lunes, 1 de marzo de 2021

DAD Y SE OS DARÁ



 «Dad y se os dará»

+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret

(Vic, Barcelona, España)



Hoy, el Evangelio de Lucas nos proclama un mensaje más denso que breve, ¡y eso que es muy breve! Lo podemos reducir a dos puntos: un encuadramiento de misericordia y un contenido de justicia.

En primer lugar, un encuadramiento de misericordia. En efecto, la consigna de Jesús sobresale como una norma y resplandece como un ambiente. Norma absoluta: si nuestro Padre del cielo es misericordioso, nosotros, como hijos suyos, también lo hemos de ser. Y el Padre, ¡es tan misericordioso! El versículo anterior afirma: «(...) y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y con los malos» (Lc 6,35).

En segundo lugar, un contenido de justicia. En efecto, nos encontramos ante una especie de “ley del talión” en las antípodas de (inversa a) la rechazada por Jesús («Ojo por ojo, diente por diente»). Aquí, en cuatro momentos sucesivos, el divino Maestro nos alecciona, primero, con dos negaciones; después, con dos afirmaciones. Negaciones: «No juzguéis y no seréis juzgados»; «No condenéis y no seréis condenados». Afirmaciones: «Perdonad y seréis perdonados»; «Dad y se os dará».

Apliquémoslo concisamente a nuestra vida de cada día, deteniéndonos especialmente en la cuarta consigna, como hace Jesús. Hagamos un valiente y claro examen de conciencia: si en materia familiar, cultural, económica y política el Señor juzgara y condenara nuestro mundo como el mundo juzga y condena, ¿quién podría sostenerse ante el tribunal? (Al volver a casa y leer el periódico o al escuchar las noticias, pensamos sólo en el mundo de la política). Si el Señor nos perdonara como lo hacen ordinariamente los hombres, ¿cuántas personas e instituciones alcanzarían la plena reconciliación?

Pero la cuarta consigna merece una reflexión particular, ya que, en ella, la buena ley del talión que estamos considerando deviene de alguna manera superada. En efecto, si damos, ¿nos darán en la misma proporción? ¡No! Si damos, recibiremos —notémoslo bien— «una medida buena, apretada, remecida, rebosante» (Lc 6,38). Y es que es a la luz de esta bendita desproporción que somos exhortados a dar previamente. Preguntémonos: cuando doy, ¿doy bien, doy mirando lo mejor, doy con plenitud?

VENTAJAS DE CAMINAR



 Ventajas de caminar

Caminar favorecerá tu respiración, comprimida muchas veces por la vida sedentaria. Ayudará a tu corazón al estimular una buena circulación de la sangre especialmente en los pies. Descansará tu mente ya que tu atención es atraída a todo tipo de percepciones sensoriales.

Andar es el ejercicio que no requiere gimnasia. Es una prescripción sin medicina, la regulación del peso sin dieta, el cosmético que no se vende en las perfumerías. Es un tranquilizante sin comprimidos, una terapia sin sicoanalista, una fuente de juventud que no es simple leyenda. Una caminata es una vacación que no nos cuesta un centavo.

Ayuda a quemar calorías. Disminuye el estrés: serena la mente y los nervios. Favorece el sueño. Regula el funcionamiento del aparato digestivo. Devuelve la capacidad de atención y concentración. Da vuelo a la creatividad. Dinamiza si ha entrado la modorra. Es un tiempo propicio para rezar, reflexionar y programar. ¿Por qué no haces la prueba?



* P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 1 DE MARZO DEL 2021



 Lecturas de hoy Lunes de la 2ª semana de Cuaresma

Hoy, lunes, 1 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10):

¡AY, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos!

Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.

Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.

Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.


Palabra de Dios




Salmo

Sal 78,8.9.11.13


R/. Señor, no nos trates

como merecen nuestros pecados


V/. No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto,

pues estamos agotados. R/.


V/. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,

por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados

a causa de tu nombre. R/.


V/. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:

con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.


V/. Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,

te daremos gracias siempre,

cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».


Palabra del Señor




«Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo»

Fr. Zacharias MATTAM SDB

(Bangalore, India)


Hoy, ¿cómo debe actuar un cristiano ante sus hermanos y hermanas? Pues mostrando hacia ellos la misma misericordia y amabilidad del Padre celestial: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36). Jesús dijo, «Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo» (Jn 12,47). Jesucristo ni siquiera juzgó a sus propios verdugos. Al contrario, Él pensó bien de ellos excusándolos y rezando por ellos: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Como discípulos suyos, estamos invitados a ser como el Maestro.

Jesús dice en el Evangelio de Mateo: «No juzguéis para no ser juzgados. ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en el tuyo?» (Mt 7,1.3). La viga es el “no-amor”, el “orgullo” y el “resentimiento” en nuestro corazón. Estos vicios son como una viga que nos impide considerar la falta de nuestro hermano desde su propia perspectiva, lo cual es más serio que la misma falta (a fin de cuentas, ¡una mota!), y por tanto aquellas actitudes son lo que debiera ser removido en primer lugar. Sólo con el amor podemos realmente corregir al otro, teniendo en cuenta que «el amor todo lo excusa» (1Cor 13,7).

Cuando Cristo dice «no juzguéis» no está prohibiendo el ejercicio de nuestra capacidad de discernimiento, ni tampoco se dice que tengamos que aprobar todo lo que hace nuestro hermano. Lo que Él prohíbe es atribuir una intención mala a la persona que actúa de esa manera. Solamente Dios conoce qué hay en el corazón de la persona. «El hombre mira las apariencias pero el Señor mira el corazón» (1Sam 16,7). Por tanto, juzgar es una prerrogativa de Dios, prerrogativa que nosotros le usurpamos cuando juzgamos a nuestro hermano.

Lo importante en el Cristianismo es el amor: «Como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13,34). Este amor es derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5). En la Eucaristía, Cristo nos entrega Su Corazón como un don y así nosotros podemos amar a cada uno con Su Corazón y ser misericordiosos tal como el Padre del Cielo es misericordioso.

CONOCE LA INTENCIÓN DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA MARZO DEL 2021


 

Conoce la intención de oración del Papa Francisco para marzo del 2021

Redacción ACI Prensa

 Foto: Lucia Ballester / ACI Prensa



Durante este tiempo de Cuaresma, el Papa Francisco dirige para marzo de 2021 su intención de oración universal para pedir por la vivencia del “sacramento de la reconciliación”.

El Santo Padre pide a todos los fieles que recen “para que vivamos el sacramento de la reconciliación con renovada profundidad, para saborear la infinita misericordia de Dios”.

Anteriormente, en su mensaje para la Cuaresma de 2021, el Pontífice animó a tener esperanza en la reconciliación con Dios porque “al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón”.

“El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad”, indicó

Asimismo, durante la Misa del 9 de marzo de 2020 en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco señaló que “cuando yo reconozco que he pecado, que no he obrado bien, y eso lo siento en el corazón, surge ese sentimiento de vergüenza: ‘Me avergüenzo de haber hecho esto. Pido perdón con vergüenza’”.

El Pontífice pidió “la gracia de la vergüenza, de avergonzarnos de nuestros pecados. Que el Señor nos conceda esta gracia a todos nosotros”.


Sobre las intenciones de oración

En una entrevista al diario del Vaticano, L’Osservatore Romano (LOR), de febrero de 2019, el director de la Red del Apostolado de la Oración del Papa, P. Frédéric Fornos, explicó que en las intenciones de oración del Pontífice “encontramos un eco en los desafíos para el mundo”.

El P. Fornos indicó que el Papa Francisco exhorta a rezar por quienes “se dejan llevar por caminos de muerte, a causa de diversas dependencias: abuso de drogas o de alcohol, uso nocivo de las nuevas tecnologías o pornografía online, con todas sus consecuencias”.

MEDITACIÓN DE CUARESMA - DÍA 13 DE MARZO



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 13º. Lunes 1 de Marzo.


Amar al enemigo. Perdonar todo y siempre. El 13 de mayo de 1981, fiesta de la Virgen de Fátima, miles de personas acuden a la plaza de San Pedro para ver a Juan Pablo II. Una niña rubia con un globo azul levanta sus manitas al Papa, que la toma en sus brazos y la levanta en alto sonriente. "Nada hacía presentir -comenta el secretario del Papa, don Estanislao- lo que iba a suceder. Cuando el Santo Padre daba la segunda vuelta a la plaza, el turco Alí Agca disparó contra él (...) Yo estaba sentado como de costumbre detrás de¡ Santo Padre, y la bala, a pesar de su fuerza, cayó entre nosotros en el automóvil, a mis pies. La otra rozó el codo derecho, quemó la piel y fue a herir a otras personas".

"¿Qué pensé? Nadie creía que una cosa así fuera posible (...) Vi que el Santo Padre había sido alcanzado. Entonces le pregunté:

¿Dónde está herido?" Me respondió: "En el vientre". Todavía le pregunté: "¿Es doloroso?". Y me respondió: "Sí"."

"El Santo Padre no nos miraba. Con los ojos cerrados, sufría mucho y repetía breves plegarias exclamatorias. Si no recuerdo mal, eran sobre todo: "¡María, Madre mía! ¡María, Madre mía!"

"Cuando llegamos al hospital todo era confusión. Una cosa era prepararse para recibir a un Papa, y otra verle llegar exangüe e inconsciente La operación duró cinco horas y veinte minutos, el pulso era casi imperceptible. Todos temíamos lo peor. Le administré el sacramento de la Unción, justo antes de la intervención. El Santo Padre estaba inconsciente."

"La esperanza renació durante la operación gradualmente. Al principio parecía que la muerte era inevitable: el Santo Padre había perdido las tres cuartas partes de su sangre".

"Es extraordinario que la bala no destruyese en su trayectoria ningún órgano esencial. Una bala de nueve milímetros es un proyectil de una brutalidad inaudita. Para no causar daños irreparables en una parte tan compleja del cuerpo, tuvo que seguir una trayectoria improbable. Pasó a unos milímetros de la aorta. Si la hubiera alcanzado, habría sido la muerte instantánea. No tocó la espina dorsal ni ningún punto vital. Digamos, entre nosotros, milagrosamente. "

El Papa estuvo en serio peligro de muerte hasta el 15 de julio. Pero en cuanto pudo, Juan Pablo II se desplazó hasta la cárcel donde estaba prisionero Alí Agca, quien le disparó. Habló con él, a solas, durante mucho tiempo. Le perdonó. Le ayudó.

Señor, qué ejemplo para mí. Como Tú, que perdonaste desde la Cruz a los que crucificaban: "Perdónales, Padre". iQue perdone siempre! ¡Ayúdame! Como cristiano no puedo guardar rencor nunca, me hagan lo que me hagan.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

NOVENA EN HONOR A SAN JOSÉ - DEL 10 AL 18 DE MARZO DEL 2021


“En los Evangelios, San José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario”, dijo el Papa Francisco sobre San José al comenzar su pontificado en el 2013.

“Denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura”, resaltó.

Para iniciar la Novena a San José te presentamos las oraciones para cada día entre el 10 y 18 de marzo.



Primer Día de la Novena a San José

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús así como consolaste a tu padre amado en las perplejidades e incertidumbres que tuvo, dudando si abandonar a tu Santísima Madre su esposa, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José nos concedas mucha prudencia y acierto en todos los casos dudosos y angustias de nuestra vida, para que siempre acertemos con tu santísima voluntad.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.




Segundo Día de la Novena a San José


Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado en la pobreza y desamparo de Belén, con tu nacimiento, y con los cánticos de los Angeles y visitas de los pastores, así también te suplicamos humildemente por intercesión de San José, que nos concedas llevar con paciencia nuestra pobreza y desamparo en esta vida, y que alegres nuestro espíritu con tu presencia y tu gracia, y la esperanza de la gloria.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.




Tercer Día de la Novena a San José

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu amado padre en el doloroso misterio de la Circuncisión, recibiendo de él el dulce nombre de Jesús, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, nos concedas pronunciar siempre con amor y respeto tu santísimo nombre, llevarlo en el corazón, honrarlo en la vida, y profesar con obras y palabras que tú fuiste nuestro Salvador y Jesús.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.




Cuarto Día de la Novena a San José


Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado de la pena que le causó la profecía de Simeón, mostrándole el innumerable coro de los Santos, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José que nos concedas la gracia de ser de aquellos para quienes tu sirves, no de ruina, sino de resurrección, y que correspondamos fielmente a tu gracia para que vayamos a tu gloria.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.



Quinto Día de la Novena a San José



Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como tu amado padre te condujo de Belén a Egipto para librarte del tirano Herodes, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos libres de los que quieren dañar nuestras almas o nuestros cuerpos, nos des fortaleza y salvación en nuestras persecuciones, y en medio del destierro de esta vida nos protejas hasta que volemos a la patria.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.



Sexto Día de la Novena a San José


Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús así como tu padre amado te sustentó en Nazaret, y en cambio tú le premiaste en tu santísima compañía tantos años, con tu doctrina y tu dulce conversación, así te rogamos humildemente, por intercesión de San José nos concedas el sustento espiritual de tu gracia, y de tu santa comunión, y que vivamos santa y modestamente, como tú en Nazaret.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.



Séptimo Día de la Novena a San José


Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como por seguir la voluntad de tu padre celestial permitiste que tu amado padre en la tierra padeciese el vehementísimo dolor de perderte por tres días, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que antes queramos perder todas las cosas y disgustar a cualquier amigo, que dejar de hacer tu voluntad; que jamás te perdamos a ti por el pecado mortal, o que si por desgracia te perdiésemos te hallemos mediante una buena confesión.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.




Octavo Día de la Novena a San José

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, que en la hora de su muerte consolaste a tu glorioso padre, asistiendo juntamente con tu Madre su esposa a su última agonía, te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos concedas una muerte semejante a la suya asistido de tu bondad, de tu Santísima Madre y del mismo glorioso Patriarca protector de los moribundos, pronunciando al morir vuestros santísimos nombres, Jesús, María y José.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.




Noveno Día de la Novena a San José

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para empezar todos los días

Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.

Oración del día correspondiente

Oh benignísimo Jesús, así como has elegido por medio de tu Vicario en la tierra a tu amado padre para protector de tu Santa Iglesia Católica, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José, nos concedas el que seamos verdaderos y sinceros católicos, que profesemos sin error la fe católica, que vivamos sin miedo una vida digna de la fe que profesamos, y que jamás puedan los enemigos ni aterrarnos con persecuciones, ni con engaños seducirnos y apartamos de la única y verdadera religión que es la Católica.

Oración final para todos los días

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía

Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Antífona

Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.

V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración final

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.

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