martes, 5 de julio de 2011

PADRE NUESTRO...!TODO UN DIOS¡

Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Padre nuestro...¡todo un Dios!
Nos hemos acostumbrado tanto a esta forma de rezar, que sale de nuestros labios de la manera más rutinaria e indiferente.
 
Padre nuestro...¡todo un Dios!

No es fácil saber a ciencia cierta dónde y en qué momento Jesús dijo por primera vez la oración más bella y más preciada, enseñándonos a llamar a nuestro Dios: PADRE

Cerca del Monte de los Olivos hay una Basílica que guarda en sus cimientos, como una preciosa perla, una misteriosa gruta. Según la tradición, allí enseñó Jesús a orar a sus discípulos. Tal vez allí, por primera vez, sonaron las sagradas palabras del PADRENUESTRO.

No creemos que es muy importante el saber si efectivamente fue en ese lugar, lo realmente importante en sí son las palabras de Cristo para enseñarnos a dirigirnos a nuestro Creador, haciéndonos una revelación asombrosa, inimaginable y de profunda ternura con la que podemos dirigirnos a nuestro Dios.

Desde ese instante las relaciones de Dios y los hombres ya no fueron las mismas. Se nos abrió una puerta directamente al corazón de Dios, una puerta que jamás se cerrará. Como dice el Padre Martín Descalzo: - "Aquel día en verdad, giró la historia del mundo. Si los hombres no se dieron cuenta es solo porque la ceguera parece ser la parte más ancha de nuestra naturaleza".

Jesús nos enseña a decir Padre, a llamar Padre al Todopoderoso. al Creador de los mundos, al omnipotente, al Supremo Hacedor de todo lo visible e invisible... así sin más, llana y sencillamente "PADRE".

Santos saltaban de gozo ante la idea de llamar Padre, Dios y nosotros nos hemos acostumbrado tanto a esta forma de rezar, que sale de nuestros labios de la manera más rutinaria e indiferente, sin pensar que ante esta palabra nuestro corazón debería quedar extasiado e inundado de gozo, y como nos dice Schurmann: - "esta forma de dirigirse a Dios no es tan evidente como alguien podría suponer. Hacía falta que Jesús nos diera su permiso y nos alentara para invocar a Dios con esta palabra "Padre", tan íntima y familiar".

Y aún hay más, porque en el comienzo de PADRENUESTRO, Jesús emplea un vocablo que jamás se había dirigido a Dios: Abba

Abba es el nombre que el niño pequeño dirige a su padre. Jesús, usa siempre esta palabra y esa es la que coloca al comienzo de la oración y con ella nos introduce en una familiaridad con Dios que jamás nadie pudo imaginar.

Es la TOTAL CONFIANZA. Dios no es para nosotros solo un Padre, es lo que es el "papá" para el niño que empieza a balbucear.

Que desde hoy, al comenzar esta bellísima oración del Padrenuestro, pongamos el corazón, lleno de amor y confianza, en nuestros labios para llamar a Dios "PADRE O PAPÁ".



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño

    lunes, 4 de julio de 2011

    TU FE TE HA SALVADO...


    TU SONRISA...

      
    Tu sonrisa
    Autor: Mahatma Gandhi.




    Tu sonrisa es la foto de tu alma.

    Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido.

            Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche.

    Descubre una fuente, haz bañar a quien vive en el barro.

    Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado.

    Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar.

    Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla.

    Toma la esperanza y vive en su luz.

            Toma la bondad y dónala a quien no sabe donar.

            Descubre el amor y hazlo conocer al mundo.
     

    NADA TE TURBE...

      Nada te turbe
            Autor: Basado en la oración de Teresa de Jesús


            En todos tus trabajos
            a Dios acude;
            arrójate en sus brazos,
            nada te turbe.

            No temas, no, a las cruces,
            mira adelante;
            que Dios está contigo;
            nada te espante.

            Mira que el sufrimiento
            con Él es nada,
            y presto como el viento
            todo se pasa.

            Y aunque su ausencia sea
            porfiada y cruda,
            tú más en Él espera,
            que Él no se muda.

            Y si aún dura en su ausencia,
            ten más confianza;
            mira que la paciencia
            todo lo alcanza.

            Que si contigo tienes
            a Dios por gracia,
            no anheles ya más bienes:
            Que sólo Él basta.

    INVOCACIÓN A LA CONFIANZA

     Invocación a la confianza
    Autor: A. Pangrazzi


    Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.

    Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.

    Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.

    Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.

    Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.

    Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo. 

    MAÑANA SERÁ MEJOR...


    Mañana será mejor
    Nunca es tarde para empezar de nuevo. Es tarde cuando pasan los días, y nada se hace




    El mundo está lleno de gente que trabajará mañana, que mañana se compondrá, que retornará a Dios mañana, que mañana... Pero no hoy.

    En el fondo no existen deseos de superarse ni de mejorar. Entonces, está uno muriendo y de prisa. La vida es desarrollo, crecimiento, la vida se alimenta de esperanza, de metas que se persiguen, de insatisfacción con lo alcanzado y de lucha por mejorar las marcas.

    La muerte comienza cuando se pierde la ilusión y el anhelo de crecer. Nadie está tan cerca de morir como el que ha perdido toda esperanza. Si sientes deseos de superarte como ser humano, como profesionista, como cristiano, estás vivo.

    Ningún momento más oportuno para desear un cambio en la vida que el inicio de una nueva semana. Nunca es tarde para empezar de nuevo. Es tarde cuando pasan los días, y nada se hace. Es la mediocridad que abunda tanto, porque nada cuesta ser mediocre. Consiste en las medianías. Las grandes realizaciones no las logran los mediocres. El mundo debe muy poco a los perezosos. Si quieres que el mundo te recuerde y esté agradecido contigo, debes luchar y trabajar por mejorarlo.


    Autor: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net

    domingo, 3 de julio de 2011

    FE DE OBRAS...


      Fe de obras



    Hay una profunda diferencia entre estas dos clases de fe: Creer en alguien o creer en algo. 

    La fe que salva, que cura y que da poder es una fe centrada en Dios como ser, más que una fe doctrinal. 

    Es una fe que nace de una relación amorosa con Dios y que se refleja en buenas acciones y una vida correcta. 

    Una fe viva es la fe que da fuerzas en las crisis y no se tambalea tan fácil cuando llegan las penas. 

    Todo lo contrario de lo que pasa con una fe superficial y ocasional que se cae como árbol sin raíces en la tempestad. 

    La fe actuante que yo necesito es aquella de la que habla así el apóstol Santiago en su carta: 

    "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta". 2, 26 

    Con una fe viva puedo alejar los temores, puedo confiar y puedo esperar días mejores lleno de optimismo. 

    MANOS DE CRISTO...

    Manos de Cristo

    Manos de Cristo, manos de carpintero
    Yo no imagino aquellas manos forjando lanzas, forjando espadas
    Ni diseñando nuevos modelos de bombarderos.
    Aquellas manos, manos de Cristo
    Fueron las manos de un carpintero.

    Manos de Cristo encallecidas
    Labrando cunas, haciendo arados, labrando vidas.
    Yo no imagino aquellas manos
    Entretenidas entre cañones, entre granadas
    Aquellas manos encallecidas
    Se encallecieron labrando vidas.

    Manos de Cristo, manos divinas de carpintero.
    Yo no imagino aquellas manos
    Cristalizando tareas humanas
    Sino forjando labor creadora
    Aquellas manos, manos de obrero
    Edificaron hora tras hora

    Entre las manos felicitadas
    Que hacen cruceros y bombarderos
    No están las suyas!
    Las suyas llevan marcas de clavos
    Son manos heroicas, de sacrificio

    Aquellas manos, manos sangrientas
    Fuertes, nervudas, manos de acero
    Son manos recias de carpintero
    Que quietamente labran nuestras vidas.

    ORACIÓN DE FE


    SER MANSOS Y HUMILDES...


    SER MANSOS Y HUMILDES...

    Hoy nos trae el evangelio palabras muy hermosas de Jesús. Hay dos partes o dos temas: una oración agradecida y una invitación a seguirle en la humildad y en la  mansedumbre. Jesús pronuncia una oración; pero no es para pedir nada, sino para dar gracias a su Padre del cielo. Da gracias por algo que está constatando por experiencia: y es que los mensajes de salvación, que predica, lo captan los pobres y sencillos, mientras que los “sabios y entendidos” no lo llegan a entender. Estos son los que creen que no necesitan nada, que lo tienen todo solucionado, y sin embargo están aprisionados por el egoísmo, por los vicios, por la autosuficiencia.

    Dios se revela principalmente a los sencillos, a los que tienen el corazón de pobre, porque no dejan que el egoísmo les prive la claridad de su mirada para percibir la naturaleza del Reino de Dios. No quiere decir que por el hecho de ser pobre u oprimido esté uno ya en el Reino de Dios; sino que las riquezas, sabiduría y grandeza, según el mundo, pueden constituir un grave obstáculo para el Reino de Dios, y que los pobres están en mejor condición de escuchar su mensaje.

    Jesús da gracias a su Padre porque ve que hay muchas personas sencillas que captan en su corazón, con propósito de ponerlo en práctica, los mensajes del evangelio, mientras que la gente orgullosa se aparta. Cuando un predicador predica la palabra de Dios, si lo hace con humilde y sincero corazón, debería dar gracias a Dios, porque siempre hay alguna persona sencilla que está aceptando esa palabra.

    Algo que los orgullosos judíos no querían comprender del mensaje de Jesús es sobre el sentido de Dios Amor y la salvación por medio de un Mesías sencillo y humilde. Los judíos siempre habían pensado que el Mesías debía ser triunfante y nacionalista, al estilo del rey David, o diplomático y rico como Salomón. Pero ya el profeta Zacarías, habla del Mesías, que se distingue por la humildad, la justicia y la paz. Esas características de Mesías humilde y pacífico se las atribuye Jesús a sí mismo y son signos del Reino de Dios, de modo que sus discípulos se deberán distinguir por esas virtudes, y el proyecto del Reino estará más al alcance de los pobres y de los excluidos.

    Después Jesús hace una invitación para acoger a los que están fatigados y cargados. Y nos dice que su yugo es suave y su carga ligera. Para los que ven las opciones o exigencias evangélicas desde fuera, sin fe, es muy posible que estas cargas las vean abominables o insufribles; pero para quien tiene fe y se adentra en el mensaje de Jesús y lo acepta con amor, la paz y la mansedumbre se hacen más suaves, con la misma ayuda del Señor.

    El yugo que Jesús impone no es ligero porque sea menos exigente, como si se tratase de una moralidad muy permisiva, sino porque El hace ligero el peso con su solidaridad y su participación. El es el primero entre los pobres, los sencillos y los mansos. Es el primero que carga con la cruz y hace más soportable al que le sigue en cercanía.

    Ser manso significa ser violento con uno mismo, pero suave con los demás. Es saber vencer el egoísmo y odio que surge en el corazón para llenarlo de amor. Muchas veces echamos cargas sobre los demás. La actitud del discípulo de Cristo es ir quitando cargas o ayudando a sobrellevarlas. Es la ley del amor.

    La misa del domingo debería ser como un descanso en Jesús. Es un acudir a Jesús en medio de las dificultades y cansancios de la semana para recibir paz en el alma. Hay ocasiones en que se pierde o disminuye el sentido de la vida. Nuestra fe nos dice que en la Eucaristía está Jesús presente. El es nuestra paz, es el descanso para el alma. No se trata de que se quiten los problemas, que quizá sigan, sino de poner amor en medio de esos problemas. Y al mismo tiempo que sirva para darle gracias a Dios por tantas cosas buenas que nos da continuamente.

    Enviado por el P. Silverio Velasco (España)

    ESPERAR MÁS ALLÁ DE LA TORMENTA


    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Esperar más allá de la tormenta
    Creí que el viaje iba a ser sencillo. El día claro, el mar sereno. Los pronósticos eran buenos. La tormenta, sin embargo, ha llegado.
     




    Las olas aumentan. El viento sopla fuerte. La nave sube y baja, como un juguete. El mareo domina a tripulantes y pasajeros.

    Comienzo a tener miedo. Creí que el viaje iba a ser sencillo. El día claro, el mar sereno. Los pronósticos eran buenos.

    La tormenta, sin embargo, ha llegado. Las seguridades dejan de serlo. Las olas golpean, una y otra vez, a la barca, que parecía fuerte y firme en los momentos de bonanza.

    También la barca de la Iglesia sufre por las olas. Traiciones y pecados, ambiciones y envidias, lujurias y soberbias, rencores y apatías.

    Fuera, críticas mordaces, llenas de rencor, deseosas de venganza. Dentro, la cobardía de los “buenos” que no lo eran, la desfachatez del hermano que traiciona por la espalda, la perfidia de quien se deja arrastrar por pasiones miserables sin alcanzar a percibir el daño que provoca en sus hermanos más frágiles.

    Tengo miedo, sí, ante tantas críticas, ante tanto escándalo, ante tantas voces, ante tantos dedos inquisidores. Tengo miedo de mí mismo, porque nadie puede decir que no caerá donde otros han caído, porque yo puedo llegar un día a ser un traidor y un enemigo dentro de la barca de la Iglesia.

    Luego, dentro, como un susurro, una voz me invita a confiar. “No temas”. ¿Quién la dice? ¿Desde dónde quiere darme confianza? ¿Por qué ahora ese sonido interior, casi imperceptible?

    Es difícil recuperar el valor cuando las olas arrecian y cuando parece que no hay manera de controlar la nave. Pero si recordamos que Dios es omnipotente, que la gracia vence el pecado, que la última palabra de la historia la pronunciará el Cordero sacrificado, entonces surgen fuerzas que no son humanas, que vienen de los cielos...

    El miedo ha quedado a un lado. La invitación de Cristo a no temer brilla con una belleza indescriptible. Es la hora de esperar a pesar de la tormenta.

    Empezamos nuevamente a trabajar, como siervos inútiles pero disponibles, para que el Evangelio pueda dar esos frutos de amor y de esperanza que tanto necesita cada corazón humano.

    sábado, 2 de julio de 2011

    AMIGOS SIN ROSTRO...

     Amigos sin rostro

                  Hay muchos amigos. No sólo aquellos que tienen un rostro y un nombre conocido y querido, sino también aquellos sin rostro, con quienes nos cruzamos a la vuelta de la esquina, por las calles, en el autobús, entre la muchedumbre. El que te pide disculpas por el empujón. El que te da preferencia en la carretera con una sonrisa. El que te cede su asiento, el que te ayuda a empujar el coche que no te arranca, el que te ayuda a levantar un fardo, el que sonríe a tu niño, el que recoge el sombrero que te ha llevado el viento. ¿No son muchos? ¿Demasiados? Quizá.

            Pero sin son pocos, es porque no sabemos descubrirlos, porque vamos entre la gente como torres blindadas y mirando a la gente como si todos fueran enemigos nuestros, hostiles, dispuestos a agredirnos.

            Y sucede precisamente lo contrario: la multitud despide amplias vibraciones de humanidad y ternura: basta un detalle para saberla descubrir. Basta una circunstancia para que pueda apreciarse. Nacen como pequeños relámpagos de complicidad, de comunión. Yo soy una persona humana, tú también lo eres. Tú eres yo y yo soy tú; te reconozco por el mismo gesto amargo y sombrío del rostro, signo de preocupaciones, de tensiones, de dolor. Démonos la mano, rocémonos al menos. Quien sabe si este pequeño gesto no tendrá resonancias profundas y se prolongará como un eco quién sabe donde...

    CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA


    ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


    EL CORAZÓN GENEROSO Y TIERNO DE MARÍA

    Autor: Oscar Colorado Nates | Fuente: Catholic.net
    El Corazón generoso y tierno de María
    ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo.
     
    El Corazón  generoso y tierno  de María

    Santa María no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús. Una vida y un corazón humanos pero de Jesús. ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo. Tú y yo tenemos su propio corazón como un escalón a la Puerta Santa que es Jesús. Con el ejemplo de la Santa Madre de Dios, no solo sabemos que podemos amar a Cristo, debemos amarle así porque la tenemos a Ella misma como intercesora.

    Corazón generoso y tierno corazón como por naturaleza es el de toda mujer que es madre, el de María nos inspira profundamente. Y podríamos admirar a la Virgen por amar al Niño Dios, de igual manera que admiramos a cualquier madre que sostiene a su pequeño en los brazos. Pero el corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. Había decidido reservar su corazón a Dios sin necesitar algún prodigio. En la Anunciación se consuma la previa entrega que ya se había realizado. ¿Cómo nos extraña entonces que haya podido pronunciar esas palabras que la han subido a la cúspide de la Fe "Hágase en mí según tu palabra"? Pensándolo con mayor hondura el corazón de María, sí es corazón humano, no solo era capaz de eso, sino de mucho más.

    El corazón amoroso y entregado es, en su generosidad, un corazón fiel: Un corazón humano al pie de la cruz. Si con facilidad podíamos imaginar la ternura de la escena en el pesebre, con gran dificultad podemos apenas hacer un esbozo en la imaginación de la Santísima Virgen recibiendo de José de Arimatea el cuerpo ensangrentado de su hijo. ¿Cómo imaginar el dolor de una Madre que limpia, con mano trémula, la sangre de su hijo? Remueve en lo más profundo aún a nuestro propio y durísimo corazón el pensar en la mirada de María ante el rostro desfigurado y atrozmente golpeado de Jesucristo. Y su corazón dolido estaba ahí, fiel, al pie de la cruz. ¿Dónde está nuestra corazón? ¿Al pie de la cruz como el de la Santísima Virgen o escondido y alejado como el de los discípulos que abandonaron al Señor?

    El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio. Su corazón es, además de ejemplo y con dignidad sobresaliente para ser admirado, el consuelo para la aflicción. ¿Cuánto no comprenderás nuestros humanos dolores ella que enfrentó el dolor más profundo que se pueda experimentar?

    Pero el corazón humano de nuestra Madre en Cristo no solo es un ejemplo de ternura amorosa o de abyecto dolor. María en su corazón es la Madre del buen consejo, y quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Poderoso corazón el de María, que puede convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. El corazón entregado de María debería enseñarlos a pedirle confiados a Dios: "Padre, mi corazón puede poco ¡Haz que te ame mas!".


    Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guíe.

    El corazón humano de María. Humano. Como el tuyo y como el mío.

    viernes, 1 de julio de 2011

    EL CORAZÓN DE CRISTO HABLA AL MUNDO DE HOY


    El Corazón de Cristo habla al mundo de hoy

    ¡Queridos Hermanos y Hermanas!

    Celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Corazón que hace dos mil años comenzó a latir en el seno de María Santísima y que trajo al mundo el fuego del Amor de Dios.

    El Corazón de Cristo encierra un mensaje para todo hombre; habla también al mundo de hoy. En una sociedad, en la que la técnica y la informática se desarrollan a un ritmo creciente y la gente se siente atraída por una infinidad de intereses, a menudo contrastantes, el hombre corre el riesgo de perder su centro, el centro de sí mismo. Al mostrarnos su Corazón, Jesús nos recuerda ante todo que allí, en la intimidad de la persona, es donde se decide el destino de cada uno, la muerte o la vida en sentido definitivo. Él mismo nos da en abundancia la vida, que permite a nuestro corazón, endurecido a veces por la indiferencia y el egoísmo, abrirse a una forma de vida más elevada.

    El Corazón de Cristo Crucificado y Resucitado es la Fuente inagotable de gracia donde todo hombre puede encontrar siempre Amor, Verdad y Misericordia.

    La Sangre de Cristo nos ha redimido. ¡Cuánta sangre se ha derramado injustamente en el mundo! ¡Cuánta violencia, cuánto desprecio por la vida humana!

    Esta humanidad, a menudo herida por el odio y la violencia, necesita experimentar, hoy más que nunca, la eficacia de la Sangre Redentora de Cristo. La Sangre que no fue derramada en vano, sino que contiene en Sí toda la fuerza del Amor de Dios y es prenda de esperanza, de rescate y de reconciliación. Pero, para sacar de esta Fuente, es necesario volver a la Cruz de Cristo, fijar la mirada en el Hijo de Dios, en Su Corazón traspasado, en Su Sangre derramada.

    Al pie de la Cruz estaba María, co-partícipe de la Pasión de Su Hijo. Ella ofrece su Corazón de Madre como refugio a todo el que busca perdón, esperanza y paz, como nos lo ha recordado la fiesta de su Corazón Inmaculado. María enjugó la Sangre de su Hijo Crucificado. A Ella le encomendamos la sangre de las víctimas de la violencia, para que sea rescatada por la que Jesús derramó para la salvación del mundo.

    Juan Pablo II
     

    PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

    PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

    He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:

    1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

    2. Pondré paz en sus familias.

    3. Les consolaré en sus penas.

    4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.

    5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.

    6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.

    7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.

    8. Las almas tibias se volverán fervorosas.

    9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.

    10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.

    11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.

    12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.

    Las condiciones para ganar esta gracia son tres:

    1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.

    2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

    3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
     PROMESAS EN IMÁGENES:

    1.- Les daré todas las gracias necesarias a su estado.


    2.- Pondré paz en sus familias.

    3.- Les consolaré en sus aflicciones.
    4.- Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte

     5.- Derramaré abundantes bendiciones sobre sus empresas.

     6.- Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
     
    7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia



    8. Las almas tibias se volverán fervorosas
     
    9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
     

    10. Daré a los sacerdotes las gracia  de mover los corazones más empedernidos.
     
    11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.

    12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos.

    PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE



    PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA

    Tengo sed, pero una sed tan ardiente de ser amado de los hombres en el Santísimo Sacramento, que esta sed me consume, y no hallo nadie que se esfuerce, según mi deseo, en apagármela, correspondiendo de alguna manera a mi amor.

    (Revelación del Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque)



    ¿ CÓMO CONTEMPLAR EL CORAZÓN DE JESÚS Y EL CORAZÓN DE MARÍA ?


    Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com
    ¿Cómo contemplar el Corazón de Jesús y el Corazón de María?
    El corazón es un signo sencillo que encierra un gran misterio. Es asequible, concreto y profundo. Dice más de lo que es, mucho más.




    El corazón es un signo sencillo que encierra un gran misterio. Es asequible, concreto y profundo. Dice más de lo que es, mucho más. Está cargado de afectos. Referirse al corazón es un modo sintético de considerar el gran misterio de la entrega en el amor. Los enamorados pintan corazones en los árboles y en las iglesias.
    El Sagrado Corazón no es sólo una representación sensible, ni su devoción se queda en un conjunto de prácticas religiosas. La devoción al Sagrado Corazón evoca el amor del Hijo de Dios que se encarnó por amor y que entregó su cuerpo en la cruz mediante un acto de amor. Esta devoción ayuda a centrar la vida espiritual en el amor de Jesús, rico en misericordia.

    Si alguien tiene sed que venga a mí y beba (Jn 17, 37)

    El buscador de Dios encuentra en la oración una respuesta. La meditación diaria es un momento de gracia en que el Espíritu Santo viene con Su poder y nos cubre con Su sombra (cf Lc 1,35). Allí, el amor se convierte para el sediento en la única ocupación.

    Desde el día en que el soldado traspasó el costado de Jesús con su lanza (Jn 19,34), la Iglesia es regada por esa fuente de la que mana la Vida. Por eso ayuda mucho contemplar en la oración la herida en el costado de Jesús. Junto a María, al pie de la cruz, ver cómo brotan el agua y la sangre, figuras del bautismo y de la eucaristía. Es un continuo fluir de la misericordia divina que nos lava y nos nutre y sacia nuestra sed a través de los sacramentos. El costado traspasado de Jesús nos baña con su infinita misericordia que brota del manantial del amor: el Sagrado Corazón.

    Un modo de contemplar el amor de Jesús es, pues, a través del costado traspasado. Les comparto tres consideraciones delante de la herida del costado de Jesús que me han ayudado en la oración:

    1. Dios nos ama con un corazón humano

    Una dificultad frecuente en la vida de oración consiste en que se ve el mundo espiritual demasiado lejano a nuestra realidad cotidiana. Me gusta imaginar a un bebé buscando desde el suelo la mirada de su padre sin poder alcanzarlo. De pronto el padre se tumba en el suelo, se pone a su nivel y le sonríe. Luego lo carga y lo levanta. Nosotros no alcanzamos a Dios y, de pronto, Él desciende hasta nosotros y nos eleva a Sí.

    En Cristo, Dios se hace asequible. (cf Jn 1,14) El Corazón de Jesús representa la humanidad de Cristo; lo vemos como uno de los nuestros. Dios se encarnó para amarnos con un corazón humano. Así nos permitió vivir la comunión de vida con Él. Y cuando vemos a Dios amándonos así, con un corazón como el nuestro, nos brota espontáneo decirle: ¡Así te necesito, de carne, sangre y hueso!

    Si el amor de Dios nos parece demasiado espiritual para estar a nuestro alcance es que aún no conocemos a Jesús de Nazareth, el que nació en Belén y murió en Jerusalén por amor a nosotros.

    2. Contemplar para escuchar

    Otra dificultad que se plantea continuamente en la dirección espiritual y en los cursos de oración cuando se explica que orar es sobre todo escuchar, es la pregunta ¿Y qué significa escuchar en la oración? ¿Cómo se hace para escuchar a Dios? Mi respuesta suele ser: si quieres escuchar, contempla.

    Contémplalo en la cueva de Belén, contémplalo en la cruz, contémplalo en la creación, contémplalo en el Sagrario, contempla los corazones traspasados de Jesús y de María…. y escucharás que te dice que te ama. 

    Contemplar los misterios de la vida de Cristo es comprobar la abundancia del amor de Dios a nosotros. "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19, 37; Zac 12, 10). Mirarle con los ojos interiores, mirarle sobre todo cuando estamos dolidos y arrepentidos y escuchar que nos dice una y otra vez: “No pasó nada, te sigo amando igual”.

    Así se lo dijo a Sor Faustina:

    “Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante..." (Diario de Sor Faustina # 1777, p. 626)

    3. Dejarse amar

    ¿Quién entiende la pasión de Cristo? ¿Quién entiende la Eucaristía? No tratemos de entender, son misterios que más bien es preciso contemplar y agradecer.

    El icono de este artículo que se encuentra en la parte superior, apareció en el siglo XII en Oriente es fuente de fecunda inspiración.

    Centra la mirada en las manos de Jesús. No están atadas con cuerdas. Las cuerdas que le atan debe descubrirlas el corazón contemplativo: son las cuerdas del amor a la Iglesia. Se encuentran libres, pero Jesús  libremente se somete y se ofrece como manso cordero.
    “Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn 10,18) “Su no-violencia es la fuerza del amor” (Jean Corbon)

    Después de resucitado quiere quedarse con las manos voluntariamente atadas, preso en el Sagrario, para que vaya a visitarle y allí encontrar yo mi descanso: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo  os aliviaré” (Mt 11, 28). Él es el preso y sin embargo, cuando voy a acompañarle, soy yo el que sale consolado.

    Para mí, éste icono, llamado “Del esposo”, es el icono de los Corazones traspasados de Jesús y de María. Mira los rostros de Jesús y de María.

    Jesús reclina su cabeza sobre la Madre, significando aceptación. Y María, representándonos a todos nosotros, se une a Jesús llena de compasión (en este contexto puedes leer con provecho el artículo ¿Cómo sé si rezo bien el rosario?). Ese diálogo contemplativo de la mirada de María, nos hace comprender que el quehacer en la oración es dejarse amar y amar. El rostro de Cristo Redentor: manso y misericordioso. En sus ojos cerrados repasa la historia de tu vida y de la suya, deja que te invada de paz y junto con San Pablo concluye sin decir palabra: “Me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20)

    Y una vez que has experimentado el grande amor que Dios te tiene: dale amor. El camino nos lo indican las dos manos de María. ¿Hacia dónde están orientadas? Hacia el costado traspasado: así nos muestra ella el camino de la interioridad y la conversión. Conocer el amor, vivir el amor, compartir el amor.

    Este icono me dice que la oración, más que actos y técnicas es un tiempo para estar juntos, sin preocuparnos de pasos y de métodos, sino de estar en su presencia, contemplando el rostro de Cristo. Estarse allí, como María: dándole amor, gustando su amor, compartiendo su amor.

    Una sugerencia para la meditación personal en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

    En la solemnidad del Sagrado Corazón haré mi oración de esta manera, tal vez alguno quiera hacer lo mismo: trayendo a la memoria el icono de los Corazones traspasados estaré rumiando esta expresión de San Agustín que me hace tanto bien en el momento presente de mi vida:

    “El pasado ponlo en las manos de la Divina Misericordia. 
    El futuro en manos de la Divina Providencia. 
    El presente en manos del Divino Amor.” 
    ¡Sagrado Corazón de Jesús! En ti confío
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