martes, 15 de octubre de 2013

PENSAMIENTOS DE SANTA TERESA DE AVILA






EL EVANGELIO DE HOY: 15.10.2013

Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
No importa lo exterior
Lucas 11, 37-41. Tiempo Ordinario. Que las buenas obras broten de nuestro interior, de cara a Dios.
 
No importa lo exterior
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 37-41


En aquel tiempo, después de que Jesús hubo terminado de hablar un fariseo le rogó que fuera a comer con Él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: ¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros. 

Oración introductoria

Padre, tu que ves en lo secreto y lo conoces todo, ayùdame a no dar importancia a lo exterior, que cada dìa pueda llenar mi corazòn de tu amor.

Petición

Jesús, llèname de tu amor para nunca juzgar lo que hacen los demás y preocuparme para que mis obras estèn llenas de bondad.

Meditación del Papa Francisco

Así hay que salir a experimentar nuestra unción, su poder y su eficacia redentora: en las "periferias" donde hay sufrimiento, hay sangre derramada, ceguera que desea ver, donde hay cautivos de tantos malos patrones.
No es precisamente en autoexperiencias ni en introspecciones reiteradas que vamos a encontrar al Señor: los cursos de autoayuda en la vida pueden ser útiles, pero vivir nuestra vida sacerdotal pasando de un curso a otro, de método en método, lleva a hacernos pelagianos, a minimizar el poder de la gracia que se activa y crece en la medida en que salimos con fe a darnos y a dar el Evangelio a los demás; a dar la poca unción que tengamos a los que no tienen nada de nada.
El sacerdote que sale poco de sí, que unge poco – no digo "nada" porque, gracias a Dios, la gente nos roba la unción – se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral. (S.S. Francisco, 28 de marzo de 2013).

Reflexión

El Señor reprende a los fariseos porque quiere ayudarles a ver que viven en la hipocresía, que de nada les valen sus "buenas obras" y su observancia de la ley, si por dentro están sucios.

Un hombre captó en profundidad este mensaje de Cristo y entonces dijo: "Quiero escribir el libro de mi vida, no de cara a los hombres, sino cara a cara con Dios".

Descubrió que no vale la pena vivir fingiendo, vivir de apariencias, para crearse una buena imagen ante los demás, porque podemos engañar a los hombres, e incluso a nosotros mismos. Pero no a Dios, que ve en lo secreto y lo conoce todo.

Descubrió la insatisfacción y el desasosiego en que se vive cuando hay dualidad e hipocresía, cuando se vive con una máscara, se sonríe por fuera y se llora amargamente en el interior. Se dejó convencer al sentir la paz que deja la autenticidad y la coherencia de vida.

Propòsito

Que las buenas obras broten de nuestro interior, de nuestro amor a Dios y al prójimo, que nacen del corazón. Que nuestra intención no sea impresionar a los hombres, sino sencillamente agradar a Dios y ser un testimonio alentador para los que nos rodean. 

lunes, 14 de octubre de 2013

A VECES..


VALORA LO QUE DIOS TE DIO.


Valora lo que Dios te dio.

Un día, caminando por la calle vi a un niño solo y triste, y me dije:  "gracias Dios mío porque tengo una familia y amigos; porque jamás he sentido la soledad y el desamparo por los que ese pequeño ha de estar  pasando".

Seguí mi andar y vi a un niño ciego y dije:"gracias Dios mío porque tengo ojos y veo; porque se lo que es un amanecer, he visto el arco iris, las estrellas, las flores y la luna, y ese pequeño niño jamás podrá hacerlo".

Reanude mi caminar y vi a un tercer niño que triste en una silla de  ruedas,  veía como los demás niños jugaban; y por tercera vez agradecía a Dios, ahora por estar sana.

Poco antes de llegar a mi destino, vi una luz que se acercaba; era un niño  y me dijo algo que jamás olvidare: "Tu me has visto antes y piensas que soy infeliz, que estoy solo y triste; pero te equivocas. Esos tres niños que antes viste eran uno solo, era yo que tuve que hacerte creer que era infeliz para que tu descubrieras la gran riqueza que posees, en las cosas mas simples y sencillas se encuentran los valores mas grandes. Cuando veas a alguien como ellos, no pienses en que sufren, sino en que así son felices porque ellos al igual que tu, han descubierto su riqueza. Pide por ellos y por ti, y agradece a Dios lo que tienes; y cada vez que tengas la  oportunidad, haz descubrir a otros la riqueza que poseen" y el niño desapareció.

VALORES Y LIDERAZGO


Valores y liderazgo


Un experto en liderazgo, el profesor de Harvard Ronald Heiffetz, afirma que todos los líderes tienen su "santuario".

Interesante anotación que nos centra en los valores éticos y espirituales como fundamento del auténtico liderazgo.

Para poder ejercer un influjo positivo y significativo, los líderes son fieles a vivenvias de este tipo:
1. Le dan prioridad a lo espiritual. Viven con su fe, sea cual sea y así disfrutan de paz interior con un sentido de trascendencia.

2. Le dan prioridad a las relaciones. Así, al valorar su familia y sus amigos hallan apoyo, fortaleza y luz.

3. Cultivan experiencias de mejoramiento humano como las siguientes:
Seminarios o talleres de crecimiento, buenas lecturas, ejercicio físico, buen empleo del tiempo libre, aficiones artísticas.

4. Tienen un compromiso social. Sin ningún interés económico apoyan obras benéficas en bien de los pobres, los limitados, los ancianos o los niños.

¿Eres tú también fiel a esas mismas vivencias? Ojalá crees tu propio "santuario" para ejercer un buen liderazgo donde estés. Y recuerda que si eres íntegro Dios habita en el santuario de tu alma.

EL EVANGELIO DE HOY: 14-10-2013

Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
No pidan una señal
Lucas 11, 29-32. Tiempo Ordinario. Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos,la señal del amor.
 
No pidan una señal
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo la gente se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. 

Oración introductoria

Padre, te pedimos que Cristo, clavado en la cruz, sea para nosotros la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado.

Petición

Señor, ayudanos a ser "señales" para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor.

Meditaciòn del Papa Francisco

Nuestra época se caracteriza por más mártires que en los primeros siglos. Perseguidos por el odio: es el demonio mismo que siembra odio en aquellos que llevan a cabo la persecución. San Esteban, fue uno de los diáconos ordenados por los apóstoles. Se muestra lleno de gracia y de poder y hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo, y llevaba hacia adelante el Evangelio. Entonces algunos comenzaron a discutir con él acerca de Jesús: si Jesús era el Mesías o no. Esta discusión, sin embargo, se convirtió en impetuosa y los que "discutían con él no pudieron resistir su poder, su sabiduría, su ciencia". ¿Y qué hicieron? en lugar de pedirle explicaciones, pasaron a la calumnia para destruirlo. Porque como no iba bien la pelea limpia, la lucha entre hombres de bien, se fueron por el camino de la lucha sucia: la calumnia. Encontraron testigos falsos que decían: Este no habla sino contra este lugar, y contra la ley de Moisés, en contra de esto, en contra de aquello. Lo mismo que hicieron con Jesús. (cf S.S. Francisco, 16 de abril de 2013

Reflexión

Deseamos una seguridad, una certeza. Queremos tener ante nuestros ojos una prueba, un milagro. Cada día es una buena ocasión para buscarla, o, más bien para encontrarla, para contemplarla, porque ya la tenemos.

Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado; un amor que se entrega hasta el extremo de dar la vida por el amigo. El crucificado nos hace ver un milagro más extraordinario que cualquier otro: el del amor, que se demuestra en el dolor. Basta que le contemplemos detenidamente para que obtengamos una plena seguridad sobre la cual construir nuestra vida: la de sabernos y sentirnos profundamente amados.

Esta señal constituye también una invitación. Cristo nos invita a convertirnos en “señales” para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor. Que por nuestro modo de vivir, tengan la seguridad de que vale la pena ser seguidor del hombre que aparentemente fue derrotado en la cruz. Para ser “señales”, pruebas vivas, hay que aprender como Cristo, a subir a la cruz. Ahí está la señal del amor.

Propòsito

Acercarme a un crucufico y pedirle a Jesùs que me enseñe a ser señal de amor para mi familia, trabajo, amigos.

Diálogo con Cristo

Señor, todo está bajo tu dominio menos mi libertad, porque Tú respetas mi decisión de cumplir o no tu voluntad. Me has dado tu Palabra en el Evangelio, te me ofreces en la Eucaristía, para que tu presencia viva transforme todo mi ser: inteligencia, voluntad, afectos, imaginación y sentimientos. Haz, Jesús, que sepa apreciar estos dones y que aproveche todas las oportunidades, circunstancias y situaciones de mi vida para amarte más. 

ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO



ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO


Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anas, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dandoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. 

Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los meritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. 
Amen.

LA NATURALEZA HUMANA


LA NATURALEZA HUMANA


Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria, el cual era, evidentemente, un excelente vendedor. En un determinado momento soltó un globo rojo, que se elevó por los aires. Atrayendo a una multitud de posibles jóvenes clientes.

Luego soltó un globo azul, después uno amarillo, a continuación un globo blanco... Todos ellos remontaron el vuelo hacia el cielo hasta que desaparecieron. El niño negro, sin embargo, no dejaba de mirar un globo negro que el vendedor no soltaba en ningún momento. 

Finalmente, le preguntó: "Señor, si soltara usted el globo negro, subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro, y mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: "No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay dentro."

DIOS TE SALVE MARÍA...


domingo, 13 de octubre de 2013

EL EVANGELIO DE HOY: 13.10.2013

Autor: P Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
Como una flor exótica
Lucas 17, 11-19. Tiempo Ordinario. Lo que tenemos es sólo porque Dios es inmensamente generoso con nosotros.
 
Como una flor exótica
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».

Oración introductoria

¡Gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento de oración! ¡Gracias por el don de tu amistad, de tu gracia y de tu misericordia! Concédeme que nunca sea un hijo ingrato o indiferente a los innumerables dones que me regalas, como es el poder tener este encuentro de amor contigo en la oración.

Petición

Señor, dame un corazón agradecido, contigo y con los demás.

Meditación del Papa Francisco

Pensemos en los dos discípulos de Emaús: el rostro triste, un caminar errante, sin esperanza. Pero Jesús no les abandona: recorre a su lado el camino, y no sólo. Con paciencia explica las Escrituras que se referían a Él y se detiene a compartir con ellos la comida.
Éste es el estilo de Dios: no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas. Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar. Recordémoslo en nuestra vida de cristianos: Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado. Él no está nunca lejos, y si volvemos a Él, está preparado para abrazarnos.
A mí me produce siempre una gran impresión releer la parábola del Padre misericordioso, me impresiona porque me infunde siempre una gran esperanza. (S.S. Francisco, 7 de abril de 2013).

Reflexión

Un muchacho pobre vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela. Y resultó que un día, después de una jornada entera de trabajo, se encontró con los bolsillos y el estómago vacíos. Rendido por la fatiga, decidió pedir comida en la siguiente casa que tocara. Pero sus nervios lo traicionaron cuando una linda jovencita salió a abrirle la puerta. Sólo fue capaz de pedirle un poco de agua. La chica miró su aspecto. Parecía hambriento. Y, en vez de agua, le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió despacio, y después le preguntó: "¿Cuánto le debo, señorita?". "No me debes nada –contestó ella-. Mi madre siempre nos ha enseñado a no aceptar nunca un pago por una caridad". El joven le dijo: “Entonces, te lo agradezco de todo corazón”. Cuando el joven se fue de la casa, se sintió un poco reestablecido físicamente y, sobre todo, notó que había aumentado su fe en Dios y en la bondad de los hombres. Había estado a punto de rendirse y de abandonarlo todo. Este joven se llamaba Howard Kelly.

Años después, la muchacha enfermó gravemente. Los doctores del lugar estaban confundidos porque se trataba de una enfermedad bastante rara, y decidieron mandarla a la capital para que la vieran los mejores especialistas. Uno de los médicos que la atendió se interesó mucho del caso y prometió hacer todo lo posible para salvar su vida. Después de una larga lucha contra la enfermedad, por fin, ganó la batalla.

El doctor pidió a la administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. Y después le envió la cuenta a la enferma. La chica tenía mucho miedo abrirla porque sabía que las consultas, intervenciones quirúrgicas y medicinas de su tratamiento habían sido sumamente costosas, y ella no tenía aquella cantidad. Sólo con las ganancias del resto de su vida podría pagar todos aquellos gastos. Finalmente dio un hondo suspiro y abrió el sobre. La factura decía: “Totalmente pagado desde hace muchos años... con un vaso de leche. Firmado: Dr. Howard Kelly”. Lágrimas de alegría inundaron los ojos de la muchacha y, con el corazón rebosante de felicidad, dio gracias a Dios y al doctor Kelly por tanta caridad y benevolencia.

Conmovedora historia, que nos habla de la bondad de esos dos jóvenes. Pero también de la grandeza de la gratitud. No hubiese sido posible ese milagro sin una sincera gratitud en el corazón de estas personas.

La gratitud no es sólo un gesto de cortesía y de buena educación en las relaciones sociales. No consiste sólo en decir “gracias”, de labios para afuera, a quienes nos han hecho un favor o nos han prestado un buen servicio. La verdadera gratitud es una virtud humana y cristiana sumamente hermosa, que brota desde lo más profundo del corazón. Es la respuesta de las personas nobles ante los beneficios que reciben, porque saben que no se merecen ese servicio de que han sido objeto; reconocen la gratuidad de las atenciones de los demás y se sienten deudoras, desde el fondo de su alma, hacia aquellos que les han mostrado su bondad y benevolencia. Están convencidas de que, si las han ayudado, es por la bondad de esas personas y no porque ellos se lo merecen. Por eso, la gratitud, si es sincera y auténtica, va siempre acompañada de una grandísima humildad y sencillez interior, y sólo se da en las almas grandes y generosas. Por eso es tan admirable encontrarse con una persona verdaderamente agradecida.

Pero, precisamente por eso, también es una virtud muy rara. Alguien ha dicho que la gratitud es como una hermosa flor exótica, como el lirio que florece en los pantanos, y que es capaz de nacer en medio de un muladar. O como esas bellas orquídeas, que brotan en la soledad de los bosques tropicales.

Nuestro Señor también se sorprendió ante la ingratitud de los hombres y se maravilló al constatar que muy pocos saben ser agradecidos. El Evangelio de hoy nos cuenta la historia de los diez leprosos que fueron curados por Jesús. De los diez que recibieron la gracia prodigiosa de su curación, sólo volvió uno a darle las gracias. “¿No eran diez los curados? –preguntó extrañado nuestro Señor—. Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?”. Los otros nueve, que pertenecían al “pueblo escogido”, tal vez consideraron que se les debía aquel favor, y no supieron reconocerlo como un don gratuito de parte de Jesús. O fue tan grande su despiste y su descuido que no se acordaron luego de venir a dar las gracias, como aquel samaritano.

Realmente, para ser agradecidos, necesitamos ser humildes. "Uno de ellos –nos narra el evangelista— viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias". Una persona orgullosa o autosuficiente es incapaz de estos gestos de reconocimiento. Sólo quien se siente indigno de tan gran beneficio, puede también sentirse deudor, y dar gracias a Dios por tamaña bondad y misericordia.

¿Somos nosotros personas agradecidas? ¿Sabemos reconocer y dar gracias a Dios nuestro Señor, desde lo más profundo de nuestro corazón, todos los dones y beneficios que nos concede a cada rato? ¿Estamos de verdad convencidos de que no merecemos tanta bondad de parte de Dios, y que todo lo que tenemos es sólo porque Él es inmensamente generoso con nosotros?

¡Cuántas veces sucede que, en vez de darle gracias por lo que tenemos, nos quejamos por aquello de lo que carecemos! O, en lugar de sentirnos inmensamente felices por lo que nos regala, nos quejamos amargamente porque debería concedernos también otras cosas.

Yo no creo que actuamos así por malicia. Lo que pasa es que somos a veces tan descuidados en nuestro trato con Dios que, en vez de valorar y de agradecer sus dones, nos comportamos como hijos caprichosos, pensando que todo se nos debe por nuestra cara bonita. "Todo es gracia" –nos dice san Pablo— y no se debe nada a nuestros méritos. Si Dios nos diera sólo aquello que se nos debe en justicia, seríamos unos pobres desgraciados y unos pordioseros toda la vida.

Propósito

Ojalá que de hoy en adelante seamos más agradecidos con Dios nuestro Señor y con todas aquellas personas que nos hacen algún favor. Pero conscientes de que la gratitud, si es genuina, nos debe llevar también a compartir con los demás las cosas que Dios nos regala con tanta generosidad. 


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Cordova LC 

    sábado, 12 de octubre de 2013

    QUIERO SEGUIRTE SEÑOR


    QUIERO SEGUIRTE SEÑOR:

    A pesar de las incomprensiones de los demás.
    A pesar de mis momentos débiles.
    A pesar de las horas de cansancio.
    A pesar de...

    Quiero ser dichoso con los que te siguen con corazón sencillo:
    Con los pobres que sienten necesidad de Ti.
    Con los que sufren en su caminar por la vida.
    Con los que trabajan por implantar la justicia.
    Con los de corazón puro.
    Con los que llevan consigo la paz, y la transmiten.
    Con los que...

    Señor, hago opción por ser de los tuyos:
    Opto por desterrar de mí la hipocresía, la ostentación, el lujo.
    Opto por tener un corazón abierto para dar y recibir el perdón.
    Opto por atesorar en el Cielo, gastando mi vida por los demás en la tierra.
    Opto por...

    Yo te sigo:
    He querido poner la mano en el arado y emprender el camino que tú seguiste.
    Haz de mí un hombre recio.
    Haz de mí un hombre decidido a no dejar rincones de mi vida sin abrirlos.
    Haz de mí...

    AYÚDAME, Señor, a ser fiel a mi opción por Ti. Amén!!

    LA AMISTAD


    LA AMISTAD


    Toda mi vida he buscado la amistad en mucha gente,  la necesidad de ser querida y aceptada, y eso me esfuerzo a perseguirlo. 

    Desde entonces me he esforzado  siempre por dar lo mejor de mi, 
    y empecé a transformar lo que yo era en lo que  yo pensé que seria aceptado. 

    Estoy aprendiendo a abrir los ojos de mi alma  para poder reconocer todo lo que me rodea  y para poder saber lo que es la amistad para mi.  Que puedo decir? 

    Ahorita es un momento en el que estoy conectada con Dios. La amistad va creciendo poco a poco.  La amistad se ve con la vida,  y es bonito tener un amig@ que camine  por ella junto a mi.
    Para mi la amistad es un regalo que sale de un corazón que quiere y se que es agradecido. 

    Se da gratuitamente, salen de las personas que verdaderamente siente en ellas el amor de Dios.  No se compara y no se exige, 
    nace y se cultiva con lo que se da en esa amistad. 
    Es un amor concreto, que perdona, y acepta a la persona
    tal como es, la lleva en el corazón, en el pensamiento 
    y en las oraciones. 

    Yo siento que por medio de todos mis amig@s 
    Dios me esta amando. La verdadera amistad, no se acaba con las pruebas,  NI CAMBIA POR LA DISTANCIA, mas bien CRECE, 
    se FORTALECE. 

    Me gusta pensar que otros reciban de mis mejores amigos.
    La verdadera amistad no finge ni lleva la corriente,  nos enseña lo mejor de nosotros con amor.  La amistad esta siendo una reflexión del amor que  Dios nos tiene. 

    Todos somos billionarios, poseemos del mayor tesoro 
    que Dios nos da,  que es el amor concretizado en la amistad. 
    Yo siempre daré generosidad genuina,  siempre voy a compartir la sabiduría de mi alma,  siempre verdadera y bien intencionada, 
    toda mi persona corre a ayudar, a sostener y a apoyar. 
    No hay nada mejor que tener a un amigo  que este bien conectada con Dios o con su ser.  Por que otra vez de ella brota el amor 
    que Dios nos tiene. 

    Y nos lo da a nosotros, para que lo consideremos un DON. 
    No hay nada mejor que dar con amor y misericordia. 
    Solo sabiendo lo tanto que valgo, podré valorar a las demás personas. 

    AMAR ES UNA DECISIÓN



    Amar es una decisión
    Autor: Begoña Gurza


    Muchas parejas hoy en día se casan sin pensar en lo que la palabra matrimonio en realidad implica: entrega, compromiso y sacrificio entre otras cosas. Con el tiempo algunas parejas se vuelven egoístas y quieren regresar a su estado de soltería, en donde no tenían cuentas que dar ni nada que compartir.

    “¡Es más fácil así!” Es lo que piensan muchos de los que han pasado por un proceso de separación, y más si no tienen hijos que pelear. Salen “limpios” de esta para entrar en una nueva relación creyendo que ésta va a ser diferente y que ahora si encontrarán la felicidad. 

    Y en realidad el matrimonio no da la felicidad, sino que cada parte que constituye una pareja la debe proporcionar para formar un todo y llegar a la satisfacción plena. Pero esto, les cuesta trabajo a muchos, es más fácil darse por vencidos que intentarlo de nuevo, para ellos no vale la pena esforzarse un poco para estar bien con el otro.

    Me considero una persona que se casó con el pensamiento que quizá muchos consideren antiguo: “hasta que la muerte nos separe” y trato de sobrellevar los problemas que se tienen como en cualquier matrimonio, pero cuando comienzo a dudar sobre mi relación, leo un pequeño refrán que me encontré navegando por internet; desconozco la fuente, porque olvidé escribirla, sin embargo es algo tan bonito que decidí compartirlo con ustedes para que lo apliquen a su vida en caso de que llegaran a encontrarse en una situación similar:

    “Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. 

    El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámela. Luego, calló. - Pero es que ya no siento nada por ella, replicó el hombre. - Ámela, repuso el sabio. 

    Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente: 
    Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. 

    Ame a su pareja: acéptela, valórela, respétela, déle afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo, ámela.”

    Cuando lo leí por primera vez mi piel se puso chinita…¡es verdad!, pensé. Y analizando el trasfondo de este refrán me di cuenta que el matrimonio no sólo es para compartir risas, alegrías y reventones, sino también derrotas, tristezas, tiempos duros y fracasos. Dios pone muchas pruebas, muchos obstáculos en el camino y sabe que todos podemos derrotarlos, pero sólo si queremos lo haremos.

    Ahora si que “el que quiera azul celeste que le cueste” y con esto no digo que te la tienes que pasar mal porque el amor es un sufrir total ¡para nada!, pero si sabes que tu matrimonio puede durar porque tienen muchos valores que compartir y se quieren, no dudes en luchar, y verás que así como salieron de este pequeño bache, podrán salir de los que se presenten más adelante.

    No importa a qué recurras para hacerlo; hoy en día existen infinidad de soluciones, como las terapias en pareja, que les ayudarán a ver el punto objetivo de las cosas si por algo cada uno está “montado en su burro” creyendo tener siempre la razón. Pero nada se da de un día a otro…mis papás llevan ya 38 años de casados y siempre me han dicho algo muy cierto “en el matrimonio se lucha a diario y no debes dejar de hacerlo si no quieres fracasar”.

    Así que sólo te dejo este pequeño mensaje para recordarte que amar es una decisión y no una obligación, y si esto no lo tienes claro desde el principio será mejor que termines con la relación que tienen antes de que sea demasiado tarde y acabe por consumirte a ti como persona.

    EL EVANGELIO DEL DIA: 12.10.2013

    Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
    Elogio de la madre de Jesús
    Lucas 11, 27-28. Tiempo Ordinario. Jesús la presenta como modelo de felicidad porque oyó y cumplió la palabra de Dios.
     
    Elogio de la madre de Jesús
    Lucas 11, 27-28

    Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».


    Oración introductoria

    Padre, que sepamos escuchar tu Palabra para convertirnos en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el mundo.

    Petición

    Jesús confío en Ti, que nunca dejes que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Y que siempre nos darás el ciento por uno y la vida eterna, cada vez que dejemos todo y te sigamos.

    Meditación del Papa Francisco

    Esto conlleva no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, en ese pequeño mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza, de afecto sincero y de amor.
    Fidelidad a Jesucristo y a su Evangelio, para anunciarlo con la palabra y con la vida, dando testimonio del amor de Dios con nuestro amor, con nuestra caridad hacia todos: los santos que hemos proclamado hoy son ejemplos luminosos de esto, y esto nos ofrecen sus enseñanzas, pero también cuestionan nuestra vida de cristianos: ¿Cómo es mi fidelidad al Señor? Llevemos con nosotros esta pregunta para pensarla durante la jornada: ¿Cómo es mi fidelidad a Cristo? ¿Soy capaz de «hacer ver» mi fe con respeto, pero también con valentía? ¿Estoy atento a los otros? ¿Me percato del que padece necesidad? ¿Veo a los demás como hermanos y hermanas a los que debo amar? (S.S. Francisco, 12 de mayo de 2013)

    Reflexión

    Muchas veces el cariño que sentimos hacia María se trasluce en un mohín de disgusto al escuchar este pasaje. ¿No fue Cristo injusto -o a lo menos descortés- con su madre al responder así ante el piropo que le brindaban? A simple vista podría parecer que sí, pero si lo pensamos más aguda y profundamente, concluiremos que lo que en realidad buscó -y logró- con esa respuesta, fue que María no fuese alabada y querida por el hecho físico de llevar a Jesús en el seno y alimentarlo, sino por algo infinitamente más grande: cumplir la voluntad de Dios y perseverar en ella todos los días de su vida.

    María -aun siendo madre de Dios- tenía todos los ingredientes para ser una perfecta infeliz: de clase baja, en un país ocupado, perseguida por la autoridad, prófuga en Egipto con un niño recién nacido, viuda en plena juventud, solitaria en una aldehuela miserable, con un hijo al que la familia considera loco, víctima de las lenguas que le cuentan cómo los poderosos desprecian a su único hijo -un predicador- y buscan su muerte. Y lo más impresionante, su propio hijo la abandona y aparentemente la infravalora en público.

    Tenemos buenos argumentos para un melodrama o una telenovela lacrimógena. Jesús -contra todo pronóstico- la presenta como modelo de felicidad sólo porque oyó y cumplió la palabra de Dios. A veces sentimos que nos agobia el mucho trabajo, el estrés, el estrecho sueldo que hay que estirar cada mes, los plazos del coche, la casa y los electrodomésticos que aún no pagamos... Sufrimos porque no entendemos la actitud de ese hijo que se entrega completamente a Dios y parece que nos abandona en el momento más difícil para la familia. Todo esto y mucho más vivió la Virgen, añadiendo el aparente abandono de Dios. Sin embargo, aquí no se queda la historia.

    María vivió en esta vida las cosas más grandes y sublimes, fue elegida predilecta de Dios en todo momento y el amor de Dios invadía su persona y, por tanto, su vida. María rezaba. Nosotros también podemos vivir cosas similares a ella y hemos de ser conscientes de que ante todo, las cruces son una muestra del amor inmenso de Dios, del amor de predilección de Dios hacia nosotros. Él nunca va a dejar que estemos siendo tentados por encima de nuestras fuerzas. Y siempre nos dará el ciento por uno y la vida eterna, cada vez que dejemos todo y le sigamos.

    Propósito

    Escuchar, como nos dice el Papa, más atentamente la Palabra de Cristo y saborear el Pan de su presencia en las celebraciones eucarísticas. 

    viernes, 11 de octubre de 2013

    MI ANTIGUA MÁQUINA DE ESCRIBIR


    MI ANTIGUA MÁQUINA DE ESCRIBIR

    (No pienses que el texto de esta reflexión contiene errores. Sólamente lo tienes que leer sustituyendo las "x" por la letra "e").

    Aunqux mi máquina dx xscribir xs un modxlo antiguo, trabaja bixn, xxcxpto por una txcla qux lx falta.

    Hay 45 txclas trabajando bixn; sin xmbargo, una sola qux no funcionx trax consigo una gran difxrxncia.

    Algunas vxcxs mx parxcx qux xn nuxstro mundo hay pxrsonas qux sx asxmxjan a mi máquina dx xscribir y no trabajan como dxbxrían.

    Ustxd dirá: "Buxno, al fin y al cabo, yo soy una sola pxrsona, no crxo qux sin mí sx obstruirá la marcha dx los proyxctos dxl mundo. Nadix notará mi falta dx ayuda y xntusiasmo. Sin xmbargo, para qux un proyxcto sxa xfxctivo y obtxnga xxito, rxquixrx la participación activa dx todos los mixmbros.

    Moralxja: La próxima vxz qux ustxd pixnsx qux sus xsfuxrzos no sx nxcxsitan, rxcuxrdx mi máquina dx xscribir y dígasx: "Yo soy una dx las txclas importantxs xn nuxstro mundo y los dxmás mx nxcxsitan mucho."

    Y pixnsx tambixn, por xjxmplo, xn los dixz mandamixntos. Hay gxntx qux dirá qux por no cumplir alguno, no pasa nada. Cada vxz qux ustxd pixnsx qux un mandamixnto xntrx dixz no xs importantx, rxcuxrdx mi máquina dx xscribir y dígasx: "Hay qux tratar dx cumplir todos los mandamixntos."

    ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA UNA NECESIDAD GRAVE


    ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN
    DE JESÚS PARA UNA GRAVE NECESIDAD

    Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre». Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor:

    (Se ora en silencio pidiendo el favor)
    ¿A quién he de pedir, sino a Ti, cuyo Corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y dones? ¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu corazón, que contiene todas las riquezas de la clemencia y generosidad divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del cual vamos a Dios?

    A Ti acudimos, oh Corazón de Jesús, porque en Ti encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos pedimos protección; cuando abrumados por el peso de nuestra cruz, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.

    Creo firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, porque tu Misericordia no tiene límites y confío en que tu Corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis tribulaciones y en mis angustias, un motivo más para oír mi petición.

    Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el centurión romano en favor de su criado; de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos, los paralíticos que se acercaban a Ti porque sabían que tus oídos y tu Corazón estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males.

    Sin embargo... dejo en tus manos mi petición, sabiendo que Tú sabes las cosas mejor que yo; y que, si no me concedes esta gracia que te pido, sí me darás en cambio otra que mucho necesita mi alma; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo, con más espíritu de fe.

    Cualquiera que sea tu decisión, nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús.

    Acepta este acto mío de perfecta adoración y sumisión a lo que decrete tu Corazón misericordioso. Amén.

    Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.

    Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío. (3 veces).

    OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


    OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

    ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.

    LA DIFERENCIA...


    CAMBIA, TODO CAMBIA


    Cambia, todo cambia
    Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.


    Hoy, con los platos y los cubiertos, hay muchas otras cosas ‘descartables’. Parece que casi todo se puede usar y tirar. Entonces, y con razón, te viene la angustia de que también a vos, que te cambien con la misma facilidad con la que saltamos de canal en canal con el control remoto de la TV. Así como las cosas descartables hay personas, compañeros, amigos, esposos, que parecen y se sienten descartables, y sin ninguna posibilidad de reciclaje.

    Sin embargo, mientras todo pasa y todo cambia, Jesús no cambia. Jesús es siempre el mismo ayer, hoy y siempre. Y siempre está esperando, firme en su amor extraordinario por nosotros, y siempre nos recibe con compasión y misericordia, y no está enojado.
    Jesús está como familiar, como pariente, porque es el Hijo de Dios hecho uno más de los nuestros, de nuestra familia humana. Él conoce nuestras cosas porque las pasó en carne viva. Vivió la pobreza, la necesidad de trabajar, de rezar, la dificultad de hacerse entender hasta por sus mismos parientes y amigos, sufrió la tentación como nosotros. Fue perseguido; condenado a morir en la cruz como blasfemo y entre delincuentes. Pero en todo este proceso el amor de Jesús permaneció siempre el mismo, el proceso sólo sirvió para que se manifestara toda la anchura y la profundidad del Amor de Dios en el corazón paciente y fuerte del Hijo.

    Por eso, mientras todo cambia y todo se vuelve descartable, vos volvé a Jesús que no cambia. Él está siempre como pariente, como familiar, llamándonos, perdonándonos, consolándonos, enviándonos y dándonos otra oportunidad de vivir en el amor. Para Él no somos ‘descartables’.

    CADA DÍA ES UNA CARICIA DEL AMOR DE DIOS


    Cada día es una caricia del amor de Dios
    Autor: Idar Hidalgo Domínguez


    Dios, hasta hoy nos ha permitido despertar cada día, es decir, abrimos los ojos, volvemos a la conciencia de estar en este mundo, al despertar se nos abren nuevamente los sentidos y podemos contemplar todas las maravillas que Dios nos da para que podamos ser felices.

    Pero quizá no siempre ni todos los días despertamos al amor de Dios, porque nos quedamos enfrascados en los remordimientos, en los sufrimientos tanto del pasado como del futuro, o el miedo a lo que vendrá, pero la vida se nos da como el maná, sólo para cada día. 

    Despertar cada día es tomar conciencia de ese presente, de ese instante en que somos amados por Dios, que nos ama con amor eterno, y descubrimos que todo es don de Dios que todo es una caricia de su amor. 

    Despertar cada día es conectar nuestra alma a lo trascendente, conectarse con Él Absoluto que es Dios, y percibir lo relativo de la criatura, lo pasajero que es este mundo. 

    Despertar cada día es saber que estamos en el mundo pero que nos somos de este mundo, que estamos de viaje, que somos peregrinos, que somos forasteros en patria extraña. Despertar cada día es conocer desde la fe mi pequeñez y la grandeza del amor de Dios. 

    Despierta a éste nuevo día y estrénalo, porque realmente es un nuevo día con toda su grandeza con todo su esplendor, descubriendo en las próximas horas la caricia de Dios y el milagro que es estar vivo.
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