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sábado, 21 de marzo de 2015

EL CUERPO AVISA


El cuerpo avisa



Interesante reflexión de Nelson Torres, Doctor en Psiquiatría (UCV) y experto en Psico-neuro-inmuno-lingüística: "La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma".

• El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
• El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
• El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
• La diabetes invade cuando la soledad duele.
• El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
• El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
• El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
• La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
• Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
• El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
• La presión sube cuando el miedo aprisiona.
• Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
• La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
• Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
• El cáncer mata cuando te cansas de "vivir".
• ¿Y tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo?

La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino. Me parece bonito compartir este mensaje:
"El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas equivocaciones, existen semáforos llamados amigos, luces de precaución llamadas familia, y todo se logra si tienes: Una llanta de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado amor, un buen seguro llamado fe, abundante combustible llamado paciencia, pero sobre todo un experto conductor llamado Dios."

jueves, 22 de enero de 2015

CÓMO ACELERAR EL METABOLISMO PARA PERDER PESO

Cómo acelerar el metabolismo para perder peso



El metabolismo se encarga de llevar a cabo procesos importantes de nuestro cuerpo, como por ejemplo digerir la comida, reparar tejidos dañados, respirar, entre otros.  Cuando nos alimentamos, el metabolismo convierte las sustancias en energía y, gracias a esto, nuestro cuerpo tiene un buen funcionamiento diario. El ritmo del metabolismo influye mucho en la talla y peso que tengamos, se ha comprobado que aquellas personas que tiene un metabolismo lento, tienden a sufrir de sobrepeso, ya que entre más rápido sea el metabolismo, más calorías podemos quemar.

Aunque el ritmo el metabolismo puede ser producto de un factor hereditario, los hábitos de vida que tengamos también pueden influir en su funcionamiento. Siempre es posible modificar el ritmo de nuestro metabolismo, para conseguir que trabaje a nuestro favor y no en contra. A continuación te dejamos algunos consejos para acelerar el metabolismo, de forma natural, sana y efectiva.


6 Consejos para acelerar el metabolismo y bajar de peso


1. Desayunar algo saludable
Muchas personas creen que al saltarse el desayuno puede bajar más fácil de peso. Sin embargo, se ha comprobado que esto no funciona y que, por el contrario, el desayuno cumple una función muy importante en nuestro organismo para acelerar el metabolismo. Cuando desayunamos saludablemente, los alimentos le dan energía al cuerpo y activan el metabolismo, gracias a esto el cuerpo deja de acumular grasas y en lugar de esto empieza a trabajar para contribuir a bajar de peso.


2. Dormir bien
Está comprobado que hay una relación entre las horas de sueño y el funcionamiento del metabolismo. Aquellas personas que no tienen un buen descanso, tienen un metabolismo más lento y, además, tienden a sentir más ansiedad por la comida.



3. Incluir té verde en la dieta
El consumo de té verde ayuda a acelerar el metabolismo y, gracias a esto, se puede bajar de peso con más rapidez. El té verde tiene propiedades antioxidantes y depurativas que ayudan a eliminar los desechos que el cuerpo no necesita. Sus propiedades facilitan la oxidación de la grasa y la termogénesis. Es recomendado beber té verde moderadamente, sin exceder 5 tazas diarias, ya que puede causar efectos secundarios en la salud.

Si no te gusta el sabor del té verde, puedes sustituirlo por té de piña y tú misma podrás hacerlo en casa, por lo que si deseas aprender y beneficiarte de este delicioso té, te invitamos a leer nuestro artículo cómo preparar te de piña casero.


4. Realizar ejercicio constantemente
Una de las formas más efectivas de acelerar el metabolismo, es teniendo una buena rutina de ejercicio que incluya ejercicios como caminar, nadar, correr, hacer bicicleta, dar saltos, hacer step (subir escaleras), entre otros. La clave de los ejercicios es obtener un ritmo cardíaco elevado durante cinco minutos y dejarlo reposar dos.


5. Incluir picante en la dieta
Los alimentos picantes como el curry, la pimienta de cayena, la pimienta negra, el comino, la cúrcuma, la canela, el cardamomo, el jengibre,  la nuez moscada, entre otros, activan e metabolismo, ya que al generar calor en el organismo provocan un mayor gasto energético y actúan como un quema grasa durante la digestión.

Si te gusta el jengibre y además deseas aplanar el abdomen y bajar de peso, te invitamos a visitar nuestro artículo té para quemar grasa abdominal.


6. Beber más agua
Hidratarse es una de las formas más efectivas de acelerar el metabolismo, pues se ha comprobado que puede incrementarlo hasta en un 30%  durante la siguiente hora. Incluir al menos 2 litros de agua al día ayuda a limpiar el organismo y favorece la eliminación de toxinas.

Si no eres muy amante del agua natural, pero aún así deseas bajar de peso, eliminar toxinas y retención de líquidos, te invitamos a leer nuestro artículo limonada especial para bajar de peso.


¡Recuerda!
Para mantener un buen control del metabolismo es muy importante seguir todos estos consejos como hábitos de vida saludables. No basta con tener solo uno en cuenta ya que el efecto será mínimo, si deseas bajar de peso más te vale que empieces a incluir estos buenos hábitos en tu vida diaria.

viernes, 7 de noviembre de 2014

LA PSICOLOGÍA DE LA SOBERBIA

Psicología de la soberbia
La soberbia consiste en concederse más méritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor propio


Por: Dr. ENRIQUE ROJAS | Fuente: serpersona



La soberbia consiste en concederse más méritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor propio: estimarse muy por encima de lo que uno vale. Es falta de humildad y por tanto, de lucidez. La soberbia es la pasión desenfrenada sobre sí mismo. Apetito desordenado de la propia persona que descansa sobre la hipertrofia de la propia excelencia. Es fuente y origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud que consiste en adorarse a sí mismo: sus notas más características son prepotencia, presunción, jactancia, vanagloria, situarse por encima de todos lo que le rodean. La inteligencia hace un juicio deformado de sí en positivo, que arrastra a sentirse el centro de todo, un entusiasmo que es idolatría personal.

Hay dos tipos de soberbia; una que es vivida como pasión, que comporta un afecto excesivo, vehemente, ardoroso, que llega a ser tan intenso que nubla la razón, pudiendo incluso anularla e impedir que los hechos personales se vean con una mínima objetividad. La otra es percibida como sentimiento cursa de forma más suave y esa fuerza se acompasa y la cabeza aún es capaz de aplicar la pupila que capte la realidad de lo que uno es, aunque sólo sea en momentos estelares. Entre una y otra deambula la soberbia, transita, circula, se mueve y según los momentos y circunstancias hay más de la una o de la otra.

La soberbia es más intelectual y emerge en alguien que realmente tiene una cierta superioridad en algún plano destacado de la vida. Se trata de un ser humano que ha destacado en alguna faceta y sobre una cierta base. El balance propio saca las cosas de quicio y pide y exige un reconocimiento publico de sus logros. Para un psiquiatra , estamos ante lo que se llama una deformación de la percepción de la realidad de uno mismo por exceso.

Ante la soberbia dejamos de ver nuestros propios defectos, quedando éstos diluidos en nuestra imagen de personas superiores que no son capaces de ver nada a su altura, todo les queda pequeño. Hay una gradación entre las tres estirpes, soberbia-orgullo-vanidad, que van de más a menos intensidad, tanto en la forma como en el contenido. Entre la soberbia y el orgullo hay matices diferenciales, aunque el “ritornello” que se repite como denominador común puede quedar resumido así: apetito desordenado de la propia valía y superioridad. Es una tendencia a demostrar la superioridad, la categoría y la preeminencia que uno cree que tiene frente a los de su entorno. En general estos dos conceptos se manejan como términos sinónimos, aunque se pueden espigar algunas diferencias interesantes.

La soberbia es más cerebral, se da en alguien que objetivamente tiene una cierta superioridad, que realmente sobresale en alguna faceta de su vida. Facetas concretas de su andadura tienen un relieve que las realzaba sobre los demás. Hay una evidencia por la que puede ser tentado por la soberbia, no necesitando del halago de los otros y haciendo él mismo su propio y permanente elogio de forma clara y difusa, rotunda y desdibujada, a tiempo y a destiempo, con ocasión y sin ella. Sus manifestaciones son más internas y privadas, aunque pueden ser observadas por una atmósfera grandiosa que él crea sobre su persona y además, a través de sus máscaras; hay arrogancia, altanería, tono despectivo hacia los demás, que se mezclan con desprecio, desconsideración, frialdad en el trato, distancia gélida, impertinencia e incluso, tendencia a humillar. Otras veces, esas máscaras son de una insolencia cínica, mordaz, con un ritintín de magnificencia que provoca en el interlocutor un rechazo frontal. En los casos algo más leves, baja la hoguera del engreimiento y entonces la relación personal se hace más soportable.

El orgullo es más emocional. Es una alta opinión de uno mismo mediante la cual la persona se presenta con una superioridad y un aire de grandeza extraordinario. Puede ser lícito y hasta respetable. Decía Luis Vives que «es un amor a uno mismo por méritos propios». Puede ponerse de manifiesto en circunstancias positivas, en donde el lenguaje coloquial se mezcla con hechos e intenciones. En esos casos dimana de causas nobles y puede ser hasta justo. El orgullo de ser un buen cirujano, un buen padre, un excelente poeta, ser de una región concreta de un país... Todo esto está dentro de unos límites normales. Puede encuadrarse en el reconocimiento a una labor bien hecha.

La palabra vanidad procede del latín “vanitas,-tatis”, que significa falto de sustancia, hueco, sin solidez. Se dice, también, de algunos frutos cuyo interior está vacío, en donde sólo hay apariencia. Mientras la soberbia es concéntrica, la vanidad es excéntrica. La primera tiene su centro de gravedad dentro, en los territorios más profundos de la arqueología íntima. La segunda es más periférica, se instala en los aledaños de la ciudadela exterior. La soberbia es subterránea. La vanidad está en la pleamar del comportamiento. En la soberbia uno tiene una enfermedad en el modo de estimarse uno a sí mismo, en una pasión que tiene sus raíces en los sótanos de la personalidad en donde brota el error por exceso de autonivel. En la vanidad la estimación exagerada procede de fuera y se acrecienta del elogio, la adulación, el halago, la coba más o menos afectada y obsequiosa que lleva a dilatar alguna faceta externa y que de verdad tiene un fondo falso, porque no contempla más que un segmento de la conducta.

En la soberbia y en la vanidad hay una sublevación del amor propio que pide un reconocimiento general. La primera es mas grave, porque a ella se suele añadir la dificultad para descubrir los defectos personales en su justa medida y apreciar las cosas positivas que hay en los demás, al permanecer encerrado en su geografía ampulosa.

Se pueden distinguir dos modalidades clínicas de la soberbia, entre las cuales cabe un espectro intermedio de formas soberbias. Una es la soberbia manifiesta que es notarial y que se la registra a borbotones, con una claridad absoluta, lo cual suele ser poco frecuente. Hay petulancia y presunción. La otra es la soberbia enmascarada, que es la más habitual y que se camufla a “soto voce” por los entresijos de la forma de ser y que es más propia de las personas inteligentes y teniendo un sentido amplio y desparramado que asoma, se esconde, salta y bulle y revolotea por su mundo personal. ¿Cuáles son estos síntomas? Voy a resumirlos esquemáticamente:

1.- Aire de suficiencia que refleja un bastarse a sí mismo y no necesitar de nadie. Engreimiento que esculpe y hace hierático el gesto y lleva al hábito altanero.

2.- La borrachera de sí mismo tiene su génesis de una zona profunda e íntima donde se elabora esa superioridad. Las manifestaciones más relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de sí mismo, si éste no es el tema central de conversación, enseguida decae su interés en la participación y el diálogo con los demás; desprecio olímpico hacia cualquier persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda oír alguna alabanza. Esta embriaguez puede disfrazarse de los más variados ropajes.

3.- La soberbia entorpece y debilita cualquier relación amorosa. Cuando alguien tiene un amor desordenado a sí mismo como el descrito, es difícil darse a otra persona y poner los sentimientos y todos sus ingredientes para que esa relación se consolide. Esto hace casi imposible la convivencia, volviéndola insufrible, pues reclama pleitesía, sumisión, acatamiento y hasta servilismo. No podemos olvidar, que para estar bien con alguien, para establecer una relación de convivencia estable y que funcione hace falta estar primero bien con uno mismo.

4.- En la soberbia se hospeda una obsesión exagerada por uno mismo, que ha ido conduciendo a una excesiva evaluación del propio mérito. Y afloran términos como alardear, jactarse, vanagloriarse.

Lo contrario de la soberbia es la humildad. Todo el edificio de la persona equilibrada se basa en una mezcla de humildad y autoestima. La una no está reñida con la otra. Una persona que reconoce sus defectos y lucha por combatirlos y a la vez, tiene confianza y seguridad en sus posibilidades.
Entre la soberbia, el orgullo y la vanidad hay grados, matices, vertientes y cruzamientos recíprocos. Por esos linderos se suele acabar en el narcisismo, patrón de conducta presidido por el complejo de superioridad, la necesidad enfermiza de reconocimiento de sus valías por parte de la gente del entorno y la permanente autocontemplación gustosa.

Lasch, en su libro La cultura del narcisismo, dice que en la cultura americana éste es un emblema de nuestro tiempo. Freud puso de moda este término, recordando a la planta del narciso, que crece a orillas de los estanques y se mira en el espejo que el agua le ofrece. Lipovetsky, en su obra La sociedad perdida, habla del interés desmedido por la propia imagen: por la personalidad, por el cuerpo y sus partes descubiertas (la cara y las manos) y por la necesidad de aprobación de los demás que tienen este tipo de personas. El análisis se complica más de lo que quisiéramos y hay un terreno magnético e imantado entre estas tres estirpes mencionadas.

Sólo el amor puede cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno sabe relativizar la propia importancia, ni se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar es saber amar. A lo sencillo se tarda tiempo en llegar.

Enrique Rojas es catedrático de Psiquiatría.

jueves, 21 de agosto de 2014

TEMAS MÉDICOS: EL ALCOHOLISMO



Temas Médicos : Alcoholismo


El alcoholismo es la adicción más extensamente difundida en las sociedades actuales, además del tabaquismo, ya sea por la accesibilidad, el costo o la falta de prohibiciones sobre la venta de bebidas alcohólicas. El creciente consumo de alcohol representa un verdadero problema, con grandes repercusiones económicas y sociales. Estas van desde enfermedades propias del organismo del bebedor hasta rupturas familiares y alteraciones en la productividad de los sistemas.

Diversos estudios epidemiológicos indican la clara relación existente entre el consumo de alcohol y enfermedad hepática. Asimismo, se ha demostrado una correlación muy estrecha entre mortalidad por cirrosis alcohólica por habitante por año.

A pesar de la directa relación entre la cantidad de consumo de alcohol ingerido y el riesgo de desarrollar lesiones en el hígado, la cirrosis sólo se observa en una baja proporción de casos. Del total de personas alcohólicas, aproximadamente el 40 - 50% presenta alteraciones hepáticas y el 15 - 20% tiene cirrosis.

El alcohol puede desencadenar diversos cuadros clínicos en el hígado, entre los que podemos destacar.

- Esteatosis hepática y el consumo de alcohol

Es la acumulación de grasa dentro de las células hepáticas (los hepatocitos). Es la alteración más frecuente que se observa en la mayoría de las personas alcohólicas. Se produce como consecuencia de los cambios en el metabolismo de las grasas inducidos por el consumo de alcohol. En algunos casos no produce manifestaciones clínicas, pero en otros, provoca síntomas inespecíficos como náuseas, vómitos, malestar abdominal y pérdida de peso.

- Hepatitis alcohólica por el consumo de alcohol

Generalmente son personas alcohólicas crónicas que, posteriormente a una elevada ingesta, presentan un cuadro de pérdida del apetito, cansancio, náuseas y vómitos. Luego de varios días, aparece dolor en la parte superior y derecha del abdomen, fiebre y coloración amarillenta de la piel y las mucosas. La hepatitis alcohólica es el paso previo inmediato a la cirrosis, favoreciendo su desarrollo la persistencia del consumo de alcohol, sobre todo en mujeres.

- Cirrosis hepática alcohólica por el consumo de alcohol

La cirrosis es una enfermedad caracterizada por una alteración en la arquitectura del hígado y por la presencia de nódulos de regeneración rodeados de tejido fibroso. En este tipo de cirrosis se observan las mismas manifestaciones clínicas que las producidas por cualquier otra causa. Pero son más evidentes los cuadros de desnutrición, falta de vitaminas, trastornos de la conducta y cuadros delirantes.

- Posibilidades de recuperación

En la esteatosis hepática, con la abstinencia de alcohol y una dieta equilibrada con suplementos vitamínicos se produce la remisión del cuadro.

En las hepatitis alcohólicas, deben adoptarse una serie de medidas que disminuirán considerablemente el índice de mortalidad. La rehidratación, la administración de vitaminas y el aporte calórico mejoran el estado general de la persona. Actualmente uno de los tratamientos más prometedores está diseñado en base a corticoides.

Cuando la cirrosis es avanzada, con gran compromiso del hígado y del estado general, el transplante hepático debe tenerse en cuenta como opción terapéutica.

Si bien no es fácil para una persona que padece de la enfermedad del alcoholismo dejar del consumo de alcohol, existen tratamientos psicológicos y numerosos grupos de autoayuda que han posibilitado a muchas de estas personas recuperar su bienestar.

Autor: Latin Salud

sábado, 19 de octubre de 2013

CÓMO ANIMAR A UN PACIENTE DE CÁNCER



Cómo animar a un paciente de cáncer

Una persona que vive con cáncer debe sentir que las personas de su alrededor no le rechazarán por su enfermedad. La enfermedad y la muerte son temas difíciles de entender para nosotros porque es emocionalmente un territorio desconocido para la mayoría de la gente.

 La capacidad de lidiar con sus sentimientos inciertos con un sentido del humor, la compasión y la gracia ayudará a la víctima de cáncer a manejar sus propias reacciones y emociones y eso afectará a sus posibilidades de superar la enfermedad. Por lo tanto animar a un enfermo de cáncer es básico para que supere la enfermedad.


Instrucciones

1.- Sea consciente de la gravedad de la enfermedad del paciente con cáncer. Es importante saber si el paciente tiene posibilidades de superar el cáncer o si tiene una enfermedad terminal. Enfoque su atención y consideración en la relación con el pronóstico del paciente. No ayude a un paciente terminal dándole falsas esperanzas con sentimientos de "mejorar" cuando el cáncer está avanzado y es incurable.

2.- Un paciente con cáncer agradecerá mucho los regalos o detalles emotivos que le reconforten, mantas hechas a mano, música seleccionada, libros, cómics, etc. Compre ropa de cama para el paciente que haga que se sienta más cerca de sus seres queridos en momentos difíciles. Lleve calzado o calcetines para los pies para ayudar a regular la temperatura. Los pacientes de cáncer suelen desarrollar escalofríos debido a la quimioterapia. Regalar una gorra para los pacientes que han perdido el pelo también es un buen detalle.

3.- Si el/la paciente es religiosa es importante que la acompañe en sus oraciones y a la iglesia. Si no es religiosa, pase tiempo con el paciente leyendo poesía y ensayos. Asegúrese de que los libros y actividades sean compatibles con las creencias de la persona y que el paciente quiere tener estas actividades. De al paciente sus libros favoritos para mantenerlo reconfortado cuando esté solo.

4.- Pase tiempo con los pacientes con cáncer, independientemente de su pronóstico. El tiempo es la cosa más preciosa que un paciente de cáncer tiene después de su diagnóstico. Traiga a los miembros de la familia a visitar el enfermo de cáncer si las fuerzas de la persona lo permiten y de acuerdo a la reglas de los hospitales. Tómese el tiempo necesario para disfrutar de su compañía al hablar de las cosas cotidianas, por ejemplo, cómo está la familia o que hacen los vecinos.

5.- Tenga cuidado al hablar del futuro con los que tienen cáncer en fase terminal. Hable sobre el futuro tranquilizando a los pacientes terminales que los familiares y amigos serán atendidos cuando el paciente no este.

6.- Si el paciente se siente cómodo compartiendo recuerdos, pase el tiempo mirando las fotografías de familiares y amigos. Compile un libro de recuerdos de la vida del paciente si la persona desea revisar su vida, las relaciones y los logros.

7.- Comportase con naturalidad y hablando con naturalidad de la enfermedad. Animar a un enfermo de cáncer empieza por estar animado uno mismo.

martes, 12 de marzo de 2013

LUCHE CONTRA LA DEPRESIÓN


LUCHE CONTRA LA DEPRESIÓN
Por Monseñor Rómulo Emiliani, c.m.f.

La depresión se define como un trastorno del estado de ánimo, como tristeza, mal humor, desaliento, lentitud al pensar, voluntad débil e incapacidad de decisión. Surge sin razón aparente o como una reacción exagerada a un aconteci­miento y produce daños en funciones físicas y mentales que afectan el trabajo, el sueño, el interés sexual, el apetito y el intelecto.

El depresivo se impone una terrible barrera, invisible e impenetrable, que le separa del resto de las personas, le impide buscar o recibir ayuda y lo introduce cada vez más en un pozo profundo. Algunas veces no hay signos visibles de la enfermedad, ya que el individuo por pena, vergüenza o miedo oculta su depresión. Lo curioso del caso es que estas personas necesitan mucho consejo e información sobre la depresión; pero no les interesa recibirlo, porque creen que su caso no tiene remedio o que es otra cosa. Cuando sufren un ataque agudo de su enfermedad, no quieren, no pueden y no desean buscar ningún tipo de ayuda. Su problema más grande está en ellos mismos.

La persona deprimida pierde la capacidad de gozar de la vida. En este estado de desamparo profundo desea olvidarse de todo y estar libre de cualquier compromiso o responsabilidad. ¡Sólo quiere que lo dejen en paz!

El depresivo que ha llegado a su nivel más bajo no le importa la opinión de los demás ni el mundo a su alrededor; cae en la apatía e indiferencia. Por más que le digan, le llamen la atención, le griten y le exijan, pierde el interés por todo, se deprime más y se aísla. El deprimido se desespera y sufre, porque es incapaz de explicar lo que está sintiendo; se resiente, porque las personas más allegadas no lo entienden. La situación se convierte en un círculo vicioso de incomprensión y frustración.

Los familiares y la gente más cercana a veces se portan injustamente al no entender que la depresión es una enfermedad. Recurren a regañar, gritar o maltratar verbalmente al deprimido exigiéndole cambiar, sonreír y hacer algo sin darse cuenta que hay algo profundo e íntimo, a nivel mental y emocional, que se lo impide. Los familiares y amigos no pueden ayudar si ignoran que está enfermo.

El sufrimiento tiene valor cuando es por causas nobles, para beneficio del prójimo o cuando Dios permite que uno tenga algo por qué sufrir. Pero cuando el sufrimiento es por obsesión mental o traumas, hay que buscar solución. Ciertamente, es necesario acudir a un buen psicólogo o psiquiatra cuando la depresión es muy grave.

Para vencer la depresión se deben rechazar los pensamientos negativos, los recuerdos del pasado y los sentimientos de culpa que hacen perder fuerza. La depresión se puede controlar a base de esfuerzo, constancia y concentración. Usted tiene más fuerza de voluntad y es mucho más inteligente de lo que cree. No se torture la mente por cosas que no se pueden evitar ni dependen de usted, como accidentes y desgracias. No se imponga más cruces y sufrimientos de los que la vida le da. "En vez de lamentarse por la oscuridad, encienda una vela."

La depresión tiene raíces espirituales y religiosas y sobreviene cuando ignoramos la presencia de Dios y desoímos sus designios. Para salir de la depresión y estar sano mentalmente debemos acoger la Palabra de Dios en nuestro corazón. Ella es fuente inagotable de riqueza espiritual y la herencia más preciosa entregada por gracia de Dios a la humanidad.

Hay que ayudar al deprimido a reforzar su auto-estima y mantener una rutina regular con tareas que le sean realmente difíciles. Aunque se resista hay que insistir, porque la inactividad es su peor enemigo. Esa persona necesita todos los estímulos positivos y excitantes que se le puedan proporcionar y no se le debe permitir apartarse de los contactos más esenciales que le rodean.

La voluntad de Dios es que estemos mejor para servir más al prójimo. Con la ayuda de Dios, la cruel enfermedad mental de la depresión se puede vencer, por el bien de todos, ya que todos sufren cuando usted está deprimido y triste. Haga un esfuerzo por cambiar y pida ayuda y auxilio a Dios. El tiene todo el Poder para aliviar su sufrimiento, purificarlo y limpiarlo. Luche contra la depresión con todos los medios nobles y buenos que conozca; no permita que lo domine. Dios no quiere verle triste, melancólico, apagado, nostálgico y arrastrando los pies por la vida. Es parte de la vida sentirse alguna vez contrariado, perturbado con problemas y preocupado. A todos ocurre de vez en cuando, pero Dios lo quiere ver alegre, dinámico, activo, feliz, contento y lleno de vida. CON DIOS, USTED ES. . . ¡INVENCIBLE!        

jueves, 11 de agosto de 2011

LA COMPUTADORA Y LOS OJOS

 
La computadora y los ojos

En la sociedad moderna, muchas personas pasan demasiadas horas frente de las pantallas del computador. Muchas de ellas de quejan de cansancio en sus ojos, lagrimeo, enrojecimiento, dolor de cabeza y además están preocupadas por saber si hay posibilidades de daño permanente a la visión al trabajar con computadoras.

Solo se necesitan unas pocas horas enfrente del monitor para que se presenten los síntomas antes enumerados. Pero hay mucho que usted puede hacer para evitarlo:

1- El monitor debe de estar colocado a la altura de los ojos o un poquito debajo de la altura de los ojos.

2- Los materiales con los que se trabaja, tienen que estar cerca del monitor, para evitar movimientos constantes de la cabeza y de “enfoque” de los ojos.

3- Evite cualquier “reflejo” en el monitor. Ya sea de la luz de la ventana, luz directa o de cualquier otro objeto que le de ese reflejo.

4- Trate de fijar la mirada en un objeto distante al monitor con frecuencia. Así ejercitará sus ojos y su “enfoque” será mejor.

5- Parpadee frecuentemente para que sus ojos tengan buena lubricación y no los sienta secos

6- Si usted usa anteojos para leer, es muy probable que necesite otros anteojos, especiales, para trabajar frente a la computadora, y este es un asunto que deberá consultar con su oftalmólogo.

7- La computadora no produce daño permanente a los ojos, pero si usted trabaja muchas horas por semana frente a la pantalla, es una muy buena razón para visitar a su oftalmólogo por lo menos una vez al año.
 

 


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