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martes, 8 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 8 DE DICIEMBRE DEL 2015


Alégrate llena de gracia
Solemnidades y Fiestas


Lucas 1,26-38. Solemnidad Inmaculada Concepción. Con María es fácil superar nuestros pecados, nuestras dificultades. Ella nos enseña a amar a nuestros hermanos. 


Por: Daniel Ochoa, LC | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 1,26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

Oración introductoria
María, te bendigo por las cosas grandes que ha hecho Dios en ti, te agradezco todas las gracias que recibo por tu medio y hoy, que inicia el Jubileo de la Misericordia, quiero consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras. Tómame de la mano y guíame en esta oración para poder recibir las luces del Espíritu Santo y corresponderle generosamente.

Petición
Madre mía, ayúdame a caminar siempre a tu lado, quiero aprender que el camino más corto y seguro hacia Dios, eres tú. Haz que jamás me olvide de ti, y si tal vez te olvidare, tú no te olvides de mí.

Meditación del Papa Francisco
Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.
El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia. Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor, para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza. (Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, S.S. Francisco, 2015).
Reflexión 
Con María es fácil superar nuestros pecados, nuestras dificultades. Ella nos enseña a amar a nuestros hermanos. Cuando vemos con qué cariño y dulzura nos acoge Ella en su regazo, aprendemos la manera en que debemos de tratar a nuestros hermanos. Y si María, que es criatura, tanto nos ama, ¡cuánto más no nos amará Dios!
Propósito
Hoy rezaré un misterio del rosario y le pediré a María que me ayude a superar aquello que me aleja de Dios.

Diálogo con Cristo y María
María, hasta ahora tal vez no he sido tan buen hijo. Poco me acuerdo de ti y te doy pocas muestras de cariño; pues tú también eres mujer y te gustan las pequeñas muestras de afecto. Ayúdame a ser más cercano.

Jesús, Tú eres hijo de María. Tú sí sabes amarla como madre tuya que es. Que aprenda de ti las palabras, el cariño, la confianza que debo tener en Ella. Tú me la diste como madre al pie de la cruz, que sea yo agradecido por tan hermoso regalo.

"¡No apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si quieres no ser destruido por las borrascas!" (San Bernardo, Hom. Sobre la Virgen Madre, 2)

lunes, 7 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 7 DE DICIEMBRE DEL 2015


Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa
Adviento


Lucas 5, 17-26. Adviento. ¿Somos de los que se presentan gustosos a llevar al enfermo en su camilla, a ayudarle, a dedicarle tiempo? 


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 5, 17-26
Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados». Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa"». Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles». 


Oración introductoria

Señor, qué gran fe tenían esos hombres del Evangelio que supieron encontrar los medios para tener un encuentro contigo. ¡Dame una fe así de grande! Ilumina, guía mi oración para que sea el medio para creer, esperar y crecer en el amor.

Petición
Jesucristo, acrecienta mi fe en Ti para que no haya obstáculo que me impida crecer en el amor.

Meditación del Papa Francisco
Jesucristo al comienzo le dice: "¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados". Tal vez esta persona quedó un poco sorprendida porque quería sanarse físicamente. Luego, frente a las críticas de los escribas, que entre sí lo acusaban de blasfemia, porque solo Dios puede perdonar los pecados, Jesús lo cura también en el cuerpo.
De hecho, las curaciones, la enseñanza, las palabras fuertes contra la hipocresía, eran solo un signo, un signo de algo más que Jesús estaba haciendo, es decir, el perdón de los pecados, porque es en Jesús en quien el mundo viene reconciliado con Dios, este es el milagro más profundo:
Esta reconciliación es la recreación del mundo: se trata de la misión más profunda de Jesús. La redención de todos nosotros los pecadores; y Jesús hace esto no con palabras, no con gestos, no andando por el camino, ¡no! ¡Lo hace con su carne! Es Él mismo Dios, quien se convierte en uno de nosotros, hombre, para sanarnos desde el interior, a nosotros los pecadores.
Jesús nos libera del pecado haciéndose Él mismo pecado, tomando sobre sí mismo todo el pecado y esto es la nueva creación. Jesús desciende de la gloria y se abaja, hasta la muerte, y una muerte de cruz, desde donde clama: Padre, ¡por qué me has abandonado! Tal es su gloria y esta es nuestra salvación. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de julio de 2013, en Santa Marta).


Reflexión
El evangelio de hoy nos invita a adoptar una actitud activa en nuestra vida: ayudar a los demás a que se encuentren con Jesús. Son muchos los que a veces sin saberlo están buscando la curación, que viven en la ignorancia, en la duda o soledad. Gente que tal vez ya no espera nada en esta vida. O porque creen tenerlo todo, en su autosuficiencia. O porque están desengañados.

¿Somos de los que se presentan gustosos a llevar al enfermo en su camilla, a ayudarle, a dedicarle tiempo? Es el lenguaje que todos entienden mejor. Si nos ven dispuestos a ayudar, saliendo de nuestro horario y nuestra comodidad, facilitaremos en gran manera el encuentro de otros con Cristo, les ayudaremos a comprender que el Adviento no es un aniversario, sino un acontecimiento nuevo cada vez. No seremos nosotros los que curaremos o les salvaremos, pero les habremos llevado un poco más a la cercanía de Cristo, Médico.

Si también nosotros, como Jesús, que se sintió movido por el poder del Señor a curar, ayudamos a los demás y les atendemos, les echamos una mano, y si es el caso les perdonamos, contribuiremos a que éste sea para ellos un tiempo de esperanza y de fiesta.

Propósito
Ponerme al lado de los que sufren, pidiendo a Dios que pueda ser un testigo de su bondad.

Diálogo con Cristo 
Señor, gracias por mostrarme en esta oración el tipo de fe que puede transformar mi vida. Una fe humilde que reconozca mi fragilidad y te busque. Una fe fuerte que me mantenga siempre unido a Ti. Una fe operante que me lleve a buscar los medios para purificar mis actitudes, como sería una buena confesión.

PREPARANDO EL CAMINO DEL SEÑOR - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 6 DE DICIEMBRE 2015


Preparando el camino del Señor    



El Evangelio de este domingo se ocupa por entero de la figura de Juan el Bautista. Desde el momento de su nacimiento, Juan el Bautista fue saludado por su padre Zacarías como profeta: «Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos» (Lc 1, 76).

¿Qué hizo el Precursor para ser definido como un profeta, es más, «el mayor de los profetas» (Lc 7, 28)? Ante todo, tras la estela de los antiguos profetas de Israel, predicó contra la opresión y la injusticia social. En el Evangelio del domingo siguiente le oiremos decir: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». A los publicanos [recaudadores de impuestos], que tan frecuentemente desangraban a los pobres con requerimientos arbitrarios, les dice: «No exijáis más de lo que os está fijado». A los soldados, inclinados a la violencia: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas» (Lc 3, 11-14). También las palabras sobre los montes que hay que rebajar, los barrancos por colmar y los pasos tortuosos por hacer rectos, podríamos hoy entenderlas así: «Toda injusta diferencia social entre riquísimos (los montes) y paupérrimos (los barrancos) debe ser eliminada o al menos reducida; los caminos tortuosos de la corrupción y del engaño deben ser enderezados».

Hasta aquí reconocemos fácilmente la idea que actualmente tenemos del profeta: alguien que impulsa al cambio; que denuncia las deformaciones del sistema, que apunta su dedo contra el poder en todas sus formas –religioso, económico, militar– y se atreve a gritar en la cara del tirano: «¡No te es lícito!» (Mt 14, 4).

Pero Juan el Bautista hace también una segunda cosa: da al pueblo el «conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados» (Lc 1, 77). ¿Dónde está, podríamos preguntarnos, la profecía en este caso? Los profetas anunciaban una salvación futura; pero Juan el Bautista no anuncia una salvación futura; indica a uno que está presente. Él es quien apunta su dedo hacia una persona y grita: «¡Aquí está!» (Jn 1, 29). «Aquello que se ha esperado durante siglos y siglos está aquí, ¡es Él!». ¡Que estremecimiento debió recorrer aquel día el cuerpo de los presentes que le oyeron hablar así!

Los profetas tradicionales ayudaban a sus contemporáneos a superar el muro del tiempo y mirar el futuro, pero él ayuda a superar el muro, aún más grueso, de las apariencias contrarias y permite descubrir al Mesías oculto tras el aspecto de un hombre como los demás. El Bautista inauguraba así la nueva profecía cristiana, que no consiste en anunciar una salvación futura («en los últimos tiempos»), sino en revelar la presencia escondida de Cristo en el mundo.

¿Qué tiene que decirnos todo esto a nosotros? Que también debemos mantener juntos esos dos aspectos del ministerio profético: compromiso por la justicia social por una parte, y anuncio del Evangelio por otra. No podemos partir por la mitad esta tarea, ni un sentido ni en otro. Un anuncio de Cristo, sin el acompañamiento del esfuerzo por la promoción humana, resultaría desencarnado y poco creíble; un compromiso por la justicia, privado del anuncio de fe y del contacto regenerador con la palabra de Dios, se agotaría pronto, o acabaría en estéril contestación.

Nos dice también que anuncio del Evangelio y lucha por la justicia no deben quedarse como cosas yuxtapuestas, sin vínculo entre sí. Debe ser precisamente el Evangelio de Cristo el que nos impulse a luchar por el respeto del hombre, de forma que se haga posible a todo hombre «ver la salvación de Dios». Juan el Bautista no predicaba contra los abusos como agitador social, sino como heraldo del Evangelio, «para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17).


P. Raniero Cantalamessa, ofmcap

sábado, 5 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 5 DE DICIEMBRE DEL 2015


La misión de los discípulos
Adviento


Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8. Adviento. Nosotros tenemos que continuar hoy con la misión que empezaron los apóstoles. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Les dijo: "Vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente".

Oración introductoria
Señor Jesús, porque mi fe es débil, ante los problemas cotidianos de la vida frecuentemente me siento como oveja sin pastor. Ilumina este rato de oración para que sepa ser fiel a las innumerables gracias que Tú me ofreces generosamente.

Petición
Haz Jesús, que Tú seas todo para mí y que viva con la inquietud y el ansia de proclamar tu Buena Nueva a todas las personas.

Meditación del Papa Francisco
Tomen el Evangelio. ¡Tómenlo, tómenlo con ustedes y léanlo cada día! ¡Es el mismo Jesús el que les habla allí! ¡Es la palabra de Jesús! ¡Esta es la Palabra de Jesús!
Y como Él, os digo: ¡gratuitamente han recibido, gratuitamente den! ¡Den el mensaje del Evangelio! Pero a lo mejor alguno de ustedes no cree que esto sea gratuito. ¿Pero cuánto cuesta? ¿Cuánto debo pagar, padre? Pero hagamos una cosa, a cambio de este regalo, hagan un acto de caridad, un gesto de amor gratuito: una oración por los enemigos, una reconciliación, alguna cosa.
Hoy se puede leer el Evangelio también con muchos instrumentos tecnológicos. Se puede llevar encima la Biblia entera en un teléfono móvil, en un tablet. Lo importante es leer la Palabra de Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios, ¡Es Jesús que nos habla allí!, y acogerla con el corazón abierto: ¡entonces la buena semilla da fruto! (Papa Francisco, 6 de abril de 2014)
Reflexión
Cada uno de los doce fue buscado, encontrado e invitado por Jesús. Fue una llamada original y muy personal que ahora se repite a todos "colectivamente". Desde el inicio, cada uno de los apóstoles se sentirá parte de un grupo muy especial de seguidores del Maestro. Serán sus íntimos, formarán la Iglesia, la única, pues habían sido convocados por el único Maestro. Con su trabajo de evangelización y con su vida entera, ellos extenderán y prolongarán la vida y misión de Jesús en el mundo y en la historia.

La Iglesia Católica ha cumplido dos milenios de darse al mundo, y de darse gratis. Pese a esta conciencia, el Papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores históricos cometidos por la Iglesia. Y a pesar de todo ello ¿qué hubiera sido del mundo, de tantos hombres anónimos, de tantos otros influyentes y poderosos, si no hubieran recibido la semilla cristiana, si no hubieran conocido la ley del Amor, del perdón, de la solidaridad que Jesús nos enseñó? Es verdad, todavía se cometen muchas y graves injusticias en nuestras sociedades; pero, ¿quién puede negar que gracias al sacrificio y a la inmolación de tantos hombres y mujeres de todos los tiempos, hoy somos mejores, más humanos por ser cristianos? Y hoy, por poner un ejemplo, la institución que ofrece asistencia en los cinco continentes a los enfermos del sida, a los leprosos o a los ancianos es nuestra Iglesia Católica. ¿Cuál es nuestra valoración ante tanto bien realizado? Es una labor ingente, pero aún más apremiantes son las necesidades.

Que su consideración nos impulse, nos llene de optimismo, gratitud a Dios y renovado interés apostólico y misionero. Somos los continuadores, aquellos que con nuestras vidas prolongaremos la obra de Jesucristo en el mundo hasta el fin de los tiempos. En la medida en que abramos nuestro corazón y acojamos la llamada de Dios, sólo entonces podremos responder con autenticidad.

Propósito
Pedir diariamente por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada.

Diálogo con Cristo
Padre y Señor mío, cuántas personas hay que no te conocen y por ello su vida carece de sentido. No puedo ni debo cerrar mi corazón ante esta abrumadora realidad. Ayúdame a que sepa abrir y llenar mi vida del celo por la causa de Cristo, que sepa aprovechar las oportunidades para que el mensaje de Cristo llegue a todas estas personas que gimen en la orfandad. No dejes que me olvide que soy un enviado tuyo. Ayúdame a que mi testimonio de vida sea el medio para que otras personas te amen y te sigan.

viernes, 4 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 4 DE DICIEMBRE DEL 2014


Y se les abrieron sus ojos

Adviento



Mateo 9, 27-31. Adviento. Cristo nos regala la luz de la fe. Nos cura de la ceguera del pecado que nos impide verle a Él. 



Por: Michael Hemm, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos gritando: "¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!". Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacerlo?". Ellos le contestaron: "Sí, Señor". Entonces, les tocó los ojos diciendo: “Que se haga en ustedes conforme a su fe”. Y se les abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Que nadie lo sepa!". Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella región.

Oración introductoria
Señor, como los ciegos en el evangelio, también yo experimento la oscuridad y desorientación. No veo el sentido de tantas cosas en mi vida. Me doy cuenta que no puedo ayudarme yo mismo. Necesito tu ayuda. Tú me quieres ayudar en mi miseria. A veces me dejas esperar en la oscuridad para aumentar mi deseo por ti. Con un mayor deseo, te puedo recibir mejor. Quieres darme la luz de la fe. Yo confío en ti, en tu poder y en tu amor.

Petición
Señor Jesús, ayúdame a reconocer mi debilidad. Dame tu gracia para acercarme a ti. Aumenta mi fe en ti, en tu amor y en tu poder. Ábreme los ojos para verte y reconocerte en mi vida. Sé Tú la luz de mi vida.

Meditación del Papa Francisco
Cuando nosotros rezamos, pensamos a veces: «Pero, sí, yo digo esta necesidad, se lo digo al Señor una, dos, tres veces, pero no con mucha fuerza. Después me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo». Estos gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: «Pedid», pero también nos dice: «Llamad a la puerta» y quien llama a la puerta, perturba, molesta.
Insistir hasta los límites de molestar pero también con una certeza inquebrantable. Los ciegos del Evangelio son ejemplo: se sienten seguros al pedir salud al Señor. Y la oración tiene estas dos actitudes: es de necesidad y es segura. Oración de necesidad siempre: la oración, cuando pedimos algo, es de necesidad: tengo esta necesidad, escúchame, Señor. Pero también, cuando es verdadera, es segura: ¡Escúchame! Creo que tú puedes hacerlo porque tú lo has prometido. (Cf. Papa Francisco, homilía en santa Marta, 6 de diciembre de 2013)
Reflexión 
Cristo nos muestra su amor regalándonos la luz de la fe. Nos cura de la ceguera del pecado que nos impide verle a Él. Tenemos que experimentar este amor de Dios. Tenemos que experimentar que nos ama a cada uno de nosotros, personalmente. Necesitamos ojos de fe para ver el amor de Dios, para descubrir las huellas de Cristo en mi vida. Así nos entusiasmaremos por Él, porque reconoceremos que no hay nadie como Él en nuestra vida.

Sólo si hacemos esta experiencia, podremos ser apóstoles de Jesucristo. La experiencia del amor y de la misericordia de Dios es la condición previa de nuestro apostolado. Él necesita que le ayudemos a abrir los ojos a la gente de hoy. ¡Cuánta gente hoy en día vive en la oscuridad por la falta de fe! ¡Cristo nos llama a ayudarle, a ser luz para ellos! Nos llama a ser un signo de la fe. Dios quiere que la gente lo vea a Él dentro de nosotros. Nos llama a la misión maravillosa de ser sus testigos.

Propósito
Hoy haré un acto de fe para ver a Dios en mi vida: Voy a tomar conciencia de su presencia (p.ej. en mi alma, en mi prójimo, en mi sufrimiento, en su voluntad para mí).

Diálogo con Cristo
Jesús, tú sabes que soy débil y que por mí mismo no tengo nada que te pueda regalar. Hoy me ofrezco a ti en mi nada. Te doy mis defectos y mi debilidad ¡Ilumina mi vida con la luz de tu presencia! ¡Dame fe en ti! Tú eres lo único que necesito. Si Tú estás conmigo, todo está bien. Dame fe en ti también en las horas en que no te veo, cuando todo parece oscuro. Ayúdame a confiar siempre en ti, en tiempos de alegría y en tiempos de oscuridad. Ayúdame a ser luz para mi prójimo.


"Quédate con nosotros, porque nos rodean en el alma las tinieblas y sólo Tú eres luz, sólo Tú puedes calmar esta ansia que nos consume. Porque entre las cosas hermosas, honestas, no ignoramos cual es la primera: poseer siempre a Dios". (San Gregorio Nacianceno, Epístola 212)

jueves, 3 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 3 DE DICIEMBRE DEL 2015


Edificar la casa sobre roca
Adviento


Mateo 7, 21.24-27. Adviento. Nuestra vida, nuestra fe, marca la diferencia cuando están unidas firmemente a la voluntad de Dios. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21.24-27
«No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

Oración introductoria
Señor, gracias por tu amistad, por tu paciencia, por tu gracia. Permite que sepa construir sobre la roca firme de tu amor. Dame la gracia de crecer en la fe, para descubrirte en todas las personas. Ayúdame a incrementar mi esperanza para esperar pacientemente, confiado en Ti, en toda circunstancia. Hazme crecer en el amor para servirte siempre con alegría.

Petición
Espíritu Santo, hazme ser dócil y fiel a tus inspiraciones durante esta oración, para que camine siempre por el sendero de la voluntad del Padre.

Meditación del Papa Francisco
¿Es solamente un sentimiento, un estado psicofísico? Claro que si es solamente esto no se pueden construir encima nada que sea sólido. En cambio si el amor es una realidad que crece, y podemos decir como ejemplo, como se construye una casa. Crece y se construye como una casa. Y la casa se construye juntos y no cada uno por su lado. Construir aquí significa favorecer el crecimiento.
Ustedes se están preparando para crecer juntos, para construir esta casa, para vivir juntos para siempre. No la cimienten en la arena de los sentimientos, que van y vienen, sí en cambio en la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer, de la misma manera que se construye una casa, que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza, de apoyo. Pero todo junto: afecto, ayuda, esperanza, apoyo. (Papa Francisco, 14 de febrero de 2014)

Reflexión
Al inicio de su vida apostólica Jesús cosecha indudables éxitos. Su fama se extiende por toda Judea y las regiones limítrofes, a medida que las muchedumbres le siguen, que ven sus milagros y escuchan su predicación. No fueron pocos los aduladores que en estas ocasiones se sumaban a sus apóstoles y discípulos más fieles. Jesús, en cambio, profetiza los momentos de prueba y de persecución. Parece ver este futuro incierto para todos, con la claridad del presente. Sabe que seguirle comportará un grave riesgo personal y una opción radical. No habrá espacio para los oportunistas o para quienes buscan un favor de conveniencia. Aquellos que decían "Señor, Señor..." no podrán mantenerse en pie en los momentos de la prueba.

La coherencia entre la fe que se profesa y la vida no admite "medias tintas". Al rezar la oración del Padrenuestro, decimos, quizás sin darnos mucha cuenta: "Hágase tu voluntad... así en la tierra, como en el cielo". Quizás podríamos añadir hoy que es precisamente "su voluntad" y no la nuestra, lo que marca la diferencia entre un espíritu auténtico de seguimiento de Cristo y otro que no lo es. Esa es la voluntad que hace que nuestra vida se edifique sobre un sólido cimiento. Porque, ¿qué seguridad futura, qué tranquilidad de conciencia nos daría seguir "nuestra" voluntad, si no está unida a Dios? No son pocos los que sin pensarlo siguen como modo de vida sus impulsos, sus caprichos y su comodidad... Sin darse cuenta edifican su vida sobre arena, y por ello sufren tantas depresiones y hay tanto vacío, tanta desilusión incluso entre nuestros familiares y conocidos. Las dificultades y desgracias no tienen ya sentido ni esperanza.

Los cristianos podemos ayudar a encontrar el fundamento de la vida a tantos hombres y mujeres que hoy lo han perdido. Nuestra vida, nuestra fe, marca la diferencia cuando están unidas firmemente a la voluntad de Dios. Entonces se convierten en faro de luz, en roca indestructible para guiar a nuestros hermanos al amor y conocimiento de Dios.

Propósito
Hacer una oración de agradecimiento a Dios por dejarnos su Palabra en la Sagrada Escritura.

Diálogo con Cristo

Jesús, ayúdame a cultivar una voluntad firme contra los cambios de los sentimientos y emociones, de modo que sea capaz de renunciar a todo aquello que me impida la donación a los demás y pueda cumplir siempre y en todo tu voluntad. Éste es el único camino para poder construir sobre roca firme y aspirar a la santidad a la que Tú me has llamado.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 2 DE DICIEMBRE DEL 2015


Segunda multiplicación de los panes
Adviento


Mateo 15, 29-37. Adviento. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos! 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la I Semana de Adviento, del domingo 29 de Noviembre al sábado 5 de Diciembre 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37
Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.

Oración introductoria
Señor, mi Amigo y Salvador. Tú siempre me proteges, me cuidas y hoy me invitas en esta oración a estar contigo. Me amas tanto que quieres hablar conmigo y transformar mi corazón. Gracias, por tu misericordia. Sabes cuánto necesito de tu gracia y tu presencia es mi consuelo.

Petición
Jesús, dame una inquebrantable confianza en tu amor incondicional.

Meditación del Papa Francisco
Frente a la multitud que lo sigue y -por así decir- 'no lo deja en paz', Jesús no actúa con irritación, no dice 'esta gente me molesta'. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Estemos atentos, compasión es lo que siente Jesús. No es simplemente sentir piedad, es más, significa misericordia, es decir, identificarse con el sufrimiento del otro, al punto de cargarlo en sí mismo. Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.
Y el signo de esta compasión son las numerosas curaciones que hace. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aún legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres ¿sentimos a ese hombre, esa mujer, ese niño que no tienen lo necesario para vivir? No tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas, también los niños que no pueden ir al colegio. Es por esto que nuestras exigencias, aún legitimas, no serán nunca tan urgentes como la de los pobres que no tienen lo necesario para vivir. (Papa Francisco, 3 de agosto de 2014)


Reflexión
Las curaciones que obró Jesús pueden parecernos hasta "lógicas"... ¡era el Hijo de Dios!... y a fuerza de leerlas y oírlas pierden su impacto y ya no las consideramos como algo extraordinario. Sí, es verdad que Jesús curaría a muchos, pero no fueron todos. ¿No es verdad que también Él se encontró frente a la incredulidad, la envidia o el menosprecio, sobre todo de parte de los poderosos y sabios según el mundo? Y no serían pocos a quienes les faltó fe, humildad o perseverancia para llegar hasta Él y pedir su favor.

Existen organizaciones que han tomado la responsabilidad de llevar enfermos a Lourdes, o de organizar peregrinaciones en atención a necesitados de toda índole. Son obras encomiables por el sacrificio de tantos voluntarios y por los bienes que de ahí se obtienen para enfermos y sanos. Acercarse a Jesús, llevarle nuestras propias personas, y también aquellos que a nuestro alrededor están mudos de alegrías, ciegos por no ver a Dios, cojos de esperanza o mancos de solidaridad, puede ser un buen programa de vida.

Cuando la vivencia de nuestra fe consiste en esto, encontramos aplicaciones concretas que nos ayudan a conocernos mejor y que nos abren a las necesidades y problemas de los demás. Pero todo este bello ideal no se sostiene sin lucha. Cuando el mundo no nos hable sino de pesimismo y tragedias, cuando caminamos por él arrastrando las pesadas cargas de la enfermedad, del sufrimiento, de la incomprensión o la ingratitud, cuando ya no nos quedan fuerzas o la "fantasía de la caridad" parece habérsenos agotado.... Entonces es cuando sobre todo vale la pena acercarse a Jesús. Él nos espera, nos llama, nos curará de nuestras miserias y de las debilidades de quienes le sepamos presentar. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!

martes, 1 de diciembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 1 DE DICIEMBRE DEL 2015



Has revelado grandes cosas a los pequeños
Adviento


Lucas 10, 21-24. Adviento. Dios devela sus secretos y su misterio sólo a los sencillos de corazón. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la I Semana de Adviento, del domingo 29 de Noviembre al sábado 5 de Diciembre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

Oración introductoria
¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento que me concedes para dialogar contigo! ¡Gracias, porque me revelas los misterios de tu Reino! ¡Gracias por el don de la fe! Me siento dichoso al ser tu hijo adoptivo. Te amo, Señor.

Petición
Señor, ayúdame a ser sencillo, manso y humilde de corazón.

Meditación del Papa Francisco
Este momento de profunda alegría brota del amor profundo de Jesús en cuanto Hijo hacia su Padre, Señor del cielo y de la tierra, el cual ha ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños. Dios ha escondido y ha revelado, y en esta oración de alabanza se destaca sobre todo el revelar. ¿Qué es lo que Dios ha revelado y ocultado? Los misterios de su Reino, el afirmarse del señorío divino en Jesús y la victoria sobre Satanás.
Dios ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismos y pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan espacio a Dios. Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros. En cambio, los “pequeños” son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado “benditos”. Se puede pensar fácilmente en Maria, en José, en los pescadores de Galilea, y en los discípulos llamados a lo largo del camino, en el curso de su predicación.» (Papa Francisco, Mensaje del santo padre Francisco para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones 2014)

Reflexión
La euforia reina en los comentarios, en los rostros de los discípulos tras su exitosa misión. Jesús los recibe y parece también Él contagiarse de la alegría con que lo celebran. No es solamente un triunfo humano. Es ante todo el reconocimiento del don de Dios que en aquellos hombres sencillos se ha prodigado abundantemente para transformarles en heraldos, en testigos y anunciadores de su mensaje. Y son ellos, gentes sin formación, los que llegan a conocer tal misterio, pues como dijo san Pablo: "Hablamos de una sabiduría de Dios misteriosa, escondida (...) desconocida de todos los príncipes de este mundo.(...) Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio (...) pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios" (1Cor 3, 18-9).

Da que pensar el hecho de que a lo largo de más de 4000 años de historia Sagrada, los personajes que Dios ha escogido para anunciar a los hombres sus mensajes, hayan sido, por lo general, gentes sencillas y sin instrucción. En muchos casos eran apocados o tímidos, también mujeres virtuosas aunque a simple vista débiles. La historia de los pastores como José, el hijo pequeño de Jacob, y el mismo David, el rey, parece repetirse cuando la Sma. Virgen María escoge a las personas más sencillas para revelar sus mensajes. La historia de san Juan Diego y la Virgen Guadalupana, las de los pastorcillos de Fátima, o la de Bernardette en Lourdes son sólo algunos casos. Y esto no es por pura coincidencia, sino testimonio de la coherencia de los planes de Dios. La sencillez conquista y "subyuga" a Dios. Él se enamora de las almas humildes y simples.

Él devela sus secretos y su misterio sólo a los sencillos de corazón. Como lo hizo en María y como lo ha hecho a lo largo de todos los siglos. También quisiera hacerlo en nuestra oración de hoy y de cada día, contando con nuestra colaboración.

Propósito
Buscar en este día, ser humilde y pedirlo en la oración como una gracia.

Diálogo con Cristo 
Señor, la auténtica vida de oración es aquella que me lleva a conocerte, amarte, seguirte e imitarte, ¡qué gran privilegio! ¡Qué inmensa alegría! No te pido una gran sapiencia, ayúdame a aceptar, con la sencillez de un niño, lo que quieres de mí. Sólo quiero crecer en mi amistad contigo y eso significa que necesito una confianza inquebrantable en tu infinito amor.

lunes, 30 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 30 DE NOVIEMBRE DEL 2015



Simón, Andrés, venid y os haré pescadores de hombres
Solemnidades y Fiestas


Mateo 4, 18-22. Fiesta de San Andrés. ¿Y si Andrés no hubiera seguido a Cristo? Entonces Pedro, primer Papa de la Historia de la Iglesia no lo hubiera conocido. 


Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la I Semana de Adviento, del domingo 29 de Noviembre al sábado 5 de Diciembre 2015.
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Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, paseando Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

Oración introductoria
Ven Espíritu Santo, dame la luz para aguardar, en silencio, el llamado que Jesús quiera darme en esta oración. Fortalece mi espíritu para que sepa responder rápida y eficazmente, con generosidad y amor, a lo que Dios, en su Divina Providencia, quiera pedirme.

Petición
Señor, quiero seguirte, conviérteme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
Recordemos cuando Andrés y Juan encontraron al Señor, y después hablaron con Él aquella tarde y aquella noche. Estaban entusiasmados. Lo primero que hicieron Andrés y Juan fue ser misioneros. Fueron a ver a hermanos y amigos: “¡Hemos encontrado al Señor, hemos encontrado al Mesías!”. Esto sucede inmediatamente, después del encuentro con el Señor: esto viene enseguida.
En la exhortación apostólica Evangelii gaudium hablé de “Iglesia en salida”. Una Iglesia misionera no puede dejar de “salir”, no tiene miedo de encontrar, de descubrir las novedades, de hablar de la alegría del Evangelio. A todos, sin distinción. No para ganar prosélitos, sino para decir lo que tenemos y queremos compartir con todos, sin forzar, sin distinción. Las diversas realidades que representan en la Iglesia italiana indican que el espíritu de la missio ad gentes debe llegar a ser el espíritu de la misión de la Iglesia en el mundo: salir, escuchar el clamor de los pobres y de los lejanos, encontrarse con todos y anunciar la alegría del Evangelio. (Discurso de S.S. Francisco, 27 de noviembre de 2014)


Reflexión
Dos grupos de hermanos presenta nuestro Evangelio de hoy, quizás insinuándonos que las cosas para Dios tienen caminos tan singulares como llamar a todo el "futuro" de una familia. Pero si es Cristo quien llama... El sabe de sobra lo que hace. Y lo que hacía con la familia de Pedro y de Santiago era algo verdaderamente espectacular.

Andrés, el pequeño hermano de Pedro. ¡Quién lo fuera a pensar! De esos dos hombres habría de sacar la roca donde edificar la Santa Madre Iglesia. Efectivamente, porque otro pasaje, el que nos refiere Juan en su primer capítulo, nos presenta a los dos hermanos menores que se les ocurre seguir a Cristo, le conocen y ellos, terriblemente impresionados de ese singular Hombre que es Jesús, se lo cuentan a sus respectivos hermanos, que debieron ser hombres recios pues eran pescadores, y de gran corazón.

¿Y si Andrés no hubiera seguido a Cristo? O pongamos que lo hubiese seguido, ¿si no le hubiese dicho nada a Pedro? Era legítimo que se callase. El había encontrado al Señor y Pedro era ciertamente su hermano pero nada más. Pero cuando uno conoce a Cristo inevitablemente lo da a conocer. De no haberlo hecho no tendríamos quizás a Pedro, primer Papa de la Historia de la Iglesia.

Sin embargo Andrés comprendió bien lo que significaba haber estado con el Señor. Tenía que mostrárselo a fuerzas a su hermano, tenía que llevarlo a su presencia como lo hizo, aunque Pedro se la estuviera pasando muy bien entre sus pescados, aunque fuera el "hombre" de la casa, aunque no aparentara tener mucha resonancia interior.

Andrés es, pues, el que lo conduce a Cristo, es el que nos hizo el favor de poder tener a ese Pedro tan bueno entre nosotros. Y tan buen hermano fue que no sólo fue apóstol como su hermano sino que dio su vida en la cruz y fundó (así es estimado en las iglesias de oriente) con su sangre la fe de tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, tendremos algún día el gusto de abrazar en la plena comunión con Roma. Andrés, buen ejemplo.
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