lunes, 3 de marzo de 2014

¿QUÉ SIGNIFICA ENTRAR EN LA CUARESMA?


Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
¿Qué significa "entrar en la Cuaresma"?
La «cruz», por más pesada que sea, no es una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús.

¿Qué significa?

Queridos hermanos y hermanas: 

El miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma. 

Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»? 

Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor. 

Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás. 

Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24). 

La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal. 

Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia. 

Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo. 



Palabras que pronunció SS Benedicto XVI después de rezar la oración mariana del Ángelus, el domingo, 10 febrero 2008. 

ESTAMPAS DE CUARESMA PARA IMPRIMIR






EL EVANGELIO DE HOY: 03.03.2014

Autor: Andrés Pérez Apablaza | Fuente: Catholic.net
El peligro de las riquezas
Marcos 10, 17-27. Tiempo Ordinario. Que el amor por las cosas no te impida buscar lo único necesario: Dios.
 
El peligro de las riquezas
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo cuando Jesús salía al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre» Él, entonces, le dijo: Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: Y ¿quién se podrá salvar? Jesús, mirándolos fijamente, dice: Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.

Oración introductoria

Oh Señor, yo también me atrevo a preguntarte, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Ayúdame a conocer tu voluntad en esta oración y a tener la luz y fortaleza para saberte responder con prontitud y generosidad. No quiero salir triste ni apesadumbrado de esta meditación, sino con la alegría de haber puesto mi vida en tus manos.

Petición

Concédeme Jesús, vivir el día de hoy de acuerdo a tu voluntad.

Meditación del Papa Francisco

Este hombre bueno, hombre justo -un hombre impulsado por el Espíritu Santo para ir más lejos, más cerca de Jesús- se desanima: ante estas palabras, frunció el ceño y se marchó triste. Y Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: qué difícil es para quienes poseen riquezas entrar en el reino de Dios. Todos debemos hacer un examen de conciencia sobre cuáles son nuestras riquezas que nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida. La cultura del bienestar, que nos hace poco valerosos, flojos y también egoístas, a veces el bienestar nos anestesia. Incluso la elección de tener un hijo depende del bienestar. Otra riqueza que nos impide ir cerca de Jesús es el encanto de lo provisional. Nos gusta lo provisional porque tenemos miedo del tiempo de Dios, que es un tiempo definitivo. El encanto de lo provisional cautiva a los hombres de hoy; y les impulsa, en particular, a convertirse en dueños del tiempo: hacemos pequeño el tiempo en el momento. (S.S. Francisco, 27 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). .

Reflexión

Cuando Jesús fija la mirada en aquel joven, para nosotros hoy desconocido, mira a cada uno de los que ha llamado por el bautismo a la vida de cristianos. No mira tan sólo a los que llama a su pleno seguimiento. Llama más bien a todos aquellos que intuyen que la vida es más que diversión y pérdida de tiempo en naderías. Y es que quien entra dentro de su alma, descubre un vacío por llenar, un corazón por enardecer de amor, un ansia, un no sé qué de eterno, como ese joven, y que no estará tranquilos sino hasta llenarlo de lo único eterno: el amor de Jesucristo.

Mirando bien esta escena contemplamos que Cristo nos ve a cada uno de nosotros. Porque cada uno de los que nos decimos cristianos tenemos de una u otra forma apegado el corazón a las cosas de la tierra y nos damos cuenta que ellas no llenan nuestra alma.

Añoramos a Dios. Y por eso lo buscamos hasta donde pueda estar esperándonos. Este joven lo encontró en el desierto. Y no tuvo miedo de preguntarle qué tenía que hacer. Para eso iba, para conocer el secreto de su felicidad plena. ¡Lástima que fue poco generoso! Su amor a las cosas le impidió dejar volar su alma donde lo único necesario. Y es que cuando Cristo nos pide dejarlo todo, nos pide todo; cuando nos lo pide todo, no nos deja sin nada. ¡Nos da todo porque se da a Sí Mismo, Él todo!

Cristo le siguió con la mirada. Lo vio triste marcharse con su corazón roto por el egoísmo. Los ricos, los que apegamos el corazón a las cosas, tengamos mucho o tengamos nada, tengamos palacios o tengamos harapos, en fin, tengamos algo a lo que no queramos desapegarnos, no podremos hallar jamás descanso, no podremos porque optamos por las pobre creaturas y rechazamos al Creador de las creaturas. En cambio los que han conocido a Cristo de veras Dios, les da la fuerza para dejarlo todo y seguirlo incondicionalmente.

¿Conocemos que somos los más miserables si no le tenemos a Él, la fuente de nuestra verdadera riqueza?

Propósito

Haré algo para compartir con otros mi fe en el gran amor que Dios nos tiene.

Diálogo con Cristo 

Señor, si Tú eres lo único necesario en mi vida, ¿por qué no invierto lo mejor de mi tiempo en vivir tu mandamiento del amor? Desde hoy quiero comprometerme más contigo. Te prometo ser generoso para dedicar lo mejor de mí a mi misión y a mi formación integral y reducir mi afán por lo material para tener un corazón alegre, caritativo y bondadoso con todos. Ayúdame a vencer mis obstáculos y mi falta de voluntad para poder cumplir con este propósito. 

domingo, 2 de marzo de 2014

CUMPLEAÑOS


Cumpleaños

Mi cumpleaños y el de los demás son acontecimientos para celebrar la vida. De modo que con gozo de celebrar la vida digo: ¡Feliz Cumpleaños! 
Mi actitud de feliz cumpleaños hacia la vida es una manera de recordarme a mí mismo que la vida es para vivirla y que todos somos importantes. 

Cada día es una celebración cuando renazco a una conciencia de cuán sagrada es la vida y qué preciadas son todas las horas de vida. Honro a Dios al honrar todo lo que Dios ha creado. 

Hoy es un regalo de Dios. Acepto los regalos de mi Creador y me regocijo en todo momento. Sí, este es un feliz cumpleaños, veinticuatro horas adicionales para apreciarlas y vivirlas.

BUSCA DENTRO DE TI


Busca dentro de ti


Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, 
hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.

Dentro de ti esta siempre el secreto, 
dentro de ti están todos los secretos
Aún para abrirte camino en la selva virgen, 
aún para levantar un muro, 
aún para tender un puente, 
has de buscar antes, en ti, el secreto.

Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes 
están cortadas dentro de ti las malezas y lianas 
que cierran los caminos.

Todas las arquitecturas están ya levantadas, 
dentro de ti.

Pregunta al arquitecto escondido.

Él te dará sus formulas.

Antes de ir a buscar el hacha de más filo, 
la piqueta más dura, la pala más resistente... 
entra en tu interior y pregunta... 
Y sabrás lo esencial de todos los problemas 
y se te enseñará lo mejor de todas las fórmulas, 
y se te dará la más sólida de todas las herramientas.

Y acertarás constantemente, 
puesto que dentro de ti 
llevas la luz misteriosa de todos los secretos

BASTA UN POCO DE ALEGRÍA


Basta un poco de alegría
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD


  Cierto país padecía una crisis económica y había escasez. La gente estaba muy descontenta.

Vino un ángel y le preguntó a la gente qué necesitarían para estar contentos, porque él se lo concedería.

Unos le dijeron que les diera la capacidad de satisfacer todas las necesidades que se les presentaran y de tener los medios para ello. El ángel se lo concedió. Esa gente seguía adquiriendo todo, pero como sus aspiraciones y necesidades iban siempre en aumento, nunca estaban contentos.

Otros pidieron al ángel que les diera la libertad para disminuir sus necesidades. El ángel de lo concedió. Y esa gente vivió con austeridad pero eran felices.

Hay dos concepciones del desarrollo económico: producir y consumir indefinidamente para satisfacer necesidades que aumentan indefinidamente, o aprender a disminuir las “necesidades” innecesarias.


Segundo Galilea


Nacemos desnudos y sin oro ni plata. Desnudos vemos la luz del sol por primera vez, necesitados de alimento, vestidos y bebidas. Desnudos recibe la tierra a los que salieron de ella. Nadie puede encerrar con él en su sepulcro los límites de sus posesiones. Un pedazo de tierra es bastante a la hora de la muerte” 
(San Ambrosio).

Para conformarse con un pedazo de tierra, hay que tener dentro un pedazo de cielo: Dios. Es fácil dejarse seducir por las necesidades. Vivir en sencillez, en austeridad, es una gracia especial.

La felicidad no consiste en satisfacerse de cosas, de manjares exquisitos. Ya lo advierte el refrán: “más vale un día alegre con medio pan, que uno triste con un faisán”.

¿Cómo conformarse con poco, cómo sonreir permanentemente, cómo adquirir el buen humor? Puede ayudarnos a conseguirlo esta oración de santo Tomás Moro:

“Señor, dame una buena digestión
y, naturalmente, algo que digerir.
Dame la salud del cuerpo
y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor, 
que tenga siempre ante los ojos
lo que es bueno y puro
de modo que,
ante el pecado, no me escandalice,
sino que sepa encontrar
el modo de remediarlo.
Dame un alma
que no conozca el aburrimiento
los ronroneos, los suspiros, ni los lamentos.
Y no permitas que tome en serio
esa cosa entrometida
que se llama el “yo”.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Dame el saber reírme de un chiste
para que sepa sacar
un poco de alegría a la vida
y pueda compartirla con los demás”


LA IGLESIA CATÓLICA


LA IGLESIA CATÓLICA

Jesucristo, el Señor Resucitado,
sigue presente entre nosotros por medio de su Iglesia,
su Cuerpo, su Sacramento;
la Iglesia, icono de la Trinidad;
la Iglesia, Madre, Esposa, Virgen;
la Iglesia, “experta en humanidad”;
la Iglesia, Misterio y Don, vivificada por el Espíritu,
administradora y dispensadora de los misterios de Dios y de toda gracia;
Católica en su alma, sin exclusividades,
sin formas cerradas ni un único modo de santidad;
Católica, con la riqueza, siempre fiel y renovada de la Tradición,
que no divide ni separa, sino que une en Comunión, que integra;
rica en su liturgia, hermosa por la vida de sus hijos,
embellecida por el Espíritu con la santidad de sus miembros,
los santos, llamados, con razón, “los mejores hijos de la Iglesia” .

Es la Iglesia, Corazón de Cristo para el mundo,
la que muestra y señala el horizonte último y esperanzador al hombre,
le acompaña en todo momento,
sostiene, por su alma católica, a todo cristiano, 
por la Comunión de los Santos, lazos invisibles del Espíritu.

Cuántas realidades en la Iglesia y en la evangelización dependen de la oración, y del ofrecer un enfermo en silencio su dolor, y de entregar al Padre el trabajo de cada día, en la casa, en el colegio, en la oficina, para la redención del mundo!

La Iglesia, Maestra del espíritu, Maestra y educadora, como lo es en su catequesis, en su enseñanza, en sus movimientos y grupos, en sus parroquias, en sus Institutos y Facultades; 
la Iglesia Madre como lo es en tantas personas que nos han acompañado, en tantos sacerdotes que nos han forjado y han sido transparencia del amor de Cristo.

La Iglesia, Misterio de Comunión, enriquecida por la gracia del Espíritu Santo 
en su jerarquía, en el ministerio sacerdotal y en los carismas, 
para la santidad y edificación de todos, para el bien común, 
con la gran bendición que es, para la Iglesia, el carisma principal y fundante del ministerio sacerdotal.

La Iglesia, Virgen y Esposa, mariana por excelencia, 
que encuentra en María, Madre de Dios, modelo de fe, su realización más plena y perfecta.
La Iglesia mira a la Virgen María, y reconoce en Ella la tierra virginal que “ha dado su fruto” (Sal 66), 
el fruto bendito de sus entrañas, nuestro Dios y Salvador.

Así, al celebrar el sacrificio eucarístico,
el Banquete pascual de Cristo Resucitado,
la entrega sacramental de su Cuerpo y Sangre,
le miramos únicamente a Él, nuestro Señor,
nuestro Salvador,
nuestro Sacerdote y Mediador en quien encontramos
“gracia que nos auxilie en tiempo oportuno”,
porque Él sigue presente en la historia de los hombres,
iluminando, sanando, plenificando, redimiendo,
por medio de la Iglesia,
por medio de los sacramentos de su Amor.

ORACIÓN PARA VIVIR EN PAZ EN LA FAMILIA


Oración Para vivir en paz en la Familia

Señor, Dios nuestro,
tu nos has elegido
paras ser tus santos 
y tus predilectos.
Revístenos de sentimientos 
de misericordia
de bondad, de humildad,
de dulzura, de paciencia.
Ayúdanos a comprendernos mutuamente cuando tenemos algún motivo de queja
lo mismo que tú Señor, 
nos has perdonado.
Sobre todo, danos esa caridad, 
que es vínculo de perfección. 
Que la paz de Cristo 
brille en nuestros corazones.
Esa paz que debe reinar 
en la unidad de 
tu cuerpo místico. 
Que todo cuando hagamos
en palabras o en obras
sea en nombre del Señor Jesús
por quien sean dadas las gracias
a ti Dios Padre y Señor Nuestro
Amén.

DECÁLOGO CUARESMAL DEL CRISTIANO



Autor: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
Decálogo cuaresmal del cristiano hoy
Sembrando Esperanza III. La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un proceso, un camino interior de toda nuestra vida.

Decálogo cuaresmal del cristiano hoy
¿SABES QUÉ ES LA CUARESMA? 

Un tiempo propicio para encontrar la paz del corazón, para retomar el camino de Dios, que es un camino de amor, armonía y paz. Paz que nace del saber que somos amados y perdonados por Dios y del saber que correspondemos a ese amor. 

La Cuaresma es una oportunidad para «volver a ser» cristianos, a través de un proceso constante de cambio interior y de avance en el conocimiento y en el amor de Cristo. 

La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un proceso, un camino interior de toda nuestra vida. Ciertamente este itinerario de conversión evangélica no puede limitarse a un período particular del año: es un camino de todos los días, que tiene que abarcar toda la existencia, cada día de nuestra vida. 

San Agustín dijo en una ocasión que nuestra vida es un ejercicio único del deseo de acercarnos a Dios, de ser capaces de dejar entrar a Dios en nuestro ser. «Toda la vida del cristiano fervoroso -dice- es un santo deseo». 

Si esto es así, en Cuaresma se nos invita aún más a «arrancar de nuestros deseos las raíces de la vanidad» para educar el corazón en el deseo, es decir, en el amor de Dios. Dios -dice San Agustín- es todo lo que deseamos» (Cf. «Tract. in Iohn.», 4). 

Y esperamos que realmente comencemos a desear a Dios, y de este modo desear la verdadera vida, el amor mismo y la verdad (Benedicto XVI, 27 de febrero de 2007). 

1. Amarás a Dios. Le amarás sin retóricas, como a tu padre, como a tu amigo. No tengas nunca una fe que no se traduzca en amor. Recuerda siempre que tu Dios no es una energía, un abstracto, la conclusión de un silogismo, sino Alguien que te ama y a quien tienes que amar... Y, al mismo tiempo que amas a Dios, huye de esos ídolos que nunca te amarán pero podrían dominarte: el poder, el confort, el dinero, el sentimentalismo, la violencia. 

2. No usarás en vano las palabras: Dios, familia, amor. No las uses jamás contra nadie, jamás para sacar jugo de ellas, jamás para tu propia conveniencia. 

3. Piensa siempre que el domingo está muy bien inventado, que tú no eres un animal de carga creado para sudar y morir. Impón a ese desgastante exceso de trabajo, que te acosa y te asedia, algunas pausas de silencio para encontrarte con la soledad, con la música, con la naturaleza, con tu propia alma, con Dios en definitiva. 

4. Recuerda siempre que lo mejor de ti lo heredaste de tu padre y de tu madre. 

5. No olvides que naciste carnívoro y agresivo y que, aunque algún filósofo dijo que el “hombre era Lobo para el hombre”, nosotros cristianos no lo somos, aunque te es más fácil matar que amar. Vive despierto para no hacer daño a nadie, demostremos que tenemos razón, libertad y voluntad para respetar a todos. 

6. No temas ni la amistad, ni el amor. Pero no caigas nunca en esa gran trampa de creer que el amor es recolectar placer para ti mismo, cuando es transmitir alegría a los demás. 

7. No robarás a nadie su derecho a ser libre. Recuerda que te dieron el alma para repartirla y que roba todo aquel que no la reparte, lo mismo que se estancan y se pudren los ríos que no corren. 

8. Recuerda que, de todas tus armas, la más peligrosa es la lengua. Rinde culto a la verdad, pero no olvides nunca dos cosas: que jamás acabarás de encontrarla completa y que en ningún caso debes imponerla a los demás. 

9. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su coche, ni su sueldo. No dejes nunca que tu corazón se convierta en un cementerio de chatarra, en un cementerio de deseos innobles. 

10. No codiciarás los bienes ajenos ni tampoco los propios. Sólo de una cosa puedes ser avaro: de tu tiempo, de llenar la vida de los años -pocos o muchos- que te fueron concedidos. 

La Cuaresma avanza y todos, al inicio de estos 40 días, comenzamos con buenos propósitos para ser mejores y al final sentirnos amados por Dios y en su casa. ¿Ya has regresado?, ¿vas de camino?, ¿qué te falta?, ¿cuánto te falta por llegar?, ¿qué último esfuerzo debes hacer? Aún tenemos esta semana para decir al Señor, que SÍ QUEREMOS. 

LAS DECEPCIONES Y DERROTAS


EL EVANGELIO DE HOY: 02.03.2014

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Dios y las riquezas
Mateo 6, 24-34. Tiempo Ordinario. Jesús contrapone la actitud de quien se afana por las cosas materiales, con la de quien vive desprendido de todo.
 
Dios y las riquezas

Del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas». 


Oración preparatoria

Padre providente, inicio mi oración dándote las gracias por tu amor. Te pido perdón porque no he sabido corresponderte. En esta oración quiero abandonarme, con espíritu filial, en tu providencia que siempre cuida de mí y de todas mis pequeñas y grandes necesidades.

Petición 

Dios mío, ayúdame a confiar siempre en Ti, en tu providencia.

Meditación del Papa Francisco

Ese es el camino de Dios: la humildad, el abajarse para servir. En cambio la avaricia te lleva en sentido contrario: tú, siendo un pobre hombre, te haces Dios por vanidad. ¡Es la idolatría! Por esta razón Jesús dice cosas tan duras, tan fuertes en contra de este apego al dinero. Nos dice que no se puede servir a dos señores: o a Dios o al dinero. Nos dice que no nos preocupemos, que el Señor sabe lo que necesitamos, nos invita al abandono confiado al Padre, que hace florecer los lirios del campo y alimenta a los pájaros. El hombre rico de la parábola sigue pensando solo en las riquezas, pero Dios le dice: "Necio, ¡esta noche se te va a reclamar la vida!" Este camino es contrario al camino de Dios, es una tontería, te aleja de la vida, destruye cada fraternidad humana. El Señor nos enseña cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como una herramienta, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea el único Señor! ¡No el ídolo de oro!
Y todos los bienes que tenemos, el Señor nos lo da para echar a andar el mundo, para llevar adelante a la humanidad, para ayudar, para ayudar a los demás. Que se mantenga hoy en nuestro corazón la palabra del Señor: "Estén atentos y manténganse alejados de toda avaricia, porque aunque uno viva en la abundancia, su vida no depende de lo que tiene" (S.S. Francisco, 21 de octubre de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta).

Reflexión

Jesús contrapone la actitud de quien se afana por el dinero y las cosas de aquí abajo, con la de quien vive desprendido y confiado en la providencia de Dios. Aquellos al poner sus esperanzas e ilusiones en el mundo y sus cosas viven en el ansia y la intranquilidad. Esto es porque en último término los éxitos y satisfacciones, tan anhelados, vienen determinados por factores que no siempre pueden controlar. ¿Quién puede predecir el futuro siempre incierto?

Hay bienes tan frágiles como la salud, tan inexplicables como el amor o la amistad sincera. Aspectos, éstos últimos, que son decisivos para la felicidad humana. Además la fugacidad de la vida limita las satisfacciones que estos bienes nos reportan... Desde este punto de vista ¡qué pobres parecen estas aspiraciones! En cambio, los otros, logran superar esa visión materialista para alcanzar, una dimensión espiritual.

Seguir el consejo de Jesús no es fácil, pero reporta tranquilidad, paz y verdadera alegría interior. Saberse en las manos de un Padre bondadoso que nos invita a no preocuparnos de las cosas de este mundo, es una seguridad mejor fundada que las mejores predicciones de negocios. Esto no significa que debemos negar el valor a las cosas de este mundo, pues a todos nos son necesarias. Sin embargo, podemos discernir, con ayuda de Dios, dónde, cuando y cómo poner los cauces a todo ello. Si lo primero en nuestra vida son las cosas de Dios, seguimos viviendo en el mundo, pero todo lo que hagamos será con la intención de construir el Reino, de ayudar a los hermanos y de ganarlos para Cristo con nuestro testimonio, y no por afanes o lucros personales. Además, según la misma promesa, todos los demás bienes se nos darán por añadidura: ¡Lo ha prometido Cristo!

Propósito

Analizar la dificultad más grande de mi vida para ver en qué tengo que tener más confianza en Dios.

Diálogo con Cristo

Padre providente, tu doctrina es sencilla y clara, concreta y amorosa, no vale la pena desgastarse inútilmente por lo pasajero de este mundo, cuando hay un Reino que puedo empezar a gozar desde ahora. Las cosas no cambian por más que uno se preocupe por ellas, por eso te pido, Señor, tu gracia para vivir abandonado a tu Providencia, poniendo todos los medios a mi alcance para extender tu Reino. 

sábado, 1 de marzo de 2014

LA BOLSA DE AGUA CALIENTE



La bolsa de agua caliente


Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto; pero a pesar de todo lo que hicimos, murió dejándonos un bebé prematuro y una hija de 2 años, nos iba a resultar difícil mantener al bebé con vida porque no teníamos incubadora (¡no había electricidad para hacerla funcionar!), ni facilidades especiales para alimentarlo.

Aunque vivíamos en el ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros. Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente. Volvió enseguida diciéndome irritada que al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical “¡Y era la última bolsa que nos quedaba!”, exclamó y no hay farmacias en los senderos del bosque. “Muy bien”, dije, “pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo de éste. Su trabajo es mantener al bebé abrigado”.

Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los niños del orfanato que se querían reunir conmigo. Les hice a los niños varias sugerencias de motivos para orar y les conté del bebé prematuro. Les dije el problema que teníamos para mantenerlo abrigado y les mencioné que se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si tomaba frío. También les dije que su hermanita de 2 años estaba llorando porque su mamá había muerto. Durante el tiempo de oración, Ruth, una niña de 10 años oró con la acostumbrada seguridad consciente de los niños africanos “por favor Dios”, oró “mándanos una bolsa de agua caliente. Mañana no servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios MÁNDALA ESTA TARDE”. Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración la niña agregó: “y mientras te encargas de ello, ¿podrías mandar una muñeca para la pequeña y así pueda ver que Tú le amas realmente?”.

Frecuentemente las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. ¿Podría decir honestamente “amén” a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo. Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites ¿no?, y yo tenía algunos GRANDES “peros...”

La única forma en la que Dios podía contestar esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya estado en Afrecha casi 4 años y nunca jamás recibí un paquete de mi casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, ¿quién iba a poner una bolsa de agua caliente?.

A media tarde cuando estaba enseñando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto a la puerta de mi casa. Cuando llegué el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por supuesto, no iba a abrir el paquete yo sola, así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja. Había vendas para los pacientes del leprosorio y los chicos parecían estar un poco aburridos. Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas, lo que servía para una buena tanda de panecillos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... ¿sería posible?, la agarré y la saqué...

¡Sí era UNA BOLSA DE AGUA CALIENTE NUEVA!.
Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni si quiera creía que El podía hacerlo. Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando: “Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!”. Escarbó el fondo de la caja y sacó una hermosa muñequita. A Ruth le brillaban los ojos.

Ella nunca había dudado. Me miró y dijo: “¿puedo ir contigo a entregarle la muñeca a la niñita para que sepa que Dios la ama de verdad?”. Ese paquete había estado en camino por 5 meses. Lo había preparado mi antigua escuela dominical, cuya maestra había escuchado y obedecido la voz de Dios que la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar en el ecuador africano. Y una de las niñas había puesto una muñequita para alguna niñita africana cinco meses antes en respuesta a la oración de fe de una niña de 10 años que la había pedido esa misma tarde.

Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración que se hace con fe y confianza. Y tú ¿tienes esa confianza?... ¿tienes esa actitud orante?

PRIMER SÁBADO DE MES: ORACIÓN EN HONOR AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


ORACIÓN EN HONOR AL
INMACULADO CORAZÓN DE MARIA

1. Amabilísimo Corazón de María, que ardéis continuamente en vivas llamas de amor divino; por él os suplico, Madre mía amorosísima, abraséis mi tibio corazón en ese divino fuego en que estáis toda inflamada. Avemaría y Gloria.

2. Purísimo Corazón de María, de quien brota la hermosa azucena de virginal pureza. Por ella os pido, Madre mía inmaculada, purifiquéis mi impuro corazón, infundiendo en él la pureza y castidad. Avemaría y Gloria.

3. Afligidísimo Corazón de María, traspasado con la espada de dolor por la pasión y muerte de vuestro querido Hijo Jesús, y por las ofensas que de continuo se hacen a su Divina Majestad; dignaos, Madre mía dolorida, penetrar mi duro corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo sentimiento de los ultrajes e injurias que está recibiendo de los pecadores el Divino Corazón de mi adorable Redentor. Avemaría y Gloria.

¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!

LA BÚSQUEDA DE DIOS


La búsqueda de Dios
Autor: Susan Trott


Existe un relato hindú acerca de un aldeano que se acercó a un santón, que estaba meditando a la sombra de un árbol, y le dijo: "Quiero ver a Dios. Dime cómo puedo experimentarlo".

El santón, como es típico en ellos, no dijo ni palabra, sino que siguió haciendo su meditación.

El aldeano volvió con la misma petición al dia siguiente, al otro, y al otro, y al otro... sin recibir respuesta, hasta que, al fin, al ver su perseverancia, el santón le dijo: "Pareces un verdadero buscador de Dios. Esta tarde bajaré al río a tomar un baño. Encuéntrate conmigo allí".

Cuando, aquella tarde, estaban los dos en el río, el santón agarró al aldeano por la cabeza, lo sumergió en el agua y lo mantuvo así durante un rato, mientras el pobre hombre luchaba por salir a la superficie. Al cabo de un par de minutos, el santón lo soltó y le dijo: "Ven a verme mañana junto al árbol".

Cuando, al dia siguiente, acudió el aldeano al lugar indicado, el santón fue el primero en hablar: 

"¿Dime, por qué luchabas de aquella manera cuando te tenía sujeto por la cabeza debajo del agua?" 

"Porque quería respirar; de lo contrario, habría muerto", respondió el aldeano.

El santón sonrió y dijo: "El dia en que desees a Dios con la misma ansia con que querías respirar, ese día lo encontrarás, sin lugar a dudas".

LA BAILARINA DE BALLET


La bailarina de ballet


Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en profesión.

Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camarines luego de una función, y habló con el director.

- Quisiera llegar a ser una gran bailarina, le dijo pero no sé si tengo el talento que hace falta.

- Dame una demostración, le dijo el maestro

Transcurridos apenas 5 minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

- No, no tiene usted condiciones.

- La joven llegó a su casa con el corazón, desgarrado, arrojó las zapatillas baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron un poco mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.

Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó:

- Hay algo que nunca he terminado de entender. Cómo pudo Usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?

- Ahhh, apenas la miré cuando usted bailó delante de mí, le dije lo que siempre le digo a todas, le contestó.

- Pero eso es imperdonable! exclamó ella, arruinó mi vida, pude haber llegado a ser primera bailarina!

- No lo creo, repuso el viejo maestro. Si hubieras tenido las dotes necesarias, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo dije.

EL CAMINO MÁS CORTO



Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
El camino mas corto
María es el puente, porque Ella se presenta a mí de modo cercano, para enamorarme y llevarme directo a los brazos de su Hijo.

Así lo dijo San Luis Grignon de Monfort, que el camino más corto para llegar a Jesús es a través de la Virgen. Yo quiero darles mi propio testimonio al respecto, porque lo he vivido en forma literal, en carne propia. 

Si bien había tenido una educación en la fe en mi infancia, salí de la adolescencia habiendo olvidado totalmente mi religiosidad, mi espiritualidad. La enterré bajo toneladas de vanidades mundanas, anhelos de cosas vacías, una vida sin sentido espiritual. En este olvido de Dios transité más de dos décadas de mi vida, hasta que llegada la barrera de los cuarenta años me encontré enfrentado a una secuencia de calamidades personales, siendo la más conmocionarte una enfermedad que puso a riesgo o bien mi vida misma, o bien mi capacidad de una sobrevida normal. 

Esta sacudida de mis cimientos me hizo circular un año en búsqueda de una nueva forma de vivir, de corregir lo que estaba mal en mi vida, sin advertir que era Dios quien me estaba llamando con Su sutil Palabra, a través del dolor. 

Primero fue la Virgen la que hizo un ingreso fulgurante en mi realidad, sin saber siquiera yo quien era Ella. Pero en poco tiempo me enamoré perdidamente. ¿Quién es esta mujer, esta Niña-Madre que me llama de este modo? No podía comprender como en tan poco tiempo se había instalado en mí ese deseo de conocerla, de saber más sobre Ella. No había día en que no se presentara ante mi alguna referencia a su existencia. Joven, buena y llena de sabiduría, me llamaba. 

De inmediato quise conocerla, empecé a buscar y leer escritos sobre Ella, a aprender de sus manifestaciones a través de los siglos, a su silenciosa pero fundamental presencia en los Evangelios. Alguien me dijo, tienes que rezar y meditar. ¡Pero si yo no sé hacerlo! De un día para el otro me encontré rezando el Santo Rosario a diario, mientras lloraba inexplicablemente cada vez que lo hacía. Era como liberar años de olvido, de desconocimiento, mientras una emoción interior incontenible me decía que si, que era eso lo que Ella quería. 

En estos momentos me sentía absorbido por el amor que nacía en mí, pero algo me decía que había alguien más. Era Jesús, un Jesús totalmente desconocido para mí. ¿Quien es aquel que quiere robarme este amor por mi Madrecita del Cielo? Un Jesús distante, lejano, se dibujaba en el horizonte. Yo seguía mirando a María, pero Ella seguía hablando en cada texto, en cada oración, de Jesús. 

Entonces, como empujado por la mano de la Niña de Galilea, empecé a querer saber de El. Poco a poco fui viendo el Rostro del Señor en cada rezo, en cada palabra que la Virgen ponía en mi camino. Jesús fue creciendo, acercándose, hasta que un día me encontré frente a El, a Su Estatura Divina. 

María, entonces, se hizo a un lado y me dejó a solas con el Señor. Cada oración, cada lectura hizo centro en las Palabras de Jesús, mi Jesús. De a poco se presentó a mi alma como un Hermano, luego como un Amigo, para finalmente hacerme comprender que es infinita Su Divinidad. El abrazo de Jesús se hizo oración, se hizo meditación, pensamiento, deseo de conocerlo más y más. Nada quedaba de ese amor inicial por María, había sido superado por el amor a Jesús, un amor grande, redondo, completo, insuperable. María parecía estar a cierta distancia, sonriendo feliz de haberme llevado a El. Aprendí a orar dialogando con el Señor, compartiendo con El mis miedos y angustias, mis alegrías y sueños. 

Pronto pude dimensionar mi amor por Jesús, y mi amor por María, unidos indisolublemente. Ella no puede ser pensada si no es junto a El. Mi amor inicial por la Virgen encontró su sentido, un sentido Cristocéntrico, perfecto. Pero estos giros de mi alma alrededor de Jesús y María me empezaron a mostrar que había algo más, algo que ellos compartían, como un tesoro que Ambos abrazaban y protegían. Curioso por saber de que se trataba, me encontré con la Eucaristía, y con la Iglesia toda. Llegué a la comprensión de lo que es la Iglesia por un camino espiritual, desde las suaves y firmes Palabras de Jesús y María. Las Escrituras adquirieron sentido, cerrando este círculo perfecto. La Iglesia se me presentó como el más maravilloso puente entre el Cielo y la tierra, entre espíritu y humanidad. 

Mi amor por la Iglesia, de este modo, nació del amor inicial por María, que me llevó a Jesús, Quien me llevó a los Sacramentos, fundamento de la Iglesia toda. Círculos de amor, concéntricos, que se fueron acercando a un maravilloso conocimiento del tesoro que albergamos, la Santa Iglesia. Iglesia que es espiritual, pero construida en la tierra. Iglesia que es hombres, pero alimentada por el Espíritu Santo en sus venas vigorosas. Las caras humanas de la Iglesia, que somos nosotros mismos, me parecieron entonces nada, comparadas con la realidad espiritual que la sostiene. Con sólo pensar en Quien habita en el Sagrario, mi concepción de la Iglesia se torna luminosa, eterna, indestructible por más que el hombre se empecine, 
equivocado, en dañarla. 

Hoy, varios años por delante de aquellos momentos en que María golpeó a mi puerta, puedo ver a las claras el Plan de Dios en mi vida. María fue el puente, porque Ella se podía presentar a mí de modo cercano, para enamorarme. Pero la Reina de los corazones, la Estrella de la mañana, no se iba a detener allí. Rápida y fulgurante fue su mirada al señalarme a Dios como mi destino, Dios que es el Padre Bueno que la Creó, Dios que es el Espíritu que la alimenta, y Dios que es Su Hijo, nuestro Hermano y Salvador. 

La misión de María se fue desenrollando ante mi como un tapiz que rueda frente a mi vista, mostrándome ante cada giro un poco más del diseño que esconde. Sólo cuando el tapiz estuvo totalmente extendido frente a mí fue que pude ver lo que Ella vino a traerme: La Jerusalén Celestial, que alberga a Dios Uno y Trino, junto a Santos y Ángeles, Jerusalén que es la Iglesia luminosa que nos llama, promesa de Reino. 

La Eucaristía, con el Rostro de Cristo en su centro, domina a esta Ciudad Maravillosa a la que somos llamados. Allí hay una habitación preparada para cada uno de nosotros, un espacio para vivir una eternidad de felicidad y adoración. María, de este modo, se nos presenta como el camino más corto y simple para encontrar esa habitación, pese a las innumerables dificultades que nos esperan en esta vida. 

¡Gloria a Dios por haber concebido un Plan tan maravilloso! 

CALENDARIO DE ACTIVIDADES DE LA CUARESMA 2014


EL EVANGELIO DE HOY: 01.03.2014

Autor: Julián Higuera | Fuente: Catholic.net
Acércate a Jesús con la confianza de niño
Marcos 10, 13-16. Tiempo Ordinario. Cuantas cosas podemos aprender de los niños: su sencillez, su alegría, su entusiasmo, pero en especial su confianza serena.
 
Acércate a Jesús con la confianza de niño
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16

Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos. 

Oración introductoria

«Jesús amó a los niños y fueron sus predilectos “por su sencillez, su alegría de vivir, su espontaneidad y su fe llena de asombro”» (Juan Pablo II, Ángelus, 18.12.1994). Danos tu gracia, Señor, para ser como niños en las manos de Dios. Regálanos la alegría de sabernos tus hijos y no permitas que nos alejemos de tu amor.

Petición

Señor, que nunca desconfíe de tu amor.

Meditación del Papa Francisco

Los discípulos proponían "una bendición general y después todos fuera", pero ¿qué dice el Evangelio? Que Jesús se indignó diciendo "dejad que vengan a mí, no se lo impidáis. A quien es como ellos pertenece el Reino de Dios". La fe del pueblo de Dios es una fe sencilla. Por ejemplo, quizá no sabe explicar bien quién es la Virgen, pero para esto hay que ir al teólogo: te explicará bien quién es María. Pero, si tú quieres saber cómo se ama a María, ve donde el pueblo de Dios que te lo enseñará mejor y bien. Es un pueblo que siempre se acerca para pedir algo a Jesús y algunas veces también con un poco de insistencia.
Recuerdo una vez durante la fiesta patronal de la ciudad de Salta, una señora humilde pedía a un sacerdote la bendición. El sacerdote le dijo: "Pero señora, usted ha estado en la misa!" Y luego le ha explicado toda la teología de la bendición en la misa. "Ah, gracias padre, sí padre", respondió la señora. Pero cuando el sacerdote se fue la señora se dirigió a otro sacerdote: "Deme la bendición". Todas aquellas palabras no entraron en ella porque tenía otra necesidad, la necesidad de ser tocada por el Señor. Esta es la fe que buscamos y que debemos encontrar siempre porque la suscita el Espíritu Santo. Nosotros debemos facilitarla, hacerla crecer, ayudarla a crecer. (S.S. Francisco, 25 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión 

Cuantas cosas podemos aprender de los niños: su sencillez, su alegría, su entusiasmo, su inocencia, su pureza, pero en especial podemos aprender su confianza serena. Un niño sabe muy bien que sus padres lo aman y por eso confía ciegamente en ellos. No se cuestiona las cosas, simplemente se abandona a la voluntad de sus padres. Es precisamente esa confianza lo que más le agrada a Cristo y nos invita por ello a imitarla en nuestra relación con el Padre Celestial.
Dios es un Padre infinitamente bueno y siempre busca demostrarnos su amor, pero pide de nosotros que seamos como niños, que sepamos con sencillez aceptar sus designios y nos abandonemos en sus brazos, con la confianza plena de que su amor por nosotros es más grande y más poderoso que cualquier contrariedad.

La alegría es el reflejo de un alma que confía en Dios y es el distintivo más claro y elocuente de la fe cristiana, por eso en este día esforcémonos por contagiarla a todos los que se nos acerquen, sabiendo que nuestra alegría es palabra silenciosa pero elocuente que hablan del amor de Dios y de la confianza en Él.

Propósito

Mostrar un rostro alegre a pesar de las dificultades sabiendo que nunca me faltará la ayuda y protección de Dios.

Diálogo con Cristo

Jesús, te agradezco por todas los dones que me das diariamente y por la gran predilección que me tienes al darme la fe cristiana y la posibilidad de ser realmente tu hijo. Sabes bien lo débil que soy y lo fácil que me alejo de tu amor, por eso te pido humildemente que muevas mi corazón al arrepentimiento cada vez que me aleje de tu amor y te pida perdón con la sencillez de un niño.


Vosotros, que sois los predilectos del corazón del Niño Jesús, corresponded a su amor y, siguiendo su ejemplo, sed obedientes, amables y caritativos. Aprended a ser, como él, el consuelo de vuestros padres. Sed verdaderos amigos de Jesús y recurrid a él siempre con confianza. (Benedicto XVI, Saludo del Santo Padre, 26 de septiembre de 2009)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Julián Higuera 

    viernes, 28 de febrero de 2014

    BIENAVENTURADOS LOS PADRES



    Bienaventurados los padres


    Comprensivos... 
    porque ellos tendrán la amistad de sus hijos. 

    Cariñosos... 
    porque serán amados por sus hijos. 

    Honestos... 
    porque tendrán la verdad de sus hijos. 

    Que dan buen ejemplo... 
    porque los imitarán con alegría. 

    Que se entienden... 
    porque sus hijos los entenderán. 

    Justos... 
    porque no serán juzgados por sus hijos. 

    Que acompañan a sus hijos... 
    porque no se sentirán solos. 

    Que apoyan a sus hijos...
    porque éstos serán su apoyo.

    Que siembran armonía... 
    porque cosecharán felicidad. 

    Que escuchan a sus hijos... 
    porque siempre serán atendidos. 

    Que consuelan a sus hijos... 
    porque nunca les faltará consuelo. 

    Que velan por sus hijos... 
    porque podrán cada noche dormir tranquilos. 

    CAMINO DEL ÉXITO


    Camino del éxito


    El camino al éxito no es uno recto. 

    Existen curvas llamadas FRACASO.

    Lomos llamados CONFUSIÓN. 

    Reductores de seguridad llamados AMIGOS. 

    Luces rojas llamadas ENEMIGOS. 

    Luces de precaución llamadas FAMILIA. 

    Tendrías gomas vacías llamadas TRABAJO, pero si tienes un repuesto llamado DETERMINACIÓN, un motor llamado PERSEVERANCIA, un seguro llamado FE y un conductor llamado JESÚS llegarías de seguro al lugar llamado ÉXITO.

    ¿CAMBIAR?


    ¿Cambiar?
    Autor:  Padre Ignacio Larrañaga


    No se puede cambiar. Los códigos genéticos acompañan a la persona desde el nacer hasta el morir. No se puede cambiar; se puede mejorar.

    Cuentan que tal persona, insoportable si las hay, luego de una recepción espectacular del Espíritu Santo, cambió completamente, tornándose en una persona encantadora. Cambió completamente; es verdad, sin embargo, no cambió nada —digo yo—. Supongamos que la tal persona, después de unos años de aquella fulgurante conversión, abandona todo trato personal con el Señor, veremos cómo vuelve a ser la insoportable de antaño y cómo comienza a soltar sapos y culebras por todas partes: ¿Cambió? No cambió nada.

    Y no hace falta acudir a ejemplos ajenos. Usted (lector o lectora) y yo lo sabemos por experiencia propia. Cuando, por las razones que sea, abandonamos la vida de oración por un lapso de tiempo más o menos largo, ¡cómo nos renace el amor propio! ¡Cuánto nos cuesta perdonar! ¡De qué manera el disgusto más pequeño nos hace polvo! ¡Cómo por cualquier cosa nos ponemos impacientes, irascibles, agresivos, intolerantes, nerviosos...!

    Si de cambiar pudiésemos hablar, sería en tanto en cuanto en la medida en que Jesús esté vivo y presente en mí: entonces sí; él irá suavizando las aristas, nivelando los desniveles, poniendo amor donde había egoísmo, perdón donde el instinto reclamaba venganza, suavidad donde el corazón exigía violencia.

    Supongamos que esta persona nació notablemente rencorosa por una predisposición congénita de personalidad. Ante una grave ofensa surge violentamente en su corazón el impulso de la venganza. Si Jesús está vivo y vibrante en ese corazón, apagará todos los fuegos y, para cuando ese impulso salga al campo del comportamiento, será en forma de perdón y sosiego. Sólo un Jesús vivo en el corazón es capaz de esas alquimias prodigiosas.

    Esta otra persona tiene, por constitución genética, una estructura psíquica fuertemente irascible, lo que llamamos una persona de muy mal genio. Ante un estímulo exterior se encienden en su interior todos los fuegos y surge impetuosamente el impulso de la furia. Si Jesús está vivo y sensible en la conciencia, él mismo tomará la iniciativa para apagar todas las llamas, y para cuando esta furia pase al campo del comportamiento, será en forma de mansedumbre, paciencia y bondad.

    Este hermano es un individuo típicamente egoísta, de aquella clase de personas que se sirven de todo y no sirven a nadie; sólo preocupado de sí y despreocupado de los demás. Se presenta una oportunidad para actuar, y surge el instinto egoísta en el interior del hermano. Si Jesús está alerta en su conciencia, habrá una metamorfosis, esto es, un morir y un nacer; es decir, las energías egoístas se transformarán en energías de amor por el poder y la magia de la presencia resucitada y todopoderosa de Jesús, y para cuando el impulso egoísta siga al campo de la conducta, será sirviendo a todos y no sirviéndose de los demás, despreocupado de sí y preocupado de los demás: amor.
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