lunes, 7 de mayo de 2012

EL PENSAMIENTO DEL DÍA

Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes personales de cada uno de vosotros. 

Josemaría Escrivá de Balaguer

jueves, 3 de mayo de 2012

UN SECRETO...


 UN SECRETO...

 secreto indispensable para enriquecer nuestra existencia y mejorar nuestra calidad de vida, es el de desarrollar, cultivar y fortalecer nuestra vida interior.

Dedique cada día unos valiosos e importantes minutos para meditar relajadamente sobre lo que está haciendo con su vida, hágase preguntas y busque calmadamente las respuestas en su interior, hágalo en silencio y en paz. Poco a poco empezarán a surgir las respuestas.

Cultive hoy, de manera especial, su energía amorosa, sea amable, cordial, gentil, cariñoso, paciente y tolerante con las personas que le rodean; hoy, de manera especial, sea comprensivo con los demás, y ante todo hoy procure perdonar aquel detalle, aquella actitud, aquel evento que aún afecta su alma y perturba su paz interior. Perdone ya, de una vez, perdone y olvide.

Valore a todas las personas que conviven con usted como un preciado regalo del Cielo. Acepte sus desavenencias, pues cada uno tenemos nuestros sentimientos, nuestros particulares puntos de vista, y "métase en la piel del otro"; le será fácil si hay amor verdadero.
Esta actitud servirá además para crear un ambiente más positivo que, lógicamente, rebotará en usted.
"El que siembra, recoge..."; sea paciente en recoger sus frutos.


Autor desconocido

SUPERAR EL EGOISMO...


Superar el egoísmo

Vivir de forma egoísta es como vivir en un calabozo. Oímos sólo nuestra propia voz, hablamos sólo de nosotros mismos, sólo escuchamos los lamentos de nuestro propio dolor, únicamente captamos la gloria de nuestra propia victoria personal. Cualquier otro interés está mediatizado por el interés propio.

— No te pongas así. Es lógico que la gente mire un poco por su propio interés...

Pero se puede velar por el propio interés sin ser egoísta. El problema es que el egoísta vive en una permanente búsqueda de la propia satisfacción. Una búsqueda que acaba por ser angustiosa, porque el egoísta a cada paso se sorprende con que ha vuelto a perder el rastro y no consigue disfrutar un poco de tiempo con casi nada.

Son afanes oscuros y confusos que hacen desgraciadas a las personas. Por eso es tan importante que los padres logren que sus hijos descubran la satisfacción que la generosidad encierra, y reflexionen sobre el regusto de tristeza que a todos queda cuando nos comportamos de forma desconsiderada, implacable y egoísta con los demás.

— ¿Y a qué edad suelen tener más tendencia al egoísmo?

Cuanto más pequeño es el niño, tanto más vive bajo el poder de los sentidos, y es por eso mismo más fácil que ceda al egoísmo si no hay una educación adecuada. Una criatura de pocos años parece que todo lo ansía para sí, acumula los juguetes, quizá no repara en que a otros nada les llegue. Pasa por un etapa de acusado egocentrismo infantil en la que gusta considerarse el centro de todo, que se hable de él, llamar la atención...; como Currita Albornoz en aquella novela de Coloma: si asiste a una boda, quiere ser la novia; si a un bautizo, el recién nacido; si a un entierro, el muerto.

Por eso, desde muy temprano hay que ir sacando brillo a sus sentimientos de generosidad, para que ahoguen a esos otros de egoísmo. De lo contrario, podemos encontrarnos con un reverdecer del egoísmo en los años de la adolescencia.

Las manifestaciones son evidentes. Precisamente en esos tiempos en los que quizá siente más orgullo por su talento, su desarrollo físico o su agudeza intelectual. Y quizá resulta que a lo mejor:

*se hace amigos interesadamente para que le expliquen las matemáticas o le dejen copiar un trabajo de clase;

*se muestra indiferente ante un motivo de tristeza de otros;

*habla con orgullo a su compañero o compañera de clase, de posición menos acomodada, de los grandes viajes que hace en vacaciones, de la moto que le han regalado, o de los lujos de que él disfruta y que el otro no tiene;

*manifiesta un sorprendente sentido práctico con el que pasa por encima de todos los demás para lograr su propio interés; etc.

— ¿Y cuál crees que es la razón de todo eso?

Quizá arranca desde la niñez, con cosas insignificantes consentidas por quienes convivían con él, y nadie entonces le hizo considerar lo poco noble de esos detalles. A lo mejor escogía siempre el mejor sitio, la mejor fruta, o la tarea más cómoda, y nadie le decía nada, o se acostumbró a oír los reproches como quien oye llover.

Y se acostumbró a no ceder el sitio, a no reparar en las necesidades de los demás, a no sujetar la puerta hasta que pasara quien venía detrás. A lo mejor salían de excursión y pasaban entre unos matojos, y él iba soltando las ramas, que herían en la cara a los que marchaban detrás; sólo importaba una cosa: él ya había pasado.

Por el contrario... Por el contrario, el niño que comparte hoy sus juguetes o sus juegos –señala Bernabé Tierno–, o que se atreve a defender a un compañero maltratado, es el hombre del mañana en cuyo proyecto de vida tendrán lugar los demás.

Si quien está a tu lado tiene algún pesar, consuélale con unas palabras de las que brotan del corazón. Si se alegra, alégrate con él, porque es propio de los egoístas entristecerse de envidia ante la alegría ajena. Comparte, ayuda, agáchate a recoger el paquete que se le ha caído al suelo a ése que pasa a tu lado, trata a la gente con corrección, y especialmente a quienes tienen que servirte.

Cada uno debe examinarse sobre si hay en su vida planteamientos egoístas de fondo. Hablo de esos padres posesivos de sus hijos, y de esos hijos que dominan a sus padres. De esos matrimonios que son una pareja de vidas solitarias, y de ésos que son cadenas el uno para el otro.

Para toda persona, erradicar un poco cada día el egoísmo, será erradicar una fuente de tristeza.

Alfonso Aguiló

María, eres mi madre y mi maestra

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
María, eres mi madre y mi maestra

Meditaciones mes de Mayo. Es María Santísima quien me abre la puerta del Corazón de Jesús, quien me enseña a amarlo. 
 
¡Oh, María, no sólo eres mi madre, sino también mi maestra, y quiero ser una obra maestra en tus manos! Alfarera divina, estoy ante ti como un cantarillo roto, pero con mi mismo barro puedes hacer otro a tu gusto. ¡Hazlo! Toma mi barro, el barro de mis dificultades, de mis problemas, de mis defectos, de mis pecados. Toma ese barro, ese barro que se ha deshecho tantas veces por obra de Satanás, del mundo, de las tentaciones, de la carne, y construye otro cantarillo nuevo, mejor que el del principio. Quiero ser santo en tu escuela, María; quiero ser un gran sacerdote en tu escuela, quiero ser un gran apóstol en tu escuela, María de Nazaret.

Quiero, en la escuela de María de Nazaret, aprender el arte de vivir. Maestra, sobre todo, del amor a Jesús. Si en algo ella ha sido maestra, ha sido en el amor. Por eso, si es el amor el que nos va a salvar, el único que nos va a salvar, nos importa ir a esa escuela donde hay una maestra sublime, excelsa, en el arte, precisamente, de amar. Ninguna criatura ha amado tanto, y tan bien como María, a Dios. Ninguna criatura ha amado y ama a los hombres como Ella, porque es su Madre. Por tanto, Ella es la persona que mejor nos puede enseñar a nosotros a amar.

Se es fiel, sólo por amor. Se es auténticamente feliz, sólo en el amor. Se es idéntico, sólo amando. Si esto es verdad, la gran fuerza, la única fuerza, capaz de arrancarnos de nuestro egoísmo y lanzarnos hacia Dios y hacia nuestros hermanos, es el amor. Pues bien, María de Nazaret tiene una escuela de amor. Es una maestra insigne, y a nosotros, sus hijos predilectos, nadie mejor que Ella nos puede enseñar el amor.

María, se ha dicho, es el camino más corto y más hermoso para llegar a Jesús. El camino más fácil para conocer al Hijo es el corazón de su Madre. Yo tendré un santo orgullo en decir que fue María Santísima quien me abrió la puerta del Corazón de Jesús. Quien me enseñó a amarlo.

Decía San Pablo, también, "¿Quién me arrancará del amor a Cristo?" Yo quiero decir lo mismo, pero añadir también estas palabras: “¿Quién me arrancará del amor a mi Madre?.” Un santo decía:” "Creo en mi nada unida a Cristo". Yo también quiero decirlo: “Creo en mi nada unida a Cristo.” Pero también quiero decir: "creo en mi nada unida a María Santísima".

¡No quites el crucifijo!


¡No quites el crucifijo!

Una escena imaginada. El funcionario llega, entre aburrido y molesto, a cumplir órdenes.

Entra en un aula. Sube encima de una silla. Retira el crucifijo. Lo mete en un saco de correos. Luego, al aula siguiente, a repetir la misma maniobra.

En una de las clases hay una niña de 10 años. Se pone en la puerta y mira a los ojos al funcionario, con aire entre suplicante y retador.

“Señor, no lo haga, se lo suplico”.

“¿Por qué, mocosa?”

“Porque es mi Amigo, porque es mi esperanza, porque Jesús murió en una cruz por usted y por mí. ¡No quites el crucifijo!”.

“Tengo que cumplir órdenes. Venga, apártate y ve a jugar con los demás niños”.

La niña queda a un lado. El funcionario entra, sube a la silla, toma el crucifijo y lo mete en la bolsa.

Siente que unos ojos le observan, le taladran. Por unos momentos, ha recordado que él, de niño, aprendió a rezar con las manos juntas ante una cruz que tenía junto a la cama.

Casi empieza a sentir vergüenza de su gesto. Pero se repone y baja de la silla.

Camina hacia la puerta. La niña sigue allí. Sus ojos están rojos. Las lágrimas han dejado manchadas las mejillas.

El funcionario nota que un escalofrío baja por su espalda. Se acerca a la niña. Con un pañuelo de papel, le seca las lágrimas.

“Mira, hija, en la vida todos tenemos que cumplir órdenes. A mí me ha tocado este trabajo. A ti te toca estudiar. Además, ¿verdad que para vosotros esa cruz ya no decía nada? ¿No tienes entre tus amigos niños musulmanes o de otras religiones? Es que el mundo cambia...”

La niña murmura, con voz entrecortada, lo que tiene en su corazón: “Jesús me ama, le ama a usted, ama a los musulmanes, ama a los ateos. Es bueno, tan bueno que muere en la cruz. ¿No podría volver a poner el crucifijo en la pared, por favor? ¿No nota lo triste y vacía que queda la clase sin tener la cruz?”

Los gritos aumentan por el pasillo. Pronto el pequeño ejército de niños ocupará los asientos de la clase. Casi todos notarán un nuevo y extraño vacío en la pared que está junto a la pizarra.

Una niña estará en clase entre lágrimas, mientras un funcionario lleva hacia el coche, con un respeto al que hacía tiempo no estaba acostumbrado, un saco lleno de cruces.

Esas cruces esconden una larga historia. Porque durante años y años, en España y en tantos rincones del planeta, millones de niños podían mirar en el aula hacia una cruz. Recordaban así que hubo un Hombre muy bueno que murió por los pecadores. Se llamaba Jesús, el Hijo del Padre y el Hijo de María.


Autor: P. Fernando Pascual
Fuente: Catholic.net

lunes, 30 de abril de 2012

A LA SOMBRA DE TU IDEAL...


A la sombra de tu ideal


        Un día Diógenes, el cínico , fue al mercado y puso un puesto, y encima, un letrero que decía :
        " AQUÍ SE VENDE SABIDURÍA ".
        Un Griego que leyó el letrero se echó a reír y dándole a su criado tres sestercios de sabiduría( sesenta centavos ), le dijo :
        - Anda y dile a Diógenes que te venda tres sestercios de sabiduría,
        Diógenes tomó el dinero y dijo al criado:
        -Di a tu amo, que en todo lo que haga mire si no contradice a su ideal.

        Agradó tanto la sentencia al amo, que la hizo esculpir en la puerta de su casa...
        Yo te la he escrito estas líneas. Si la quieres no necesitas dinero.
        Tómala y grábala en tu espíritu, y sea entonces tu vida, un eco de tu ideal.
        Cuida que tus acciones no sean un a contradicción con tu manera de pensar.
        Pon a la sombra de tu ideal toda la variada actividad de tu vida.
        Esto es ser consciente con tus principios.
        Esta es la verdadera sabiduría práctica.
        Esto es vivir en el mundo de las conquistas espirituales y no en los campos fantásticos de las quimeras.
        Sólo así llegarás a la altura de los triunfos. No lo olvides, sólo así...
        Si sabes ser consecuente con tu ideal

EL AMOR Y LOS DETALLES...

El amor y los detalles
Autor:  Padre Justo López Melús


        El amor se manifiesta sobre todo en los pequeños detalles. Y es que cuando hay amor hay detalles, y cuando no hay detalles es que no hay amor. Un corazón sensible no admite extravagancias ni faltas de respeto. Un caballero, por ejemplo, no permite que se burlen de su madre, y no tiene reparos humanos en mostrarle cariño.

        Cuenta el cardenal Suenens que en una ocasión acompañaba al rey Balduino por una carretera secundaria. Conducía el rey, él era el único pasajero. De repente dio un brusco frenazo. Al pasar cerca de un pueblo vio una imagen de la Virgen sobre un pedestal, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco militar. El rey se bajó del coche, quitó el casco y lo tiró a una zanja. Luego cogió el volante y arrancó sin comentarios, como la cosa más natural del mundo.

HABLAN...


Hablan
Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla



Hablan de repetir... pero poniendo sus bienes a salvo.

Hablan de fraternidad humana... pero cerrando su puerta a los males ajenos.

Hablan de amor... pero sin luchar por él, ni saber vivirlo.

Hablan de fe... y lo que tienen es miedo.

Hablan de fuerza... y por dentro son debilidad.

Hablan de despreciar el dinero... pero en el fondo le rinden pleitesía.

Hablan de justicia... pero inclinando de su lado la balanza.
    
Hablan de amistad... pero con el aguijón en la flor más conveniente.

Hablan de oración... pero rogando el remedio para sus problemas y sus males.

Hablan de Dios... pero siempre tras el muro  que los saque de su luz.

Hablan de despreciar el mundo... pero metidos en el foco de su notoriedad.

Hablan de la vida... pero creyendo que todo  lo merecen.

Hablan de éxito ajeno... pero siempre colocado debajo del suyo.

Hablan de apostolado... pero escabullan al momento de comprometerse.

Hablan de ayudar... pero sin dar consuelo, ni ser parte activa en la dificultad.

Hablan de siembra... pero transitan sin semilla, caminan sin huella.

Hablan de cambio... pero con materia,  ganancia y poder.

Hablan de perdón... pero nunca cicatrizan.

Hablan de ideales... pero nunca suben.
 
Hablan de promesas... pero nunca cumplen.

Hablan, pero a la hora de actuar, de sentir,  y de entregarse, están mudos, están ocultos, ¡están muertos!

DESDE EL NO HACIA EL SÍ...

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Desde el no hacia el sí
Necesito romper con esas negativas que me aprisionan a lo fácil, a lo cómodo, al egoísmo, que me encadenan al respeto humano y al miedo.

Desde el no hacia el sí

Dije no porque quería evitarme problemas y mantener la tranquilidad que hasta ahora me envolvía.

Dije no porque prefería salir de paseo en vez de ponerme en serio ayudar a quien lo necesitaba.

Dije no porque temía un fracaso, para no quedar nuevamente en ridículo ante esa persona conocida por sus críticas envenenadas.

Dije no porque la pereza fue más fuerte en mi jornada que el cariño que debería ofrecer a un familiar o un amigo.

Dije no incluso a Dios, porque la tentación se me hizo muy fácil y porque pensé que la gracia no me ayudaría.

Pero necesito romper con esas negativas que me aprisionan a lo fácil, a lo cómodo, al egoísmo, al pecado; que me encadenan al respeto humano, al miedo, al recuerdo de tantos fracasos del pasado.

Necesito, sobre todo, abrirme al horizonte del amor, de la fe, de la esperanza. Porque con Cristo hasta un criminal puede empezar a ser santo, un borracho puede superar su dependencia casi enfermiza, un cobarde puede revestirse de valor, un soberbio puede agachar la cabeza como un manso cordero ante el Hijo del Hombre que supo morir mansamente en el Calvario.

Hoy tengo entre mis manos unas horas en las que decido mi destino. Si me abro a Dios, si me dejo guiar por su gracia, si confío, seré capaz de dar un sí, y otro, y otro, para ayudar, para perdonar, para acompañar, para cuidar, para servir, para amar.

Aprenderé, entonces, a vivir como el Señor, que supo siempre dar un sí lleno de Amor al Padre y a los hombres. "Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús (...) no fue sí y no; en él no hubo más que sí" (2Co 1,19).


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    viernes, 27 de abril de 2012

    ORACION A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS



    ORACIÒN A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
     
    Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa, a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.
    Santa Teresita del Niño Jesús ¡Ruega por nosotros!



    PARA MEDITAR LAS PALABRAS DEL AVE MARÍA

    Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net Para meditar las palabras del Ave María
    Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros. Dios te salve, María, llena eres de gracia.

    Para meditar las palabras del Ave María
    Para meditar las palabras del Ave María
    Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos mas el Rosario


    Dios te salve

    Te saludo con todo mi amor
    y con toda la alegría de mi corazón.´
    Dios te salve, Bendita.
    Y bendícenos a nosotros,
    los hijos de la Bendita entre todas las mujeres.
    Todos tus hijos del mundo,
    en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes
    te saludan a diario cuando rezan el avemaría.
    Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices,
    Oh Madre bendita.
    Sí, bendita mil veces, bendita para siempre.
    Dios te salve…

    María

    Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe.
    Tu nombre ha poblado de bellas iglesias
    las ciudades y las montañas.
    Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura
    los jóvenes, los adultos y los niños,
    Tu nombre lo llevan con orgullo santo
    millones de mujeres del mundo cristiano.
    Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti.
    Necesitamos de verdad en nuestro mundo
    muchas Marías que tengan un corazón
    parecido al tuyo.
    María bendita, míranos con tus ojos de cristal,
    con tus ojos purísimos de paloma,
    y llénanos de tu perfumada presencia,
    de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor.
    Dios te salve, María…

    Llena eres de gracia

    Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios,
    de su amor inefable, de su santidad.
    Más santa y pura que todos los santos,
    más que los querubines y serafines.
    Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro
    son el encanto de tu Dios.
    Y el encanto de nosotros también.
    Nos colma de tanta alegría
    saber que nuestra madre es tan santa,
    tan bella, tan pura y tan sencilla.
    Así te saludó el ángel: Llena de gracia,
    impresionado de tu alma.
    Dios te salve, María, llena eres de gracia…

    El Señor es contigo

    Esta frase de la Biblia
    siempre va después del “No tengas miedo”.
    Desde que naciste Dios ha estado contigo,
    porque te cuidó como a su perla preciosa,
    a su rosa exquisita.
    Él te preparó desde muy niña con sus manos santas
    para que fueras después su Madre santa.
    Todo el amor infinito de Dios
    cuidando una flor llamada María.
    Estuvo contigo en tus años de infancia
    cuidando a la niña más bella,
    más santa, más querida.
    Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma
    y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad.
    El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel
    y él sabía lo que decía.
    Contigo estuvo en los años de tu embarazo,
    dentro de tu seno, haciéndose un niño
    por amor a nosotros.
    Toda tu vida terrena estuvo contigo.
    Y Tú estuviste con Él.
    Fuiste madre, nueva Eva, corredentora.
    Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti.
    También estuviste Tú con Él,
    hasta que murió en el patíbulo
    y pasó de los brazos muertos de la cruz
    a los brazos vivos y amorosos de su madre.
    Estuvo contigo en los años de tu soledad,
    santificando a su madre amadísima,
    para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna.
    Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo.
    Dios te salve, María, llena eres de gracia,
    El Señor es contigo….

    Bendita Tú eres entre todas las mujeres

    ¿Qué es Eva comparada contigo?
    ¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti?
    Tú eres la imagen perfecta, única
    de la mujer que quiso crear.
    Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías,
    al menos deben serlo, parecerse a Ti
    que eres el modelo preciosísimo
    de la mujer cristiana.
    Querer llamarse como Tú es una buena elección.
    Pero parecerse a Ti debe ser su ideal.
    Modelo de niña y mujer,
    adorable modelo de madre y esposa.
    Porque Tú pasaste por todas las etapas
    del crecimiento de la mujer,
    enseñando cómo se puede ser una gran mujer,
    una mujer santa, un apóstol de Jesús,
    y, además, una mujer feliz...
    Con muy poco presupuesto, en una casita humilde,
    pero donde estaba Dios,
    y donde Dios está nada hace falta.
    La pobre casita de María rebosaba de amor,
    de santidad y de felicidad.
    Dios te salve, María, llena eres de gracia,
    El Señor es contigo.
    Bendita Tú eres entre todas las mujeres…

    Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús

    Bendita la flor, bendito también el fruto.
    Jesús, el amado del Padre
    ha nacido de Ti como la rosa del rosal.
    La rosa pertenece al rosal.
    Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo,
    fruto de tus purísimas entrañas.
    Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús,
    pues Él, además de ser hijo tuyo,
    es tu Dios omnipotente,
    del que te consideras su esclava.
    Jesús y Tú sois, además, de nosotros.
    Jesús, porque Tú nos lo diste,
    en un gesto de amor único y lleno de misericordia…
    Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre,
    en Madre nuestra.
    Entre las palabras que siempre meditas
    en tu corazón, están éstas:
    “Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre”.
    Para nosotros esta sola frase constituye
    todo un evangelio, una buena nueva.
    Si Jesús es nuestro, si María es nuestra,
    ¿qué dificultad nos podrá derrotar?
    ¡Qué poco felices nos atrevemos a ser
    cuando nos han dado la llave de la felicidad,
    de la felicidad completa y eterna!
    Dios te salve, María, llena eres de gracia,
    El Señor es contigo,
    Bendita Tú eres entre todas las mujeres
    Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

    Santa María

    Si María es tu nombre,
    santa, santísima es tu sobrenombre,
    La cualidad que siempre va con tu nombre.
    Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría
    y al mismo tiempo gran respeto.
    Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín
    donde crecen las flores más bellas.
    Espiga dorada pletórica de fruto,
    mística rosa, perfumada y más pura
    que todas las rosas del mundo.
    Santa María, dulce Madre, Virgen pura,
    Reina bellísima y sencilla campesina
    de la entrañable campiña de Nazaret.

    Madre de Dios

    Te amamos como Madre nuestra
    y te veneramos como madre de Dios,
    grandeza incomparable que te ennoblece
    y nos llena de orgullo santo,
    porque nuestra madre es también madre de Dios.
    Para tan alto privilegio se requería
    una Madre virgen
    una virgen santa
    una mártir del alma
    una criatura llena de gracia
    y una humildísima esclava del Señor,
    que supiera decir: Hágase en Mí según tu palabra.
    ¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo
    la máxima grandeza
    y la más fina y profunda humildad?
    Dios te consideró digna madre suya.
    Aceptó ser Hijo de tus entrañas.
    Te hizo grande el que todo lo puede
    y tú te hiciste pequeña como una esclava
    al completo servicio de tu Señor.
    Madre y esclava del Señor.
    Como Madre de Dios
    me infundes un respeto inmenso.
    Como esclava del Señor una ternura infinita.

    Ruega por nosotros, pecadores

    Somos tus hijos pecadores
    Somos hijos pródigos que hemos recorrido
    los senderos del pecado y del hastío.
    Fuimos hijos de una madre pecadora,
    antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada.
    Ruega a tu Hijo omnipotente,
    Tú que eres la omnipotencia suplicante.
    Ruega siempre para que no nos engañe más
    el padre de la mentira.
    Dile a Jesús que no tenemos vino,
    que se nos ha terminado la alegría y el amor.
    Pide para nosotros el milagro de la resurrección
    cuando caemos muertos de cansancio y de dolor.
    El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo.
    El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre.
    Entonces, suplícale que nos otorgue
    la resurrección y la vida.
    Santa María, Madre de Dios,
    ruega por nosotros pecadores…

    Ahora…

    El día de hoy,
    El día de las oportunidades de santificarnos
    o de pecar.
    Hoy, el día al que le basta su afán.
    El único día que tenemos en las manos.
    Que lo llenemos de amor y de bondad.
    Ahora líbranos de caer en la tentación.
    Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos,
    Hoy que no endurezcamos el corazón,
    Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo.
    Ahora, en este presente que se transforma
    constantemente en futuro.
    Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos,
    Seamos instrumentos de la paz de Jesús.
    Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.

    Y en la hora de nuestra muerte. Amén.

    En ese momento en el que se juega
    nuestra salvación eterna.
    Ese último día que sepamos decir
    un último “Te amo en este mundo”
    para repetirlo en la otra vida por siempre.
    Ruega por los que en ese momento
    no están preparados,
    para que si no vivieron en gracia,
    mueran en gracia de Dios
    y no vayan al eterno dolor.
    Ruega por los niños cuyo primer día de vida
    coincide con el de su terrible muerte.
    Así como lograste que el buen ladrón
    se arrepintiera el día de su muerte,
    consigue esa misma gracia a los pecadores
    más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo.
    Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal
    para salvarles de las garras de Satanás,
    de la eterna condenación.
    Ruega por nosotros pecadores,
    ahora y en la hora de nuestra muerte.




     

    ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS


    San Francisco de Asís

    Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor;
    tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

    Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor.

    Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creé, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!

    Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mi Señor!

    Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!

    Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación: ¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les llega el tiempo de la consolación!

    Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

    ¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación. Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.
     
     


    LA SOLEDAD COMPAÑERA DE LA VIDA

    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    La soledad compañera de la vida
    La soledad está en nuestras vidas, pero hay que saber amarla. Nos llevará al encuentro con Dios que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.
    La soledad compañera de la vida
    La soledad es un sentimiento que nos llena el alma de un silencio frío y oscuro si no la sabemos encauzar. Hay rostros surcados de arrugas, de piel marchita, de labios sin frescura, de ojos empequeñecidos, turbios y apagados que nos hablan por si solos de la soledad. Si sus voces nos llegaran nos dirían de su cansancio, de su miedo, pero sobre todo de su soledad....


    Pero no hace falta que seamos ancianos para que en la vida nos acompañe la soledad.

    La soledad del sacerdote, aún los más jóvenes, con sus votos de obediencia, pobreza y castidad, pero a veces es más dura la soledad de su propio corazón, que aunque ayudado por la Gracia de Dios no deja de ser humano. Tienen que consolar a los seres que llegan hasta ellos con sus penas, con sus problemas pero su corazón no puede aferrarse a ninguna criatura de la tierra y a veces se sienten solos, muy solos, tan solo acompañados de una gran soledad

    La soledad en la adolescencia, duele profundamente por nueva, por incomprensible...Los padres se están divorciando, se quiere a los dos, se necesita a los dos, pero para ellos parece que no existe ese ser que no acaba de comprender y que está muy solo. Ellos tienen sus pleitos, su mal humor. La mamá siempre llorando, el papá alzando la voz... para él nada... tal vez sientan hasta que haya nacido. Si se divorcian será un problema ¿Qué será de él?¡Qué gran soledad, qué amarga soledad!

    Las monjas misioneras, los misioneros, lejos de sus seres queridos y en tierras extrañas.

    Y la soledad en algunos matrimonios, esa soledad que ahoga, que asfixia...que como dice el poeta: "es más grande la soledad de dos en compañía". El hombre de grandes negocios, empresario importante, magnate en la sociedad que parece que lo tiene todo pero que en el fondo vive una gran soledad.

    La soledad de las grandes luminarias siempre rodeadas de personas y siempre solas... Las esposas de los pilotos, de los marinos, de los médicos, saben de una gran soledad y ellos a su vez, en medio del cumplimiento del deber, también están solos. La soledad de las personas que han perdido al compañero o compañera de su vida, ese quedarse como partido en dos porque falta la otra mitad, ese no saber cómo vivir esas horas, ahora tan vacías, tan tristes, tan solas...

    Si no convertimos esa soledad en compañía para otros seres quizá, más solos aún que nosotros mismos, si no llenamos ese vacío y esas horas con el fuego de nuestro amor para los que nos rodean y nos necesitan, esa soledad acabará por aniquilarnos, ahogándonos en el pozo de las más profunda depresión.

    En realidad todos los seres humanos estamos solos. La soledad está en nuestras vidas pero hay que saber amarla. Si le tenemos miedo, si no la amamos y no aprendemos a vivir con ella, ella nos destruirá. Si le sabemos dar su verdadero sentido, ella nos enriquecerá y será la compañera perfecta para nuestro espíritu. Con ella podremos entrar en nuestra alma, con ella podremos hablar con nuestros más íntimos sentimientos.

    Ella nos ayudará, ella, la soledad bien amada y deseada a veces, nos llevará al encuentro de nuestra propia identidad y luego al mejor conocimiento de Dios, que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.





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  • Ma. Esther de Ariño

    jueves, 26 de abril de 2012

    LA EUCARISTIA


    LA  EUCARISTÍA
    La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc.— permanecen iguales.

    La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía ( Fracción del Pan ) comenzó en la Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.

    Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros... Este es el cáliz de mi Sangre..."
    . Encuentro con Jesús amor

    Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e íntima, y que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza. En fin para llevar a feliz término la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.

    Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo encontraríamos solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros " Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento; ¿somos conscientes de ello, de que el Señor nos espera el Sagrario, con la mesa celestial servida.? Y nosotros ¿ por qué lo dejamos esperando.? O es que acaso, ¿ cuando viene alguien de visita a nuestra casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas.?

    Eso exactamente es lo que hacemos en nuestro apostolado, cuando nos llenamos de actividades y nos descuidamos en la oración delante del Señor, que nos espera en el Sagrario, preso porque nos "amó hasta el extremo" y resulta que, por quien se hizo el mundo y todo lo que contiene (nosotros incluidos) se encuentra allí, oculto a los ojos, pero increíblemente luminoso y poderoso para saciar todas nuestras necesidades.

    DEBES PRIMERO PERDONAR...


    Debes primero perdonar...

    Sé que es difícil perdonar
    cuando no sabes amar;
    el rencor es algo tan amargo dentro,
    no te deja sonreir, ya no quieres vivir
    ¿Por qué no dejas eso atrás y empiezas a amar?

    Alguien que te amó
    su propia vida la entregó
    para que fueras libre de ese cautiverio.
    Él perdonó a los demás
    sin importar si hicieron mal
    ¿Por qué en lugar de odiar no decides hoy amar?

    Sólo tienes que pensar
    el perdonar es una decisión
    que deja en libertad tu corazón
    y limpia toda herida,
    la amargura en ti no reinará.

    Sólo Dios puede juzgar
    tú no puedes condenar
    y mucho menos murmurar;
    si tu quieres que el Señor te perdone
    debes primero perdonar.

    LA MEJOR AYUDA QUE ME PUEDES DAR....


    La mejor ayuda que me puedes dar...

    En Persia se cuenta la historia del gran Manú, Shah Babas, en cuyos dominios no se ponía el sol, que reinó con todo esplendor, tenía fama dejusto y le encantaba mezclarse con el pueblo, pasando desapercibido para compartir y dar solución a sus problemas.

    En cierta ocasión, se vistió de pobre y al pasar por la cocina observó en un rincón una angosta puerta para él hasta entonces desconocida. Descendió el largo, lóbrego y húmedo trecho de escaleras que conducía a un sótano, de reducidas dimensiones y calor asfixiante, en el que un carbonero sentado en un montón de cenizas, atendía la caldera de palacio. El Manú se sentó a su lado y comenzó a hablar. Llegó la hora de comer y el fogonero sacó un sucio pan moreno y áspero y una jarra de agua. Se sentaron a comer y beber. El shah se fue, pero continuó visitándolo con frecuencia, movido por la compasión que sentía por aquel hombre solitario.

    Amablemente le dio consejo y el pobre le abrió todo su corazón y amó a aquel amigo tan bondadoso y sabio pero tan pobre como él. Finalmente, el Manú pensó: " Este hombre que vive permanentemente recluido en el sótano, cumpliendo de forma abnegada con su trabajo, con total aceptación de su destino y sin que una sola queja salga de sus labios, merece una gran recompensa. Le diré quién soy a ver qué presente me pide."

    Le dijo pues:

    Crees que soy pobre, pero soy tu Manú, el Shah Babas, pídeme lo que quieras.

    El gobernante esperaba que le pidiera algo grande, pero el hombre se quedó sentado, inmóvil, petrificado, mirándolo con amor y asombro.

    Entonces el Manú le dijo posando una mano sobre su hombro:


    ¿No entiendes? Te puedo hacer rico y noble, puedo poner una ciudad en tus manos, te puedo hacer un gran gobernador: ¿No tienes nada que pedir?

    El hombre respondió amablemente:

    Sí, mi señor, he entendido. Más no entiendo cómo tu que gobiernas más de 3.000 por 10.000 mundos y varios soles, mandas sobre billones y trillones de seres y eres el encargado de crear un nuevo mundo para afrontar mejores tiempos, puedes haber salido de tu palacio y tu gloria para sentarte conmigo en este lóbrego cuchitril, comer mi tosca comida y preocuparte por si estoy feliz o apenado. Ni tú mismo me puedes dar nada más valioso. A otros les puedes otorgar ricos presentes, pero a mí me has dado a ti mismo; lo único que te puedo pedir es que nunca me quites este regalo de tu amistad y de tu amor".

    La emoción que embargaba su espíritu enmudeció sus palabras y desde el fondo del corazón brotó un "gracias" e inclinándose en señal de respeto depositó a sus pies dos brillantes lagrimas.

    EUCARISTÍA.. MISTERIO DE LUZ, MISTERIO DE VIDA!!


    Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
    Eucaristía ¡Misterio de luz, Misterio de vida!
    Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!
    Eucaristía ¡Misterio de luz, Misterio de vida!

    "Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

    Reunidos ante la Eucaristía, experimentamos con particular intensidad en este momento la verdad de la promesa de Cristo: ¡Él está con nosotros!

    (...)

    ¡Misterio de luz!

    De luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo. El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra.

    ¡La Eucaristía es luz! En la Palabra de Dios constantemente proclamada, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús "al partir el pan" (cf Lc 24,25). En este gesto convivial revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

    ¡Misterio de vida!

    ¿Qué aspiración puede ser más grande que la vida? Y sin embargo sobre este anhelo humano universal se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte.

    Queridos hermanos y hermanas: debemos sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos. No podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda. Y tampoco podemos olvidar que "no sólo de pan vive el hombre" (cf Mt 4,4). Necesitamos el "pan vivo bajado del cielo" ( Jn 6,51). Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida misma de Dios (cf. Jn 10,10), abriéndonos a la lógica del amor y del compartir.

    (...)

    Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

    Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.

    Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.

    Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad.

    En la Eucaristía te has hecho "remedio de inmortalidad": danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.

    Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.


    Fragmentos de la homilía con ocasión del comienzo del Año de la Eucaristía el 17 de octubre de 2004.

    lunes, 23 de abril de 2012

    CAMINANDO CON FE


    Caminando con fe

    "El que con fe se acerca a Dios, no vuelve con la canasta vacía"

    "Fe es lo que da valor a las cosas que no podemos ver"

    "Fe es acercarse a Dios"

    "Fe es llevar fruto aun en la debilidad"

    "Fe es la palabra de aliento para los que están en sufrimiento"

    "Fe es la justificación que tenemos para lograr la paz
    con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo"

    "Fe es lo que recibimos al oír la palabra de Dios"

    "Fe es la que debe permanecer en nuestros corazones,
    junto con la esperanza y el amor."

    "Fe es lo que nos hace caminar confiados en los senderos
    espirituales"

    "Fe es el escudo o defensa que tenemos los cristianos
    para rechazar

    "Fe para vivir con gozo y fe para morir en paz"
    gracia santificante, la he recobrado ahora por este acto de amor a Dios. Hago propósito de confesarme en el momento más oportuno.

    GENEROSIDAD


    Generosidad...

    La vida es un cielo armónico entre el dar y el recibir. Mientras más das más recibes, si das con alegría.

    El placer de dar nos introuce en la corriente inextinguible del amor.

    Un amor que nos mueve a dar y a darnos sin medida y a vivir unidos.

    En el flujo generoso del dar y del recibir hallamos nuestra felicidad buscando la felicidad de los demás.

    Y la clave está en enseñarnos a dar siempre algo a los otros, conscientes de que es mucho lo que podemos ofrecer.

    Toma hoy la decisión de dar siempre algo a cada persona que te encuentres y tu vida se llenará de amor y de alegría.

    No se trata de dar cosas sino de regalar tiempo, una sonrisa, un abrazo, una flor, una tarjeta, un estímulo, una oración.

    Ora hoy por 3 personas que trates o que veas y ese don silencioso te dará felicidad. Es un excelente modo de amar sin interés.

    En saber dar y saber recibir está uno de los principios de la paz interior que anhelas y que es fuente de felicidad. Como decía Jesucristo: Hay más alegría en dar que en recibir.

    EL MUNDO DE LA MISERICORDIA

    Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
    En el mundo de la misericordia
    Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva. Precisamente cuando no lo merecíamos.
     
    En el mundo de la misericordia
    Nos sorprende tanto amor de Dios. Porque le dimos motivos para la ira y respondió con su perdón. Porque nos alejamos de sus brazos y no dejó de caminar a nuestro lado. Porque le olvidamos en nuestras alegrías y esperó a que le diéramos gracias. Porque protestamos en la hora del sufrimiento y no se ofendió por nuestras quejas.

    Es un amor que va mucho más allá de lo que podamos esperar, que no se explica por lo que podamos merecer. Ama simplemente, sin condiciones, porque es Dios, porque tiene entrañas de misericordia.

    Su amor da sentido a la vida. Porque nos quiso empezamos a existir. Porque nos quiere seguimos en este camino de maravillas y de lágrimas. Porque siempre nos querrá tenemos un lugar preparado en el cielo, en nuestra casa eterna.

    Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva. Precisamente cuando no lo merecíamos, cuando más lejos estábamos, cuando vivíamos de egoísmos, cuando habíamos pisoteado la justicia.

    Así es Dios, un enamorado lleno de pasión por cada uno de sus hijos.

    Si escuchamos su llamada discreta y constante, si le abrimos una puerta en nuestras vidas, entrará, limpiará, curará, salvará. (cf. Ap 3,20).

    Sólo quien ha sido tocado por ese amor comprende la maravilla de ser hijos de un Padre tan bueno.

    Es entonces cuando podemos dejar egoísmos, romper perezas, quitar rencores, empezar a vivir en el mundo de la misericordia y del perdón.

    A nosotros se nos perdonó mucho, muchísimo. También nosotros tenemos que perdonar a nuestro hermano (Lc 6,36-38). Seremos entonces semejantes a Dios, que es amor, misericordia y paciencia sin límites.


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  • P. Fernando Pascual LC
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