lunes, 23 de noviembre de 2020

JESUCRISTO, COMPAÑERO DE CAMINO



 Jesucristo, compañero de camino


Las personas que tienen fe en la Eucaristía, en los que saben reconocer que en el camino de su vida nunca van solos; Jesús va con ellos, “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

La vida puede ser dura, puede tener muchas lágrimas, muchas amarguras, mucho sufrimiento, pero es muy distinto sufrir solos que sufrir con Jesús; es muy diferente caminar solos por la vida que caminar codo con codo con Jesús de Nazaret; su presencia transforma el mismo sufrimiento en una cosa distinta.

Pero muchas veces nosotros nos empeñamos en caminar solos por la vida; nos hacemos una vida amarga, dura, demasiado difícil, y Jesús nos podría decir: “¿No estoy yo aquí? ¿Por qué no me llamas? ¿Por qué no crees en Mí?

“Él está en todos los Sagrarios del mundo”. En tu parroquia, de día y de noche se le queman las manos y el corazón por ayudarnos. Ojalá que vayamos muchas veces, aunque sea con el alma destrozada, tristes, cansados, y sepamos hallar allí la paz y el consuelo prometidos.

Cristo encuentra su felicidad en curarnos, en salvarnos, en darnos la paz. ¡Hagamos feliz a Cristo! Podemos entristecerlo o alegrarlo, si vamos a Él con fe. 

¡Cuántos hombres, hay hoy infelices, desgraciados, desesperados! ¡Cuántos jóvenes, sobre todo, que están en la primavera de la vida, y están viviendo la crueldad y la dureza de un invierno!

Estando el remedio tan cerca ¿Qué hace falta para acercarnos a Cristo en la Eucaristía? Tener un alma dispuesta, ser humildes, un precio bastante pequeño.

Es necesario llegar a ese Cristo, a ese compañero de camino y decirle desde el corazón: “Tú que eres el camino, la verdad y la vida, danos siempre de ese pan y acompáñanos siempre en nuestro caminar”.

 

Feliz y Bendecida Semana

(P. Mariano de Blas)

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