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miércoles, 25 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 25 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Miércoles de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 25 de octubre de 2017




Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,12-18):

Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no os dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 123,1-3.4-6.7-8

R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte 
–que lo diga Israel–, 
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres, 
nos habrían tragado vivos: 
tanto ardía su ira contra nosotros. R/.

Nos habrían arrollado las aguas, 
llegándonos el torrente hasta el cuello; 
nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. 
Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes. R/.

Hemos salvado la vida, 
como un pájaro de la trampa del cazador; 
la trampa se rompió, y escapamos. 
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, 
que hizo el cielo y la tierra. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,39-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Palabra del Señor






Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 25 de octubre de 2017
Rosa Ruiz, misionera claretiana



Queridos hermanos:

“Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte…” dice el salmista hoy. Acabemos la frase cada uno de nosotros. ¡Oh, qué distinta sería mi vida si el Señor no hubiera estado de mi parte, si no se preocupara por mí, si no me acompañara siempre y en cualquier circunstancia!

Dios es el dueño de la casa (de mí misma, que soy templo y casa suya, decíamos ayer) y nunca permitiría que los ladrones abrieran en mí boquetes. Fijémonos que el evangelio de hoy es la continuación de ayer y, por tanto, conviene no romper el sentido. Hoy continúa la bienaventuranza, la dicha: “dichoso el criado a quien su amo lo encuentre fiel y solícito, cuidando a la servidumbre, repartiendo su ración con justicia”.

Hoy el evangelio nos ofrece una nueva clave para la felicidad: no basta con cuidar tu vida y no llenarla como un granero, pues está llamada a ser casa de Dios. No basta. Nos exige que nos reconozcamos como administradores y no dueños, cuya principal tarea es cuidar de los demás (no “pegar a los mozos y muchachas”) y vivir con equilibrio y dignidad (no entregados a “comer y beber y emborracharse”).

No basta con ser fieles a nuestro Señor. También hemos de serlo a nosotros mismos y a los que nos rodean, especialmente a quienes Dios ha puesto a nuestro cuidado. ¿Cómo hacer esto? Mirando al Señor: Él es nuestro auxilio, nos salvó cuando el agua nos llegaba al cuello, nos libró de los dientes de quien nos quiere tragar. Porque Dios rompe las trampas de todos los cazadores. Estamos llamados a ponernos de su lado. A no ir por la vida como cazadores poniendo trampas y tragando a quien nos apetece. Ojalá sea así. Que Dios nos ayude y nos enseñe a ser servidores fieles y libres. Dichosos.

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, misionera claretiana

martes, 24 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 24 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, martes, 24 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12.15b.17-19.20b-21):

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, as! también, por Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que conduce a la vida eterna.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 39,7-8a.8b-9.10.17

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tú voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, 
y, en cambio, me abriste el oído; 
no pides sacrificio expiatorio, 
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«–Como está escrito en mi libro– 
para hacer tu voluntad.» 
Dios mío, lo quiero, 
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación 
ante la gran asamblea; 
no he cerrado los labios: 
Señor, tú lo sabes. R/.

Alégrense y gocen contigo 
todos los que te buscan; 
digan siempre: «Grande es el Señor» 
los que desean tu salvación. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,35-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy martes, 24 de octubre de 2017
Rosa Ruiz, misionera claretiana



Queridos hermanos:

“Tened ceñida la cintura” comienza diciendo Jesús en el Evangelio de hoy. Y solo un par de líneas después nos asegura que si vivimos con esa actitud, será Él en persona quien se ceñirá para servirnos. Nada nos pide Dios que no esté dispuesto a hacer Él por nosotros y con nosotros.

No hay sugerencia alguna en Jesús en que podamos sentir que juega con ventaja. El evangelio de hoy es una bienaventuranza: “dichosos… felices… bienaventurados”. Los especialistas bíblicos no acaban de encontrar la palabra más adecuada para traducir al castellano el “Makárioí” griego.
Implica la felicidad del “alégrense y gocen” que canta hoy el salmo 39. Y es también la promesa de Lucas: “si os encuentra así, ceñidos, en vela, dispuestos, seréis dichosos -makárioí-“.

O si prefieres decirlo con otras palabras, la invitación es a vivir diciendo: “aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”. Eso es vivir ceñidos y en vela. Y la respuesta de Jesús a nuestra disponibilidad no es más que mirarnos a los ojos y misteriosamente decirnos: “aquí estoy para servirte; siéntate a mi mesa. Yo me encargo y te cuido”.

Hoy celebramos a San Antonio Mª Claret. Entenderéis que le recordemos en esta página y yo, como misionera claretiana. Un hombre que eligió vivir ceñido para servir, igual cuando caminaba con una muda por los pueblos de Cataluña que cuando organizaba la diócesis como Arzobispo de Santiago de Cuba o cuando acompañaba a la Reina como confesor en España. Vivir sirviendo dispuesto a hacer la voluntad de Dios y no la propia, no depende del trabajo, el lugar o el momento que nos toque vivir. Nos lo jugamos más en los “cómos” que en los “qués”.

Y esto, lo traduzcamos como lo traduzcamos, sabe a felicidad, a dicha, a bienaventuranza.

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, misionera claretiana

lunes, 23 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 23 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Lunes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, lunes, 23 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,20-25):

Ante la promesa de Dios Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación. Y no sólo por él está escrito: «Le valió», sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

Palabra de Dios

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Salmo
Lc 1,69-70.71-72.73-75

R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo

Nos ha suscitado una fuerza de salvación 
en la casa de David, su siervo, 
según lo había predicho desde antiguo 
por boca de sus santos profetas. R/.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos 
y de la mano de todos los que nos odian; 
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, 
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. R/.

Para concedernos que, libres de temor, 
arrancados de la mano de los enemigos, 
le sirvamos con santidad y justicia, 
en su presencia, todos nuestros días. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,13-21):

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy lunes, 23 de octubre de 2017
Rosa Ruiz, misionera claretiana



Queridos hermanos

Tendemos a querer que Dios sea árbitro de nuestros asuntos. Siempre y cuando sea a nuestro favor, claro… Y no solo le pedimos que intervenga si no que le decimos que tiene que hacer exactamente. Así aparece en el evangelio de hoy.

Me quedo con la respuesta de Jesús. No entra en el juego. Se limita a devolverle una mirada sobre sí mismo, yendo a la raíz de su demanda -la propia codicia- y no a la demanda en sí –“¡que mi hermano reparta la herencia conmigo!”-.

Y entonces añade una parábola. La de un hombre que echa cálculo. En esos cálculos me temo que entra también nuestro deseo de que Dios arbitre y nos dé la razón una vez más. Que todo gire a nuestro alrededor, que Dios sea una pieza más de nuestro argumentario; nos proclamamos guionistas de la vida, marcamos normas y escenarios, creemos que todo está en nuestra mano bajo el manto de una supuesta sana autonomía… Pero más bien parecemos dioses de nuestra propia liturgia. Terrible.

Dios siempre es Dios. Aun cuando no le dejamos. Suele callar pero cuando habla es implacable. Tiernamente implacable, como el abrazo de un buen amigo en medio de una tormenta:

“Necio, loco, no confundas el fin y los medios... ¿Quién eres tú? ¿Acaso crees que eres un granero donde almacenar riquezas sin fin? ¡No! Eres mucho más: eres un templo vivo, estás llamado a ser mi propia casa. Yo soy tu huésped. Mucho más que trigo y cebada”.

Y lo mejor de todo es que Dios dentro de uno no se acaba nunca. Siempre crece. ¿Cuándo nos convenceremos?

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, misionera claretiana

domingo, 22 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 22 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 22 de octubre de 2017


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6):

Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.»

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e

R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor

Cantad al Señor un cántico nuevo, 
cantad al Señor, toda la tierra. 
Contad a los pueblos su gloria, 
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor, 
y muy digno de alabanza, 
más temible que todos los dioses. 
Pues los dioses de los gentiles son apariencia, 
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/. 

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, 
aclamad la gloria y el poder del Señor, 
aclamad la gloria del nombre del Señor, 
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/. 

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, 
tiemble en su presencia la tierra toda; 
decid a los pueblos: «El Señor es rey, 
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

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Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b):

Pablo, Silvano y Tirnoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Palabra de Dios

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. 
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?» 
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.» 
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?» 
Le respondieron: «Del César.» 
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy domingo, 22 de octubre de 2017
Fernando Torres cmf


Pagamos muchos impuestos

      En la sociedad pagamos impuestos y tasas. Muchos. Muchas veces. Pero, abramos los ojos a la realidad, los más altos impuestos no son los que pagamos al Estado para que construya mejores carreteras, atienda las escuelas y la salud pública, financie nuestra seguridad, ayude a los más necesitados y tantas otras cosas necesarias que sólo el Estado puede y debe hacer. Hay muchos otros impuestos que no pagamos en dinero pero que son también muy importantes. ¿Cuántas veces por respetos humanos no nos atrevemos a decir lo que de verdad pensamos? Y preferimos callarnos, guardar silencio. Ahí pagamos un impuesto muy alto, vendemos nuestra propia autenticidad, nuestra libertad, nuestra dignidad. Todo con tal de que los demás nos sigan aceptando, toda para adaptarnos a ellos. 

      Pagar el impuesto al César no era sólo darle la moneda. Era hacerse siervo del César, obediente a sus normas. Era ser su esclavo. Por eso Jesús pregunta con ironía de quién es el rostro que figura en la moneda. Si es del César es que hay que devolvérselo al César. Pero al César hay que darle sólo el dinero no la vida ni el honor ni la libertad. Todo eso pertenece a Dios y nada más que a Dios. La vida, el honor y la libertad son los dones que Dios ha puesto en nuestras manos. Es nuestra responsabilidad devolvérselos a Dios acrecentados, cuidados y llevados a su plenitud. Ése es el impuesto que nos ha preparado Dios: que llevemos nuestra vida y nuestra libertad a su plenitud. 

      Hoy el Evangelio nos plantea una cuestión básica: ¿a quién servimos? ¿A quién pagamos los impuestos más valiosos? Y sigo sin referirme a los que pagamos al Estado. Esos son necesarios. Esos los pagamos con dinero. Lo malo son los impuestos que pagamos a lo qué dirán los demás de nosotros o al egoísmo. Esos los pagamos con nuestra libertad, renunciando a ella. Al final terminamos siendo esclavos de esos señores. Y renunciamos a los mejores bienes que Dios nos ha dado: la libertad y la vida. 

      Jesús nos pide que no nos olvidemos de dar a Dios lo que es de Dios. La vida que vivimos, la vida de nuestros hermanos, la libertad a que estamos llamados, todos esos son los dones de Dios. Le pertenecen. Y al final, cuando llegue el último momento, se los tendremos que devolver, acrecentados, llevados a plenitud. Mi vida y la de mis hermanos y hermanas. Mi libertad y la de mis hermanos y hermanas. 



Para la reflexión

¿Me siento libre para actuar como creo que debo actuar? ¿O me dejo llevar por lo que hacen los demás? ¿Cómo cuido de la vida y libertad de mis hermanos y hermanas? ¿De mi familia? ¿Reconozco a Dios como mi señor? ¿Soy esclavo de otros señores? ¿De cuáles?

sábado, 21 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 21 OCTUBRE 2017


Lecturas bíblicas de hoy Sábado 21 Octubre 2017
Vigésimo octava semana del Tiempo Ordinario - Año Impar


“ El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir ”



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4,13. 16-18

No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la e de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos.» Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.»

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Salmo
Sal 104,6-7.8-9.42-43 R/.
 El Señor se acuerda de su alianza eternamente

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Porque se acordaba de la palabra sagrada
qué había dado a su siervo Abrahán,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R/.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

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Reflexión del Evangelio de hoy
Dios llama a la existencia lo que no existe

Los destinatarios de la carta a los Romanos no se habían cuestionado la  repercusión que tendría sobre el ser humano la creencia en Jesús como el Mesías de Israel. Ellos permanecían en la idea de que en Jesús se cumplían las promesas mesiánicas anunciadas al pueblo de la alianza, pero éstas quedaban dentro del limitado horizonte de comprensión judía de las cosas. En consecuencia, no habían deducido nada nuevo sobre la influencia de Jesús sobre aquellos que no pertenecían a Israel, es decir, los gentiles.

Pablo ha mostrado en esta carta el papel fundamental de la cruz de Cristo en la acción liberadora de Dios, que logra restablecer la relación con el ser humano pecador. Dios salva por pura gracia, porque quiere y espera que todos se abran a Él por la fe.

Partiendo de la tesis paulina, de la necesidad de la fe (no de las obras) para relacionarse con la nueva justicia de Dios, vinculada no a la Ley sino a Cristo; Pablo desarrolla una argumentación en tres partes; y nuestro texto de hoy corresponde a la segunda argumentación. En ella el apóstol va a insistir en la dimensión de la fe, tomando como ejemplo a Abraham, prototipo de creyente y progenitor de una nueva familia a la cual pertenecen también los gentiles.

La promesa de Dios a Abraham es para todos, y la misión a los paganos es el comienzo del cumplimiento de dicha promesa. Los descendientes de Abrahán somos hijos de la fe. La comunidad cristiana es la prueba de que se ha cumplido la promesa de Dios. Somos obra de la palabra creadora de Dios recibida en la fe. Abraham apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, y ella es alimento y apoyo de nuestra fe ¿Suelo preguntarme como está mi fe? ¿Cómo entiendo en mi vida que todo es gracia y que debo responder a ese don de Dios en mí?

Si uno se pone de mi parte…
Jesús va camino de Jerusalén, todavía le quedan algunas etapas de ese itinerario geográfico, existencial  y teológico que ha de recorrer asumiendo su destino. Junto a Él caminan sus discípulos, especialmente a ellos van dirigidas las enseñanzas del Maestro, válidas también para todos, y donde Jesús insiste que el testimonio ha de ser sincero, valiente y público. La actitud fundamental de los que caminan con Jesús es la confianza en el Padre. Lucas desarrolla esta instrucción mediante varios dichos (logia) de Jesús. En nuestro relato se nos habla de una confianza en Dios que anima a dar testimonio de Cristo (vv 8-10) y proporciona seguridad (vv. 11-12).

Aunque las palabras de Jesús van dirigidas a sus discípulos (amigos), ahora se pide un compromiso individual si tiene confianza en el Padre. Cada creyente es responsable de su relación con Jesús: Si uno se pone de mi parte ante los hombres…o si alguien me niega…la opción del discípulo ha de ser valiente y afirmativa, las dificultades no pueden apartarnos del camino del seguimiento si creemos y confiamos en Él.

A continuación añade Lucas dos palabras sobre el Espíritu Santo que tienen cierta relación con el testimonio, especialmente la segunda. A propósito de hablar mal de Jesús; Al que hable contra el Hijo del hombre…afirma que es peor pecar contra el Espíritu Santo, pues el primer pecado se puede perdonar no así el segundo. Pecar contra el Espíritu consiste en oponerse directamente con palabras, actitudes y comportamientos, a su acción reveladora y también a su perdón. En otras palabras negar el valor salvador del mensaje de Jesús proclamado en la comunidad cristiana.

 El segundo dicho sobre el Espíritu está situado en el ámbito comunitario (11-12): Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades… se refiere a la postura del discípulo ante los tribunales que lo juzga precisamente por eso, por ser discípulo de Jesús; éste no tiene que inquietarse, pues el mismo Espíritu abogará por él. La seguridad en los momentos difíciles de la vida, la da el Espíritu santo, que conduce, guía y defiende el camino de la comunidad: ¿Descubro al Espíritu Santo en nuestro testimonio comunitario?


Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo

viernes, 20 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 20 OCTUBRE 2017


Lecturas bíblicas de hoy Viernes 20 octubre 2017
Vigésimo octava semana del Tiempo Ordinario - Año Impar





Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,1-8)
Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor según la carne. ¿Quedó Abrahán justificado por sus obras? Si es así, tiene de qué estar orgulloso; pero, de hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver, ¿qué dice la Escritura?: «Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación.» Pues bien, a uno que hace un trabajo el jornal no se le cuenta como un favor, sino como algo debido; en cambio, a éste que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la justificación, prescindiendo de sus obras: «Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le cuenta el pecado.»

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Salmo
Sal 31,1-2.5.11 R/. 
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Habla pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mí culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,1-7)

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

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Reflexión del Evangelio de hoy

Esa fe se le cuenta en su haber
San Pablo afirma que de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, “la más grande es el amor”. Sin embargo Abraham es justificado por la fe. Podemos preguntarnos qué características tuvo la fe de Abraham para recibir la justificación.

Abraham era un hombre que sabía escuchar, por ello pudo discernir que lo que estaba percibiendo era la voz de Dios.

Abraham era un hombre humilde, por eso pudo obedecer contando solamente con la fuerza de una promesa.

Abraham era un hombre fiel, por eso mantuvo su “sí” hasta el final cuando Dios le pedía que sacrifique al hijo de la promesa.

Por su fe deducimos que amaba a Dios sobre todas las cosas. La fe de Abraham es la respuesta al amor de elección de Dios que engendra en él un amor semejante, por el que lo prefiere a cualquier otra seguridad. Abraham nos recuerda lo que Dios respondió al profeta Habacub: “el justo vivirá por su fidelidad” (Cfr. Ha 2,4)

Abraham es justificado por la fe y es esta la que le permite vivir el primer mandamiento, que aunque no había sido revelado, ya estaba inscrito en el corazón de la humanidad.

Contemplando a Abraham, nuestro padre en la fe, podemos preguntarnos hoy: ¿Creo en Dios a tal punto de amarle sobre todas las cosas?...

Amigos míos
Jesús nos dice hoy: “a ustedes, mis amigos, les digo”; “No temáis”. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados, si cuido de cada uno de mis gorriones ¿Voy a dejar de cuidarte a ti, “mi amiga”, “mi amigo” amado? Temed dejar entrar en vuestra masa la levadura de la hipocresía, de la apariencia que engaña, temed al que puede tentaros y llevaros de su mano al infierno.

Para Jesús, nosotros, cada uno, somos sus amigos ¡Este amor de amistad es el fundamento de nuestra confianza!

Recordemos que el amor de amistad supone: igualdad entre los amigos, amor de benevolencia y que este desearse y hacerse bien sea mutuo. Jesús por la gracia nos hace capaces de dialogar con él como íntimos, tenemos su Espíritu, su vida en nosotros; Él quiere nuestro bien, que lleguemos a la plenitud para la que el Padre nos pensó y que nosotros también procuremos su bien, su gloria: "La gloria de Dios es el hombre viviente; la vida del hombre es la visión de Dios", es decir, Él quiere que vivamos en su Presencia, cercanos a él.

Un amigo fiel a lo que debe temer es a separarse de su amigo, por ello Jesús nos previene de lo que podría alejarnos de Él: la levadura de la hipocresía, la falsedad de vivir de apariencias, y el padre de la mentira que es el que con engaños puede llevarnos al infierno. Este temor es temor de valientes, de los que saben que con el príncipe de este mundo no hay que negociar. Y de los que, si llegan a caer en sus trampas, como el salmista reconocen su falta y confiesan su pecado.

Vivir la amistad con Dios por medio de Jesús es lo que nos hace vivir confiando en Él y aleja de nosotros el verdadero mal y al maligno. Su amistad es la causa de la más honda felicidad que puede alcanzar el ser humano.


Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)

jueves, 19 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 19 OCTUBRE 2017


Lecturas bíblicas de hoy jueves 19 octubre 2017
Vigésimo octava semana del Tiempo Ordinario - Año Impar



“ Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen ”


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (3,21-30a)

Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto dejando impunes con su tolerancia los pecados del pasado; se proponía mostrar en nuestros días su justicia salvadora, demostrándose a sí mismo justo y justificando al que apela a la fe en Jesús. Y ahora, ¿dónde queda el orgullo? Queda eliminado. ¿En nombre de qué? ¿De las obras? No, en nombre de la fe. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. ¿Acaso es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Evidente que también de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.

__________

Salmo
Sal 129,1-2.3-4.5 R/. 
Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor. R/.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54)

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

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Reflexión del Evangelio de hoy

En nuestra sociedad actual lo eficaz es lo productivo. Pero, ¿qué tiene que producir? Inmersos en la cultura mercantilista y monetaria, los máximos beneficios con la mínima inversión. Pero, ¿todo? Gracias a Dios, ¡no! El ser humano no debe entrar en esos parámetros de productividad; la persona no es un objeto en la cadena de producción. Nosotros somos los que ponemos nombre a las cosas (Gn 2, 19-20), no a la inversa. Con nuestra vida espiritual, de fe, pasa igual.

El hombre es justificado por la fe
Orgullosos de las obras -entendemos que buenas- que realizaba la comunidad de los Romanos, San Pablo se ve en la necesidad de explicar que las obras sin fe lo único que procuran es el orgullo personal/comunitario, pero no la justificación-salvación. El Papa Francisco, en repetidas ocasiones, nos ha dicho que la Iglesia no es ninguna ONG, sino que las obras que hacemos los cristianos están movidas y dirigidas a la transcendencia, no sólo a la satisfacción terrenal.

Además, sabiendo que es la fe la que nos mueve hacia la justificación (este movimiento sí requiere de obras, pues una fe sin obras es una fe muerta (St 2, 17)), ésta está abierta y ofrecida a todos los que crean. Es decir, San Pablo les presenta un dilema encubierto a los provenientes del politeísmo: ¿Vosotros creíais en muchos dioses? Sí. Ahora, ¿creéis que sólo hay un Dios? Sí. Si sólo hay un Dios, ¿es Dios de todos? Sí. Entonces, ¿quiénes sois para negar la fe en el único Dios a las gentes que, creyendo en Él, no hacen vuestras mismas obras? Nadie.

No se justifica/salva uno más cuanto más obras hace; esto no funciona como la productividad mercantil. Nos justificamos/salvamos por la fe; la que da sentido a las obras y a la ley.

Os habéis quedado con la llave del saber
En el mismo sentido, Jesús, en el evangelio de Lucas, sigue el argumento de la justificación. Les echa la bronca a los fariseos por centrarse en las obras -mausoleos y sepulcros para consolar su conciencia- y olvidarse del anuncio de la verdadera justificación. Ellos conocían los verdaderos beneficios de la fe, de la voluntad de Dios expresada en su Ley, pero no la participaban porque es más fácil controlar a un pueblo desde la ignorancia que desde el conocimiento.

¡Así es! Jesús regaña severamente a quien enseña pero, indirectamente, también advierte a quien debe aprender. Es decir, si el regalo de la fe lo recibimos cada uno directamente de Dios y nosotros somos sus custodios, nosotros también tenemos la responsabilidad de mantenerla viva no sólo con los alimentos espirituales, sino también con los del conocimiento, que revertirán en aquéllos y, consecuentemente, en nuestra justificación/salvación y el anuncio del Evangelio.

Con nuestras obras sin fe o nuestra fe sin obras; con nuestras ideas de que Dios es para los que cumplimos y no para los que no cumplen; con nuestro monoteísmo teórico y politeísmo práctico; con los bálsamos de conciencia que nos aplicamos con buenas intenciones;…, con todo, debemos saber que del Señor viene la misericordia/justicia y que nuestra alma espera en Él, en su palabra (Sal 129).

El motivo de orgullo, ¿es mi fe o son mis obras?

¿Me procuro una buena formación de mi fe para un mejor anuncio del Evangelio?


D. Juan Jesús Pérez Marcos O.P.
Fraternidad Laical Dulce Nombre de Jesús de Jaén

miércoles, 18 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 18 OCTUBRE 2017


Lecturas bíblicas de hoy Miércoles 18 octubre 2017
Vigésimo octava semana del Tiempo Ordinario - Año Par

Hoy es: San Lucas Evangelista (18 de Octubre)
“ Estáis cerca del Reino de Dios ”



Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,9-17a:
Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso.
El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.

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Salmo
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18 R/. 

Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres, 
la gloria y majestad de tu reinado. 
Tu reinado es un reinado perpetuo, 
tu gobierno va de edad en edad. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos, 
es bondadoso en todas sus acciones; 
cerca está el Señor de los que lo invocan, 
de los que lo invocan sinceramente. R/.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

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Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor me dio fuerzas para anunciar íntegro el Evangelio
El autor de este texto se sitúa en los últimos días de Pablo, quizá como recurso para reforzar su autoridad. Sus letras trasmiten sentimiento de soledad ante el previsible fin, pues unos lo han abandonado por la dureza del momento y otros han sido enviados a misionar. Lucas es el que permanece a su lado. En este estado de cosas, quiere tener consigo a Timoteo, a quien encarga venga con Marcos, de cuyo abandono en el primer viaje no guarda mal recuerdo. Añade un recado personal: que le traigan la capa y los pergaminos, que bien le vendrán para el inminente invierno. Le sobrevienen, además, dos recuerdos no muy alegres: el proceder de Alejandro y la soledad en la que le dejaron sus colaboradores en una, para el autor, falta de lealtad. El apóstol, no obstante, lo afirmado, no se arredra porque bien sabe, y así lo atestigua, que siempre ha tenido la ayuda de Dios Padre para anunciar el evangelio de Cristo Jesús, incluso ante auditorios y tribunales paganos. No está lejos la meta de su quehacer apostólico, y es de agradecer la sinceridad: la salvación que ha recibido de Dios por su fidelidad al Evangelio de Jesús es la que le conduce al reino de Cristo el Señor. Experiencia dura y difícil, lo que no obsta para dejarnos un testimonio creyente de fidelidad al amor de Dios y a la Palabra de su Hijo más allá de obstáculos y sinsabores.

Estáis cerca del Reino de Dios
El evangelio de Lucas alude a la misión de los Doce, y completa la acción apostólica con el envío de los setenta y dos que, de dos en dos,  Jesús ordena que vayan cual mensajeros o precursores. Hágase una lectura literal o simbólica, lo cierto es que es indudable la intención misionera y universal que rezuma todo el evangelio de Lucas: la Palabra de Dios debe ser conocida por todo el mundo porque para la salvación de todas las personas ha puesto Dios su tienda entre nosotros. El propósito del envío es que preparen los caminos que después recorrerá el Maestro; la estrategia no puede ser otra que la austeridad y sencillez para que quede siempre patente que la fuerza está en Dios Padre y nunca en la persona que presta su voz a la Palabra; los procedimientos a desarrollar están indicados con claridad: dad vida, trabajad la salud de la gente, ayudad a vivir, anunciad contra viento y marea la cercanía de Dios Padre con todos, en especial con los pequeños y sufrientes. En una palabra, adelanten la presencia de Jesús de Nazaret con todos los que esperan y necesitan la venida del Dios-con-nosotros. Y tengan bien claro que en el salario del apóstol está, puede estar, el rechazo y la incomprensión. Es el momento para renovar la confianza en aquel que nos ha enviado y disfrutará con todos los apóstoles y misioneros la alegría vivida por anunciar la Palabra que da vida y faculta a todo hijo de Dios a manifestarse fuerte frente al mal.  

Misericordia es una experiencia creyente que asociamos felizmente a San Lucas y su evangelio. Compañero de Pablo en su misión nos ha dejado en su evangelio las páginas que más y mejor nos hablan de la ternura cercana de un Dios que prefiere ejercer siempre de Padre.

¿Cómo nos entrenamos en la fuerza que da la confianza en Dios para superar las dificultades de la comunidad en su testimonio y predicación?


Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
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