lunes, 18 de mayo de 2015

EL DON DE LA FORTALEZA



El don de la Fortaleza
Reflexiones Pascua y Pentecostés

Los dones del Espíritu Santo y la oración. El Espíritu Santo da fuerza y energía.


Por: P. Donal Clancy, L.C. | Fuente: la-oracion.com



Frutos del don de la fortaleza
Antes de la Ascensión, Jesús dice a los apóstoles: «Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de poder desde lo alto. Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes» (Lc 24, 49; Hech 1, 3-4). El día de Pentecostes, impulsados por "las ráfagas" del Espíritu y el "fuego" que hacía arder sus palabras, los apóstoles se llenaron de valentía para predicar a Cristo (Hech 2, 2-4. 14-40). A través de su audacia, se cumplió la promesa de Cristo: "Cuando venga el Espíritu de la verdad, dará testimonio de mí. Y también ustedes darán testimonio de mí" (Jn 15, 26-27). Un testimonio que los apóstoles consumirán con el martirio cruento.
 
Esta es la fortaleza, don del Espírtu Santo. Hay una fortaleza humana, propia de los hombres valerosos. Corona las demás virtudes – a la caridad, celo, humildad, etc. – dándoles consistencia y fuerza. Sin embargo, tiene un límite inevitable: la debilidad humana. El don del Espíritu Santo perfecciona esta virtud dando fuerza y energía para hacer o padecer intrépidamente cosas grandes, a pesar de todas las dificultades. Nos es necesaria para resistir las tentaciones fuertes o persistentes, para emprender grandes obras, para superar la persecución, para practicar con perfección y perseverancia las virtudes.
La fortaleza y la oración
El don de la fortaleza también contribuye a nuestra oración. Conocemos bien su dificultad múltiple, la lucha contra el cansancio, el sueño, las distracciones, la aridez. Quien se propone llevar con seriedad una vida de oración, a dedicar un espacio diario a la oración mental, descubre que ni siquiera el paso de los años le permite afrontar sin dificultad la consigna del Señor a "orar sin desfallecer" (Lc 18, 1). Allí está Getsemaní. Cristo ha dicho a los apóstoles: "Velad y orad", pero no resisten. No es sólo cansancio físico, es también pesadumbre anímica. San Lucas nos dice que el Señor les encontró"dormidos por la tristeza" (Lc 22, 45) y Él mismo los excusa: "El espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mc 14, 38). El espíritu humano no es suficiente, necesitarán el "poder que viene de lo alto". Jesús, al contrario, quien bajo el impulso del Espíritu ya había afrontado los 40 días del desierto (Lc 4, 1-2), ahora "sumido en agonía, insistía más en su oración" (Lc 22, 44).
Pidamos la fuerza del Espíritu Santo para perseverar en la oración como más tarde los apóstoles supieron hacerlo, junto con María (Hech 1, 14; 2, 42. 46). El Señor quizás sólo quiere ver la sinceridad de nuestro empeño y la humildad de nuestra súplica para darnos este don.
El don de la fortaleza en los momentos difíciles
El don también es necesario para la oración bajo otra luz. Dentro de la dinámica propia de la oración no es raro que la voluntad se retrae frente a alguna moción del mismo Espíritu. Cuando nos pide el Señor un sacrificio especial, acoger su voluntad en una enfermedad, en alguna noticia familiar triste, en una situación personal dolorosa. O quizás lo que nos pide el Señor no parece tan dramático, pero no encontramos en nosotros la fuerza para aceptarlo, para decidirnos a cambiar o a trabajar. Pidamos al Espíritu Santo que venga con su fortaleza en ayuda de nuestra debilidad.
Finalmente, está la oración, que bajo el impulso del Espíritu se abre no sólo a acoger la voluntad de Dios sino a pedir una mayor identidad con Cristo, víctima por nuestros pecados. Jesucristo después "de ofrecer ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte", acogió con obediencia voluntaria el designio de su Padre y "por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios" (Heb 5, 7-8; 9, 14).
No nos es fácil rezar así con sinceridad. Sin embargo, el Espíritu Santo nos puede llevar a penetrar el Corazón de Cristo, a ver todo como él lo ve, a tener "el pensamiento de Cristo" según una frase de San Pablo (1Co 2, 16). Entonces con el don de su fortaleza hace posible que pidamos de verdad sufrir con Cristo por la expiación de los pecados y la redención de los hombres.

REGLAS BÁSICAS EN INTERNET




Reglas básicas en Internet

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la seguridad para evitar recibir infección por virus o para que no nos roben nuestros datos personales. Para ello, observemos al menos las siguientes normas:

1. No deben abrirse los mensajes electrónicos de origen desconocidos.

2. No deben facilitarse datos personales ni códigos PIN de acceso.

3. No deben abrirse archivos de remitentes desconocidos.

4. No deben apuntarse las claves de acceso PIN en ningún documento. Hay que guardar en un lugar seguro la tarjeta de coordenadas.

5. No deben utilizarse PIN triviales o fáciles de deducir.

6. No hay que confiar nunca en los regalos y las promociones fáciles de obtener, ni responder a mensajes que soliciten información de forma urgente.

7. Debemos disponer de un sistema antivirus, utilizarlo y, periódicamente, actualizarlo. También es conveniente instalar un sistema anti espía para evitar los programas espía y de publicidad no deseada.

8. Hay que tener actualizado el navegador, y también instalar los parches del sistema operativo.

9. Es importante tener en cuenta unas normas de protección del PC.

10. Es necesario mantenerse informado sobre la seguridad general en el uso de internet.

Además, en nuestras relaciones cotidianas con los demás, hay normas de cortesía y de saber estar que es conveniente respetar para llevarse bien con todo el mundo. Lo mismo sucede en internet. Acá hay algunas cosas básicas:

a) Compórtate con el resto de los internautas de la misma manera que te gustaría que ellos se comportaran contigo. Dicho de otra forma, no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.

b) Internet puede parecer impersonal, especialmente porque estás tú solo detrás de una pantalla. Sin embargo, no olvides nunca que, al otro lado de la pantalla, puede haber cientos de personas.

c) No utilices LETRAS MAYÚSCULAS para insistir sobre cualquier cosa. El uso de letras mayúsculas puede ser entendido por el que lee como un grito o una orden.

d) No hagas comentarios ofensivos o fuera de lugar. Y no te dejes arrastrar por el enervamiento o las groserías de otros. En internet, se conoce como "flaming": la inserción en foros de discusión de mensajes con la intención de ser agresivo u ofensivo. Estos mensajes son llamados "flames" (llamas). Las "flames" intentan contrariar u ofender a los internatuas que participan en los foros de discusión o en los "chats". Intentan imponerse por la fuerza más que por la discusión. Una secuencia de intercambio de "flames" se llama "flamewar" (guerra de llamas). Otros tienen por único objetivo lanzar temas polémicos sólo por el placer de enfadarse con los otros internautas. Esto se llama "trolling" y a los que lo hacen se les llama "trolls".

d) Participa en las discusiones, da tu opinión, pero no te mezcles en disputas con los demás.

e) Relee siempre tus mensajes antes de enviarlos por la red. Debes respetar las reglas ortográficas igual que si se tratara de correo ordinario.

f) Procura que tus mensajes sean lo más cortos posibles.

g) Respeta los temas de los foros, las sesiones de conversación, etc. Si quieres hablar de otra cosa, lanza un nuevo tema en el foro o una nueva discusión.

h) En los foros, firma tus mensajes con tu seudónimo o tu nombre de usuario, jamás con tu propio nombre.

i) Respeta la vida privada de los otros.

j) No tengas en cuenta los fallos de otros internautas, muchas veces son usuarios que están dando sus primeros pasos en la red.

k) Ten la amabilidad de contestar los mensajes que te envían.

l) Cuando envíes a otras personas escritos que no son de tu autoría, menciona siempre el autor o la fuente.



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