Luego de varias rondas clasificó para disputar la final. Su adversario era grande y demostraba mucha destreza. El sentía poca confianza pero el maestro lo alentaba a continuar.

Fue una larga lucha, su oponente perdía concentración. Rápidamente, el muchacho aprovechó ésto y logró vencerlo.

De regreso a casa el muchacho preguntó: "¿Cómo pude ganar un torneo con sólo un movimiento?" 

El Sensei contestó: "Tú has logrado dominar uno de los movimientos más difíciles en el judo. La única defensa contra esa toma era que tu rival se agarrase de tu brazo izquierdo".

Todos tenemos un brazo izquierdo, un flanco aparentemente débil. Cuando concentramos el foco y logramos transformar esa debilidad en una fortaleza, el resultado sobrepasa cualquier expectativa, derriba toda estrategia. 

Ser fuertes en nuestra debilidad nos hace imbatibles. 

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 18 DE MARZO DEL 2014

Autor: Luis Felipe Nájar | Fuente: Catholic.net
Escribas y fariseos al descubierto
Mateo 23, 1-12. Cuaresma. Cristo vivió lo que predicó y fue insobornable ante el miedo, valiente en su predicación porque hablaba con verdad.
 
Escribas y fariseos al descubierto
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. 

Oración introductoria

Señor, el mundo necesita, sobre todo, testigos más que maestros, testimonio más que sermones, humildad más que vanagloria, por ello te pido que ilumines mi oración para que sea el fuego de tu amor el que transforme mis actitudes de debilidad en fortaleza, de egoísmo en amor, y de soberbia en servicio.

Petición

Jesús, dame tu gracia y la fuerza para vivir siempre de acuerdo a tu Evangelio.

Meditación del Papa Francisco

Su actitud es: volverse rígidos, moralistas, especialistas en ética, pero sin bondad. La pregunta podría ser esta, ¿no?: ¿Por qué un cristiano puede llegar a ser así? ¿Qué sucede en el corazón de aquel cristiano, de ese presbítero, de ese papa, que se vuelve así? Solo hay una explicación: aquel cristiano no ora. Y si no hay oración, siempre cerrarás la puerta. La llave que abre la puerta a la fe es la oración.
Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es un testimonio altivo. Es un soberbio, es un orgulloso, es un seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción. Cuando un cristiano ora, no se aparta de la fe, habla con Jesús. Y, cuando digo orar, no digo decir oraciones, porque estos maestros de la ley decían muchas oraciones. En cambio, Jesús dice: Cuando ores, entra en tu habitación y ora al Padre en secreto, de corazón a corazón. Una cosa es orar y otra es decir oraciones. Estos no oran, abandonan la fe y la convierten en ideología moralista, en casuística, sin Jesús. (Cf. S.S. Francisco, 17 de octubre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión

"El más grande entre vosotros será vuestro servidor". Estas palabras de Cristo nos pueden recordar aquellas otras en las dicen: "el hijo del hombre no vino para ser servido sino para servir". ¡Qué dura es la condena contra los fariseos que se creen justos, pero que el Señor los pone al descubierto, porque Él conoce el corazón del hombre! Es una primera lección. La humildad que Cristo predicó y que vivió.

Cuando le vemos en la oscura y fría cueva de Belén. Él, que tiene el dominio de todo. O en la pobre casa de Belén, el que enriquece el mundo de belleza. Cuando muere en la cruz, vejado y abandonado por los hombres. Sí, Cristo nos vino a enseñar el camino al Padre, el camino de la sencillez, de la humildad. Qué lejos de Dios están los soberbios porque en su corazón sólo habitan ellos y Dios no puede entrar.

Cristo, por otra parte, no reprocha la doctrina de los fariseos sino que reprocha su incoherencia, entre lo que predican y lo que viven. Cristo vivió lo que predicó y derramó su bendita sangre por nuestros pecados. Fue insobornable ante el miedo, valiente en su predicación porque hablaba con verdad. Por eso mismo sus perseguidores exclamaron: "todo lo ha hecho bien".

Propósito

Rectificar mis intenciones varias veces al día.

Diálogo con Cristo

Señor, ayúdame a vivir esta Cuaresma en la perspectiva del amor. Que sea fiel a mi vocación de discípulo y misionero. Que por amor a Ti sea auténtico, generoso y desinteresado en todas mis relaciones con los demás. Que el amor me lleve a cumplir mi misión para que otros puedan experimentar la alegría de tu presencia. 

PENSAMIENTO DE SANTA TERESITA DE LISIEUX


TRES PALABRAS: GRACIAS, AYUDA Y PERDÓN


T R E S   P A L A B R A S
En estos últimos momentos del año que hoy termina, heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimiento.

Para darte: GRACIAS;
para solicitarte: AYUDA;
para implorarte: PERDON.



G R A C I A S

Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos me han dado:
Por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron,
por esa mano oportuna que me levantó,
por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron,
por esos oídos que me escucharon,
por ese corazón que amistad, cariño y amor me dió,

Gracias, Señor. . .  me cuesta trabajo decírtelo. . .
por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por el fallecimiento del ser querido.
Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!

Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres.
Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tanta veces encorvado
bajo el peso del desánimo me hizo caminar en el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.



A Y U D A

Te he venido también a implorar para el año que muy pronto va a comenzar.
Lo que el futuro me depara, lo desconozco, Señor, vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir.
Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre. Tú nunca me la darás. Eres fiel.
Yo sé que contaré con tu ayuda. Tú sabes que no siempre cooperaré.
Yo sé que me tenderás la mano. Tú sabes que no siempre la tomaré.

Por eso hoy te pido que me ayudes a ayudarte, que llenes mi vida de esperanza y generosidad. No abandones la obra de tus manos, Señor.


P E R D Ó N

No podía retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces te debería de haber dicho por que por negligencia y orgullo he callado.

Perdón; Señor, por mis negligencias, descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.

Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.

Perdón porque me han perdonado y no he sabido perdonar.

Perdón por mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo.

Perdón por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa  mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó. . .  por ese YO que se prefirió.

Señor, no te he dicho todo. Llena con tu amor mi silencio y cobardía.

GRACIAS por todos los que no te dan gracias.

AYUDA a todos los que te imploran Tu ayuda.

PERDON por todos los que no te piden perdón.

Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.

Valor para cambiar las cosas que si puedo y sabiduría para distinguir la diferencia.

Me has escuchado. .  . Ahora, Señor, te escucho.

TIEMPO DE MISERICORDIA

Autor: P. Ramiro Pellitero | Fuente: iglesiaynuevaevangelizacion.blogspot.com.es
Tiempo de misericordia
Esto no se refiere solamente a la Cuaresma, sino al tiempo que vivimos los católicos, con raíces en el pasado siglo
 
Tiempo de misericordia
Tiempo de misericordia
Me contó un sacerdote lo que le sucedió una vez en misa, al comienzo de la lectura del Evangelio. Tocaba el pasaje que relata cómo acudían a Jesús muchos tullidos ciegos, lisiados, sordomudos y otros, para ponerse a sus pies y Él los curaba. Entonces “Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: ‘Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer…’” (Mt 15, 32).

Al llegar a este punto de su lectura, el sacerdote tuvo que pararse unos momentos. Se le había puesto un nudo en la garganta. Había pasado sobre ese texto muchas veces, como también había leído que, en otra ocasión, “Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor” (Mc 6, 32). Pero nunca le había afectado de esa manera.

Vivimos en un tiempo de misericordia. Esto no se refiere solamente a la Cuaresma, sino al tiempo que vivimos los católicos, con raíces en el pasado siglo.


"Estamos viviendo en tiempo de misericordia"

Santa Faustina Kowalska, “apóstol de la Divina Misericordia”, murió en 1938, y fue beatificada y canonizada por Juan Pablo II. “La luz de Divina Misericordia –afirmó en la homilía de la canonización de sor Faustina– iluminará el camino de los hombres del tercer milenio”. El Papa polaco estableció el domingo segundo de Pascua como Domingo de la Misericordia. En nuestros días, Francisco ha hecho de la misericordia (como también de la ternura, de la cercanía y de otras manifestaciones de la caridad) el emblema de su pontificado.

Por eso es tan emblemático el encuentro con el clero de Roma, el 6 de marzo, en el que el Papa afirmó precisamente esto y lo desarrolló en la primera parte de su discurso: “Estamos viviendo en tiempo de misericordia, desde hace treinta años o más, hasta ahora. (…) En toda la Iglesia es el tiempo de la misericordia”. Y propuso a los sacerdotes que dieran prioridad al sacramento de la Reconciliación y, al mismo tiempo, a las obras de misericordia.


El sacramento de la Reconciliación y las obras de misericordia

En un segundo paso se preguntaba el Papa qué significa misericordia para los sacerdotes. Como fruto de contemplar la imagen del Buen Pastor señala: “El sacerdote es hombre de misericordia y compasión, cercano a su gente y servidor de todos. Este es un criterio pastoral que quisiera subrayar mucho: ¡la cercanía!” Y añade Francisco que el sacerdote demuestra esto particularmente al administrar el sacramento de la Reconciliación, de la confesión de los pecados; sobre todo si él mismo ha sabido confesarse bien, dejándose abrazar por Dios Padre.

Cuenta de un sacerdote argentino, gran confesor, que tenía miedo de “perdonar demasiado”, pero pedía perdón al Señor ante el Sagrario, y se iba tranquilo.

Al llegar a este punto de su discurso el Papa evoca su modo de ver la Iglesia como un “hospital de campaña”; porque, dice, hay que curar tantas heridas, por problemas materiales, por escándalos, también en la Iglesia. Y los sacerdotes debemos estar ahí, cerca de la gente: “Misericordia significa, ante todo, curar las heridas”. Incluso cuando –como prescribía la ley mosaica para los leprosos– haya quienes se alejan por vergüenza de mostrar sus heridas; pero en el fondo quieren una caricia. Por eso, señala Francisco, hemos de preguntarnos si conocemos esas heridas, si las intuimos, si estamos cerca de esas personas.

Y desde aquí pasa de nuevo al sacramento de la Reconciliación, para señalar que “Misericordia significa ni manga ancha ni rigidez”, ni laxismo ni rigorismo. Es normal, apunta, que entre los confesores haya diferencias de estilo, pero “esas diferencias no pueden afectar a la sustancia, es decir a la sana doctrina moral y a la misericordia”.

“Ni el laxista ni el rigorista –explica Francisco– dan testimonio de Jesucristo, porque ni el uno ni el otro se hacen cargo de la persona que encuentra. El rigorista se lava las manos: de hecho, se las clava a la ley, entendida de modo frío y rígido; el laxista también se lava las manos: solo aparentemente es misericordioso, pero en realidad no se toma en serio el problema de aquella conciencia, minimizando el pecado. La verdadera misericordia se hace cargo de la persona, la escucha atentamente, se acerca con respeto y con verdad a su situación, y la acompaña en el camino de la reconciliación. ¡Y eso es agotador, sí, ciertamente! El sacerdote verdaderamente misericordioso se comporta como el Buen Samaritano. Pero, ¿por qué lo hace? Porque su corazón es capaz de compasión, ¡es el corazón de Cristo!"

De este modo, añade, el sacerdote acompaña en el camino de la santidad, sabiendo sufrir con y por las personas, como un padre y una madre sufren por sus hijos. Esto implica que a veces hay que llorar por nuestro pueblo, intercediendo por las personas que lo necesitan ante el sagrario, y saber “luchar” con el Señor como Abrahám (cf. Gn 18, 22-33).


Como el buen samaritano

En la última parte de su discurso, el Papa vuelve a la misericordia en el trato corriente del sacerdote, especialmente con los niños, los ancianos y los enfermos: “¿Sabes acariciarlos, o te da vergüenza acariciar a un anciano? No tengas vergüenza de la carne de tu hermano”.

Y pone el contraejemplo del sacerdote y del levita en la parábola del buen samaritano. No supieron acercarse a aquella persona atacada por los bandidos, porque su corazón estaba cerrado. Se justificaron quizá en sus compromisos o falta de tiempo, excusas al fin y al cabo: “¡Excusas! Tenían el corazón cerrado. Y el corazón cerrado justifica siempre lo que no hace”.

“En cambio –observa Francisco–, el samaritano abre su corazón, se deja conmover en sus entrañas, y ese movimiento interior se traduce en acción práctica, en una intervención concreta y eficaz para ayudar a esa persona”.

E insiste en su mensaje: “Al final de los tiempos, será admitido a contemplar la carne glorificada de Cristo solo quien no haya tenido vergüenza de la carne de su hermano herido y excluido. Os confieso que a mí me ayuda algunas veces leer la lista sobre la que seré juzgado, me hace bien: está en Mateo 25”.

El Papa concluye su encuentro con el clero romano apelando al ejemplo de tantos sacerdotes misericordiosos que estarán en el cielo, también para pedirles esa gracia.


* * *

Lección de misericordia, en línea con el mensaje de Cuaresma y con las predicaciones de las últimas semanas. Lección que condensa el mensaje de este primer año de pontificado. Un mensaje proclamado, gritado, con la propia vida, claro para quien lo quiera ver.

En su tweet del 13 de marzo, transcurrido un año de pontificado, el Papa ha pedido: “Recen por mí”. Una manera concreta de vivir la misericordia es responder con generosidad.

SAN PATRICIO, OBISPO Y PATRÓN DE IRLANDA, 17 DE MARZO



Autor: . | Fuente: Corazones.org
Patricio, Santo
Obispo y patrón de Irlanda, Marzo 17

Patricio, Santo
Obispo

Martirologio Romano: San Patricio, obispo, que, siendo joven, fue llevado cautivo desde Gran Bretaña a Irlanda, y después, recuperada la libertad, quiso ser contado entre los clérigos y regresar a la misma isla, donde, hecho obispo, anunció con vehemencia el Evangelio y organizó con firmeza la Iglesia, hasta que en la ciudad de Down se durmió en el Señor (461). 

Etimológicamente: Patricio = Aquel que es un patricio o noble, es de origen latino

Nacido en Gran Bretaña (Bennhaven Taberniae (pueblecito de Escocia que hoy no se encuentra en los mapas) hacia el 385, muy joven fue llevado cautivo a Irlanda, y obligado a guardar ovejas. Recobrada la libertad, abrazó el estado clerical y fue consagrado obispo Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de evangelizador, y convirtiendo a la fe a numerosas gentes, entre las que organizó la Iglesia. Murió el año 461, en Down, llamado en su honor Downpatrik (Irlanda). 

No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Por lo que el santo dice de si mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejercito romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo el occidente. 

Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito. 

La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces "aún no conocía al verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia. 

Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud. 

Lo mas importante es que para entonces, como el lo dice: "oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron mas dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior". 

Después de seis años en tierra de Irlanda y de haber rezado mucho a Dios para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó mas de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo: 

"llegó el día en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. ´¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…´ A aquellas súplicas yo respondí francamente: ´Poned toda vuestra confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que El tiene de sobra en todas partes´. Fue entonces cuando vimos cruzar por el camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento en abundancia." 



Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las visiones y, a menudo, oía "las voces de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del oeste y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas palabras: ´Clamamos a ti, Ho joven lleno de virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente´ ". "Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años el Señor les concedió aquello por lo que clamaban". 

No hay ninguna certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde entonces. 

Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio pasó varios años en Francia antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda. Existen pruebas firmes de que pasó unos tres años en la isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre durante quince años mas. También hay sólidas evidencias de que tenía buenas relaciones personales con el obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote. 

Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio. 

Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente imposible obtener detalles del heroico trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas. 

Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el favor del "Gran Rey" Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath. 

Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba era entender. 


San Patricio y sus enemigos 

Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba. 

Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará". 

En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo, pero si, varios miembros de su familia. Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida (mas de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros. Pero se notaba que había una intervención milagrosa de Dios que lo libraba de la muerte todas las veces que los enemigos de la religión trataban de matarlo. En un incidente que ocurrió en misión, su cochero Odhran, quizás por algún presentimiento, insistió en reemplazar al santo en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio. 

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster y en Munster. 

Por su santidad, manifiesta en su carácter su lenguaje sencillo al evangelizar y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió para que los pobladores de Irlanda se abrieran a la predicación del cristianismo. De hecho hacen referencias en los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas) a cierto acuerdo concertado en Tara entre los paganos y el santo y su discípulo San Benigno (Benen). Dicen esos libros que "Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio y conocieron como este daba frutos en el gran poder de Patricio demostrado desde su arribo y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio". 

Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez a dado muchos misioneros a la Iglesia. 


El Sínodo 

Hay muchas y buenas razones para creer que San Patricio convocó a un sínodo, seguramente en Armagh, no se mencionó el sitio. Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado hasta nosotros tal como fueron redactados, aunque no cabe dudas que a varios de ellos se le hicieron añadiduras y enmiendas. En esa época San Patricio era ya un anciano con la salud quebrantada por el desgaste físico de sus austeridades y de sus treinta años de viajes de evangelización. Probablemente el sínodo haya tenido lugar cuando los días del santo ya estaban contados 

Vida de Santidad 

Solo llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos en las "Confesiones", la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia. Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando. 

De sus Confesiones: "Incontables dones me fueron concedidos con el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes y también, contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado y reinaba en mí. Fue El quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio y soportar una cantidad grande de insultos por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches y que aun desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad en su provecho. Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida la que me propongo pasar aquí hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia". 

La santidad da frutos 

El buen éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas. 

La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los "Anales de Ulster". Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración. 

San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo alude, mas de una vez, a las "multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo". Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio no habían desaparecido por completo. En las "Confesiones", que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A diario estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante". Pero más adelante agrega: "Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: ´Deja tus cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos". En esta confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica. 

La obra del incansable misionero dio muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, consiguió que la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por mas de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones. 

Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y "desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén". Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia. 



CUARESMA 2014


SI ME HICISTE DAÑO, NO LO TOMO EN CUENTA



Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Si me hiciste daño, no lo tomo en cuenta
Lunes segunda semana Cuaresma. Podemos estar llenando nuestra vida, no de los criterios y juicios de Dios, sino de los nuestros.


Cada vez que en la Cuaresma se nos presenta el grito de súplica, de perdón por parte del pueblo de Israel, al mismo tiempo está hablándonos de la importancia que tiene la conversión interior. La Escritura habla de que se han cometido iniquidades, de que se han hecho cosas malas, pero, constantemente, la Escritura nos habla de cómo nuestro corazón tiene que aprender a volverse a Dios nuestro Señor, de cómo nuestro corazón tiene que irse convirtiendo, y de cómo no puede haber ninguna dimensión de nuestra vida que quede alejada del encuentro convertido con Dios nuestro Señor. Así es importante que convirtamos y cambiemos nuestras obras, es profundamente importante que también cambiemos nuestro interior. 

La Escritura nos habla de la capacidad de ser misericordiosos, de no juzgar, de no condenar y de perdonar. Esto que para nosotros podría ser algo muy sencillo, porque es que si me hiciste un daño, yo no te lo tomo en cuenta; requiere del alma una actitud muy diferente, una actitud de una muy profunda transformación. Una transformación que necesariamente tiene que empezar por la purificación, por la conversión de nuestra inteligencia. 

Cuántas veces es el modo en el cual interpretamos la vida, el modo en el cual nosotros «leemos» la vida lo que nos hace pecar, lo que nos hace apartarnos de Dios. Cuántas veces es nuestro comportamiento: lo que nosotros decimos o hacemos. Cuántas veces es simplemente nuestra voluntad: las cosas que nosotros queremos. ¡Cuántas veces nuestros pecados y nuestro alejamiento de Dios viene porque, en el fondo de nuestra alma, no existe un auténtico amor a la verdad! Un amor a la verdad que sea capaz de pasar por encima de nosotros mismos, que sea capaz de cuestionar, de purificar y de transformar constantemente nuestros criterios, los juicios que tenemos hechos, los pensamientos que hemos forjado de las personas. Cuántas veces, tristemente, es la falta de un auténtico amor a la verdad lo que nos hace caminar por caminos de egoísmo, por caminos que nos van escondiendo de Dios. 

Y cuántas veces, la búsqueda de Dios para cada una de nuestras almas se realiza a través de iluminar nuestra inteligencia, nuestra capacidad de juzgar, para así poder cambiar la vida. ¡Qué difícil es cambiar una vida cuando los ojos están cerrados, cuando la luz de la inteligencia no quiere reconocer dónde está el bien y dónde está el mal, cuál es el camino que hay que seguir y cuál el que hay que evitar! 

Uno de los trabajos que el alma tiene que atreverse a hacer es el de cuestionar si sus criterios y sus juicios sobre las personas, sobre las cosas y sobre las situaciones, son los criterios y los juicios que tengo que tener según lo que el Evangelio me marca, según lo que Dios me está pidiendo. Pero esto es muy difícil, porque cada vez que lo hacemos, cada vez que tenemos que tocar la conversión y la purificación de nuestra inteligencia, nos damos cuenta de que estamos tocando el modo en el cual nosotros vemos la vida, incluso a veces, el modo en el cual nosotros hemos estructurado nuestra existencia. Y Dios llega y te dice que aun eso tienes que cambiarlo. Que con la medida con la que tú midas, se te va a medir a ti; que el modo en el cual tú juzgas la vida y la estructuras, el modo en el cual tú entiendas tu existencia, en ese mismo modo vas a ser juzgado y entendido; porque el modo en el cual nosotros vemos la vida, es el mismo modo en el cual la vida nos ve a nosotros. 

Esto es algo muy serio, porque si nosotros vamos por la vida con unos ojos y con una inteligencia que no son los ojos ni la inteligencia de Dios, la vida nos va a regresar una forma de actuar que no es la de Dios. No vamos a ser capaces de ver exactamente cómo Dios nuestro Señor está queriendo actuar en esta persona, en esta cosa o en esta circunstancia para nuestra santificación. 

"Con la misma medida que midáis, seréis medido". Si no eres capaz de medir con una inteligencia abierta lo que Dios pide, si no eres capaz de medir con una inteligencia luminosa las situaciones que te rodean, si no eres capaz de exigirte ver siempre la verdad y lo que Dios quiere para la santificación de tu alma en todas las cosas que están junto a ti, ésa medida se le está aplicando, en ese mismo momento, a tu alma. 
Qué importante es que aprendamos a purificar nuestra inteligencia, a dudar de los juicios que hacemos de las personas y de las cosas, o por lo menos, a que los confrontemos constantemente con Dios nuestro Señor, para ver si estamos en un error o para ver qué es lo que Dios nuestro Señor quiere que saquemos de esa situación concreta en la cual Él nos está poniendo. 

Pero cuántas veces lo que hacemos con Dios, no es ver qué es lo que Él nos quiere decir, sino simplemente lo que yo le quiero decir. Y éste es un tremendo riesgo que nos lleva muy lejos de la auténtica conversión, que nos aparta muy seriamente de la transformación de nuestra vida, porque es a través del modo en el cual vemos nuestra existencia y vemos las circunstancias que nos rodean, donde podemos estar llenando nuestra vida, no de los criterios de Dios, no de los juicios de Dios, sino de nuestros criterios y de nuestros juicios. Además, tristemente, los pintamos como si fuesen de Dios nuestro Señor, y entonces sí que estamos perdidos, porque tenemos dentro del alma una serie de criterios que juzgamos ser de Dios, pero que realmente son nuestros propios criterios. 

Aquí sí que se nos podría aplicar la frase tan tremenda de nuestro Señor en el Evangelio: "¡Ay de vosotros, guías ciegos, que no veis, y vais llevando a los demás por donde no deben!". También es muy seria la frase de Cristo: "Si lo que tiene que ser luz en ti, es oscuridad, ¿cuáles no serán tus tinieblas?". 

La conversión de nuestra inteligencia, la transformación de nuestros criterios y de nuestros juicios es un camino que también tenemos que ir atreviéndonos a hacer en la Cuaresma. ¿Y cuál es el camino, cuál es la posibilidad para esta transformación? El mismo Cristo nos lo dice: "Dad y se os dará". Mantengan siempre abierta su mente, mantengan siempre dispuesto todo su interior a darse, para que realmente Dios les pueda dar, para que Dios nuestro Señor pueda llegar a ustedes, pueda llegar a su alma y ahí ir transformando todo lo que tiene que cambiar. 

Es un camino, es un trabajo, es un esfuerzo que también nos pide la Cuaresma. No lo descuidemos, al contrario, hagamos de cada día de la Cuaresma un día en el que nos cuestionemos si todo lo que tenemos en nuestro interior es realmente de Dios. 

Preguntémosle a Cristo: ¿Cómo puedo hacer para verte más? ¿Cómo puedo hacer para encontrarme más contigo? 

La fe es el camino. Ojalá sepamos aplicar nuestra fe a toda nuestra vida a través de la purificación de nuestra inteligencia, para que en toda circunstancia, en toda persona, podamos encontrar lo que Dios nuestro Señor nos quiera dar para nuestra santificación personal. 

ORACIONES A SAN PATRICIO



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