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viernes, 24 de abril de 2015

CUANDO LOS HIJOS SE VAN ¿Y AHORA QUÉ?


Cuando los hijos se van… ¿y ahora qué?
Nido vacío: ¿un problema o una oportunidad?


Por: Álvaro Sierra Londoño, profesor investigador Instituto de La Familia | Fuente: Alianza LaFamilia.info y el Instituto de la Familia



La partida de los hijos no debe visualizarse como un evento negativo o una sensación de frustración. El tiempo ahora es para el disfrute en pareja de actividades aplazadas o relegadas, frente a tareas más importantes.
Esa expresión popular, "nido vacío", se relaciona con el ciclo reproductor de las aves, justamente cuando los polluelos, una vez emplumados y completamente desarrollados, abandonan la seguridad y el cobijo del entorno paterno para volar libremente, dando inicio a un nuevo ciclo vital. Esto, que en las aves ocurre sin trauma ninguno para los progenitores, en los humanos casi siempre es un evento doloroso, conflictivo y aún dramático.
¿Por qué algo natural y previsible como es la emancipación de los hijos, ha llegado a ser fenómeno traumático para los padres, que en lugar de sentir la satisfacción de una labor cumplida a cabalidad, se sienten solos, vacíos y desprogramados, como si su proyecto vital hubiera llegado a su fin y a partir de entonces su existencia no tuviera cabida sino para la nostalgia, la rememoración agridulce de tiempos mejores que han quedado atrás y la espera paciente de una corta visita, una llamada telefónica o una alegre celebración que pasa fugaz y deja un regusto amargo, mezcla de añoranza y abandono?
La denominación de "nido vacío" es un fenómeno reciente que describe esa realidad de padres solos, con frecuencia aún jóvenes, que ven marchar a sus hijos del hogar y se encuentran el uno frente al otro como seres descartados por la vida.
La familia nuclear, constituida por padre, madre y uno, dos o cuanto más tres hijos, hizo su aparición en los últimos años sesenta del siglo XX y dio lugar a un ciclo familiar corto, en el que padres de 45 o 50 años terminan la crianza de su(s) hijo(s) y ven marchar la prole cuando están aún en lo que podríamos denominar el tercio medio de su proyecto familiar.
En contraposición, la familia anterior a "la píldora" procreaba usualmente entre 5 y 8 hijos y por lo tanto invertía en el periodo de crianza mucho más tiempo; esto sin contar que la emancipación de los hijos era algo progresivo y tardaba años desde la marcha del primero. Adicionalmente en una constelación numerosa de hermanos no era extraño que alguno(a) de ellos permaneciera soltero(a) y continuara indefinidamente en la casa paterna. Total, no habían terminado de marcharse todos cuando los nietos empezaban a desfilar por la casa de los abuelos y entonces, "nido vacío" propiamente no había.
Nido vacío: ¿un problema o una oportunidad?
La respuesta a esta inquietud no es simple. Cada familia lo percibe diferente y cuando unos ven el arribo de un periodo de madurez y plenitud, otros sienten que es hora de "recomenzar" porque lo construido hasta hoy se ha venido abajo. Y no faltan los que destruyen el nido y con él la relación matrimonial, bajo el supuesto de que con la marcha de los hijos la responsabilidad ha terminado y han quedado libres de unas ataduras toleradas solo por no dar escándalo a hijos aún inmaduros.
Un punto de vista positivo: el matrimonio es una realidad dinámica como pocas. De una primera época de ajustes, que va construyendo un estilo familiar y una relación de pareja cada vez más madura y estable, se pasa a un periodo de crianza sugestivo y "engolosinante", que transforma el nido de amor en un entorno educativo, con tiempos muy bien determinados aunque translapables, según las edades de los hijos: primera infancia, escolaridad, pubertad, adolescencia y adulto joven.
Durante este lapso, que va de la boda hasta la misión de ser padres y sigue con la llegada a la edad adulta del primer hijo, no solo maduran los críos sino también los padres, en aspectos como la relación esponsal, la relación parental, el crecimiento físico, psíquico, espiritual, profesional, etc.; de tal manera, que una vez terminada la crianza, los esposos son mejores personas, mejores profesionales, mejores amigos… mejores hijos de Dios.
Si lo anterior es cierto, se aprecia el inicio de una nueva etapa en el dinamismo familiar, en la que se cosechan frutos y se gana tiempo para el disfrute en pareja de muchas actividades que debieron ser aplazadas o relegadas, frente a tareas más importantes y en ocasiones urgentes del periodo anterior.
Un punto de vista negativo: desde esta óptica, la familia nuclear de uno o dos hijos, no solo cambió la dinámica hogareña, sino que, en muchos casos, alteró el orden de los amores. Poco a poco, el amor de los esposos entre sí, realidad fundante y soporte básico del entorno familiar, fue cediendo terreno frente al amor filial, que con el correr del tiempo se ha ido convirtiendo en el único aunque frágil pegamento de la unión familiar.
Aquí, tanto la madre como el padre, pero sobre todo la primera, ven en el hijo la máxima aspiración de su proyecto matrimonial y su amor hacia este como el más perfecto y "desinteresado" amor humano y esto con un claro detrimento de la relación de pareja y de la figura del esposo-padre, quien no logra, aunque se lo proponga, romper la diana madre-hijo; quedando relegado a un papel secundario de proveedor o cuasi-madre que cambia también pañales, prepara teteros y compite con la esposa por los afectos de un hijo que funge de rey del hogar y vino para ser servido, porque, como afirman cada vez más los jóvenes tiranos, como razón de fondo para sus crecientes demandas: “Yo no pedí que me trajeran a este mundo”.
Es principalmente en este tipo de familias, donde la emancipación de los hijos se visualiza negativamente, porque el accionar de los padres, una vez se marchan los hijos, pierde vigencia, dejando un vacío de validez y motivación en la pareja de esposos, que para entonces son solo socios de una empresa caduca que los distrajo de ese otro fin matrimonial, para entonces olvidado o por lo menos imperfectamente asumido, cual es la ayuda y el perfeccionamiento mutuo.
Así pues, un "nido vacío", no es la etapa final en el ciclo natural de la familia. Muy al contrario, es el inicio de una nueva etapa en la que un amor maduro y aquilatado por un previo trasegar, pletórico de realidades complejas abre paso a una convivencia conyugal serena, esperanzada y enriquecida por el agradecimiento de unos hijos que se seguirán nutriendo indefinidamente del amor de sus padres.

lunes, 23 de marzo de 2015

OIGAMOS A NUESTROS HIJOS


Oigamos a nuestros hijos

  

No me des todo lo que pida, a veces yo sólo pido para ver cuánto puedo obtener.

No me des siempre órdenes; si a veces me pidieras las cosas lo haría con gusto.

Cumple tus promesas; si me prometes un premio o un castigo, dámelo.

No me compares con nadie, si me haces lucir peor que los demás seré yo quien sufra.

No me corrijas delante de los demás, enséñame a ser mejor cuando estemos a solas.

No me grites, te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar.

Déjame valerme por mí mismo o nunca aprenderé. Cuando estás equivocado admítelo, y crecerá la opinión que tengo de ti.

Haré lo que tú hagas, pero nunca lo que digas y no hagas.

Enséñame a conocer y amar a Dios.

Cuando te cuente mis problemas, no me digas no tengo tiempo; compréndeme y ayúdame.

Quiéreme y dímelo, me gusta oírtelo decir.

viernes, 2 de enero de 2015

EDUCA A TUS HIJOS CON UN POCO DE HAMBRE Y UN POCO DE FRIO


Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío
Hoy nos preocupamos por llenar de cosas materiales a nuestros hijos y olvidamos por completo sus necesidades morales y espirituales
Por: . | Fuente: son tus hijos



El amor que les tenemos a nuestros hijos nos lleva muchas veces a cegarnos y a olvidar lo que los hará felices a la larga. Es muy común en estos tiempos que los padres de familia, sobre todo los de ciertos recursos económicos, les construyamos un mundo irreal, sacado de un cuento de Walt Disney, aislándolos así de la realidad.

Cuando tarde que temprano el cuento termina, nuestros hijos se enfrentan a un mundo que desconocen, que no comprenden, lleno de trampas y callejones sin salida que no saben sortear, y las consecuencias son peores a las que quisimos evitar.

Hace poco la imagen de un padre con lágrimas en los ojos conmovió profundamente al mundo entero. Pelé, el gran ídolo del fútbol de los últimos tiempos, quien a diferencia de otras ocasiones, dio una de las ruedas de prensa más tristes y dolorosas de su vida: su hijo, Edson de 35 años, fue arrestado junto a 50 personas más en la ciudad de Santos-Brasil. El hijo de Pelé fue acusado de asociación delictiva con narcotraficantes y puede ser condenado a 15 años de cárcel. Con lágrimas en los ojos, el ex futbolista brasileño admitió públicamente que su hijo resultó involucrado en una pandilla de traficantes de cocaína arrestados por la policía.

Pelé dijo a los medios: "como cualquier padre, es triste ver a tu hijo metido en grupos como ése y ser arrestado, pero él tendrá que sufrir las consecuencias". Y agregó, "desafortunadamente, yo quizás estaba demasiado ocupado y no me di cuenta. Es lamentable, porque yo siempre he peleado contra las drogas y no noté lo que pasaba en mi propia casa".

Pelé es un personaje mundial admirable como deportista y hombre honesto que no perdió su humildad como otras figuras del deporte. Sin embargo, es triste que un hombre bueno y talentoso como él se haya "distraído" en su jugada más importante: la formación de sus hijos. La historia de Pelé no es un hecho aislado.

Por desgracia es la vida de cientos de padres de familia de estas épocas atrapados en una agenda
saturada de trabajo y de compromisos fuera de casa. Papás que compensan la falta de atención a sus hijos con bienes materiales. Los inscriben en las mejores escuelas, los rodean de lujos y comodidades y piensan que con eso ya cumplieron con su tarea de padres, cuando lo único
que han logrado es formar niños que desconocen el hambre y tiran lo que no les gusta.

Hijos tiranos, pequeños monstruos insoportables y prepotentes que sufrirán y harán sufrir a sus semejantes porque desde pequeños se han salido con la suya. Muchachitos que creen que sentir frío o calor es cuestión de aire acondicionado, que el cansancio que han sentido se limita a caminar unas cuantas cuadras porque no hallaron estacionamiento frente a la discoteca, jovencitos que piensan que el trabajo de los padres es firmar cheques para que ellos tengan todo lo que se les antoja.

¿Qué posibilidades tienen nuestros hijos de convertirse en hombres y mujeres de bien si los papás les damos todo y no les educamos la voluntad?

¿Qué hijos estamos formando si con nuestra actitud les mostramos que el dinero es lo más importante en la vida?

Confucio decía "Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío".

Proverbios señala "Corrige a tus hijos". Cuánto bien hacen los padres a los hijos cuando ponen esa máxima tan sencilla en práctica. Y cuánto daño les hacen al ponerles todo en bandeja de plata.

Hay muchas realidades que como padres quisiéramos desaparecer; el sufrimiento de los hijos, el exceso de sudor, de esfuerzo, y las carencias económicas. Sin embargo, quizás esas realidades no los hagan felices de momento, pero a la larga puedan forjarlos como hombres y mujeres de bien.

Ojalá que más padres de familia tengan la inquietud de enterarse por dónde andan sus hijos. Que no les vaya a pasar que cuando tengan tiempo deban decir: "Estaba demasiado ocupado y no me di cuenta".

"Encárgate hoy de lo posible, que Dios se encargará por ti de lo imposible”

Tus hijos son tu Responsabilidad. Cuando Dios puso en tus brazos ése pequeño ser, te lo dio Limpio, Sano, Puro, te dio un Maravilloso Material para que tú elaboraras una Extraordinaria Obra de Arte, ¿qué has hecho con ése pequeño ser? ¿En qué lo has convertido?, ¿qué cuentas le vas a entregar al Creador de la misión que te encomendó, de formar un ser humano de bien?

Dios te Reprende la falta de atención y la negligencia. Haz un examen de conciencia y reconoce tus errores y enmiéndalos, reconoce tus carencias y prepárate, busca tu dignidad y recupérala.

Hoy nos preocupamos por llenar de cosas materiales a nuestros hijos y olvidamos por completo sus necesidades morales y espirituales, también el alma necesita de alimento.

Enséñale a conocer y a practicar la generosidad, hay muchas cosas que dar: una sonrisa, una flor, amistad, amor, compañía, una palabra amable, una oración.

lunes, 24 de noviembre de 2014

CLAVES PARA CORREGIR A UN NIÑO DESOBEDIENTE



Claves para corregir a un niño desobediente
Aunque el aprender a obedecer parece un valor a inculcar solamente en los niños, toda persona puede, y debe, procurar su desarrollo.


Por: Noelia de Santiago Monteserín  



Prevenir que un niño sea desobediente está solo en manos de sus padres. La desobediencia es normal en los primeros años de la infancia del niño y, por ello, los padres debemos acompañar, exigir y explicar al niño que debe ser consciente de sus actos: diferenciando lo correcto de lo incorrecto, lo que se puede hacer y lo que no en cada situación y en cada caso.

La responsabilidad de los padres en la desobediencia infantil

La desobediencia en los niños suele estar ligada a una mala actuación por parte de los adultos, padres y profesores. No sabemos mandar o lo hacemos mal. No ponerse de acuerdo, la falta de autoridad o ser demasiado permisivo son algunas de las causas desencadenantes de la falta de obediencia.

1. La falta de autoridad de los padres

La disciplina y la autoridad son primordiales para el desarrollo psicológico del niño. Le dan seguridad y estabilidad, les proporciona un orden a su vida y les ofrece una imagen de los adultos como modelos a seguir. Sin embargo, la falta de autoridad es un defecto frecuente que observamos cada día:

- Perdonamos los castigos que le ponemos.

- Permitimos que no cumplan con aquello que le pedimos.

- No le responsabilizamos de las tareas del hogar.
- No les exigimos en el estudio.

- Evitamos cualquier discusión.

- Dejamos que acaben saliéndose con la suya.

2. Cómo deben los padres ejercer la autoridad

Los niños más estables y felices han sido, por norma general, educados por padres coherentes que sabían combinar la exigencia con el cariño. De esta forma, los niños podían conocer con facilidad las consecuencias de cumplir o no las normas del hogar. Para evitar caer en la falta de autoridad debemos recordar que:

- Repetir varias veces la misma orden es signo de falta de autoridad. 

- La eficacia de una orden depende, sobre todo, de la autoridad de quien la da.

- Levantar la voz fomenta a la pérdida de autoridad.

Claves para enseñar al niño a obedecer

- Establecer unas normas. Hay que tener en cuenta que mandar demasiadas cosas innecesarias desemboca a la pérdida de autoridad. Lo ideal es establecer pocas normas y ser exigentes en ellas.

-Motivar y reforzar positivamente el cumplimiento de las normas. Es mejor exigir en positivo.

- Marcar las consecuencias que se derivan de su incumplimiento. Es importante que las consecuencias que se deriven tanto del cumplimiento o incumplimiento de las norma sean consistentes.

- Ejercer bien la autoridad. Los castigos deben cumplirse. Debemos de tener especial cuidado al imponer castigos que finalmente no estemos dispuestos a cumplir. Se debe castigar la conducta, no al niño. El niño deberá comprender que, al incumplir una norma, él es el único causante de ser castigado.

Cómo fomentar la obediencia del niño

- En el orden. Necesario para hacer más grata la convivencia en el hogar: orden en los horarios de acostarse y levantarse, orden en el cuidado de sus cosas u orden en sus afectos.

- En la fidelidad a la verdad. Inculcarles la sinceridad y el rechazo a la mentira.

- En el cariño. El que deben mostrar a sus padres y hermanos, a otros miembros de la familia, a sus profesores y a sus amigos.

- En el servicio a los demás. El que deberán mostrar no solo con palabras, sino también con gestos, detalles y generosidad.

- En el trabajo. Despertar en ellos hábitos de estudio, ayudarles en sus tareas escolares y dar ejemplo de laboriosidad.

- En el uso del tiempo libre. Limitando los horarios de televisión, videojuegos, ofreciendo alternativas.

miércoles, 29 de octubre de 2014

EL CATÓLICO MAESTRO. APROXIMACIÓN A UN RETRATO



El Católico Maestro. Aproximación a un retrato
El maestro no necesita ser un hombre que descuelle en talentos o en cualidades humanas, aunque sí debe poner en juego las que posea.


Por: Estanislao Martín Rincón | Fuente: Catholic.net



Por estas fechas tenemos el curso académico recién comenzado o bien estamos comenzándolo. Por este motivo me ha parecido que encaja bien con el momento ofrecer al lector interesado en temas de educación alguna reflexión sobre la figura del hombre o mujer que siendo católico se dedica profesionalmente a la educación. Hablaré de él como el maestro, entendiendo la palabra maestro en sentido amplio, da igual el tramo del sistema educativo y da igual también si está fuera de él. Maestro es todo aquel que enseña de forma regular y continuada, sea en una escuela primaria, sea en la Universidad, sea en una academia especializada.

Pero antes de entrar en materia, permíteme lector dos avisos, el primero sobre el título, el segundo sobre el género.

Entiendo que el título pueda chocarte un poco porque parece que está al revés. A mí también me lo ha parecido y de hecho el primero que he puesto ha sido el inverso, “El maestro católico”, pero de inmediato me he dado cuenta de que no es correcto porque falta al rigor de la verdad. El lenguaje, todo lenguaje, deber ser lo más preciso posible, pero especialmente el lenguaje expositivo, que debe expresar la realidad con la mayor fidelidad posible. Esa fidelidad a la realidad no será nunca absoluta porque la realidad supera a la capacidades expresivas de nuestro lenguaje ya que este tiene sus limitaciones y sus dificultades. En el caso que nos ocupa, una de esas dificultades está en que en la expresión “el maestro católico” es inexacta. Parece decir lo que no dice y por tanto induce a errar. Explicaré por qué.

Las dos palabras que componen la expresión “maestro católico” son gramaticalmente un sustantivo (maestro) y un adjetivo (católico). Pues bien, ocurre que la realidad es al revés: en un maestro católico, lo sustantivo es su condición de católico y lo adjetivo es que sea maestro. Dicho de otra manera, una vez bautizados, el Bautismo nos confiere una dignidad tal, la de hijos de Dios, (dignidad ontológica) por la cual todo lo demás, sea ello lo que fuere, queda en un segundo plano y además a mucha distancia. Ante el hecho de ser hijo de Dios y miembro de la Iglesia, las demás diferencias no vienen a ser sino matices, coloraciones de nuestra existencia, pero lo nuclear, lo definitivo es que hemos sido hechos uno con Cristo. Al lado de nuestro bautismo, ser maestro, jardinero, médico o transportista pierde todo el valor que desde el mundo pagano tienen estas categorías. Desde el momento mismo de nuestro Bautismo quedamos injertados en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y desde ese momento ya “no hay judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”, les dice San Pablo a los gálatas (3, 28). Lo que nos define desde la fe, lo sustantivo, es nuestra condición de hijos de Dios Padre y miembros de Cristo-Iglesia (que todo es uno), no el oficio que desempeñemos, por mucha importancia que el oficio tenga. Y la tiene. También esto merece quedar bien aclarado. Porque no se está diciendo que la profesión sea poco importante, al contrario, toda profesión tiene un enorme valor para el que la desempeña y para sus destinatarios, y si hubiera que diferenciar entre unas profesiones y otras -supongamos una escala graduada-, habría que decir que la de maestro no estaría en los últimos puestos. Pero cada cosa en su sitio, lo que fundamenta toda la acción del maestro católico no es su condición de maestro sino de católico; por eso lo radicalmente sustantivo no es el hecho de ser maestro sino de ser católico.

Hecha esta precisión, como el lenguaje es el que es y la palabra 'maestro' también es un sustantivo, a fin de hacer la lectura lo menos complicada posible, no me referiré tanto al católico maestro cuanto al maestro sin más.

La segunda advertencia se refiere al género. Utilizo el masculino genérico, que incluye en condiciones de igualdad al maestro y a la maestra, al católico y a la católica, etc.

Aclarados estos supuestos iniciales, pasamos ahora a ver algo sobre los rasgos que convienen al católico maestro, en tanto que maestro, es decir, alguien cuya vocación se sitúa en el mundo de la educación y la docencia. Creo que se pueden señalar tres: santidad, sabiduría y bondad. El maestro ha de ser un hombre sabio, bueno y santo. Si le falta una de esas tres grandes cualidades podrá tener cualquiera de las otras dos, lo cual ya sería mucho (sabio y bueno, sabio y santo, bueno y santo), pero no podrá ser constituido en referente de autoridad para los muchachos.

Parece claro que este modelo de maestro solo puede cumplir un maestro: El Maestro, Jesucristo. Él es el único sabio porque “en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” (Col 2, 3). Él es el único santo porque es “el Santo de Dios” (Mc 1, 24), el tres veces santo. Él es el único bueno porque “pasó haciendo el bien” (Hc 10, 38) por este mundo y amando hasta el extremo (Cf Jn 13, 1).

Visto así, con estas exigencias, el oficio de maestro para un católico se torna más que difícil, utópico. Y ciertamente, estaríamos ante una utopía si solo contáramos con nuestras capacidades, nuestros alcances y nuestro saber hacer meramente humano (inteligencia, cualidades, simpatía, experiencia). Utopía absoluta. Pero por nuestra vocación (es decir por su llamada) y por la comunión con Él, se nos ha capacitado para actuar como actúa Él, para pensar como piensa Él y para sentir como Él siente. Lo que sí necesitamos es ponernos manos a la obra, poner empeño con “una grande y muy determinada determinación de no parar”, que decía Santa Teresa, no conformándonos con logros intermedios. El mundo de la enseñanza es un mundo exigente y apasionante, duro, muy duro, atractivo y beligerante en el que contamos con la iniciativa de la gracia y con lo que podamos poner de nuestra parte, que por mucho que sea siempre tendrá un sesgo de poquedad. Vamos a ver qué es eso que podemos poner nosotros.


Santidad

Para ser santo, entendiendo por santo el que vive habitualmente en gracia de Dios y desea crecer en unión con Él, el maestro necesita de la comunión con Dios que se nos da en Cristo y solo en Cristo. Y Cristo se nos da en la Iglesia, especialmente en la oración y en los sacramentos, y dentro de estos en la Santa Eucaristía, que es “fuente y cima de toda vida cristiana” (LG 11). El católico que no está en comunión con Dios porque voluntariamente la rechaza, se cierra voluntaria y torpemente a la acción del Espíritu Santo, con lo cual no hay santidad posible ya que no se puede pretender actuar con (ni desde) el Espíritu Santo sin el Espíritu Santo. Dios a nadie obliga, pero su lógica es inexorable. Conviene saber que sin Espíritu Santo todo hombre actuará como hombre mundano. Si ese hombre es maestro, será un maestro mundano y enseñará mundanamente, que quiere decir, ajustado a los criterios de este mundo, el que nos va tocando vivir en cada instante del tiempo presente. Actuar mundanamente no equivale necesariamente actuar mal, pero sí equivale a actuar a ras de suelo, sin sentido trascendente. Pues bien, una educación sin sentido trascendente, que no mire al más allá de las personas que la reciben, normalmente niños y jóvenes, no merece ser llamada educación; una educación que no sirve para la vida eterna, en realidad no sirve para nada. “La educación no es y nunca debe considerarse como algo meramente utilitario”, decía Benedicto XVI a los profesores  y religiosos del Colegio Universitario Santa María de Twickenham (London Bourough of Richmond) en el saludo que les dirigía el 17 de septiembre de 2010.

Digamos una sola palabra sobre la oración. Para todo católico -tenga el estado que tenga y dedíquese a lo que se dedique- la oración es el oxígeno del alma. Sin oración no hay crecimiento en la vida cristiana. Los autores espirituales coinciden unánimemente en afirmar el poder transformante de la oración y la necesidad imperiosa que tiene todo hombre de pasar ratos y ratos de intimidad con su Dios, tanto a solas como en comunidad.

Sin sacramentos y sin oración podríamos ser buenos instructores, didactas expertos, hábiles comunicadores, líderes en el campo educativo pero no católicos maestros; podríamos ser gentes con un alto dominio técnico de las materias que enseñamos pero absolutamente incapaces de dejar huella de santidad en el alma de los muchachos. Eso es así porque a un espíritu solo lo puede mover otro espíritu. Dicho con palabras de Jesucristo, el Señor: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). Cuando el Señor dice esto, alguien podría pensar: “Hombre, algo sí podemos hacer, porque hay muchas cosas que hacemos no solo sin Cristo, sino incluso en contra suya”. A alguien, o a muchos, eso les puede parecer cierto, pero la Palabra de Dios se mantiene inmutable. “Sin mí no podéis hacer nada” quiere decir nada que merezca la pena, nada que pueda mantenerse, nada que permanezca; o sea nada. Nada que haya hecho el hombre sin el Espíritu Santo permanecerá -no quedará piedra sobre piedra- y si no permanece, su fin no será otro que el de la torre de Babel, es decir, la nada, por más altas que sean sus pretensiones o tenga apariencia de solidez.

Quizá pueda venir al caso esa coplilla anónima de los siglos del barroco español que dice así:

La ciencia más acabada

es que el hombre en gracia acabe,

pues al fin de la jornada,

aquel que se salva, sabe,

y el que no, no sabe nada.


Sabiduría

Para ser sabio el maestro necesita tres cosas: La primera y más importante, participar de la sabiduría divina, que va ligada a la santidad y que se acaba de comentar. Añadiremos solo que esa sabiduría “no es de este mundo, ni de los príncipes de este mundo (...) sino que es una sabiduría divina, misteriosa, escondida” (Véase 1 Co 2, 6-7) que viene dada con el don de sabiduría que nos regala gratuitamente.

La segunda es el estudio. La palabra maestro viene de magister y esta de magis, más. El maestro es el que es más, el que sabe más, el que va por delante. Pues bien, ni ahora ni nunca el maestro ha podido prescindir del estudio continuo. Ni ahora ni nunca, pero especialmente ahora. En la era del conocimiento, el maestro necesita ser persona estudiosa. Enseñe lo que enseñe, tiene que tener una base de conocimientos sólida. Una base de conocimientos sólida no equivale a enciclopédica, aunque si lo fuera, tampoco estorba. Sólida quiere decir de conocimientos fundados, rigurosos, auténticos, tengan su origen en el pasado o lo tengan en el presente más actual.

La tercera es el contacto con quienes vayan por delante en su mismo camino. Todo maestro necesita a su vez de maestros experimentados, versados en su materia, o en sus modos de enseñar, en la organización de la enseñanza, en el trato con los alumnos, etc. En educación el francotirador no tiene cabida. La educación se realiza en comunidades, sea la familia, sea el colegio. Eso quiere decir que no es tanto el maestro individuo el que educa cuanto la comunidad en la que el maestro se integra.


Bondad

Para ser bueno, entendida la bondad en sentido amplio, se necesita la práctica de las virtudes. Aquí hay todo un programa ascético donde todas las virtudes son necesarias. Ahora bien, las características propias de las labores educativas hace que cobren especial relieve estas virtudes: Humildad, paciencia, alegría y esperanza.

Resumiendo: Vida de comunión con Dios, a través especialmente de la oración y los sacramentos, estudio, contacto y aprendizaje de otros maestros y práctica de las virtudes.

Si hubiera alguna fuente que aunara estas exigencias, o la mayor parte de ellas, esa fuente sería el lugar a donde acudir para adquirir santidad, sabiduría y bondad juntas. Hay que decir que tal fuente no existe como fuente única, aunque sí hay algo que encierra la práctica totalidad de esas exigencias. Ese algo es la Palabra de Dios, si bien hay que aprestarse de inmediato a entender que más que algo, la Palabra de Dios es Alguien.


El lugar de la Palabra de Dios.

Para dar unidad a las tres cosas (santidad, sabiduría y bondad), el maestro necesita la Palabra de Dios, el conocimiento profundo y vivo de la Sagrada Escritura. La Palabra es camino de santidad, fuente de sabiduría y principio de actuación, por varios motivos, pero en primer lugar, y en último, porque la Palabra de Dios es Dios.

La Palabra de Dios dice de sí misma que “toda Escritura es inspirada por Dios es también útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena” (2 Tim 3, 16–17). Todo un programa pedagógico, como puede verse.

Para ello, en buena lógica, es necesario un conocimiento de la Palabra cuanto más profundo mejor. El maestro católico debe conocer la Palabra de Dios, pero “conocer” no solo en sentido académico -que también- sino bíblico, es decir, el conocimiento que procede de mantener un estrecho contacto con ella. Benedicto XVI en la exhortación Verbum Domini ha insistido en la necesidad de trato y conocimiento que todo bautizado tiene de la Palabra de Dios y para ello ha empleado repetidamente la palabra “familiaridad”, lo cual nos está indicando que la relación con la palabra no es de un conocer externo. Podría saberse alguien la Biblia entera de memoria y no haberla “conocido” por no haber entrado en intimidad con ella.

No he abundado, como ves, amigo lector, en las cualidades humanas propias del educador. Y es que, al contrario de lo que pudiera parecer, tampoco hace falta que sean tantas. El maestro no necesita ser un hombre que descuelle en talentos o en cualidades humanas, aunque sí debe poner en juego las que posea. Si tiene muchas le vendrán bien, pero no son imprescindibles, entre otras cosas porque la educación de los muchachos no es cosa de un francotirador brillante, sino de una comunidad; literalmente hablando, de un 'colegio'. Y si hay colegio (grupo de maestros que funciona colegiadamente, a una) habrá tantas personalidades como personas. Eso es lo bueno, la riqueza colegiada, la posibilidad de que el niño o el joven tenga ante sí no solo un buen maestro (eso hay que darlo por supuesto) sino un gran collage, un amplio panorama multicolor, un 'colegio'.

Mil gracias por tu atención. Que Dios te bendiga.

Estanislao Martín Rincón

domingo, 26 de octubre de 2014

EDUCAR ES SER PADRES MÁS PADRES QUE SER HIJOS, MANUAL DE RECETAS


Educar es: "Ser padres es más que ser hijos: Manual de recetas"
Autor: Josemanuel Tarrío Ocaña



1. - Somos iguales pero, al mismo tiempo, somos distintos.

2. - Ser distintos no significa ser superior o inferior. Las diferencias personales hacen que la vida sea atrayente y divertida.

3. - Un mundo clónico sería un aburrimiento.

4. - Ser padre implica un rol distinto a ser hijo.

5. - Esta diferencia es un valor positivo, no algo negativo.

6. - Querer hacerte igual que tu hijo te despoja de lo que tu hijo necesita realmente que le aportes: esa diferencia que hace que seas su padre.

7. - Los amigos se eligen. Tu hijo no te ha elegido a ti como padre. Esta es la grandeza de la diferencia. Reflexiónalo.

8. - El desarrollo psicológico de un niño necesita de la figura clara de un padre y de una madre.

9. - La paternidad es un derecho de los hijos. No al revés. Un niño y detrás un padre y una madre.

10. - Revisa las modas de opinión. Lo que esté de moda, por el hecho de estarlo, no implica que ese algo sea bueno. El binomio amistad-paternidad está de moda.

11. - Si te haces igual que tu hijo, ¿qué le aportas? ¿Lo mismo que sus amigos?

12.- La familia no es una pandilla.

13. - Paternidad implica autoridad. No te asuste esta palabra. Aprende a aplicarla. La autoridad es un seguro de vida para los hijos.

14. - Haz planes de diversión familiares. Pero no hagas un botellón familiar.

15. - No te empeñes en que tu hijo te cuente todo. Como padre, no necesitas conocer todas los detalles. 

16. - Una cosa es ponerte al nivel de tus hijos para comprenderlos mejor y otra muy distinta es dar por bueno lo malo.

17. - Mal asunto es necesitar de un traductor para hablar con tus hijos porque habléis lenguajes distintos. Igual de malo es que uses el mismo lenguaje que sus amigos. No te engañes. Si esto ocurre, tu hijo preferirá hablar con sus amigos. Ten equilibrio.

18. - Sé padre, sé madre, sé profesor. Es lo que espera un pequeño y un mayor. Cuando encuentra colegueo termina defraudándose

jueves, 25 de septiembre de 2014

CONSEJOS PARA CREAR UNA FAMILIA CRISTIANA



Autor: Mariano Bailly-Baulliere de Tro | Fuente: http://www.religionenlibertad.com 
Consejos para crear una familia cristiana
Ofrecemos una lista de consejos por Mariano Bailly-Bailliere de Tro, que, sin duda, agradecerán quienes se encuentran en la apasionante aventura de educar a la luz de la fe

Consejos para crear una familia cristiana



«Aun en medio de las dificultades, hoy a menudo agravadas, de la acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos deben crecer en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un estilo de vida sencilla y austero, convencidos de que ´el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene´» 

(JUAN PABLO II, Familiaris consorcio, 37).

«En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con Él» (lbíd., núm. 80). A las naturales dificultades que presenta la magna tarea de educar a los hijos, se añaden hoy las que impone un ambiente social secularizado y a menudo hostil a los valores que la fe cristiana descubre. De ahí que sea tan de agradecer un buen consejo que ayude a crear un vigoroso espíritu cristiano en esa Iglesia doméstica que es la familia.

Ofrecemos una amplia lista de consejos confeccionado por un experimentado padre de familia, Mariano Bailly-Bailliere de Tro, que, sin duda, agradecerán quienes se encuentran en la apasionante aventura de educar a la luz de la Fe.



I. PARA FOMENTAR LA VIDA DE PIEDAD EN LOS NIÑOS

1. Orientarles desde pequeños, en el amor a la Sagrada Eucaristía y a la Santísima Virgen.

2. Cuidar que las devociones y actos de piedad, desde pequeños, tengan un contenido teológico que van entendiendo poco a poco.

3. Los padres deben enseñar a rezar, pero deben explicar también a quién se reza y por qué se reza.
4. No abandonar nunca el "seguimiento" de los niños en las oraciones diarias, como el ofrecimiento de obras y lo que recen al acostarse.

5. Que el rezo en familia se haga con respeto. Cuidar las posturas. No es lo mismo rezar que jugar o ver la tele. La actitud debe ser otra.

6. Buscar la manera, sin ahorrarse sacrificios -los padres y los hijos- de rezar el Rosario en familia. Los más pequeños pueden rezar algunos misterios, de acuerdo con su edad. Organizar el estudio, el descanso, las horas de llegada, etc., para que se rece el Rosario. Razonarlo.

7. Acudir con los hijos a la Santa Misa, siempre que se pueda. Cuando son pequeños ir explicándoles, poco a poco,, los cuatro fines de la Misa, para que se acostumbren y aprendan a valorarla.

8. Cuidar especialmente la compostura en la Iglesia. Hacerles notar que el Señor está real y verdaderamente presente.

9. Cuidar los atuendos. No se debe ir a la Iglesia, y menos a la Santa Misa el domingo, por ejemplo, con ropa de deporte. Hay que enseñarles a distinguir una cosa de otra.

10. Preocuparse de que guarden el ayuno eucarístico.

11. Enseñarles a prepararse para ir a comulgar, con actos de contrición y de amor de Dios.

12. Enseñarles a dar gracias después de la comunión, descendiendo a detalles concretos.

13. Permanecer dando gracias un rato, explicándoles que el Señor está todavía dentro de nosotros realmente. Dar ejemplo.

14. Explicarles desde pequeños el significado de las distintas fiestas litúrgicas.

15. Que asocien desde pequeños el dolor, la contrariedad, el esfuerzo, el trabajo, con la reparación y la corredención. Hay que ir dándoles razones "poderosas" que luego les sirvan de apoyo.

16. Ayudarles a que sean constantes en la oración y demás prácticas de piedad.

17. Ayudarles cuando llegan a los 11-13 años a superar los respetos humanos, la vergüenza a que les vean rezar. Saber los padres que el ambiente favorece en muchos casos a que los tengan.

18. Explicarles por qué se escogen determinados lugares de veraneo, en vez de otros con ambientes donde se ofende a Dios, de modo que también ellos asuman esta decisión.



II. PARA AYUDARLES A VIVIR LA GENEROSIDAD

1. Enseñarles desde pequeños que ninguno de los bienes materiales que poseen les pertenece plenamente. No tienen derecho a romper los juguetes que les han regalado.

2. Hacer patente a los hijos que los padres tampoco tenemos como propios estos bienes.

3. Acostumbrarles a cederse mutuamente juegos, útiles de trabajo, libros, etc.

4. Los padres tienen que ser generosos en el tiempo que dedican a sus hijos para ayudarles en el estudio, para descansar con ellos, etc. Es un ejemplo muy importante de entrega a los demás.

5. Los chicos, desde pequeños deben ser generosos con su tiempo. A veces tendrán que dejar un trabajo o el mismo estudio, un encargo, para atender otro más importante.

6. Además de los pequeños servicios que se les solicita para ayudar a la convivencia familiar, es muy adecuado asignar algún cometido fijo, asequible a su edad, que suscite su sentido de responsabilidad y suponga un pequeño vencimiento (detalles de orden material, cuidado de alguna zona de la casa, atención a algún hermano menor, etc.). En todo caso, conviene tener flexibilidad en los encargos. Es más importante fomentar la unidad y el mutuo servicio que el estricto cumplimiento de un encargo concreto.

7. Enseñarles a mirar la Cruz cuando les cueste entregar algo. Al fin y al cabo todo lo que tienen lo han recibido de Dios. La entrega de Cristo en la Cruz es nuestro ejemplo.

8. Desde pequeños hay que sembrar en sus corazones y en su memoria las razones últimas que mueven a un cristiano a comportarse de un modo concreto y determinado.

9. Tener prudencia en las expresiones y conversaciones en las que se ensalza o se añora la consecución de los bienes materiales o los triunfos estrictamente humanos. Especialmente cuando se empieza a abordar el tema de las carreras profesionales.

10. Tener mucha constancia en fomentar la generosidad, aunque parezca que no se avanza nada. En realidad se está encauzando una tendencia natural -el instinto de conservación-, deteriorada por el pecado original.

11. Cuidar de que una parte de su dinero la entreguen como limosna. Que ahorren para hacer regalos a sus padres y hermanos.

12.Fomentar las acciones de gracias desde pequeños. El agradecimiento nos lleva a corresponder y a ser generosos con quien primeramente nos ha hecho el bien.

13. Ejercitar obras de misericordia corporales, acompañados de los hijos, de modo que el contacto con los que sufren, con los desheredados, sea, además, el mejor antídoto contra el aburguesamiento.

14. Conviene que los hijos sepan -del modo más conveniente en cada caso- que se ayuda económicamente a la parroquia, labores sociales, formativas o benéficas.




III. PARA FOMENTAR LA FORTALEZA Y LA TEMPLANZA

1. Renovar periódicamente las costumbres de la familia con relación a la fortaleza y reciedumbre de todos sus miembros, incluidos el padre y la madre.

2. No prodigar los padres las salidas nocturnas; en todo caso, evitar llegar tarde: los hijos se enteran y preguntan.

3. Tener en casa reuniones con amigos; ofrecerles algo, pero con sobriedad: ¡que los hijos se dan cuenta!

4. Tener en la «despensa», nevera y bar lo imprescindible.

5. Buscar sustitutivos más baratos en algunos alimentos, y que los chicos se enteren.

6. Programar menús en los que entren cosas que gustan menos o no gustan, para ir acostumbrándoles.

7. Que aprendan a servirse la comida no eligiendo lo mejor para ellos.

8.Enseñarles a tomar un poco más de lo que menos gusta y un poco menos de lo que más apetece.

9. Que no desprecien la comida. Insistir racionalmente.

10. Que aprendan a no dar importancia a una situación de escasez, incomodidad, etc.

11. Explicar siempre el porqué de la reciedumbre y cómo hay que hacer cosas concretas para adquirirla.

12. Las exigencias deben tener una justificación racional y sobrenatural siempre. Hay que darla amablemente aunque no la pidan para que la puedan asimilar y aceptar.

13. Cuidado con las prendas de vestir, chicos y chicas. Si hay varios hermanos, que se acostumbren a "heredar".

14. Evitar que la moda les esclavice. A veces, cuando son pequeños y no tienen capacidad de elegir, son los padres los que se "proyectan" en los hijos para ir a la "última".

15. Que se ocupen del cuidado material de su ropa. Doblarla, guardarla, prepararla para el día siguiente, etc.

16. Que se enteren del precio que tiene la ropa que se les compra. Que se den cuenta de que, aunque nos gusta mas una cosa que otra, es mejor a veces elegir la más barata.

17. Cuando aparezca el dolor, pequeñas enfermedades, etc., no obsesionarse en que desaparezca inmediatamente.

18. Enseñarles desde muy pequeños a aceptar y ofrecer el dolor. Que conozcan el valor de la corredención.

19. Animarles desde pequeños a que ofrezcan sacrificios, aprovechando las oportunidades que se presentan normalmente.

20. Enseñarles a vivir con alegría las contrariedades.

21. Exigir constancia en el trabajo y en el estudio. Tratar de este tema a fondo en el colegio. Horas de estudio.

22. Impulsarles a que realicen actividades deportivas que les exijan sacrificios y constancia.

23. Hacer excursiones en familia; programar de tal manera que sean útiles para hacerse más fuertes.

24. Dar mucha importancia a la lucha para vencer los defectos de carácter. Se ejercita la fortaleza y las consecuencias son muy importantes. Que sepan aguantarse el mal genio, aunque tengan razón; luchar contra el despiste que les hace llegar tarde, etc.

25. Que los padres no se quejen, ni ante sus amigos más íntimos, de los trabajos, molestias y demás inconvenientes que acarrean los hijos, pequeños, medianos y mayores.

26. La generosidad cristiana de los padres no se agota en traer hijos al mundo; donde realmente se prueba es en el esfuerzo y trabajo que requiere la educación de los hijos para que puedan llegar a ser unos buenos cristianos.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿QUÉ ES EL SECOND LIFE O VACÍO EXISTENCIAL?

Autor: Rosa Martha Abascal | Fuente: Yoinfluyo.com
Second Life o vacío existencial
¿Qué es Second life?, ¿cuáles son sus implicaciones?, ¿Qué afectaciones produce su interacción?
 
Second Life o vacío existencial
Second Life o vacío existencial
“Get a life” o lo que es lo mismo: ¡consíguete una vida!... es una frase común cuando alguien tiene tan poco que dar y que hacer, que vive husmeando en la vida de los demás, criticando y destrozando a cuanta persona se le cruza por el camino, se les nota por todos lados que su vida es vacía, hueca, sin metas, sin ilusiones, sin dinamismo, sin esperanza y sin Amor. Hoy en dia, el “obtener una vida” es ya una realidad “gracias” a sitios de Internet como Second Life.

¿QUÉ ES SECOND LIFE?

Second life es una página de Internet que le “da la oportunidad” de reinventarse a quien quiera.

Para existir en Second Life es necesario crear una figura virtual tridimensional o avatar. Es decir, una persona real crea un espejo de sí mismo en la red con la diferencia de que ese espejo o segundo “yo” puede tener características físicas, psicológicas y conductuales totalmente diferentes a las que posee esa persona en el mundo real, con lo cual, la vida al estilo “Matrix”, la famosa trilogía, es ya hoy una realidad.

En el second life, formado hoy en día por mas de 9 millones de “residentes” (personas que tiene su personaje o avatar en este sitio de Internet), se ha creado ya una especie de país (como le denomina su fundador Roseadle) virtual, en donde las personas con su personalidad virtual interactúan, juegan, hacen negocios (comprar y vender cosas, terrenos, ideas, ropa…), se comunican, tienen sexo, familias, casas, viajan, exploran, construyen, aprenden, se divierten, vuelan y en general hacen todo lo que quieran. Second Life.

Este país tiene su propia moneda (dólar Linden) y un producto interno bruto de 500 millones de dólares REALES. Su extensión territorial tiene un total de 651 kilómetros cuadrados distribuidos en islas y continentes. Varias ciudades reproducidas con exactitud como Nueva York, Roma, Dublín, Los Angeles, Tokio entre otras. Puedes asistir a tiendas, centros comerciales, discotecas, yates, viajar por helicóptero, en globo, en coches Fórmula 1, surfear, escalar y hasta volar por encima de todas estas “maravillas”. Y eso no es todo, los avatares o personajes virtuales se pueden “teleportear”, es decir trasladarse en cuestión de segundos de una ciudad a otra.


Hay sitios privados, generados por comunidades o empresas, en los cuales sólo pueden estar los avatares que hayan sido expresamente aceptados para acceder a ellas. Hay zonas rojas o de adultos, en las cuales el negocio del sexo representa una buena parte de las transacciones económicas que se realizan en Second Life.

Second Life ha generado furor en algunos ambientes y sociedades, al grado que se puede asistir a conciertos de U2 o se podía asistir en temporada electoral a los mítines de Royale y Sarkozy. Puedes comprar en tu boutique favorita, escuchar jazz, pasearte por Chichén Itzá, visitar museos, exposiciones y galerías.

Tiene varios competidores entre ellos Active Worlds, There, Entropia Universe, Multiverse y la plataforma de código libre Metaverse.

¿CUÁL ES EL ORIGEN DE SECOND LIFE?

Considerado el “dios de lo virtual”, Philip Roseadle, quien ronda los 40 años, es reconocido por haber proporcionado a los internautas “el don” de elegir la personalidad, el rostro, el cuerpo, la vida, los lujos, la profesión, en una palabra, todo eso que hubieran deseado tener, gracias al mundo paralelo de Second Life. Nacido en Silicon Valley, casado y padre de dos hijos, Philip explica que Second Life es un país, “un lugar digital en el que, quienes viven allí, experimentan algo imposible en el mundo real: controlar su futuro”, añade.

Los orígenes de SL no son difíciles de descubrir para los seguidores de la ciencia-ficción. Según sus creadores, la inspiración para este mundo mágico proviene de la novela Snow Crash, de Neal Stephenson, y del movimiento literario Cyberpunk.

ENTENDIENDO EL FUNCIONAMIENTO DE SECOND LIFE

Cualquiera puede registrarse con una cuenta gratuita y comenzar a utilizar las herramientas para cambiar la apariencia física y la indumentaria. Sin embargo, para comprar terreno o construir una casa hay que crear una cuenta de pago –unos 9 dólares mensuales– y eso supone identificarse –dar el nombre y apellidos reales– mediante una tarjeta bancaria. Se pueden obtener dólares linden “trabajando” o “haciendo filas largas” para recibir gratuitamente algunos dólares.

Aprender a comunicarse en second life “puede requerir varios días o varias semanas”. Crear un objeto o construir una casa exige una paciencia mayor, pues hay que familiarizarse con las herramientas de edición, buscar diferentes texturas y aprender a combinarlas. En el fondo es una tarea muy entretenida. Existen reglas básicas para “convivir” en el mundo virtual:

1. Se combate la intolerancia y todo lo que suponga marginar o discriminar a otros residentes por motivos de raza, religión u orientación sexual.

2. No se permite el acoso, lo que incluye amenazas o comportamientos groseros.

3. El nudismo, los contenidos sexuales o la violencia sólo se admiten en zonas privadas y en áreas expresamente calificadas con la letra “M”, indicativa de “madurez”.

4. Se impiden las agresiones (empujones o disparos en áreas “S”, consideradas seguras)

5. Se prohibe faltar al respeto a la privacidad de otros residentes; por ejemplo, se prohíbe revelar datos personales de su vida real, sin su consentimiento.


Cuando alguno de estos hechos sucede, basta con enviar un informe a los administradores de SL –un clic en el menú lo remite de manera inmediata– y en breves segundos residentes apellidados Linden, empleados en Linden Lab, acuden al lugar del conflicto. Estos conflictos pueden causar hasta la remoción de un avatar de ese mundo virtual.

LAS EMPRESAS Y SECOND LIFE

Algunas grandes empresas ya observan este mundo virtual como un nuevo segmento de mercado, con clientes potenciales adultos –teóricamente, no se permite la inscripción a los menores de 18 años–, con empleo, título universitario y suficiente poder adquisitivo, según el perfil básico del residente. IBM ha adquirido quince islas, General Motors, Vodafone, Sun Microsystems, Accenture, Wells Fargo y Dell tienen sus “representantes” en ese mundo virtual.

Algunas empresas quieren usar este “mundo” como “medio de reuniones virtuales”, otras quieren explorar el comportamiento de sus clientes después de realizar una compra. Otras hacen reclutamiento por esta vía para que, si satisface sus necesidades, después se lleve a cabo una entrevista real. Sin embargo, hay especialistas como la revista Times que ha pronosticado que Second Life “se desinflará” pronto.

ALGUNOS TESTIMONIOS... ¿Y LA ESQUIZOFRENIA?

Tener una vida real y una paralela… o virtual… ¿no es esquizofrenia? Hay quien se pregunta cómo es posible vivir una vida virtual si para vivir la vida real a plenitud se requiere de todo el tiempo para poder desarrollarla y afianzarla… o es que es tan pobre la vida real que hay que buscar una virtual… El siguiente es un testimonio que encontramos en foros sobre Second Life, que por obvias razones es anónimo, leerlo aclara las preguntas anteriores con una contundencia incuestionable:


“Entré en Second Life (SL) por motivos laborales. Fue en noviembre del 2006. Tardé mes y medio en realizar mi trabajo, y se presuponía que tras su realización mi vida iba a seguir como siempre y que iba a dejar SL. Pero, algo había cambiado.

Algo en mi interior gruñía con fuerza abriéndose paso hacía afuera. Ahora que conocía el funcionamiento del programa, que había conocido a personas más o menos interesantes, yo que nunca había chateado por Internet, me negaba a abandonar este mundo virtual, de fantasía, donde podía realizar todo lo que deseaba. No sólo recrear mis propias fantasías del tipo que fueran, sino llenar el enorme vacío que mi alma tenía. Saciar mis carencias, olvidar mis frustraciones. Y así fue como con un avatar nuevo comencé a tirarme sin paracaídas en ese mundo donde a todos les pasaba exactamente lo mismo que a mí. No que buscásemos las mismas cosas, pero sí que teníamos los mismos vacíos existenciales.

En definitiva, el mundo virtual era tamizado por mi mismo cerebro. Recibía las mismas sensaciones y emociones que en la vida real con la formula ampliada del anonimato. Y las horas iban pasando dentro de aquel mundo donde cada vez pasaba más tiempo. La segunda vida se trasformó en la primera. Y mi familia en mi segunda familia. El que me conoce un poco sabe cuánto me doy a lo que me gusta: sólo paro cuando estoy completamente saciado, harto. Quiero aclarar, que no estaba sujeto al programa, sino a las personas que había en él y a lo que hacía con ellas. Cuando apagaba la computadora era un dolor terrible el que me producía, y estaba deseando poder volverme a conectar. Tenía amigos de los cinco continentes. E incluso, y eso fue lo más importante, llegué a enamorarme como un adolescente. Y a ella le pasó lo mismo que a mí. No quiero entrar en detalles.

¿Qué puede uno decir y a quién, cuando se ha enamorado de una persona que no conoce físicamente? Sencillamente nada. Lo que durante tantos años había estado tapado, al final se había desamordazado y gritaba con más fuerza que nunca. No dormía, no comía, no quedaba con nadie. Mi único deseo era estar en Second Life, con ella y con las personas que tan buenos ratos agradables me proporcionaban. ¿Era un adicto a SL? No. Más bien era un carente de muchas cosas que ahí veía saciadas. Creo que la adicción es otra cosa, o yo al menos quiero pensar eso… No hay dos vidas, ni tres ni cuatro ni cinco. Sólo una; y esa la tenemos que llenar como sea y donde sea. Me hizo comprender que al igual que llenaba mi alma y calmaba mi sed en el mundo virtual, lo podía hacer en mi vida real, incluso con más intensidad, porque en los mundos virtuales sólo utilizamos dos sentidos: vista y oído. Suficientes para llenar brechas, vacíos del corazón, pero, ¿por qué conformarse con dos cuando tenemos cinco? Además había abandonado a mi familia y cada vez estaba más alejado de ella. Estaba solo. Solo en la realidad. Mi mujer y mis hijos se habían marchado hacía meses y ni siquiera los echaba de menos.

Pero, me sobrevino la enfermedad y me encontré sin compañía, y fue entonces cuando me di cuenta, en la cama del hospital, de lo solo que me encontraba sin nadie a quien llamar, sin nadie a quien acudir, sin una cara amiga a quien decirle lo malito que estaba.

¿Egoísmo? Llámenlo como quieran. Quizás sólo sea el resultado de una reflexión profunda después de verle los dientes al lobo. Así que, cuando volví del hospital mi vida se redujo a pedir perdón a las personas queridas de mi primera vida, y a las que dejaba de mi segunda. Abandoné definitivamente Second Life; pero, algo les puedo decir con sinceridad: todavía añoro ciertos momentos con determinadas personas. Sería un hipócrita si así no lo dijera, si no reconociera que he dejado allí dentro parte de mi vida. Sin embargo, sé que no debo de entrar más. Soy muy débil, tengo muchas carencias, estoy frustrado por los mil latigazos que me ha dado la vida, y sé que no tengo medida.

No estoy preparado para entrar con la tranquilidad que debería de tener y que volvería a las andadas. Sólo espero que mi historia le pueda servir a alguien. Es breve, pero, así es la vida”.

¿QUÉ OPINAN LOS EXPERTOS?

Para Antonio Damasio, director del Instituto del Cerebro y la Creatividad de California, abusar de SL “puede llegar a aislar a los individuos”, desconectarlos de su realidad. Damasio, portugués afincado en Estados Unidos que recibió en 2005 el premio Príncipe de Asturias y dirige en California el Instituto del Cerebro y la Creatividad, declaró en una entrevista con Efe que ´pasar cada vez más y más tiempo en este mundo no es bueno, ya que se trata de un mundo de ficción´.

Esa misma opinión sostiene Charo Sádaba: “El deseo de ser otra persona durante un largo periodo obviamente manifiesta una frustración con tu propia vida, que te lleva a inventar una vida paralela, simular ser otra persona y pretender ser feliz, y eso es una huida de la realidad que no se puede mantener por mucho tiempo”. Precisamente ese es el objetivo de un gran número de usuarios, que pasan horas enganchados en casinos o clubes de alterne. Según declara el mismo fundador Rosedale, “buscan escapar; les mueve el deseo de ser alguien que quieren ser, pero quizá no pueden ser en la vida real”. De hecho, como muchas veces ha reconocido su fundador, “Second Life se parece mucho a Los Ángeles; la casa de los sueños es siempre la misma, estilo Frank Lloyd Wright, sobre el mar; los coches son Ferrari y los avatares, increíblemente bellos, parecen super-modelos…”.


Las críticas más recientes a Second Life se refieren a otros problemas, relacionados con el blanqueo de capitales, las drogas o el negocio del sexo, a raíz de las denuncias presentadas por una cadena alemana de televisión, ARD, en relación con un caso de pornografía infantil. Su reportero –Nick Sanders– fue invitado a una reunión privada en la que presuntamente se cometía este hecho delictivo, que ahora investiga la policía.

Al escritor José Saramago le asusta que la vida real sea insuficiente, que no baste. En una entrevista en radiocable.com aseguró que «el riesgo es que todo esto se convierta en una adicción que encierre a la persona en el personaje. Podemos acabar teniendo dudas sobre qué es más real, nuestra compleja vida interior o el personaje/avatar que hemos creado, una situación de esquizofrenia».


CONCLUSIONES

Estar insatisfecho con la propia vida, sin esperanza y sin ganas de luchar por mejorar el propio entorno, es el mejor caldo de cultivo para negocios lucrativos, deshumanizantes y que desubican en lugar de ayudar a mejorar la propia vida. Son vendedores de sueños, de triunfos aparentes, vendedores de humo que se dispersa con la primera ráfaga de viento.

El éxito de ese mundo paralelo se debe a que el ser humano siempre ha soñado con “ser el príncipe o la princesa azul”, el triunfador, el guapo, el rico, el poderoso, y este tipo de tecnologías dan la “ilusión” de ser así. Sin embargo, en la realidad nada cambia. Por desgracia, sin restricciones ni gobierno, Second Life es proclive a la anarquía y la depravación, y bien se merece una investigación aparte la supuesta red alemana de pornografía infantil que infecta a la incipiente sociedad virtual.

Por todo ello y por otras lacras sociales que están surgiendo en Second Life –donde a la fecha los negocios más rentables son los prostíbulos y casinos–, el premio Nobel José Saramago, en una entrevista aparecida en YouTube, pronosticó que con el tiempo, el mundo de Second Life será peor que el real.

Es fundamental no confundir Second Life con un “juego”, pues jugar es una actividad lúdica y pedagógica, un ejercicio de simplificación de la propia realidad para poder vivirla, un ejercicio de la imaginación para comprender la realidad, pero no para negarla. Jugar, por tanto, necesita de una distancia con lo real y simular implica una distinción entre la simulación y la realidad. ¿Qué puede tener de divertido jugar a un juego en el que yo soy yo, en el que vivo una cotidianeidad y un reflejo de mi propia vida o de mis frustraciones? Es simplemente un ejercicio esquizofrénico.

¿No dice mucho de nuestra situación psíquica, erótica y social el hecho de que inventemos simuladores para simular lo que de por sí deberíamos hacer en nuestra vida?
La vida es esperanza, es una oportunidad cada vez que sale el sol, es un respiro de descanso cada que se oculta para recomenzar y reconstruir y re intentar dia con dia la vida que es UNICA.

Aprovechar cada instante de nuestra vida es nuestro derecho, pero también nuestro deber de justicia para con todos los que nos rodean, nuestra familia, nuestros amigos y por supuesto este México que hoy necesita una sociedad activa, participativa y comprometida.

Si tu estás frustrado con tu propia vida, haz lo necesario para reconstruirla, pero DE NINGUNA FORMA te falsifiques y mucho menos pierdas el tiempo, que es el tesoro mas grande que puedes tener. Úsalo para ser quien quieres ser, quien debes ser por ti y por los tuyos… y recuerda que la mejor forma de encontrarle sentido a la vida es SIRVIENDO a quienes te rodean, tal y como la Madre Teresa de Calcuta nos enseñó con su testimonio: “El que no VIVE para servir, no sirve para vivir.”
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