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lunes, 17 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO EN LUNES DEL ÁNGEL: LA ÚLTIMA PALABRA NO ES SEPULCRO NI MUERTE SINO VIDA


Papa Francisco en Lunes del Ángel: La última palabra no es sepulcro ni muerte sino vida
Por Walter Sánchez Silva







VATICANO, 17 Abr. 17 / 05:56 am (ACI).- Al presidir el rezo de la oración mariana del Regina Coeli que en el tiempo de Pascua reemplaza al Ángelus, el Papa Francisco señaló que con la resurrección de Cristo, “la última palabra no es sepulcro, no es la muerte, sino la vida”.

Así lo indicó el Santo Padre bajo un soleado mediodía de Roma en el llamado “Lunes del Ángel”, ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.


“Desde que, en la aurora del tercer día, Jesús crucificado ha resucitado, ¡la última palabra no es más de la muerte sino de la vida! ¡La última palabra no es el sepulcro, no es la muerte, sino la vida!”, exclamó Francisco.

"Por esto repetimos tanto: 'Cristo ha resucitado'. Porque en Él el sepulcro ha sido derrotado y ha nacido la vida", agregó.

“En este lunes de fiesta, llamado ‘Lunes del Ángel’, la liturgia hace resonar el anuncio de la Resurrección proclamado ayer ‘¡Cristo ha resucitado, aleluya!’ En el hodierno pasaje evangélico podemos escuchar el eco de las palabras que el Mensajero celestial dirige a las mujeres que llegaron al sepulcro: ‘Rápido, vayan a decirle a los discípulos que ha resucitado de entre los muertos’”.


Esta invitación, dijo el Papa, está dirigida “a nosotros también” a “‘hacer rápido’ e ‘ir’ y anunciar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y esperanza”.

Ante la fuerza de la resurrección del Señor, “que constituye la verdadera y propia novedad de la historia y del cosmos, estamos llamados a ser hombres y mujeres nuevos según el Espíritu, afirmando el valor de la vida. ¡Esto ya es comenzar a resurgir!”

“Seremos hombres y mujeres de resurrección si, en medio de las pruebas que afligen al mundo, a la mundanidad que aleja de Dios, sabemos dar gestos de solidaridad y acogida, alimentar el deseo universal de la paz y la aspiración a un ambiente libre de deterioro”.

Se trata, precisó el Pontífice, “de signos comunes y humanos pero que, sostenidos y animados por la fe en el Señor resucitado, pueden adquirir una eficacia muy superior a nuestras capacidades”.

“Sí, porque Cristo está vivo y obra en la historia por medio de su Espíritu Santo: rescata nuestras miserias, llega a todo corazón humano y devuelve la esperanza a quien está oprimido y sufriendo”.

El Santo Padre hizo votos para que “la Virgen María, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de su Hijo Jesús, nos ayude a ser signos claros de Cristo resucitado entre las pruebas del mundo, para que cuantos están en tribulación y en dificultades no sigan siendo víctimas del pesimismo, de la resignación, sino que encuentren en nosotros muchos hermanos y hermanas que ofrecen su sostenimiento y consuelo”.

“Que nuestra Madre nos ayude a creer fuertemente en la resurrección de Jesús, admirable misterio de salvación, y en su capacidad de transformar los corazones y la vida.”

El Papa también pidió la intercesión de la Madre de Dios para que “interceda de modo particular por las comunidades cristianas que están llamadas hoy en nuestro mundo a un testimonio más difícil y valiente”.

“A cada uno de ustedes les auguro que pasen en la serenidad estos días de la Octava de Pascua, en la que se prolonga la alegría de la resurrección de Cristo”, dijo luego.

Finalmente exhortó a tomar “cada buena ocasión para ser testimonio de la paz del Señor resucitado. ¡Buena y Santa Pascua a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí”.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN MISA DE DOMINGO DE PASCUA 2017


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en Misa de Domingo de Pascua
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa.





VATICANO, 16 Abr. 17 / 10:28 am (ACI).- El Papa Francisco presidió hoy la Misa de Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, y aseguró que “en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido”.

A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco en la Misa de Domingo de Pascua, gracias a la traducción de Radio Vaticano:


Hoy la Iglesia repite, canta, grita, Jesús ha resucitado, pero ¿cómo es esto? Pedro, Juan y las mujeres fueron al sepulcro y estaba vacío, pero Él no estaba. Y fueron con el corazón cerrado de la tristeza, la tristeza de una derrota, el Maestro, su Maestro, aquel que tanto amaban ha sido justiciado y muerto y de la muerte no se regresa.

Esta es la derrota, este es el camino de la derrota, el camino hacia el sepulcro. Pero el ángel les dice: no está aquí, ha resucitado. El primer anuncio, ¡ha resucitado!

Después la confusión, el corazón cerrado, las apariciones, ellos cerrados, toda la jornada en el cenáculo porque tenían miedo que les sucediera a ellos lo que le sucedió a Jesús.

Y la Iglesia no deja de decir a nuestros fracasos, a nuestros corazones cerrados, temerosos… ¡detente!, el Señor ha resucitado. Pero si el señor ha resucitado como es que suceden estas cosas, como es que suceden tantas desgracias, enfermedades, tráfico de personas, trata de personas, guerra , destrucción, mutilación, revancha, odio… ¿dónde está el Señor?

Ayer llame por teléfono a un joven con una enfermedad grave, un joven culto, un ingeniero, y hablando para darle un signo de fe le dije: "No hay explicaciones para lo que te sucede, mira a Jesús en la cruz, Dios hizo eso con su hijo, no hay otra explicación".

Y él me ha contestado: "Sí. Pero se lo ha pedido al hijo y el hijo a dicho sí. Pero a mí no me han preguntado si quería esto, y yo no he dicho que sí". Esto nos conmueve. A ninguno de nosotros nos han preguntado si estamos contentos con lo que pasa en el mundo, si estamos dispuestos a llevar a delante esta cruz… y la cruz va a delante y la fe en Jesús se viene abajo, por eso la Iglesia continúa diciendo ¡Jesús ha resucitado!

Y esto no es una fantasía. La resurrección de Cristo no es una fiesta con flores; es algo más. Es el Misterio de la piedra descartada que termina por ser el fundamento de nuestra existencia, ¡Cristo ha resucitado!. Y esto significa en esta cultura del descarte, donde eso que no sirve toma el camino del “usa y tira” y todo lo que no sirve viene descartado; esa piedra que ha sido descartada es fuente de vida.

También nosotros pequeñas piedras, en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido. En medio de tanta calamidad, sin mirar más allá, no hay un muro sino un horizonte. Está la vida, está la gloria, es la cruz con esta ambivalencia.

Mira adelante, no te cierres, tú pequeña piedra tienes un sentido en la vida porque eres una piedra tomada de aquella gran piedra que la maldad del pecado ha descartado.

¿Qué nos dice la Iglesia hoy ante tantas tragedias? Simplemente esto; la piedra descartada no resulta realmente descartada. Las piedritas que creen y se aferran a esa piedra no son descartadas, tienen un sentido. Con este sentimiento la Iglesia repite desde dentro del corazón, ¡Cristo ha resucitado!

Pensemos un poco cada uno de nosotros en los problemas cotidianos, en las enfermedades que cada uno de nosotros hemos vivido o alguno de nuestros familiares; pensemos en las guerras, en las tragedias humanas, y simplemente con voz humilde, sin flores, solo delante de Dios, delante de nosotros mismos.

No sé cómo va esto pero estoy seguro que Cristo ha resucitado y yo apuesto por esto. Hermanos y hermanas esto es lo que quería decirles. Vuelvan a casa hoy repitiendo en sus corazones ¡Cristo ha resucitado!

domingo, 16 de abril de 2017

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA PASCUAL 2017 - TEXTO COMPLETO


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual 2017
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 15 Abr. 17 / 03:30 pm (ACI).- El Papa Francisco presidió esta noche la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro e invitó a llevar la Buena Nueva de Cristo resucitado en un celebración en la que bautizó a 11 personas de diferentes nacionalidades, entre ellas Italia, China, España o Albania.

“Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad. Y si no somos capaces de dejar que el Espíritu nos conduzca por este camino, entonces no somos cristianos”, aseguró.


A continuación, el texto completo de la homilía del Papa:

«En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro» (Mt 28,1). Podemos imaginar esos pasos…, el típico paso de quien va al cementerio, paso cansado de confusión, paso debilitado de quien no se convence de que todo haya terminado de esa forma… Podemos imaginar sus rostros pálidos… bañados por las lágrimas y la pregunta, ¿cómo puede ser que el Amor esté muerto?


A diferencia de los discípulos, ellas están ahí —como también acompañaron el último respiro de su Maestro en la cruz y luego a José de Arimatea a darle sepultura—; dos mujeres capaces de no evadirse, capaces de aguantar, de asumir la vida como se presenta y de resistir el sabor amargo de las injusticias. Y allí están, frente al sepulcro, entre el dolor y la incapacidad de resignarse, de aceptar que todo siempre tenga que terminar igual.

Y si hacemos un esfuerzo con nuestra imaginación, en el rostro de estas mujeres podemos encontrar los rostros de tantas madres y abuelas, el rostro de niños y jóvenes que resisten el peso y el dolor de tanta injusticia inhumana. Vemos reflejados en ellas el rostro de todos aquellos que caminando por la ciudad sienten el dolor de la miseria, el dolor por la explotación y la trata. En ellas también vemos el rostro de aquellos que sufren el desprecio por ser inmigrantes, huérfanos de tierra, de casa, de familia; el rostro de aquellos que su mirada revela soledad y abandono por tener las manos demasiado arrugadas. Ellas son el rostro de mujeres, madres que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción, que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante y estéril que no permite que las cosas cambien. Ellas, en su dolor, son el rostro de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la dignidad.

En el rostro de estas mujeres, están muchos rostros, quizás encontramos tu rostro y el mío. Como ellas, podemos sentir el impulso a caminar, a no conformarnos con que las cosas tengan que terminar así. Es verdad, llevamos dentro una promesa y la certeza de la fidelidad de Dios. Pero también nuestros rostros hablan de heridas, hablan de tantas infidelidades, personales y ajenas, hablan de nuestros intentos y luchas fallidas. Nuestro corazón sabe que las cosas pueden ser diferentes pero, casi sin darnos cuenta, podemos acostumbrarnos a convivir con el sepulcro, a convivir con la frustración. Más aún, podemos llegar a convencernos de que esa es la ley de la vida, anestesiándonos con desahogos que lo único que logran es apagar la esperanza que Dios puso en nuestras manos. Así son, tantas veces, nuestros pasos, así es nuestro andar, como el de estas mujeres, un andar entre el anhelo de Dios y una triste resignación. No sólo muere el Maestro, con él muere nuestra esperanza.

«De pronto tembló fuertemente la tierra» (Mt 28,2). De pronto, estas mujeres recibieron una sacudida, algo y alguien les movió el suelo. Alguien, una vez más salió, a su encuentro a decirles: «No teman», pero esta vez añadiendo: «Ha resucitado como lo había dicho» (Mt 28,6). Y tal es el anuncio que generación tras generación esta noche santa nos regala: No temamos hermanos, ha resucitado como lo había dicho. «La vida arrancada, destruida, aniquilada en la cruz ha despertado y vuelve a latir de nuevo» (cfr R. Guardini, El Señor). El latir del Resucitado se nos ofrece como don, como regalo, como horizonte. El latir del Resucitado es lo que se nos ha regalado, y se nos quiere seguir regalando como fuerza transformadora, como fermento de nueva humanidad. Con la Resurrección, Cristo no ha movido solamente la piedra del sepulcro, sino que quiere también hacer saltar todas las barreras que nos encierran en nuestros estériles pesimismos, en nuestros calculados mundos conceptuales que nos alejan de la vida, en nuestras obsesionadas búsquedas de seguridad y en desmedidas ambiciones capaces de jugar con la dignidad ajena.

Cuando el Sumo Sacerdote y los líderes religiosos en complicidad con los romanos habían creído que podían calcularlo todo, cuando habían creído que la última palabra estaba dicha y que les correspondía a ellos establecerla, Dios irrumpe para trastocar todos los criterios y ofrecer así una nueva posibilidad. Dios, una vez más, sale a nuestro encuentro para establecer y consolidar un nuevo tiempo, el tiempo de la misericordia. Esta es la promesa reservada desde siempre, esta es la sorpresa de Dios para su pueblo fiel: alégrate porque tu vida esconde un germen de resurrección, una oferta de vida esperando despertar.

Y eso es lo que esta noche nos invita a anunciar: el latir del Resucitado, Cristo Vive. Y eso cambió el paso de María Magdalena y la otra María, eso es lo que las hace alejarse rápidamente y correr a dar la noticia (cf. Mt 28,8). Eso es lo que las hace volver sobre sus pasos y sobre sus miradas. Vuelven a la ciudad a encontrarse con los otros.

Así como ingresamos con ellas al sepulcro, los invito a que vayamos con ellas, que volvamos a la ciudad, que volvamos sobre nuestros pasos, sobre nuestras miradas. Vayamos con ellas a anunciar la noticia, vayamos… a todos esos lugares donde parece que el sepulcro ha tenido la última palabra, y donde parece que la muerte ha sido la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad. Y si no somos capaces de dejar que el Espíritu nos conduzca por este camino, entonces no somos cristianos.

Vayamos y dejémonos sorprender por este amanecer diferente, dejémonos sorprender por la novedad que sólo Cristo puede dar. Dejemos que su ternura y amor nos muevan el suelo, dejemos que su latir transforme nuestro débil palpitar.

miércoles, 12 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO: JESÚS SE DEJÓ DESPEDAZAR POR LA MUERTE PARA SALVAR LA HUMANIDAD


Papa Francisco: Jesús se dejó “despedazar por la muerte” para salvar a la humanidad
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa



VATICANO, 12 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- Para explicar el sentido de la cruz, el Papa Francisco recurrió a la imagen evangélica de la semilla que cae en tierra y muere para que crezca una planta y de fruto: “Jesús vivió el amor hasta el final, dejándose despedazar por la muerte, como una semilla que cae en tierra”.

Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Santo Padre contrapuso la esperanza terrena a la esperanza de la cruz.


Francisco recordó cómo entró Jesús en Jerusalén “con la aclamación festiva de los discípulos y de mucha gente”, y reflexionó sobre los acontecimientos posteriores que llevaron a la Pasión del Señor.

“¿Quién de aquellos habría imaginado que poco después Jesús sería humillado, condenado y ajusticiado en una cruz?”, se preguntó “La esperanza terrena de aquella gente se rompió delante de la cruz. La esperanza terrena se quebró, pero renació la esperanza nueva, aquella esperanza que dura para siempre. Nosotros creemos que en la misma cruz, nuestra esperanza renació. Es una esperanza diferente la que nace de la cruz. Es una esperanza diferente a la que quebró. ¿De qué esperanza se trata?”

A entender en qué consiste esa esperanza de la cruz “nos puede ayudar aquello que el mismo Jesús dice después de haber entrado en Jerusalén: ‘Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto’. Podemos pensar en un grano, en una pequeña semilla que cae a la tierra. Si se queda cerrado en sí misma, no sucede nada. Si, por el contrario, germina, se abre, entonces da vida a una espiga, a un brote, y luego a una planta que dará fruto”.

“Jesús ha llevado al mundo una esperanza nueva, y lo ha hecho a la manera de las semillas: se ha hecho pequeño, como una semilla de trigo, ha dejado a un lado su gloria celeste para venir donde nosotros: ‘ha caído en tierra’. Pero todavía no era suficiente”.

El Pontífice explicó que, por ese motivo, la muerte en la cruz era necesaria. “Justo ahí, en el punto extremo de su humillación, que es también el punto más alto del amor, germinó la esperanza. Si alguno de vosotros me pregunta: ‘¿De dónde nace la esperanza?’, la respuesta está en la cruz. Mira la cruz, mira a Cristo crucificado, y de ahí te llegará la esperanza que no se apaga nunca. Aquella que dura toda la vida eterna”.

“Y precisamente germinó por la fuerza del amor, porque el amor, que ‘todo lo espera, todo lo soporta’, el amor que es la vida de Dios, lo ha renovado todo. De esta manera, en la Pascua, Jesús transformó nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en fe. Y lo hizo al cargar con todo ello sobre sus espaldas. Es por esto por lo que allí, sobre la cruz, nació y renace siempre nuestra esperanza. Por eso, con Jesús toda nuestra oscuridad puede transformarse en luz, cada derrota en victoria y cada decepción en esperanza”.

Además, el Papa también subrayó que “cuando elegimos la esperanza de Jesús, descubrimos que la forma victoriosa de vivir procede de esa semilla, de ese amor humilde. No hay otra forma de vencer el mal y dar esperanza al mundo. Podéis decir: ‘No, es una lógica derrotista’. Podría parecerlo, sí, que es una lógica derrotista, porque el que ama, pierde poder. ¿Habéis pensado en esto? El que ama, pierde poder. El que da, se desposee de lo que tiene. Y el amor es un don”.

Por otro lado, advirtió contra la voracidad insaciable de querer cada vez más cosas. “He conseguido algo, pero pronto quiero algo mayor, y así siempre, y no me siento nunca satisfecho. Cuanto más se tiene, más se quiere. Quien es voraz, nunca se siente saciado. Jesús lo dice de una manera clara: ‘Quien ama la propia vida, la perderá’. Es decir, el que se ama a sí mismo y vive por sus intereses, si confía sólo en sí, lo pierde todo, hasta la vida. Quien, por el contrario, acepta, está disponible y sirve, vive a la manera de Dios: entonces es victorioso, se salva a sí mismo y a los demás: se convierte en semilla de esperanza para el mundo”.

En todo este proceso, concluyó el Papa Francisco, el paso por la cruz es ineludible. “Este amor verdadero pasa por medio de la cruz, del sacrificio, de Jesús. La cruz es el paso obligado, pero no es la meta: la meta es la gloria, como nos enseña la Pascua. Y nos ayuda otra imagen bellísima que Jesús dejó a sus discípulos durante la Última Cena. Dice: ‘La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo’”.

“Ahí lo tenemos: dar la vida, no poseerla, da alegría. El amor es el motor que nos hace ir adelante con nuestra esperanza”.

martes, 11 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO: EL CATÓLICO DEBE OFRECER A LOS DEMÁS LA MEDICINA DEL AMOR


Papa Francisco: El católico debe ofrecer a los demás la medicina del amor
Por Álvaro de Juana
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 11 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- El Papa Francisco se encontró en el Vaticano con un grupo de niños y jóvenes del Hospital Pediátrico “Bambino Gesù” de Roma, junto a sus padres y médicos, y afirmó que el católico debe dar a los demás una medicina importante: el amor.

“Cada uno de vosotros es una historia. No solo los niños enfermos, sino también los médicos, los enfermeros, los que visitan, las familias”, dijo el Papa al saludarlos.


“Entrar en un hospital da siempre miedo. Yo veo que cuando me acerco a algunos niños, no todos, pero sí algunos, pequeños, que me ven de blanco, comienzan a llorar, piensan que soy el médico que les va a poner una vacuna, y lloran y tienen miedo, pero después les hago dos caricias y se tranquilizan”.

Francisco advirtió del peligro y del riesgo “de olvidar la medicina más importante que solo una familia puede dar: ¡las caricias!”. “Es una medicina demasiado cara, porque tenerla, para poderla tener debes darlo todo, debes poner todo el corazón, todo el amor”.

En este sentido, “vosotros tenéis las caricias de los médicos, de los enfermos, de la directora, de todos”. Este hospital “en los últimos tiempos ha crecido mucho y se ha convertido en una familia. El niño, el enfermo allí encuentra una familia”.

El “Bambino Gesù” es “un testimonio, un testimonio humano. Es un hospital católico y para ser católico antes de nada uno debe ser humano, y vosotros hoy dais un testimonio humano”.

“Por favor, id adelante siempre en este camino, creced en este camino”. “¿Qué es más importante en una familia? La madre, el padre, los hermanos mayores, los abuelos, los niños… cada uno es más importante, y vosotros sois todos importantes, pero siempre unidos”. 

lunes, 10 de abril de 2017

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE DOMINGO DE RAMOS


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa del Domingo de Ramos
 Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 09 Abr. 17 / 07:43 am (ACI).- El Papa Francisco presidió la celebración de la Misa del Domingo de Ramos, o Domingo de Pasión, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. El Santo Padre animó a los cristianos a seguir a Jesús y a llevar la cruz con paciencia, sin rechazarla.

A continuación el texto completo de la homilía:


Esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del evangelio sobre su pasión. Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén.


Desde hace 32 años la dimensión gozosa de este domingo se ha enriquecido con la fiesta de los jóvenes: La Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra en ámbito diocesano, pero que en esta plaza vivirá dentro de poco un momento intenso, de horizontes abiertos, cuando los jóvenes de Cracovia entreguen la Cruz a los jóvenes de Panamá.

El Evangelio que se ha proclamado antes de la procesión (cf. Mt 21,1-11) describe a Jesús bajando del monte de los Olivos montado en una borrica, que nadie había montado nunca; se hace hincapié en el entusiasmo de los discípulos, que acompañan al Maestro con aclamaciones festivas; y podemos imaginarnos con razón cómo los muchachos y jóvenes de la ciudad se dejaron contagiar de este ambiente, uniéndose al cortejo con sus gritos. Jesús mismo ve en esta alegre bienvenida una fuerza irresistible querida por Dios, y a los fariseos escandalizados les responde: ‘Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras’ (Lc 19,40).

Pero este Jesús, que justamente según las Escrituras entra de esa manera en la Ciudad Santa, no es un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta ‘new age’, un vendedor de humo, todo lo contrario: es un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión; es el gran Paciente del dolor humano.

Así, al mismo tiempo que también nosotros festejamos a nuestro Rey, pensamos en el sufrimiento que él tendrá que sufrir en esta Semana. Pensamos en las calumnias, los ultrajes, los engaños, las traiciones, el abandono, el juicio inicuo, los golpes, los azotes, la corona de espinas..., y en definitiva al via crucis, hasta la crucifixión.

Él lo dijo claramente a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga’ (Mt 16,24). Él nunca prometió honores y triunfos. Los Evangelios son muy claros. Siempre advirtió a sus amigos que el camino era ese, y que la victoria final pasaría a través de la pasión y de la cruz. Y lo mismo vale para nosotros. Para seguir fielmente a Jesús, pedimos la gracia de hacerlo no de palabra sino con los hechos, y de llevar nuestra cruz con paciencia, de no rechazarla, ni deshacerse de ella, sino que, mirándolo a Él, aceptémosla y llevémosla día a día.

Y este Jesús, que acepta que lo aclamen aun sabiendo que le espera el ‘crucifícalo’, no nos pide que lo contemplemos sólo en los cuadros o en las fotografías, o incluso en los vídeos que circulan por la red. No. Él está presente en muchos de nuestros hermanos y hermanas que hoy, hoy sufren como Él, sufren a causa de un trabajo esclavo, sufren por los dramas familiares, por las enfermedades... Sufren a causa de la guerra y del terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas. Hombres y mujeres engañados, pisoteados en su dignidad, descartados... Jesús está en ellos, en cada uno de ellos, y con ese rostro desfigurado, con esa voz rota pide que se le mire, que se le reconozca, que se le ame

No es otro Jesús: es el mismo que entró en Jerusalén en medio de un ondear de ramos de palmas y de olivos. Es el mismo que fue clavado en la cruz y murió entre dos malhechores. No tenemos otro Señor fuera de él: Jesús, humilde Rey de justicia, de misericordia y de paz.

jueves, 6 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO PONE A TODOS ESTA TAREA PARA CONOCER LA FIDELIDAD DE DIOS


Papa Francisco pone a todos esta tarea para conocer la fidelidad de Dios
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 06 Abr. 17 / 05:40 am (ACI).- El Papa Francisco habló esta vez en su homilía de la mañana de la alianza de Dios con Abraham: recordó que su vida es la historia de todo hombre y propuso una tarea a todos los fieles.

“Os invito a tomar, hoy, cinco minutos, diez minutos, sentados, sin radio, sin TV; sentados, y pensar en la propia historia: las bendiciones y los problemas, todos. Las gracias y los pecados: todo. Y mirar allí la fidelidad de que Dios ha sido fiel a su alianza, ha sido fiel a la promesa que había hecho a Abraham, ha sido fiel a la salvación que había prometido a su Hijo Jesús”.


En la homilía, el Pontífice comentó las lecturas del día y recordó que Abraham había perdido la esperanza en tener descendencia por su avanzada edad y porque su mujer era estéril. “Si alguno buscase hacer la descripción de la vida Abraham podría decir: 'éste es un soñador’”.


“Fue probado, y después de haber tenido el hijo, siendo un adolescente, le piden ofrecerlo en sacrificio: obedeció y fue adelante contra toda esperanza. Y este es nuestro padre Abraham, que va adelante, adelante, adelante, y cuando Jesús dice que Abraham vio su día, vio a Jesús, se llenó de alegría. Sí: vio la promesa y se alegró de ver la plenitud de la promesa de la alianza, la alegría de ver que Dios no lo había engañado, que Dios es siempre fiel a su alianza”.

La promesa de Dios consistía en “hacerlo padre de una multitud de naciones”. “No te llamarás más Abram sino Abraham” y nosotros hoy “podemos decir”: “soy una de esas estrellas. Soy un granito de arena”.

Francisco invitó entonces a mirar “nuestras raíces”, “nuestro padre” que “nos ha hecho pueblo, un cielo lleno de estrellas, playas llenas de granos de arena”.

“Mirar la historia: no estoy solo, soy un pueblo. Vamos juntos. La Iglesia es un pueblo. Pero un pueblo pensado por Dios, un pueblo que ha dado un padre sobre la tierra que obedeció, y tenemos un hermano que ha dado su vida por nosotros, para hacernos pueblo. Y así podemos mirar al Padre, darle gracias; mirar a Jesús, ser agradecidos; y mirar a Abraham y a nosotros, que somos parte del camino”.

Al concluir, el Pontífice dijo: “estoy seguro de que en medio de las cosas quizás feas –porque todos las tenemos, muchas cosas feas, en la vida– si hoy hacemos esto descubriremos la belleza del amor de Dios, la belleza de su misericordia, la belleza de la esperanza. Y estoy seguro de que todos nosotros estaremos llenos de alegría”.

miércoles, 5 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO INVITA A ACEPTAR SUFRIMIENTOS COMO FORMA DE ESTAR EN COMUNIÓN CON DIOS


Papa Francisco invita a aceptar sufrimientos como forma de estar en comunión con Dios
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 05 Abr. 17 / 05:02 am (ACI).- “Cuando sufrimos por hacer el bien estamos en comunión con el Señor", aseguró el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia General del miércoles en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

Pocos días antes del comienzo de la Semana Santa, el Santo Padre quiso explicar el sentido del sufrimiento en el contexto de la esperanza cristiana. La enseñanza del Pontífice estuvo centrada en la meditación sobre la esperanza cristiana “Dar razón de la esperanza que está en nosotros”, de la primera epístola de San Pedro. 

“San Pedro afirma que ‘es mejor sufrir por hacer el bien que por hacer el mal’. Esto no quiere decir que sea bueno sufrir, pero que cuando sufrimos por hacer el bien, estamos en comunión con el Señor, el cual ha aceptado ser clavado en la cruz por nuestra salvación”, explicó el Obispo de Roma.

Francisco explicó el sentido de aceptar el sufrimiento como una forma de entregarse a los demás: “Cuando nosotros, en situaciones más pequeñas o más grandes en nuestra vida, aceptamos sufrir por el bien, es como si sembrásemos en torno a nosotros semillas de resurrección y de vida, y como si hiciésemos resplandecer en la oscuridad la luz de la Pascua”.

“Es por eso por lo que el Apóstol nos exhorta a responder siempre buscando el bien. La bendición no es una formalidad, no es sólo un signo de cortesía, sino un regalo grande que nosotros hemos recibido en primer lugar, y que tenemos la posibilidad de compartir con los hermanos. Es el anuncio del amor de Dios, un amor desmesurado que no se agota, que nunca va a menos, y que constituye el verdadero fundamento de nuestra esperanza”.

Esta carta de San Pedro “logra ofrecer gran consuelo y paz, haciendo percibir como el Señor está siempre a nuestro lado y no nos abandona nunca, sobre todo en los momentos más delicados y difíciles de nuestra vida”. 

“El secreto está en el hecho de que este escrito tiene sus raíces directamente en la Pascua, en el corazón del misterio que estamos por celebrar haciéndonos así percibir toda la luz y la alegría que surge de la muerte y la resurrección de Cristo”.

El Papa explicó que “Cristo resucitó realmente, está vivo y habita en cada uno de nosotros. Y por ello San Pedro nos invita con fuerza a adorarlo en nuestros corazones. En ellos, el Señor ha establecido su morada en el momento de nuestro Bautismo, y desde ese momento continúa renovando nuestra vida, colmándola de su amor y de la plenitud de su Espíritu”. 

Además, afirmó que “la esperanza no es un concepto, no es un sentimiento. Es una Persona. Es el Señor Jesús que reconocemos vivo y presente en nosotros y en nuestros hermanos. Comprendemos, entonces, que de esta esperanza no se tiene que tomar de forma teórica, con las palabras, sino con el testimonio de la vida”.

Esa forma de vivir la esperanza “debe estar en el interior de la comunidad cristiana, pero también de los que están fuera de ella. Si Cristo está vivo y habita en nosotros, en nuestro corazón, entonces debemos también permitir que se haga visible y que actúe en nosotros”.

“Esto significa –continuó– que el Señor Jesús debe inspirar cada vez más nuestro modelo de vida, y que nosotros debemos tratar de comportarnos como Él se comportó”.

Por lo tanto, “la esperanza que habita en nosotros no puede quedar oculta en nuestro interior, en nuestro corazón, sino que debe, necesariamente, transmitirse al de fuera, tomando la forma inconfundible de la dulzura, de la bondad con el prójimo, llegando tan lejos como para personar al que nos hace mal. Sí, porque así es como lo hizo Jesús, y como continúa a hacerlo por medio de aquellos que le han hecho espacio en el corazón y en su vida, en el conocimiento de que el mal no se vence con el mal, sino con la humildad, con la misericordia y con la dulzura”.

martes, 4 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO:QUIEN NO MIRA SU CRUZ Y LA ACEPTA NO PUEDE SER SALVADO


Papa Francisco: Quien no mira su cruz y la acepta no puede ser salvado
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 04 Abr. 17 / 06:13 am (ACI).- El Papa Francisco hizo una reflexión sobre la Cruz y el uso que se le da, muchas veces sólo como un mero adorno, y pidió darle la importancia que merece porque solo se recibe la salvación aceptándola.

“La salvación solo viene de la Cruz, pero de esta Cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el querer ser buenos. No. La única salvación está en Cristo crucificado, porque solo Él, como la serpiente de bronce ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado que nos ha sanado ahí”.

“Pero, ¿qué es la cruz para nosotros?”, preguntó Francisco. “Sí, el símbolo de los cristianos, es el símbolo de los cristianos. Y nosotros hacemos la señal de la cruz, pero no siempre la hacemos bien, a veces hacemos así… Porque no tenemos esta fe en la cruz. Otras veces, para otras personas es un distintivo de pertenencia: ‘Sí, yo llevo la cruz como si fuese de un equipo, el logotipo de un equipo’”.

El Papa recordó la primera lectura del día: “Dios dice a Moisés: ‘Quien mire la serpiente será curado’. Jesús dice a sus enemigos: ‘Cuando veáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis’. Quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá la salvación”.

“Hoy la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado por amor a mí. Y que cada uno de nosotros pueda decir: ‘Por amor a mí’. Y podamos pensar. ‘¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz, ¿soy consciente de lo que hago?; ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿Solo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso?, ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un ornamento?, ¿cómo una joya con muchas piedras preciosas, de oro?’”.

“¿He aprendido a llevarla sobre mis hombros, donde hace daño? Que cada uno de nosotros mire el Crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntan que os he sugerido.

“Morir en el propio pecado es alguno feo”, señaló el Papa al mencionar cómo el pueblo de Israel se encontraba en el desierto y no soportaba la travesía, por lo que “se aleja del Señor” y “habla de Moisés y del Señor”.

Llegan entonces unas serpientes que los muerden y provocan su muerte y Dios pide a Moisés que construya una serpiente de bronce y la levante para que todo aquel que haya sido mordido, al mirarla, sea sanado.

La serpiente “es símbolo del diablo”, “el padre de la mentira”, “el padre del pecado, el que ha hecho pecar a la humanidad”.

Y Jesús recuerda: “Cuando yo sea levantado en alto, todos vendrán a mí”. “La serpiente de bronce sanaba” pero “era signo de dos cosas: del pecado hecho de la serpiente, de la seducción de la serpiente, de la astucia de la serpiente; y también era señal de la cruz de Cristo. Era una profecía”. 

Lectura comentada por el Papa:

Números 21:4-9
4 Partieron de Hor de la Montaña, camino del mar de Suf, rodeando la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por el camino.
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos habéis subido de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de ese manjar miserable.»
6 Envió entonces Yahveh contra el pueblo serpientes abrasadoras, que mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel.
7 El pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti. Intercede ante Yahveh para que aparte de nosotros las serpientes,» Moisés intercedió por el pueblo.
8 Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.»
9 Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida.

sábado, 1 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO RECIBE EN EL VATICANO A PARTICIPANTES DEL CONGRESO LUTERO 500 AÑOS DESPUÉS


El Papa recibe en el Vaticano a participantes del congreso “Lutero, 500 años después”
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)




VATICANO, 31 Mar. 17 / 03:15 pm (ACI).- El Papa Francisco recibió esta mañana en el Vaticano a los participantes del congreso internacional de estudios “Lutero, 500 años después”, que se realizó en Roma del 29 al 31 de marzo, con motivo del V centenario de la reforma luterana.

En su discurso a los participantes, el Santo Padre expresó su beneplácito por el evento organizado por el Comité Pontificio de Ciencias Históricas y comentó que hasta “hace mucho tiempo un congreso de este tipo habría sido del todo impensable”.


Con esta iniciativa, dijo el Papa, es posible superar “las barreras” y transformar “los conflictos en oportunidades para el crecimiento en la comunión”.

Asimismo, resaltó ayuda a “superar ese clima de desconfianza mutua y de rivalidad que durante demasiado tiempo caracterizó en el pasado las relaciones entre católicos y protestantes”.

De este modo, continuó, estudiando con rigurosidad y sin prejuicios, los católicos y protestantes pueden “??distanciarse de los errores, las exageraciones y los fracasos, reconociendo los pecados que llevaron a la división”.

“Todos somos conscientes de que el pasado no se puede cambiar. Sin embargo, hoy, después de 50 años de diálogo ecuménico entre católicos y protestantes, es posible hacer una purificación de la memoria”.

Esto, señaló el Papa, “no consiste en realizar una corrección inactuable de lo que ocurrió hace quinientos años, sino en ‘contar esta historia de una manera diferente’, sin rastro alguno de aquel rencor por las heridas ocasionadas que distorsiona la visión que tenemos los unos de los otros”.

Francisco alentó luego a derribar los prejuicios y exhortó “a invocar juntos de Dios el don de la reconciliación y de la unidad”.

“Mientras acompaño con la oración vuestro valioso trabajo de investigación histórica, invoco sobre todos vosotros la bendición de Dios Todopoderoso y Misericordioso. Y os pido, por favor, que recéis por mí. ¡Que Dios nos bendiga a todos!”, concluyó.

jueves, 30 de marzo de 2017

HE DEFRAUDADO AL SEÑOR? PAPA FRANCISCO NOS PREGUNTA


Papa Francisco invita a preguntarse en Cuaresma: ¿He defraudado en algo al Señor?
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 30 Mar. 17 / 04:47 am (ACI).- En la homilía del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta, el Papa Francisco pidió a los fieles preguntarse si han defraudado a Dios y si son esclavos de algunos ídolos que lo alejan de Él.

Las palabras del Santo Padre se centraron en esta ocasión en el “sueño y la desilusión de Dios” y al comentar la lectura del Libro del Éxodo recordó que el pueblo le “traiciona” y así Dios “comienza a sentirse defraudado”.

Se trata del pasaje de la Biblia en el que Dios llama a Moisés para entregarle las Tablas de la Ley, pero mientras, el pueblo “no tuvo paciencia” y fabrica un becerro de oro. Un dios “para divertirse” con el que se “olvidaron de Dios que los salvaba”.

“Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Y muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de aquel hombre que planta una viña y después falla, porque los operarios la quieren para ellos”.

“¡En el corazón del hombre siempre existe esta inquietud!”, exclamó. “No está satisfecho de Dios, del amor fiel. El corazón del hombre está siempre dirigido a la infidelidad. Y esta es la tentación”, añadió.

Dios, “por medio de un profeta, reprobará a este pueblo” que “no es constante, no sabe esperar, se ha pervertido”.

“Dios se desilusiona: la infidelidad del pueblo. Y también nosotros somos pueblo de Dios y conocemos bien como es nuestro corazón y cada día tenemos que retomar el camino para no irnos lentamente hacia los ídolos, hacia las fantasías, hacia la mundanidad, hacia la infidelidad”.

“Creo que hoy nos hará bien pensar en el Señor defraudado: ‘Dime Señor, ¿te sientes defraudado por mí?’. Seguro que en algo sí, pero pensad y haceros esta pregunta”, dijo en la homilía.

Sin embargo, Dios “tiene un corazón tierno, un corazón de padre”. Por ello, invitó a pensar “si Dios llora por mi” y “si yo me he alejado del Señor”.

“¿Cuántos ídolos tengo que no soy capaz de quitarme de encima y que me esclavizan? Esa idolatría que tenemos dentro. Y Dios llora por mí”.

“Pensemos hoy en esta desilusión de Dios que nos ha hecho para el amor y sin embargo nosotros vamos a buscar amor, bienestar, pasarlo bien en otros lugares y no en Su amor”, pidió.

“Si nos alejamos de este amor que nos ha criado. Y este es un pensamiento de Cuaresma. Nos hará bien. Y esto hacerlo todos los días; un pequeño examen de conciencia: ‘Señor, sabes que has tenido muchos sueños sobre mí, yo sé que me he alejado, pero dime dónde, cómo, para regresar’. Y la sorpresa será que Él siempre nos espera, como el padre del hijo pródigo, que lo vio venir desde lejos porque lo esperaba”.

Lectura comentadas por el Papa: 

Primera lectura

Éxodo 32:7-14
7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda, baja! Porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha pecado.
8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto."»
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.
10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?
12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.»
14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo.

miércoles, 29 de marzo de 2017

PAPA FRANCISCO INVITA A CREER EN DIOS PARA SALIR DE LA DESESPERACIÓN Y LA MUERTE


Papa Francisco invita a creer en Dios para salir de la desesperación y la muerte
Por Álvaro de Juana
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa





VATICANO, 29 Mar. 17 / 03:46 am (ACI).- En la catequesis de este miércoles en la Audiencia General, el Papa Francisco recordó la figura de Abraham, “Padre de la fe”, que creyó contra toda esperanza, se fió y descubrió que Dios hace salir de la desesperación.

Abraham también “es padre en la esperanza y esto porque en su historia podemos ya acoger el anuncio de la resurrección, de la vida nueva que vence el mal y la misma muerte”.

“El Dios que se revela a Abraham es el Dios que salva, el Dios que hace salir de la desesperación y de la muerte, el Dios que llama a la vida. En la historia de Abraham todo se convierte en un himno al Dios que libera y regenera, todo se convierte en profecía”.

El Papa comentó la carta de San Pablo a los Romanos en la que dice que Abraham “apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza”, dado que Dios le había prometido descendencia a pesar de que ya era anciano y su mujer estéril.  “En este punto, Pablo nos ayuda a probar a fuego la unión estrechísima entre la fe y la esperanza”, añadió.

“Nuestra esperanza no se rige por razonamientos, previsiones y reaseguraciones humanas, y se manifiesta allí donde no hay esperanza, donde no hay nada en lo que esperar, como sucede al mismo Abraham frente a su muerte inminente y la esterilidad de su mujer Sara”.

Francisco aseguró que “la esperanza se radica en la fe y es por eso que es capaz de ir más allá de toda esperanza. Sí, porque no se basa en nuestra palabra, sino en la Palabra de Dios”.

“En este sentido estamos llamados a seguir el ejemplo de Abraham, el cual, puesto frente a la evidencia de una realidad que parece destinada a la muerte, se fía de Dios”.

“Una esperanza basada en una promesa que desde el punto de vista humano parece incierta e imprevisible, pero que no viene a menos ni si quiera frente a la muerte, cuando el que lo promete es el Dios de la Resurrección y de la vida”.

El Santo Padre concluyó pidiendo a Dios “la gracia de basarnos no tanto en nuestras seguridades, en nuestras capacidades, sino en la esperanza que viene de la promesa de Dios, como verdaderos hijos de Abraham”. Así “nuestra vida asumirá una nueva luz, en la conciencia de que Aquél que ha resucitado a su Hijo nos resucitará también a nosotros y nos hará de verdad una sola cosa con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe”.

martes, 28 de marzo de 2017

PAPA FRANCISCO: VIVES TRISTE, AMARGADO Y LAMENTÁNDOTE SIEMPRE?


¿Vives triste, amargado y lamentándote siempre? Esto es lo que te dice Papa Francisco
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 28 Mar. 17 / 04:55 am (ACI).- Al comentar el Evangelio de día en el que Jesús cura a un paralítico, el Papa Francisco dijo que hay mucha gente que vive siempre triste, lamentándose de todo y afectada por la desgana, pero si quieren “sanar” solo tiene que escuchar a Jesús.

En la Misa matutina de Santa Marta, explicó que Jesús le pregunta al enfermo “¿quieres curarte?”. “Es bonito que Jesús siempre nos dice esto a nosotros: ‘¿quieres sanar?, ¿quieres ser feliz? ¿quieres mejorar tu vida?, ¿quieres estar lleno del Espíritu Santo?, ¿quieres sanar?’. Es palabra de Jesús. todos lo que estaban allí, enfermos, ciegos, cojos, paralíticos habrían dicho: ‘Sí, Señor, ¡Sí!’”.

“Pero este es un hombre extraño, y le responde a Jesús: ‘Señor, no tengo nadie que me meta en la piscina cuando el agua se agita y cuando yo voy a ella otro se adelanta y desciende a ella’. La respuesta es un lamento: ‘Mira Señor, que feo, que injusta ha sido la vida conmigo. Todos los otros pueden ir y curarse y yo desde hace 38 años lo busco y nada’”.

El Papa explicó que “este hombre era como el árbol plantado en las corrientes de agua, del que habla el primer salmo, ‘pero tenía las raíces secas’ y ‘esas raíces no llegaban al agua, no podía tomar la salud del agua’”.

“Esto se entiende por la actitud, los lamentos y por buscar siempre echar la culpa al otro: ‘Pero son los otros quienes van antes que yo, soy un pobrecito de 38 años’. Esto es un pecado muy feo, el pecado de la pereza. Este hombre estaba enfermo no tanto por la parálisis sino por la pereza, que es peor que tener el corazón tibio, todavía peor”.

“Es vivir porque vivo, pero sin querer seguir adelante, no tener deseos de hacer algo en la vida, haber perdido la memoria de la alegría. Este hombre ni siquiera conocía la alegría de nombre, la había perdido. Este es el pecado. Es una enfermedad fea: ‘Estoy cómodo así, me he acostumbrado. La vida ha sido injusta conmigo’. Y se ve el resentimiento, la amargura del corazón”.

Entonces Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y camina”. Así es como el paralítico se cura, pero al ser sábado los doctores de la Ley le dicen a Jesús que no es lícito llevar la camilla: “Va en contra de las normas, no es de Dios ese hombre”.

El paralítico “se levantó con esa desgana” que hace “vivir porque es gratis el oxígeno”, hace “vivir siempre mirando a los otros que son más felices que yo” y si está “en la tristeza”, se olvida la alegría.

“La desidia –continuó– el Papa, es un pecado que paraliza, nos hace paralíticos. No nos deja caminar. También hoy el Señor nos mira a cada uno de nosotros, todos tenemos pecados, todos somos pecadores, pero mirando este pecado” dice “levántate”.

“Hoy el Señor a cada uno de nosotros nos dice: ‘Levántate, toma tu vida como sea, bonita, fea, como sea, tómala y ve adelante. No tengas miedo, ve adelante con tu camilla’. ‘Pero Señor, no es el último modelo de camilla’. ¡Ve hacia delante! ¡Con esa camilla fea, quizás, pero ve adelante! Es tu vida, es tu alegría. ‘¿Quieres curarte?’, es la primera pregunta que nos hace hoy el Señor. ‘Sí, Señor’. ‘Levántate’. Y en la antífona al comienzo de la Misa hemos escuchado ese inicio tan bonito: ‘Vosotros que tenéis sed venid a las aguas –es un agua gratis, que no se paga–. Saciaréis vuestra sed con alegría’.

“Si decimos al Señor ‘Sí, quiero sanar. Sí, Señor, ayúdame que quiero levantarme’, sabremos cómo es la alegría de la salvación”. 

Lecturas comentadas por el Papa:

Primera lectura
Ezequiel 47:1-9, 12

1 Me llevó a la entrada de la Casa, y he aquí que debajo del umnbral de la Casa salía agua, en dirección a oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia oriente. El agua bajaba de debajo del lado derecho de la Casa, al sur del altar.
2 Luego me hizo salir por el pórtico septentrional y dar la vuelta por el exterior, hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente, y he aquí que el agua fluía del lado derecho.
3 El hombre salió hacia oriente con la cuerda que tenía en la mano, midió mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta los tobillos.
4 Midió otros mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta las rodillas. Midió mil más y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta la cintura.
5 Midió otros mil: era ya un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido hasta hacerse un agua de pasar a nado, un torrente que no se podía atravesar.
6 Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?» Me condujo, y luego me hizo volver a la orilla del torrente.
7 Y a volver vi que a la orilla del torrente había gran cantidad de árboles, a ambos lados.
8 Me dijo: «Esta agua sale hacia la región oriental, baja a la Arabá, desemboca en el mar, en el agua hedionda, y el agua queda saneada.
9 Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Los peces serán muy abundantes, porque allí donde penetra esta agua lo sanea todo, y la vida prospera en todas partes adonde llega el torrente.
12 A orillas del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales cuyo follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán: producirán todos los meses frutos nuevos, porque esta agua viene del santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas de medicina.»

Salmo responsorial
Salmo 46:2-3, 5-6, 8-9

2 Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto.
3 Por eso no tememos si se altera la tierra, si los montes se conmueven en el fondo de los mares,
5 ¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios, santificando las moradas del Altísimo.
6 Dios está en medio de ella, no será conmovida, Dios la socorre al llegar la mañana.
8 ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!
9 Venid a contemplar los prodigios de Yahveh, el que llena la tierra de estupores.

Evangelio
Juan 5:1-16

1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.
4 Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?»
7 Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.»
8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
9 Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día.
10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.»
11 El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.»
12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?»
13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar.
14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.

domingo, 26 de marzo de 2017

CÓMO CRECER EN AMISTAD CON JESÚS? PAPA FRANCISCO PROPONE 3 CLAVES


¿Cómo crecer en amistad con Jesús? El Papa propone 3 claves y un hilo conductor
Por Walter Sánchez Silva



MILÁN, 25 Mar. 17 / 01:30 pm (ACI).- En medio de un gran ambiente de fiesta en el encuentro que sostuvo con unos 45 mil confirmandos, que estaban acompañados por sus padres, padrinos y catequistas, el Papa Francisco propuso este sábado en Milán tres claves para crecer en la amistad con Jesús, que están unidas por un hilo conductor que es la oración.

Las claves que propuso el Papa son las siguientes:


1.- Los abuelos
El Papa insistió una vez más en la necesidad de contar en la vida cotidiana con los abuelos, pues a pesar de que “son viejos” o “no saben usar la computadora ni el celular”, sí pueden ayudar a crecer en la amistad con Jesús.

“Los abuelos me han hablado normalmente de las cosas de la vida. Un abuelo me ha enseñado como con trabajo Jesús aprendió un oficio. Cuando yo veía a un abuelo, pensaba en Jesús. El otro abuelo me decía que nunca fuera a dormir sin decir una palabra a Jesús”.

“La abuela me enseñó a rezar, también mamá, también la otra abuela”, continuó el Santo Padre. “Los abuelos tienen la sabiduría de la vida. Con esa sabiduría nos enseñan a ir más cerca de Jesús. Un consejo, hablen con los abuelos, háganles todas las preguntas que quieren. Escúchenlos, hablen con ellos. Es importante en este tiempo hacerlo, ¿han entendido?

2.- Jugar con los amigos
“Me ayudó mucho jugar con los amigos porque jugar es bueno, jugar es sentir la alegría del juego con los amigos, sin insultarnos. Pensar que así jugaba Jesús. Les pregunto, ¿Jesús jugaba o no? Pero era Dios, ¿Dios podía jugar? Sí, Jesús jugaba”.

Francisco resaltó que “a nosotros nos hace bien jugar con los amigos porque cuando el juego es limpio se aprende a respetar a los otros, se aprende a hacer el equipo, a trabajar todos juntos y esto nos une a Jesús”.

3.- La parroquia
“Una tercera cosa que me ayudó fue la parroquia, ir al oratorio. Esto es importante. ¿A ustedes les gusta ir a la parroquia? ¿Les gustar ir a misa?”, cuestionó el Papa, a lo que los muchachos respondieron algunos “sí” y otros “no”.

“Estas tres cosas les harán crecer en la amistad con Jesús: hablar con los abuelos, jugar con los amigos e ir a la parroquia, porque con estas tres cosas tú rezarás más”.

Y la oración, concluyó el Santo Padre, “es el hilo que une las tres cosas”.
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