lunes, 27 de junio de 2016

LA FE DE LOS ATEOS


La fe de los ateos
La fe y la razón son dos alas que nos elevan a la contemplación de la verdad


Por: Íñigo Alfaro | Fuente: Fluvium.org 




Xavier Zubiri decía –palabras más, palabras menos– que todos creemos en un Dios, lo que pasa es que no nos ponemos de acuerdo en cuál. La idea es tan provocadora como cierta. Provocadora del porqué basta asomarse un poco al mundo para darse cuenta de que hay muchos hombres y mujeres que afirman, sin pestañear, que Dios no existe. Cierta, porque si esas personas lo reflexionasen a fondo se darían cuenta de que su ateísmo va de la mano de una gran fe. Una fe tal vez mayor que la de los creyentes.

Porque la inmensa mayoría de los hombres y mujeres de todos los tiempos que han observado el mundo con sencillez –lo cuál no quiere decir sin pensar–, se ha dado cuenta de que lo más lógico es que exista un Dios que organice este jaleo cósmico y que lo haya guiado hacia ese milagro que llamamos vida. Porque por mucho que quitemos a Dios de en medio, el universo y sus maravillas nos siguen preguntando: ¿a dónde vamos? ¿De dónde venimos? La primera pregunta es más fácil de responder con banalidades: a ninguna parte; a la nada; no se sabe, etc.

Creo que, a la hora de la verdad, cuando la vida apriete, la muerte nos acaricie o, simplemente, cuando tengamos un minuto para pensar, ninguna de esas respuestas nos consolará. Mientras tanto, para los que responden así, basta con no preocuparse demasiado.

La segunda pregunta es más complicada. Las banalidades tienen que ser más sofisticadas. El porqué del universo no puede responderse con un simple “porque sí”. Por eso los ateos se han visto obligados a buscar otras respuestas que les sacien o que, al menos, les tranquilicen

Por un lado están quienes, para salvar la ínfima probabilidad de la aparición de la vida, dicen que, en realidad, éste no es si no uno de los millones de universos que han existido y que ha sido precisamente en éste donde ha surgido la vida. La idea no está mal, incluso tiene cierto ingenio. Pero es totalmente gratuita e indemostrable. Si escribiésemos un libro al respecto, tendría que ser de ciencia ficción.

Por otro lado están los que, para salvar las apariencias, se agarran al darwinismo como los náufragos de la balsa de medusa en medio de un mar de incongruencias. Hay que reconocer que Darwin tenía algo de razón, pero pretender que el ciego azar sea el creador de la inteligencia humana es como pretender que Rompetechos pintó la Capilla Sixtina.

Existen muchos más intentos de respuesta, pero la mayoría son una variante más o menos manida de los anteriores. El problema de estas afirmaciones es que, al final, requieren de una gran dosis de fe para ser aceptadas. Porque –si creer es aceptar lo que no vemos- creer que la vida ha surgido por la existencia de infinitos –e indemostrables– universos supone un gran acto de fe. Porque creer que la inteligencia es fruto de una casualidad inconsciente es otro gran acto de fe.

Ambos son actos de fe mucho mayores que creer que Dios ha creado, y dirige con sus leyes y con su amor, el universo en el que vivimos. Es verdad que la razón humana no puede decirnos todo sobre Dios. Es más, nos dice muy poco y pretender lo contrario sería muy pretencioso. Pero que Dios existe, está perfectamente a su alcance.

En cambio, creer en el dios azar o en el mito de los infinitos universos parece más práctico. Ninguno de ellos puede reclamarnos la justicia, la coherencia de vida, el amor o el respeto por los demás. Pero tienen un problema: ni respetan la realidad ni respetan la inteligencia humana. Son actos de fe irracionales y nos convierten en seres aislados y egoístas.

Al final –y también al principio– resulta que lo más razonable es creer en Dios. Por eso ya decía Juan Pablo II que la fe y la razón son dos alas que nos elevan a la contemplación de la verdad. El que encuentre a Dios con la razón será capaz de ver el mundo con mucha mayor amplitud y perspectiva, pero sin perder pie en la realidad. El que, además, crea lo que la revelación le dice podrá vivir en plenitud –aunque cueste– y sentirse amado siempre, hasta la eternidad. El que tenga que apostar que no lo dude.

FELIZ DÍA!!!


domingo, 26 de junio de 2016

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE JUNIO DEL 2016

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lc 9, 51-62

SIN INSTALARSE NI MIRAR ATRÁS

Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.

Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿Qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?

Primera escena

Uno de los que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».

Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es «vivir de camino», sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia menos poderosa y más vulnerable no es una desgracia. Es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.

Segunda escena

Otro está dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de «enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios».

Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los «muertos», que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.

Tercera escena

A un tercero que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.

LECTURAS BÍBLICAS Y EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE JUNIO DEL 2016


XIII del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Domingo 26 de Junio de 2016

“Dejar todo lo tuyo para tenerlo todo… siendo suyo“



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 19,16b.19-21

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 15,1-2a.5.7-8.9-10.11

R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5,1.13-18

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

Palabra de Dios

SERVIR A LOS HOMBRES O A DIOS?


¿Servir a los hombres o a Dios?
¿He optado por el Señor de tal modo que ya nada me puede separar de Él?


Por: Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Hay dos modos antitéticos de vivir. En el primero, se busca contentar y servir a los hombres dejando de lado a Dios. En el segundo, se busca servir y amar a Dios y a los hombres.

San Pablo invita a vivir como “esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres; conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre” (Ef 6,6?8).

Cada día escojo cómo vivir. ¿Sirvo al mundo, a sus intereses, a las modas, a los que me piden menos fidelidad y más adaptación? ¿Busco mantener mi fama ante los familiares y amigos, aunque eso signifique apartarme de Cristo?

O, por el contrario, ¿he optado por el Señor de tal modo que ya nada me puede separar de Él? Son preguntas decisivas, que dividen a los seres humanos en dos grandes grupos: los que optan por acoger a Cristo, o los que optan por ignorarlo, rechazarlo u olvidarlo.

La disyuntiva está ante mis ojos. En este día puedo optar según la lógica del mundo, que huye de la cruz y que prefiere la puerta que lleva a la perdición (cf. Mt 7,13). O puedo coger mi propia cruz para ir detrás del Maestro (cf. Mt 16,24).



Si sirvo a los hombres, al final descubriré el engaño de una vida encerrada en sí misma, en la que faltaba la verdadera esperanza. Si sirvo a Dios, con alegría, entraré por el camino del Amor. Entonces me convertiré en esclavo de Cristo (cf. 1Cor 7,22) y en verdadero servidor de mis hermanos...

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 26 - AMADO REPOSO DE LAS ALMAS



Nardo del 26 de Junio
!Oh Corazón Sagrado, amado reposo de las almas!

Meditación: ¿Sabes, Señor?, cuando te miro Tu sabes que sonrío, pues veo Tu Dulzura y Poder. Yo sé que eres mi Rey, sé cuánto me conoces y me quieres, que estás junto a mi y me sigues, que evitas que caiga, y que consuelas mi alma. Cuando tengo dolor, cuando la oscuridad me quiere atrapar, Te me acercas y Tu mano me das, y es entonces cuando siento cuánto me cuidas. Y me dices: "descansa ya, pues Yo, el Amor, estoy junto a vos". Es allí cuando se disipa mi aflicción y siento Tu calor, me siento dichoso y mi alma goza. Y el dolor y la noche ya no están, pues Tú lo permitiste para que vea mi debilidad y conozca Tu Fortaleza. El sufrimiento que purifica, la oscuridad que hace ver la Luz, porque allí siempre estas Tú.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Preparemos y seamos un Altar a Jesús, tanto físico como espiritual, para agradecer cuánto nos da.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

QUIÉN ES JESUCRISTO? Y PARA TI... QUIÉN ES?


¿Quién es Jesucristo? Y para ti... ¿Quién es...?
Conoce el amor y la misericordia de Dios sobre ti, y no habrá nada más importante en tu vida.


Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net 




La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo»

Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Ellas; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y El les dijo: Y vosotros: ¿Quién decís que soy yo? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. (Mt. 16, 13-16)

No ha habido en la historia de la humanidad persona tan controvertida como Jesucristo.

Ya se ve claro en la respuesta que dan los discípulos a la pregunta del Maestro: Para unos es un personaje importante: Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otro de los profetas. Nunca ha negado nadie -salvo algún fanático sectario- que Jesús ha sido un hombre importante en la historia humana. Alguien con una personalidad capaz de arrastrar tras sí a la gente, no sólo en su tiempo, sino siempre.

Lo que no todos son capaces de descubrir es la razón íntima por la que Jesús atrae. La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Para ello hace falta -como Jesús le dice a Pedro- que lo revele el Padre eterno. Hace falta la fe, que es un don de Dios.

No se puede entender a Jesucristo si no se cree que ese hombre, que llamamos Jesús de Nazaret, encierra en sí mismo un misterio: La Segunda Persona divina, el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre al asumir la naturaleza humana.

Ya sabemos que en la mentalidad del judaísmo de la época de Jesús se estaba esperando próximamente al Mesías. La mujer samaritana -que no era ninguna mujer culta- le dice a Jesús: sé que está para venir el Mesías. La profecía de Daniel y otras sobre el tiempo de la venida del Mesías coincidía aproximadamente con estos años.

En estas circunstancias aparece en Galilea Jesús de Nazaret. Juan el Bautista, que tenía un gran prestigio entre todos los judíos de su tiempo -hasta Herodes le escuchaba con gusto-, da testimonio a favor de Jesús. Le llama «el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Este es de quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre que es más que yo, porque existía antes que yo Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que ha de bautizar en el Espíritu Santo. Y yo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios» (Jn. 1, 30-34)

Comienza Jesús a predicar y su predicación está llena de misericordia para con todos. Su doctrina es una doctrina de perdón y compasión. Enseña que Dios ama a todos los hombres y que incluso los pecadores pueden alcanzar el amor de Dios, si se convierten. El pueblo piensa y dice de él, que «nunca nadie ha hablado como este hombre» (Jn. 7, 46) porque hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Y es el mismo Jesús quien en la sinagoga de Nazaret, después de leer una profecía de Isaías referente a los tiempos del Mesías, dice: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc. 4, 21) Su doctrina va acompañada de abundantes milagros, movido por la compasión que sentía: sanar enfermedades, resucitar muertos, multiplicar la comida, etcétera.

No es de extrañar, por tanto, que la gente sencilla y los de corazón abierto le tuvieran por el Mesías esperado. Efectivamente, ¿qué mejor rey se podía tener que uno para quien no habrá problema de carestía ni de hambres? ¿Qué mejor rey que quien puede curar a los enfermos y resucitar a los muertos? ¿Quién puede gobernar mejor a un país, que un hombre que da muestras de tal sabiduría? Por todo esto no es de extrañar que en una ocasión, después de haber dado de comer a cinco mil hombres con unos pocos panes y peces, quieran proclamarle rey.

Indudablemente, a Jesús le seguía la masa del pueblo, compuesta en su mayoría por gente sencilla y humilde: ¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? Pero esta gente que ignora la Ley, son unos malditos(Jn. 7, 48-49) Es verdad que también algunos personajes importantes le siguieron, y aunque al principio con miedo, luego no tuvieron reparo en confesarse amigos suyos a la hora de su muerte. Así fueron Nicodemo, José de Arimatea y otros.

Estas gentes sencillas, que frecuentemente eran despreciadas por los orgullosos fariseos, ven con buenos ojos la doctrina de Jesús. Unos le seguían, efectivamente, movidos por su doctrina aunque no la entendían plenamente, como pasó con sus discípulos. Otros le seguían porque les daba de comer; otros porque hacía milagros.

Posiblemente algunos también le seguían por gratitud, al haber sido curados.

Ciertamente su bondad, su trato exquisito para con los débiles del mundo y severo para con los que obraban injustamente, serían motivos para que las masas le siguiesen.

¿Quién es para ti Jesucristo? Hoy te hace la misma pregunta que a los apóstoles y lo único que quiere es oir tu respuesta de amor. Conoce el amor y la misericordia de Dios sobre ti, y no habrá nada más importante en tu vida.

COMENZAR DE NUEVO


Comenzar de nuevo



La constancia es fundamental porque da un toque de perfección a todos los talentos del hombre. Sin ella nada vale ser un genio en el arte, en la ciencia, en la literatura o en los negocios. No se llega a ninguna meta. Queda uno vencido por el camino.

En 1914 un incendio dejó en ruinas las grandes industrias de Tomás Edison. En una noche perdió una fortuna en valiosos equipos. Las llamas consumieron documentos de toda su vida. Tenía entonces 67 años. Su hijo Carlos corría angustiado buscando al padre. Al fin lo encontró en medio del desastre, el rostro iluminado por el resplandor rojizo de las llamas, con su cabellera blanca flotando al viento invernal. “Me partía el corazón verlo —contaba después Carlos—. Ya no era joven, y todo aquello era reducido a cenizas. Al verme me gritó: ¿Dónde está tu madre? Corre a buscarla. Jamás volverá a ver un espectáculo semejante. Y añadió: “Los desastres tienen un gran valor: se queman todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo”.

No olvides que una voluntad firme y valiente “puede transformar tus lágrimas en sudor, tu desgano en sacrificio, tu duda en convicción”. Que también tú, como esos soldados que hallan un gozo especial en los más duros combates, sepas entrenar y desarrollar una voluntad recia para salir, de la mano de Dios, victorioso de las adversidades.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO ES EL PAPA DEL FIN DE LOS TIEMPOS? AUTORIDAD VATICANA RESPONDE


¿Francisco es el Papa del fin de los tiempos? Autoridad vaticana responde
Por Diego López Marina



BERLÍN, 25 Jun. 16 / (ACI).- Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia y secretario personal del Papa Emérito Benedicto XVI, respondió a la pregunta sobre si el Papa Francisco sería el “Pontífice del fin de los tiempos”, como afirman algunas profecías al respecto.

En entrevista con el corresponsal de EWTN en Roma y Alemania, Paul Badde, el Arzobispo se refirió a la llamada “profecía de los Papas" también conocida como la "profecía de San Malaquías", según la cual el Papa Francisco podría ser considerado como “el Papa del Fin de los tiempos”.

“De hecho, cuando se observa la profecía, y teniendo en cuenta que siempre ha tenido una sólida referencia de los Papas mencionados, eso me da escalofríos”, aseguró el Arzobispo.

Asimismo, añadió que como “las profecías no son parte de la revelación, no todas deben ser aceptadas. Pero hablando desde la experiencia histórica, uno debe decir: ‘sí, es una llamada de atención’”, dijo el Prelado.


La “profecía de los Papas”

San Bernardo (1090-1153) escribió la biografía de San Malaquías de Armagh –quien murió en sus brazos camino a Roma– y siempre afirmó que poseía el don de profecía.

Tras la muerte de San Bernardo, un autor desconocido recopiló las profecías de San Malaquías –que algunos las atribuyen a San Felipe Neri–; pero se extraviaron por más de 400 años, hasta que finalmente fueron publicadas en el libro “Lignum Vitae”, editado en Viena por el monje Arnoldo Wion en 1595.

Esta publicación contiene 112 lemas sobre los Papas, desde Celestino II (elegido en 1130) hasta Pedro II, cuyo pontificado coincidiría con el “Fin de los tiempos”. Benedicto XVI sería el Papa 111 de la lista bajo el nombre de “Gloria Olivae” (La gloria del olivo).

Sobre la profecía “del último Papa” el texto dice: "en la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus (Pedro el Romano), quien alimentará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo. El Fin".

Es importante tener en cuenta que estas profecías no son parte del magisterio de la Iglesia, como explica Mons. Georg Gänswein.

Esta profecía también es confundida cuando se menciona la figura de un supuesto “Papa Negro” con el que vendrá el fin de los tiempos. En ninguna parte de la profecía de San Malaquías se menciona al “Papa Negro”, por lo que tal nombre correspondería a una mala interpretación de la misma.

La figura del “Papa Negro” es un bulo popular que se hizo muy conocido tras la elección de Jorge Mario Bergoglio como nuevo Sumo Pontífice, según el cual las sotanas negras que solían usar los jesuitas son el “signo” de que Francisco sería el último Papa.

FELIZ DOMINGO!!!


sábado, 25 de junio de 2016

EL SILENCIO INTERIOR


El Silencio Interior


El silencio significa:
La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.

La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.

No solo el silencio de afuera es necesario, pero también el silencio interior.

Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.

Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.

El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille. 

El silencio en un lado y el amor en el otro le dan alas a tu corazón.

Esa belleza y esa armonía han sido perdidas debido a la ira, al orgullo etc.. esto es lo que significa la falta de silencio.

Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.

Recuerda el silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual haz nacido.

Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado, ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.

Deja el temor y permite que el silencio te posea, solo en esa inmensidad podrás escuchar la voz de Dios dentro de ti llamándote a vivir plenamente, llamando para darte a conocer todos los misterios del universo y no solamente esto, también esa voz quiere darte a conocer el secreto de la vida eterna, pero cuidado, no creas en promesas, has que esta se convierta en tu única realidad. Solo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo.

EL PERDÓN



El perdón
Juan Pablo II (2001), enuncia que el perdón es una de las formas más nobles del ejercicio de la caridad


Por: Ps. Humberto Del Castillo Drago. | Fuente: Psicología y virtud/ Areté 




Fuentes (2008), dice que perdonar es más que aceptar lo que sucedió,  se puede aceptar una ofensa con el fin de seguir adelante pero en el fondo vivir una “fría indiferencia” frente al que ha ofendido. Es más que cesar en el enojo, eso sería sólo una parte del proceso. Con el tiempo, el perdonador tendría que tener un cambio real de actitud hacia el ofensor, porque es más que tener una actitud neutral hacia el otro. Desafortunadamente, algunos creen que el perdón se reduce a no guardar resentimiento, o que sólo hay que procurar hacer algo para sentirse bien. Todo esto no es suficiente, aunque objetivamente no sea malo, porque el propósito del proceso del perdón es que el perdonador experimente pensamientos y sentimientos positivos hacia el ofensor, por supuesto, esto puede llevar tiempo. La neutralidad, en este sentido, puede ser un gran paso en el proceso, pero nunca el desenlace definitivo.

Por una parte, el perdón aumentará la salud emocional y el bienestar del perdonador. Por ejemplo, mucha gente comienza el proceso del perdón justamente porque está cansada de sentirse mal y quiere sentirse mejor. Sin embargo, esto sólo no alcanza y a menudo resulta contra-producente el haber centrado las esperanzas en un estado puramente sentimental.

Por otra parte, es importante tener en cuenta que perdonar no es excusar al ofensor o agresor. La esposa injustamente golpeada puede excusar la violencia de su marido, echándose ella misma la culpa de haberlo provocado con sus palabras o acciones, aun cuando esto no sea verdad o no sea toda la verdad (como sucede en las personas co-dependientes). Sin embargo, esta actitud desvirtúa el verdadero perdón, haciendo pensar que perdonar significa conformarse con ser una persona golpeada, usada o abusada y permitiendo que estas situaciones continúen sin solución. Pero no es así,  perdonar significa admitir que lo que sucedió estuvo mal, y que no debería repetirse.

Perdonar tampoco equivale a olvidar los malos recuerdos, el perdón no produce amnesia. Por el contrario, hay veces en que es necesario recordar particularidades muy concretas de eventos que nos han herido con el fin de sanar nuestra memoria. Si esto se hace bien, el perdón cambiará el modo en que recordamos el pasado, éste dejará de estar signado por la angustia, el temor, y la ansiedad.

Tampoco es cuestión de calmar los nervios, porque sencillamente alguien puede serenar el nerviosismo que le causan determinadas situaciones ingratas o injustas, sin perdonar a los causantes de las mismas. Además, se puede aprender a dominar los nervios que provoca el compañero que día a día humilla con sus burlas, sin perdonarlo. Este dominio del carácter, o la capacidad de relajarse, es un paso importante para poder perdonar, pero no es el perdón.



Decir “te perdono” cuando las palabras de perdón suenan como desprecio, como hace el personaje de Alberto Blest Gana, en Martín Rivas: “¡Cobarde! te tengo lástima y te perdono” no es muestra de perdón sincero, pues este se convierte en un estoque tan hiriente como el desdén. Finalmente, tampoco se identifica, aunque se relaciona estrechamente, con la reconciliación.

La opción por el  perdón es un paso en el proceso de la reconciliación, ya que ésta, sin el perdón, se convertiría en una simple tregua donde cada parte está buscando la oportunidad para reiniciar las hostilidades. La reconciliación real requerirá el perdón de ambas partes, ya que en muchos casos habrá daños en ambos lados; requiere una confianza renovada, y a veces esto no es posible. La reconciliación requiere que ambas partes estén preparadas para retomar la relación (en algunos casos), y a veces sólo una de las partes está preparada para hacer este esfuerzo. De aquí que pueda suceder que alguien perdone sin reconciliarse (a veces porque la otra parte no quiere dar este paso), pero nunca podría reconciliarse de verdad sin perdonar.

Según Fuentes (2008), el perdón es:

1º El abandono del resentimiento que tenemos hacia quien nos ha ofendido o herido injustamente.

2º La renuncia a la revancha a la que, siendo objetiva la injusticia de la herida, tenemos derecho según la justicia humana.

3º El esfuerzo en responder con benevolencia al agresor, es decir, con compasión, generosidad y amor.

4°El perdón es un acto de misericordia que nos regala Dios para toda nuestra vida y existencia.

5° El perdón es gratuito, no ligado al pedido del otro y tampoco a su arrepentimiento.

6° El perdón es un gesto de humildad que no humilla.

Quien perdona no se detiene a esperar al otro o a escrutar los signos de arrepentimiento, está dispuesto a dar el primer paso y en todo caso, no pone condiciones a quien le ha ofendido ni espera eterno reconocimiento. El perdón es tan discreto y silencioso que el perdonado podría incluso haberlo dado por descontado o no saber cuánto ha costado.

El verdadero perdón, también es sincero, expresa una voluntad real de acogida y comunión, un deseo eficaz de pasar por encima de lo que ha sucedido para reconstruir la relación sobre bases nuevas. El perdón es un estilo de vida humilde y sencilla, es un modo de ponerse frente al otro y a su debilidad. La persona misericordiosa no puede olvidar que ella también ha caído tantas veces sin sufrir condena pues quien perdona, no reprocha al otro el pasado; quizás es posible que olvide, mientras que reconoce en el presente su necesidad de un tú. O, por lo menos, es tan realista que prefiere humillarse y no hacerlo pagar, antes que aislarse y privarse del bien de la relación, para así poder construir un futuro nuevo.

Juan Pablo II (2001), enuncia que el perdón es una de las formas más nobles del ejercicio de la caridad, y siguiendo con Philippe (2011) si no entendemos la importancia del perdón y no lo integramos a nuestra convivencia con los demás, nunca alcanzaremos la libertad interior, la felicidad y la reconciliación, permaneceremos entonces prisioneros de nuestros rencores. Cuando nos negamos a perdonar algo de lo que hemos sido víctimas, no hacemos más que añadir mal sobre el mal, no seamos pues cómplices de la propagación del mal. En relación a esto último, entendemos que cuando perdonamos a alguien le hacemos un bien a esa persona (liberándola de una deuda), pero ante todo, como hemos dicho, nos hacemos un bien a nosotros, pues recobramos la libertad  que el rencor y el resentimiento estuvieron a punto de hacernos perder.

LA AGONÍA NO BORRÓ LA SONRISA DE LA HERMANA CECILIA MARÍA, SU ÚLTIMO DESEO CONMUEVE LAS REDES


La agonía no borró la sonrisa de esta carmelita, su último deseo conmueve las redes



BUENOS AIRES, 24 Jun. 16  (ACI).- La hermana Cecilia María partió al cielo luego de una dura lucha contra el cáncer. Miles han compartido en las redes sociales las imágenes de su agonía, un tiempo en el que nunca perdió la paz ni la alegría.

Se graduó de enfermera y a los 26 años de edad hizo sus primeros votos como carmelita descalza, en el año 2003 hizo su profesión perpetua. Hace seis meses le diagnosticaron cáncer de lengua y la enfermedad hizo metástasis pulmonar. Murió el miércoles 22 de junio en la madrugada. Tenía 43 años.

Vivía en el Monasterio de Santa Teresa y San José de Santa Fe, Argentina, dedicada a la oración y la vida contemplativa, tocaba violín y era conocida por su dulzura y permanente sonrisa.

En las últimas semanas su enfermedad se agravó y debió ser hospitalizada. Desde su lecho no dejó de orar y ofrecer los sufrimientos que sobrellevaba con la certeza de que su encuentro con Dios estaba cerca.

En un trozo de papel escribió su último deseo: “Estaba pensando cómo quería que fuera mi funeral. Primero poco de fuerte oración, y después una gran fiesta para todos. ¡No se olviden de rezar pero tampoco de celebrar!”

Su testimonio y las fotos de sus últimos días hablan por sí mismos y decenas de personas comparten en las redes sociales cómo la agonía de la hermana Cecilia está tocando los corazones.


Así anunciaron su muerte las carmelitas descalzas: “¡Jesús! Solo dos líneas para avisarles que nuestra queridísima hermanita se durmió suavemente en el Señor, después de una enfermedad tan dolorosa llevada siempre con alegría y entrega a su Divino Esposo. Les mandamos todo nuestro cariño agradecido por el sostén y la oración durante todo este tiempo tan doloroso pero tan maravilloso a la vez. Creemos que voló directamente al Cielo, pero igualmente les rogamos que no dejen de encomendarla en sus oraciones, que ella desde el Cielo se los pagará. Un abrazo grande de sus hermanas de Santa Fe”.

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 25 - FUENTE DE UNIÓN


Nardo del 25 de Junio
!Oh Sagrado Corazón, fuente de unión!

Meditación: ¿Señor, me dejas espiar por una rendija en Tu vida...?. Te veo caminando por la pequeña Nazaret, pero no pareces un rey...tampoco un juez. Te ves esbelto, fuerte, de rostro hermoso. Tu mirada es profunda...miras los corazones de todos los hombres. Junto a Ti algunos discípulos van caminando, creo que son Pedro, Santiago y Juan...los escucho hablar de otros hermanos que han encontrado, y dicen que no tienen un corazón sano. De repente los miras y con imponente voz interrumpes su conversación. Se Te escucha decir: "no os quiero ver juzgar, sino sólo amar y predicar para cambiar lo que está mal...". Los discípulos hacen silencio, pues ha hablado el Maestro. 

Y ahora me imagino, Señor, verte caminar aquí...a mi lado, y que yo también voy hablando de mis hermanos. Señor, Tú me dirías lo mismo y me recordarais Tus enseñanzas: "...así como juzguéis seréis juzgados...", o aquella otra: "...el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra...". Señor, creo que no soportaría Tu Mirada, pues cómo verías mi alma, la verías manchada. Señor, yo también voy a hacer silencio, para sacar de mi corazón todo lo que no es bueno y poder seguir así las enseñanzas de mi Maestro. Señor, no permitas que yo ponga discordia, porque conozco Tu gran Misericordia. Haz que busque la unión como símbolo de amor, para ser Uno como lo sos Vos con el Creador y el Espíritu de Santificación.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Oremos para que descienda el Espíritu Santo sobre nosotros, y que por Su intermedio nos sigamos purificando, conociendo todo aquello en lo que a Dios no agradamos.



Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

BIENVENIDOS!!


viernes, 24 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 24 DE JUNIO - FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA


Día litúrgico: 24 de Junio:
 El Nacimiento de san Juan Bautista


Texto del Evangelio (Lc 1,57-66.80): Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados. 

Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

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«El niño crecía y su espíritu se fortalecía»
Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel 
(Barcelona, España)


Hoy, celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.

Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).

Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.

EL PROFETA DEL ALTÍSIMO, SAN JUAN BAUTISTA


El Profeta del Altísimo
San Juan Bautista


El 24 de junio de 2012, con ocasión de esta fiesta, el entonces Papa Benedicto XVI afirmó que el ejemplo de San Juan Bautista, llama a los cristianos “a convertirnos, a testimoniar a Cristo y anunciarlo a tiempo y contra el tiempo”.

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, recordó la vida de San Juan Bautista e indicó que “si se excluye la Virgen María, el Bautista es el único santo de quien la liturgia festeja el nacimiento, y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios”.

“Desde el seno materno, en efecto, Juan es el precursor de Jesús: su prodigiosa concepción es anunciada por el Ángel a María como signo de que “nada es imposible a Dios”.

Benedicto XVI recordó que “el padre de Juan, Zacarías, marido de Isabel, pariente de María, era sacerdote del culto judío. Él no creyó enseguida al anuncio de una paternidad ya inesperada y por este motivo quedó mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al cual él y su mujer le dieron el nombre indicado por Dios, es decir Juan, que significa ‘el Señor hace gracia’”.

“Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión del hijo: ‘y tú niño serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados’”.

Explicó que “todo esto se manifestó 30 años después, cuando Juan bautizaba en el río Jordán, se puso a bautizar, llamando a la gente a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de Judea”.

“Cuando un día, desde Nazaret, viene Jesús mismo para hacerse bautizar, Juan primero rechazó, pero luego aceptó, y vio el Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celeste que lo proclamaba su Hijo”.

El Santo Padre explicó que la misión de San Juan Bautista no se había cumplido hasta entonces, pues “poco tiempo después, se le pidió que anticipara a Jesús también en la muerte violenta. Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes y así dio pleno testimonio del Cordero de Dios, a quien él, primero que todos, había reconocido e indicado públicamente”.

Benedicto XVI también recordó que "la Virgen María ayudó la anciana pariente Isabel a llevar hasta el último la concepción de Juan". "Ella ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y ardor profético", concluyó.

SAN JUAN BAUTISTA UN GRAN HOMBRE


Juan Bautista un gran hombre
Juan bautiza a quienes le hacen caso y quieren cambiar. Hoy te invita a que cambies tu.


Por: Archidiócesis de Madrid | Fuente: Archidiócesis de Madrid 




La madre, Isabel, había escuchado no hace mucho la encantadora oración que salió espontáneamente de la boca de su prima María y que traía resonancias, como un eco lejano, del antiguo Israel. Zacarías, el padre de la criatura, permanece mudo, aunque por señas quiere hacerse entender.

Las concisas palabras del Evangelio, porque es así de escueta la narración del nacimiento después del milagroso hecho de su concepción en la mayor de las desesperanzas de sus padres, encubren la realidad que está más llena de colorido en la pequeña aldea de Zacarías e Isabel; con lógica humana y social comunes se tienen los acontecimientos de una familia como propios de todas; en la pequeña población las penas y las alegrías son de todos, los miedos y los triunfos se comparten por igual, tanto como los temores. Este nacimiento era esperado con angustiosa curiosidad. ¡Tantos años de espera! Y ahora en la ancianidad... El acontecimiento inusitado cambia la rutina gris de la gente. Por eso aquel día la noticia voló de boca en boca entre los paisanos, pasa de los corros a los tajos y hasta al campo se atrevieron a mandar recados ¡Ya ha nacido el niño y nació bien! ¡Madre e hijo se encuentran estupendamente, el acontecimiento ha sido todo un éxito!

Y a la casa llegan las felicitaciones y los parabienes. Primero, los vecinos que no se apartaron ni un minuto del portal; luego llegan otros y otros más. Por un rato, el tin-tin del herrero ha dejado de sonar. En la fuente, Betsabé rompió un cántaro, cuando resbaló emocionada por lo que contaban las comadres. Parece que hasta los perros ladran con más fuerza y los asnos rebuznan con más gracia. Todo es alegría en la pequeña aldea.

Llegó el día octavo para la circuncisión y se le debe poner el nombre por el que se le nombrará para toda la vida. Un imparcial observador descubre desde fuera que ha habido discusiones entre los parientes que han llegado desde otros pueblos para la ceremonia; tuvieron un forcejeo por la cuestión del nombre -el clan manda mucho- y parece que prevalece la elección del nombre de Zacarías que es el que lleva el padre. Pero el anciano Zacarías está inquieto y se diría que parece protestar. Cuando llega el momento decisivo, lo escribe con el punzón en una tablilla y decide que se llame Juan. No se sabe muy bien lo que ha pasado, pero lo cierto es que todo cambió. Ahora Zacarías habla, ha recuperado la facultad de expresarse del modo más natural y anda por ahí bendiciendo al Dios de Israel, a boca llena, porque se ha dignado visitar y redimir a su pueblo.

Ya no se habla más del niño hasta que llega la próxima manifestación del Reino en la que interviene. Unos dicen que tuvo que ser escondido en el desierto para librarlo de una matanza que Herodes provocó entre los bebés para salvar su reino; otros dijeron que en Qunram se hizo asceta con los esenios. El oscuro espacio intermedio no dice nada seguro hasta que «en el desierto vino la palabra de Dios sobre Juan». Se sabe que, a partir de ahora, comienza a predicar en el Jordán, ejemplarizando y gritando: ¡conversión! Bautiza a quienes le hacen caso y quieren cambiar. Todos dicen que su energía y fuerza es más que la de un profeta; hasta el mismísimo Herodes a quien no le importa demasiado Dios se ha dejado impresionar.

Y eso que él no es la Luz, sino sólo su testigo.

"Quien me reconocerá delante a los hombres, también yo lo reconoceré delante a mi Padre que está en los cielos".

La obra de la redención, el triunfo del Reino Amor sobre el de las tinieblas se realiza en medio de la pobreza y de la persecución. Así llevó a cabo su misión el mismo Cristo, así cumplió su misión también Juan el Bautista. A los ojos del mundo parece un derrotado: prisionero, aborrecido por los poderosos según el mundo, decapitado, sepultado.

Y sin embargo, es precisamente ahora, cuando la semilla que cae en tierra y muere, comienza a dar sus frutos. Esta derrota aparente es tan solo la antesala, el preludio de una victoria definitiva: la de la Resurrección. Entonces le veremos y ésa será nuestra gloria y nuestra corona.

Nuestra vida de cristianos, si es una auténtico seguimiento de Cristo, es una peregrinación "en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios". Sí, llegan los ataques, las calumnias, las persecuciones... pero ellos son sólo una señal de que vivimos el amor, animados por el Espíritu Santo.

Pero, si somos de Dios, si Dios nos ama y somos su pueblo... ¿Qué otra cosa importa? Él nos ama y nos quiere ver semejantes a su Hijo, como una hostia blanca dorándose bajo el sol. Sólo nos toca abandonarnos confiadamente entre sus manos, para que así pueda transformarnos en Cristo.

ORACIÓN A SAN JUAN BAUTISTA PARA ABRIR LOS CAMINOS


Oración a San Juan Bautista para abrir los caminos


¡Gloria a ti, san Juan Bautista, mártir invencible!,
ángel de pureza antes de tu nacimiento 
y el Profeta mas grande nacido de mujer; 
amigo especial y favorito de Cristo y predicador de la Verdad
precursor glorioso del Sol de Justicia, voz del Verbo Eterno, 
por tus virtudes y por los privilegios con que Dios te enriqueció 
danos fuerza y valor para vencer todo temor y enemigo 
y danos sabiduría para alcanzar nuestras objetivos.
 
Oh, Glorioso San Juan Bautista,
que durante toda tu vida con humildad y fidelidad
cumpliste la voluntad del Padre Celestial,
y como verdadero Precursor del Mesías
poco a poco, con la sencillez del deber cumplido,
fuiste desapareciendo para que Cristo Salvador
inaugurara el Reino de Dios entre los hombres:
ayúdanos a salir de problemas y adversas situaciones,
aleja todo peligro y enemigo de nuestro lado,
quita toda maldad, tropiezo y oscuridad en nuestra vida
para que nuestros caminos se encuentren despejados
y estén abiertos al amor, el trabajo y la salud
que tanto ansiamos y necesitamos,
haz que la suerte, la prosperidad y la fortuna nos favorezcan
y la paz, la armonía y la felicidad
nos acompañen en todo momento.
 
Protégenos, alivia nuestras cargas 
y ayúdanos a conseguir la tranquilidad, 
la ventura y el bienestar en nuestro hogar, 
en especial alcánzanos del Señor:
 
(pedir ahora lo que se quiere conseguir).
 
Bendito san Juan el Bautista, 
purifícanos y convierte en gozo nuestras penas y desdichas, 
pide para nosotros al Señor misericordia y perdón, 
y que guie nuestros pasos por el camino de la paz, 
para que un día podamos cantar contigo
en las Mansiones Celestiales
las glorias y alabanzas de nuestro Creador. 
 
Por nuestro señor Jesucristo. 
 
Amén. 
 
Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.
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