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martes, 28 de enero de 2020

7 PRENDAS DE VESTIR QUE DEBES EVITAR PARA ASISTIR A MISA

7 prendas de vestir que debes evitar para asistir a Misa
¿Está bien si voy a misa usando esto?


Por: H. Edgar Henríquez Carrasco, LC. | Fuente: Catholic-link.com



«La moda no incomoda» dicen por ahí, pero hay “modas”que son ciertamente inoportunas dependiendo del lugar, del ambiente y de las personas. ¡Cuánto más cuidado pondremos en un ambiente cristiano!
Quisiera a través de este artículo darles a conocer las 7 prendas más inadecuadas para asistir a la Santa Misa. Se podrían enumerar más, pero quisiera que estas siete quedaran en nuestra memoria para evitarlas en un futuro. Algunos se sorprenderán (no es mi intención causar revuelo), pero sí quisiera dar algunas pautas para vestirse mejor durante la celebración Eucarística. Se trata principalmente de formar un criterio general para ayudar, sobretodo a quienes deben catequizar a otros sobre el respeto y el amor que tenemos los católicos a la Eucaristía.
¡Ojo! Antes de mencionarlos, es importante resaltar que estos son algunos criterios básicos, corresponde a cada uno hacer un discernimiento maduro de lo que es más adecuado dependiendo de las circunstancias que cada uno viva

¿Qué debemos evitar vestir cuando vamos a Misa?

1. Camisas deportivas (equipos de fútbol)

camiseta
Si quiero ir al estadio a ver fútbol, permitido. Si quiero pasear por el parque, permitido. Pero, ¿para ir a encontrarme con el Señor? Imagínense una exhibición de camisetas deportivas en la Iglesia, colores y equipos por doquier, viendo a “Messi” o “Vidal” decenas de veces cuando miro hacia el altar porque están en las espaldas de mis hermanos. Esto puede crear rivalidad, disgusto, distracción o molestias en la asamblea. Además es bien sabido que una prenda deportiva se usa en un ambiente deportivo, por ende debemos evitar llevarlo a Misa.

2. Short muy corto o minifalda

mini
Para la playa está bien. El sol cuando calienta puede ser insoportable, pero ¿en la iglesia? El calor no es excusa para vestir como queramos, es más, si tenemos calor, podremos ofrecerlo al Señor como muestra de amor por Él. Un short o una minifalda (en el caso de una dama) es una prenda que llama bastante la atención en un grupo humano, ¡cuánto más dentro de la iglesia! Ya me podrán decir ustedes sobre diseños, tamaños o colores, eso no importa tanto. Vestir una falda esta bien, pero una mini-falda, no.

 3. Chanclas de playa

chanclas
Aunque muchos no lo crean, sucede. Sobre todo en ambientes veraniegos donde ir a Misa está de paso entre mi casa y la playa. ¡Siempre dignos! No lo olvidemos. Aunque me lleve más tiempo cambiarme de ropa y calzado, lo haré por amor al Señor. Las chanclas de verano son para la playa, no para la iglesia. Te pones un calzado más discreto para ir a Misa y luego te los quitas para ir a la playa, ¿cuál es el problema? Que la pereza o la comodidad no intervengan en la dignidad y sobriedad que predomina en un templo católico.

 4. Sombreros o gorras

sombrero

Mi madre decía: «dentro de la casa no se usa gorra», y ahí va de nuevo, ¡cuánto más en la casa de Dios! Además de evitar tapar la vista a los demás hermanos es un gran signo de respeto. Cuando se está con alguien importante nos sacamos el sombrero o la gorra y saludamos, por lo menos así era antes y es algo que no podemos perder. Los sombreros son para protegerse del sol, pero dentro de una iglesia, ¿de qué querríamos protegernos? Es mejor evitarlo. Te lo puedes quitar y dejarlo a un lado de tu asiento o bajo el reclinatorio. Llevarlos a la iglesia está bien, usarlos dentro es inapropiado.

 5. Escotes o camisas abiertas

destapado
Esto es parte de la moda de este siglo. Al parecer la premisa es que «mientras más muestres tu cuerpo, mejor»No es así entre cristianos. Sabemos que el cuerpo es un don de Dios, es el templo del Espíritu Santo, por lo tanto lo protegemos con cautela. No andamos mostrándonos a todo el mundo, esto podría incitar distracción y provocación en los demás. Sinceramente disgusta un poco ver por la calle desfiles de jóvenes vestidos así, ¡cuanto más en la iglesia!. Vamos bien arreglados, pero dignos. Ropa abierta, medio transparente, es mejor dejarla en casa. Nuestra premisa es «mientras más dignos, mejor».

 6. Joyas, lujos y anillos exuberantes

Joyas
Esto casi no habría que explicarlo. Sabemos todos que a la iglesia no vamos a exhibir nuestros bienes o a aparentar un cierto status social. ¡Nosotros vamos a encontrarnos con Jesús! por ende todas las joyas y ornamentos exuberantes sobran en la Misa. Mientras más sobrios mejor. Algunos me dirán: «para Dios lo mejor», claro que sí ¡pero para Dios!, no para que tú hagas alarde de tus posesiones. Es admirable ver cómo grandes empresarios van a Misa, a veces, incluso pasando desapercibidos por su forma de vestir o de tratar a los demás. Tener o no tener dinero no te va llevar al cielo. La caridad con los hermanos y el amor a Dios ¡eso sí!. Así que ya sabes, las joyas en la casa bien guardadas. Así, además de evitar posibles robos, nos hacemos uno más en la asamblea de Dios, donde nadie tiene preferencias, todos somos hijos de Dios. Santiago, en su carta, nos da más luz acerca de este punto: «Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: “Tú, siéntate aquí, en un buen lugar”; y en cambio al pobre le decís: “Tú, quédate ahí de pie”, o “Siéntate a mis pies”. ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con criterios malos?» (Santiago 2,2-4).

7. Zapatos de fútbol 

zapatos
Todos sabemos el concepto de calzado deportivo. Aquí vamos de nuevo, es deportivo. Como ya sabemos lo deportivo se usa en un contexto de deporte, pero ¿en la iglesia?, ¿para qué? Cuando organicemos un partido de fútbol parroquial, permitido. Pero para la santa misa es inadecuado. Mejor usar calzado formal y discreto. Porque ir con zapatos de montaña a jugar fútbol es inútil, lo mismo en la iglesia, asistir a Misa con zapatos deportivos es inútil.
Estas medidas no son para “encajar en un ambiente social”, como muchos podrán creer, sino para hacer de la Santa Misa un verdadero encuentro con el Señor, un lugar digno de recibirle, un lugar santo. Como cristianos y católicos estamos llamados a buscar la perfección, por ende el vestido no debería constituir ocasión para retroceder en la virtud y en la identificación con Cristo. La limpieza, el decoro, los modales y la distinción son hábitos básicos que debemos ir inculcando a las futuras generaciones, más aún en un mundo muchas veces permisivo.
«Cada Santa Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: alegra a toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos» (Santo Cura de Ars).
¡Vayamos dignos al Encuentro del Señor!

lunes, 13 de enero de 2020

21 COSAS QUÉ PODEMOS HACER Y QUÉ NO DEBEMOS HACER DURANTE LA SANTA MISA


21 cosas qué podemos hacer y qué no debemos hacer durante la Santa Misa
Normas básicas para vivir la Santa Misa con espíritu Eucarístico


Por: n/a | Fuente: PildorasDeFe.net




Muchas veces, por desconocimiento mismo del acto que estamos celebrando, cometemos actos imprudentes durante la Misa que pueden perturbar, sin querer, a los fieles asistentes. Hay ocasiones en que nuestro comportamiento no es adecuado y puede sobrepasar las normas en el Templo y causar así una distracción a los fieles presentes causando molestias e incomodidad

A continuacion, este pequeño documento, basado en el artículo publicado en AggieCatholicBlog, puede permitirnos abrir un poco más los ojos y estar alertas ante estos eventos para así practicar un adecuado comportamiento durante la Santa Misa. Espero que pueda serles de utilidad.

21 cosas qué hacer y qué no hacer durante la Santa Misa

1.- Cómida rápida antes de la Misa.
Es norma de la Iglesia que conservemos el ayuno durante al menos 1 hora antes de recibir la Sagrada Comunión. El agua y la medicina pueden ser consumidos, por supuesto. El propósito es ayudar a prepararnos bien para recibir a Jesús en la Eucaristía.

2.- No se admiten comidas ni bebidas en la Iglesia.
Las excepciones serían una bebida para los niños pequeños, el agua para el sacerdote o el coro (con discreción) y agua para los que están enfermos. Traer un aperitivo a la iglesia no es apropiado. La iglesia siempre debe verse como un lugar de oración y reflexión.

3.- Los hombres deben quitarse sus sombreros o gorros.
Es de mala educación llevar un sombrero o gorro en una iglesia. Si bien, puede ser moda cultural, no lo es dentro del templo. Así como nos quitamos los sombreros con respeto para el Juramento a una Bandera o un Himno, debemos hacerlo también en la Iglesia; como una señal de respeto.

4.- No mastique chicle en la Iglesia.
Se rompe el ayuno, es una distracción, se considera de mala educación en un ambiente formal, y esto no ayuda a nadie a su alrededor a orar mejor, pues causa distracción. ¿Puede usted imaginar al Papa haciendo explotar un bola de chicle durante la Santa Misa?

5.- Hágase la Señal de la Cruz al entrar y salir de la Iglesia.
Este es un recordatorio de nuestro bautismo, que nos hace miembros de la Iglesia de Cristo. Solo trate de no perder de vista lo que sucede cuando lo hace y no lo haga sin decir una oración.

6.- Vestir modesta y apropiadamente.
Use su mejor traje o vestido. Como católicos creemos que Dios viene a nuestro encuentro en cada Misa. Así que, ¿por qué no habríamos de vestir formalmente?. Sin importar si usted es de bajos recursos económicos, lo más seguro es que tenga algún atuendo que refleje modestia y pulcritud.

7.- Llegue por lo menos unos pocos minutos antes.
Si por alguna razón usted no puede llegar a tiempo, trate de sentarse en la parte trasera para que no moleste a otras personas mientras busca un asiento. Llegar a la misa temprano permite orar y prepararse mejor para la Misa.

8.- Celulares o móviles no deben usarse nunca ni para llamadas, sms o navegar en las redes sociales.
Las excepciones son las emergencias (las grandes, no las de todos los días) y si usted hace uso de uno, por favor salga de la Iglesia para hacerlo. Si usted está utilizando el teléfono para las lecturas y oraciones, puede ser apropiado, pero trate de ser discreto. Nada de navegaciones por las redes sociales, recuerde que está centrando su atención en algo sagrado, no debe estar pendiente de las "actualizaciones de estados" de los demás en las redes sociales

9.- No se siente en el borde de la banca si la ves vacía.
Más bien, siéntese en el medio para que otros no tengan que pasar por encima de usted. Además, los Hombres deben ofrecer sus asientos a cualquier dama, ancianos, discapacitados, etc

10.- Hacer una genuflexión hacia el Tabernáculo cuando entres y salgas de la Iglesia y cuando pases frente a él.
Cristo está presente allí por todos nosotros. Al permitir que nuestra rodilla derecha golpee levemente el suelo, reconocemos que Él es nuestro Señor y Dios. Si alguno está físicamente incapacitado para hacer una genuflexión, haga un leve arco o baje la cabeza, es suficiente. Durante la Misa, si pasa delante del altar o tabernáculo, haga un arco con reverencia por respeto.

11.- Por favor haga silencio (no converse ni en voz baja) mientras esté en la Iglesia.
Una vez que usted entra al santuario no es el momento ni el lugar para charlar con los que te rodean. Recuerde que, aunque el Sacerdote no haya comenzado a celebrar, ya la Misa ha comenzado, pues esta comienza desde el mismo instante en que la comunidad se congrega. Si usted tiene que hablar de algo importante, hágalo de la forma más silenciosa y breve posible. Recuerde que su conversación podría estar perturbando a alguien que está concentrado en su oración, lo cuál es mucho más importante.

12.- Lleve a los niños a la parte posterior para calmarlos.
Todo padre sabe que a veces el bebé puede tener un mal día. Aunque los bebés son bien recibidos en la Santa Misa, sea un poco prudente con las distracciones que pueda generar. Siéntese en el extremo de un banco para estar preparado para salir con rapidez, si es posible, lleve al niño a la parte de atrás rápidamente cuando se altere. No espere demasiado tiempo antes de tomar una decisión. No hay ninguna razón para estar avergonzado de tener que calmar a su hijo en la parte posterior de la Iglesia, recuerde lo que dijo Jesús: "Déjen que los niños se acerquen a mí". Así que llévelos a Misa, pero sea prudente

13.- Prepare su ofrenda antes de la Misa.
Cristo nos dice que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Mantener la cesta esperando por tiempo indeterminado mientras usted consigue sacar su billetera o monedero. Esto, a veces puede convertirse en toda una escena de distracción para los demás

14.- No debe leerse anuncios publicitarios durante la misa.
Imagínese si usted invita a una persona a su casa y antes de la cena (o durante) se decide a leer una revista en lugar de hablar con él. Eso es lo que está sucediendo en la casa de Dios cuando usted lee algun anuncio o folleto mientras se está celebrando el Misterio de Cristo

15.- Respetar los límites que otros pueden tener.
Es posible que la persona que tiene al lado desee tomarse de las manos para orar, o algunas veces puede que no lo quiera hacer. Podrían estar enfermos y no quieren acercarse a usted durante el saludo de la paz. Respete los límites y sus decisiones. No haga ningún juicio innecesario porque ellos actúen de manera diferente a lo que usted espera

16.- Haga una leve inclinación antes de recibir la Sagrada Comunión.
Allí está Dios, el Rey de reyes, que bajó de su trono celestial para llenarte de dichas y bendiciones. Entonces, muestre su respeto con una inclinación de cabeza al menos. Esta es una práctica antigua que se ha mantenido hasta el día de hoy.

17.- No recibir el Vino del cáliz si está usted enfermo.
Este es un acto de caridad y no es necesario recibirlo del cáliz, pues ya ha recibido la totalidad del cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesús en la Sagrada Hostia

18.- No salir antes de que la Misa termine.
Debemos permanecer hasta el final de la Misa y el himno o canto de cierre que la acompaña. Aunque sin duda hay excepciones a esta pauta. La mayoría quienes dejan la misa temprano no necesitan hacerlo y tampoco deberían hacerlo.

19.- No tomar fotografías o selfies
¡No estamos en un estudio fotográfico ni en un show o espectáculo! Tenga un poco de respeto por la presencia de Dios. Tomarse unos selfies y enviar las fotos a sus amigos o amigas para decir que se encuentra en Misa no es digno de respeto, sobre todo para aquel que está orando al lado de usted.

¿Le gustarón los vitrales? ¿Son muy hermosos? ¿Las imágenes y estatuas le evocan mucho setimiento? ¡Que bueno!, pero por favor tome las fotografías una vez terminada la Misa y hayan salido todas las personas de la Iglesia.

20.- Ore después de la Misa si se siente llamado a hacerlo.
Es una buena costumbre, aunque no se requiere, ofrecer una oración de acción de gracias después deque la Misa ha terminado. Pida por que más personas la aprecién y le den el debido respeto

21.- Despídase tranquilamente.
Los animamos a saludar a los demás, pero hágalo una vez que esté fuera del santuario principal de la iglesia para que no moleste a otras personas que quieren quedarse a orar. Así que, por favor, manténgase en silencio dentro del templo y luego al salir salude.

Tenga presente que en la Santa Misa asistes al Sacrificio de Cruz de nuestro Señor. En la Santa Misa se hace presente la Santísima Trinidad. También, por experiencia y revelaciones de santos místicos, la Virgen María, los Santos y los Ángeles vienen a ser parte de este acto de adoración. Es por ello que le debemos un Santo respeto

No asistas a Misa solo por cumplir, a la Misa hay que vivirla. Cada Misa tiene un valor infinito, ya que allí se ofrece al mismo Jesucristo, el Hijo del Dios vivo.

domingo, 18 de noviembre de 2018

POR QUÉ SE TOCAN LAS CAMPANITAS DURANTE LA MISA?


¿Por qué se tocan las campanitas durante la Misa?
Este signo es muy característico, pero, ¿qué significa?


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org 




En cada celebración eucarística, cuando el sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino, el acólito hace sonar la campanita y todos en la audiencia nos ponemos de rodillas. Asimismo, en cada elevación del Cuerpo y la Sangre de Cristo, se vuelven a escuchar las campanitas. Este signo es muy característico y, en lo personal, me gusta. Pero, ¿qué significa?

Antes del Concilio Vaticano II, la Misa se celebraba “mirando al oriente”, es decir, los fieles miraban al sacerdote de espaldas, quien en voz baja y en el idioma latín, dirigía la celebración. Esto ocasionaba que muchos asistentes se distrajeran y, por lo tanto, no comprendían lo que pasaba en cada momento de la celebración. De modo que las campanitas eran de mucha utilidad en el momento culmen de la consagración.

Cuando las campanitas se tocaban, era la señal para que cada quien tomara consciencia y prestara atención al milagro que estaba por suceder, Cristo mismo se hace presente en Cuerpo, Alma y Divinidad. Las campanitas, también se hacían oír durante la elevación de los dones y en las genuflexiones que el sacerdote realizaba.

Después del Concilio, el rito tridentino de la misa se modificó para quedar como lo conocemos ahora, denominado forma extraordinaria. Hoy, la eucaristía se celebra en la lengua de la región, con el sacerdote de cara a los fieles y en voz alta.

Que se hagan sonar las campanitas en el momento de la consagración, no es obligatorio y se deja a voluntad del ministro celebrante. La Instrucción General del Misal Romano en su numeral 150 refiere: “Un poco antes de la consagración, el ministro, si se cree conveniente, advierte a los fieles con un toque de campanilla. Puede también, según las costumbres de cada lugar, tocar la campanilla en cada elevación”.

Pero yo considero que su uso sigue siendo de mucha utilidad, puesto que, en la actualidad, la Misa resulta ser entendible y permite la participación activa, no falta aquella persona que en algunos momentos de la celebración se distraiga en otros pensamientos y pierda conciencia de los momentos importantes. Por lo que, en el momento de la plegaria eucarística, el sonido de las campanitas lo hará volver hacia el acontecimiento que se está celebrando en el altar.

Además, gracias a los signos visibles que contemplamos en la Misa, tales como los colores en las vestiduras de los sacerdotes, las imágenes, cantos, flores, velas, incienso o campanitas, es que podemos adentrarnos en la celebración de la que todos formamos parte y, de esa manera, ser conscientes de la importancia y el sentido de cada momento de la Eucaristía.

En consecuencia,  el uso de las campanitas en la liturgia nos ayuda a recordar lo que estamos por vivir. Junto con todo el cielo y la Iglesia universal adoramos con gozo y piedad el sacrificio de aquel que se hace alimento para nosotros. Junto con el sonido de las campanitas elevamos nuestra alabanza al Señor, al Santo de los Santos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

SABES CUÁL ES EL VALOR DE UNA MISA?


¿Sabes cuál es el valor de una Misa?
¿Te has preguntado alguna vez cuál es el valor de una Misa? Si no lo has hecho, ésta hermosa reflexión te dará una idea


Por: Redacción | Fuente: CatolicoDefiendeTuFe.org 




Hace muchos años, en la ciudad de Luxemburgo, un capitán de la guardia forestal se entretenía en una animada conversación con un carnicero cuando una señora ya mayor entró a la carnicería. Ella le explicó al carnicero que necesitaba un pedazo de carne, pero que no tenía el dinero para pagarlo.

Mientras tanto, el capitán encontró la conversación entre los dos muy entretenida, "un pedazo de carne, pero ¿Cuánto me va a pagar por eso?" preguntó el carnicero. La señora le respondió, "perdóneme, no tengo nada de dinero, pero iré a Misa por usted y rezaré por sus intenciones". El carnicero y el capitán eran buenos hombres pero indiferentes a la religión y se empezaron a burlar de la respuesta de la mujer.

"Está bien" dijo el carnicero, "entonces usted va a ir a Misa por mí, y cuando regrese le daré tanta carne como pese la Misa". La mujer se fue a Misa y regresó. Cuando el carnicero la vio viniendo cogió un pedazo de papel y anotó la frase "ella fue a Misa por ti", y lo puso en unos de los platos de la balanza, y en el otro plato colocó un pequeño hueso. Nada sucedió e inmediatamente cambió el hueso por un pedazo de carne. El pedazo de papel pesó más.

Los dos hombres comenzaron a avergonzarse de lo sucedido, pero continuaron. Colocaron un gran pedazo de carne en unos de los platos de la balanza, pero el papel siguió pesando más.

Entrando en desesperación, el carnicero revisó la balanza, pero todo estaba en perfecto estado. "¿Qué es lo que quiere buena mujer, es necesario que le de una pierna entera de cerdo?", preguntó. Mientras hablaba, colocó una pierna entera de carne de cerdo en la balanza pero el papel seguía pesando más. Luego un pedazo más grande fue puesto en el plato, pero el papel siguió pesando más.

Fue tal la impresión que se llevó el carnicero que se convirtió en ese mismo instante y le prometió a la mujer que todos los días le daría carne sin costo alguno. El capitán dejó la carnicería completamente transformado y se convirtió en un fiel asistente de Misas todos los días. Dos de sus hijos se convertirían más tarde en sacerdotes, uno de ellos jesuitas y el otro del Sagrado Corazón. El capitán los educó de acuerdo a su propia experiencia de fe. Luego advirtió a sus dos hijos que "deberán celebrar Misa todos los días correctamente y que nunca deberán dejar el sacrificio de la Misa por algo personal".

El Padre Stanislao, quien fue el que me contó todos los hechos, acabó diciéndome: "Yo soy el sacerdote del Sagrado Corazón, y el capitán era mi padre".

lunes, 10 de septiembre de 2018

POR QUÉ EL SACERDOTE BESA EL ALTAR EN LA MISA?

¿Por qué el sacerdote besa el altar en la Misa?
¿Cuál es su significado? Vamos a descubrirlo


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: Catoliscopio.com 



Al iniciar la celebración eucarística, el sacerdote, después de la procesión de entrada, inmediatamente hace una reverencia al altar y lo besa. Este signo siempre ha llamado mi atención ¿Cuál es su significado? Vamos a descubrirlo.
La Misa está llena de muchos signos que la hacen rica y especial. El beso es uno de los actos de expresión más usados en el mundo. A través de éste manifestamos el cariño, el respeto y el amor que le guardamos a algo o a alguien. Este gesto en la celebración eucarística cobra también un sentido de amor y respeto.
Ahora bien, el altar, desde la antigüedad, era el lugar propio para el sacrificio, en él se ofrecían ofrendas y sacrificios a Dios como signo de adoración y agradecimiento. Para los cristianos es el centro del espacio celebrativo, en torno al cual nos reunimos porque en él se hará presente Cristo. El altar nos recuerda a Cristo resucitado y, a la vez, en él se realiza el sacrificio, del cual nos hace parte. Cristo es el sacerdote que ofrece el sacrificio, es la víctima que libremente se ofrece y, a la vez, es el altar donde se lleva a cabo dicho sacrificio.
Asimismo, el altar simboliza la mesa en la que Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía junto con sus discípulos; y que como a ellos, parte y reparte para nosotros su pan.
Así nos lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica cuando dice:
El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra reconciliación y como alimento celestial que se nos da (1383 CEC).
La Instrucción General del Misal Romano también nos dice:
El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es también la mesa del Señor, para participar en la cual, se convoca el Pueblo de Dios a la Misa; y es el centro de la acción de gracias que se consuma en la Eucaristía. (296 IGMR)
En consecuencia, este signo que hace el sacerdote de besar el altar, al principio y al final de la Misa, es una señal de veneración a Cristo que se encuentra representado en él. En la persona del sacerdote, nosotros los fieles también formamos parte de ese beso, con el que recibimos al Señor que momentos más adelante se hará presente.
Finalmente, cuando un altar es consagrado y bendecido, según la tradición de la Iglesia: “Debe observarse la antigua tradición de colocar bajo el altar fijo reliquias de Mártires o de otros Santos, según las normas litúrgicas.” (1237, § 2. Código de Derecho Canónico) Por lo tanto, cuando el sacerdote besa el altar, besa a Cristo y con él a todos los santos que gozan ahora en su presencia.

viernes, 7 de septiembre de 2018

CÓMO ME DEBO VESTIR PARA IR A MISA?


¿Cómo me debo vestir para ir a Misa?
Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org 




Era domingo por la tarde y me dirigía a Misa, al entrar a mi parroquia observé cómo una señora encargada de la liturgia reprochaba a una joven sobre el modo de vestir con el que acudía esa tarde al templo. La joven, por su parte, alegaba que a Dios no le importaban esos detalles, que Él miraba su corazón y la amaba, más allá de las apariencias. No puedo estar más de acuerdo contigo, le dijo la señora. Pero, también le dijo: pero no olvides que demostramos lo que hay en nuestro corazón con la manera en que vestimos. La joven, se quedó callada.

Quedé sorprendido por la respuesta de esta señora, pues tenía razón. Tantas personas que acuden cada domingo a Misa sin guardar un poco de respeto por la casa del Señor. Muchos son los que acuden con shorts, minifaldas, escotes pronunciados, gorras o, incluso, en chanclas, como si se tratara de una reunión sin importancia.

Me ha tocado ver en algunas parroquias anuncios que antes de entrar, recuerdan a los fieles que es la casa de Dios y, por lo tanto, se debe ingresar a ella adecuadamente vestidos. Pero pareciera que no muchos ponen atención a este recordatorio.

Dice El santo cura de Ars, San Juan María Vianney: “Sí supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella”. Y yo añadiría: asistir a ella “apropiadamente vestidos.” Y es que participar de la celebración eucarística no es para menos, es el acto más importante en la vida del católico.

Dios mismo se hace presente entre nosotros. El creador de cielo y tierra, nuestro Padre, baja del firmamento para convertirse en pan, alimento de vida. Y no sólo nosotros participamos de este momento, sino que también, junto con los ángeles y santos, somos testigos de este gran milagro único. Por lo tanto, ¿Sería correcto participar de este momento en short y chanclas? ¿No vale la pena vestirse bien por aquel que nos ha dado todo?

Un joven que tiene su primera cita de amor, acude bien bañado y bien vestido para así demostrarle a la chica lo mucho que le interesa, pues de lo contrario, si decide presentarse con chanclas y short,  daría muestras de un poco o nulo interés. Igualmente, cuando acudimos a una fiesta o evento social, procuramos ir lo más presentables posible, nos gusta vernos bien. Además, de no acudir así, podríamos ser motivo de críticas y señalamientos. Y qué decir de una entrevista de trabajo. Mucho tiene que ver el cuidado que tengas en tu presentación personal para que decidan contratarte o no.

En consecuencia, si podemos vestir bien para ir a una fiesta o a un evento social, en definitiva también podríamos hacerlo para acudir a la casa de Dios. Y es que, nuestra forma de vestir, dice mucho de la estima que tenemos por los demás y por la que guardamos de nosotros mismos. Del mismo modo, cuando acudimos a Misa de tal o cual modo de vestir, demostramos cuánto aprecio y respeto guardamos a Dios y a nuestra relación con Él.

Con esto, no intento establecer un reglamento de cómo vestir para ir a Misa, sino que sólo quiero invitarte a que reflexiones en qué y cuánto amor guardas a Dios y se lo expresas en tu forma de vestir. Pues en definitiva, Él mira nuestro corazón y nos ama, pero ese amor se muestra también con actos externos.

lunes, 11 de junio de 2018

Y POR QUÉ FALTAR A MISA EL DOMINGO ES PECADO?


¿Y por qué faltar a misa el domingo es pecado?
La participación en la celebración común de la eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y fidelidad a Cristo y a su Iglesia.


Por: P. Eduardo María Volpacchio | Fuente: www.algunasrespuestas.com 




¿Es pecado faltar a Misa el domingo?
La respuesta a esta pregunta podría ser muy corta:
Sí, faltar a Misa –sin un motivo serio que lo justifique– es pecado grave.

Quizá interese detenernos un poco a analizar porque esto es así.

¿Y por qué faltar a Misa el domingo es un pecado?

Porque dejando de asistir dejamos de cumplir voluntariamente una obligación grave que tenemos. Y el incumplimiento de un deber grave, es una falta grave. Por eso el punto de partida de esta cuestión es la consideración de la ley de la Iglesia que manda participar en la Misa los domingos y días festivos.

¿Por qué puede ser pecado, si quien falta a Misa no hace mal a nadie?

La gravedad de los pecados no se mide por cuánto mal hace a otros, sino por la ofensa que representa a Dios. Por eso, por ejemplo la blasfemia es un pecado grave, aunque ninguna otra persona la escuche. Por otro lado quien falta a Misa el domingo se hace daño a sí mismo y a la Comunidad eclesial a la que pertenece. La falta de Dios es una carencia peligrosa: hace daño al alma.

¿Cuáles son las obligaciones del católico?

Los católicos, además de los Diez Mandamientos que resumen la ley natural y que son válidos para todos los hombres –no sólo para los cristianos-, tenemos otras obligaciones específicas por serlo: son los cinco Mandamientos de la Iglesia. Se trata de algunos deberes que regulan y encauzan la forma concreta de ser católicos: cómo nosotros amamos a Dios y le rendimos culto en la Iglesia. Entre ellos se encuentra la obligación de participar en la Santa Misa los domingos y fiestas de precepto. Es una de las obligaciones más básicas de los católicos. Sorprendentemente algunos católicos desconocen sus obligaciones. Y otros no acaban de creerse que existan verdaderos deberes que los obliguen. Piensan que por ser el amor la máxima ley cristiana, todo tendría que ser amor espontáneo, sin obligaciones. Pero esto no es así, ya que el amor es muy exigente: cuánto más amor, más exigencia de manifestarlo y de evitar todo lo que lo ofenda.

¿Es un consejo o es una ley?

Es importante distinguir los consejos y las leyes. Una cosa son las recomendaciones de cosas buenas que nos dan para ayudarnos a ser mejores: “procura ayudar a los demás”, “trata de rezar el Rosario”, etc. En este caso haremos lo que nos parezca oportuno, pero sin estar obligados en conciencia a seguir dichos consejos. Obviamente no pecamos, si decidimos no seguir un consejo.

Otra muy distinta son las leyes que nos obligan en conciencia: las leyes establecen estrictos deberes.
Entonces, ¿el incumplimiento de las leyes es pecado?
Tenemos que distinguir entre la ley divina –que viene directamente de Dios- y la ley eclesiástica –dictada por la Iglesia para concretar modos de servir y honrar a Dios.

La ley divina regula cuestiones esenciales de la vida, por lo que no admite excepciones: su incumplimiento siempre es malo, no puede no ser pecado. Es el caso de los Diez Mandamientos.
En cambio, la ley eclesiástica trata de unas concreciones mínimas de la Iglesia para ayudarnos a vivir la vida cristiana y no tiene intención de obligar cuando existe una grave dificultad para cumplirla. Por esto la ley eclesiástica no me obliga cuando su cumplimiento me representa una incomodidad grave: si un domingo estoy enfermo o tengo otra dificultad que me lo hace muy difícil no tengo obligación de ir a Misa. Pero en situaciones normales obliga de tal manera que su incumplimiento es pecado. Porque el desprecio de la ley de la Iglesia no puede ser bueno. Y no darle importancia, dejar voluntariamente de cumplirla, sin motivo, supone de hecho un desprecio.
Como no es una cuestión de opiniones personales, sino de lo establecido por la Iglesia, que es quien ha establecido las leyes eclesiásticas.

Veamos ahora qué nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de estos mandamientos (he resaltado con negrita las partes específicas sobre este tema).

LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

2041 Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en esta línea de una vida moral ligada a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. Los mandamientos más generales de la santa Madre Iglesia son cinco:

2042 El primer mandamiento (oír misa entera y los domingos y demás fiestas de precepto y no realizar trabajos serviles") exige a los fieles que santifiquen el día en el cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en honor de los misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en primer lugar participando en la celebración eucarística, y descansando de aquellos trabajos y ocupaciones que puedan impedir esa santificación de estos días (cf CIC can. 1246-1248; CCEO, can. 880, § 3; 881, §§ 1. 2. 4).

El segundo mandamiento ("confesar los pecados mortales al menos una vez al año") asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf CIC can. 989; CCEO can.719).

El tercer mandamiento ("recibir el sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua") garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en conexión con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana (cf CIC can. 920; CCEO can. 708. 881, § 3).

2043 El cuarto mandamiento (abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia) asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y para adquirir el dominio sobre nuestros instintos, y la libertad del corazón (cf CIC can. 1249-51; CCEO can. 882).

El quinto mandamiento (ayudar a las necesidades de la Iglesia) enuncia que los fieles están además obligados a ayudar, cada uno según su posibilidad, a las necesidades materiales de la Iglesia (cf CIC can. 222; CCEO, can. 25. Las Conferencias Episcopales pueden además establecer otros preceptos eclesiásticos para el propio territorio. Cf CIC, can. 455).

Y en concreto, sobre la Misa dominical, señala:

2177 La celebración dominical del Día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. "El domingo en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto" (CIC, can. 1246,1).

"Igualmente deben observarse los días de Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos" (CIC, can. 1246,1).

2178 Esta práctica de la asamblea cristiana se remonta a los comienzos de la edad apostólica (cf Hch 2,42-46; 1 Co 11,17). La carta a los Hebreos dice: "no abandonéis vuestra asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animaos mutuamente" (Hb 10,25).

La tradición conserva el recuerdo de una exhortación siempre actual: "Venir temprano a la Iglesia, acercarse al Señor y confesar sus pecados, arrepentirse en la oración...Asistir a la sagrada y divina liturgia, acabar su oración y no marchar antes de la despedida...Lo hemos dicho con frecuencia: este día os es dado para la oración y el descanso. Es el día que ha hecho el Señor. En él exultamos y nos gozamos (Autor anónimo, serm. dom.).

La obligación del Domingo

2180 El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: "El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa" (CIC, can. 1247). "Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde" (CIC, can. 1248,1)


2181 La eucaristía del Domingo fundamenta y ratifica toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC, can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.

2182 La participación en la celebración común de la eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y de fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Los fieles proclaman así su comunión en la fe y la caridad. Testimonian a la vez la santidad de Dios y su esperanza de la salvación. Se reconfortan mutuamente, guiados por el Espíritu Santo.

2183 "Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la celebración eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la palabra, si ésta se celebra en la iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a lo prescrito por el Obispo diocesano, o permanezcan en oración durante un tiempo conveniente, solos o en familia, o, si es oportuno, en grupos de familias" (CIC, can. 1248,2).

Como se ve el Catecismo no deja lugar a dudas. Todo lo que se sale de esto, será una opinión personal al margen de lo establecido por la Iglesia.

martes, 24 de abril de 2018

SON MEJORES LOS QUE VAN A MISA?


¿Son mejores los que van a Misa?




—Pero hay quienes se presentan como católicos, van a Misa..., pero luego resulta que no son buenas personas...

Está claro que el hecho de que una persona vaya a Misa no es un seguro a todo riesgo para su honestidad. Siempre será una ayuda para lograrlo, pero no una garantía. Y el hecho de que unas personas poco ejemplares vayan a Misa no resta valor a la Misa ni a la fe católica.

—Pero sería mejor para la fe católica que esas personas poco ejemplares no hicieran manifestaciones de religiosidad.

Quizá fuera un buen marketing para la Iglesia -aunque lo dudo-, pero Jesucristo dijo que no necesitan de médico los sanos sino los enfermos. La Iglesia debe acoger maternalmente a sus hijos, tanto si son grandes santos como si son grandes pecadores. Los católicos no presumen -al menos, no deberían hacerlo, y creo que pocos lo hacen- de ser una élite de la santidad o un modelo de virtud. Simplemente, se esfuerzan por mejorar.

Y ya que has mencionado lo de la asistencia a Misa, recuerdo que un viejo amigo me decía que siempre le había llamado la atención encontrar tanta gente necesitada pidiendo limosna a la puerta de las iglesias, y que, en cambio, se vieran tan pocos mendigos o personas en paro a la puerta de los casinos, los bingos, las salas de fiestas o los bancos, cuando probablemente por esos sitios pase mucha más gente y de más dinero. Y tampoco se ven apenas pobres a las puertas de los sindicatos o de los organismos políticos, pese a que en esos lugares debieran esperarse en principio más fáciles muestras de solidaridad. Y como es de suponer que esos hombres son quizá pobres pero no idiotas, cabe pensar que actúan así porque ellos sí que creen que la gente que va a Misa es, en general, más generosa que la media.

En cualquier caso, sabemos bien que para salvarse no basta con pertenecer a la religión verdadera, ni con ir a Misa cada domingo. Y también está claro que de religiones muy diversas puede recibirse aliento y enseñanza para ser mejores y alcanzar la salvación, con la ayuda de Dios.



© Alfonso Aguiló

martes, 23 de enero de 2018

COSAS QUE NO DEBES HACER EN MISA

Cosas que no debes hacer en Misa



1. No llegues tarde
Recuerda que Dios te está esperando para colmarte de Su amor, darte Su perdón y un abrazo; hablarte al oído, decirte lo que necesitas oír… Te ha apartado un lugar en Su mesa, no lo dejes esperando…

2. No vistas provocativamente
No uses prendas que puedan distraer o provocar (escote, minifalda, shorts, mallas).

3. No entres sin saludar al Señor
Al llegar persígnate. Él está allí, feliz de verte. Agradécele haberte invitado.

4. No te dé pena hacer reverencia o genuflexión
Si pasas frente al altar, que representa a Cristo, haz reverencia. Si pasas frente al Sagrario, donde está Cristo, haz genuflexión (toca el suelo con la rodilla).

5. No masques chicle ni comas o bebas
Sólo se permite agua sola, en caso de necesidad por cuestión de salud.

6. No cruces la pierna
Se considera una postura poco respetuosa. Que tu cuerpo exprese tu devoción.

7. No vale  que una misma persona proclame la Lectura y el Salmo
Si ves que sólo hay un lector o lectora, ofrécete a leer, porque las Lecturas y el Salmo deben ser proclamados por distintos lectores (dos entre semana y tres en domingos o días festivos, cuando hay Segunda Lectura).

8. No añadas frases cuando lees las Lecturas o el Salmo
No leas las letritas rojas ni digas: ‘Primera Lectura’ o ‘Salmo responsorial’, o ‘Segunda Lectura’. Y al final no digas: ‘ésta es la Palabra de Dios’, porque no es explicación, sino rúbrica divina. Sólo di: ‘Palabra de Dios’. Tampoco digas: ‘respondamos al Salmo’; pues no es recitación, el Salmo es en sí la respuesta a la Primera Lectura.

9. Nunca recites el Aleluya
No te adelantes a decir; ‘Aleluya Aleluya’. Espera unos segundos, y de seguro alguien lo cantará, y si ni el padre ni nadie canta, omítelo, pero nunca lo recites.

10. Antes de la proclamación del Evangelio, no te persignes
Sólo debes signarte (trazar tres cruces pequeñas, en frente, labios y pecho).

11. No respondas en plural cuando el Credo se hace en forma de preguntas
Quien preside pregunta en plural: ‘¿Creen en Dios Padre Todopoderoso?’ No respondas: ‘sí creemos’, pues la fe es personal. Responde: ‘sí creo’.

12. No recojas la colecta durante la Oración Universal
La colecta se recoge durante la presentación de los dones (cuando todos están sentados y quien preside sirve el vino en el cáliz, bendice a Dios por los dones del pan y el vino, y se purifica las manos).

13. No te levantes durante la presentación de los dones
A veces alguien se levanta y por imitación se levantan otros; tal vez al ver al padre levantar el cáliz y la hostia creen que es la Consagración, pero no lo es.

14. No te arrodilles apenas termine el ‘Santo’
Hay que esperar a que quien preside la Misa ponga ambas manos por encima del copón y el cáliz y pida al Espíritu Santo que transforme el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Ése es el momento de arrodillarse (si hay campanita, es ahí cuando la tocan).

15. No te sientes durante la Consagración
Si no te puedes hincar, quédate de pie, pero sentarse, a menos que sea por enfermedad o ancianidad, es falta de respeto a Cristo, que se hace presente en el altar.

16. No digas nada en voz alta durante la Consagración
Hay quien en la Consagración dice en voz alta: ‘Señor mío, Dios mío’, pero distrae a quienes están haciendo su propia adoración en silencio.

17. No digas en voz alta: ‘Por Cristo, con Él y en Él…’
Es parte de la Plegaria Eucarística y sólo le toca decirla a quien preside la Misa.

18. No te muevas de tu lugar para ir a dar la paz
Sólo debes dar la paz a quienes están junto a ti, no a los de otras bancas. Tampoco aprovechar para ir a felicitar o dar pésame.

19. No comulgues si no te has preparado
Debes haber guardado el ayuno eucarístico (no haber comido o bebido nada, ni mascado chicle, una hora antes de comulgar), y no tener pecado grave.

20. No te formes a comulgar sólo en la fila del sacerdote
Jesús está presente en la Hostia Consagrada, sin importar si lo da el sacerdote o un Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión, que es una persona que ha recibido una preparación especial, ha sido instituida por el obispo, y cuenta con la autorización de la Iglesia para distribuir la Comunión en Misa y llevarla a ancianos y a enfermos.

21. Después de comulgar, no platiques con los demás
Tras comulgar, regresa a tu lugar y habla con el Señor, al que acabas de recibir. Si no pudiste comulgar, haz una Comunión Espiritual y habla con Él.

22. Cuando acabó la distribución de la Comunión no sigas cantando
Se debe terminar el canto con la última persona que comulga, para dar tiempo a que haya un silencio sagrado que permita a cada persona entrar en diálogo con Dios.

23. Que tu celular no sea distracción
Al llegar a la iglesia pon tu celular en silencio. No te pongas a textear ni a hablar por el celular, porque te distraes tú y distraes a los demás. Dedica toda tu atención al Señor, que te está dedicando toda Su atención a ti en esta cita de amor que es la Misa.

24. No desatiendas a tus pequeños
Enséñalos a disfrutar estar en la casa de su Padre Dios, y a saberse comportar.

25. No te salgas antes ni igual que como llegaste
No te pierdas le bendición con la que se te envía al mundo a dar testimonio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y sal con un propósito nuevo que haya inspirado en ti el Señor, para edificar en el mundo Su Reino de amor.


- Fuente: Desde la Fe -
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