domingo, 9 de agosto de 2020

SEÑOR, CREO EN TI


Señor, creo en ti


Confiar en Dios, es depositar toda tu fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo. Reposa en él “como un niño en brazos de su madre” (Salmo 131). Y confía, sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.

Cuando llegan la dificultad y las pruebas, en los momentos de angustia, de duda o enfermedad, es bueno decir al Señor que seguimos creyendo en él. “Señor, tú siempre me has dado la fuerza necesaria, y yo, aunque débil, creo en ti. Señor, tú siempre me has dado la paz de cada día, y yo, aunque angustiado, creo en ti. Señor, tú siempre me has guardado en las pruebas, y yo, aunque estoy en ella, creo en ti. Señor, tú siempre has alumbrado mis tinieblas, y yo, aunque no tengo luz, creo en ti”.

“Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy, yo te amo”, te asegura Dios.



* Enviado por el P. Natalio

CAMINAR SOBRE EL AGUA - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE AGOSTO DE 2020



CAMINAR SOBRE EL AGUA


Son muchos los creyentes que se sienten hoy a la intemperie, desamparados en medio de una crisis y confusión general. Los pilares en los que tradicionalmente se apoyaba su fe se han visto sacudidos violentamente desde sus raíces. La autoridad de la Iglesia, la infalibilidad del papa, el magisterio de los obispos, ya no pueden sostenerlos en sus convicciones religiosas. Un lenguaje nuevo y desconcertante ha llegado hasta sus oídos creando malestar y confusión, antes desconocidos. La «falta de acuerdo» entre los sacerdotes y hasta en los mismos obispos los ha sumido en el desconcierto.

Con mayor o menor sinceridad son bastantes los que se preguntan: ¿Qué debemos creer? ¿A quién debemos escuchar? ¿Qué dogmas hay que aceptar? ¿Qué moral hay que seguir? Y son muchos los que, al no poder responder a estas preguntas con la certeza de otros tiempos, tienen la sensación de estar «perdiendo la fe».

Sin embargo, no hemos de confundir nunca la fe con la mera afirmación teórica de unas verdades o principios. Ciertamente, la fe implica una visión de la vida y una peculiar concepción del ser humano, su tarea y su destino último. Pero ser creyente es algo más profundo y radical. Y consiste, antes que nada, en una apertura confiada a Jesucristo como sentido último de nuestra vida, criterio definitivo de nuestro amor a los hermanos y esperanza última de nuestro futuro.

Por eso se puede ser verdadero creyente y no ser capaz de formular con certeza determinados aspectos de la concepción cristiana de la vida. Y se puede también afirmar con seguridad absoluta los diversos dogmas cristianos y no vivir entregado a Dios en actitud de fe.

Mateo ha descrito la verdadera fe al presentar a Pedro, que «caminaba sobre el agua» acercándose a Jesús. Eso es creer. Caminar sobre el agua y no sobre tierra firme. Apoyar nuestra existencia en Dios y no en nuestras propias razones, argumentos y definiciones. Vivir sostenidos no por nuestra seguridad, sino por nuestra confianza en él.



Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (14,22-33)

PAPA FRANCISCO EXHORTA A ABANDONARSE CON CONFIANZA EN DIOS EN TODO MOMENTO


Papa Francisco exhorta a abandonarse con confianza en Dios en todo momento
Redacción ACI Prensa





La imagen de Cristo bajo la tempestad, caminando sobre las aguas del mar de Galilea frente a unos aterrorizados apóstoles que al ver al Maestro pensaron que se trataba de un fantasma, es la escena evangélica empleada por el Papa Francisco durante el Ángelus celebrado este domingo 9 de agosto en la Plaza de San Pedro del Vaticano para mostrar cómo Jesús alimenta y fortalece la fe de los cristianos incluso ante las mayores dificultades.

Este episodio se produce inmediatamente después de la multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a la multitud que seguía a Jesús por Galilea. “Después de haber dado de comer a la multitud con cinco panes y dos peces, Jesús ordena a los discípulos subir a la barca y volver a la otra orilla”, explicó el Pontífice.

Una vez desembarcado en la otra orilla, Jesús se retiró a una colina para rezar solo. “Se sumerge en la comunión con el Padre”. Mientras tanto, los discípulos de Jesús se quedaron en la barca en medio del lago.

Pero una tormenta les sorprende y pierden el control de la barca. “A un cierto punto, vieron a alguien que caminaba sobre las aguas e iba hacia ellos. Se turbaron pensando que era un fantasma y gritaron con miedo. Jesús les tranquiliza: ‘¡Ánimo!, que soy yo; no temáis’. Pedro responde ‘Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas’. Y Jesús le dice: ‘¡Ven!’”.


“Pedro baja de la barca y da algunos pasos: después el viento y las olas le asustan y empieza a hundirse. ‘¡Señor, sálvame!’, grita, y Jesús le agarra de la mano y le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’”.

El Papa Francisco explicó a los fieles que congregados en la Plaza de San Pedro que “esta historia es una invitación a abandonarnos con confianza en Dios en todo momento de nuestra vida, especialmente en el momento de la prueba y la turbación”.

“Cuando sentimos fuerte la duda y el miedo y parece que nos hundimos, no tenemos que avergonzarnos de gritar, como Pedro: ‘¡Señor, sálvame!’. ¡Es una bonita oración! Y el gesto de Jesús, que enseguida tiende su mano y agarra la de su amigo, debe ser contemplado durante mucho tiempo: Jesús es esto, es la mano del Padre que nunca nos abandona: la mano fuerte y fiel del Padre, que quiere siempre y solo nuestro bien”.

El Pontífice insistió: “Dios no es el huracán, el incendio, el terremoto; Dios es la brisa ligera que no se impone, sino que pide escuchar. Tener fe quiere decir, en medio de la tempestad, tener el corazón dirigido a Dios, a su amor, a su ternura de Padre”.

En este fragmento evangélico, “Jesús quería enseñar esto a Pedro y a los discípulos, y también hoy a nosotros. Él sabe bien que nuestra fe es pobre y que nuestro camino puede ser perturbado, bloqueado por fuerzas adversas”.


“Pero Él es el Resucitado, el Señor que ha atravesado la muerte para ponernos a salvo. Incluso antes de que empecemos a buscarlo, Él está presente junto a nosotros. Y levantándonos de nuestras caídas, nos hace crecer en la fe”.

La barca a merced de la tormenta “es la imagen de la Iglesia, que en todas las épocas encuentra vientos contrarios, a veces pruebas muy duras: pensemos en ciertas persecuciones largas y amargas del siglo pasado”.

En esas situaciones, “puede tener la tentación de pensar que Dios la ha abandonado. Pero en realidad es precisamente en esos momentos que resplandece más el testimonio de la fe, del amor y de la esperanza. Es la presencia de Cristo resucitado en su Iglesia que dona la gracia del testimonio hasta el martirio, del que brotan nuevos cristianos y frutos de reconciliación y de paz por el mundo entero”.

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES MÁRTIRES DE PARIACOTO - PERÚ


ORACIÓN POR LOS SACERDOTES 
MÁRTIRES DE PARIACOTO - PERÚ




Señor, Tú que ungiste con el don del sacerdocio a tus hijos Miguel, Zbigniew y los enviaste como mensajeros
de la Buena Nueva en el Perú.
Te damos gracias por haberles otorgado
la palma del martirio
y te pedimos que los glorifiques también
con la corona de los santos.
Por su sangre derramada por Ti,
danos fidelidad en la fe,
haznos testigos de la esperanza,
guarda nuestras vidas
y concede a nuestra patria
el don de la paz.
A las víctimas inocentes de la violencia,
recíbelas en tu Reino
y concédeles el premio eterno.
Amén.

BEATOS MICHAL TOMASZEK Y ZBIGNIEW STRZALKOWSKI, SACERDOTES Y MÁRTIRES, 9 DE AGOSTO


Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 9 de agosto


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net




Sacerdotes y Mártires
Martirologio Romano: En distintas localidades de la diócesis de Chimbote, Perú, beatos Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski sacerdotes profesos polacos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, y Alessandro Dordi  sacerdote diocesano italiano, asesinados por odio a la fe. († 1991)

Fecha de beatificación: 5 de diciembre de 2015, durante el pontificdo de S.S. Francisco



Breve Biografía

Tras completar sus estudios teológicos en el Seminario Mayor de Cracovia, y mostrando un óptimo dominio del español, los padres franciscanos polacos Michael (Miguel) Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski partieron en misión hacia los Andes peruanos junto al padre Jaroslaw Wysoczanski [1], dedicándose a la "difícil tarea" de la atención de la pobre parroquia de Pariacoto y de otros pueblos de la zona (Yaután, Cochabamba y Pampa Grande).

El P. Jaroslaw relata: "Fue grande la alegría por nuestra llegada, éramos conscientes que nos habían esperado mucho tiempo, ya que durante muchos años nadie había anunciado la Buena Nueva de Jesús en la región. Nuestro plan pastoral era formar comunidades cristianas y crear una escuela para catequistas.  En nuestras visitas pastorales éramos recibidos con fervor y entusiasmo. Éramos conscientes de las difíciles condiciones de vida en estas comunidades que están a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, con muy malos caminos, casi todos ellos sin pavimentar, la mayoría tan sólo son accesibles a caballo o mula. A veces el viaje podría tomar doce o más horas".


Por desgracia, no era un buen momento para el Perú: las semillas del terrorismo se había sembrado y producido tanto odio.


El contexto: obispo amenazado

El obispo de Chimbote, Luis Bambarén Gastelumendi, estaba amenazado por los terroristas comunistas. Como cuenta un reportaje en LaRepublica.pe "casi semanalmente recibía escritos y en su andar por la ciudad pesquera observaba pintadas rojas en las paredes de las casas. Sabía del inminente riesgo para él y los sacerdotes que predicaban su fe en diferentes puntos de la región. Hasta que una amenaza más llegó, pero esta vez mucho más específica: "Si no renuncia mataremos dos sacerdotes por semana", decía un mensaje escrito a mano que incluía otras tantas frases de odio que caracterizaba a Sendero Luminoso".

"Ante esta nueva arremetida, monseñor Bambarén, presuroso, no dudó en convocar a los padres de todas las parroquias bajo su influencia para informarles y advertirles de las amenazas. "Les doy libertad para que puedan alejarse de sus zonas: pueden retirarse a Lima o a sus países", recuerda haber dicho en una reunión con los sacerdotes. Presentes estaban los padres polacos Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski y el italiano Alessandro Dordi. Aquella vez, los dos primeros que trabajaban en el poblado andino de Pariacoto y el último en Santa manifestaron su intención de no mudarse".


El martirio

Llevaban ya tres años viviendo en aquellas zonas pobres y rurales de la diócesis de Chimbote, cuando la tarde del 9 de agosto de 1991 el pueblo se llenó de pintadas de Sendero Luminoso. Los frailes franciscanos sabían que eso significaba un inminente asalto, pero continuaron con su trabajo: el coro, el catecismo, la visita a un niño enfermo... Al anochecer, Fray Zbigniew empezó la exposición del Santísimo Sacramento, que duró hasta que llegó Fray Miguel con su camioneta para decir misa. Concluida la misa, cerraron las puertas del templo.

Poco después llegaron unos encapuchados, que entraron a la fuerza, les ataron las manos y se los llevaron. Dejaron a los novicios porque Strzalkowski les convenció. Probablemente les salvó así su vida. Pocos minutos después eran asesinados cerca del cementerio junto a los alcaldes de Pariacoto y Pueblo Viejo. A la vuelta, los criminales se encontraron con el primer edil de Cochabamba y lo mataron también.

Los terroristas no podían dejar de adoctrinar a sus víctimas antes de matarlas. En el camino desde la iglesia al lugar del fusilamiento los encapuchados expusieron su batería de eslóganes: sus Biblias y rosarios, dijeron, engañaban al pueblo; eran culpables, les dijeron, de "infectar a las personas mediante la distribución de alimentos de la imperialista Caritas" y de adormecer "el ímpetu revolucionario con la predicación de la paz". Tanto hablar de "paz" disuadía a los jóvenes de unirse al grupo terrorista.

Cuenta José Luis Restán que "el propio líder de Sendero, Abimael Guzmán, reconoció posteriormente en una conversación en la cárcel con el entonces obispo de Chimbote, Luis Bambarén, que los misioneros habían sido "ejecutados" porque con su actividad caritativa y su predicación impedían a los jóvenes sumarse a la causa de la revolución".



Michal Tomaszek

Micha? Tomaszek nació el 23 de septiembre de 1960 en ??kawica y fue bautizado un mes más tarde en la Parroquia de San Miguel allí. Él ya era monaguillo cuando recibió su primera comunión en 1969. Su padre murió ese mismo año. A los 15 años, ingresó en el seminario menor de los Franciscanos Conventuales en Legnica. Permaneció allí hasta 1980, cuando comenzó el noviciado en Smardzewice. El 4 de octubre de 1980, la fiesta de San Francisco de Asís, vestía el hábito franciscano, por primera vez y un año después profesó los votos temporales.

Después de tomar los votos temporales, el Hermano Micha? estudió filosofía y teología en el seminario franciscano conventual en Cracovia, donde defendió su tesis sobre la teología moral, dos años después de haber hecho su profesión solemne.

Fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1987, cuando tenía 27 años de edad. Los dos años posteriores laboró como coadjutor en la iglesia parroquial de Piensk. Lleno de emoción y entusiasmo, Micha? partió como misionero hacia Perú el 25 de julio de 1989, la festividad de Santiago Apóstol.  El hispanizó su nombre a Miguel.




Zbigniew Strzalkowski

Zbigniew nació en Tarnów el 3 de julio de 1958, y fue bautizado en la catedral una semana más tarde. En 1967 recibió su primera comunión. Después de la escuela primaria, Zbigniew fue a la escuela técnica en su ciudad natal y comenzó a trabajar a los 20 años. Un año más tarde ingresó en el noviciado de los frailes Franciscanos Conventuales. De 1980 a 1986 estudió filosofía y teología en Cracovia. El 8 de diciembre de 1984, solemnidad de la Inmaculada Concepción, profesó votos solemnes y el 7 de junio de 1986, a los 28 años, fue ordenado sacerdote en Breslavia.

Durante dos años trabajó como Vice-Rector del Seminario de los Franciscanos Conventuales en Legnica. Luego, el 30 de noviembre de 1988, la fiesta de san Andrés, viajó a Perú para trabajar como misionero.
____________________________

NOTA

[1] En la fecha del martiro el P. Jaroslaw Wysoczanski habia vuelto a Polonia por unos días por el matrimonio de su hermana.

Fuentes: obispadodechimbote.org
religionenlibertad.com
pastoralcentre.pl

SANTORAL DE HOY DOMINGO 9 DE AGOSTO DE 2020

Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, BeatosMichal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, Beatos
Sacerdotes y Mártires, 9 de agosto
Juan de Fermo (o de la Verna), BeatoJuan de Fermo (o de la Verna), Beato
Presbítero, 9 de agosto
Teresa Benedicta de la Cruz, SantaTeresa Benedicta de la Cruz, Santa
Memoria Litúrgica, 9 de agosto
Narciso Sitjà Basté, BeatoNarciso Sitjà Basté, Beato
Sacerdote y Mártir, 9 de agosto
Gaspar (Luis Modesto) Páez Perdomo, BeatoGaspar (Luis Modesto) Páez Perdomo, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
Melquíades (Ramón) Ramírez Zuloaga, BeatoMelquíades (Ramón) Ramírez Zuloaga, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
Esteban (Gabriel) Maya Gutiérrez, BeatoEsteban (Gabriel) Maya Gutiérrez, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
Eugenio (Alfonso Antonio) Ramírez Salazar, BeatoEugenio (Alfonso Antonio) Ramírez Salazar, Beato
Religioso y mártir, 9 de aggosto
Juan Bautista (José) Velásquez Peláez, BeatoJuan Bautista (José) Velásquez Peláez, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
Arturo (Luis) Ayala Niño, BeatoArturo (Luis) Ayala Niño, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
Julián Pozo Ruiz de Samaniego, BeatoJulián Pozo Ruiz de Samaniego, Beato
Sacerdote y Mártir, 9 de agosto
Florentino Asensio Barroso, BeatoFlorentino Asensio Barroso, Beato
Obispo y Mártir, 9 de agosto
Rubén de Jesús López Aguilar, BeatoRubén de Jesús López Aguilar, Beato
Religioso Mártir, 9 de agosto
Guillermo Plaza Hernández, BeatoGuillermo Plaza Hernández, Beato
Presbítero y Mártir, 9 de agosto
Germán (José María) Garrigues Hernández, BeatoGermán (José María) Garrigues Hernández, Beato
Presbitero y Mártir, 9 de agosto
Francisco (Franz) Jägerstätter, BeatoFrancisco (Franz) Jägerstätter, Beato
Mártir Laico, 9 de agosto
Cándida María de Jesús, SantaCándida María de Jesús, Santa
Fundadora, 9 de agosto
Román, SantoRomán, Santo
Abad, 28 de febrero
Faustino Oteiza, BeatoFaustino Oteiza, Beato
Presbítero y Mártir, 9 de agosto

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Y LOS DEMONIOS QUE EXPULSÓ CON EL ROSARIO DE LA VIRGEN


Santo Domingo de Guzmán y los demonios que expulsó con el Rosario de la Virgen
Redacción ACI Prensa






Cuenta San Luis María Grignion de Montfort, en su libro “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, que en una ocasión estaba Santo Domingo de Guzmán predicando el Rosario y le llevaron un hereje albigense poseso por demonios, a quien exorcizó en presencia de una gran muchedumbre.

El santo les hizo a los malignos varias preguntas y ellos, por obligación, le dijeron que eran 15 mil los que estaban en el cuerpo de ese hombre porque este había atacado los quince misterios del Rosario (Los misterios luminosos, con los que aumentan a 20, fueron introducidos recién en 2002 por San Juan Pablo II).

Durante el exorcismo, los demonios le dijeron al santo que con el Rosario que predicaba, llevaba el terror y el espanto a todo el infierno, y que él era el hombre que más odiaban en el mundo a causa de las almas que les quitaba con esta devoción.

Santo Domingo arrojó su Rosario al cuello del poseso y les preguntó a cuál de los santos del cielo temían más y cuál debía ser más amado y honrado por los hombres. Los enemigos, ante estas interrogantes, dieron gritos tan espantosos que muchos de los que estaban allí presentes cayeron en tierra por el susto.

Los malignos, para no responder, lloraban, se lamentaban y pedían por boca del poseso a Santo Domingo que tuviera piedad de ellos. El santo, sin inmutarse, les contestó que no cesaría de atormentarlos hasta que respondieran lo que les había preguntado. Entonces ellos dijeron que lo dirían, pero en secreto, al oído y no delante de todo el mundo. El santo, en cambio, les ordenó que hablaran alto, pero los diablos no quisieron decir palabra alguna.


Entonces el P. Domingo, puesto de rodillas, hizo la siguiente oración: “Oh excelentísima Virgen María, por la virtud de tu salterio y Rosario, ordena a estos enemigos del género humano que contesten mi pregunta”.

De pronto, una llama ardiente salió de las orejas, la nariz y la boca del poseso. Los demonios seguidamente le rogaron a Santo Domingo que, por la pasión de Jesucristo y por los méritos de su Santa Madre y los de todos los santos, les permitiera salir de ese cuerpo sin decir nada porque los ángeles en cualquier momento que él quisiera se lo revelarían.

Más adelante, el santo volvió a arrodillarse y elevó otra plegaria: “Oh dignísima Madre de la Sabiduría, acerca de cuya salutación, de qué forma debe rezarse, ya queda instruido este pueblo, te ruego para la salud de los fieles aquí presentes que obligues a estos tus enemigos a que abiertamente confiesen aquí la verdad completa y sincera”.

Apenas terminó de pronunciar estas palabras, el santo vio cerca de él una multitud de ángeles y a la Virgen María que golpeaba al demonio con una varilla de oro, mientras le decía: “Contesta a la pregunta de mi servidor Domingo”. Aquí hay que tener en cuenta que el pueblo no veía, ni oía a la Virgen, sino solamente a Santo Domingo.

Los demonios comenzaron a gritar: “¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes sacas del infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos obligados –a pesar nuestro– a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas!”.

“¡Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros”.


“Un solo suspiro que ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores”.

De igual manera los malignos confesaron que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. “¡Ah! Si esta Marieta –así la llamaban en su furia– no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la Iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías!”.

Luego añadieron que “nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.

Es así que Santo Domingo hizo rezar el Rosario a todo el pueblo muy lenta y devotamente, y en cada Avemaría que rezaban, salían del cuerpo del poseso una gran multitud de demonios en forma de carbones encendidos.

Cuando todos los enemigos salieron y el hereje quedó libre, la Virgen María, de manera invisible, dio su bendición a todo el pueblo, que experimentó gran alegría. “Este milagro fue causa de la conversión de gran número de herejes, que incluso se inscribieron en la Cofradía del Santo Rosario”, concluyó San Luis María Grignion de Montfort.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 9 DE AGOSTO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 9 de agosto de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19,9a.11-13a):

En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hizo trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (9,1-5):

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,22-33):

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»

Palabra del Señor




«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»



Los discípulos son de nuevo presa de oleadas y tormentas semejantes a la primeras (Mt 8,24) que se desataron contra ellos; pero entonces tenían a Jesús con ellos, mientras que esta vez se encuentran solos y entregados a sí mismos... Pienso, que el Salvador quería así reavivar su corazón dormido; haciéndolos vivir en la angustia, les causaba un vivo deseo de su presencia y hacía su recuerdo constantemente presente en su pensamiento. Por ello no acudió inmediatamente en su socorro, pero «Al final de la noche, fue hacia ellos caminando sobre el mar"...

    Pedro, siempre tan enérgico, adelantándose a los demás discípulos, le dice: "Señor, si eres tú, dame la orden de ir hacia ti sobre las aguas "... No le dice: "dame la orden de caminar sobre las aguas" sino "de venir a ti", porque nadie amaba a Jesús como él. Hizo lo mismo después de la resurrección: no pudiendo soportar ir tan lentamente como los demás en la barca, se ha arrojado al agua para adelantarse y satisfacer su amor por Cristo... Descendiendo, por tanto de la barca, Pedro fue hacia Jesús, más feliz de ir hacia Él, que de caminar sobre las aguas. Pero después de superar un peligro tan grande, como el del mar, sucumbió a uno menor, el del viento. Así es la naturaleza humana: con frecuencia, después de haber superado peligros graves, sucumbimos en los menos importantes... Pedro, no estaba exento de cualquier temor...a pesar de la presencia de Cristo cerca de él. No sirve de nada estar junto a Cristo, si no se está próximo a Él por la fe. Esto es lo que marca la distancia entre  el maestro y el discípulo...

    «Hombres de poco de fe, ¿por qué dudáis?» Por consiguiente, si la fe de Pedro no hubiera disminuido, habría resistido el viento sin dificultad. Y la prueba de ello es que Jesús agarra a Pedro, cuando el viento deja de soplar... Al igual que la madre sostiene las alas de sus pequeños pajarillos cuando salen del nido antes del tiempo, cuándo van a caer en tierra, y los conduce de nuevo al nido, así ha hecho Cristo con respecto a Pedro.


FELIZ DOMINGO!!!!



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