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martes, 6 de junio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 6 DE JUNIO DEL 2017


… Y, al escucharlo, se maravillaban de Él
San Marcos 12, 13-17. IX Martes de Tiempo Ordinario



Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, sólo te pido que, tanto hoy como mañana, me lleves siempre hacia Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?".
Jesús, notando su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea". Se la trajeron y él les preguntó: "¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?". Le contestaron: "Del César". Entonces les respondió Jesús: "Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Y los dejó admirados.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchas veces, sin darme cuenta, trato de hacerte a mi medida; a mi conveniencia, Señor. Trato de llevarte a que me digas lo que quiero escuchar cuando muy en el fondo sé la respuesta.
Tengo que admitir que ésta, con frecuencia, va en contra de lo que quiero… de lo que deseo. Aunque sepa lo que es correcto.
Los fariseos no se equivocaban del todo… sabían que Jesús enseñaba con franqueza el camino de Dios… el camino de la verdad. Él, como buen Maestro, como buen amigo, respondió a su pregunta. Tal vez, no era lo que ellos esperaban; no era lo que más les convenía, sin embargo… era la verdad y, al escucharla de Él se maravillaban.
Pero… ¿de qué se maravillaban? ¿Qué era lo que les llamaba la atención? No era la elocuente forma de evadir la tentación de los fariseos; no era el estilo o el tono con que promulgaba las respuestas. Era aquella impresión que roba el aliento cuanto se está de frente a la Verdad.
Se maravillaban ante el amor… ante el esfuerzo de verte llevar las personas al Padre, llevarlas a Dios.
Esta maravilla es la que me permite distinguir más allá de lo que me conviene o de lo que quisiera escuchar, de lo que verdaderamente es de Dios.
Dame la gracia, Señor, de distinguir lo que es de Ti, de lo que no lo es. Dame la gracia de maravillarme ante el esfuerzo de siempre llevarme hacia Dios… de llevarme hacia Ti.
"Los evangelios nos dicen que hubo sentimientos encontrados en los paisanos de Jesús: le pusieron distancia y le cerraron el corazón. Primero, "todos hablaban bien de él, se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca"; pero después, una pregunta insidiosa fue ganando espacio: "¿No es este el hijo de José, el carpintero?". Y al final: "Se llenaron de ira". Lo querían despeñar... Se cumplía así lo que el anciano Simeón le había profetizado a nuestra Señora: "Será bandera discutida". Jesús, con sus palabras y sus gestos, hace que se muestre lo que cada hombre y mujer tiene en su corazón."

(Homilía de S.S. Francisco, 24 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré hacer un acto de caridad a un conocido con el fin de acercarlo más a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

lunes, 5 de junio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 5 DE JUNIO DEL 2017


¿Qué hará entonces el dueño de la viña?
San Marcos 12, 1-12. IX Lunes de Tiempo Ordinario



Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy cansado del camino; la lucha por vivir en la verdad me desgaste e incluso me hace doblegarme ante la presión social. Renueva mi corazón con tu amor y dame la fuerza para seguir tu camino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo:
"Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.
A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.
Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: 'A mi hijo sí lo respetarán'. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: 'Éste es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.
"¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?".
Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Creo que todos hemos experimentado rabia y coraje al escuchar este pasaje. En verdad creemos que esos viñadores merecerían haber sido castigados por Dios. Es más, que hubieran muerto en ese mismo momento. Que la desgracia cayera sobre sus hogares y familias por malvados.
Esto se debe a que somos hipersensibles ante las injusticias. Y no está mal, pero no debemos seguir nuestra tendencia natural que busca una venganza justiciera, que nos convierte, casi instantáneamente, en jueces.
Que lejos está nuestro pensamiento del pensamiento de Dios. Nuestro actuar del actuar de Dios. Cuántas veces después de haber caído en lo más bajo, de ensuciar nuestra dignidad de templos del Espíritu santo, Dios no sólo no se venga, sino que además, el Padre de las Misericordias nos recibe con los brazos abiertos; nos dignifica una vez más revistiéndonos con nuevas ropas y nos llena de nuevas fuerzas para no sucumbir más en el fango del pecado.
Ayúdanos, Señor, a que la experiencia de tu Amor misericordioso, que cubre nuestro pecado y nuestras miserias, nos permita tener un corazón compasivo y misericordioso con nuestros hermanos.
"Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de ese hombre que hace una viña y después fracasa, porque los trabajadores quieren tomarla para ellos. En el corazón del hombre, siempre está esta inquietud: no está satisfecho de Dios, del amor fiel. Y así el corazón del hombre está siempre inclinado hacia la infidelidad: esta es la tentación."

(Homilía de S.S. Francisco, 30 de marzo de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscare acércame aquella persona con la que fui intransigente o duro de juicio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

domingo, 4 de junio de 2017

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 4 DE JUNIO 2017 - PENTECOSTÉS


Pentecostés – Ciclo A
Domingo 4 de Junio de 2017

“El Espíritu nos pone en marcha“



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,1-11:

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios    

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Salmo

Salmo Responsorial: 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34

R/. Envía tu Espíritu, Señor,
y repuebla la faz de la tierra

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12,3b-7.12-13:

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios

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Secuencia

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequia, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

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Lectura del santo Evangelio según san Juan 20,19-23:

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

sábado, 3 de junio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 3 DE JUNIO DEL 2017


Amarte por ser Tú
San Juan 21, 20-25. VII Sábado de Pascua


Por: H. Iván Yoed González, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios te salve, María. Tú eres llena de gracia. El Señor está contigo. Eres bendita. Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre mía y madre de Dios. Ruega por mí. Ruega por mis hermanos y mis hermanas. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a Pedro: "Sígueme". Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?". Al verlo, Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¿qué va a pasar con éste?". Jesús le respondió: "Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme".
Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: 'Si Yo quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?'.
Este es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el mundo los libros que se escribieran.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me gusta compararme con los demás. No sé, experimento como un tipo de oscura satisfacción en la certeza de saber que soy mejor en algo, no importa lo que sea. De verdad, tantas veces alimento la falsa convicción de que mi valor proviene de lo que pueda yo añadir a mi persona. Adornos, adornos, adornos: los hay en material y en espiritual. Llámense riquezas o virtudes.
Pero ¿no los he perdido tantas veces? Un día creo haber alcanzado una virtud, otro día la pierdo. Un día alcanzo un logro, otro día me frustro. En ocasiones he estado convencido de que no sirvo para nada, o que me he equivocado de camino. Y pienso, "si tan sólo tuviera las oportunidades que ya dejé detrás de mí" De verdad que no existe nada más triste que el permanecer en un error por la tristeza de haberlo cometido. ¡Y, sin embargo, para Dios las cosas son tan distintas!…
No son mis virtudes, ni mis talentos, ni mis logros, ni siquiera mi nombre "bonito" o "feo", ni mi apariencia "agradable" o no. No son mi modo de hablar, ni mi modo de vestir, ni mis ocupaciones, ni siquiera mis más profundos pensamientos. Nada, nada de eso es por lo que Dios me quiere. Desde luego que, con cada una de esas cosas, con cada instante, a decir verdad, puedo agradar a Dios. Pero no  poreso  Dios me quiere.
No ha preocuparme mi entrega, mi virtud, mi santidad, mi avance, mi retroceso, nada ha de preocuparme de cara a los demás. No he de compararme preguntándote: "Señor, ¿qué va a pasar con éste?". No. Amarte incondicionalmente, ése es mi deseo. Mis inclinaciones y mi competitividad, quizá nadie me las quitará. Quizá nadie logrará quitarme aquella vanidad que a veces me parece ser la única motivación de mi vida. Pero sí que quiero que mi corazón, aun contra la corriente de mí mismo, se dirija sólo a Ti. Porque quiero amarte como Tú me amas. Ésa es la gracia que hoy te pido.
Tú me amas por ser yo. Yo te amo por ser Tú.
"Sin embargo, ser sanado allí convirtió a Pedro en un Pastor misericordioso, en una piedra sólida sobre la cual siempre se puede edificar, porque es piedra débil que ha sido sanada, no piedra que en su contundencia lleva a tropezar al más débil. Pedro es el discípulo a quien más corrige el Señor en el Evangelio. El más "apaleado". Lo corrige constantemente, hasta aquel último: "A ti qué te importa, tú sígueme a mí". La tradición dice que se le aparece de nuevo cuando Pedro está huyendo de Roma. El signo de Pedro crucificado cabeza abajo, es quizás el más elocuente de este receptáculo de una cabeza dura que, para ser misericordiada, se pone hacia abajo incluso al estar dando el testimonio supremo de amor a su Señor."
(Meditación de S.S. Francisco,  2 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En la noche de hoy me tomaré unos minutos para mirar mi día y ver si mi corazón buscó, sobre todo, agradar a Dios con lo que hice.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

viernes, 2 de junio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 2 DE JUNIO 2017


La mirada de Jesús
San Juan 21, 15-19. VII Viernes de Pascua


Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?
Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.
Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.
Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.
Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."
"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". 
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?
Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.
Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.
Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.
Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."
"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco,  11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?
Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.
Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.
Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.
Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."
"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


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