lunes, 21 de mayo de 2012

OBSEQUIOS A LA VIRGEN MARÍA


    Obsequios a la Virgen María

Que los hijos amantes suelen tributar a su Santísima Madre; y pueden servir de flores
espirituales.
1) Consagrarle el mes que va desde el 7 de noviembre al 7 de diciembre.
2) Tener una imagen de María adornada en casa, y obsequiarla lo mejor que se pueda.
3) Saludarla afectuosamente al pasar delante de alguna iglesia o imagen suya.
4) Pedirle la bendición al levantarse por la mañana, y al acostarse por la noche.
5) Al salir de casa pide a la Virgen que bendiga tus pasos y acciones.
6) Inspirar la devoción de María a otros, sobre todo a los hijos y amigos.
7) Decir con grande afecto el Avemaría cuando diere el reloj.
8) En los peligros y tentaciones acogerse al manto de la Virgen invocando su auxilio.
9) Decir mañana y tarde un Avemaría con alguna oración a la Virgen.
10) Decir con toda confianza el “Acordaos” para alcanzar una buena muerte.

11) No dejes pasar día alguno sin ofrecer tu familia y tus trabajos a la Virgen.
12) Hacer a María protectora del hogar y la familia.
13) Llevar siempre algún escapulario o medalla de la Virgen.
14) Oír o hacer celebrar Misa en honor a María Santísima.
15) Visitar alguna Iglesia o altar consagrado a María.
16) Dar limosna a los pobres en obsequio de nuestra Señora.
17) Visitar y consolar algún enfermo por amor a María.
18) Socorrer a las almas del purgatorio más devotas de María rezando por ellas.
19) Entrar en alguna Congregación de la Virgen y observar fielmente sus estatutos.
20) Llevar medalla de la Virgen, y, apretándola de cuando en cuando al corazón, decirle: yo te lo  entrego para siempre, oh Madre mía.

21) Compadecerse de los dolores de la Virgen y rezar en su honor siete Avemarías.
22) Tener los sentidos, principalmente la vista, recogidos en honor de la Virgen.
23) Rezar con especial devoción el Angelus.
24) Ejercitarse en algún trabajo bajo y humilde por amor a María.
25) Ofrecer de cuando en cuando las penas y trabajos a María.
26) Imitar las virtudes de la Virgen, y para esto preguntarse a menudo: ¿qué haría María puesta
en las circunstancias en que yo me hallo?
27) Ofrecer el Corazón a la Virgen.
28) Trabajar en la conversión de algún pecador.
29) Frenar la lengua en honor de María.
30) El principal obsequio y el más agradable a María es perseverar, en su devoción, cualquiera
sea.

31) Rezar por el Santo Padre.
32) Hacer comuniones espirituales durante el día.
33) Rezar con fervor el Santo Rosario. 34)Hacer alguna mortificación en la comida.
35)Rezar por las misiones y los misioneros.
36) Hacer una visita a Jesús sacramentado.
37) Lectura espiritual sobre la Virgen.
38) Rezar por nuestro Padre Fundador y sus intenciones.

Fuente: cristorey.org

EL ABRAZO DE OSO...



El abrazo de oso


 
Este cuento se refiere a un hombre joven cuyo hijo había nacido recientemente y era la primera vez que sentía la experiencia de ser papá.

A este personaje lo llamaremos Alberto y en su corazón reinaba la alegría y los sentimientos de amor que brotaban a  raudales dentro de su ser.
         
 Un buen día le dieron ganas de entrar en contacto con la naturaleza, pues a partir  del nacimiento de su bebé todo lo veía hermoso y aun el ruido de una hoja al caer le sonaba a notas musicales.
        
        Así fue que decidió ir a un bosque; quería oír el canto de los pájaros y disfrutar toda la belleza.
        Caminaba plácidamente respirando la humedad que hay en estos lugares,
        cuando de repente vio posada en una rama a un águila, el cual desde el primer instante lo sorprendió por la belleza de su plumaje.
        El águila también había tenido la alegría de recibir a sus polluelos y tenía como objetivo llegar hasta el río más cercano, capturar un pez y llevarlo a su nido como alimento; pues significaba una responsabilidad muy grande criar  y formar a sus aguiluchos, era enfrentar los retos que la vida ofrece al cumplir con la misión encomendada; era su único objetivo.
        
        El águila al notar la presencia de Alberto lo miró fijamente y le preguntó:
        
        "¿A dónde te diriges buen hombre?, veo en tus ojos la alegría"; por lo
        que Alberto le contestó: "Es que ha nacido mi hijo y he venido al bosque a disfrutar, pero me siento un poco  confundido ".

        El águila insistió: Oye, ¿y qué piensas hacer con tu hijo?,
        Alberto le contestó: "Ah, pues ahora y desde ahora, siempre lo voy a proteger, le daré de comer y jamás permitiré que pase frío. Yo me encargaré  de que tenga todo lo que necesite, y día con día yo seré quien lo cubra de las inclemencias del tiempo; lo defenderé de los enemigos que pueda tener y  nunca dejaré que pase situaciones difíciles".

        "No permitiré que mi hijo pase necesidades como yo las pasé, nunca dejaré que eso suceda, porque para eso estoy aquí, para que él nunca se esfuerce por nada", y para finalizar agregó: "Yo como su padre, seré fuerte como un oso, y con la potencia de mis brazos lo rodearé, lo abrazaré y nunca dejaré que nada ni nadie lo perturbe".
        El águila no salía de su asombro, atónita lo escuchaba y no daba crédito a lo que había oído.
        Entonces, respirando muy hondo y sacudiendo su enorme plumaje, lo miró fijamente y dijo:
        
        Escúchame bien buen hombre. Cuando recibí el mandato de la naturaleza para empollar a mis  hijos, también recibí el mandato de construir mi nido, un  nido confortable, seguro, a buen resguardo de los depredadores, pero también le he puesto ramas con muchas espinas ¿y sabes por qué?, porque aún cuando estas espinas están cubiertas por plumas, algún día, cuando mis polluelos hayan emplumado y sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este confort, y ellos ya no podrán habitar sobre las espinas, eso les obligará a construir su propio nido.
         
Todo el valle será para ellos, siempre y cuando realicen su propio esfuerzo y aspiración para conquistarlo, con todo y sus montañas, sus ríos llenos de peces y praderas llenas de conejos.

Si yo los abrazara como un oso, reprimiría sus aspiraciones y deseos de ser ellos mismos, destruiría irremisiblemente su individualidad y haría de ellos individuos indolentes, sin ánimo de luchar, ni alegría de vivir. Tarde que temprano lloraría mi error, pues ver a mis aguiluchos convertidos en ridículos representantes de su especie me llenaría de remordimiento y gran
        vergüenza, pues tendría que cosechar la  impertinencia de mis actos, viendo a mi decencia imposibilitada para tener sus propios triunfos, fracasos y errores, porque yo quise resolver todos sus problemas.
 
" Yo, amigo mío", dijo el águila, "podría jurarte que después de Dios he de amar a mis hijos por sobre todas las cosas, pero también he de prometer que nunca seré su cómplice en la superficialidad de su inmadurez, he de
        entender su juventud, pero no  participaré de sus excesos, me he de esmerar en conocer sus cualidades, pero también sus defectos y nunca permitiré que
        abusen de mí en aras de este amor que les profeso".
        
 
El águila calló y Alberto no supo qué decir, pues seguía confundido, y mientras entraba en una profunda reflexión, ésta, con gran majestuosidad levantó el vuelo y se perdió en el horizonte.
         
Alberto empezó a caminar mientras miraba fijamente el follaje seco disperso  en el suelo, sólo pensaba en lo equivocado que estaba y el terrible error que iba a cometer al darle a su hijo el abrazo del oso.

Alberto, reconfortado, siguió caminando, solo pensaba en llegar a casa, con amor abrazar a su bebé, pensando que abrazarlo sólo sería por segundos, ya que el pequeño empezaba a tener la necesidad de su propia libertad para mover piernas y brazos, sin que ningún oso protector se lo impidiera. A partir de ese día Alberto empezó a prepararse para ser el mejor de los padres.

RESERVADO PARA SUS AMIGOS..

Reservado para sus amigos
Autor: Santa Clara de Asís



"Coloca tus ojos ante el espejo de la eternidad,
coloca tu alma en el esplendor de la gloria,
coloca tu corazón en aquel que es figura de la sustancia divina
y transfórmate totalmente, por medio de la contemplación,
en la imagen de su divinidad.

Entonces también tú experimentarás
lo que está reservado únicamente a sus amigos,
y gustarás la dulzura secreta que Dios mismo ha reservado
desde el inicio a los que lo aman.

Sin conceder siquiera una mirada a las seducciones,
que en este mundo falaz y agitado
tienden lazos a los ciegos para atraer hacia ellas su corazón,
con todo tu ser ama a aquel que por tu amor se entregó"

¿DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN, QUÉ?

Autor: Karime Alle | Fuente: Catholic.net
¿Después de la Ascensión, qué?
¡No podemos quedarnos mirando al Cielo! Ahora nos toca a nosotros ser la voz de Jesús para alentar y consolar.
 
¿Después de la Ascensión,  qué?

Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que anuncie la Buena Nueva. Ahora nos toca a nosotros, sus discípulos, hacerlo. Los Sacerdotes predicando(sobre todo)con la palabra, los laicos predicando(sobre todo) con el ejemplo, los padres de familia predicando con la palabra y el ejemplo.

Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que compadezca a los pobres y lo enfermos. Ahora nos toca a nosotros.

Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que multiplique los panes y los pescados para alimentar a las multitudes. Esa es ahora nuestra tarea, multiplicando nuestros esfuerzos para dar de comer sino a las multitudes, por lo menos a los pobres que podamos.

Después de la Ascensión ya no va a ser Jesús el que cuide a sus ovejas. Ahora nosotros tenemos que velar por ellas, especialmente por aquellas (el cónyuge, los hijos, los hermanos, los trabajadores) que Dios nos ha encomendado a cada uno.

Después de la Ascensión a nosotros nos toca ser la voz de Jesús para alentar y consolar. Sus manos para tenderlas a todo el que necesite ayuda. Sus pies para llevarlo a donde no lo conocen.

Después de la Ascensión:

¡No podemos quedarnos mirando al Cielo!

viernes, 18 de mayo de 2012

EL QUE AMA A MARIA, REZA DEVOTAMENTE EL AVE MARÍA



El que ama a María, reza devotamente el Ave María
Padre Pablo José María Frassinetti



El Ave María es la oración más hermosa con que podemos alabar a María y conseguir de Ella las gracias necesarias; es la oración más frecuente en los labios de los cristianos. Sin embargo, justamente porque se reza tan frecuentemente,
se reza con enorme distracción; se reza más con los labios que con el corazón;
a veces se reza precipitadamente y omitiendo palabras. Los que aman a María no deben proceder así. Ellos considerando que el Ave María es la más bella y graciosa oración con que se honra a la Madre de Dios, deben rezarla con la mayor devoción que les sea posible; deben conocer su sentido y acompañarlo con el sentimiento
de su corazón.

-“Dios te salve María” es la mejor manera de saludar a la Virgen Santísima.
-“Llena eres de gracia” llena para Ella y para nosotros aún más llena, para alcanzarnos la abundancia de gracia.
-“El Señor es contigo” de manera más especial de lo que acontece con los
demás santos.
-“Bendita tú eres entre todas las mujeres” ya que tuvo el honor único e incomparable de la virginidad y de la maternidad divina.

Esas palabras son del Ángel Gabriel a María en la Anunciación. Bendita entre las mujeres la saludó asimismo Santa Isabel al recibir su visita, agregando:

-“y bendito es el fruto de tu vientre (Jesús)”; ya que a Jesús se dirigen todas
las bendiciones de cielo y tierra, y Jesús es fuente de toda bendición que proviene de Arriba.

La Iglesia agregó las demás palabras “Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Son palabras que no necesitan explicación.

Recemos pues siempre con mucha devoción tan hermosa oración, y de vez en cuando hagámoslo más despacio y con mayor atención, diciéndole antes:

“María, para saludarte menos indignamente quisiera ahora rezar esta oración con el respeto y la veneración con que te saludó el Ángel Gabriel, con el cariño y la admiración con que te saludó Santa Isabel, y con la devoción y confianza con que te saludaron los santos y santas en todos los siglos con el Ave María”.

Padre Jose Frassinetti, "Amemos a María"

¿QUÉ SIGNIFICA EL AMOR?


¿Que significa el amor?



        Un grupo de profesionales le propuso a varios niños, con edades de 4 a 8 años, la pregunta ¿qué significa amor?, y las respuestas obtenidas fueron más amplias y profundas de lo que cualquiera pudo imaginar:

        "Amor es el primer sentimiento que hay antes de que todas las cosas malas aparezcan".

        "Cuando mi abuelita empezó a padecer artritis no podía pintarse las uñas de los pies; así que mi abuelito se las pintaba todo el tiempo aún cuando empezó a padecer artritis en sus manos, eso es amor."

        "Cuando alguien te ama, la forma en que esa persona dice tu nombre es diferente. Sabes que tu nombre está seguro en su boca"

        "Amor es cuando una muchacha se pone perfume y un muchacho se pone colonia, salen juntos y se huelen mutuamente."

        "El amor es cuando sales con alguien a comer y le das la mayoría de tus papitas a la francesa sin hacer que esa otra persona te dé de las suyas."

        "Amor es cuando alguien te hace daño, te enojas mucho, pero no le gritas porque sabes que eso herirá sus sentimientos."

        "Una vez mi hermana mayor enfermó, se le lleno todo su cuerpo de ronchitas, y su novio venía todos los días a verla y no le daba miedo enfermarse, él la acariciaba en las noches en su cama hasta que se dormía y luego se iba, eso es amor."

        "Amor es lo que te hace sonreír cuando estás cansado."

        "Amor es cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquito primero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien."

        "Amor es cuando besas todo el tiempo, luego te cansas de besar, pero aún quieres estar junto a esa persona y entonces se hablan más."

        "Amor es lo que hay en el cuarto contigo en Navidad si dejas de abrir regalos y escuchas."

        "Cuando le dices a alguien algo malo acerca de ti mismo y tienes miedo de que no te quieran más; pero te sorprendes de que no sólo aún te aman, sino que te aman aun más."

        "Amor es cuando le dices a un muchacho que te gusta su camisa y él la usa todos los días."

        "Amor es como una viejita y un viejito que aún son amigos aún después de conocerse muy, pero muy bien."

        "Durante mi primer recital, yo estaba en el escenario muy asustada, miré a toda la gente que me estaba viendo y vi a mi papá saludándome y sonriéndome; él era el único haciendo eso y entonces ya no sentí miedo."

        "Mi mamá me ama más que nadie, nunca verás a nadie más besarme por las noches antes de irme a dormir."

        "Amor es cuando mami le da a papi el pedazo de pollo más grande."

        "Amor es cuando mami ve a papi sudoroso y oloroso y aún así dice que es más guapo que Robert Redford."

        "Amor es cuando tu perrito te chupa la cara aún cuando lo has dejado todo el día solo."

        "Yo sé que mi hermana mayor me ama porque ella me da toda su ropa que no usa y después ella tiene que ir a comprar otra."

        "Uno no debería decir "Te amo" cuando en realidad no es así... pero si realmente amas a alguien deberías decírselo, puede ser que a esa persona se le haya olvidado."

DAME TUS PECADOS


Dame tus pecados


        Una vez oí una historia respecto a un misionero que fue echado en la prisión por los oficiales comunistas rusos, por predicar el evangelio en lo que era la Unión Soviética. No le permitieron a este gran siervo de Dios ver a ningún otro ser humano, y le alimentaban pasándole la comida por debajo de la puerta. Años y años pasaron. Y un día el Señor se le apareció en la prisión.

        El hombre estaba tan agradecido con el Señor por haber venido a verle.

        - ¿Hay algo que pudiera darte para agradecerte? - le pregunto.

        - No, todo es Mío - respondió el Señor - . No hay nada que pudieras darme.

        - Pero, Señor, debe haber algo que pudiera darte para expresar mi gratitud.

        - No hay nada que puedas darme - repitió el Señor -. Hasta tu mismo cuerpo me pertenece. Tu misma vida es Mía.

        - Oh, por favor, debe haber alguna cosa que pudiera darte - el hombre volvió a preguntar.

        - La hay. Dame tus pecados. Eso es todo lo que quiero - dijo el Señor.

ORACIÓN A JUAN PABLO II

ORACIÓN  A JUAN PABLO II

Oh Trinidad Santa,  te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.  Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.




Con aprobación eclesiástica

miércoles, 16 de mayo de 2012

UNA VELA CONTRA EL CANCER


CARTA A LA VIRGEN MARÍA

Carta a la Virgen María
Padre Marcelino de Andrés, L.C.


Muy querida Virgen María: 
No sé si Jesús me haya guardado un secreto que le comuniqué hace poco con relación a ti. Siendo como es, me imagino que sí. Le prometí que yo mismo te lo haría saber dándote la sorpresa. Así que, aquí me tienes para contártelo.  

Quería decirte que he escrito este libro sobre ti. Supuse que por tu profunda humildad, seguramente te hubieras opuesto a la idea. Por eso se lo conté antes a Jesús y le pedí que no te dijese nada al respecto. Ahora ya está hecho. Espero que te guste, o al menos que no tengas nada en contra.  

Sé que no te agradan mucho los piropos, pero tú misma predijiste que te llamarían dichosa todas las generaciones. Yo te he llamado, además de dichosa, algunas otras cosas bonitas que sin duda te mereces. No era mi deseo sacarte los colores...  

Te confieso que, repasando ahora lo que he descrito de ti, me doy cuenta de que me he quedado muy corto. A lo mejor tú dirás que no. Pero sé que es cierto. Y te pido perdón por ello. De verdad, siento mucho no haber podido expresarme mejor de ti. Te merecías mucho más. 

Sabe al menos que mi intención era buena. Quería demostrarte la admiración, el aprecio y cariño inmenso que guardo hacia ti; y deseaba además lograr que otros muchos también te admiren y te amen. Espero haber logrado, al menos un poco, ambas cosas. ¡Qué dichoso me sentiría de saber que así ha sido!  

Bueno, Virgen María, ya me despido. Soy muy feliz de tenerte como Madre y de saberme bajo tu mirada y continua protección. 
Dale de mi parte un fuerte abrazo a Jesús.

EL AGUA QUE QUERÍA SER FUEGO


El agua que quería ser fuego.



“Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa. Y encender entusiasmos. Y hacer arder el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama.”

Así pensaba en septiembre el agua de un río de montaña.
Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios y pedir que cambiara su identidad.

“Querido Dios: Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente.
Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser?
Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego en la tierra. No recuerdo que te compararas con el agua.
Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal...”

El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios.
Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo. El agua lo abrió y lo leyó:

“Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua, yo lo siento mucho porque no eres un agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tu preparas el camino del fuego. Mi espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego.”

Mientras el agua estaba embebida leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella.

Y Dios seguía sonriendo, esperando una respuesta.

Ella comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios, solo lo tiene el agua limpia...

Suspiró y dijo: “Sí Señor, seguiré siendo agua, seguiré siendo tu espejo. Gracias.

¿QUÉ ES DIÁLOGO?


¿Qué es diálogo?


* Diálogo es la capacidad de estar con los otros (esposo, esposa, hijos, familia...) de modo que se den cuenta de nuestro interés por ellos.

* Diálogo es hacer sentir al otro que es aceptado, querido, valorado por mí, aunque no esté de acuerdo con su opinión.

* Diálogo es acercarme al otro cuando está triste, preocupado, enfadado... y tener gestos que expresen que estoy con él: una palmadita, una mirada acogedora, un beso...

* Diálogo es expresar al otro con palabras o con gestos lo bueno que ha hecho, animándole, y cuando hace algo mal, hablar con él con muchos respeto y  amor, sin reprocharle, mostrando siempre CONFIANZA en él, pero invitándole a la reflexión, al cambio.

* Diálogo es ponerme siempre en el lugar del otro, haciéndole sentir que todo lo de él me interesa, sin haciéndole sentir que todo lo de él me interesa, sin dejarme llevar de mi buen o mal humor.

* Diálogo es expresar mis sentimientos y pensamientos y dejar que el otro los exprese e invitarle a que lo haga, con respeto a su intimidad.

* Diálogo es MIRAR, ESCUCHAR, dejar que el otro se exprese sin cortarle cuando está hablando.

* Diálogo es reconoce que me he equivocado y pedir disculpa, siendo  PACIENTE ante las dificultades de la vida diaria.


DIALOGA quien dedica:

– Tiempo a estar junto a su esposa, esposo e hijos.

– Tiempo para preguntarles e invitarles a contar sus preocupaciones, alegrías..., con mucho amor e interés.

– Tiempo para jugar con ellos, hijos, esposo, esposa, familia...

– Tiempo para MIRARLOS y contar las propias preocupaciones, alegrías, inquietudes...

– Tiempo para ESCUCHAR...

martes, 15 de mayo de 2012

PARA SER UNA PEQUEÑA MARIA


Para ser una pequeña María
Chiara Lubich




Deseo comunicar una experiencia mía, pequeña, personal, pero que ha incidido en mi alma y quizás puede ser útil a otros.
Tomé en mis manos, en estos días, un libro que me regalaron. Se titula: El secreto de Madre Teresa de Calcuta, obviamente. Lo abro en la mitad, allí donde habla de “mística de la caridad”. Leo este capítulo y otros. Me sumerjo con gran interés en esas páginas. Todo lo que se refiere a esta próxima santa, me interesa personalmente: fue, por años, mi preciosísima amiga.
Se me pone en evidencia lampante, la extrema radicalidad de su vida, de su vocación totalitaria, que impresiona, y casi asusta, pero, sobre todo, me empuja a imitarla en el típico compromiso, radical y totalitario, que Dios me pide a mí. De hecho, cada carisma es una maravillosa flor, única, irrepetible, distinta de las demás, como, por otra parte, pensaba Madre Teresa. Cuando teníamos ocasión de encontrarnos me repetía: “Lo que yo hago, tú no lo puedes hacer. Lo que tú haces, yo no lo puedo hacer”.

Movida por esta convicción, tomo en mis manos el Estatuto del Movimiento, convencida de que allí habría encontrado la medida y el tipo de radicalidad de vida que el Señor me pide a mí. Abro, y enseguida, en la primera página, recibo un pequeño shock espiritual, como por un descubrimiento del momento. ¡Y son casi 60 años que lo conozco! Se trata de la “norma de las normas, premisa de toda regla” de la mía y de nuestra vida: generar –así se expresaba el Papa Pablo VI- y mantener, primero y ante todo, también en las grandes empresas, también en los compromisos extraordinarios, también en los triunfos por el Reino, a Jesús entre nosotros con el amor recíproco.
Porque, entiendo enseguida, esta es la mía y nuestra tarea más importante, especialmente hoy: ser en la Iglesia una pequeña María, “una presencia suya en la tierra, casi su continuación” sola y con todo el movimiento; ser otra María que ofrece a Jesús al mundo.

Pero es necesario ese amor ultrafino que no mide, que sabe hacerse espiritualmente nada delante de quien tiene al lado. En nuestra vida, no siempre todo es perfecto: alguna palabra de más, mía o de otros, algún silencio demasiado largo, algún juicio hecho sin razonar, algún pequeño apego, algún sufrimiento mal soportado, ofuscan la presencia de Jesús entre nosotros, si no llegan a impedirla.
Comprendo que debo ser yo, en primera persona, quien debo darLe espacio, aplanando todo, colmando todo, condimentando todo con la máxima caridad; soportando todo, en quien me está a mí alrededor. Soportar -una palabra que por lo general nosotros no usamos, pero que recomienda el Apóstol Pablo- no es cualquier caridad. Es una caridad especial, la quinta esencia de la caridad.
Empiezo. Y no va mal, ¡todo lo contrario!
Siento el deber de hacer primero toda mi parte y tiene efecto. Además me llena el corazón de felicidad, quizás porque, de este modo, vuelve a aparecer la presencia de Jesús entre nosotros y permanece.

Y es el colmo de mi alegría cuando me llegan las palabras de Jesús: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt. 9, 13). ¡Misericordia! He aquí la caridad ultrafina que se nos pide y que vale más del sacrificio, porque el mejor sacrificio es este amor que también sabe soportar, que sabe, si es necesario, perdonar y olvidar.

Para ser pequeñas María, para asegurar a Jesús al mundo, es necesario vivir la “premisa de toda regla”, en esa mutua y continua caridad que florece como misericordia.

Es ésta la radicalidad, es ésta la totalitariedad que se le pide a nuestra vida.

Fuente: Movimiento Focolare

QUIEN ME AMA, TIENE FUERZA...

Quien me ama, tiene Mi fuerza

        Del Cielo envío a todas las criaturas Mis riquezas y cada una las recibe en la medida necesaria a la manifestación de la belleza y bondad de Mi Padre, del Espíritu Divino y Mía, porque así queremos manifestar la Gloria de la cual tenemos vida común. La criatura recibe tanto, cuando Yo quiero darle y se sacia en el disfrute contínuo de los dones a ella reservados.

        Pero ocurre que, al faltar las disposiciones apropiadas para este disfrute, el Amor Divino debe detener su flujo y así el alma, ya no fiel, se siente descontenta, se agita y cree que no puede alcanzar aquello que sentía deber poseer.

        Esto vale para la luz que es de la inteligencia y también para el amor que es de la voluntad. A esto pongo remedio con sucesivos hechos de Gracia, y no Me canso porque quiero que Mi criatura acepte Mis efusiones de Belleza, Bondad y Amor.

        Quién podrá desconocer la tarea que He confiado a la que más amé en la tierra y que ahora es Reina de todos los ángeles y santos?

        Sepan, hijitos que, a Ella ha sido encomendada la protección de Mis fieles y de guiarlos por los caminos de la virtud en las actuales pruebas.

        Ella será escuchada, pero desgraciadamente no por todos y quien haga lo que Yo Hice en Nazaret, en consideración a ellos será confirmado en Gracia. Hoy no se distingue pero, pronto se verá en el mundo que son Mis hijos.

        El poder que tuve, en cuanto Hombre, lo doy a Mis seguidores a fin de que vengan en la lucha y venciendo, den testimonio de Mí. No con palabras, sino con hechos, es hora de demostrar que cree verdaderamente sólo quien sabe dar incluso la propia vida por Mí. Quien cree en Mí Me ama y quien Me ama tiene Mi fuerza.

        Jesús

lunes, 14 de mayo de 2012

ORACIÓN A SANTA GEMA GALGANI


BIENAVENTURANZAS DE LA AMISTAD


Bienaventuranzas de la amistad



1.  Felices los amigos que son pobres de espíritu y siempre están abiertos a dar y recibir.

2. Felices los amigos que aún en el dolor se dan con alegría.

3. Felices los amigos que esperan con paciencia el crecimiento del amigo.

4. Felices los amigos que juntos fomentan y viven la justicia y el amor.

5. Felices los amigos que son compasivos y misericordiosos.

6. Felices los amigos que promueven la paz y defienden la vida.

7. Felices los amigos que temen la persecución por defender la verdad, la justicia y el amor.

8. Felices los amigos que cantan su fe y la manifiestan con valor y esperanza.

EL ERROR

  

El error...



"El error más grande lo cometes cuando,
por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgar
en el viaje hacia tus objetivos.

No se equivoca el río cuando, al encontrar
una montaña en su camino,
retrocede para seguir avanzando hacia el mar;
se equivoca el agua que por temor a equivocarse,
se estanca y se pudre en la laguna.

No se equivoca la semilla cuando
muere en el surco para hacerse planta;
se equivoca la que por no morir bajo la tierra,
renuncia a la vida.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos
caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor
a equivocarse no acciona.

No se equivoca el pájaro que ensayando
el primer vuelo cae al suelo,
se equivoca aquel que por temor a caerse
renuncia a volar permaneciendo en el nido.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan
que ser hombre es buscarse así mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.

Creo que al final del camino no te premiarán
por lo que encuentres, sino por aquello que hayas buscado honestamente."

María, madre del silencio


  
María, madre del silencio
J. M. Márquez


Madre de nuestro silencio,
tesoro de calma y serenidad,
te amamos por tu rostro lleno de luz,
por tu mirada llena de ternura,
por lo profundo de tus palabras silenciosas,
por tu transparente disponibilidad.

Que en nuestras tareas cotidianas
nos abras a lo profundo de las cosas que no se ven,
nos ilumines con tu luz transparente,
nos ensanches el corazón con el amor
y la verdad de lo que es importante,
nos contagies tu disponibilidad
ante las sorpresas de Dios.

Madre del silencio,
enséñanos a callar...
enséñanos a contemplar...

CRISTO NOS INVITA... DESDE LA MONTAÑA

Autor: P. José Luis Richard | Fuente: Catholic.net
Cristo nos invita... desde la montaña.
Si quieres ser feliz, siembra hoy para cosechar mañana; lucha hoy, para triunfar en el futuro; sacrifícate ahora para recibir los frutos después.
 
Cristo nos invita... desde la montaña.

En el Sermón de la Montaña, Cristo desborda su corazón, revela los misterios del Reino. Nos da a conocer la sabiduría de Dios y la clave de la felicidad: sembrar con paciencia para recoger los frutos llegado el tiempo, pagar el precio justo.

Es impresionante cómo ha ido cambiando nuestro mundo y con qué rapidez. Para los hombres de hace medio siglo, sería una verdadera fantasía el pensar en la informática, tan avanzada y al alcance de todos. Nuestros bisabuelos nunca se imaginaron los nuevos artefactos de guerra tan sofisticados, tan precisos. Jamás soñaron con nuestros medios de transporte tan seguros y veloces...

Los hombres de hace cincuenta o sesenta años sabían que si alguien quería una buena cosecha, tendría que trabajar muy duro durante todo el otoño y pasarse la primavera escardando sus campos. El alfarero, el zapatero, el herrero, todos ellos tenían muy bien sabido que si querían producir más, les hacían falta más horas de trabajo, más mano de obra...

Nosotros, con nuestra tecnología, nos hemos acostumbrado a lo automático, a lo fácil, lo cómodo. A encender la televisión desde la cama con un botón, a abrir la puerta de casa desde el coche, a viajar cómodamente con la visa... pagando después.

A la gente de nuestra época se le atrae así. Si quieren vendernos algo, que sea rápidamente y sin complicaciones.

Si algo ha de producirnos comodidad, alegría, felicidad, placer, tiene que ser al instante, sin tardar. Si se oprime el botón, es para que el trabajo quede listo en un momento. No queremos trabajos sin frutos inmediatos. Queremos la mayor cantidad de bienes con el menor esfuerzo. Es la moda.

Y sin embargo, Cristo, desde la montaña, usa un vocabulario completamente opuesto: Si quieres ser feliz, siembra hoy para cosechar mañana; lucha hoy, para triunfar en el futuro; sacrifícate ahora para recibir los frutos después.

Cristo nos propone abandonarnos a nosotros mismos para seguir su Evangelio. No consentir a las pasiones. No ser tan delicados. Aguantar y ser firmes ante el sufrimiento. Ser generosos y aceptar el dolor por amor a Él, como un medio seguro para conseguir la ansiada felicidad. El Reino de los cielos no se consigue con palancas y botones sino con sacrificio y amor a Cristo.

Nuestra misma sociedad puede explicarnos muy bien lo que Cristo nos invita a hacer desde la montaña. La vida actualmente es muy cara, muy difícil. Hay que pagar por todo. Nada se regala. También nuestra felicidad tiene un precio: pisar las mismas huellas de Cristo. Aunque más de una vez nuestros pies sangren.

Señor, quiero desde hoy trabajar con paciencia y generosidad, sembrar sin prisas, para alcanzar con mi sacrificio la verdadera felicidad.


jueves, 10 de mayo de 2012

MARÍA, MADRE DE DIOS

    Las Virtudes de María
Fe de María
San Alfonso María de Ligorio



Así como la santísima Virgen es madre del amor y de la esperanza, así también es madre de la fe. "Yo soy la madre del amor hermoso y del temor, del conocimiento y de la santa esperanza" (Ecclo 24,17). Y con razón, dice san Ireneo, porque el daño que hizo Eva con su incredulidad, María lo reparó con su fe. Eva, afirma Tertuliano, por creer a la serpiente contra lo que Dios le había dicho, trajo la muerte; pero nuestra reina, creyendo a la palabra del ángel al anunciarle que ella, permaneciendo virgen, se convertiría en madre del Señor, trajo al mundo la salvación. Mientras que María, dice san Agustín, dando su consentimiento a la encarnación del Verbo, por medio de su fe abrió a los hombres el paraíso. Ricardo, acerca de las palabras de san Pablo: "El varón infiel es santificado por la mujer fiel" (1Co 7,14), escribe: Esta es la mujer fiel por cuya fe se ha salvado Adán, el varón infiel, y toda su posteridad. Por esta fe, dijo Isabel a la Virgen: "Bienaventurada tú porque has creído, pues se cumplirán todas las cosas que te ha dicho el Señor" (Lc 1,45). Y añade san Agustín: Más bienaventurada es María recibiendo por la fe a Cristo, que concibiendo la carne de Cristo.

Dice el P. Suárez que la Virgen tuvo más fe que todos los hombres y todos los ángeles juntos. Veía a su hijo en el establo de Belén y lo creía creador del mundo. Lo veía huyendo de Herodes y no dejaba de creer que era el rey de reyes; lo vio nacer y lo creyó eterno; lo vio pobre, necesitado de alimentos, y lo creyó señor del universo. Puesto sobre el heno, lo creyó omnipotente. Observó que no hablaba y creyó que era la sabiduría infinita; lo sentía llorar y creía que era el gozo del paraíso. Lo vio finalmente morir en la cruz, vilipendiado, y aunque vacilara la fe de los demás, María estuvo siempre firme en creer que era Dios. "Estaba junto a la cruz de Jesús su madre" (Jn 19,25). San Antonino comenta estas palabras: Estaba María sustentada por la fe, que conservó inquebrantable sobre la divinidad de Cristo; que por eso, dice el santo, en el oficio de las tinieblas se deja una sola vela encendida. San León a este propósito aplica a la Virgen aquella sentencia: "No se apaga por la noche su lámpara" (Pr 31,18). Y acerca de las palabras de Isaías: "Yo solo pisé el lagar. De mi pueblo ninguno hubo conmigo" (Is 63,3), escribe santo Tomás: Dice "ninguno" para excluir a la Virgen, en la que nunca desfalleció la fe. En ese trance, dice san Alberto Magno, María ejercitó una fe del todo excelente: Tuvo la fe en grado elevadísimo, sin fisura alguna, aun cuando dudaban los discípulos.

Por eso María mereció por su gran fe ser hecha la iluminadora de todos los fieles, como la llama san Metodio. Y san Cirilo Alejandrino la aclama la reina de la verdadera fe: "Cetro de la fe auténtica". La misma santa Iglesia, por el mérito de su fe atribuye a la Virgen el poder ser la destructora de todas las herejías: Alégrate, virgen María, porque tú sola destruiste todas las herejías en el universo mundo. Santo Tomás de Villanueva, explicando las palabras del Espíritu Santo: "Me robaste el corazón, hermana mía, novia; me robaste el corazón con una mirada tuya" (Ct 4,9), dice que estos ojos fueron la fe de María por la que ella tanto agradó a Dios.

San Ildefonso nos exhorta: Imitad la señal de la fe de María. Pero ¿cómo hemos de imitar esta fe de María? La fe es a la vez don y virtud. Es don de Dios en cuanto es una luz que Dios infunde en el alma, y es virtud en cuanto al ejercicio que de ella hace el alma. Por lo que la fe no sólo ha de servir como norma de lo que hay que creer, sino también como norma de lo que hay que hacer. Por eso dice san Gregorio: Verdaderamente cree quien ejercita con las obras lo que cree. Y san Agustín afirma: Dices creo. Haz lo que dices, y eso es la fe. Esto es, tener una fe viva, vivir como se cree. "Mi justo vive de la fe" (Hb 10,38). Así vivió la santísima Virgen a diferencia de los que no viven conforme a lo que creen, cuya fe está muerta como dice Santiago: "La fe sin obras está muerta" (St 2,26).

Diógenes andaba buscando por la tierra un hombre. Dios, entre tantos fieles como hay, parece como si fuera buscando un cristiano. Son pocos los que tienen obras de cristianos, porque muchos sólo conservan de cristianos el nombre. A éstos debiera decirse lo que Alejandro a un soldado cobarde que también se llamaba Alejandro: O cambias de nombre o cambias de conducta. Más aún: a estos infieles se les debiera encerrar como a locos en un manicomio, según dice san Juan de Ávila, pues creyendo que hay preparada una eternidad feliz para los que viven santamente y una eternidad desgraciada para los que viven mal, viven como si nada de eso creyeran. Por eso san Agustín nos exhorta a que lo veamos todo con ojos cristianos, es decir, con los ojos de la fe. Tened ojos cristianos. Porque, decía santa Teresa, de la falta de fe nacen todos los pecados. Por eso, roguemos a la santísima Virgen que por el mérito de su fe nos otorgue una fe viva. Señora, auméntanos la fe.
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