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domingo, 23 de septiembre de 2018

PAPA FRANCISCO DA ESTOS IMPORTANTES CONSEJOS PARA LOS CATEQUISTAS


El Papa Francisco da estos importantes consejos para los catequistas
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.



En un video mensaje con ocasión de la conferencia internacional “El catequista, testigo del misterio”, el Papa Francisco dio una serie de consejos a los catequistas para que realicen en verdad una “promoción de la vida cristiana”.

El evento, que reúne a alrededor de 1.500 catequistas de 48 países, es organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, y se realiza del 20 al 23 de septiembre en el Aula Pablo VI del Vaticano.

En su video mensaje, el Santo Padre lamentó no poder acompañar personalmente a los participantes del congreso, debido a su viaje a Lituania, Letonia y Estonia.

El Papa les recordó que en un encuentro anterior, en 2013, dijo a los catequistas que “ser catequista es una vocación: ser catequista. Esta es la vocación, no trabajar de catequista”.

Francisco dijo que “a menudo pienso en el catequista como aquel que se ha puesto al servicio de la Palabra de Dios, que frecuenta esta Palabra diariamente para hacer de ella su alimento y participarla con los demás con eficacia y credibilidad”.


“En consecuencia, el catequista no puede olvidar, especialmente hoy en un contexto de indiferencia religiosa, que su palabra es siempre un primer anuncio”.

“Y cuando digo el primer anuncio no lo digo solo en el sentido temporal. Por supuesto, esto es importante, pero no siempre es así. ¡El primer anuncio equivale a subrayar que Jesucristo muerto y resucitado por el amor del Padre, da su perdón a todos sin distinción de personas, si tan solo abren sus corazones para dejarse convertir!”, señaló.

El Santo Padre subrayó que “el catequista no es un maestro o un profesor que cree que da una lección. La catequesis no es una lección; la catequesis es la comunicación de una experiencia y el testimoniode una fe que enciende los corazones, porque introduce el deseo de encontrar a Cristo”.

El Papa alentó a los catequistas a no caer en la tentación “de trastocar el orden con el cual la Iglesia desde siempre ha anunciado y presentado el kerigma, y ​​que también se refleja en la misma estructura del Catecismo”.

“Por ejemplo, no se puede anteponer la ley, aunque fuera  la moral, al anuncio tangible del amory de la misericordia de Dios”.

De igual forma, señaló, “no se  puede presumir de imponer una verdad de fe prescindiendo de la llamada a la libertad que esta conlleva”.

“Es necesario que el catequista entienda, por lo tanto, el gran desafío al que se enfrenta para educar en la fe, en primer lugar a aquellos que tienen una identidad cristiana débil y, por esta razón, necesitan proximidad, acogida, paciencia, amistad. Solo así la catequesis se convierte en promoción de la vida cristiana, apoyo en la formación global de creyentes e incentivo para ser discípulos misioneros”.


El Papa subrayó que “una catequesis que pretende ser fecunda y en armonía con toda la vida cristiana encuentra su savia en la liturgia y en los sacramentos”.

“La iniciación cristiana requiere que en nuestras comunidades se active cada vez más un camino catequético que nos ayude a experimentar el encuentro con el Señor, el crecimiento en su conocimiento y el amor por su seguimiento”.

Francisco resaltó además que “el misterio que celebra la Iglesia encuentra su expresión más bella y coherente en la liturgia”.

“Efectivamente, en la vida sacramental, que  encuentra su culminación en la Santa Eucaristía, Cristo se hace contemporáneo con su Iglesia: la acompaña en las vicisitudes de su historia y nunca está lejos de su Esposa”.

“Él es quien se hace cercano y próximo a los que lo reciben en su Cuerpo y su Sangre, y los convierte en instrumentos del perdón, testigos de la caridad con los que sufren, y participantes activos en la creación de la solidaridad entre los hombres y los pueblos”, aseguró.

jueves, 15 de marzo de 2018

TODOS VALEN PARA CATEQUISTAS?


¿Todos valen para catequistas?
Nunca debemos olvidar que el/la catequista es una persona vocacionada, es decir, llamada por Dios


Por: P. Francisco Javier Domínguez | Fuente: adelantelafe.com 




LA CATEQUESIS TIENE QUE SER UN CAMINO HACIA LA SANTIDAD

Requisitos imprescindibles para poder ser catequista: Estar confirmado, asistir a la Santa Misa Dominical, Confesión frecuente, ir a la formación de catequistas y vida de intimidad con Dios y su Sagrada Escritura.

Nunca debemos olvidar que el/la catequista es una persona vocacionada, es decir, llamada por Dios para una misión concreta y muy importante dentro de la Iglesia, en la que ponemos mucha  carne en el asador. Nadie piense, que ser catequista es un hobbie, una distracción… La vocación es algo muy serio, donde está en juego nuestra felicidad y la de los demás. Y sobre todo el que las almas redescubran a Dios en su corazón.

Es muy importante que el/la catequista antes de comenzar la catequesis tenga un ratito de oración, donde en  la presencia de Dios le pida fuerzas al Espíritu Santo para que sea Él el que realmente actúe en nosotros.

Cuando se comienza la catequesis todos juntos nos ponemos en la presencia de Dios: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es recomendable que se recuerde que allí donde dos o más se reúnen en nombre de Dios allí está Él en medio de ellos. El tener un Crucifijo, una vela encendida  y la fotografía de Jesucristo y la Virgen María ayuda muchísimo a estar en la presencia de Dios.
La catequesis debe estar preparada por el/la catequista con antelación, no llegar a lo que surja. La catequesis hay que trabajarla y prepararla.

La catequesis no es solo tener un tema actual que debatir, ni tampoco es un gabinete psicológico de deshago, ni puede ser solo un  rato de juego con los niños. La tarea del/de la catequista es dar a conocer a Jesucristo, a la Iglesia y sus grupos e instituciones, la Sagrada Escritura, los sacramentos, los santos, la piedad… Todo esto si se prepara bien hace que las personas que  reciban la catequesis vayan amando a Dios con más intensidad, reconocen a la Iglesia como una madre…Una catequesis tiene que tener como centro a Jesucristo.

En las catequesis las personas deben ir amando cada vez más la Eucaristía, la confesión, la oración, la intimidad con Dios… Pero para poder dar a conocer esto, el/la catequista debe vivirlo. Nadie da de lo que no tiene. Si un/una catequista no tiene su corazón en Dios, en los sacramentos, en la Iglesia ¿Qué le está dando a los demás? Muchas cosas, pero no a Dios.

Toda catequesis debe comenzar o terminar en el Sagrario, allí donde está nuestro Señor Jesucristo. La presencia viva de Jesús va transformando a las almas que se acercan a El. Por eso, si pretendemos que Jesucristo sea amado por todos, tenemos que llevarlos a Él. Y allí en el Sagrario rezar alguna oración  vocal, hacer peticiones, hablar con en el Señor, un ratito de silencio..

En cada catequesis se debe leer el Evangelio del día correspondiente o el del Domingo siguiente al día de la catequesis. Leerlo con profundidad y extraer una palabra que nos ilumine, que nos de fuerza, que nos recuerde todo el Evangelio. ¿Señor que me pides, que necesitas de mi?

El/La catequista tiene que ser con su vida testimonio de Jesucristo, ya que es referente para las personas a las que regala su tiempo para dar a conocer a Jesucristo. La mejor catequesis, nunca lo olvidemos, es nuestra propia vida cuando transparenta a Cristo. Nuestra vida tiene que ser luz y sal para los demás, un nuevo sabor en medio de este mundo.

En las catequesis se deben aprender las oraciones que la tradición cristiana nos ha ido transmitiendo: Padre Nuestro, Ave María, Gloria, Yo Confieso, Credo… Así como inculcar una devoción fuerte al Ángel de la Guarda, el Santo Rosario, Via-Crucis… El fervor en el corazón es muy importante para vivir una verdadera vida cristiana.

Es muy importante que el/la catequista rece por los componentes de su grupo y sus familiares, para que el Señor los vaya iluminando en la búsqueda de Dios.

Siempre, siempre misericordia unos con otros, mucho respeto y dispuestos a acoger  los distintos dones que Dios ha puesto en cada uno. Se trata de aceptar esos dones, valorarlos, acogerlos… Confiar en las personas, porque en cada una hay una pequeña ventana por donde Dios entra y es capaz de transformarlo todo en Verdadero Amor.

miércoles, 12 de julio de 2017

CREATIVIDAD Y VOCACIÓN DE SERVICIO, CLAVES PARA LA LABOR DEL CATEQUISTA SEGÚN EL PAPA FRANCISCO


Creatividad y vocación de servicio, claves para la labor del catequista según el Papa
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 12 Jul. 17 / 05:58 am (ACI).- En un mensaje enviado por el Papa Francisco a los participantes en el Primer Simposio Internacional sobre la Catequesis que se está celebrando en Buenos Aires entre el 11 y el 14 de julio de 2017, el Santo Padre señaló que las claves de todo catequesis deben ser la creatividad y la vocación de servicio a la Iglesia.

El Pontífice puso de ejemplo para los catequistas a San Francisco de Asís, quien “cuando uno de sus seguidores le insistía para que le enseñara a predicar, le respondía de esta manera: ‘Hermano, (cuando visitamos a los enfermos, ayudamos a los niños y damos comida a los pobres) ya estamos predicando’. En esta bella lección se encuentra encerrada la vocación y la tarea del catequista”.

“En primer lugar, la catequesis no es un ‘trabajo’ o una tarea externa a la persona del catequista –recordó Francisco–, sino que se ‘es’ catequista y toda la vida gira entorno a esta misión. De hecho, ‘ser’ catequista es una vocación de servicio en la Iglesia, lo que se ha recibido como don de parte del Señor debe a su vez transmitirse”.

Por ello, “el catequista deba volver constantemente a aquel primer anuncio o ‘kerygma’ que es el don que le cambió la vida”. “Este anuncio debe acompañar la fe que está ya presente en la religiosidad de nuestro pueblo”.

Es necesario “hacerse cargo de todo el potencial de piedad y amor que encierra la religiosidad popular para que se transmitan no sólo los contenidos de la fe, sino para que también se cree una verdadera escuela de formación en la que se cultive el don de la fe que se ha recibido, a fin de que los actos y las palabras reflejen la gracia de ser discípulos de Jesús”.

“El catequista es además creativo; busca diferentes medios y formas para anunciar a Cristo. Es bello creer en Jesús, porque Él es ‘el camino, y la verdad y la vida’ que colma nuestra existencia de gozo y de alegría”, afirmó.

Además, destacó que “esta búsqueda de dar a conocer a Jesús como suma belleza nos lleva a encontrar nuevos signos y formas para la transmisión de la fe. Los medios pueden ser diferentes pero lo importante es tener presente el estilo de Jesús, que se adaptaba a las personas que tenía ante Él para hacerles cercano el amor de Dios”.

“Hay que saber ‘cambiar’, adaptarse, para hacer el mensaje más cercano, aun cuando es siempre el mismo, porque Dios no cambia sino que renueva todas las cosas en Él. En la búsqueda creativa de dar a conocer a Jesús no debemos sentir miedo porque Él nos precede en esa tarea. Él ya está en el hombre de hoy, y allí nos espera”.

El Papa Francisco finalizó su mensaje animando a los catequesis a “que sean alegres mensajeros, custodios del bien y la belleza que resplandecen en la vida fiel del discípulo misionero”.

jueves, 12 de noviembre de 2015

CÓMO EXPLICAR LOS SIETE SACRAMENTOS SIN ABURRIR A UN NIÑO


Cómo explicar los 7 Sacramentos sin aburrir a un niño
¿Tienes que explicarle los Sacramentos a tu hijo o a tu hija?


Por: http://catholic-link.com | Fuente: http://catholic-link.com 




¿Tienes que explicarle los Sacramentos a tu hijo o a tu hija? ¿Te falta material para la catequesis en tu parroquia? ¿A veces te resulta un poco complicado? No te preocupes. A través del libro Guía de los Sacramentos para niños de Arturo Cañamares publicado por Ediciones Palabra, y de este artículo, te vamos a ayudar a usar las palabras adecuadas para que ellos lo entiendan bien. Para empezar, tenemos que saber qué son los Sacramentos: Son acciones de Dios con las que nos muestra el amor que tiene por sus hijos. Todos ellos han sido creados (instituidos) por Él, y por eso, es Él mismo quien los realiza a través de distintos medios.

¿Y para qué nos los dio? Para darnos la gracia. Es decir, para darnos, junto con su amor, la fuerza necesaria para luchar contra las dificultades de la vida. Claro que siempre y cuando nosotros tengamos una disposición y una actitud positivas de querer agradar a Dios.

¿Cuáles son los siete Sacramentos?



1. Bautismo:

Cuando nacemos, lo hacemos con el primero de los pecados. Se llama pecado original: el que cometieron nuestros primeros padres: Adán y Eva. Al bautizarnos, nos limpiamos de ese pecado y de todos los cometidos antes de recibirlo, nos hacemos hijos de Dios y pasamos a formar parte de la Iglesia. Dios se pone súper contento cuando el sacerdote, al derramar agua bendita sobre el bautizado, dice: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.



2. Confirmación:

Es tan sencillo como que Dios (Su Espíritu Santo), nos aumenta la fe para que tengamos la seguridad de que Él está con nosotros hasta que lleguemos al Cielo, para lo que también nos da esperanza. Finalmente, nos aumenta la caridad par que le amemos más a Él y a los que nos rodean. En este caso, tiene que ser un obispo el que imponga sus manos sobre el confirmante y unja con aceite (el Santo Crisma), mientras dice: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.



3. Eucaristía:

Todos los días, Jesús convierte el pan y vino en su Cuerpo y su Sangre en la Santa Misa. Esto ocurre en un momento llamado Consagración. Así, después, podemos comerle y recibirle en nuestra alma. Jesús instituyó este Sacramento en la Última Cena con los doce apóstoles. Este Sacramento tiene un plus: perdona los pecados veniales y nos preserva de los mortales para el futuro. Normal, pues es el mismísimo Jesús el que tenemos dentro de nosotros.



4. Penitencia:

¡Este Sacramento es un regalazo de Dios! A través de un sacerdote que escucha nuestros pecados cuando vamos a confesarlos en confidencia con él, Dios nos perdona todo en lo que le hemos ofendido. Eso sí, tenemos que ir bien arrepentidos por el mal que hemos hecho y el bien que hemos dejado de hacer. Además, nos da una paz tremenda y nos aumenta la fuerza para ser buenos cristianos, buenos hijos de Dios.



5. Unción de enfermos:

Dios ama a los enfermos. Cuando alguien está muy enfermo o es muy mayor y puede morirse pronto, necesita la ayuda de Dios para ese momento. Una ayuda que consta de fuerza, paz y ánimo, además de perdonar todos los pecados del enfermo y prepararle para el momento de la muerte e ir al Cielo. Es como si se crease una unión con la Pasión que Cristo sufrió. Así, los enfermos ayudan con sus dolores a llevar la Cruz a Jesús y a la vez, Él les ayuda a ellos en sus últimos momentos de vida.



6. Orden sacerdotal:

Este Sacramento lo reciben solo los que tienen vocación al Sacerdocio, que luego son los que pueden administrar todos estos Sacramentos. Es un obispo quien impone las manos y reza sobre el nuevo sacerdote, consagrándole. El Orden Sacerdotal otorga una especial efusión del Espíritu Santo y tiene una característica especial: quien recibe este Sacramento, será sacerdote para siempre.



7. Matrimonio:

Este Sacramento es la unión entre un hombre y una mujer para siempre. Cuando estos se casan en la iglesia, es Dios quien está uniendo sus cuerpos y sus almas. Los que se casan no pueden romper ese matrimonio: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. (San Marcos 10, 9). El modelo que los hombres y mujeres tienen que seguir es el de la Sagrada Familia: Jesús, la Virgen María y San José

jueves, 2 de julio de 2015

EL COORDINADOR DEL GRUPO DE CATEQUESIS

El Coordinador del grupo de Catequesis
Su trabajo será articular todas las tareas, reconocer y potenciar los talentos de cada uno de los integrantes del grupo y tener la capacidad de organizar un trabajo que redunde en una buena tarea de crecimiento de la fe de los catequizandos 


Por: Rogelio López, | Fuente: isca.org.ar 



Así como en artículos anteriores, hablamos de la importancia de tener una planificación, ésta debe estar sustentada por un buen grupo de catequesis, que a su vez cuente con un coordinador que sea ejemplo en todo sentido. Que dé testimonio de vida y testimonio de servicio al los demás. Su trabajo será articular todas las tareas, reconocer y potenciar los talentos de cada uno de los integrantes del grupo y tener la capacidad de organizar un trabajo que redunde en una buena tarea de crecimiento de la fe de los catequizandos.

Su importancia dentro del grupo, es clara y contundente, por eso la elección del mismo también requiere una buena revisión por parte del párroco que debe nombrarlo. Así como una acertada designación puede redundar en un buen grupo que realice bien la tarea encomendada, una elección equivocada, puede generar dentro del grupo un ambiente de trabajo no propicio para tan importante misión, como es la de hacer crecer en la fe a chicos, adolescentes y adultos de cada comunidad.


Un Guía bajo la luz de Cristo

La responsabilidad que exige coordinar un grupo de catequistas es también la compromiso de hacer crecer la Iglesia de Cristo, pero sobre todo es crecer como personas llevando la Buena Nueva a los catequizandos. Estar en constante oración y vínculo con la Virgen María, madre de la salvación y protectora permanente nuestra, son herramientas necesarias para cumplir con tan importante misión. Además, obviamente, de tener como guía y modelo a Jesús, el cual nos brinda su luz para enseñarnos el camino correcto.

Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, se puede hacer una mejor coordinación del grupo que se tiene a cargo. El Coordinador Parroquial de Catequistas debe tener el ejemplo de Jesús en su Corazón, pues no es aquel que se cree más que los otros, sino que está dispuesto a servir, guiar y a dar su amor a la catequesis y a los catequistas que está coordinando. Este tema es fundamental y muchas veces nos pasa exactamente lo contrario. El Coordinador está para servir, y no para "mandar", porque ordenar, o establecer pautas de trabajo, no necesariamente significan dar permanentemente órdenes.

Decir que la tarea de coordinar no es fácil, es reiterar un concepto que sirve para todo lo que tenga que ver con servir a la Iglesia. Nada es sencillo, pero con empeño, bajo la luz de nuestro Señor Jesús y con la intersección de María, modelo de catequista, se puede realizar una labor eficaz.

La motivación de los coordinadores debe radicar en los ejemplos y vivencias de Jesús y así colocarlas en práctica en cada una de las reuniones, para que los catequistas también se motiven.

En términos de tareas propiamente dichas, es fundamental que el coordinador se actualice permanentemente en puntos que tienen que ver con la catequesis, pues así se estará construyendo una Iglesia viva y actual que sigue la luz de Jesús a través de su conocimiento, testimonio y servicio en su comunidad parroquial.

jueves, 23 de abril de 2015

CATEQUISTA POR VOCACIÓN



Catequista por vocación

Todo catequista debe caminar sobre los pasos de María en nuestra misión catequística


Por: Cristina Baffeti | Fuente: www.paracatequistas.com



Una vocación es un regalo de Dios, pues como él dijo "yo los he elegido". Cuando decimos sí a Dios, hemos de saber exactamente que hay en ese sí. Sí significa (me entrego) total y absolutamente, sin calcular el precio, sin hacer ningún análisis ni cuestionamiento ¿está bien esto? ¿es conveniente? Nuestro sí a Dios se da sin ninguna reserva. El amor inmenso no mide sólo se da.

La entrega total a Dios debe expresarse en pequeños detalles.
La entrega total supone una amorosa confianza en él y para esa entrega total debemos abandonamos sin límites en sus brazos.
Debemos afianzar nuestra pertenencia a Jesús, porque solo él merece nuestro amor y entrega total. Nuestra tarea debe ser realizada con un corazón humilde, con la humildad de Cristo, él nos utiliza para que seamos su compasión y amor en el mundo a pesar de nuestras debilidades y flaquezas. No importa cuanto damos, lo que importa es cuanto amor ponemos en lo que damos.

Según las palabras de nuestro Santo Padre, debemos ser capaces de limpiar lo que está sucio, de calentar lo que está tibio, de fortalecer lo que está débil y de iluminar lo que está oscuro.

No debemos tener miedo de proclamar el amor de Cristo ni de amar como él nos amó, pero para eso es necesario alimentamos espiritualmente. La Madre Teresa dice que si no queremos morir de una "anemia espiritual" debemos alimentar nuestro espíritu. La oración es un proceso que no termina, sino que es prolongación en toda nuestra vida. La vida espiritual del catequista debe ser alimentada por la celebración y por la vivencia de los sacramentos.

El catequista debe ser un hambriento de Dios.
Podemos y debemos convertir nuestro trabajo en oración. Nunca podremos sustituir la oración por el trabajo. Nunca debe ocurrir esto. A menudo nos llenamos de compromisos, tareas y creemos que haciendo muchas cosas es suficiente. Y perdemos ese hermoso contacto con nuestro Padre a través de la oración.
Como catequistas debemos nutrirnos en la vida de oración, el Papa Pablo VI nos dice que la oración ha de ir antes que todo, quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse en la falta del tiempo, lo que falta es el amor.

Debemos aprender a quedamos en algún momento de nuestro tiempo, con nuestro Padre, ese quedarse con el Padre equivale a la expresión "hablar con Dios", es diferente hablar con Dios, que pensar en Dios. Siempre que hay trato con Dios hay oración.

Orar no es pedir. La oración fortalece nuestra fe y madura nuestra entrega.

Orar es ponerse en manos de Dios, escucharlo. La oración es un doble proceso de hablar y escuchar. Orar es mirar a Dios, es un contacto de corazón y de los ojos. Nuestro trabajo es fructuoso en la medida que expresa una oración realmente sincera.
Orar con generosidad no es suficiente, debemos orar con devoción, con fervor, debemos ser perseverantes y constantes para crecer en este compromiso asumido. Si no oramos todo lo que hagamos no tendrá valor. Los que tomamos en serio este caminar junto a Dios, necesitamos de estos momentos junto con los sacramentos para llevar una vida coherente con la que transmitimos.

Cuando el catequista tiene su crisis de fe, es la crisis de la espiritualidad. Por la fe buscamos a Dios y damos respuestas y entregas a su llamado al compromiso, pero si esa fe no es alimentada espiritualmente, nuestro compromiso y entrega, cada vez serán menos. Un cristiano es alguien que ha descubierto a Dios. Un catequista no es solamente alguien que ha descubierto a Dios, es alguien que también ha escuchado el llamado del Señor, para colaborar con él y aceptar esa misión, tratando de crecer en el amor a Dios Padre, a su Hijo y a su Espíritu.

El catequista debe crecer día a día en la fe.
Todos estamos llamados a crecer en ella.

El catequista, por vocación tiene muy presente este llamado tanto por lo que el mismo se refiere, como con respecto a sus catequizados a quienes debemos ayudar a crecer en la fe. Pero... ¿qué es la fe para un cristiano catequista? ¿cómo podemos crecer en la fe?. Fundamentalmente, la fe es aceptar a Cristo y su mensaje, pero no solamente con la inteligencia sino con el corazón y en la vida. La fe es esa relación personal con Cristo Vivo. Por eso los catequistas somos instrumentos de Dios y servidores de la Palabra, ella debe ser el alimento cotidiano indispensable. San Agustín dice que no vale menos la Palabra de Dios que el Cuerpo de Cristo.

Debemos tener conciencia de que es ser catequista. 
Ser catequista es: Un don antes que un compromiso.
Ser catequista es: Una vocación antes que una opción personal.
Ser catequista: Una respuesta de fe antes que un simple servicio a nuestros hermanos.

El catequista es un hombre en camino, es un enviado por Cristo y como Él va en busca de personas para anunciar la Buena Nueva.

El catequista debe ser maestro en humanidad, simples en nuestro actuar, sencillos, abiertos, dispuestos.
Supone estar atento profundamente a la sensibilidad y problemas del catequizado. No debemos caer nunca en la tentación de la soberbia, de quien cree saberlo todo. Nuestro caminar debe ser una conversión continua.

No solo debe preparar bien el encuentro sino también responder a sus interrogantes. Por eso es muy importante una formación sólida y permanente. No se debe improvisar. Debemos ser fiel a la tradición y escritura contenida en la fuente Bíblica. Nuestra preocupación debe ser la de transmitir las enseñanzas de Jesús no como una ciencia sino como se debe comunicar, como una experiencia de vida.

La tarea del catequista compromete toda su persona. Debemos ser coherentes y auténticos y esto se adquiere con mucha oración.

El catequista debe ser sembrador de la alegría y de la Esperanza Pascual, que son dones del Espíritu Santo. El Santo Papa, define al catequista como servidor de la verdad y dice, que el evangelizador no es dueño, ni arbitro, sino depositario, heredero y servidor de la verdad. Por eso no se vende, no disimula, no rechaza, no oscurece, no deja de estudiar, no avasalla la verdad.

"Todo catequista debe caminar sobre los pasos de María en nuestra misión catequística" A María Dios, nuestro Padre la eligió para ser Madre de su Hijo, Madre nuestra y Madre de la Iglesia.

Por consiguiente María es la más perfecta discípula y evangelizadora y modelo.

Su vida nos muestra como se abandonó a la acción del Espíritu.
María nos ofrece las mejores lecciones de humildad. María es la perfecta seguidora de Jesús, desde el anuncio del ángel hasta al pie de la Cruz, ella se dejó conducir sin reservas, pues estaba llena del Espíritu Santo.

María vivió su santidad como una criatura normal. Es decir caminó en la fe, escucho la Palabra de Dios, la recibió en su corazón y fue absolutamente fiel a ella. María significa la presencia del Amor Materno de Dios entre nosotros. Por eso debemos tener siempre presente el modelo de María en nuestra actividad catequística para que nos enseñe como hizo con su Hijo Jesús a ser manso y humildes de corazón y de esta manera dar gloria a nuestro Padre que está en los cielos. Debemos como catequistas aprender abandonarnos en los brazos de nuestro Padre como lo hizo María.
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