domingo, 7 de febrero de 2021

IMÁGENES DE ESTAMPAS PARA REZAR LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ - EL ROSARIO A SAN JOSÉ

 




FUENTE:
https://www.facebook.com/Oblatosdesanjose/

IMÁGENES DE TARJETAS DE FELIZ DÍA DE LA AMISTAD - 14 DE FEBRERO

 



















AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 7 DE FEBRERO




AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 6 DE FEBRERO


 

CRISTO SANA - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE FEBRERO DEL 2021

 



Cristo sana...


En el evangelio del domingo pasado y en este domingo, hay algo semejante. El evangelista Marcos describe un día en el ministerio de Jesús. La historia comenzó con Jesús entrando la sinagoga en Cafarnaúm. Allí echó un espíritu inmundo, que se puede llamar la ignorancia, con sus enseñanzas. Nos sentimos agradecidos de tener la fe en tal gran maestro como Jesús. Sus enseñanzas nos traen la esperanza.

Hoy lo apreciamos por su simpatía con la gente. Cura primero a la suegra de Simón. Entonces no falta a ayudar a muchos otros afligidos. De una manera sus curaciones extienden su predicación en el nivel práctico. Siempre su mensaje proclama el amor de Dios para el pueblo. Ahora muestra este amor por aliviar las cargas que llevan los hombres y mujeres.

Curiosamente cuando otros tratan de identificar quien es Jesús, no lo permite. Cuando el espíritu inmundo lo llama “el santo de Dios”, el responde: “Cállate…” Más allá en el evangelio Pedro lo nombrará "el mesías". Jesús responderá por decir a los doce que no deben decir esto a nadie. Solo cuando muere en la cruz, puede ser revelado su identidad completa. Al verlo sufrir sin maldecir a nadie, el centurión romano dice: “De veras, este hombre era Hijo de Dios”.

A menudo se llama el esfuerzo del evangelio para encubrir la identidad de Jesús el “secreto mesiánico”. Parece que se guarda el secreto para que no malentiendan a Jesús los hombres. Si supieran que es Hijo de Dios, lo tratarían a coronarlo rey. Aún peor, formarían un ejército para echar a los romanos de Israel. Pero el hijo de Dios no vino para ser adulado como un rey temporal ni llegó para derrotar ejércitos foráneos. No, su misión, la voluntad de Dios su Padre, es vencer el pecado. Cuando lo ven sufriendo en la cruz, muriendo y resucitado de entre los muertos, pueden comprender su misión.

Hoy en día muchos que no conocen la historia de Jesús tendrían otro propósito si tuvieran al hijo de Dios en su medio. Le echarían la culpa por permitir Covid y todas las demás maldades que afligen al pueblo. Por eso, muchos se burlan de cristianos por creer en un Dios que no les salva de guerras, pandemias, y otras catástrofes.

¿Cómo podríamos responder a estas críticas? En primer lugar, tenemos que afirmar la bondad de Dios. Él nos da la vida, la familia, y muchos otros beneficios que a menudo se toman por dadas. Los hombres pueden tramar muchos líos solos. Sin embargo, no están solos sino existen fuerzas espirituales oscuras que multiplican la maldad en el mundo. Finalmente, sabemos que el mal no va a vencer. En el fin de cuentas Dios, que ya ha conquistado el mal por la obra de Jesús, volverá todas las cosas bien.

En el intermedio es de nosotros para creer en Jesús y seguir su voluntad. Pablo dice en la segunda lectura hoy: “¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!” Queremos da eco a Pablo diciendo, “¡Ay de nosotros si no vivimos el evangelio!”

 

(P. Carmelo Mele O.P.)

ALIVIAR EL SUFRIMIENTO - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE FEBRERO DEL 2021



ALIVIAR EL SUFRIMIENTO


La enfermedad es una de las experiencias más duras del ser humano. No solo padece el enfermo que siente su vida amenazada y sufre sin saber por qué, para qué y hasta cuándo. Sufre también su familia, los seres queridos y los que le atienden.


De poco sirven las palabras y explicaciones. ¿Qué hacer cuando ya la ciencia no puede detener lo inevitable? ¿Cómo afrontar de manera humana el deterioro? ¿Cómo estar junto al familiar o el amigo gravemente enfermo?

Lo primero es acercarse. Al que sufre no se le puede ayudar desde lejos. Hay que estar cerca. Sin prisas, con discreción y respeto total. Ayudarle a luchar contra el dolor. Darle fuerzas para que colabore con los que tratan de curarlo.

Esto exige acompañarlo en las diversas etapas de la enfermedad y en los diferentes estados de ánimo. Ofrecerle lo que necesita en cada momento. No incomodarnos ante su irritabilidad. Tener paciencia. Permanecer junto a él.

Es importante escucharle. Que el enfermo pueda contar y compartir lo que lleva dentro: las esperanzas frustradas, sus quejas y miedos, su angustia ante el futuro. Es un respiro para el enfermo poder desahogarse con alguien de confianza. No siempre es fácil escuchar. Requiere ponerse en el lugar del que sufre, y estar atentos a lo que nos dice con sus palabras y, sobre todo, con sus silencios, gestos y miradas.

La verdadera escucha exige acoger y comprender las reacciones del enfermo. La incomprensión hiere profundamente a quien está sufriendo y se queja. De nada sirven consejos, razones o explicaciones doctas. Solo la comprensión de quien acompaña con cariño y respeto puede aliviar.

La persona puede adoptar ante la enfermedad actitudes sanas y positivas, o puede dejarse destruir por sentimientos estériles y negativos. Muchas veces necesitará ayuda para confiar y colaborar con los que le atienden, para no encerrarse solo en su dolor, para tener paciencia consigo mismo o para ser agradecido.

El enfermo puede necesitar también reconciliarse consigo mismo, curar heridas del pasado, dar un sentido más hondo a su sufrimiento, purificar su relación con Dios. El creyente puede entonces ayudarle a orar, a vivir con paz interior, a creer en su perdón y a confiar en su amor salvador.

El evangelista Marcos nos dice que las gentes llevaban sus enfermos y poseídos hasta Jesús. Él sabía acogerlos con cariño, despertar su confianza en Dios, perdonar su pecado, aliviar su dolor y sanar su enfermedad. Su actuación ante el sufrimiento humano siempre será para los cristianos el ejemplo a seguir en el trato a los enfermos.


 Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Mc (1,29-39)

¿QUÉ QUIERE DECIR MISA?



 ¿Qué quiere decir Misa?

Cada domingo a la Misa ¿Pero sabemos el significado de esa palabra?


Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org



Pregunta:

Enviamos este mail para consultar si uds. saben la etimología, o el origen exacto de la formación de la palabra ‘misa’. Hemos tratado de averiguarlo, y lo único que nos hemos enterado es que esta palabra ‘no pertenece al latín’. Nos interesa mucho saber si ustedes pueden iluminarnos al respecto, saludos y gracias E. y M. M.D. Argentina

Respuesta:

Estimados:

El Sacrificio Eucarístico recibió diversos nombres en el transcurso de los siglos. A partir del s. IV el nombre más frecuente es el de Misa, palabra que proviene del verbo latino mittere, que significa enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión. La expresión misa la derivan algunos de las oraciones dirigidas o enviadas a Dios; otros de la dimisión o despedida de los catecúmenos (los que se están preparando para el bautismo), que no podía asistir a la celebración del misterio eucarístico, sino sólo a la introducción hasta el Credo. Según parece, al principio designaba únicamente la ceremonia de despedida de los catecúmenos; después significó las ceremonias e instrucciones que la precedían (misa de los catecúmenos); más tarde, la celebración del misterio eucarístico (misa de los fieles), y que es el sentido actual.

Según enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1332, se denomina al sacrificio eucarístico con la palabra Misa ‘porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (del verbo ‘missio’, enviar) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana’.

DÍA DE ORACIÓN CONTRA LA TRATA: CELEBRARÁN MISA EN LUGAR DE BAUTIZO DE SANTA JOSEFINA BAKHITA

 


 Día de oración contra la trata: Celebrarán Misa en lugar de bautizo de Santa Josefina Bakhita

Redacción ACI Prensa



Con ocasión de la Jornada Mundial de oración y reflexión contra la trata de personas, que será el próximo 8 de febrero, se celebrará una Misa y un momento de oración en la iglesia donde fue bautizada Santa Josefina Bakhita.

Se trata de una pequeña iglesia, localizada en las cercanías de la Basílica de la Virgen de la Salud en Venecia (al norte de Italia), que conserva la fuente bautismal en la que el 9 de enero de 1890 Santa Josefina Bakhita recibió los sacramentos de la iniciación cristiana.

La Eucaristía será presidida por el Patriarca de Venecia, Mons. Francesco Moraglia, quien después guiará una oración contra la trata de personas y la prostitución.

La Jornada Mundial de oración y reflexión contra la trata de personas se celebra cada año el 8 de febrero, memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, y es promovida por la Red Internacional de la Vida Consagrada Talitha Kum.

“En el oratorio de San Juan Bautista, a pocos metros de la gran Basílica de la Virgen de la Salud, se celebró el Bautismo de Santa Josefina Bakhita, una monja canosiana que llegó a Venecia desde Darfur (Sudán Occidental), después de una vida dramática y compleja que la llevó a conocer al Señor y elegirlo como el único y verdadero ‘Paròn’ (como decía la misma Santa en dialecto veneciano), un maestro que en realidad es Padre y desea el bien y la libertad de sus hijos”, describe una nota de la asociación “Papa Giovanni XXIII” que promueve esta iniciativa.

Santa Josefina Bakhita fue una religiosa que desde niña fue esclava y víctima de torturas, y que luego “se convirtió en santa y en símbolo universal del compromiso de la Iglesia contra la esclavitud”.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”, afirmó la santa que hoy representa un ícono de la historia de África.

San Juan Pablo II la beatificó en 1992 y la canonizó durante el Jubileo del año 2000. Además, Benedicto XVI, al publicar su carta encíclica Spe Salvi en 2007, la propuso como ejemplo de vida para hablar de la esperanza.

El Papa Francisco recordó el 8 de febrero de 2015 que la santa fue una “religiosa sudanesa que de niña vivió la dramática experiencia de ser víctima de la trata”, y alentó “a cuantos están comprometidos a ayudar a hombres, mujeres y niños esclavizados, explotados y abusados como instrumentos de trabajo o placer, y a menudo torturados y mutilados”.

“Deseo que cuantos tienen responsabilidades de gobierno tomen decisiones para remover las causas de esta vergonzosa plaga, plaga indigna de una sociedad civil. Que cada uno de nosotros se sienta comprometido a ser portavoz de estos hermanos y hermanas nuestros, humillados en su dignidad”, dijo entonces el Papa Francisco.


Datos biográficos

No se conocen datos exactos sobre su vida, se dice que podría ser del pueblo de Olgossa en Darfur, y que 1869 podría ser el año de su nacimiento. Creció junto con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Bakhita, que significa "afortunada", es el nombre que se le puso cuando fue secuestrada, porque nunca llegó a recordar su verdadero nombre. Josefina es el nombre que recibió en el bautismo.

Cuando tenía aproximadamente 9 años fue capturada por buscadores de exclavos Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.

En 1884 Josefina llegó a Italia acompañando de su quinto amo y a un amigo de este, Augusto Michieli. Este amigo se convirtió en su nuevo dueño posteriormente y la llevó a vivir con su familia.

Bakhita trabajó de niñera en su nuevo hogar y se hizo muy amiga de la hija de sus nuevos amos, Minnina. Más adelante ambas ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, por consejo de las religiosas.

Fue en este proceso en el que Bakhita conoció a Dios y supo que "Él había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quién era".


Traducido y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE FEBRERO DEL 2021

 



Lecturas de hoy Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Hoy, domingo, 7 de febrero de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Job (7,1-4.6-7):

Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.

Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»


Palabra de Dios




Salmo

Sal 146,1-2.3-4.5-6


R/. Alabad al Señor,

que sana los corazones destrozados


Alabad al Señor, que la música es buena;

nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén,

reúne a los deportados de Israel. R/.


Él sana los corazones destrozados,

venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,

a cada una la llama por su nombre. R/.


Nuestro Señor es grande y poderoso,

su sabiduría no tiene medida.

El Señor sostiene a los humildes,

humilla hasta el polvo a los malvados. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,16-19.22-23):


El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.


Palabra de Dios



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39):

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.

Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»

Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.


Palabra del Señor






«Todos te buscan»


Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu

(Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, contemplamos a Jesús en Cafarnaúm, el centro de su ministerio, y más en concreto en casa de Simón Pedro: «Cuando salió de la sinagoga se fue (...) a casa de Simón y Andrés» (Mc 1,29). Allí encuentra a su familia, la de aquellos que escuchan la Palabra y la cumplen (cf. Lc 8,21). La suegra de Pedro está enferma en cama y Él, con un gesto que va más allá de la anécdota, le da la mano, la levanta de su postración y la devuelve al servicio.

Se acerca a los pobres-sufrientes que le llevan y los cura solamente alargando la mano; sólo con un breve contacto con Él, que es fuente de vida, quedan liberados-salvados.

Todos buscan a Cristo, algunos de una manera expresa y esforzada, otros quizá sin ser conscientes de ello, ya que «nuestro corazón está inquieto y no encuentra descanso hasta reposar en Él» (San Agustín).

Pero, así como nosotros le buscamos porque necesitamos que nos libere del mal y del Maligno, Él se nos acerca para hacer posible aquello que nunca podríamos conseguir nosotros solos. Él se ha hecho débil para ganarnos a nosotros débiles, «se ha hecho todo para todos para ganar al menos algunos» (1Cor 9,22).

Hay una mano alargada hacia nosotros que yacemos agobiados por tantos males; basta con abrir la nuestra y nos encontraremos en pie y renovados para el servicio. Podemos “abrir” la mano mediante la oración, tomando ejemplo del Señor: «De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración» (Mc 1,35).

Además, la Eucaristía de cada domingo es el encuentro con el Señor que viene a levantarnos del pecado de la rutina y del desánimo para hacer de nosotros testigos vivos de un encuentro que nos renueva constantemente, y que nos hace libres de verdad con Jesucristo.

FELIZ DOMINGO





 

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