lunes, 8 de abril de 2013

El sí de María, un gran día para la humanidad

Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
El sí de María, un gran día para la humanidad
El Misterio de amor y de misericordia, prometido al hombre miles de años atrás y anunciado por tantos profetas, se iba a hacer realidad.
 
El sí de María, un gran día para la humanidad


La noche se alejó y la suave luz del amanecer empezó a iluminar un nuevo día. Un nuevo día que parecía como uno más pero que sería el DÍA de todos los días. El gran día para la Humanidad.

Fresca la mañana, limpia la brisa en ese día de días. Día de primavera, 25 de marzo. No hubo trompetas, no hubo cañonazos, no hubo concentración de millares de personas como en los grandes eventos. Fue discretamente, sencilla y naturalmente como suelen ser todas las cosas grandes de Dios.

Una virgen en oración. Un lugar: Nazaret, ciudad de Palestina y el arcángel Gabriel como embajador de Dios. Un saludo: - ¡Dios te salve María, llena eres de gracia! Y con este saludo, una petición de colaboración.

El Misterio de amor y de misericordia, prometido al género humano miles de años atrás y anunciado por tantos profetas, se iba a hacer realidad.

Creo yo que todo quedó en suspenso. La naturaleza, el aire, el universo en pleno tuvieron que contener su aliento vital en la espera de oír la respuesta de María. Los labios de la virgen se movieron, primero para aclarar una duda, pero una vez que esta fue disipada, volvió a hablar para dar su consentimiento a esa misión celestial.

María, la llena de gracia, aceptaba humildemente el Gran Designio para el que se le pedía su cooperación, sin envanecimiento porque sabía que la realeza y la gloria de su gracia pertenecían a Dios, venía de Dios.

Y María dijo: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra".

Necesariamente tuvo que haber habido un estremecimiento en todo el orbe. Los cielos y la tierra, la creación entera tuvo que conmoverse en ese grandioso momento. Y en ese instante, de allá del Seno del Padre, el Espíritu Santo descendió y cubrió a la siempre virgen, a la llena de gracia, con su sombra y el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana.

El Hijo de Dios, el Hijo de María daba comienzo a su vida de hombre, sin dejar de ser Dios, en el seno de esta mujer escogida por el Altísimo para cooperar, para cocrear con Dios con su libre consentimiento y ser desde el instante de este ¡Fiat!, corredentora de la Humanidad.

Después ... después pasaron muchas cosas. Todas las que estaban escritas, pero los cristianos no podemos, no debemos olvidar ese día, ese momento y mucho menos a la siempre virgen, a la llena de gracia, a María la Madre de Dios y Madre nuestra.

Por eso el Papa Juan Pablo II tenía una muy especial devoción al "Ángelus", esa oración que se dice al comenzar el día, al tiempo del mediodía y cuando el día está en el ocaso:

"El ángel del Señor anunció a María"- "Y concibió por gracia del Espíritu Santo"- Y se reza un Ave María.

"He aquí la esclava del Señor"- "Hágase en mí según Tu Palabra"- Otra Ave María.

"Y el Verbo se hizo carne" - "Y habitó entre nosotros" y se termina con un Ave María.

Sencilla oración. Diario recuerdo amoroso a nuestra Madre la Virgen María.

Cuando esta bella oración del Ángelus se extienda por todo el mundo, cuando esto suceda... nuestro mundo será mejor.



La Anunciación del Ángel a la Virgen Máría. Fiesta de Jesús que se encarnó y fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra"



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  • Ma. Esther de Ariño

    sábado, 6 de abril de 2013

    APARICIONES DE JESÚS A SUS DISCIPULOS - EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net
    Apariciones de Jesús a sus discípulos
    Marcos 16, 9-15. Pascua. El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo.
     
    Apariciones de Jesús a sus discípulos
    Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

    Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

    Oración introductoria

    Dios mío, creo en Ti, pero necesito aumentar mi fe porque la incredulidad y la dureza de corazón, que recriminas en tus discípulos, están también presentes en mi vida cotidiana, cuando se presentan los problemas, cuando la exigencia de cumplir tu voluntad se ve superior a las propias fuerzas o cuando no comprendo o acepto las dificultades. Ilumina esta oración para que tu luz y tu verdad me lleven a predicar tu Evangelio.

    Petición

    Señor, aparécete en mi oración, o dame la humildad de saber que me escuchas, aunque no «sienta» nada.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    El Concilio Vaticano II lo indicó con claridad y el Magisterio posterior lo confirmó con fuerza. Esto exige adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a esta dimensión fundamental de ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio. Y esto vale también para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, como también para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del grande mosaico de la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el mandato del Señor de predicar el Evangelio, para que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien, "prisionero de Cristo por los paganos", trabajó, sufrió y luchó para llevar el Evangelio en medio de los paganos sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje de Cristo».(Benedicto XVI, 26 de enero de 2012).

    Reflexión

    Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual?

    Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.

    Propósito

    Ser testigo de Cristo con un comentario o una buena acción, aunque me cueste.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, no podré ser un testigo auténtico de tu resurrección si primero no logro amar a cada uno de mis hermanos con el mismo amor con que Tú los amas. Dame una caridad como la tuya: total, generosa, desinteresada, que sólo busque el bien de los demás y acepte a todos por igual, sin poner límites y sin hacer acepciones entre las personas. Esto se dice fácil, pero para lograrlo, necesito convertirme en una persona que haya hecho la experiencia de tu amor en su propia vida, por medio de la vida sacramental, la oración y mi ayuda a los demás.

    ¿Sabes... te amo?

      ¿Sabes... te amo?

            Un día cuando desperté no había luz, todo estaba
            obscuro. Las luces y las estrellas se encontraban
            lejos. Me vi sola y un par de lágrimas me
            hicieron compañía. Caminé, camine... mis rodillas y
            manos sangraban por las caídas, mis ojos no alcanzaban
            a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las
            cuales la luz no traspasaba. Lloré, lloré... caminé y
            caí, una... y otra vez; Caí y ya no pude levantarme
            más. El cansancio y la tristeza actuaron en mí. Y
            profundamente dormí...

            ¡LEVÁNTATE¡
            Al instante desperté y un viento cálido me acarició.

            ¡LEVÁNTATE!!.
            ¡¡YO YA CAI POR TI TRES VECES!! 

            Alcé la cara y busqué con desesperación. Fue inútil,
            mis ojos estaban cegados y nada distinguían. La voz se
            oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.
            " Levántate, dame tu mano, tú no me has buscado con el
            corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu
            sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las
            he curado, ese corazón tan roto lo he pegado, anda
            siéntate acércate, ¡Te amo!" No sé como, pero de pie
            me puse. Nada me dolía, ya no había pesar en mi alma.
            Mis ojos... mis ojos ¡veían!. Levanté la cara y ahí,
            cerca de mí estaba Él. Era un hombre de mirada más
            dulce que la miel, y la sonrisa más hermosa que he
            visto, me extendía los brazos...

            -" Ya no necesitas caer, ya no necesitas llorar, si
            estás herido, sólo, búscame, yo estoy cerca de ti
            siempre...".

            Comprendí que nunca estuve sola ,alguien me observaba,
            me cuidaba, ¡estaba junto a mí!...

            ¡LEVÁNTATE¡, ¡LEVÁNTATE¡.
            YO HE DADO LA VIDA POR TI, HE VENCIDO A LA MUERTE VAMOS, EL CAMINO LO HE ABIERTO, NO TEMAS YO IRÉ JUNTO
            A TI, ¿SABES?... TE AMO.

    CON MARÍA, EN LA PUERTA DE LA MISERICORDIA

    Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
    Con María, en la puerta de la Misericordia
    La Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente, pero toda la vida para disfrutarla.
     
    Con María, en la puerta de la Misericordia

    Mañana es la fiesta de la Misericordia. En la silenciosa semipenumbra de la Parroquia, te contemplo en tu imagen de la Inmaculada Concepción.

    - Perdona Madre, que no haya podido escribir nada para la fiesta de la Misericordia... quizás el año que viene..

    - ¿Por qué quieres esperar tanto, hija mía?

    Desde la ternura de tu Corazón Inmaculado te acercas al mío, tan lento para comprender...

    - Hija, la Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente. O sea, tienes un día para festejarla, pero toda la vida para disfrutarla, si quieres, claro. Acercarte a ella, animar a otros a que lo hagan, no tiene una fecha fija en el Calendario...

    - Perdona Madre... entonces, enséñame a acercarme a la Misericordia, que no sé bien como se hace eso...

    - ¿Qué es, exactamente, lo que no sabes?

    - Bueno... perdona la torpeza de mi razonamiento, pero.. si la Misericordia, digamos, tuviese un lugar físico, como ir a tal o cual lado... bueno, seria mas fácil. Como si fuera un gran jardín con una puerta. Solo bastaría con saber donde esta la puerta...

    Me miras serenamente y dices...

    - Ven, sígueme...

    - ¿Adónde, madre?- ¡Que inútil pregunta! Si tu me dices que te siga, ¿Para qué preguntar dónde? Si siempre me llevas al Corazón de tu Hijo...

    - Pues... a la puerta del jardín-susurras bajito para no lastimar el silencio de la mañana...

    Bueno, no voy a negar que mi imaginación dibujó cien jardines majestuosos en un segundo. Delineaba en mi cabeza un largo trayecto por lugares desconocidos... Pero nada de eso sucede. El trayecto es corto y el lugar por demás conocido.

    Solo unos pocos pasos, desde tu imagen hasta... el confesionario...

    -¿Querías conocer la puerta de la Misericordia?. Pues aquí la tienes.

    No atino yo a reaccionar, mucho menos a preguntar, por lo que tu ternura infinita comienza a explicarme...

    - Verás. Este sencillo y pequeño lugar tiene una profundidad que no puedes comprender totalmente. A esta pequeña puertecita se acerca el alma cargada de pecados, angustia, tristeza y dolor. Aquí, el corazón se muestra sin disfraces, tal como es. Aquí, cada hijo mío viene confiado a pedir perdón, un perdón que necesita, que ansía. Un perdón que le ha sido prometido desde las entrañas de la Misericordia, a cambio de un sincero arrepentimiento.

    - Ay Madre, cuantas veces la pequeña puertecita del confesionario se abrió para mí. Infinidad de veces mi alma, llena de culpa y vergüenza por tantos pecados, hallo paz al recibir el perdón que tu Hijo, a través del sacerdote, me regalaba...

    - A través del sacerdote, tú lo has dicho. Por eso, es que no debes renunciar a la posibilidad de la confesión sólo porque el sacerdote no te agrada, no le conoces y todos los etcétera imaginables. Mira, para que me comprendas mejor, nos quedaremos un momento aquí, y apreciarás por ti misma, los perfumes del jardín de la misericordia.

    El silencio de la mañana es interrumpido por un rumor de pasos. El sacerdote se acerca al confesionario y queda allí, en espera. Algunas personas van entrando a la Parroquia y los bancos van poblándose lentamente.

    - Mira con atención -me sugiere María.

    Mi corazón aprecia entonces una lluvia de rosas en espera, rodeando el confesionario.

    - ¿Qué es eso, Madre?-mientras pregunto, mis pulmones se llenan del perfuma más exquisito que haya conocido jamás.

    - Esos pétalos en espera, representan la Misericordia de Jesús aguardando un alma que venga por ella. Acércate más.

    Sin que el sacerdote lo note, me acerco hasta él. El paisaje ha cambiado y el hombre se halla sentado a la puerta de un vastísimo jardín. Sus manos se hallan inundadas de pétalos. Mientras reza en silencio, de su aliento sale el perfume indescriptible de la misericordia. Pero allí se queda, no se extiende ni un centímetro.

    - ¡Madre, corre, dile a esas personas que vengan!. Mira sus almas, Madrecita, están tristes, agobiadas, doloridas..... Si tan sólo pudieran ver esto, Madre, correrían agolpándose frente al confesionario, para inundarse del Amor derramado en perfumes eternos.

    Pero ¿qué digo? Si yo misma miles de veces estuve en el lugar de mis hermanos. Mil veces, como ellos, me quedaba arrodillada en el banco, cargando tanto peso en el alma que apenas si podía rezar. Mil veces deje los pétalos en espera, mil veces no bebí de la fuente del Amor...”Ni bien pueda, me confieso””Cuando halle a tal o cual cura me confesare” ”Hoy no lo siento, cuando lo sienta lo haré” ¡Que desperdicio, Madrecita, que desperdicio!.

    - Presta atención, hija mía, a lo que ahora te mostrare.

    Una señora se acerca al confesionario. Se arrodilla lentamente y recibe el saludo del sacerdote.

    En ese momento los pétalos comienzan a rodearla. A medida que confiesa sus faltas, una lluvia de luz y perfume desciende a su alma. Cuando reza el Pésame, se oyen los trinos de los pájaros del jardín, en una melodía única que jamás podría interpretar instrumento alguno. El sacerdote le da su bendición, unos ángeles se acercan... la señora se levanta y mira hacia el Sagrario. En ese momento Jesús, sentado en el lugar del sacerdote, sale del pequeño recinto del confesionario y la abraza. Su alma se halla ahora en estado de gracia, hermosa, casi con alas, y totalmente perfumada.

    - Señora, jamás pensé... ¡Oh Señora!. Quiere decir que todo lo que me has mostrado en esa buena mujer, ¿También ha sucedido conmigo hace un rato, cuando me confesé?

    - Claro, hija, claro. Pero aun no hemos visto todo el jardín. Te he mostrado la puerta.Te has acercado a ella, por lo que ahora, te es permitido entrar.

    - ¿Entrar?¿Por cuánto tiempo?

    - Por el que tu quieras...

    Reconozco que mi capacidad de asombro se agota enseguida contigo, Madre. Pero tu, que renuevas en mi corazón todas las cosas, me darás mas asombro para poder seguirte.

    Comienza la Misa. Cada palabra del sacerdote llega a mi corazón. Pero no me faltan las involuntarias distracciones, pues mi corazón, humano e inconstante, se escapa corriendo tras cuanto pensamiento pasa cerca de él. Pero tu paciencia, Madre, que supera infinitamente mi pobreza, una y otra vez, lo trae a mí.

    Llega el momento de la Comunión.

    - Mira el jardín -me dices.

    Veo a la misma señora del confesionario acercarse a comulgar. Un inmenso jardín la rodeaba y su alma, extasiada de gozo, abrazaba al Maestro, hecho Pan Eucarístico.

    Pero el jardín no es constante. No todas las personas salen envueltas en pétalos y perfumes.

    - ¿Porqué Madrecita, no a todos les es mostrado el jardín?

    - Porque no todos lo han buscado, hija. Algunos se han acercado a recibir a Jesús con el alma demasiado cargada de pequeñas faltas. Otros han ido como por costumbre. El maestro golpea una y otra vez la puerta del corazón, pero éste se halla tan ocupado encargándose de sus propios asuntos, que no escucha el llamado. Y allí queda Jesús, casi una hora, esperando y esperando... Hasta que decide irse. Sus manos, que estaban llenas de Misericordia, hecha pétalo y perfume de eternidad, ahora quedan cargadas de las espinas del olvido, que tanto le lastiman.

    Poco a poco intento comprender. El sacerdote me da la Comunión, y la misericordia de Dios me abraza. La disfruto en silencio, pero me queda una gran tristeza por mis hermanos.

    Si mi corazón disfruta de un abrazo de la Misericordia, es por su bondad, no por mis méritos. Pero algo me resta por comprender.

    - Madre, si ahora estoy en el jardín de la misericordia ¿por qué no permanezco en él?

    - Pues, porque te dejas engañar por el espejismo del pecado y te sales, seducida por el canto de las sirenas.

    - ¿Por qué Jesús no cierra las puertas, para que no pueda yo salir?

    - Porque respeta tu libertad. Recuerda que ese es uno de los regalos más bellos que te ha dado, pero el más difícil de disfrutar. Tu libertad se viste con extraños disfraces. Digamos que es como una gran ola del mar y tu, una tabla. Dejas que te arrastre donde quiera, o te trepas a la tabla, como el deportista, y la dominas...

    Me quedo en silencio. Sigo sintiendo en el alma la compañía de Jesús Sacramentado. Tengo mucho para meditar... Mucho para aprender y sobre todo, muchísimo más que agradecer...

    La misa ha terminado. Camino lentamente hacia la salida del templo. Paso frente al confesionario... Parece solitario, pero no... no lo está. Tu, Madre querida, me has enseñado a ver, tras esa sencilla y pequeña puerta, el jardín de la eterna misericordia. Dame la gracia, Madre, de grabar en mi alma tus enseñanzas, de reconocer mis pecados y de acercarme, en cada oportunidad, a las puertas del jardín de la infinita misericordia, o sea, al Sagrado Corazón de Jesús.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • María Susana Ratero.



    NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."

    RISOTERAPIA

    Risoterapia
    Autor:  Juan Jesús Priego


            Reír es una actividad de lo más saludable. Según el psicólogo estadounidense William Fry, «cinco minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio físico. Reír aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a la circulación de la sangre, da un masaje vibratorio a todo el cuerpo, aleja temores, elimina toxinas y potencia el sistema inmunológico». Una buena carcajada hace tanto bien como ir a dar una vuelta a trote ligero al parque Tangamanga.

            La risa alivia el ansia, saca de la depresión (de la prisión), reduce el estrés, aminora el cansancio, vuelve menos espesa la bruma que nos hace verlo todo negro y aumenta el gozo de vivir.

            El llanto, como se sabe, es hijo de la impotencia; cuando sentimos que el mundo nos viene demasiado grande, tan grande que nos aplasta, lloramos: llorar es confesar que no podemos. En cambio, la risa es un grito de victoria; sólo los liberados ríen, es decir, aquellos que reconocen haber podido. John Moned, filósofo de la Universidad de South Florida, dice que «la primera vez que el hombre rió debió ser como un gesto de alivio después de haber pasado por algún peligro». Sí, seguramente así debió haber sido. Como en los buenos chistes, que antes hay que oírlos para reírlos, la risa viene siempre después. Es un gesto de liberación, una especie de «¡uf!» que suele exhalar el cuerpo cuando el peligro se ha ido.

            Para Peter L. Berger, el famoso sociólogo de la religión, la risa es un anticipo de la vida redimida. Reímos porque de alguna manera nos consideramos salvados, porque la amenaza de la muerte ha sido abolida, porque el peligro ha quedado atrás. La risa es una garantía de la salvación, una especie de sacramento de la hilaridad que reinará en el cielo.

            Tan saludable es la risa que William Fry ha decidido crear con ella un método de curación llamado risoterapia. Esto significa que muy pronto empezarán a multiplicarse los maestros y los libros que nos invitarán a reír a carcajada abierta como una manera de conservarnos sanos. Cosa que, siendo sincero, ya no me gusta tanto, porque me parece que si le quitamos a la risa su gratuidad, eso que los filósofos llamarían su incondicionalidad, de la risa no queda nada. La verdad es que no me imagino a alguien riéndose solo, o desternillándose a carcajadas frente a otro únicamente para relajar sus maltrechos pulmones.

            Imagine que vamos usted y yo por una calle de la ciudad y que de repente empiezo a ejecutar la terapia que me haya impuesto el risoterapeuta o como se llame el especialista de esta nueva «ciencia». Usted podría pensar, por ejemplo: «Vaya, después de todo no soy tan desagradable como había pensado que era (en el fondo, todos, en algún momento, hemos pensado que acaso éramos desagradables); miren cómo se ríe este señor por lo que acabo de decirle. En mi próxima reunión de trabajo volveré a contar esta anécdota aprovechando que no es tan mala, a juzgar por ver la gracia que ha ocasionado». En el fondo usted se alegraría por haberme hecho pasar un buen rato. Pues bien, ¿qué sentiría si le confesara que no es ni su persona ni sus historias lo que me han hecho doblar de risa sino la necesidad de poner en práctica el ejercicio número 14, según el cual entre las 10:29 y las 11:45 debo reírme por lo menos 2 minutos?

            La risa debe ser, ante todo, la celebración del otro. La celebración de su palabra y de su presencia. Pero si la celebración se convierte en un pretexto para la disminución de mi estrés o para el fortalecimiento de mi sistema inmunológico, entonces la risa queda transformada en uno de los recursos de mi egoísmo, es decir, en una burla.

            A mi entender, la verdadera risoterapia, o curación a través de la risa, tendría que ser aquella que nos invite a alegrarnos de vivir, de estar contentos por habitar un mundo que es gobernado por Dios con amor y cuidado, por ser eternos, por haber sido redimidos y estar rodeados de seres a los que podríamos encontrar y querer.

            La risa, para que sea de veras curativa, tiene que ser una risa profunda, nacida –como dijo Berger- de la convicción de que el mundo está en orden y de que somos amados en él. Y si de la meditación de lo que todo esto significa brota una sonora carcajada, mejor que mejor.

    HACIA LA PERFECCIÓN

    Hacia la perfección
         
            · Sólo podemos dar a los demás lo que tenemos dentro de nosotros.

            · Asume el compromiso personal de hacer lo que quieras y de querer lo que hagas. ¡Hoy!

            · En cada uno de nosotros hay sitio para el amor. Sólo debemos dejarlo entrar.

            · Nada es de tu propiedad, y cuanto antes te des cuenta de ello, más estarás en condiciones de conectar con el portentoso principio de la abundancia.

            · Contempla cada obstáculo como si éste constituyera una oportunidad.

            · Cuando aparezca un problema, abórdalo con serenidad y úsalo para aprender algo.

            · El conocimiento es la aceptación silenciosa de lo que es.

            · Perdonar es ejercer la facultad de dar amor en las circunstancias más difíciles.

            · El acto de dar es la clave del perdón.

            · Sólo recibimos aquello que permitimos que entre.

    PAPA FRANCISCO -

     

    PAPA FRANCISCO

    ''Veo a Francisco igual que en la parroquia, pero ahora con más gente''

    El padre Guillermo conoció al entonces padre Bergoglio en el año 1977 cuando era provincial de la Compañía de Jesús de Argentina. Durante todos estos años ha seguido en contacto con él. Ahora el padre Guillermo trabaja en la sección española de Radio Vaticana y ha contado a ZENIT algunas anécdotas que recuerda de aquellos años y sus impresiones sobre el papa Francisco. 

    ¿Cuándo conoció al padre Bergoglio?
    --Padre Guillermo: Yo le conocí cuando era provincial de los jesuitas argentinos. La compañía se divide en provincias que en muchos casos coinciden con los países, ahora la provincia es argentina-uruguaya. En aquel momento era sólo argentina. En julio del año 1977, él estaba en Buenos Aires y viajó a Córdoba como provincial. Yo lo vi para pedirle que quería entrar en la Compañía de Jesús; cuando uno quiere ser jesuita tiene que dirigirse al provincial. Ahí lo conocí, una persona muy afable, una persona con la que se podía hablar perfectamente sin ninguna dificultad. Como a mi me faltaba todavía un año y medio para terminar los estudios, me dijo "si me repites esto mismo dentro de un tiempo ahí veremos porque en este tiempo pueden pasar muchas cosas". Me invitó a compartir la misa que el tenía que celebrar.
    En enero del 79 entré en la Compañía de Jesús, era su último año como provincial. Algunas veces celebraba la misa en el noviciado, también presidía las celebraciones más importantes que teníamos que era cuando le veíamos. Y los domingos iba al recreo del noviciado que teníamos con la gente que ya estaba en el Máximo, los filósofos y teólogos.

    ¿Cómo recuerda al padre Bergoglio de aquellos años?
    --Padre Guillermo: En diciembre del 79 él termina como provincial. El cargo de provincial dura 6 años y después se puede ir a una misión o tener cualquier destino. En su caso, al terminar como provincial empezó como rector y formador en el Colegio Máximo. Algo muy importante es que al mismo tiempo, en el año 80 designan parroquia a la capilla que había empezado a funcionar al final del Colegio Máximo. Eran unas 10 hectáreas, en aquel tiempo porque ahora ya no existe ese terreno. El frente del Colegio Máximo Universidad de Filosofía y Teología, donde también nosotros hacíamos Humanidades; en la parte de atrás había un galpón que se dedicaba a guardar el alimento para los animales. Cuando yo entré en el 79 me destinaron a trabajar en esos barrios pobres que dan a la parte de atrás del Máximo, donde daba este galpón que ya había empezado a funcionar como capilla. Poco a poco se fue convirtiendo en una iglesia y al poco tiempo, siendo él ya rector del Máximo, le nombran también párroco. Fue el primer párroco de esa iglesia, de una parroquia de los barrios obreros de San Miguel y unos 30.000 habitantes.

    Para mi es muy importante haberle tenido como rector y formador, en ciertos tiempos como director espiritual también. Esto fue hasta el año 1984 que estuve en el Colegio Máximo. Por eso ha sido muy importante para mí la parte pastoral, lo que nosotros estamos viviendo ahora con esta invitación de Francisco a salir, ir al encuentro de la gente sin barreras, como lo vive él. El no ha venido con secretario, tampoco lo tenía allá.

    Recuerdo una anécdota con un chico que yo conocía en Buenos Aires, un chico que había estado metido en la droga y que escuchaba el programa de radio en el que yo trabajaba allá, me vino a visitar y quedamos de vez en cuando para charlar. Pasó un tiempo en el que no le ví y un día nos encontramos por la calle y me dijo: "He estado con el cardenal Bergoglio". Me contó que una vez pasó por la Curia, porque era cartero, y le dejó una nota porque quería hablar con él. A los pocos días, estaba en su día de descanso y estaba durmiendo y su papá le dijo que tenía un llamado telefónico, pero él no tenía ganas de responder porque estaba en su día libre, pero su papá le dijo que era el cardenal Bergoglio. Ese día el mismo cardenal Bergoglio marca el número que este chico le había dejado y él habla directamente para preguntarle cuando quiere venir a la Curia.

    En su opinión, ¿qué es lo que más caracteriza a Francisco?
    --Padre Guillermo: El es así, una persona abierta y siempre ha tenido esto de la atención con el otro a partir de una profundo encuentro con el Señor, una persona muy espiritual, de mucha oración. Esto que está repitiendo ahora, lo que dijo en la Misa Crismal, esa invitación a salir de sí, esa idea de que el pastor tiene que tener olor a oveja. Es una cosa que lo hemos vivido siempre lo que hemos trabajado con él, con una atención muy particular a la gente. A nosotros nos envió como estudiantes a ir a buscar chicos para el catecismo y a visitar enfermos. Teníamos el sábado por la tarde y el domingo por la mañana para ir a visitar a la gente, aunque aún no fuéramos sacerdotes, pero nos invitaba a salir para conocer a la gente. Y era una preocupación no solamente religiosa sino social porque el fundó en ese tiempo un comedor para  niños donde iban muchos chicos, y en el tiempo en el que nosotros crecíamos en cantidad en el colegio Maximo, él se preocupó de conseguir algunas vacas, chanchos (cerdos), ovejas que con eso podíamos tener carne.
    En ese tiempo no había becas como hubo después, entonces nosotros cuidábamos a los animales. Comíamos mucha verdura pero los chicos del comedor sí comían carne, para un argentino la carne es muy importante y él se preocupaba por eso.

    También recuerdo que allí teníamos un lavarropas, donde dejábamos la ropa sucia y él lo preparaba con el jabón y nos avisaba cuando ya estaba lista para que la colgáramos. Mientras tanto nosotros estábamos estudiando. Él por la tarde pasaba para dar de comer a los cerdos. El hacía todo esto con naturalidad, no estaba separado el aspecto espiritual de las cosas cotidianas. Cuando nosotros el domingo volvíamos de las visitas a la gente, él era el que había preparado la comida.

    ¿Qué sintió cuando lo vio aparecer en la ventana de la Loggia?
    --Padre Guillermo: Él ha sido siempre una persona muy particular, muy capaz, una persona de gobierno. Siempre entendí que el como obispo era persona de peso y también entre los cardenales. Hablé con él el sábado anterior al cónclave. Cuando el venía a Roma, yo sabía donde vivía y como tenía que pasar por la Vía de la Conciliación, en vez de llamarle y molestarle le salía al encuentro en la calle.
    Como en los programas de Radio Vaticana en español tenemos más de 20 países, eran alrededor de 25 cardenales. No podíamos entrevistar a unos cardenales sí y a otros no. Además sé que él no suele dar entrevistas así que no quería molestarle. Pero el sábado anterior al cónclave quise saludarlo y estuvimos un 15 minutos caminando. Ese día me impactó su serenidad y humor, hablando de distintas cosas. Hablamos de cosas para reír y de cosas serias, pero él tuvo siempre la misma serenidad y alegría. Hablamos bastante de lo que decían los medios. Y él siempre con la misma paz, una solidez en el modo de moverse y actuar, en las cosas que se dicen, que vienen de una profunda paz interior que sé que el cuida mucho.
    Siempre pensé que era una cosa posible, pero por el motivo de la edad, 76 años ya cumplidos yo pensé que no podría ser. Pero como jesuita, por nuestro voto de obediencia al papa, y en Radio Vaticana que somos la voz del papa, tenía que prepararme para cualquier persona.
    Teníamos varias lenguas durante el cónclave, una hora y media de transmisión en los momentos en los que podía haber fumata, aparte de lo que son nuestros programas. Tenemos 91 minutos diarios de producción en distintos horarios. Además cuando hay una actividad especial del papa, hacemos crónicas que van por otros canales para las emisoras que nos retransmiten. Por lo tanto, teníamos que hacer la crónica de la elección del papa. Yo había decidido que para nuestra lengua, en el momento que tuviéramos fumata blanca, yo iba al estudio y hacíamos la retransmisión hasta que apareciera el papa y un poco más después. Ese día no esperaba que llegara la fumata blanca y trabajábamos con una carpeta con información de todos los cardenales. Cuando vimos la fumata blanca comenzamos la retransmisión. Cuando apareció Tauran y dijo Jorge Mario, yo ahí no pude transmitir más, no coordinaba las ideas... sentí algo en el pecho. Después, gracias a Dios, como pasó un tiempo hasta que el salió a la ventana, me aparté, salí del micrófono, porque no podía reaccionar porque estaba muy emocionado. Empezó a hablar en italiano y me hacían señas para que tradujera, pero yo no pensaba, porque veía un conocido, entendía lo que decía y no me daba cuenta que tenía que traducir. Cuando él se apartó de la ventana puede ya reaccionar e hice una síntesis de lo que había dicho.
    Lo que vimos ahí en pocos segundos fue muy significativo de su persona, después escribí un texto titulado "Francisco es así". Ha sido una emoción muy grande. Estos días estoy trasmitiendo las celebraciones, las homilías... y estoy viendo lo mismo que veía en la parroquia pero con más gente.
    Por lo tanto, ¿estas primeras semanas de Francisco son una continuación de lo que ha sido como sacerdote, obispo y cardenal?
    --Padre Guillermo: No tengo ninguna dificultad en verlo como párroco de Roma, o párroco del mundo, porque el siempre se ha visto como sacerdote. Cuando se presenta como nuevo obispo de Roma, se pone al mismo nivel que los demás obispos. Es obispo de Roma pero además preside en la caridad.
    Cuando era cardenal le gustaba que le llamasen padre, se presentaba como sacerdote. Una vez que fui a saludarlo, pero el recepcionista me dijo "el padre está retrasado 2 o 3 minutos y pide que le disculpes". Yo le contesté que por supuesto sin problema esperaba, pero le dije "pero no le llame padre, él es cardenal", y me dijo: "pero es que él se enoja si le llamamos cardenal o monseñor".
    Cuando uno está con él, se vive alguien que hace presente a Jesucristo, invita a celebrar a Cristo vivo. Salir de la sacristía para ir al encuentro de la gente. El usaba el subterráneo, él creó la vicaría para las Villas Miserias, como un espacio distinto para atender especialmente. Él después de las 6 de la tarde todos los días salía para ir a acompañar a alguno de los sacerdotes, mientras el sacerdote hacía su visita al volver, muchas veces se encontraba con que el obispo Bergoglio le había hecho la cena. También acompañaba por las noches a sacerdotes enfermos. Estos gestos hablan de este 'salir'.
    La respuesta a esta forma de hacer de Francisco ha tenido ya una respuesta impresionante. 60.000 personas en el Regina Coeli del Lunes del Ángel, la Misa Pascual con casi 300.000. Esto es una respuesta. De Argentina me llaman y me escriben para contarme que hay gente que está volviendo a la Iglesia después de un tiempo de lejanía. Una persona me ha contado que estaba peleada con el cura y había dejado de rezar y ahora me ha dicho "con Francisco me he dado cuenta que una cosa no tiene que ver con la otra, he vuelto a rezar".

    ¿Cuál considera que es el lado más jesuita de Francisco?
    --Padre Guillermo Siempre me ha llamado la atención en él, no sólo ahora, su capacidad para poner detrás de cualquier cosa de la que habla la espiritualidad ignaciana, en la estructura del pensamiento, en la cuestión afectiva que es muy importante en los Ejercios Espirituales. El tiene ya en su manera de pensar, sentir y actuar la espiritualidad ignaciana. He compartido en estos días con otros jesuitas que no le conocían, y me han dicho que en sus homilías ven la espiritualidad ignaciana.

    ¿Ha tenido ya ocasión de saludarlo desde que es papa?
    --Padre Guillermo: Sí, he tenido ocasión de saludarlo dos veces. El sábado de la audiencia con los periodistas, que para mí fue muy importante, y el domingo pasado, al hacer las crónicas desde el Aula de las Bendiciones, al lado desde donde se hace la bendición Urbi et Orbi. Ahí nuevamente estuve con él, incluso me dio saludos para mi madre. El día de la audiencia le di el dibujo de una nena de siete años que luego me enteré por otro sacerdote que lo tiene en su escritorio de Santa Marta. Le entregué también estampas del Cura Brochero, que es nuestro próximo beato, que será beatificado el 14 de septiembre. Yo sé que él es devoto del Cura Brochero y así puede tener y dar estampas suyas.

    jueves, 4 de abril de 2013

    EL EVANGELIO DE HOY - APARICION DE JESÚS A LOS DISCÍPULOS

    Autor: Elí Ricardo Marín | Fuente: Catholic.net
    Aparición de Jesús a los discípulos
    Lucas 24, 35-48. Pascua. El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo: la alegría.
     
    Aparición de Jesús a los discípulos
    Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48


    Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. Estaban hablando de éstas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo». Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?» Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí."» Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas.

    Oración introductoria

    Jesús, abre mi entendimiento. Conozco y escucho tu Palabra, pero quiero hacerla la norma de mi vida. Por esto te pido que guíes esta oración para que pueda llegar a ser un auténtico testigo de tu resurrección.

    Petición

    Cristo Resucitado, que esta meditación sea un encuentro transformador en el amor.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    Encontramos en el evangelio de Lucas a Jesús resucitado que se presenta en medio de los discípulos, los cuales, incrédulos y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Romano Guardini escribe: "El Señor ha cambiado. No vive ya como antes. Su existencia... no es comprensible. Sin embargo, es corpórea, incluye... todo lo que vivió; el destino atravesado, su pasión y su muerte. Todo es real. Aunque sea cambiada, pero siempre una tangible realidad". Dado que la resurrección no borra los signos de la crucifixión, Jesús muestra sus manos y sus pies a los apóstoles. Y para convencerlos, les pide algo de comer. Así que los discípulos "le ofrecieron un trozo de pescado. Lo tomó y comió delante de ellos". San Gregorio Magno comenta que "el pescado asado al fuego no significa otra cosa que la pasión de Jesús, Mediador entre Dios y los hombres. De hecho, él se dignó esconderse en las aguas de la raza humana, aceptó ser atrapado por el lazo de nuestra muerte y fue como colocado en el fuego dado los dolores sufridos en el momento de la pasión" (Benedicto XVI, 22 de abril de 2012).

    Reflexión

    Cuando leo este evangelio me acuerdo mucho de una cosa que observé en una fiesta para niños. Cuando la niña festejada, de unos 4 años, iba a partir el pastel se fue corriendo y trajo a una amiguita suya para que estuviera a su lado.

    Y es porque la alegría siempre se transmite. Conseguiste el trabajo que buscabas; tu hijo pasó el examen más difícil; se solucionó el problema que había en el trabajo; entonces te sientes feliz y quieres que todo el mundo se alegre contigo. Eso es lo que les pasó a los discípulos de Emaús. Han reconocido a Cristo resucitado y quieren que todo el mundo se alegre con ellos. Se han convertido en misioneros, en apóstoles del evangelio.

    El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo, la alegría. No por nada recordamos esa sonrisa de la madre Teresa de Calcuta que aprendió a reconocer a Jesús en el prójimo.

    Propósito

    Para encontrarme con Cristo, no dejar que «mis pendientes» me distraigan de mi propósito de dedicar hoy más tiempo a mi oración.

    Diálogo con Cristo

    Jesús, como los discípulos, a veces veo el cumplimiento de tu voluntad como algo desproporcionado a mis fuerzas. Mis ilusiones, influenciadas por mi egoísmo y mi soberbia, no me dejan descubrir lo que realmente debo hacer, si quiero ser fiel y corresponder a tu amor. Por eso, pido la intercesión de María, tu santísima Madre, para que como ella, nunca dude de tu Providencia divina y deje que sea tu gracia la que actúe.

    ORACIONES A LA DIVINA MISERICORDIA


    Oraciones a la Divina Misericordia

    Acudo a Tu misericordia Dios Compasivo, ya que sólo Tú eres bondad.  Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en Tu misericordia porque eres el Dios de la misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan, que un alma confiada en Tu misericordia, haya quedado decepcionada.

    Oh Dios de piedad, sólo Tú puedes justificarme y jamás me rechazarás, cuando yo, arrepentida, me acerque a Tu Corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande (Diario, 1730). [Porque tu Hijo me aseguró:] Antes el ciclo y la tierra se vuelven a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada (Diario, 1777).

    Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tú eres mi puerto, Tú eres mi paz, Tú eres mi única salvación, Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas.  Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida.  Tú eres todo para el alma solitaria.  Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca callada.  Tú conoces nuestras debilidades y como un buen médico consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto (Diario, 247).

    LA HUMILDAD


    LA HUMILDAD

    Se acercaba mi cumpleaños y quería ese año pedir un deseo especial al apagar las velas de mi pastel.

    Caminando por el parque me senté al lado de un mendigo que estaba en uno de los bancos, el más retirado, viendo dos palomas revolotear cerca del estanque y me pareció curioso ver a un hombre de aspecto abandonado, mirar las avecillas con una sonrisa en la cara que parecía eterna.

    Me acerqué a él con la intención de preguntarle por qué estaba tan feliz.

    Quise también sentirme afortunado al conversar con él para sentirme más orgulloso de mis bienes, por que yo era un hombre al que no le faltaba nada. Tenía mi trabajo, que me producía mucho dinero. Claro que... ¿cómo no iba a producírmelo trabajando tanto?. Tenía mis hijos a los que, gracias a mi esfuerzo, tampoco les faltaba nada y tenían todos los juguetes que quisiesen tener. En fin, gracias a mis interminables horas de trabajo no le faltaba nada a mi familia.

    Me acerqué entonces al hombre y le pregunté:

    - Caballero, ¿qué pediría usted como deseo en su cumpleaños?

    Pensaba yo que el hombre me contestaría que pediría dinero. Así, de paso, yo le daría unos billetes que tenía y realizaría la obra de caridad del año.

    No sabe usted mi asombro cuando el hombre me contesta lo siguiente, con la misma sonrisa en su rostro que no se le había borrado y nunca se le borró:

    -Amigo, si pidiese algo más de lo que tengo sería muy egoísta, yo ya he tenido de todo lo que necesita un hombre en la vida y más. Vivía con mis padres y mi hermano antes de perderlos una tarde de junio. Hace mucho, conocí el amor de mi padre y mi madre, que se desvivían por darme todo el amor que les era posible dentro de nuestras limitaciones económicas. Al perderlos, sufrí muchísimo pero entendí que hay otros que nunca conocieron ese amor, yo sí y me sentí mejor.

    De joven, conocí una chica de la cual me enamoré perdidamente. Un día la besé y estalló en mí el amor hacia aquella joven tan bella. Cuando se marchó, mi corazón sufrió tanto... Recuerdo ese momento y pienso que hay personas que nunca han conocido el amor y me siento mejor.

    Un día en este parque, un niño correteando cayó al suelo y comenzó a llorar. Yo fui, lo ayudé a levantarse, le sequé las lágrimas con mis manos y jugué con él por unos instantes más y aunque no era mi hijo, me sentí padre y me sentí feliz porque pensé que muchos no han conocido ese sentimiento.

    Cuando siento frío y hambre en el invierno, recuerdo la comida de mi madre y el calor de nuestra pequeña casita y me siento mejor porque hay otros que nunca lo han sentido y tal vez no lo sentirán nunca. Cuando consigo dos piezas de pan comparto una con otro mendigo del camino y siento el placer que da compartir con quien lo necesita, y recuerdo que hay unos que jamás sentirán esto.

    Mi querido amigo, ¡qué más puedo pedir a Dios o a la vida cuando lo he tenido todo, y lo más importante es que soy consciente de ello!

    Puedo ver la vida en su más simple expresión, como esas dos palomitas jugando. ¿Qué necesitan ellas? Lo mismo que yo, nada... Estamos agradecidos al Cielo de esto, y sé que usted pronto lo estará también.

    Miré hacia el suelo un segundo como perdido en la grandeza de las palabras de aquel sabio que me había abierto los ojos en su sencillez. Cuando miré a mi lado ya no estaba, sólo las palomitas y un arrepentimiento enorme de la forma en que había vivido sin haber conocido la vida. Pensé que aquel mendigo era tal vez un ángel enviado por Dios, que me daría el regalo más precioso que se le puede dar a un ser humano... la humildad.

    FE Y ESPERANZA EN DIOS

    Fe y Esperanza en Dios

    Cuando ya no puedas más, cuando veas que todo sale mal y sólo veas nubes oscuras..., cuando sientas que estás solo en este mundo, incluso cuando estés tentado a creer que Dios se ha olvidado de ti..., Él a tu lado está, siempre ha caminando junto a ti, sus huellas siempre están junto a las tuyas.

    Y si no lo sientes ahí, es porque te has alejado, porque no le das oportunidad de hablarle, porque siempre estás muy ocupado.

    Tal vez porque te has cansado, o simplemente porque eres humano y te has equivocado.Pero hoy es el día para levantarte, el día para volver, la oportunidad de mejorar.

    Busca en tu corazón y encontrarás un vacío con forma de Dios, tan inmenso como Él mismo, y es por eso que no lo has podido llenar.
    ¿Deseas ser completo? Permite a Dios entrar en tu corazón, y hasta entonces, sólo hasta entonces, verás que siempre te ha acompañado y a tu lado ha caminado.

    Quítate tus cadenas, tus rencores, odios y resentimientos, para que puedas caminar libre al lado de tu Creador.
    Mereces ser feliz..., para eso fuiste creado.


    EL SANTO ROSARIO


    EL SANTO ROSARIO

    Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar. ¿Dime por dónde, Tomás? Por todos lados, indicó el quejoso. Vamos a ver -dijo Pedro-, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines.

    En efecto, por doquier se veían almas que no resplandecían tanto. Sin embargo se veían felices de estar ahí.

    Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar... puntualizó Pedro. Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos -dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación. Decidieron recorrer las vallas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en una de las vallas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

    ¡ Caramba ! Es por aquí por donde se están colando -dijo con aire triunfal Tomás-. El que hizo esto, lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

    Ambos apóstoles se giraron con cara de sorpresa y consternación... Tras un silencio, Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nada. Desde que la conocí en Caná supe que era de esas personas que no dejan de ayudar... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se le escapa. ¿Te acuerdas de que no quería hacer el milagro de las bodas de Caná y con una sola mirada de Ella accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada... .

    ¿Vosotros también?, resonó una voz que los sobresaltó... Con cara de asustados se volvieron hacia el Señor y percibieron una grata sonrisa. Él les dijo: "No os preocupéis... Son cosas de Mamá".

    Este es un simple cuentecillo, pero que sin duda refleja una gran verdad. Una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del Rosario. Es habitual escuchar frases como "Tengo mucho que hacer, no tengo tiempo para el Rosario, etc." Nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma?

    miércoles, 3 de abril de 2013

    ALEGRÍA EN TU CORAZÓN....


    Alegría en tu corazón
    Autor: Eileen Caddy


    Comienza el día con alegría en tu corazón y pala­bras de agradecimiento en tus labios.

    Hay tanto por lo cual estar agradecido.
    Eleva tu con­ciencia de inmediato.

    Comenzar el día embotado y confuso no es prove­choso para ti, ni para tu familia, ni para nadie.

    Si te sientes con espíritu crítico hacia alguien, encuentra algo en esa persona que sea positivo y bueno.

    Con­céntrate en esto hasta que sientas que el amor fluye a través de ti hacia esa persona.

    Sé paciente y afectuoso y nunca, en ningún mo­mento, te desesperes por el alma de nadie.

    En algún lugar, de algún modo, podrás estar en contacto con eso que traerá nueva vida, alegría y esperanza.

    La clave está allí, oculta quizás. Deja que esto sea como la búsqueda del tesoro, una pista que conduce a la próxima, hasta que llega al alma.

    La perseverancia es fundamental.

    Llegar a algunas almas es más difícil que llegar a otras, pero aquellas son frecuentemente las que nece­sitan ser alcanzadas.

    Elige las más difíciles; haz esto con Mi ayuda y Mi guía constante y no podrás fallar.

    Bendice todo, da gracias continuamente, llena tu co­razón con amor e irradia esto a todos los que están en contacto contigo.

    EL EVANGELIO DE HOY: LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS

    Autor: Elí Ricardo Marín | Fuente: Catholic.net
    Los discípulos de Emaús
    Lucas 24, 13-35. Pascua. Jesús nos acompaña durante todo el camino de nuestra vida.
     
    Los discípulos de Emaús
    Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35


    Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

    Oración introductoria

    Gracias, Señor, por buscarme, por no dejarme solo en el camino. Me conoces y sabes que soy presa fácil del desánimo y del abatimiento y me cuesta mucho reconocerte en mi oración. Ilumina mi mente y mi corazón para que sepa descubrirte y experimente esa cercanía que me llena de paz y amor.

    Petición

    Cristo resucitado, enciende el calor de mi fe y esperanza de tal manera, que en esta Pascua de resurrección, la vivencia de la caridad sea el distintivo de mi vida.

    Meditación de SS Benedicto XVI

    «Los discípulos superaron la duda inicial y se abrieron al don de la fe; y es esta fe lo que les permite entender las cosas escritas sobre Cristo "en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". Leemos, por cierto, que Jesús "abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras y les dijo: "Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los pecados... Ustedes son testigos". El Salvador nos asegura su presencia real entre nosotros a través de la Palabra y la Eucaristía. Tal como los discípulos de Emaús, que reconocieron a Jesús al partir el pan, así también nosotros encontramos al Señor en la celebración eucarística. Explica, en este sentido, santo Tomás de Aquino que "es necesario reconocer de acuerdo a la fe católica, que Cristo todo está presente en este sacramento... por qué jamás la divinidad ha abandonado el cuerpo que ha asumido"

    Reflexión

    En el evangelio de ayer María Magdalena va a buscar al Señor y Cristo le sale al encuentro. En cambio en este evangelio nos encontramos con los típicos seguidores de los días de gloria que huyen el día del castigo.

    Cierto que los discípulos de Emaús tienen el mérito de no haber traicionado a Jesús. Habían esperado que él sería el Salvador. Lo que no han tenido en cuenta es que Cristo persevera hasta el final, es capaz de esperar hasta el último momento y salir al encuentro como un buen amigo que tiende la mano.

    Sin embargo, Jesús no quiere limitar nuestra libertad y nos deja libres de aceptar la mano que nos ofrece. Nos acompaña durante todo el camino; pero, si no le pedimos que se quede con nosotros, no lo reconoceremos cuando parta el pan.

    Propósito

    Hacer una visita a Cristo Eucaristía para reflexionar sobre la Divina Providencia, a fin de que nunca me decepcione o dude de su Palabra.

    Diálogo con Cristo

    Señor, concédeme que mi corazón arda y esté encendido, como lo estaba el de los discípulos de Emaús tras encontrarse contigo. No permitas que nada, ni nadie, me robe la gracia de tu presencia, que es el gran tesoro de mi vida.

    ALGO TE ESPERA...

    Algo te espera...

    Cuando el camino
    se hace cuesta arriba,
    NO LO DEJES.

    Cuando las cosas andan mal
    - como a veces sucede -
    NO ABANDONES.

    Cuando no consigas resultados,
    y se sumen los problemas,
    NO TE RINDAS.

    Cuando quieras sonreír
    y sólo puedas suspirar
    NO TE CAIGAS.

    Cuando la suerte,
    te sea adversa,
    y no encuentres
    fuerzas para seguir
    NO RENUNCIES.

    Cuando no encuentres
    compañeros de lucha,
    NO TE APURES.

    Hay manos que sostienen las tuyas !
    Cree y Siente en cada minuto de tu vida,
    deja que tu alma " vuele libre "
    por los jardines hermosos de la confianza
    en algo superior que llega donde nuestra
    visión no puede alcanzar ,
    pero sí nuestro corazón puede sentir.

    Tu alma desea estar libre
    para darte fuerza y estímulo!
    INTENTA !

    Cierra los ojos por algunos minutos
    y deja tus pensamientos volar
    por sitios de amor.

    No podemos cambiar el mundo,
    ni quitar todo el dolor de la tierra ,
    ni tener ya resueltos todos
    nuestros problemas,
    pero podemos a cada minuto
    mirar con ojos del amor a cada cosa.

    Si pensamos que todo es pasajero,
    miraremos con cariño lo negativo
    que te encamina a la elevación y perfección,
    y luego observaremos con felicidad
    el cambio del mal en bien ,
    de tristezas en alegrías.

    Lo que hoy nos hace sonreír
    fueron las cosas que nos hicieron
    llorar ayer.
    Nuestras faltas de hoy también son
    las alegrías de mañana.

    Las personas se van,
    los amores se pierden en el tiempo,
    los problemas se solucionan,
    hasta el mismo sol se va cada noche
    para renacer al día siguiente...
    no te quedes en el medio del camino
    porque allá...

    ALGO TE ESPERA !.

    CAMBIA UNA VIDA


    Cambia una vida

    Cuantas veces llegas a tu casa en las noches y solamente puedes pensar en todo el tiempo que invertiste en esto o en aquello, muchas veces sin frutos porque las cosas no salieron como esperabas.

    Y pasamos nuestro día sin dar una palabra de aliento, sin ayudar con un dinero al que menos tiene, sin invitar al menos afortunado a nuestra casa.

    Hoy puede ser un día diferente para tu historia. Hoy, puedes cambiar una vida para siempre y hacer la diferencia para alguien mas. ¿Deseas trascender? ¿Quieres sentir que has hecho algo por alguien?
    Este es el día que puede marcar la diferencia. Haz el propio de cambiar una vida. Detente un momento a saludar al que pide en la calle, recuérdale que Dios le ama y ayúdalo con algo que marque la diferencia, no con aquello que te sobra, sino que sacrifica tu salida a comer, la película que ibas a ver o la camisa o el perfume que ibas a comprar.

    Invita a alguien a comer en tu casa, y recíbelo con el mismo amor que Jesús lo haría contigo. A partir de hoy detente un momento a hablar con esa anciana a quien todos ignoran. A partir de hoy, haz como Jesús y cambia la vida de todos los que se crucen en tu camino en cada momento.

    Busca la forma, el medio, la oportunidad de hacer algo realmente importante que cambie una vida. Puedes pasar por este mundo como han pasado muchos, o puedes hacer la diferencia y trascender para siempre sabiendo que hiciste un bien de proporciones realmente cristianas a una persona. Si cada uno lo
    hace, el mundo en poco tiempo será otro. No pierdas tu oportunidad, y HOY cambia una vida.

    FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!



    Autor: José Guillermo García Olivas | Fuente: Catholic.net
    Feliz Pascua de Resurrección
    ¿Cómo quiere Jesús de Nazaret, que yo resucite en mi interior, para que no se sienta triste y dude de no habernos dejado un mundo nuevo?



    Feliz Pascua de Resurrección
    Como todos los años, después de pasar la Semana Santa, en mi ciudad natal, y antes de mi regreso a Madrid, suelo acercarme a felicitar la Pascua de Resurrección, a un viejo amigo de la infancia, Modesto, que un buen día decidió dedicar su vida a servir a Dios, ayudando a cuantos acudieran a él, en el enclave de un Monasterio, situado en la sierra.

    Después de asistir a la Santa Misa, celebrada en la capilla del Monasterio, asistimos a la procesión dedicada a conmemorar el encuentro glorioso de Jesús triunfante con su Madre.

    El tiempo, amenazaba lluvia y las nubes ocultaban el sol radiante, de otros años. Quizás por ello, y así se lo comentaba a Modesto, mi ánimo, influido tal vez por los elementos meteorológicos, no me permitía vivir con la suficiente intensidad, el acto que estábamos presenciando.

    El estruendo de la banda de cornetas y tambores de otros años, en éste, no parecía encontrar sus notas máximas. Las blancas palomas, que la Junta de cofradías soltaba, para realzar el momento cumbre del  Encuentro, me parecía que no alcanzaban el vuelo a la altura de otros tiempos. Y es más, en el interior de mi corazón, sentía la expresión de un Cristo Resucitado, gozoso, en el instante de saludar a su Madre, pero al mismo tiempo, triste y afligido, pensando que después de superar la amargura sufrida en el Huerto de Getsemaní: “Triste está mi alma (Mc.14-34)” y su muerte en la Cruz, al contemplar los tristes acontecimientos que en el mundo estaban sucediendo, le parecería humanamente inútil, su Pasión, Muerte y Resurrección.

    Me pareció, que contemplaba un mundo sin conciencia y sin amor, donde imperaba la violencia, el crimen y la destrucción. Un mundo envuelto en atentados con miles de víctimas y guerras fraticidas, algunas, catalogadas incluso, como”guerras santas”. Hombres y mujeres que se matan sin piedad, aniquilando a niños inocentes, en formas realmente monstruosas.

    Por todo ello, comento con Modesto, yo creo, que si éste mismo Jesús, el hijo de un carpintero y de una inolvidable María, volviera a la tierra, no se reconocería en esa Iglesia actual, ciertamente poderosa, sino en la Iglesia resucitada, renovada, con nuevas energías, que atestigüe con vehemencia que el Señor ha resucitado, para salvación de todos los pecadores. Sin embargo, sí, que se sentiría más cómodo, en otros lugares del mundo, donde misioneros, miembros de distintas organizaciones internacionales y tantas otras personas, que dedican su vida y su alma, para ayudar a los “desheredados” del mundo y a predicar el Evangelio de Jesús, con su mensaje de amor infinito a todos los hombres y mujeres, tanto de su época, como a los que vinieran después hasta el fin de los tiempos.

    Modesto, callado y reflexivo, una vez terminada la procesión y de regreso hacía el Monasterio, intenta poner un poco de orden, en mi atribulada conciencia. Es posible, comenta mi viejo amigo, que si Jesús volviera a la tierra, enviado de nuevo por el Padre, lo volveríamos a llevar al Gólgota, por relacionarse con los pobres, los marginados y los oprimidos, y educarles para hacer de ellos hombres libres y responsables, apartándoles de las ataduras que los hombres arrastramos.

    Pero no olvides, continúa Modesto, que Jesús resucita, para salvarnos del pecado y para que nos convirtamos, pero no solamente para renunciar a los pecados, sino para descubrir el amor del Padre, que nos salva por medio de su Hijo, y nos perdona.

    Hasta podría pensarse, como decía el Cardenal Newman, con una fé que difícilmente tendría un cristiano de hoy, que Jesús temblara, temiera y le pidiera al Padre en su agonía, que le alejara de aquél cáliz, de no ser estrictamente imprescindible beberlo.

    Pero recuerda, concluye Modesto, antes de nuestra despedida, que la Resurrección de Jesús, es una llamada a la renovación, para intentar ser cada uno como debemos de ser. Jesús resucitó y también nosotros hemos de resucitar, al amor, al perdón, a la tolerancia, a la comprensión, a la solidaridad, y desterrar la mentira, la hipocresía y la calumnia.

    Y finalmente, preguntarnos ¿Cómo quiere Jesús de Nazaret, que yo resucite en mi interior, para que no se sienta triste y dude de no habernos dejado un mundo nuevo?

    lunes, 1 de abril de 2013

    CHATEANDO CON EL SEÑOR


    CHATEANDO CON EL SEÑOR

    ¡Hola Señor! Sé que estás ahí, pues te he visto siempre en línea y hoy quiero chatear contigo.
    Sé que a veces te dejo sin admisión, otras veces me pongo no disponible y casi siempre ausente para ti, pero yo sé que tú siempre estás ahí conectado, con tu nombre en mayúsculas: JESÚS.


    Sabes, Señor, sé que conoces mis angustias, todos mis problemas y... ¡cómo no me vas a conocer si tú me creaste, si en tu pensamiento nací, no hay cosa oculta para ti! Es por eso que reconozco que he sido una tonta al querer pasar desapercibida delante de tí. ¡Perdóname Señor!

    Hoy quiero chatear contigo, Señor. Quiero escribirte que te quiero, que eres mi mejor amigo, darte los buenos días, cantarte una canción, extrañarte cuando no puedo verte, mandarte smileys que te hagan reír, escribirte mails y quizá contarte algo gracioso.   
    Sé que tú me aceptas así, tal cual soy, sé que tú me amas antes de que yo te amara.

    Ahora que me das de tu tiempo y puedo estar conectada contigo, quiero darte las GRACIAS por la vida que me diste, por la familia con la que me has bendecido, por mi trabajo, por el hombre que está a mi lado, por las penas de las alegrías y aún por las alegrías de las penas... Por todo, GRACIAS SEÑOR.

    Tengo que seguir trabajando, Señor.  Pero a partir de hoy, siempre te tendré en línea y antes que a nadie te daré los buenos días. Y al irme te diré, te veo en el camino o en casa, porque sé que Tú estás en todos lados.

    Fue muy bonito poder chatear contigo, pues todas tus respuestas llevan amor, llevan misercordia y la compasión de un Padre está siempre con su hija.

    Bueno SEÑOR, te dejo trabajar, sé que también lo haces aquí, estaré para lo que se te ofrezca. 
    Sé que a veces pides cosas que me cuestan, pero jamás me pedirías cosas que no me ayuden.
    Y si me llamas y no contesto, mándame un zumbido para poder saber que eres Tú.

    Tú eres el Amor más grande de mi corazón y de mi alma, 
    Eres quien me levanta y quien me acompaña en el camino de estos momentos llamados vida ...

    Una cosita, Señor: Déjame que te pida por todos los amigos maravillosos que he encontrado por este medio. Sé que Tú los has puesto en mi camino, en mi PC y me llena de felicidad encontrarlos cada día, aquí conmigo. Bendícelos y consérvamelos como amigos míos y tuyos.
    Amén.

    EL PAÑUELO DE LA VIRGEN MARÍA


    EL PAÑUELO DE LA VIRGEN MARÍA 

    Arrodillada frente a la cruz esta mujer a quien llamaban María, una y mil veces me pasaba por su rostro helado, pálido, casi blanco. Yo absorbía sus lágrimas que, primero lentamente y luego como una cascada, vertían sus ojos. No pude con mi genio. Con sutileza, aproveché el viento que comenzaba a correr suavemente y me solté de la mano de esta mujer tan angustiada. 

    Caí al suelo para ver si lograba entender lo que ocurría y vi el rostro del que llamaba Hijo... sí el de la cruz... ¡no, no! Esto no es para mí ¿qué cosas habrá hecho este reo para merecer tanto castigo? Mucho he visto en mi vida, pero jamás un rostro que no parecía rostro. No comprendo cómo esta mujer decía que era su Hijo. ¿Cómo lo reconoció? ¿Estaría segura que era éste? Porque se podría decir que el madero que lo sostenía y Él eran uno solo. ¿Cómo puede una madre soportar tanta crueldad?

    No me importó que me estrujara entre sus manos, que me mordiera hasta sacarme un trozo de tela. Más que pena y rabia, ella sentía un profundo dolor. 

    Sus amigos sostenían su cuerpo frágil,  la consolaban, la miraban, pero no había palabras que pudieran calmarla.

    Jamás olvidaré sus ojos que, a pesar del llanto, destilaban tanto amor.

    Sólo soy un pañuelo, un retazo de tela que ella misma bordó, lavado muchas veces y secado a la sombra o a pleno sol. Quisiera ayudar a esta madre tierna que tiene en sus brazos a su Hijo, que dicen es Dios.

    Aún estoy en sus manos, pero no me estruja mientras llora en silencio. Ya no siento su dolor, estoy más tranquilo, diría que me siento en paz. Es que ahora sus manos me deslizan suavemente sobre el rostro inerte del que llaman... el Señor.

    ¿Qué pasa? Estoy suavemente perfumado, siento calma apoyado sobre este rostro y en cada caricia que doy, descubro que el que acaricia no soy yo...

    Soy un pañuelo bendito por las manos de una madre y de su Hijo el Señor... ¡No! No me laven por favor. Llevo el perfume de Cristo y el llanto de María, quiero quedarme en sus manos para poder llorar yo... 

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