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sábado, 12 de septiembre de 2015

SU MADRE, NUESTRA MADRE


Su Madre, nuestra Madre
María no es el Evangelio. No hay ningún evangelio de María. Pero sin María tampoco hay Evangelio. Y ella no falta en ninguno de los cuatro.


Por: Redacción Catholic.net | Fuente: Catholic.net 




Y henos aquí, llegados al término de estas meditaciones sobre la figura de María a través de los cuatro evangelistas. Es cierto que todos ellos nos hablan de María con la intención última de decir lo que desean acerca de Jesús. Sus discursos acerca de Cristo encuentran en ella luz y apoyo. Pero ninguno pudo prescindir de ella para hablar de Jesús y presentárnoslo como Evangelio, que es decir: como anuncio de salvación.

María no es el Evangelio. No hay ningún evangelio de María. Pero sin María tampoco hay Evangelio. Y ella no falta en ninguno de los cuatro.

Ella no sólo es necesaria para envolver a Jesús en pañales y lavarlos... No sólo es necesaria para sostener los primeros pasos vacilantes de su niño sobre nuestra tierra de hombres. Su misión no sólo es contemporanea a la del Jesús terreno, sino que va más allá de su muerte en la Cruz: acompaña su resurrección y el surgimiento de su Iglesia.

Vestida de sol, coronada de estrellas, de pie sobre la luna, María, como su Hijo, permanece. Y aunque el mundo y los astros se desgasten como un vestido viejo, para confusión de los que en estas cosas pusieron su seguridad y vanagloria, María permanecerá, como la Palabra de Dios de la que es Eco.

María, Madre de Jesús, pertenece al acervo de los bienes comunes a Jesús y a sus discípulos. Su Padre es nuestro Padre. Su hora, nuestra hora. Su gloria, nuestra gloria. Su Madre, nuestra Madre.

María en San Marcos: La figura de María según Marcos es, como nos muestra su comparación con los pasajes paralelos de Mateo y Lucas, la figura más primitiva que podemos rastrear a través de los escritos del Nuevo Testamento.

María en San Mateo: Mateo enriquece la figura de María manifestando dos rasgos de la Madre del Mesías: Virgen y esposa de José, hijo de David.

María en San Lucas: A Lucas debemos una serie de rasgos de María, detalles de su figura, que proviene de un interés por ella como testigo de la vida de Jesús.

María en San Juan: La importancia que la figura de la Madre de Jesús tiene en el evangelio según San Juan no la podemos inferir de la abundancia de referencias a ella, pues, como hemos visto, son pocas. La hemos de deducir de la sugestiva colocación, dentro del plan total del evangelio, de las dos únicas y breves escenas en que ella aparece: Caná y el Calvario.

lunes, 3 de agosto de 2015

INVOCA A LA VIRGEN MARÍA


Invoca a María



Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar… ¡Invoca a María!

Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella… ¡Invoca a María!

Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos vayan a esa estrella… ¡Invoca a María!

Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios.

En medio de tus peligros, de tus angustia, de tus dudas, piensa en María… ¡Invoca a María!

El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se aparten nunca ni de tu corazón ni de tus labios.

Y para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos.

¡Siguiéndola no te pierdes en el camino!

¡Implorándola no te desesperarás!

¡Pensando en Ella no te descarriarás!

Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer.

¡Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al Puerto de la Patria Celestial!


San Bernardo

sábado, 25 de julio de 2015

LA VIRGEN MARÍA Y EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA


La Virgen y el sacramento de la Penitencia
La Virgen acompaña a cada sacerdote que confiesa y a cada penitente que pide humildemente perdón.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




La Virgen María ocupa un lugar muy particular para los creyentes en Cristo. Ella fue concebida inmaculada. Ella aceptó plenamente la voluntad de Dios en su vida. Ella, como Puerta del cielo, dio permiso a Dios para entrar en la historia humana. Ella estuvo al pie de la Cruz de su Hijo. Ella oraba con la primera comunidad cristiana en la espera del Espíritu Santo.

Por eso María está presente, de un modo discreto pero no por ello menos importante, en el sacramento de la Eucaristía. Las distintas plegarias la mencionan, pues no podemos participar en el misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo sin recordar a la Madre del Redentor.

¿Está también presente la Virgen en el sacramento de la confesión? En el ritual de la Penitencia no hay menciones específicas de María. Ni en los saludos, ni en la fórmula de absolución, ni en la despedida.

En algunos lugares, es cierto, se conserva la devoción popular de iniciar la confesión con el saludo “Ave María purísima. Sin pecado concebida”. Pero se trata de un saludo no recogido por el ritual, y que muchos ya no utilizan.

Sin embargo, aunque el rito no haga mención explícita de la Virgen, Ella está muy presente en este sacramento.

En la tradición de la Iglesia María recibe títulos y advocaciones concretas que la relacionan con el perdón de los pecados. Así, la recordamos como Refugio de los pecadores, como Madre de la divina gracia, como Madre de la misericordia, como Madre del Redentor y del Salvador, como Virgen clemente, como Salud de los enfermos.

A lo largo del camino cristiano, Ella nos acompaña y nos conduce, poco a poco, hacia Cristo. La invitación en las bodas de Caná, “haced lo que Él os diga” (cf. Jn 2,5) se convierte en un estímulo para romper con el pecado, para acudir al Salvador, para abrirnos a la gracia, para iniciar una vida nueva en el Hijo.

Por eso, en cada confesión la Virgen está muy presente. Tal vez no mencionamos su nombre, ni tenemos ninguna imagen suya en el confesionario. Pero si resulta posible escuchar las palabras de perdón y de misericordia que pronuncia el sacerdote en nombre de Cristo es porque María abrió su corazón, desde la fe, a la acción del Espíritu Santo, para acoger el milagro magnífico de la Encarnación del Hijo.

La Virgen, de este modo, acompaña a cada sacerdote que confiesa y a cada penitente que pide humildemente perdón. Su presencia nos permite entrar en el mundo de Dios, que hizo cosas grandes en Ella, que derrama su misericordia de generación en generación (cf. Lc 1,48-50), hasta llegar a nosotros también en el sacramento de la Penitencia.

viernes, 17 de julio de 2015

7 PODEROSAS RAZONES DEL POR QUÉ LOS CATÓLICOS SOMOS DEVOTOS DE LA VIRGEN MARÍA


7 poderosas razones del por qué los católicos
 somos devotos a María
La verdadera devoción a María, no se queda en Ella, sino nos conduce hacia Dios


Por: Alejandra María Sosa 




Luego de haber realizado más de setenta mil exorcismos, el padre Gabrielle Amorth, fundador y presidente honorario de la Asociación Internacional de Exorcistas, exorcista oficial en Roma, afirma que el demonio le tiene odio feroz a la Virgen María.

El obispo de Nigeria declaró que Jesucristo le dejó ver que el rezo del Santo Rosario es un instrumento poderosísimo para terminar con la violencia de Boko Haram, un grupo islámico radical y sanguinario que se ha dedicado a perseguir, secuestrar, torturar, aterrorizar y asesinar miles y miles de cristianos de ése y otros países.

Scott Hahn, ex presbiteriano convertido al catolicismo, prolífico autor y actual profesor de teología en una universidad católica en EUA, cuenta que empezar a rezar el Rosario marcó una gran diferencia en su vida y lo ayudó en su conversión.

Tres testimonios muy distintos y una misma conclusión: A la Virgen María Dios le ha concedido un poder muy especial, capaz de vencer al demonio y de convertir los corazones. Los católicos lo sabemos y por ello nos acogemos confiados a su guía y protección. Pero hay muchas personas que no lo saben, y lamentablemente se pierden de su maternal intercesión.

Por eso, y aprovechando que vamos a iniciar el mes de mayo, mes tradicionalmente mariano, vale la pena recordar al menos siete razones de nuestra devoción a María.

1.- María es Madre de Jesucristo.

Lo dice en la Biblia (ver Mt 1,16.18;2,11; Lc 1, 42-43).

2.- María vive en el cielo, al lado de su Hijo.

Los católicos creemos que fue asunta al cielo en cuerpo y alma, pero para quienes no aceptan lo que no está en la Biblia (aunque la propia Biblia no pide eso), hay un argumento bíblico: Jesús afirma que “para Dios todos viven, porque no es un Dios de muertos sino de vivos” (Lc 20,38), así que María está viva y en el cielo.

3.- María nos comprende y nos ayuda.

Como ser humano, como mujer, nos comprende perfectamente. Y los Evangelios la muestran siempre atenta a las necesidades de los demás y siempre dispuesta a ayudar: por ej: en cuanto se entera de que su anciana prima está embarazada, va presurosa a apoyarla (ver Lc 1, 36.39-40), y en cuanto se da cuenta de que en cierta boda faltaba el vino, avisó a Jesús (ver Jn 2,3).

4.- María es nuestra Madre.

Desde la cruz, Jesús encomendó a María al discípulo amado (ver 19, 25-27), y en él, a todos nosotros.

5.- María intercede por nosotros.

No acudimos a Ella como si fuera diosa, nuestra devoción no es idolatría. Le pedimos, como en el Avemaría que ‘ruegue por nosotros’, a ¿quién? a Dios.

En revelaciones y apariciones como la de la Virgen de Guadalupe, María nos ha declarado su amor maternal y ofrecido su intercesión. En la Biblia dice que “hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús” (1 Tim 2,5), pero ello no quita que María pueda interceder por nosotros ante su Hijo, al igual que tú o yo podemos orar por otros, como pide la Biblia (ver St 5, 16; 1Tim 2,1)

6.- María obtiene de Jesús cuanto le pide.

En el Antiguo Testamento vemos que la mujer más poderosa de un reino no era la esposa del rey (solían tener muchas), sino su madre (ver, por ej: 1Re 1). En el Evangelio vemos que también María, Madre del Rey, tiene el poder de obtener de su Hijo lo que le pide. En la boda de Caná, Jesús acepta intervenir, sólo porque Su Madre se lo pidió (ver Jn 2,6-11).

Hay quien dice que Jesús no tenía consideración a María porque en dos ocasiones la llamó ‘mujer’ en lugar de ‘mamá’, a lo que cabe responder que, como judío, Jesús sin duda cumplió el mandamiento de honrar al padre y a la madre (ver Ex 20,12). Llamar a María ‘mujer’ no era señal de desprecio, todo lo contrario, era encumbrarla a una posición universal, expresar que Ella es la nueva Eva, y que si por una mujer, Eva, nos vino el pecado y la muerte, por otra ‘mujer’, María, nos viene la redención, por medio de su Hijo.

7.- María nos lleva hacia Dios.

La verdadera devoción a María, no se queda en Ella, sino nos conduce hacia Dios. María no quiere nada para sí, Ella nos presenta a Jesús y siempre nos pide: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5). Acercarnos a Ella es acercarnos a Él, amarla para amarlo a Él.

viernes, 10 de julio de 2015

¿ES VERDAD QUE LOS CATÓLICOS ADORAMOS A LA VIRGEN MARÍA?


¿Es verdad que los católicos adoramos a la Virgen María?
Cinco datos que ignoran los que nos acusan de idolatría mariana


Por: Gary Zimak | Fuente: CatholicExchange.com 




Amo a la Santísima Virgen María… Ahí está, lo dije y me alegro de haberlo hecho.

Como católico soy muy afortunado de ser parte de la iglesia que verdaderamente honra y respeta a la Madre de mi Señor y Salvador. Debo admitir que a pesar de que soy católico de nacimiento, no siempre me sentí de esta manera. De hecho, durante la mayor parte de mi vida yo no entendía el papel de María, ni me importaba mucho. ¡Qué error! Ahora, después de muchas acusaciones de "adorar a María" en mi página de Facebook, es el momento de ponerme de pie por mi mamá. Y a pesar de que la amo y quiero defender su honor, no tengo ninguna intención de ser desagradable en mis respuestas. Más bien, prefiero presentarles cinco hechos sobre María.

Antes de acusar a los católicos de "adorar a María", les pido que se tomen un tiempo para evaluar estos hechos, algunos tienen una manera de tapar los agujeros en la teoría de que ponemos demasiado énfasis en María. Así que si aun después quieres acusarnos de adorar a María, te sugiero que ignores estos hechos.

1.- Dios envió al Salvador a través de María.

Señalo esto de primero porque es muy difícil minimizar la importancia de María, al mismo tiempo que se reconoce que el Mesías, al que por tanto tiempo esperamos, vino a la tierra para nacer a través de una mujer… y esa mujer fue María. De todas las formas en las que Jesús pudo haber llegado a la tierra, ¿por qué eligió a María? Entonces, si María fue muy importante para Dios, ¿no debería ella significar algo para nosotros?.

2.- Jesús realizó su primer milagro a petición de María.

Esta es otra buena razón. Oh lo sé, Jesús no necesitaba a María para convertir el agua en vino en Caná. Ella casualmente estaba allí. Bien, ¿por qué entonces San Juan cuando hizo la lista de los invitados a su boda puso a María de Primera?

"Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí; También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos" (Juan 2,1-2)

Si María no es importante en este capítulo, ¿por qué está en la lista ANTES que los Apóstoles y ANTES que Jesús? San Juan Evangelista no es conocido por insertar detalles extraños. María estaba primero porque Juan quería destacar su presencia en la boda.

Pero ¿Qué hay de "el reproche"? Sabes, ese argumento que dice que Jesús le estaba diciendo a María que no se entrometiera cuando le dijo:

"Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". (Juan 2,4)

Primero, déjame decirte que Jesús era un judío devoto y un seguidor obediente de los diez mandamientos. ¿Por qué Él deshonraría públicamente a su madre en violación al cuarto mandamiento? En segundo lugar, si se trataba de un "déjalo" de Jesús, ¿por qué siguió adelante y realizó el milagro de convertir agua en vino? Este no hubiera sido el final de esa solicitud. Por supuesto que no lo haría, a menos que Él no estuviera ignorando a María.

Cuando su madre intercedió en nombre de la pareja, Nuestro Señor decidió que su tiempo había llegado. ¿No crees que Jesús esté tratando de decirnos algo?, ¿No crees que sea probable de que Jesús esperara hasta el momento de la petición de María, con el fin de mostrarnos su poder de intercesión?, ¿No explica eso porque San Juan la mencionó primero en la lista de invitados?

3.- Jesús le entregó a María a Juan en la cruz.

En el momento en que Jesús sufrió y murió en la cruz, Jesús hizo una declaración muy profunda:

"Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»; Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa". (Juan 19,27-28)

¿Por qué mientras luchaba para hablar en la cruz, Jesús habría dicho esas palabras si no significaban nada?, ¿Pudo haber tenido Él sólo una simple charla? Obviamente había una razón para que nuestro Señor hiciera lo que hizo.

La Iglesia siempre ha creído que Juan representa cada miembro de la Iglesia, y que desde ese momento en adelante, María se convirtió en una Madre espiritual. Las Escrituras nos dicen que ese día Juan acepto el regalo de Jesús "y la llevó a su casa" (Juan 19,27). ¿No deberíamos hacer lo mismo?

4.- Las primeras gracias de Jesús fueron dados a través de María.

Este es un hecho que con frecuencia es pasado por alto por aquellos que desean minimizar la importancia de María y viene directamente de la Biblia.

Después de aceptar el ofrecimiento de Dios de ser la Madre del Salvador, María viajó "con prontitud" a visitar a su pariente Isabel.

"Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo". (Lucas 1,41)

De acuerdo con este pasaje de la Biblia, incluso antes del nacimiento de Jesús, se utilizó la voz de María para entregar las gracias a Isabel. ¿Por qué?, ¿Porque ella no es importante?, ¿No hay otra forma en que esas gracias se podrían haber repartido? ¿No te convence esto? Escucha lo que Isabel dijo (también directamente desde la Biblia):

"Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas" (Lucas 1,44)

Es muy difícil negar la importancia de la presencia y la voz de María, en la dispensación de estas gracias a Isabel. ¿Las gracias se originaron de María? No, obviamente vinieron de Jesús. Sin embargo, Él eligió tener a María y usar su voz para entregarlas. ¿Por qué? Porque Él quiere que nos demos cuenta de que ella es importante.

5.- Jesucristo es el mediador único entre Dios y el hombre.

Ahora, ¡esto no tiene sentido!. ¿Cómo ayuda esto en apoyar la posición católica? Es por esto que nosotros los católicos "tenemos todo esto equivocado", ¿no es así? Lo siento si estoy reventando las burbujas de alguien, pero los católicos creemos absolutamente que Jesús es el único mediador entre Dios y el hombre. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) así lo establece claramente:

"La intercesión es una oración de petición que nos lleva a orar como lo hizo Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en nombre de todos los hombres, especialmente los pecadores". (CIC 2634)

Esta enseñanza católica es apoyada por los siguientes pasajes Bíblicos:

"Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombre, Cristo Jesús hombre; Que en el tiempo fijado dio el testimonio: se entregó para rescatar a todos". (1 Timoteo 2,5-6)

Aunque Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, no evita que otros (incluyendo a María) puedan estar involucrados en una mediación subordinada o intercesión. San Pablo, quien hizo la declaración anterior, obviamente es consiente ese hecho, ya que él varias veces insta a sus lectores a orar los unos por otros (Romanos 1:9, 1 Tesalonicenses 5,25, 1 Timoteo 2,1).

El Catecismo se refiere a este tipo de intercesión como una "participación en la intercesión de Cristo" (CIC 2635) y se pone en práctica cada vez que oramos los unos por otros. Pedir a María que interceda por nosotros de ninguna manera quita el papel de Jesús como mediador de Dios y los hombres.



Conclusión

Aunque no soy tan ingenuo como para pensar que la inclusión de estos cinco hechos hará que me inmune a nuevas acusaciones de "adorar a María", creo que tendrán efecto si se miran con una mente abierta.

La Sagrada Escritura, no contiene una gran cantidad de palabras sobre María, pero lo que está ahí tiene un gran alcance. Los teólogos han pasado 2000 mil años estudiando sus apariciones bíblicas y continuarán haciéndolo. Podemos aprender mucho al estudiar el papel de María como se documenta en las páginas de la Biblia. Si alguien quiere acusarme de ser un "adorador de María", le pido primero que mire estos cinco hechos. Si aun desea señalar con el dedo, tendrá que ignorar estas afirmaciones de hechos… porque aceptarlas socavará seriamente la credibilidad de los acusadores

sábado, 27 de junio de 2015

CÓMO REZAR BIEN EL AVEMARÍA



Cómo rezar bien el Avemaría
La fórmula del avemaría es un excelente vehículo, para tener un encuentro filial con nuestra Madre del cielo


Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: laoracion.com 




Cuando queremos hablar con la Virgen María podemos decirle lo que queramos de manera sencilla y natural, lo que brote del corazón, y cuanta más devoción pongamos, mejor. La fórmula del avemaría es un excelente vehículo, probado millones de veces durante siglos, para tener un encuentro filial con nuestra Madre del cielo. El avemaría nos ofrece palabras y actitudes adecuadas para venerarla, invocarla, decirle algo que sabemos que a ella le agrada y que a nosotros nos hace bien.

Pasos para rezar el Ave María


Propongo algunos pasos para rezar bien el Ave María o para renovar el modo en que lo hacemos. Rezando esta oración con la debida calma y con viva conciencia, poco a poco el Espíritu Santo irá afinando la sensibilidad de nuestra relación filial con Ella, de tal modo que apenas pronunciemos las primeras palabras del avemaría, brotarán del corazón profundas resonancias que favorecerán el contacto de fe y amor con la Santísima Virgen.

 

1) La recordamos
Lo primero es acordarse de élla. Simplemente con la memoria o con la ayuda de una imagen nos colocamos espiritualmente en su presencia. Se trata de ponerse delante de la Virgen María que está en el cielo, no de una estampa o de una estatua de mármol o de yeso, sino de su persona; las imágenes sólo nos hacen presente a la persona, como las fotografías de los grandes momentos o de nuestros seres queridos.

 

2) Acto de fe, amor y confianza filial
Teniéndola ya presente, establecemos un contacto de fe y amor con María; si no, la oración mariana por excelencia no será oración. Nos acercamos a ella con la confianza y el cariño con los que todo buen hijo se acerca a su madre, con el deseo de darle afecto, mostrarle gratitud y también de obtener de ella lo que necesitamos, seguros de que nos mirará con amor y nos escuchará con atención.

 

3) La veneramos

Le decimos que estamos aquí para expresarle afecto, respeto, admiración. Adoramos sólo a Dios, a María la veneramos como Madre de Dios, esposa del Espíritu Santo, Madre de Cristo, Su cooperadora en la Redención y también madre nuestra. Ella nos lleva siempre a Jesús, que es "el único Mediador, es el Camino de nuestra oración; María, su Madre y nuestra Madre es pura transparencia de Él: María muestra el Camino, es su Signo" (Catecismo 2674)


La Constitución Dogmática Lumen Gentium, nos enseña que: "ninguna criatura puede compararse jamás con el Verbo Encarnado nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las criaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única. La Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado: lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador."


Te propongo que antes de seguir leyendo, te prepares de esta manera y reces luego un Ave María. Verás cuánto ayuda. Y esto vale igual para las personas más avanzadas en la vida de oración.

 

4) La alabamos
En la primera parte del avemaría la exaltamos, la elogiamos, celebramos a la humilde esclava del Señor por las maravillas que ha hecho Dios en ella y por medio de ella, en todos los seres humanos. Usamos las palabras del arcángel Gabriel, las de santa Isabel, y nos unimos a su asombro, a su admiración llena de afecto, al contemplar un alma tan bella y dócil al Espíritu Santo, tan humilde esclava del Señor.
Dios te salve, María.
Llena eres de gracia.
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

 

5) Le suplicamos
En la segunda parte del avemaría la invocamos. María dio su sí a Dios en la Anunciación, lo sostuvo durante la infancia y la juventud de Jesús en su vida oculta en Nazaret, y al acompañarlo discretamente en la vida pública, y lo renovó en silencio manteniéndose en pie hasta el final junto a su Hijo crucificado. Desde entonces, Ella se ha ocupado de proteger e interceder como la mejor de las madres por los hermanos de su Hijo.


La Lumen Gentium lo explica así: "Una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora."


Santa María, Madre de Dios.
Ruega por nosotros pecadores.
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

sábado, 6 de junio de 2015

¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS DECIMOS QUE MARÍA ES MADRE DE MISERICORDIA?



¿Por qué los Católicos decimos que María es Madre de Misericordia?
Mariología


María es Madre del amor en el perdón. Ella brota del amor misericordioso de Cristo y está al servicio de la Misericordia de Cristo


Por: Fr. Carlos Lledó López O.P. 



María es Madre del perdón en el amor, y del amor en el perdón. Brota del amor misericordioso de Cristo y María está al servicio de la Misericordia de Cristo. Es lo que recordamos y vivimos en el Rosario.
Cristo es el eterno amor misericordioso
Porque contempla la situación de la humanidad por el pecado original y ofrece la única solución posible: la redención centrada en la Pasión y muerte.
La misericordia es la constante de la vida de Jesucristo. Al paralítico le ofrece la solución de alma y de cuerpo: “Confía, hijo: tus pecados te son perdonados”(Mt.9,2). Igualmente a la mujer hemorroísa: “Hija, ten confianza; tu fe te ha sanado. Y quedó sana la mujer desde aquel momento” (Mt.9,22) En la Cruz nos ofrece la gran solución: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lc.23,34) y abre las puertas del Cielo al buen ladrón suplicante: Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc.23, 40-44).
María, objeto preferencial de misericordia
María diciendo orden al pecado original, no lo contrae de hecho porque es objeto preferencial de la misericordia de Cristo. Por ello, es privilegiada y excepcionalmente redimida. Es la Inmaculada Concepción.
María, objeto preferencial de la misericordia de Cristo, es también la llena de gracia, de toda la gracia que necesita para ser la Madre de Dios, Madre-Virgen.
Entonces... ¿Por qué María es madre de misericordia?
Tan sencillo como el hecho de que es la Madre de Cristo, quien es el manantial divino de la eterna misericordia. María es Madre de la misericordia desde el misterio de la Encarnación, la gran misericordia del Verbo que se hace hombre al calor del corazón de María por obra del Espíritu Santo.
María es Madre de Misericordia proyectando su amor sobre Cristo en la cruz con ternura de madre. Lo sigue proyectando sobre la Iglesia, Cuerpo de Cristo y por lo tanto, sobre nosotros, pecadores.
María es Madre de Misericordia que perdona a Pedro que niega su Hijo, también a Judas el traidor y a los que crucifican a Cristo. Pienso que Ella repite con su Hijo: “Padre, perdónalos…” María nos ofrece la Misericordia de Cristo y nos orienta hacia Él.
María es camino del perdón. Por eso, nos conduce al Confesionario, a la Eucaristía... El Rosario es camino de oración para alcanzar la misericordia de Cristo y experimentar el amor misericordioso de la Madre.
En María triunfa la Misericordia. Por eso, es privilegiadamente asunta al Cielo en cuerpo y alma, y coronada Reina y Madre de Misericordia.
*San Juan Pablo II nos dejó una gran enseñanza sobre Maria Madre de misericordia, en la Encíclica "Veritaris Splendor" aquí un pequeño extracto:
"El privilegio especial que Dios otorgó a la toda santa nos lleva a admirar las maravillas realizadas por la gracia en su vida. Y nos recuerda también que María fue siempre toda del Señor, y que ninguna imperfección disminuyó la perfecta armonía entre ella y Dios. Su vida terrena, por tanto, se caracterizó por el desarrollo constante y sublime de la fe, la esperanza y la caridad. Por ello, María es para los creyentes signo luminoso de la Misericordia divina y guía segura hacia las altas metas de la perfección evangélica y la santidad.
María es Madre de Misericordia porque Jesucristo, su Hijo, es enviado por el Padre como revelación de la Misericordia de Dios (cf. Jn 3, 16-18). El ha venido no para condenar sino para perdonar, para derramar misericordia (cf. Mt 9, 13). Y la misericordia más grande radica en su estar en medio de nosotros y en la llamada que nos ha dirigido para encontrarlo y proclamarlo, junto con Pedro, como «el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16). Ningún pecado del hombre puede cancelar la Misericordia de Dios, ni impedirle poner en acto toda su fuerza victoriosa, con tal de que la invoquemos. Más aún, el mismo pecado hace resplandecer con mayor fuerza el amor del Padre que, para rescatar al esclavo, ha sacrificado a su Hijo: Su misericordia para nosotros es redención. Esta misericordia alcanza la plenitud con el don del Espíritu Santo, que genera y exige la vida nueva. Por numerosos y grandes que sean los obstáculos opuestos por la fragilidad y el pecado del hombre, el Espíritu, que renueva la faz de la tierra (cf. Sal 104 [103], 30), posibilita el milagro del cumplimiento perfecto del bien. Esta renovación, que capacita para hacer lo que es bueno, noble, bello, grato a Dios y conforme a su voluntad, es en cierto sentido el colofón del don de la misericordia, que libera de la esclavitud del mal y da la fuerza para no pecar más. Mediante el don de la vida nueva, Jesús nos hace partícipes de su amor y nos conduce al Padre en el Espíritu."
Aplicación
Nos acogemos a la misericordia maternal de María en nuestra debilidad, con el Rosario en el corazón, en los labios y en las manos. El Rosario marca el camino de la misericordia y lo aplica. Recemos el Rosario.

domingo, 31 de mayo de 2015

LA VISITACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A SANTA ISABEL, FIESTA, 31 DE MAYO



Visitación de la Virgen
Visitación de la Virgen

Fiesta, 31 de mayo 


Fuente: ACI Prensa



Fiesta Litúrgica

Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.

domingo, 10 de mayo de 2015

¿LA VIRGEN MARÍA, ES MADRE DE DIOS?

¿María es Madre de Dios?
La divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre


Por: Aci Digital | Fuente: www.aciprensa.com




Nos preguntan: ¿Es verdad que María no es madre de Dios, es solamente madre de Cristo, y que no puede ser madre de Dios porque Dios es infinito y eterno, y María no?
Isabel, en el pasaje de la visitación, llama a María "La madre de mi Señor" (Lc 1, 43). Ciertamente, el Señor es Jesús, quien es Dios mismo. Si aceptamos que María es verdadera y real madre del Señor Jesús, entonces Ella es, por tanto, verdadera y real Madre de Dios, puesto que el Señor Jesús es Dios mismo. Pretender que María es madre "solamente" del cuerpo físico del Señor es absurdo. El Señor Jesús es una persona completa. Pretender separar su divinidad y su humanidad es absurdo, y es una herejía conocida como nestorianismo, que dice que hay dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina (el hijo de Dios) y otra humana (el hijo de María). La herejía fue condenada y la doctrina aclarada en el Concilio de Éfeso en el año 431.

Lógicamente, la divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre. Lo mismo sucede con nosotros: el alma inmortal que cada uno de nosotros posee proviene directamente de Dios, pero eso no significa que mi madre no sea verdadera madre mía. Hay que recordar que fue voluntad del Señor el haberse encarnado en una mujer, y que esa Mujer fuese su Madre. Dios no necesitaba una Madre, pero quiso actuar así en su plan de Salvación, y por su Voluntad María fue elegida como Madre de Dios "porque ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc 1, 37)

jueves, 7 de mayo de 2015

EL ÁNGELUS - MEDITACIÓN


El "Ángelus"


El rezo del Ángelus es muy antiguo; data del tiempo de Las Cruzadas, en los siglos XI y XII, en que los cristianos que marchaban a reconquistar la Tierra Santa se encomendaban a la Santísima Virgen rezando tres Avemarías por la mañana, al mediodía y al atardecer.

Más tarde, se introdujeron delante de cada Avemaría unas jaculatorias que recuerdan el momento más excelso de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios.

Durante el tiempo Pascual (los días que siguen al Domingo de Resurrección) en lugar del Ángelus se reza el "Reina del Cielo", que nos recuerda la alegría de la Santísima Virgen por la Resurrección de su Hijo.

¡Qué gozada, a las doce en punto, en el momento central del día, unirte al Papa y a todos los cristianos, desde donde estés, para recordar a María el momento más grande de su vida! ¡Es un gran detalle con Ella! Ponte la alarma del reloj o algo que te lo recuerde, y dale esa alegría.

¡Madre mía, hasta las doce de todos los días!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

sábado, 2 de mayo de 2015

¿QUÉ SIGNIFICA EL NOMBRE DE MARÍA?



¿Qué significa el nombre María?
Mariología


Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María


Por: María Lourdes Quinn | Fuente: Catholic.net



El Dulce Nombre de la Ssma. Virgen María es un “nombre cargado de divinas dulzuras” nos dice S. Alfonso María de Ligorio, mientras que S. Ambrosio lo describe como un “ungüento perfumado con aroma de gracia divina”, y propone el significado “Dios es de mi linaje” (Inst. Virg., Cap. 5) para el nombre de la Madre de Dios.
Pero, otros santos eruditos opinan que “María” tiene otros significados. ¿Quién tiene razón? ¿Qué significa el Dulce Nombre de “María”?

I) Significado del Nombre “María”
Según la “Enciclopedia Católica”: “La etimología del nombre Miriam (MRYM) es extremadamente dudosa” y ha tomado desde el significado de “rebelión” [tras las acciones de Miriam, la hermana de Moisés y Aarón en el antiguo testamento], hasta el de “obesa” (lo equivalente a “bella” en esos tiempos). También hay quienes consideran la influencia egipcia en el significado “amada del Señor” (“Mari-Yam”).
Pero, lo más probable, y el significado más apoyado por los Padres de la Iglesia es el significado arameo y hebreo de “Miriam” or “Mariam”: “Señora” o “Soberana”, significado que los egipcios conocían en forma masculina e incluyeron en papiros (según se explica al final de esta fuente).
Así piensa S. Pedro Crisólogo: “El nombre hebreo de María se traduce por ‘Domina’ en latín; el Ángel le da, por tanto, el título de ‘Señora’. (Sermón sobre la Anunciación de la B. Virgen María, 142) Sto. Tomás concuerda, y asegura que a la Ssma. Virgen: “le es muy propio el nombre de María, que en siríaco quiere decir ‘Señora’” (“Sobre el Avemaría, 1.c., p. 183), aunque en la misma obra también dice que “quiere decir‘iluminada’” (p. 182) y que “significa ‘estrella del mar’; como la estrella del mar orienta a puerto a los navegantes, María dirige a los cristianos a la gloria” (p. 185).
S. Beda explica la diferencia así: “La palabra María significa en hebreo estrella del mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz perenne de los siglos” (en “Catena Aurea”, vol. V, p. 36). S. Jerónimo sugiere que “maor” (estrella) con “yam” (mar) forma “estrella del mar”, traducción que acepta S. Bernardo (“Homilía sobre la Virgen Madre”, 2) Se parece el significado: “el Señor ilumina” o “luz del Señor”, derivado de “Me’ir” (“el que ilumina” y “yam” (como abreviación de “Yahve”), según esta página. Otras posibilidades de combinaciones etimológicas hebreas que se han sugerido para formar el sonido “miriam” incluyen: “marar” (amargura o fortaleza) y “yam” (mar) para formar “mar de amargura” o “mar de fortaleza”, significados que también serían apropiados para la Ssma. Virgen María, que como Madre Dolorosa encarnó ambos significados al pie de la Cruz.

II) Poder del Dulce Nombre de María
La que fue Inmaculada desde su Concepción, sufrió como ninguna los dolores de Su Hijo Jesucristo, Ntro. Redentor. Si en el Evangelio del XXIV Domingo de Tiempo Ordinario : “El señor tuvo lástima” (Mt. 18, 27) de un miserable siervo deudor cuando le pidió clemencia, ¡cuánto más escucharía nuestro Señor las súplicas de Su Ssma. Madre por los que la invocan por su nombre! En efecto, S. Alfonso María de Ligorio nos recuerda en “Las glorias de María” (Parte I, Cap. X):
Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como lo dio a entender a Sta. Brígida hablando con su Madre santísima, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso. Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides. En suma, llega a decir S. Efrén, que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo a quien lo invoca con devoción. Por eso tiene razón san Buenaventura al llamar a María “salvación de todos los que la invocan”, como si fuera lo mismo invocar el nombre de María que obtener la salvación eterna.” (5)
Vela, pues, por sus hijos espirituales la que es “bella” sin igual al ser llena de gracia y “amada del Señor” por haberle sido siempre fiel, hasta en un “mar de amargura”. A esta “estrella del mar” y “mar de fortaleza” se dirigen los que se ven necesitados para ser socorridos enseguida.
S. Alfonso María de Ligorio recomienda que se pronuncie con frecuencia los nombres de Jesús y María, sobre todo en cualquier peligro. Cita a S. Pedro Crisólogo diciendo “queel nombre de María es indicio de castidad” y muy eficaz en tentaciones contra la pureza. S. Alfonso María de Ligorio también asegura que repetir esos santos nombres es muy eficaz en la hora de la muerte, como demostró S. Camilo de Lelis al final de su vida. ¿Por qué es tan poderoso el nombre de “María”? Nos dice S. Alfonso:
…los demonios, afirma Tomás de Kempis, temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara. La misma Virgen reveló a santa Brígida, que no hay pecador tan frío en el divino amor, que invocando su santo nombre con propósito de convertirse, no consiga que el demonio se aleje de él al instante. Y otra vez le declaró que todos los demonios sienten tal respeto y pavor a su nombre que en cuanto lo oyen pronunciar al punto sueltan al alma que tenían aprisionada entre sus garras. Y así como se alejan de los pecadores los ángeles rebeldes al oír invocar el nombre de María, lo mismo –dijo la Señora a santa Brígida– acuden numerosos los ángeles buenos a las almas justas que devotamente la invocan. Atestigua san Germán que como el respirar es señal de vida, así invocar con frecuencia el nombre de María es señal o de que se vive en gracia de Dios o de que pronto se conseguirá; porque este nombre poderoso tiene fuerza para conseguir la vida de la gracia a quien devotamente lo invoca. (“Las glorias de María”, Parte I, Cap. X, 4)
Recemos, pues, con S. Alfonso esta oración de S. Bernardo: “¡Oh excelsa, oh piadosa, oh digna de toda alabanza Santísima Virgen María, tu nombre es tan dulce y amable, que no se puede nombrar sin que el que lo nombra no se inflame de amor a ti y a Dios; y sólo con pensar en él, los que te aman se sienten más consolados y más inflamados en ansias de amarte!”. (“Las glorias de María”, Parte I, Cap. X, 3)
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