viernes, 21 de septiembre de 2018

ANÉCDOTAS DEL PADRE PÍO


Anécdotas del Padre Pío



🌸 Hacía tanto tiempo que no iba a visitar al Padre Pío que me sentía obsesionada por la idea de que se hubiera olvidado de mí.
Una mañana, después de haberle confiado, como de costumbre, mi hija bajo su protección, fui a Misa. De regreso, encontré a la pequeña saboreando un caramelo. Sorprendida le pregunté quién le había dado el “melito”, como ella llamaba a los caramelitos, y muy contenta me señaló el retrato del Padre Pío que dominaba sobre el corralito donde dejaba a la pequeña durante mis breves ausencias.
No di ninguna importancia al episodio y no pensé más en él.
Después de algún tiempo, no logrando sacarme de la cabeza la idea de que el Padre Pío se hubiera olvidado de mí, pude finalmente ir a visitarlo. Inmediatamente después de la confesión, cuando fui a besarle la mano, me dijo riendo: “... ¿también tú querías un “melito”?

🌸 No había remedios para mi cabello que iba desapareciendo de mi cabeza, y sinceramente me disgustaba quedar calvo. Me dirigí al Padre Pío y le dije: “Padre, ruegue para que no se me caiga el cabello”.
El Padre en ese momento bajaba por la escalera del coro. Yo lo miraba ansioso esperando una contestación. Cuando estuvo cerca de mí cambió el semblante y con una mirada expresiva señaló a alguien que estaba detrás y me dijo: “Encomiéndate a él”. Me di vuelta. Detrás había un sacerdote completamente calvo, con una cabeza tan brillante que parecía un espejo. Todos nos echamos a reír.

🌸 Una señora devota del Padre Pío comió un día un par de higos de más. Asaltada por los escrúpulos, pues le parecía que había cometido un pecado de gula, prometió que iría en cuánto pudiera a confesarse con el Padre Pío. Al tiempo se dirigió a San Giovanni Rotondo y al final de la confesión le dijo al padre muy preocupada: “Padre, tengo la sensación de que me estoy olvidando de algún pecado, quizá sea algo grave”. El Padre le dijo: “No se preocupe más. No vale la pena. ¡Por dos higos!”.

🌸 Una vez un paisano del Padre Pío tenía un fuertísimo dolor de muelas. Como el dolor no lo dejaba tranquilo su esposa le dijo: “¿Por qué no rezas al Padre Pío para que te quite el dolor de muelas? Mira aquí está su foto, rézale”. El hombre se enojó y gritó furibundo: “¿Con el dolor que tengo quieres que me ponga a rezar?”. Inmediatamente cogió un zapato y lo lanzó con todas sus fuerzas contra la foto del Padre Pío.
Algunos meses más tarde su esposa lo convenció de irse a confesar con el Padre Pío a San Giovanni Rotondo. Se arrodilló en el confesionario del Padre y, luego de decir todos los pecados que se acordaba, el Padre le dijo: “¿Qué más recuerdas?” “Nada más”, contestó el hombre. “¿Nada más?  ¡¿Y qué hay del zapatazo que me diste en plena cara?!”

🌸 Una señora sufría de tan terribles jaquecas que decidió poner una foto del Padre Pío debajo de su almohada con la esperanza de que el dolor desaparecería. Después de varias semanas el dolor de cabeza persistía y entonces su temperamento italiano la hizo exclamar fuera de sí: -“Pues mira Padre Pío, como no has querido quitarme la jaqueca te pondré debajo del colchón como castigo”. Dicho y hecho. Enfadada puso la fotografía del padre debajo de su colchón.
A los pocos meses fue a San Giovanni Rotondo a confesarse con el padre. Apenas se arrodilló frente al confesionario, el padre la miró fijamente y cerró la puertecilla del confesionario con un soberano golpe. La señora quedó petrificada pues no esperaba semejante reacción y no pudo articular palabra. A los pocos minutos se abrió nuevamente la puertecilla del confesionario y el padre le dijo sonriente: “No te gustó ¿verdad? ¡Pues a mí tampoco me gustó que me pusieras debajo del colchón!”.

🌸 El padre Rafael, que fue su Prior de 1933 a 1940, dice: El 10 de junio de 1940 llegó al convento una señora con un hijo de seis años enfermo de encefalitis. Al día siguiente escuchó la misa del padre Pío. Después de la misa, al verlo pasar para ir a confesar, le presentó a su hijo en brazos toda llorosa y desconsolada. El padre Pío la miró con compasión, le hizo una señal de bendición y entró en el confesonario. La pobre madre, un poco decepcionada pero con fe, se quedó en la iglesia a rezar hasta que el padre terminó de confesar. Después se retiró ella al albergue donde acostó al niño, que al momento se quedó dormido. Hacia las 5:30 p.m. el niño se despertó y se levantó solo totalmente curado. A la mañana siguiente, la madre le agradeció al padre Pío, que le respondió: “Agradéceselo a la Virgen que te ha dado esta gracia”. En ese momento estaba presente el doctor Filippo De Capua, pediatra de Foggia, que vio al niño antes y después de la curación.

🌸 Cierto día, un comerciante de la ciudad de Pisa llega a San Giovanni Rotondo a pedir al Padre Pío la sanación de una hija que estaba muy enferma. Cuando estuvo frente al padre, éste lo miró y le dijo: "Tú estás mucho más enfermo que tu hija. Yo te veo muerto".
—¿Qué dice, Padre? ¡Yo estoy muy bien! —¡Miserable! -Le grita el Padre Pío-. ¡Infeliz! ¿Cómo puedes estar bien con tantos pecados en la conciencia? ¡Estoy viendo por lo menos treinta y dos!
El hombre se sorprendió mucho, y terminó arrodillándose para confesarse.
Terminada la confesión, el comerciante de Pisa decía a todos: "¡Él sabía todo y me ha dicho todo!"

🌸 En una ocasión un hombre, relacionado con una organización criminal, había decidido matar a su esposa. Para hacer creer que se trataba de un suicidio, pensó acompañarla a San Giovanni Rotondo, simulando amor y fe. Era un ateo, que no creía ni en Dios ni en el diablo. Aprovechando el viaje, entró en la sacristía donde confesaba el P. Pío para ver este "típico fenómeno de histerismo". Apenas el Padre Pío lo ve, se le acerca, lo aferra del brazo y le grita: “¡Fuera, fuera, fuera! ¿No sabes que te está prohibido mancharte las manos de sangre? ¡Vete!”
Todos los presentes quedaron aturdidos. Enloquecido, el pobre infeliz huyó, como si le hubiera caído fuego encima. ¿Qué pasó en la noche? Sólo Dios lo sabe y el Padre Pío. La mañana siguiente el hombre estaba a los pies del Padre Pío, que lo recibió con amor, lo confesó, le dio la absolución y luego lo abrazó tiernamente. Antes de que se retirara, le dijo: "Tú siempre has deseado tener hijos, ¿no es verdad?” El hombre lo miró sorprendido, y luego contestó: "Sí, y mucho"
"Bien, ahora no ofendas más al Señor y tendrás un hijo". Un año después, retornaron los dos esposos para que les bautizara al hijo.

🌸 Lo excepcional de los estigmas del Padre Pío servía siempre para atraer desde lejos a los grandes pecadores. Sus respuestas, sencillas y profundas a la vez, terminaban con las grandes objeciones que atormentaban toda una vida.  —Padre, ¡Yo no creo en Dios! Le dijo un día uno de esos grandes ateos. —Hijo mío, ¡pero Dios sí cree en ti! Contestó el Padre Pío, y bien pronto, el ateo terminó arrodillándose para confesar sus pecados. —Padre, le dijo otro, ¡he pecado demasiado, no tengo más la esperanza de ser perdonado! —Hijo mío, Dios perdona sin cansarse a las almas más obstinadas: ¡le costaste demasiado para que te abandone!

🌸  Declara el padre Alessio Parente: Un día una señora me dijo: “El Padre Pío es un santo”. Y me contó que su única hija había tenido una hemorragia interna y, a pesar de los esfuerzos de los doctores, no pudieron hacer nada para salvarla. Decía: “Yo lloraba e invocaba constantemente al Padre Pío”. De pronto, lo he visto a mi costado. Me ha puesto una mano sobre mi espalda y me ha dicho: “No te preocupes, yo seré el doctor de tu hija”. Después desapareció. En ese momento, mi hija se agitó en la cama y yo pensé que era el fin. Llamé al doctor y pudo constatar que la hemorragia había cesado. La misma mañana le dieron de alta en el hospital.

MES SACIAS CON MIEL SILVESTRE


“Me sacias con miel silvestre”



La Biblia nos enseña a amar a un Dios bondadoso: “Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por sus fieles”. Sólo espera de ellos fidelidad, o bien el sincero arrepentimiento por sus extravíos. El salmista recuerda la delicadeza de este amor que provee de alimento sustancioso a sus hijos. Aquí tienes una oración para encender y avivar la contemplación: ese momento en que las palabras caen y sólo queda ardiendo el amor.

- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

- Me nutres de lo sabroso de tu casa, me das a beber del torrente de tus delicias.

- Me sacias con miel silvestre.

- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

El pan, amasado con la mejor harina, nos hace pensar también en la mesa de la Palabra y en la de la Eucaristía. Dios, bondadoso y providente, ha querido regalarnos el pan de su Palabra y el Pan de Cristo, nuevo maná que fortalece a los que peregrinamos hacia la Tierra nueva de las promesas eternas. La miel es símbolo de la dulzura de este pan de Dios.



* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 21 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
21 septiembre



Venga a nosotros tu Reino: tu Reino es un Reino de justicia, de verdad, de amor y de paz; que en nosotros haya justicia, como fundamento de Tu Reino; que estemos en la verdad y vivamos en el amor y en la paz, para así construir un mundo nuevo, que sea un signo y un anticipo de tu Reino.


P. Alfonso Milagro

ORACIONES A SAN MATEO EVANGELISTA



Oración a San Mateo por la prosperidad en el negocio

Glorioso San Mateo,
miembro de la santa familia de los Apóstoles,
que con la ayuda de la Misericordia del Altísimo 
lograste ganar paz en la tierra y gloria el cielo;
tu que siendo recaudador de impuestos 
no dudaste en abandonar todo
y seguiste al Maestro hasta el final de tu vida terrena;
que inspirado por el Espíritu Santo
después de la Ascensión del Señor a los Cielos
proclamaste la Buena Nueva de su Palabra
y nos dejaste escrito en los Evangelios:
"según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán",
(Mt. 8, 15)
te pido de corazón intercedas por mí y ruegues a Dios que todo lo puede
me ayude en mi negocio.......

(nombrar el negocio que ya se tiene o que se va a emprender),

yo pongo toda mi fe en ti,
deposito mis esperanzas e ilusiones 
y confío en la misericordia del Señor, 
para que fructifiquen pronto las inversiones que he realizado.

Yo sé que es posible salir de esta mala situación,
para ello necesito que aumente la clientela y las ventas
para acrecentar los ingresos de dinero
y así poder hacer frente a los pagos que se acumulan,
solucionar los problemas económicos de mi familia
y generar otros empleos para personas que lo precisan.

Te pido ayuda para que pueda obtener:
(decir lo que se quiere conseguir para el negocio)

San Mateo, glorioso Evangelista,
en tus manos dejo la buena marcha de mi negocio,
devuélveme la alegría de verlo prosperar,
yo me esforzaré en todo lo que de mi dependa,
y pondré todo mi esfuerzo y entusiasmo
para que funcione perfectamente,
ofreceré muy buena calidad en mis productos,
seré animoso, atento, paciente y cortes
con los que vengan a comprar
para que se vayan satisfechos y regresen pronto.

San Mateo, dame tus bendiciones,
despeja y abre mis caminos laborales al progreso,
haz que la suerte me acompañe,
aleja de mi negocio las envidias y los problemas,
haz que no haya disgustos ni reclamaciones,
que toda persona que en él entre
se sienta bien atendido y dichoso de su compra,
y sientan la necesidad de volver a mi negocio;
haz que prospere y tenga buenos beneficios
para salir de la ruina, vivir dignamente
y tener tranquilidad y sosiego
y para que pueda dar una parte a los más necesitados.

Te lo pido por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.

Amén.

Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.




Oración a San Mateo

Dios, que por la boca de tu bendito Hijo llamaste a Mateo del banco de los tributos, para que de publicano se convirtiese en apóstol y evangelista, danos gracia para renunciar a toda avaricia y desordenado deseo de riquezas y para seguir al mismo Jesucristo, tu Hijo, que en unidad del Espíritu Santo, vive y reina contigo eternamente.

Amén.

HOY LA IGLESIA CATÓLICA CELEBRA A SAN MATEO EVANGELISTA, 21 SEPTIEMBRE


Hoy la Iglesia Católica celebra a San Mateo el Evangelista
Redacción ACI Prensa





Cada 21 de septiembre la Iglesia Católica recuerda la figura de San Mateo, Apóstol y Evangelista, que vivió en Cafarnaún junto al lago de Galilea, y fue elegido por el mismo Señor para ser uno de los Doce que lo acompañó durante su vida pública. 

El Evangelista fue un publicano que recolectaba los impuestos para los romanos y quien al encontrarse realizando esta función, pasó Jesús y lo llamó, este sin dudarlo siguió el llamado de Dios.

Al subir el Señor a los cielos Mateo predicó durante años en Judea y en países cercanos.

A San Mateo se le atribuye ser patrono de los banqueros y se le representa con un libro. San Jerónimo fijó la figura de un hombre alado como símbolo de su Evangelio.

En una fecha como hoy en el año 1953, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco,  tenía 17 años de edad, y experimentó después de la confesión la llamada a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, incluso su escudo pontificio lleva el lema "Lo miró con misericordia y lo eligió" como se describe el encuentro de Jesús con el Apóstol.



San Mateo, hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaún, en el lago de Galilea. Es llamado Leví por los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue un publicano, es decir, un colector de impuestos para los romanos. Cuando Jesús lo ve sentado a la mesa de recaudación de impuestos lo llama para que sea uno de los Doce (Mt 9,9ss). El mismo episodio lo narran también los otros Evangelios sinópticos (Mc 2, 14ss, Lc 5, 27ss). San Mateo es el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 13) y en la del mismo Mateo (Mt 10,3), que cuando se nombra a sí mismo se llama "Mateo, el publicano", y el séptimo en la lista de San Marcos y San Lucas (Mc. 3, 13; Lc 6, 12). Debido a su profesión provienen los atributos con los cuales se le representan: una bolsa de dinero o un tablero de contar.

Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Poco antes de esta dispersión escribe su Evangelio, siendo el primero de los cuatro, tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, el cual es citado en la Historia Eclesiástica por Eusebio: "Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo". Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. El Apóstol San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí.

Según varias fuentes apócrifas, que no siempre coinciden en todos los detalles, luego de predicar en Judea, fue a predicar entre los partos y los persas, pero sobre todo en Etiopía, donde venció a dos magos que se hacían adorar como dioses y a los dragones que los acompañaban. Después resucitó a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Fue martirizado por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Fue muerto a filo de espada cuando estaba orando al pie del altar después de misa, lo cual le vale otro de los atributos de su iconografía: la espada, que a veces se cambia por alabarda o hacha.

San Mateo, en cuanto evangelista, es representado con un libro o rollo de modo genérico. Pero cada uno de los cuatro evangelistas tiene un símbolo especial, inspirado en la visión de los "Cuatro Vivientes" que nos trae el profeta Ezequiel (Ez. 1, 5ss) y que recoge el Apocalipsis (Ap. 4, 6-11) en el Nuevo Testamento. Por comenzar a narrar la genealogía humana de Jesús, a Mateo le corresponde el "rostro humano" del tercer Viviente (Ap. 4, 7), por ello un hombre alado es el símbolo de su Evangelio. Este simbolismo fue fijado por San Jerónimo.

La Liturgia aplica a San Mateo las siguientes palabras del libro de Esdras: "Este maestro, muy instruido en la Ley dada a Moisés por Yavé, Dios de Israel (...) sobre él estaba la bondadosa mano de su Dios. (...) se había dedicado con todo su corazón a poner por obra la Ley de Yavé y a enseñar a Israel sus mandamientos y preceptos." (cfr. Esd. 7, 6-10).

El hecho de haber tenido como invitado al Señor a su mesa, y el trabajo al que se dedicaba cuando fue llamado por el Señor se aluden en la liturgia de su fiesta. En la oración colecta se señala que Dios, "inexpresable misericordia", se dignó "elegir a san Mateo para convertirlo de recaudador de impuestos en un apóstol". En la oración postcomunión se hace referencia al "gozo salvífico que experimentó san Mateo cuando recibió en su casa como comensal al Salvador". Y en el himno de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...) apegado a las monedas! / A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro (...)".

San Mateo es patrono de los banqueros, y su fiesta se celebra el 21 de septiembre.

EN NUEVO MENSAJE EL PAPA FRANCISCO PIDE PRESERVAR TESORO DE LA LIBERTAD


En nuevo mensaje el Papa Francisco pide preservar tesoro de la libertad
Redacción ACI Prensa



Antes de iniciar su viaje apostólico a Lituania, Letonia y Estonia, el Papa Francisco envió un video mensaje para alentar a preservar el tesoro de la libertad, cuya llama no se apaga ni en los tiempos de oscuridad y persecución.

El Santo Padre visitará estas tres exrepúblicas soviéticas del 22 al 25 de septiembre.

“Si bien vengo como Pastor de la Iglesia Católica, me gustaría abrazar a todos y ofrecer un mensaje de paz, buena voluntad y esperanza para el futuro, expresó Francisco a los habitantes de estos países bálticos.


“Mi visita –indicó– coincide con el centenario de la independencia de sus naciones y honrará naturalmente a todos aquellos cuyos sacrificios en el pasado han hecho posibles las libertades del presente”.

“La libertad, como sabemos, es un tesoro que debe ser constantemente preservado y transmitido, como un legado precioso, a las nuevas generaciones. En tiempos de oscuridad, violencia y persecución, la llama de la libertad no se apaga, sino que inspira la esperanza de un futuro en el que, la dignidad dada por Dios a cada persona, sea respetada y todos nos sintamos llamados a colaborar en la construcción de una sociedad justa y fraterna”, afirmó el Papa.

Asimismo, les dijo que “hoy en día, ese sentido de solidaridad y servicio por el bien común es más necesario que nunca”.

“Espero que mi visita sea una fuente de aliento para todas aquellas personas de buena voluntad que, inspiradas por los valores espirituales y culturales más profundos heredados del pasado, trabajan pacíficamente para aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas necesitados y para promover la unidad y la armonía en la sociedad, en todos los niveles”.

Tras agradecer a los que están preparando esta visita, Francisco aseguró su “cercanía en la oración” y envió su bendición a las tres naciones. “Y les pido, por favor, que recen por mí. ¡Que Dios los bendiga!”, concluyó su video mensaje.

HOY HACE 100 AÑOS EL PADRE PÍO RECIBIÓ LOS ESTIGMAS


Hoy hace 100 años el Padre Pío recibió los estigmas
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
Padre Pío. Foto: Isabel Díaz / ACI Prensa




El 20 de septiembre de 1918, exactamente hace 100 años, el Santo Padre Pío de Pietrelcina recibió los estigmas de Cristo.

El relato de la aparición de los estigmas lo hizo el mismo Padre Pío un año después, en 1921, y está contenido en un libro escrito por el italiano Francesco Castelli titulado “El Padre Pío bajo interrogatorio: La autobiografía secreta”.

"El 20 de septiembre de 1918 luego de la celebración de la Misa mientras estaba en el debido agradecimiento en el Coro repentinamente fui presa de un temblor, luego me llegó la calma y vi a Nuestro Señor en la actitud de quien está en la cruz, pero no vi si tenía la cruz, lamentándose de la mala correspondencia de los hombres, especialmente de los consagrados a Él que son sus favoritos".

En esto, continuó el Padre Pío "se manifestaba que Él sufría y deseaba asociar las almas a su Pasión. Me invitaba a compenetrarme en sus dolores y a meditarlos: y al mismo tiempo ocuparme de la salud de los hermanos. En seguida me sentí lleno de compasión por los dolores del Señor y le pregunté qué podía hacer. Oí esta voz: 'te asocio a mi Pasión'. Y en seguida, desaparecida la visión, he vuelto en mí, en razón, y vi estos signos de los que salía sangre. No los tenía antes".

El relato del Padre Pío se dio en respuesta a algunas de las 142 preguntas que le hizo Mons. Carlo Raffaelle Rossi en 1921 por encargo del Santo Oficio, un dicasterio vaticano que años después se convertiría en la actual Congregación para la Doctrina de la Fe.

Mons. Rossi, explica Castelli, también examinó cada una de las heridas del Padre Pío y le iba preguntando algunos detalles.

El Obispo, que años después se convertiría en cardenal, pudo apreciar cómo la llaga del costado, por ejemplo, "cambiaba frecuentemente de aspecto y en ese momento había asumido una forma triangular, nunca observada antes. Sobre las llagas el Padre Pío me daba respuestas precisas y detalladas explicando además que las llagas de los pies y del costado tenían un aspecto iridiscente".

Tras el examen, el Prelado escribió que “los estigmas en cuestión no son ni obra del demonio ni un grueso engaño, ni un fraude, ni un arte malicioso o malvado; menos producto de la sugestión externa, ni tampoco las considero efecto de sugestión".

La investigación de Mons. Rossi comenzó el 14 de junio de 1921 y duró ocho días, tras lo cual pudo comprobar que los elementos distintivos "de los verdaderos estigmas se encontrarían en los del Padre Pío".

Además el Prelado pudo oler un perfume especial que emanaban las heridas, hecho que ayudaba a comprobar el hecho como cierto.

Mons. Rossi escribió también que el Padre Pío era muy gentil; muy amado por sus superiores por ser "gran ejemplo y no murmurador"; dedicaba entre 10 y 12 horas al día a confesar y celebraba Misa "con extraordinaria devoción".


Los estigmas

Los estigmas son las llagas que Cristo sufrió en la crucifixión: dos en los pies, dos en las manos y una en el costado; que han aparecido en algunos místicos.

Si bien los estigmas son heridas, el punto de vista médico difiere con esta definición ya que no cicatrizan, ni siquiera cuando son curados; no se infectan ni se descomponen, no degeneran en necrosis, no tienen mal olor, y sangran constante y profusamente.

Los estigmas, además, son la reproducción exacta de las llagas de Jesús, según los estudios de la Sábana Santa o Síndone que según la tradición habría envuelto el cuerpo de Cristo.

Para reconocer los estigmas como válidos o reales, la Iglesia exige algunas condiciones precisas: deben aparecer todos al mismo tiempo, deben provocar una importante modificación en los tejidos, deben mantenerse inalterados y deben carecer de infecciones o cicatrización.

Según la Enciclopedia Católica los estigmatizados son alrededor de 60, entre santos y beatos. Algunos de los más famosos son San Francisco de Asís, Santa Catalina de Siena (quien rezó a Dios para que no fueran visibles), Santa Catalina de Ricci, Santa Juan de Dios, la Beata Anne Catherine Emmerich, entre otros.

EL SUEÑO DE UNA ORUGA


El sueño de una oruga  



Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol.  Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.
-¿Hacia dónde te diriges? - le preguntó.

Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
-Tuve un sueño anoche: soñé que desde la cima de la gran montaña yo miraba todo el valle.  Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amiga se alejaba:
-¡Debes estar loca!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel lugar?  Tú, ¡una simple oruga!  Una piedra será una montaña, un pequeño charco, un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.

Pero la oruga ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de moverse.  De pronto se oyó la voz de un escarabajo:
-¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?

Sudando, la oruguita le dijo jadeante:
-Tuve un sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí contemplar todo nuestro mundo.

El escarabajo no pudo contener la risa, soltó la carcajada y luego dijo:
-Ni yo, con mis grandes patas, intentaría realizar algo tan ambicioso...  Y se quedó en el suelo, muerto de risa, mientras la oruga continuaba su camino, avanzado unos centímetros.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana, la flor... y todos los que fue encontrando en su camino, le aconsejaron a nuestra amiga desistir:
-¡No lo lograrás jamás!- le dijeron; pero un impulso irresistible en su interior, obligaba a la oruga a seguir.

Y así lo hizo hasta que, agotada, sin fuerzas, se sintió morir, por lo que decidió parar a descansar, no sin antes construir, con un último esfuerzo un lugar donde pernoctar. 
-Estaré mejor-, fue lo último que dijo y dentro de su refugio, murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más loco del mundo, había construido un monumento a la insensatez como tumba, un duro refugio, digno de alguien que murió por querer realizar un sueño irrealizable, a todas luces.

Una mañana, en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos.

De pronto quedaron atónitos, pues aquella especie de caparazón dura comenzó a resquebrajarse y vieron, con asombro, unos ojos y unas antenas que no podían ser, en ningún caso, de la oruga que había muerto.

Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo unas hermosas alas arco iris pegadas al minúsculo cuerpecito de una mariposa quien, lentamente, fue abriéndolas, mostrándolas en todo su esplendor.

Todos contemplaron impactados un impresionante y bello ser alado y comprendieron que bien podría, con facilidad, realizar el sueño de la pequeña oruga, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir: ¡Llegar hasta la cima de la montaña!

Dios nos ha creado para realizar un sueño; vivamos por él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas, y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 21 SEPTIEMBRE 2018

Lecturas de hoy San Mateo, apóstol y evangelista
 Hoy, viernes, 21 de septiembre de 2018


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
 (4,1-7.11-13):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 18,2-3.4-5 

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios, 
el firmamento pregona la obra de sus manos: 
el día al día le pasa el mensaje, 
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien, 
sin que resuene su voz, 
a toda la tierra alcanza su pregón 
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes,
 21 de septiembre de 2018
CR


Hace ta algunos años escuchaba un programa de televisión con motivo de la beatificación de Escrivá de Balaguer. Como siempre en esos programas de debate, los responsables habían intentado que entre los participantes hubiese unos que estuviesen a favor y otros en contra. El programa se desarrollaba según lo previsto. Hasta que uno de los que estaban en contra comenzó a sacar algunas historias de juventud de Escrivá de Balaguer. Intentaba desautorizar así la beatificación. Si había hecho aquellas cosas, no merecía semejante premio.

Lo curioso fue que entonces intervino un teólogo, llamado allí precisamente por ser de los de en contra. Dijo, con muy buen tino, que lo que hubiese hecho Escrivá de Balaguer en su juventud tenía relativamente poca importancia, que la santidad no es algo con lo que se nace sino algo que se va haciendo poco a poco, a base de entrega, de encuentro con Jesús, de asimilar la buena nueva del Evangelio en la propia vida. Por eso decía aquel teólogo que era relativamente poco importante lo que hubiese hecho en su juventud Escrivá, que lo importante era ver el proceso y cómo había terminado.

Lo dicho se puede aplicar perfectamente a Mateo, el apóstol y evangelista que hoy celebramos. Era un publicano cuando Jesús se lo encontró. Para entendernos, uno que había hecho el juego a los romanos invasores y colaboraba con ellos en la recaudación de impuestos. Hoy cualquiera diría que los funcionarios de Hacienda no son necesariamente malos, que tienen una profesión que es un servicio a la sociedad. Un servicio necesario. Pero no era así en aquella época. Los romanos subcontrataban el cobro de los impuestos a los publicanos. Y no se preocupaban más. Estos abusaban del pueblo porque del mismo cobro de impuestos sacaban su beneficio. Mateo era uno de estos. Uno de los explotadores que se aprovechaban de la situación para hacerse ricos a costa de los demás. Pero Jesús vino a llamar a los pecadores. Cuando Mateo se encontró con Jesús, se le abrió la puerta a una vida nueva. Escuchó el “sígueme” de Jesús y lo siguió. ¿Y nosotros? ¿Estamos dispuestos a cambiar de vida? ¿O vamos a dejar que Jesús pasé de largo sin escucharle?

FELIZ VIERNES




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