domingo, 18 de octubre de 2020

MANUALIDADES DE NAVIDAD: ELABORA UN CALENDARIO DE ADVIENTO








IMÁGENES DE MANUALIDADES DE NAVIDAD

 












 













IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA

 





IMÁGENES DE ORACIÓN

 











IMÁGENES DE SANTA TERESA DE ÁVILA - SOLO DIOS BASTA



 

EL BANQUETE ESTÁ SERVIDO





 

ORACIÓN PARA REZAR ANTE EL SEÑOR DE LOS MILAGROS


 ORACIÓN PARA REZAR ANTE EL SEÑOR DE LOS MILAGROS



Amadísimo Señor de los Milagros, hasta tu presencia he venido para confiarte nuestros problemas y nuestras dolencias. Con la misma fe de la mujer que se acercó para tocar el borde de tu manto y que fue curada porque creyó, así nosotros nos postramos ante ti y te decimos desde el fondo del alma: "Señor, si quieres puedes curarnos". Tú sigues obrando maravillas y sanando los enfermos, porque Tú has asumido nuestras debilidades y cargado nuestros sufrimientos. Concédenos, pues, la gracia que hemos venido a implorarte.

(Pausa de silencio para expresarla gracia que se pide).

Sabemos bien que tu corazón se conmueve al vernos tan afligidos y desorientados, como ovejas que no tienen pastor. Tú eres nuestro buen Pastor, el que ha dado la vida por las ovejas.

Tu victoria en a muerte yen la resurrección es la mejor garantía para nuestra victoria sobre todo lo que tiene a marca del pecado, es decir, el egoísmo, la injusticia, la violencia, el dolor y la muerte.

Que tu Espíritu santificador nos haga partícipes del triunfo sobre el mal y testigos de la novedad de vida en el amor.

Misericordioso Jesús crucificado, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. Que seamos protegidos con tu bendición constante, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

LA VIDA SOLO ES PARA DIOS



LA VIDA SOLO ES PARA DIOS



La exégesis moderna no deja lugar a dudas. Lo primero para Jesús es la vida, no la religión. Basta con analizar la trayectoria de su actividad. Se le ve siempre preocupado por suscitar y desarrollar, en medio de aquella sociedad, una vida más sana y más digna.

Pensemos en su actuación en el mundo de los enfermos: Jesús se acerca a quienes viven su vida de manera disminuida, amenazada o insegura, para despertar en ellos una vida más plena. Pensemos en su acercamiento a los pecadores: Jesús les ofrece el perdón que les haga vivir una vida más digna, rescatada de la humillación y el desprecio. Pensemos también en los endemoniados, incapaces de ser dueños de su existencia: Jesús los libera de una vida alienada y desquiciada por el mal.

Como ha subrayado Jon Sobrino, pobres son aquellos para quienes la vida es una carga pesada, pues no pueden vivir con un mínimo de dignidad. Esta pobreza es lo más contrario al plan original del Creador de la vida. Donde un ser humano no puede vivir con dignidad, la creación de Dios aparece allí como viciada y anulada.

Por eso Jesús se preocupa tanto de la vida concreta de los campesinos de Galilea. Lo primero que necesitan aquellas gentes es vivir, y vivir con dignidad. No es la meta final, pero es ahora mismo lo más urgente. Jesús les invita a confiar en la salvación última del Padre, pero lo hace salvando a la gente de la enfermedad y aliviando dolencias y sufrimientos. Les anuncia la felicidad definitiva en el seno de Dios, pero lo hace introduciendo dignidad, paz y dicha en este mundo.

A veces, los cristianos exponemos la fe con tal embrollo de conceptos y palabras que, a la hora de la verdad, pocos se enteran de lo que es exactamente el reino de Dios del que habla Jesús. Sin embargo, las cosas no son tan complicadas. Lo único que Dios quiere es esto: una vida más humana para todos y desde ahora, una vida que alcance su plenitud en la vida eterna. Por eso nunca hay que dar a ningún César lo que es de Dios: la vida y la dignidad de sus hijos.


 Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Mt (22,15-21)

EL ESPÍRITU SANTO



 El Espíritu Santo


“El Espíritu Santo está presente tanto hoy como en tiempos de Jesús y los Apóstoles... está y actúa, llega antes que nosotros, trabaja más y mejor que nosotros. A nosotros no nos toca ni sembrarlo, ni despertarlo, sino ante todo reconocerlo, recibirlo, secundarlo, abrirle camino, seguirlo” (Carlos Martini). Una anécdota que pasó en la península de Athos.

Cuando alguien llegaba a la puerta de su eremitorio, el padre Serafín tenía la costumbre de observar al recién llegado de la manera más impertinente: de la cabeza a los pies, durante cinco largos minutos, sin dirigirle ni una palabra. Aquéllos a quienes ese examen no hacía huir, podían escuchar el  áspero diagnóstico del monje: “En usted no ha descendido más abajo del mentón. De usted, no hablemos. Ni siquiera ha entrado. Usted... no es posible... ¡qué maravilla! Ha bajado hasta sus rodillas...” Hablaba del Espíritu Santo y de su descenso más o menos profundo en el hombre.

Así es como juzgaba la santidad de alguien: según el grado de ser poseído por el Espíritu. El hombre perfecto, el hombre transfigurado era para él, el habitado todo entero por la presencia del Espíritu Santo de la cabeza a los pies. Trata de dejar al divino Espíritu un amplio espacio en tu vida.


* Enviado por el P. Natalio

LA TRAMPA DE LA CONFUSIÓN - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 18 OCTUBRE 2020



 La trampa de la confusión


Cuando leemos el evangelio, sobre todos los que se las dan de antirreligiosos y modernos, pensaremos y pensarán que pone a la Iglesia en su justo lugar.

Pero, en cambio, ni los políticos son dioses para hacer un mundo a su antojo ni, la iglesia misma, pretende ordenarlo todo desde ella misma. En la sana distancia, ciertamente, puede estar el respeto. Pero no siempre, el callar ante todo, es sinónimo de respeto sino –tal vez– de cobardía.

Dar a Dios, lo que es de Dios, es ofrecerle nuestra adoración y nuestra entrega. Aquello que espontáneamente y sinceramente brota desde lo más hondo desde nosotros mismos. Luego, esa misma fe, hará que nos comprometamos allá donde sea necesario para que el mundo sea poco a poco un pedazo de ese cielo que Dios, a través de nosotros, intenta llevar a cabo.

Mal servicio haríamos a la Palabra del Señor, si la entendiésemos con tan excesiva literalidad que nos inhibiésemos de toda conflictividad social, económica o cultural que nos rodea y nos urge. A veces, el dar a Dios lo que es de Dios, conlleva no dejar al capricho de ciertos legisladores y de la coyuntura dominante aquello que consideramos que es inmutable, valioso y decisivo para un justo orden o para una humanidad mejor.

Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios es vivir atentamente los signos de los tiempos. Es valorar, en su justo término, el respeto de los unos con los otros. Es, no imponer, pero si proponer otros modos de entender la vida del hombre, sus relaciones, su trabajo, su dignidad evitando que caiga todo ello bajo el mazazo del absolutismo relativista.

Han cambiado los tiempos. La iglesia no busca ni puede erigirse como la única institución para moldear toda la trama social desde los postulados que conserva, predica y sostiene en su afán evangelizador. Pero, la iglesia, tampoco puede sustraerse y replegarse sobre sí misma para que algunos actúen a su propio antojo, sin tener en cuenta otras voces que nos alertan o nos iluminan por dónde podemos ir mejor o peor.

¿Quién es el César? ¿Acaso las fuerzas poderosas que manejan la sociedad con sus propios hilos y con variados intereses? ¿Los sistemas políticos que fracasan a la vuelta de la esquina? ¿Las ideas dominantes que fragmentan la paz social?

La iglesia puede jugar ese papel fundamental de recuperar un espacio que tal vez algunos le niegan. Y nosotros, como católicos, somos sabedores que de Dios venimos, que de Dios es todo y que pasan modas y costumbres, personas e instituciones, césares y poderosos y que El, por el contrario, permanece inmutable, firme y vivo.

Muchas tentaciones podemos tener los agentes de pastoral en este momento. Una de ellas es el, por no complicarnos la vida, hablar con un lenguaje tan divino que nos alejemos de todo lo humano. Ello, ciertamente, nos traerá un camino más dulce en la tierra, pero una cuesta más empinada para alcanzar el cielo.

Qué bien lo reflejaba el Papa Juan Pablo II en el siguiente texto: “Vivid vosotros e infundid en las realidades temporales la savia de la fe de Cristo, conscientes de que esa fe no destruye nada auténticamente humano, sino que lo refuerza, lo purifica, lo eleva”.(Nou Camp Barcelona 82)

 

(Padre Javier Leoz)

EL MEDIO AMBIENTE Y EL CRISTIANO



 El Medio Ambiente y el Cristiano

Hay que reconocer la presencia de Dios en la naturaleza

Por: Mscperu.org | Fuente: Mscperu.org



El nuevo Compendio de Doctrina Social de la Iglesia dedica un capítulo entero a temas medioambientales, reconociendo su creciente importancia. Los primeros números animan a los cristianos a considerar el medio ambiente con una actitud positiva, para evitar una mentalidad de desprecio y condena, y reconocer la presencia de Dios en la naturaleza.

Deberíamos ver el futuro con esperanza, recomienda el Compendio, «sostenidos por la promesa y el compromiso que Dios renueva continuamente» (No. 451). En el Antiguo Testamento vemos cómo Israel vivió su fe en un medio ambiente que era visto como don de Dios. Además, «la naturaleza, la obra de la acción creativa de Dios, no es un adversario peligroso».

El Compendio también invita a recordar el comienzo del libro del Génesis, en el que el hombre es puesto como la cima de todos los seres y Dios le confía que cuide toda la creación. «La relación del hombre con el mundo es parte constitutiva de su identidad humana. Esta relación es a su vez resultado de otra relación aún más profunda con Dios» (No. 452).

En el Nuevo Testamento Jesús hace uso de los elementos naturales en algunos de sus milagros y recuerda a los discípulos la providencia de su Padre. Luego, en su muerte y resurrección, «Jesús inaugura un mundo nuevo en el que todo le está sometido y recrea las relaciones de orden y armonía que el pecado había destruido» (No. 454).


Ciencia y tecnología

El concilio Vaticano II reconocía el progreso hecho por la ciencia y la tecnología al extender nuestro control sobre el mundo creado. Mejorar nuestras vidas de este modo está de acuerdo con la voluntad de Dios, concluían los padres conciliares. También observaban que la Iglesia no se opone al progreso científico, que es una parte de la creatividad humana dada por Dios.

Pero, añade el Compendio, «un punto central de todo uso científico y tecnológico es el respeto por los hombres y mujeres, que debe acompañarse también de la necesaria actitud de respeto por todas las criaturas vivas» (No. 459). Por lo tanto, nuestro uso de la tierra no debería ser arbitrario y es necesario que esté inspirado por un espíritu de cooperación con Dios.

Olvidar esto suele ser la causa de acciones que dañan el medio ambiente. Reducir la naturaleza a «términos mecanicistas», suele acompañarse por la falsa idea de que sus recursos son ilimitados, llevando a considerar el desarrollo en una dimensión meramente material, en la que se da el primer lugar «al hacer y tener en vez de al ser» (No. 462).

Si es necesario que evitemos el error de reducir la naturaleza a términos meramente utilitaristas, según el cual sólo es algo que hay que explotar, también es necesario que evitemos irnos al otro extremo haciéndola un valor absoluto. Una visión ecocéntrica o biocéntrica del medio ambiente cae en el error de poner a todos los seres vivos al mismo nivel, ignorando la diferencia cualitativa entre los seres humanos, basada en su dignidad de personas humanas, y otras criaturas.

La clave para evitar tales errores es mantener una visión trascendente. Actuar de modo más responsable hacia el medio ambiente resulta más fácil cuando recordamos el papel de Dios en la creación, explica el Compendio. La cultura cristiana considera las criaturas como un don de Dios, que debe cuidarse y salvaguardarse. El cuidado del medio ambiente también entra dentro de la responsabilidad de asegurar el bien común, por el que la creación se destina a todos. El Compendio también observa que tenemos una responsabilidad con las generaciones futuras.


Biotecnología

Una sección del capítulo se centra en el tema de la biotecnología. Las nuevas posibilidades ofrecidas por estas técnicas son una fuente de esperanza, pero también han levantado hostilidad y alarma. Como regla, observa el texto, la visión cristiana de la creación acepta la intervención humana, porque la naturaleza no es una suerte de objeto sagrado que debemos dejar solo.

Pero la naturaleza es también un don a usar con responsabilidad y, por lo tanto, el modificar las propiedades de los seres vivos se debe acompañar de una evaluación cuidadosa de los beneficios y riesgos de tales acciones. Además, es necesario que la biotecnología se guíe por los mismos criterios éticos que deberían orientar nuestras acciones en las esferas de la acción social y política. Y también se deben tener en cuenta los deberes de justicia y solidaridad.

En cuanto a la solidaridad, el Compendio pide «intercambios comerciales equitativos, sin la carga de injustas estipulaciones» (No. 475). En este sentido es importante ayudar a las naciones a lograr una cierta autonomía en ciencia y tecnología, transfiriéndoles el conocimiento que las ayudará en el proceso de desarrollo. La solidaridad también significa que, junto a la biotecnología, son necesarias políticas comerciales favorables para mejorar la alimentación y la salud.

El Compendio también menciona a los científicos que, estando llamados a trabajar de modo inteligente y con perseverancia para resolver los problemas de suministro de alimentos y salud, también deberían recordar que están trabajando con objetos que forman parte del patrimonio de la humanidad.

A los empresarios y agencias públicas del sector de la biotecnología, el texto les recuerda que junto a la preocupación por lograr un beneficio legítimo, deberían tener presente el bien común. Esto es especialmente aplicable en los países más pobres, y a la hora de salvaguardar el ecosistema.


Compartir los bienes

Se dedica una sección del capítulo a la cuestión de compartir los recursos de la tierra. Dios ha creado los bienes de la tierra para que sean usados por todos, observa el Compendio, y «deben ser compartidos de modo equitativo, de acuerdo a la justicia y la caridad» (No. 481). De hecho, es necesaria la cooperación internacional en temas ecológicos, puesto que suelen ser problemas a escala global.

Los problemas ecológicos suelen estar conectados con la pobreza, con gente pobre incapaz de abordar problemas como la erosión de las tierras de cultivo, debido a sus limitaciones económicas y tecnológicas. Y muchos pobres viven en suburbios urbanos, afligidos por la polución. «En tales casos el hambre y la pobreza hacen virtualmente imposible evitar una explotación intensiva y excesiva del medio ambiente» (No. 482).

La respuesta a estos problemas no es, sin embargo, políticas de control de población que no respetan la dignidad de la persona humana. El Compendio sostiene que el crecimiento demográfico es «plenamente compatible con un desarrollo integral y compartido» (No. 483). El desarrollo debería ser integral, continúa el texto, asegurando el verdadero bien de las personas.

En relación a los recursos naturales hay que considerar el destino universal de los bienes, y particularmente cuando se trata del tema del agua. El acceso inadecuado al agua potable afecta a gran número de personas y suele ser fuente de enfermedades y muerte.

Para el mundo desarrollado, el compendio ofrece algunas notas sobre los estilos de vida apropiados. A nivel individual y comunitario, se recomiendan las virtudes de la sobriedad, la templanza y la autodisciplina. Necesitamos romper con la mentalidad basada en un mero consumo, además de ser conscientes de las consecuencias ecológicas de nuestras elecciones, sostiene el texto.

El Compendio concluye su capítulo pidiendo que nuestra acción hacia la creación se caracterice por la gratitud y el aprecio. Deberíamos recordar también que el mundo revela el misterio de Dios que lo ha creado y lo sostiene. Redescubrir este significado profundo de la naturaleza no sólo nos ayuda a descubrir a Dios, sino que también es la clave para actuar de modo responsable de cara al medio ambiente.

JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES: EL PAPA FRANCISCO PIDE APOYO PARA LOS MISIONEROS 2020



 Jornada Mundial de las Misiones: El Papa pide apoyo para los misioneros

Redacción ACI Prensa

 Foto: Vatican Media / OMP




En el día en que la Iglesia celebra el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND por sus siglas en español), el Papa Francisco invitó a todo cristiano a ser “tejedor de fraternidad”.

Al finalizar el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano este domingo 18 de octubre, el Pontífice recordó que “hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, que lleva por tema ‘Aquí estoy, envíame. Tejedores de fraternidad’. Es bella esta palabra: ‘tejedores’. Cada cristiano está llamado a ser un ‘tejedor’ de fraternidad. Lo son de forma especial los misioneros y misioneras, sacerdotes, laicos, consagradas, que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo. Recemos por ellos y démosles nuestro apoyo concreto”.

El DOMUND tiene como objetivo dedicar una jornada de apoyo para los misioneros y mantener los 1.115 territorios de misión que hay en los 5 continentes.

Ese apoyo tiene dos pilares. Por un lado, el económico, para lo cual este día se pone en marcha una campaña de recaudación de fondos para el sostenimiento de las misiones. Y, por otro, la oración, sin la cual no sería posible la labor evangelizadora de los misioneros.

En unas recientes declaraciones del P. José María Calderón, director de OMP España, este domingo es “la forma que tenemos los cristianos de colaborar a que la Iglesia en tierra de misión exista”.

El P. Calderón afirmó que los cristianos “creemos firmemente en el poder de la oración”, y por eso se invita a todos los fieles en este día a dedicar sus oraciones por todos los misioneros.

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