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jueves, 10 de mayo de 2018

PUEDE LA ORACIÓN DE UNA MADRE CAUSAR LA CONVERSIÓN?


Un famoso sacerdote lo atestigua con su vida

¿Puede la oración de una madre causar la conversión?

Rob Galea es ahora un conocido sacerdote, evangelizador y con miles de seguidores


Por: J. Lozano | Fuente: Religión en Libertad 



¿Puede la oración fervorosa de una madre llevar a su hijo a una conversión al estilo de San Agustín y su madre Santa Mónica? El sacerdote Rob Galea, muy conocido por sus música y evangelización por internet, cree que sí. Y lo afirma viendo su propia experiencia de fe y de conversión, en el que su madre tuvo un papel silencioso pero crucial.

Anne Galea estuvo durante tres años viendo impotente como su hijo se iba introduciendo en el fango sin que éste quisiera escuchar. Drogas, alcohol y la violencia era el día a día de este joven, que acabó viendo el suicidio como la mejor salida a sus problemas.

Encerrado dentro de su habitación, desde fuera Anne oía el llanto de su hijo. Ella rezaba. Era lo único que podía hacer pues Rob no dejaba que nadie le ayudara.

La oración desesperada de una madre a Cristo y a la Virgen
Sin embargo, tal y como relata Catholic Digest, el dolor que sentía su madre por su hijo la puso de rodillas. Gritó a Dios y le dijo que no se levantaría hasta que salvara a su hijo. Suplicó a la Virgen que fuera la madre de Rob y le llevara a Jesús.

Mientras lloraba haciendo esta petición a Dios, en su mente apareció la imagen de su hijo rodeado por un grupo de jóvenes. En esta visión, Rob aparecía cantando con una guitarra y vestido de sacerdote.

En aquel momento este joven inmerso en una espiral autodestructiva no tenía guitarra, ni cantaba ni evidentemente se la pasaba por la cabeza pisar una iglesia.

Así entró Rob en una espiral autodestructiva
Rob Galea y sus dos hermanos habían tenido una infancia idílica en Malta. Iban mucho a la playa y tenían una intensa vida familiar. Pero la felicidad de este joven se empezó a venir abajo con la muerte de dos de sus abuelos en un corto periodo de tiempo cuando se encontraba en Primaria.

Además, casi de manera simultánea, Rob empezó a sufrir acoso en la escuela, y no tenía amigos, lo que le hizo encerrarse en sí mismo. “Mi autoestima había naufragado, estaba convencido de que no valía nada”, aseguraba años más tarde.

Los problemas sólo iban en aumento. No quería ver a sus padres, sobre todo a él. A los 14 años comenzó a faltar a la escuela, a beber, fumar y a robar en las tiendas con el único objetivo de sentir un alto nivel de adrenalina. De ahí pasó a las drogas y con 17 años vivió un episodio que fue lo que le terminó de hundir en el fango. Una mentira sobre un narcotraficante puso en peligro su vida y desde entonces vivía atemorizado. No quería salir de su dormitorio.

Cuando estaba desesperado sonó el teléfono
Desesperado, cuenta que “mientras estaba inquieto en mi cama, sólo vi dos maneras de salir de mi miseria. Una era que alguien, en algún lugar, me tendiera la mano y de alguna manera me salvara, o dos, acabar con mi propia vida”.

Estaba en aquellos momentos tan fuera de sí que se golpeaba la cabeza y el vientre todo el rato. Él creía que su vida no importaba a nadie, aunque en realidad su madre no había dejado de rezar ni un momento.

Pero un día todo empezó a cambiar cuando llamó por teléfono su única abuela viva. La llamada ni siquiera era para él sino para su hermana, a la que invitaba a ir a una convivencia de un grupo de jóvenes católicos. Rob por primera vez creyó que esa podía ser la mano tendida que necesitaba y pidió permiso a su madre para ir con su hermana.

Una silla para hablar con Jesús
En aquella reunión quedó sorprendido al ver la felicidad de las personas que amaban a Cristo. El sacerdote les había dicho que podían hablar con Jesús. Y Rob estaba tan desesperado que hizo algo que cualquiera le hubiera tildado de loco.

Cuando llegó a su casa se encerró en su habitación y colocó dos sillas, una enfrente de la otra. Él se sentó en una silla e invitó a Jesús a sentarse en la otra. Todos los días hablaba con Él como si estuviera allí y le contaba sus problemas.

Un encuentro sobrenatural
Sin embargo, un día Rob experimentó un hecho sobrenatural. Aquella otra silla ya no estaba vacía. “Algo me mantuvo esperando en oración silenciosa por más tiempo de lo habitual, y fue entonces cuando Dios respondió”, asegura el ahora sacerdote.

Cuando Rob abrió los ojos asegura que vio a Jesús. “Fue como si el Espíritu Santo hubiera elegido ese momento para ayudarme a deshacerme de la rabia interior, la soledad y todo el pesar que todavía quedaba en mi corazón”, recuerda Rob.

La vida de este joven empezó a mejorar día a día. Se enganchó a la Iglesia y la felicidad era ya parte de su vida, hasta que, pese a algunas resistencias, decidió ingresar en el Seminario en 2010 para ser sacerdote.

¿Una historia de oración y conversión en Hollywood?
Actualmente, es párroco en Australia y ha cofundando un movimiento juvenil, donde centra gran parte de sus esfuerzos de apostolado. Y además, la música es ahora uno de los elementos más importantes con los que evangeliza. Incluso ha participado en el popular programa de Factor X, donde dio testimonio como un sacerdote joven.

Su testimonio aparece contado al detalle en su autobiografía, Breakthrough: A Journey from Desperation to Hope (Ave Maria Press, 2018) (Breakthrough: Un viaje de la desesperación a la esperanza). Su historia de vivir escondido de un narcotraficante hasta ser sacerdote y músico ha resultado fascinante también para Hollywood, donde una productora ha comprado los derechos del libro y se plantea hacer una película con su vida.

Ver a Rob con su guitarra, entre los jóvenes a los que evangeliza es precisamente lo que su madre soñó y por lo que tanto rezó y tantas lágrimas derramó pidiendo a Dios y a la Virgen que le ayudaran. Definitivamente, la oración es eficaz si se hace con fe.

lunes, 12 de marzo de 2018

TRES EX SATANISTAS REGRESAN A LA IGLESIA CATÓLICA Y CUENTAN SU HISTORIA


Tres ex satanistas regresan a la Iglesia Católica y cuentan su historia
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Pixabay




En este artículo hay historias de tres católicos, ex satanistas, que ahora comparten públicamente sus vidas en varios foros católicos públicos luego de haberse convertido en oradores y escritores.

El National Catholic Register presenta la vida Deborah Lipsky, David Arias y Zachary King, personas que en el pasado vivieron en el secretismo, complaciendo sus pasiones y burlándose de todo lo cristiano, particularmente lo católico. 

1. Deborah Lipsky  

Es autora de A Message of Hope: Confessions of a Ex-Satanist (Un mensaje de esperanza: Confesiones de un ex satanista).

Deborah es originaria de Massachusetts, se involucró con el satanismo cuando era adolescente y regresó a la Iglesia Católica en 2009.

“Te sorprendería descubrir que los ciudadanos aparentemente respetables en tu comunidad son miembros de aquelarres satánicos ya que son personas que conoces en la calle: son doctores, abogados y jefes indios”, contó al periodista del Register, Jim Graves.

Deborah tiene autismo, lo que la llevó a su aislamiento cuando era niña. Asistió a escuelas católicas entre el séptimo y décimo grado. El rechazo y abuso por parte de otros niños la llevó a portarse mal en clase, lo que la hizo impopular con las monjas que dirigían la escuela “y sugirieron que me merecía el trato que recibía”, dijo. 

“Estaba enojada con las monjas, así que, como una broma y para desquitarme, comencé a venir a la escuela con el pentagrama. También lo dibujaba en mis tareas. Me pidieron que dejara la escuela. Ahora, estos fueron los días previos a Internet, así que comencé a leer sobre el satanismo en los libros y luego comencé a hablar con los satanistas”, narró Deborah.

Luego, se unió a un culto satánico, pero lo abandonó por la vulgaridad de sus misas negras. Ella recordó: “es la depravación en su peor forma. El satanismo se trata de la indulgencia y la destrucción de la Iglesia y la moralidad tradicional”.

Deborah continuó: “te habrías sentido incómodo a mi alrededor, ya que podría haberte mirado con odio y me consideraba muy manipuladora. Te sorprendería que a una edad temprana había acumulado una enorme riqueza, a pesar de que solo trabajaba a tiempo parcial”.


La gente invita lo demoníaco a sus vidas a través de “portales”, dijo, y añadió que se puede hacer a través de “tableros Ouija, un psíquico, asistir a una sesión o tratar de comunicarse con fantasmas”. 

“También podemos invitarlos cuando nos dejamos consumir por la ira y nos rehusamos a perdonar. Los demonios tienen la capacidad de alterar nuestros pensamientos y llevarnos a las adicciones”, agregó.

Por otro lado, dijo que los demonios la estaban aterrorizando.

“Vinieron a recoger mi alma o querían una plena posesión. Tuve un sueño en el que un ángel vino a rescatarme. Me levanté a la mañana siguiente y decidí: ‘Yo voy a ser católica de nuevo’”, aseguró.

Un día Deborah oró y dijo: “’Dios, yo no sé si existes, pero si existes, envíame una monja que me lleve de vuelta a la Iglesia Católica’. Unos meses más tarde, lo hizo. Nuestra Señora me presentó a algunos sacerdotes con experiencia en el trato con el demonio, entre ellos uno que vive en Maine. Y volví a la Iglesia Católica. Amo a la Iglesia, y he dedicado mi vida a Ella”.

Hoy Deborah alienta a los fieles a vivir vidas católicas activas, ir a Misa, confesión regularmente y usar los sacramentales, especialmente el agua bendita.

También recomienda que los fieles tengan cuidado con sus pasatiempos y entretenimientos. 

“El estilo de vida de bebida, fiesta y juerga puede crear una oportunidad para que el diablo entre. También recomiendo que la gente evite las películas de asesinatos”, añadió.

2. David Arias  

Es de Ciudad de México y llegó a California a los 16 años. Se crio en lo que describió como una familia “culturalmente católica”, pero a menudo se enfrentaba con su familia, ya que se describía como un “alborotador”.

Los amigos de la escuela secundaria le presentaron el tablero de Ouija, invitándolo a usarlo en un cementerio. El grupo lo llevó a fiestas clandestinas, que incluían promiscuidad y abuso de drogas y alcohol. Eventualmente fue invitado a unirse a lo que llamó “la iglesia de Satanás”.

David dijo que su grupo incluía todas las edades (a los 16 años, él estaba entre los más jóvenes) y etnicidades. Muchos eran “góticos”, personas que se visten de negro y se tiñen el pelo, los labios y alrededor de los ojos de negro. Otros parecían personas respetables y trabajaban como médicos, abogados e ingenieros.

El grupo tuvo cuidado de evitar a la policía y amenazó con matar a cualquier miembro que hiciera públicas sus experiencias.

Después de cuatro años en el culto, David “se sintió vacío” por dentro y se volvió hacia Dios y regresó a su fe católica. Desde entonces se casó, tuvo hijos y participó activamente en su parroquia, compartiendo la historia de su pasado, especialmente entre la comunidad hispana.

Aconseja a los padres vigilar a sus hijos, ya que los niños de hoy “tienen fácil acceso a muchas cosas que son dañinas.


También recomienda la asistencia regular a la Misa, confesión regular y el Rosario.

“El Rosario es poderoso. ¡Cuando alguien reza el Rosario, el mal se enoja!”, expresó.

3. Zachary King  

Es un ex Satanista que hoy es un predicador católico del apostolado “Ministerio de Todos los Santos”.

Se unió a un aquelarre satánico cuando era adolescente, atraído por las actividades que encontraba divertidas. 

“Querían que la gente siguiera volviendo. Tenían máquinas de pinball y videojuegos que podíamos jugar, había un lago en la propiedad en el que podíamos nadar y pescar, y un pozo para hacer barbacoas. Había mucha comida, fiestas y podíamos ver películas”, explicó.

También había drogas y pornografía. La pornografía, de hecho, “juega un papel muy importante en el satanismo”, afirmó.

A los 33 años se alejó del aquelarre. Su conversión al catolicismo comenzó en 2008 cuando una mujer le dio una Medalla Milagrosa.

Hoy, advierte a los padres que eviten que sus hijos se expongan a lo demoníaco. Esto incluye evitar el tablero Ouija y juegos como el Charlie Charlie.

Aunque lamenta su participación en el satanismo, confesó sus pecados y ya no lucha con la culpa. 

“Tenía ganas de ser católico desde que era un niño, y hubiera deseado haberme convertido en sacerdote lo antes posible. Pero, Dios me permitió tener las experiencias que tuve. Él quiere que les cuente a todos: no hagas esto”, concluyó.

martes, 13 de febrero de 2018

RECHAZÓ EL ABORTO TRAS VIOLACIÓN: EL AMOR ERA MÁS FUERTE QUE EL TRAUMA


Rechazó el aborto tras violación: “El amor era más fuerte que el trauma”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Salvar El 1.




Louise McLean fue violada por su novio a los 16 años, cuatro décadas atrás, y quedó embarazada. Pero jamás pensó en la posibilidad del aborto, pues su hija “nunca me ha recordado el abuso por parte de mi violador”.

En su testimonio, publicado en el sitio web provida Salvar el 1, Louise, canadiense, recordó que “cuando tenía 16 años, tuve mi primer novio ‘serio’. Después de 3 meses de relación, él abusó de mí”.

“Nosotros no teníamos relaciones sexuales, pero una noche a pesar de mucha resistencia e insistencia para que parara, lo hizo a la fuerza”, dijo.

“Un par de meses después fui al doctor y escuché las palabras: ‘estás embarazada’. Me llené de alegría y una sonrisa inundó mi rostro. Trataba de contener lo que sentía porque en mi mente no podía comprender cómo era posible sentirme feliz por estar embarazada tras una violación, pero mi corazón ganó la batalla”.

Louise señaló que el médico que la atendió “me dijo que existía la opción de abortar pero que él no realizaría el aborto y le dije que me parecía bien y que de todas formas no quería hacerlo”.

“Mi inocente hija pudo haber sido concebida en violación, pero no merecía menos protección y amor por tal razón”.

En ese tiempo, recordó, una amiga y la enfermera de su escuela le aconsejaron ir a Planned Parenthood, pensando que podrían ayudarla a llevar mejor su embarazo.

“Me senté en la sala de espera mientras leía los panfletos con los servicios que ofrecían, pero no veía nada que promoviera el quedarme con mi bebé y respetar su vida”, indicó.

Entonces se dirigió a la mujer que atendía y le explicó que no deseaba abortar. “Me dijo que ellos realizaban únicamente abortos y que, si no quería uno, no les interesaba hablar conmigo”, recordó.

La fecha del parto llegó con una serie de complicaciones, pero finalmente dio a luz a su hija, Dianalee.

“A sus 40 años de vida, Dianalee nunca me ha recordado el abuso por parte de mi violador. Ha sido un gran placer verla crecer y convertirse en la buena mujer que es ahora. Ella y su esposo Brian, están involucrados en trabajos de caridad y usan su testimonio para hablar de esperanza para la vida de los demás”.

“También me han bendecido con dos nietos”, añadió.

Louise aseguró que “las personas necesitan esperanza” y “saber que no están solas y que es posible hacer todo, que muchas mujeres lo han hecho antes y otras lo harán después de ellas”.

“Tu bebé importa, mas no la forma de su concepción. ¡Resiste, tú puedes lograrlo!”, alentó.

miércoles, 2 de agosto de 2017

LUCHÓ PARA QUE NO APLIQUEN EUTANASIA A SU ESPOSA Y HOY SON PADRES DE UNA NIÑA


Luchó para que no apliquen eutanasia a su esposa y hoy son padres de una niña






LONDRES, 01 Ago. 17 / 05:28 pm (ACI).- Alexander Way decidió no dar el permiso para que desconecten el soporte vital de su esposa, que había quedado en coma debido a una grave enfermedad, y 6 años más tarde ella tuvo una recuperación asombrosa que le permitió salir embarazada y ser madre de una niña.

Beatrice, hoy de 42 años y de nacionalidad inglesa, sufrió un accidente cerebrovascular y un ataque al corazón en 2011 debido a un defecto cardíaco llamado cardiomiopatía hipertrófica congénita.

Un neurocirujano extrajo el 40% de su cráneo en un procedimiento de emergencia después de una apoplejía que causó que su cerebro se inflamara.

Sin embargo, Alexander relató que tuvo que pasar momentos difíciles en los que estuvo “aturdido y enojado” y sintió que estaban terminando con la vida de su esposa “sin considerar el tratamiento adicional”.

"Yo estaba convencido de que se podía hacer más. Sin embargo, los doctores insistieron en que Beatriz tenía muy poca respuesta cerebral y que no había manera de que pudiera mejorar. Si ella se despertaba del todo, apenas respondería. También quedaría ciega. Muchas palabras fueron intercambiadas, en términos inequívocos les dije: ‘¡No apaguen la vida de mi esposa!’”, añadió.

Los médicos hicieron caso a sus protestas y Beatrice fue trasladada a una unidad de neurocirugía para ser tratada por cirujanos especializados en cerebro. Sin embargo, dos días después entró en
coma.

Alexander, de 44 años, quedó conmocionado cuando los médicos le pidieron que aceptara la eutanasia para su esposa debido a la complicación de la enfermedad. “La petición fue seguida por un pedido para considerar la donación de sus órganos”, recordó.

Su esposo se negó y los médicos aceptaron realizar una cirugía que resultó exitosa. Beatrice, luego de recuperarse, aseguró que estaba “muy agradecida con Alexander por interpelar a los médicos que pensaban que su vida había terminado”. “Me salvó la vida”, expresó.

“Mostré todas las señales de un derrame cerebral y él me sostuvo y me consoló hasta que llegaron los paramédicos de la ambulancia y me llevaron al hospital”, continuó.

En declaraciones a The Daily Mirror Alexander afirmó: “No tengo ninguna duda de que la oración nos mantuvo en nuestros días más oscuros. Fue tan importante para nosotros a lo largo de todo. Estoy verdaderamente bendecido por tener a Beatrice y Rosemary. Debemos el milagro de la supervivencia a Dios. Rosemary es, para nosotros, un testigo vivo del poder de la oración”.

Luego de recuperarse Beatrice dio a luz a su pequeña hija Rosemary en junio de 2016, a pesar de que varios médicos estuvieron en contra del embarazo. Alexander recordó el momento en que los doctores del Hospital Princess Alexandra en Harlow (Inglaterra), le dijeron que pensaban que Beatrice no lo lograría.

La historia de Alexander y Beatrice Way se hizo conocida luego de que la esposa escribiera y enviara una foto de su bebé al neurocirujano que la trató y luego salvó, Ian Hu Liang Low.

“Se ha convertido en una bebé hermosa y saludable. Cada día es un recordatorio de los afortunados que somos”, concluyó.

viernes, 28 de julio de 2017

PROTESTANTE QUE SE CONVIRTIÓ AL ESCUCHAR LAS LETANÍAS DE LOS SANTOS

Adrienne Pueschel era protestante a su manera... pero la misa funeral de Juan Pablo II la cambió
Oyó por televisión la letanía de los santos en aquel funeral y quiso hacerse católica


Por: P.J. Ginés | Fuente: Religión en Libertad 



Es asombroso constatar como los actos públicos de los Papas, y sus escritos, han podido tocar corazones y acercar a muchos a la fe.

La senadora socialista Mercedes Aroz se sintió interpelada al ver a Juan Pablo II en la JMJ del año 2000 convocando tantos jóvenes.

Al periodista iraní Sohrab Ahmari le impresionó la visita de Benedicto XVI a EEUU en 2008 y eso le hizo leer su libro.

El joven Reinhard Fuchsluger, "ateo, marxista y amargado", se convirtió cuandoescuchó a Juan Pablo II bendecir la Navidad por radio.

El discurso de Ratisbona llevó a la joven atea Megan Hodder a leer un librito corto de RatzingerSobre la conciencia, que fue lo que la llevaría a bautizarse.

Roger Dubin, de familia judía, decepcionado por la New Age, el funeral de Juan Pablo II en la TV y la salida al balcón de Benedicto XVI en 2005, le convirtieron al catolicismo misteriosamente

Y en esta línea se inscribe el caso de la norteamericana Adrienne Pueschel, que escuchando por televisión las letanías de los santos del funeral de Juan Pablo IIen 2005, en su casa rural en los bosques de Oregón, decidió que tenía que hacerse católica. Tenía entonces 51 años y antes de ese momento había recorrido todo un itinerario espiritual.

Una familia de origen poco religioso
"Recuerdo que cuando tenía 8 años pregunté a mi madre, sinceramente, por qué nuestra familia no era 'algo', por qué no íbamos a la iglesia. Mamá respondió que ella y papá creían que los niños debían descubrir eso por su cuenta", explica Adrienne en su testimonio publicado en CHNetwork.

La familia de su abuela materna había sido católica polaca, pero precisamente su abuela se alejó de la religión al fugarse con un episcopaliano sin devoción. Pero la mamá de Adrienne decidió que la niña sí debía aprender algo y le encargó a una"señora mayor y vecina muy excéntrica" que le diera clases de Biblia en el patio de casa. "Me daba una fresa untada en azúcar cada vez que yo recitaba lo de 'tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo para salvarlo', de Juan 3,16".

Misa católica y culto con los mormones
Su primer contacto con el catolicismo fue acompañar a una amiguita a misa: ella le enseñó a arrodillarse en cierto momento y a sentarse esperando mientras todos se levantaban para "comer algo que les daban allí delante".

La familia de su padre eran mormones. Aunque él no era practicante ni hablaba de Dios, Adrienne iba al culto mormón algunas veces con sus abuelos. Allí si la dejaban comer pan blanco y beber un dedalito de licor, como símbolo de la Última Cena. Su abuelo le dejó un gran recuerdo de persona buena, amigable y religiosa.

Berkeley en los 60
Asistió a un instituto experimental y artístico en la muy alternativa Berkeley de los años 60. El teatro y la música la sedujeron desde la adolescencia, desde que vio el musicalOklahoma.

En 1964, sin ser gran fan de los Beatles, se leía los libros de John Lennon y lo tenía -igual que otras multitudes- como un ídolo. La vida parecía música y arte. Luego trabajaría en San Francisco en la industria de la publicidad televisiva.

En 1977, Adrienne vio en televisión la película "Jesús de Nazaret" de Franco Zeffirelli. Para ella fue "descubrir a Cristo", como algo vivo, accesible... Pero otras muchas cosas la entretenían y no acudía a ninguna iglesia.

En apenas un año, en 1980 y 1981, unos actos violentos que vio en televisión la hicieron pensar. El 8 de diciembre de 1980 disparaban y mataban a John Lennonante su casa, en Nueva York. En marzo de 1981 el presidente Ronald Reagan sobrevivía a un intento de asesinato. Y dos meses después, el 13 de mayo de 1981, era el Papa Juan Pablo II quien casi muere por los disparos de Alí Agca. Ese mismo día murió por causas naturales su abuelo, que era aún visto como el "patriarca" de la familia.

En un mundo que parecía fundarse en la violencia, a ella le consolaba mucho la música de Ellie Greenwich, como una inocencia pop de los 60, y fue a través de esta afición y su club de fans que conoció a los 38 años a Brad, que sería muy pronto su marido. Como ella, era una persona de sensibilidad artística, pinchadiscos en una radio de clásicos antiguos, columnista en una revista de beisbol, profesor voluntario de inglés para refugiados vietnamitas y contable en una empresa de música. Y también se había emocionado con el "Jesús" de Zeffirelli.

Leyendo la Biblia en los bosques
Ya casados, se mudaron a los bosques de Oregón en 1992. No tenían hijos y por su edad deducían que no los tendrían. Empezaron a preguntar a Dios cómo orientar su vida, y se leyeron la Biblia, entera, dos veces. Leyeron Mero Cristianismo de C.S. Lewis. Artísticamente habían sido algo bohemios, pero en lo moral y lo político eran conservadores. También en lo litúrgico: buscaban iglesia por Oregón y querían que tuviese libros de himnos, "historia, tradición, grávitas". 

Con la Madre Angélica en TV
Descubrieron el canal católico EWTN de la Madre Angélica y se fueron aficionando a él. Lloraron cuando murió Ronald Reagan en 2004 y antes de un año, en 2005, murió su aliado en la lucha contra las tiranías comunistas, Juan Pablo II.

Ellos, el matrimonio Pueschel, seguían los funerales del Papa desde la EWTN, con comentaristas como el antiguo pastor luterano y ahora sacerdote católico Richard John Neuhaus. Todas las autoridades del mundo acudían a rendir homenaje al difunto Pontífice, y la misa y su liturgia marcaban su propio ritmo, indiferente a los poderosos y sus prisas.

Y ahí, ante la televisión, Adrienne vivió la experiencia que cambió su espiritualidad.

"Cantaron la letanía de los santos en latín y de alguna manera entendí que la Iglesia llamaba a estos santos, tan variados, durante tanto tiempo fallecidos, pidiendo su oración por nosotros. Fíjate, ¡podían rezar por nosotros desde el Cielo! ¿Por qué nadie me lo había dicho antes? Fue una nueva cascada de lágrimas".

"¿La Iglesia había tenido razón sobre el Cielo todo el tiempo? Y sólo ella había mantenido esta fe, entre tanta ignorancia, confusión y desdén. De repente, dije en voz alta: 'Han tenido razón sobre todo durante dos mil años'. Todo ese cántico, la belleza, las ceremonias antiguas... esta Iglesia sabía qué hacer y lo hacía bien".

Después el cardenal Ratzinger habló de Juan Pablo II con 3 claves: su amor al teatro, puesto al servicio de Dios; su entereza al abrazar la Cruz, su amor especial a la Virgen, quizá por haber perdido su madre de pequeño. También Adrienne amaba el teatro, también ella necesitaba encauzar lo maternal y la Cruz en su vida espiritual. Y también ella era de antepasados polacos.

En coche a la pequeña parroquia de Fátima
Pocos días después acudieron a una parroquia católica dedicada a la Virgen de Fátima, a 45 minutos en coche de su casa. La madre de Brad murió en esas fechas de 2005, precisamente el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, día del atentado, día de la muerte del abuelo de Adrienne.

El padre William McHugh, de los oblatos de María Inmaculada, les preparó con unas catequesis personalizadas y fueron acogidos en la Iglesia Católica. La televisión EWTN de la Madre Angélica los acompañó en la fe.

En 2010 viajaron a Europa en una peregrinación católica: Turín, Asís, Loreto, Lanciano, San Giovanni Rotondo, Roma... En su pequeña parroquia de Oregón han sido catequistas y responsables parroquiales.

"Descubrimos, como dice Chesterton, que la Iglesia Católica parece pequeña y estrecha por fuera pero abre espacios infintos vista desde dentro", señala Adrienne.


miércoles, 3 de mayo de 2017

EL CURIOSO CAMINO DE FE DE ANNE IGARTIBURU


El curioso camino de fe de Anne Igartiburu
Su hija adoptiva y una monja la llevaron a Dios


A la famosa presentadora le cambió la vida el día que conoció a una monja española en India cuando iba a adoptar una niña


Por: Javier Lozano | Fuente: Religion en Libertad 



Anne Igartiburu es uno de los rostros más conocidos en la televisión y uno de los íconos de Televisión Española. Presentadora durante años del programa Corazón y hasta ahora de +Gente, esta vasca de 44 años representa el periodismo rosa más limpio y de cara más amable, el más lejano al sensacionalismo.
Su trayectoria profesional, habitual dando las campanada de fin de año, le han hecho también estar bajos los focos. Ha tenido sus idas y venidas pero sin darse cuenta, casi de repente se encontró a Dios de frente y este hecho le cambió la vida.
La adopción que le llevó a Dios
Deseosa de ser madre, Igartiburu comenzó los trámites de adopción en la India. Durante estos años de papeleos y viajes conoció en este país el orfanato de Ankur, llevado por las religiosas de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Esta casa está además dirigida por una española, Sor Primi Vela. El contacto con ella le cambió la vida y la mentalidad. Lo demás se lo tenía deparado el mismo Dios.
Finalmente, Noa llegó a su vida, una niña india cuya madrina es además esta religiosa española. Aquí también empezó el camino de Anne. En una entrevista en el programa Últimas Preguntas de TVE la presentadora confesaba que “cada día es una aventura, y sólo espero ser capaz de dar mucho amor y ser generosa”.


Sobre su pequeña, afirmaba: “curiosamente, mi hija me dice que no la he adoptado yo sino que ella me ha adoptado a mí. Quizá te sorprenda pero es ella la que me está marcando los valores. Dios estaba en mi vida pero he llegado cerca de Él gracias a este regalo que me ha hecho y que es esta persona”.
“El camino a Dios, una aventura”
Igartiburu insistía en esta novedad en su vida, en este nuevo sentir. “Es un descubrimiento tan bonito”, aseguraba. “Los valores los marcamos porque van llegando a nosotros. No debemos dejar pasar tener esta espiritualidad, esa búsqueda continua para superar las dificultades cada día”, indicaba de manera convencida.
Preguntada sobre cómo conoció a este Dios hasta entonces desconocido para ella, Anne dijo que “es un descubrimiento para todo el mundo, jóvenes y no jóvenes. Noa llega de un entorno religioso en la India, de las hermanas de la caridad de Santa Ana y yo llegó ahí por afinidad. Pero ese camino hacía Dios, esa búsqueda es una aventura interna y un regalazo”.
Para Igartiburu, que conoció a Dios hace relativamente poco ahora todo “es una celebración, la espiritualidad y la fe son una celebración. Noa llegó así y sólo tengo agradecimiento”.
“Dios es todo”
¿Cómo es esta nueva vida para Anne? Reconoce que “quien no tiene esa espiritualidad vive de otra forma y busca la felicidad de otra manera. En nosotros hay compromiso social y con la comunidad, acudiendo también los domingos a misa como cosas cotidianas”. Pero ella insiste en que “todo es celebración, todo con alegría y con compromiso”.
Sobre esta faceta, la presentadora también se pregunta cómo es Dios. Su respuesta, con total naturalidad, muestra su forma de ser: “Dios es vida, es compromiso, aprendizaje…es todo. Me siento muy pequeña porque cada día hay que aprender”.
La valentía y el conflicto interno de la fe
Por todo ello, se remonta a su pasado. “Vengo de una familia que no era religiosa, para mí ha sido todo búsqueda y el problema de muchos creyentes en que no lo reconocen. También es valentía y conflicto…un conflicto interno porque se te cuestionan muchas cosas, tienes miedo…”. Sin embargo, ahora es muy feliz así pese al circo mediático en el que vive al ser un personaje público de la sociedad española.
Y es por esto que Igartiburu es consciente de su responsabilidad en la sociedad debido a su profesión. Comentaba que ha hablado mucho de este tema con Sor Primi Vela. “No sé si hago lo que tengo que hacer, si esto es coherente con lo que hago en la vida”, le comentó. Anne dijo entonces que la respuesta de la religiosa fue que “quizá sin saberlo eres el referente para otra gente, con tu actitud, con tu forma de ser”. El ejemplo de vida como llamada a los alejados.
Ayuda a los enfermos de Sida en India
Recientemente, Anne Igartiburu ha vuelto a ser madre tras adoptar a un bebé vietnamita. Debido a su vida discreta los medios se enteraron cuando la fotografiaron curiosamente saliendo un domingo de misa junto a sus dos hijas.
Actualmente, la presentadora dedica parte de su tiempo libre y de sus vacaciones para colaborar como voluntaria con las hermanas de Santa Ana y con Manos Unidas. En la India, donde adoptó a su primera hija, ayuda en los orfanatos, en los hospitales donde están los más pobres entre los pobres y también en los centros de enfermos de Sida. ¿Por qué? Ella lo ha dicho, “celebración” por haber encontrado lo que antes no tenía.

martes, 2 de mayo de 2017

QUÉ CONVENCIÓ A UNA BLOGUERA ATEA PARA CONVERTIRSE EN CATÓLICA?


¿Qué convenció a una bloguera atea para convertirse en católica?
Por Diego López Marina
 Crédito: Cortesía de Leah Libresco Sargeant




 (ACI).- Leah Libresco Sargeant, quien fuera una conocida bloguera atea, se convirtió en 2012 al catolicismo después de desafiar a sus lectores a presentar una respuesta intelectualmente rigurosa y espiritualmente gratificante a sus preguntas sobre la vida.

En una reciente entrevista con el National Catholic Register, Sargeant explicó su motivación para convertirse al catolicismo y los cambios que experimentó después.


“Lo que me persuadió fue definitivamente la fuerza que empezó a cobrar la pregunta de: ¿Cómo es que llegamos a conocer la verdad?”, dijo Sargeant, quien continúa escribiendo en su blog pero desde una perspectiva católica y, además, es editora colaboradora de la revista católica America.

La bloguera sabía que las matemáticas funcionaban totalmente distinto a la moralidad, “porque hay cosas en el mundo físico que son tan evidentes para nosotros que obviamente no requiere ninguna intervención sobrenatural”, sino que son entendibles por analogías físicas.

“La moralidad no funciona de esa manera”, dijo, y se dio cuenta de que su “asidero sobre si la ética existía era más débil que si las matemáticas existían”. “Así que la pregunta es: ¿De dónde viene ese tipo de conocimiento si no es algo que pueda ir construyendo a partir de bloques de construcción que encuentro a mi alrededor?”.

En los momentos de duda, Sargeant indicó que tuvo tres proposiciones que no encajaban bien: “(1) Que no había Dios. (2) Que la moralidad no dependía de los seres humanos, no era algo hecho, sino algo trascendente fuera de nosotros. (3) Y que no parecía tener una manera de alcanzar algo trascendente por mi cuenta”.

“No puedes creer los tres a la vez. Entonces, ¿a cuál de ellas renunciar? La proposición por la que yo estaba definitivamente más segura es que la moralidad era trascendente. Me mantuve desconcertando en el tercero, tratando de encontrar una manera de hacerlo. Yo seguía encontrando problemas. En última instancia, decidí renunciar a la primera proposición: que no hay un Dios”, dijo la ex atea.

Sargeant reveló que fue a través de conversaciones con católicos y con amigos ortodoxos orientales que reconoció “al Dios del que estaban hablando como el tipo de Dios que había estado evadiendo sin notarlo”.

Antes de su conversión, la también autora del libro Arriving at Amen: Seven Catholic Prayers That Even I Can Offer (Llegando al Amén: Siete oraciones católicas que inclusive yo puedo ofrecer), había crecido en una familia que no era religiosa, y se educó con el pensamiento de que la religión era falsa.

“Muchos de los ejemplos de religión que encontré no eran convincentes”, dijo.

Durante su proceso de conversión, Sargeant señaló que parte de lo que hizo que el cristianismo le “pareciera razonable” fue leer el libro Mero Cristianismo, de C.S. Lewis. También empezó a leer Ortodoxia de G.K. Chesterton y Confesiones de San Agustín.

Este último fue su santo para la confirmación: “Lo elegí como un santo de confirmación porque, de alguna manera, él tuvo un viaje similar al mío. Somos similares en que él también estaba buscando la verdad y la buscó de una manera extrema”.

“Y yo también tenía cierto interés en el maniqueísmo, no por ese nombre, sino en el sentido de pensar que lo físico del mundo es intrínsecamente inmoral y solo el intelecto y el espíritu son interesantes. Pensé que un santo patrono que compartía mis debilidades sería útil”.

Finalmente dijo que uno de los cambios importantes en su vida después de su conversión fue la oración, especialmente, el rezo del Santo Rosario, porque le permitía recitarlo en todo momento y lugar, lo que la ayudaba a concentrarse.

“María misma me ha dado una manera de orar que es agradable a Dios. Y es bueno tener algo que siempre puedes hacer por y con Dios sin estar preguntándose en la cabeza si lo estás haciendo bien”, concluyó.

martes, 7 de febrero de 2017

TRANSEXUAL LAMENTA HABERSE OPERADO: DIOS ME HIZO HOMBRE

Transexual lamenta haberse operado: Dios me hizo hombre y el bisturí nunca llegó a cambiar eso
Supo que el bisturí del cirujano, y la amputación, tan sólo habían hecho que él fuera "una mujer quirúrgica", un impostor


Por: n/a | Fuente: Infocatolica.com // Portaluz.org 



Walt Heyer era un niño que creció en el Estado de California, en los Estados Unidos de América, a mediados de la década de 1940, interesado en los vaqueros, los coches y las guitarras de acero. Hasta que un día a su abuela le pareció que él quería ser una niña e ingenuamente hizo para él un vestido de gasa, de color púrpura, que él utilizaba cuando la visitaba.
Según Walt, al ponerse ese vestido se disparó algo que lo puso en un largo camino de 35 años que condujo a un valle oscuro de «tormento, desilusión, remordimiento y tristeza». Su confusión lo llevó al alcoholismo, la drogadicción y un intento de suicidio.
Finalmente Walt recurrió a la vaginoplastia, la «cirugía de reasignación de género», se implantó mamas, tomó hormonas, todo para parecerse a una mujer, algo que llegó a lamentar profundamente. Hoy aconseja a individuos confundidos en su género que se mantengan al margen. «Él (Dios) me hizo hombre, la forma que yo era, y el bisturí nunca llegó a cambiar eso», cuenta Walt.

Avergonzado de ser hombre

En su libro «Trading My Sorrows: Man to woman and back-again – a personal story» (Intercambiando mis dolores: de hombre a mujer y viceversa – una historia personal), Walt cuenta que el vestido morado fue sólo la primera de muchas influencias en su vida que le hizo avergonzarse de ser hombre. Dice que fue el acoso sexual que sufrió a manos de su tío lo que lo hizo sentirse avergonzado de sus genitales. Fue la severa disciplina de su padre – él dice que prácticamente indistinguible del abuso físico – lo que lo hizo sentirse incapaz de ser el niño que su padre quería que fuera.
«Lo que yo quería desesperadamente era el reconocimiento de mis padres por aquello en lo que yo sobresalía, encontrar mi propio lugar donde pudiera expresarme, desarrollar mis talentos y hacer algo que yo disfrutara», explica Walt en su libro.


El niño que no tenía autoestima empezó a despreciarse a sí mismo y a su cuerpo. Walt comenzó a encontrar consuelo al vestirse como una chica y mantener esto en secreto frente a sus padres. Vestirse como una chica se convirtió en su escondite, donde se sentía a salvo de los dolorosos conflictos y la disciplina impartida por su padre y su madre.

La mujer, un tirano en su interior

Cuando Walt alcanzó la adolescencia dice que la niña dentro de su cabeza se volvió más poderosa y le demandaba más de su tiempo. A pesar que disfrutaba tener citas con chicas atractivas de su escuela secundaria, no importaba cuanto esfuerzo hiciera, él no podía alejar la obsesión de convertirse en una mujer. Después de la secundaria, Walt se mudó de la casa de sus padres, para poder disfrutar con el travestismo en la intimidad de su propia casa. Para entonces él había acumulado un cierto número de trajes de mujer, pero él estaba todavía profundamente avergonzado de su hábito secreto.
Walt finalmente se casó, se hizo rico, y externamente parecía que estaba viviendo el sueño americano. Mantuvo en secreto sus permanentes escapadas al mundo de la mujer.
Walt dice que estuvo viviendo tres vidas distintas: de «hombre de negocios exitoso y bebedor, de padre y esposo amoroso perfecto en apariencia y de travesti retorcido». Pero en su interior Walt experimentaba la fragmentación y la desilusión. Todo en su vida comenzó a desmoronarse.
Se volcó al alcohol como mecanismo de defensa, pero esto sólo aumentó su deseo de convertirse en una mujer. Dice que permitió a la niña dentro de su cabeza «expresarse» cada vez más, cuando él captó desesperadamente los momentos de alivio del embravecido mar de dolores y problemas de la vida.
En última instancia, Walt puso sus esperanzas en la cirugía de sexo, la implantación de mamas y las hormonas, como la solución que haría que su dolor desapareciera para siempre.

Tras la cirugía

Pero después de la cirugía, Walt dice que su mente se convirtió en un campo de batalla de pensamientos y deseos conflictivos que él sólo pudo describir como «agravantes, penosos, deprimentes, discordantes, distorsionados [e] impredecibles».
Walt supo entonces que el bisturí del cirujano y la amputación resultante no habían hecho que él dejara de ser hombre para convertirse en mujer. Se dio cuenta que la cirugía fue un «fraude total». Sintió que no tenía más remedio que vivir la vida como una mujer quirúrgica, como un «impostor».

Intento de suicidio

En este punto, él tocó fondo. La cirugía había destruido la identidad de Walt, su familia, círculo social y su carrera. Sentía que no había nada para él sino morir. Walt, que había adoptado el nombre de Laura Jensen, trató de lanzarse desde una azotea, pero fue detenido por un transeúnte.
Sin hogar y sin dinero, el quebrado «transexual» habría terminado viviendo en la calle si un buen samaritano no le hubiese dado un lugar para dormir en un garaje. Este nuevo amigo animó a Walt para que asistiera a Alcohólicos Anónimos, donde se dio cuenta que tenía que conectarse a un «poder superior» si iba a llegar a la cima del lío en que se había metido.
Walt empezó a darse cuenta cada vez más que él era realmente un hombre, pero que estaba envuelto en una «máscara de mujer».
«Yo era muy consciente que ahora estaba entre los deshechos de la humanidad, hundido en una vida arrojada a la basura, distorsionada por mis propias decisiones. El alcohol, las drogas y la cirugía me habían hecho inútil para cualquier cosa. Yo había fracasado estrepitosamente como el hombre que Dios había creado para que yo lo fuese».

Fuera del valle de oscuridad

Con la ayuda de unos amigos, Walt comenzó un viaje hacia la sanación y hacia el descubrimiento de su verdadera identidad como hombre. Walt se dio cuenta que la clave para ganar la batalla que se desencadenó dentro de él era la sobriedad. Su mantra era: «Mantente sobrio, sin importar en qué, mantente sobrio». Dejó la bebida y se volvió a Jesús como una fuente recién descubierta de fortaleza.
En cierta ocasión, durante un tiempo de oración con su psicólogo, Walt dice que experimentó espiritualmente al Señor, todo vestido de blanco, que se acercó a él con los brazos abiertos, lo envolvió y le dijo: «Ahora conmigo estás a salvo para siempre». Fue en ese momento que Walt supo que iba a encontrar en Jesús la sanación y la paz que él tanto deseaba.
Durante una entrevista con Life Site News, Walt dijo que los que están luchando con su identidad como hombre o mujer y piensan que la cirugía de sexo es la solución «necesitan ir a un psicólogo o a un psiquiatra y entrar a terapia y cavar en el fondo para averiguar qué está causando este deseo, porque hay algunos problemas psicológicos subyacentes o algún problema psiquiátrico que no está resuelto que hay que explorar -si hubo abuso sexual, abuso físico (o) modelo».
«Puede tomar un año explorar los temas profundos que están pasando y entonces, cuando se hace eso, se puede llevar a la persona a un punto donde puede comenzar a entender su género y comenzar a aceptar su género y a querer vivir el sexo que Dios le dio».
Como un hombre ahora viejo, Walt cree que si pudiera volver atrás en el tiempo y decirse a sí mismo unas pocas palabras significativas como un hombre más joven, él diría a ese hombre más joven que evite la cirugía de cambio de sexo y que descubra la causa que subyace en el deseo por la cirugía.
Walt cree que su historia testimonia el poder de la esperanza, que nunca se debe renunciar a alguien, no importa cuántas veces él o ella caiga o cuántos giros y vueltas haya en el camino de recuperación. Por encima de todo, dice Walt, nunca se debe «subestimar el poder curativo de la oración y el amor en las manos del Señor».
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