martes, 17 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 17 DE FEBRERO DEL 2015


Jesús reprende a sus discípulos

Tiempo Ordinario


Marcos 8, 14-21. Tiempo Ordinario. Tan cerrados estamos en nuestros problemas, que no tenemos tiempo para escuchar la Palabra de Dios. 



Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Él les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y
teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete» Y continuó: «¿Aún no entendéis?»


Oración introductoria 
Señor, creo, espero y te amo, pero tengo un corazón duro, como el de tus discípulos, que no acaba de comprender el significado de tu presencia real en mi vida. Envía tu Espíritu Santo para que guíe e ilumine mi oración, para que pueda relacionarme contigo como un hijo fiel y sencillo.

Petición
Señor, concédeme la gracia de valorar y apreciar el milagro de tu presencia real en mi vida.

Meditación del Papa Francisco
La tentación busca a otro para hacerse compañía, contagia y en este crecer y contagiar, la tentación se cierra en un ambiente de donde no se puede salir con facilidad. Es la experiencia de los apóstoles narrada en el Evangelio del día, que ve a los Doce culparse unos a otros bajo los ojos del Maestro por no haber llevado el pan a bordo de la barca.
Jesús, quizá sonriendo ante aquella discusión, les invita a tener cuidado con la levadura de los fariseos, de Herodes. Pero los apóstoles durante un rato insisten, sin escucharlo, tan cerrados en el problema de quién tenía la culpa de no haber llevado el pan, que no tenían espacio, no tenían tiempo, no tenían luz para la Palabra de Dios.
De tal forma que cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos. Y Jesús ha tenido que recordar la multiplicación de los panes para hacerles salir de ese ambiente, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos a cómo salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 18 de febrero de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
Los apóstoles han estado viviendo con Jesucristo durante más de un año y todavía no se han dado cuenta de lo que significa vivir y convivir con Jesucristo. Vivir solamente quiere decir estar presente con alguien, en cambio, convivir significa hacer experiencias juntos, compartir intensamente con el otro los problemas y las alegrías de cada día.

A veces nos pasa lo mismo que a los discípulos. Vivían sólo con Cristo, sin darse cuenta de que se tenía que convivir con Él; si bien, ellos poco a poco fueron creciendo en esta conciencia hasta afirmar, en boca de San Pedro: "¿a quién iremos, Señor?, Tú tienes palabras de vida eterna."

Estamos en la Santa Misa y literalmente estamos, no hacemos nuestros los sacrificios ofrecidos en el altar, no participamos vivamente el sacrificio Eucarístico. Por eso éste pasaje nos invita a que aprendamos a convivir con Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, ya que si no Él nos lo reprochará diciéndonos: "¿Aún no entendéis?"

Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para abrirle mi corazón y darle mi amor.

Diálogo con Cristo
Padre Santo, es increíble que habiendo experimentado tu amor sea capaz de rechazar u olvidar la grandeza de tu amor. Rechazo u olvido que se manifiesta en mi pasividad, falta de entusiasmo o incluso indiferencia ante tu presencia en la Eucaristía. Ayúdame, Señor, para que nunca te excluya de mi vida. Que al contemplar el crucifijo mi fe se reavive, y que recuerde que la fe se expresa en la caridad, en el servicio, en el amor a los demás.

CREATIVIDAD ANTE LOS PROBLEMAS


CREATIVIDAD ANTE LOS PROBLEMAS



Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. 

En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable. 

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas oportunidades de escapar al terrible veredicto ....¡la horca!

El Juez, también confabulado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de Él tu destino vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino".

Por supuesto el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.

El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, invocando al Señor su ayuda, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente: "¿Pero qué hizo?, ¿y ahora? ¿cómo vamos a saber el veredicto?".

"Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué". Con rezongos y enojo mal disimulado, liberaron al acusado y jamás volvieron a molestarlo.

Sé creativo. Cuando todo parezca perdido, pídele al Señor que te ilumine para usar tu imaginación. 

"En los momentos de crisis, solo la imaginación es mas importante que el conocimiento." Albert Einstein 

EL INCENDIO


EL INCENDIO



Una vez se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy importante. Las personas del edificio al enterarse de que el edificio estaba en llamas rápidamente salieron de sus apartamentos, a excepción de un niño de 8 años de edad que dormía en el octavo piso, pues su papá había salido a comprar y su mamá estaba de viaje.

El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso. Los bomberos intentaban apagarlo, sus esfuerzos eran cada vez imposibles El edificio estaba totalmente en llamas y los bomberos pidieron refuerzos a otras unidades de la ciudad.

El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo piso y el fuego crecía, iba ya por el quinto piso. De repente aparece el padre del niño preocupado por el niño, viendo este cuadro, los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces se escucha los llantos del niño, gritando 

- ¡Papi! ¡Tengo miedo!
El padre lo escucha y llorando le dice:
- ¡Hijo! No tengas miedo yo estoy aquí abajo, No tengas miedo. Pero el niño no lo miraba:
- Papi no te veo, solo veo humo y fuego.
Pero el padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina.

- Pero yo sí te veo, hijo.
- Hijo, ¿sabes qué debes de hacer?. Tírate, que aquí te agarramos todos los que estamos abajo, ¡TÍRATE!
El hijo le dice:
- Pero yo no te veo.
El Padre contesta.
- Sabes cómo lo debes de hacer, cierra los ojos y lánzate! El niño dice:
- Papi no te veo, pero allá voy!
Y cuando el niño se lanzó abajo, lo rescataron.
Entonces el Padre lo abraza, llora con el hijo, juntos pero muy contentos.

El hijo comprende que hay veces que al Padre no se le ve pero sus palabras son suficientes para confiar en él.


Así es nuestra vida, muchas veces hay muchos incendios, sentimos problemas parecidos a este niño y nuestro padre DIOS nos dice: ¡¡TÍRATE!! CONFÍA EN MÍ, y nosotros tenemos que lanzarnos aunque no veamos nada, ni sintamos nada, con FE tienes que salir adelante. ¡Porque sólo su palabra nos basta!

CÓMO EMBELLECER TU ALMA


CÓMO EMBELLECER TU ALMA



El limpiador de tu alma es el perdón.
Deberás usarlo todo el tiempo, apenas veas una impureza, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.


La hidratante de tu alma es la oración.
Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita. Así, si no oras,tu alma se reseca. Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.


La tonificante de tu alma es la alabanza.
Cuando alabas a Dios y vuelves a Él tus pensamientos , cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.


La nutritiva de tu alma es la Palabra.
Así como en lo físico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas con la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.
Serás como árbol plantado junto a corrientes de agua.


El protector de tu alma es la coraza de la Fe.
Con la Fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa en medio de las pruebas.
A través de ti, Dios moverá montañas y alcanzarás a otros para gloria de Dios.


Si usas a diario estos productos de belleza, tu alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el águila.

TALLER DE CUARESMA 2015 - PON TU CORAZÓN EN OBRAS







lunes, 16 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 16 DE FEBRERO DEL 2015


Los fariseos piden una señal
Tiempo Ordinario

Marcos 8, 11-13. Tiempo Ordinario. Cristo nos manda señales todos los días, no dejemos de verlas. 


Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo se acercaron a Jesús los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Jesús suspiró profundamnete y dijo: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta. 

Oración introductoria 
Señor, dame esa fe plena y confiada que no tiene necesidad de pedir señales o milagros. Sé que me amas, que siempre estás dispuesto a escuchar mi oración. Permite que sepa guardar el silencio necesario para dialogar contigo y fortalecer así mi fuerza de voluntad para saberme abandonar en la misericordia de tu amor.

Petición
Señor, aumenta mi fe y concédeme la gracia de vivir una caridad viva.

Meditación del Papa Francisco
¿Por qué estos doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos y pedían un signo extraordinario, por qué no entendían? Antes que nada, porque estaban cerrados. Estaban cerrados en sus sistemas, habían organizado muy bien la ley, una obra maestra. Todos los hebreos sabían lo que se podía hacer y lo que no, hasta donde se podía llegar. Estaba todo organizado, todos se sentían seguros allí.
Para ellos eran cosas extrañas las que hacía Jesús: Ir con los pecadores, comer con los publicanos. A ellos no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos, los teólogos, habían creado a lo largo de los siglos.
La habían hecho por amor, para ser fieles a Dios. Pero se encerraron allí, sencillamente habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero es el Dios de las sorpresas. Por otro lado también a su pueblo Dios le ha reservado sorpresas muchas veces, como cuando le ha salvado de la esclavitud de Egipto.
Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que nunca reniega de sí mismo, que nunca dice que se ha equivocado, nunca, pero nos sorprende siempre. Y ellos no entendían y se encerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad y le pedían a Jesús: 'Pero, ¡Haz un signo!' Y no entendían los muchos signos que hacía Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro. ¡Cerrazón! Segundo, habían olvidado que ellos eran un pueblo en camino. ¡En camino! Y cuando nos encaminamos, cuando uno está en camino, siempre encuentra cosas nuevas, cosas que no conocía. Y un camino no es absoluto en sí mismo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
Las señales que Cristo ha venido dando a los fariseos no han hecho ninguna mella. Ellos son los que le piden al Señor señales del cielo para creerle, y que hasta en el momento de la agonía en la cruz, no se cansan de repetir que "si baja de la cruz, entonces sí le creerán"

No puede ser que el hombre sea tan ciego para no ver todas las señales que Cristo ha hecho, y todas las señales que sigue haciendo, como son el milagro de la Eucaristía, que un hombre pueda perdonar los pecados, en los sacramentos... Aún así nos lamentamos pidiéndole que haga algún milagro en nuestras vidas, para que creamos que está allí presente apoyándonos en cada momento.

Lo que más necesitamos es creer con sencillez para ver a los milagros que en cada iglesia, que cada sacerdote va haciendo sin darnos cuenta de ello. Por ello pidamos le al Señor que nos dé fe en este día para vivir más cercanos a Cristo.

Propósito
Aceptar con fe y amor, como María, la voluntad de Dios.

Diálogo con Cristo 
Padre Santo, al contemplar el sacrificio de tu Hijo en la cruz, puedo encontrar la gran señal que me comprueba la grandeza de tu amor. Permite que esta oración me lleve a contemplarte plenamente en cada celebración de la Eucaristía. Ésa es la gran señal, el más grande milagro. Que nunca sea indiferente ni se convierta la misa en un acto de piedad, sino una relación real a mi vida y a mi oración.

10 IDEAS PARA UNA BUENA CUARESMA


10 ideas para una buena Cuaresma



1. Retirarnos a una iglesia para saborear el silencio y la presencia de Dios.

En un mundo que nos roba la serenidad son necesarios espacios de tranquilidad y oasis de paz para valorar, reflexionar y hacer una autocrítica sobre la vida que llevamos

"El silencio es el único rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo." Víctor Manuel Arbeloa



2. Escuchar la Palabra del Señor.

Estamos totalmente asediados y asaeteados por multitud de cuñas publicitarias y verdades a medias que son grandes mentiras. El Señor, con su Palabra, nos orienta para tomar la dirección adecuada sin alejarnos de El.

Que nadie diga: "¿para qué voy a ir a la iglesia? Mira los que van todos los días..., no practican lo que oyen"...
Sin embargo hacen algo: oír... Así, algún día podrán hacer las dos cosas: oír y practicar... Pero tú..., ¿cómo vas a llegar a practicar si estás huyendo de escuchar?. San Agustín de Hipona


3. Salir al encuentro de los demás.

El tren de las prisas, con sus correspondientes vagones de estrés, nos hace individualistas y pasar de largo de ciertas situaciones de dolor que nos rodean. La Cuaresma nos invita a abrir los ojos, el corazón (y los bolsillos si hace falta) para que no olvidemos que la Fe exige compromiso.

La caridad es una letra de cambio a largo plazo a favor del que la practica, aceptada por una firma de crédito ilimitado: Dios. 
(Anónimo)


4. Amar y trabajar por la Iglesia.

Hoy, tal vez, no está de moda el decir "yo soy iglesia y la quiero". Lo cierto es que, en los períodos de dificultades, es donde de verdad salen a relucir y se manifiestan los valientes y grandes en la fe.

¡La Iglesia de hoy no necesita cristianos a tiempo parcial, sino cristianos de una pieza! Juan Pablo II


5. Retomar o, incluso iniciar, el gusto por la oración.

El Papa Juan Pablo II, nos invitó a recorrer el camino hacia la Semana Santa intensificando nuestra relación con Dios. El silencio, entre otras cosas, es el ruido que Dios hace cuando pasa cerca de nosotros.

"Ora cuando te sientas solo, la oración te traerá la compañía de Dios"


6. Guardar la vigilia y el ayuno.

Cuando uno/a "tiene un/a amante" es capaz de hacer cualquier cosa por él/ella. Cada viernes de cuaresma, siendo sobrios y distintos en nuestra alimentación, recordamos que Jesús sigue siendo importante en nuestras casas y... por ello mismo realizamos este gesto.

Libremos al cuerpo de sus toxinas, alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro de la salud (Dr. Arbuthnot Lan)


7. Eucaristía diaria.

Zarandeados por una constante y pertinaz secularización , los cristianos, necesitamos tomar fuerza y vitalidad de esa gran fuente de energía que emerge en el altar. Estamos en el Año Eucarístico; ¿por qué no hacer extraordinario cada atardecer o cada amanecer con nuestra participación en la Eucaristía?

La Eucaristía, el auténtico pesebre donde adorar a Jesús. (Padre Raniero Cantalamessa OFMCap)


8. Promover dentro de nuestras familias el apetito por Dios.

No hace falta ir lejos, ni mucho menos a otros continentes, para dar razón de nuestra fe. ¿Cuánto hace que no hemos recordado a nuestros familiares más directos su pertenencia a una iglesia que les dio a Jesús y que, como madre, les necesita?

La familia es el seno espiritual donde se fomentan las creencias y las costumbres.


9. Dar gracias a Dios por los valores que el Evangelio nos propone.

En medio del relativismo moral que nos sacude, lejos de desertar, hemos de ser agradecidos para con Dios porque nos hace diferentes a muchas personas que creen que en el "todo vale" reside la felicidad.

Leer y hacer lo que dice el Evangelio , ayuda a aspirar a una libertad más grande. (J.Vallmajor)


10. Hablar bien y con delicadeza.

No podemos olvidar que se consigue más "con miel que con hiel". La cuaresma es un buen momento para corregir las blasfemias en nuestro lenguaje y las ofensas o el juicio duro hacia los que nos rodean.

Suprimid y gritad contra Dios y se habrá hecho la noche en el alma humana.   (Lamartine)


Autor del texto: Padre J. Leoz.

MIÉRCOLES DE CENIZA: 18 DE FEBRERO - INICIO DE LA CUARESMA 2015


Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma
18 de febrero 2015. La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
Por: Tere Valles / Luis Gutiérrez | Fuente: Catholic.net




La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:

“Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”

“Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"

“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Origen de la costumbre

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma

La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)

Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.

Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro o Nuevo Orleans.

El ayuno y la abstinencia

El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

La oración 

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:

La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.
La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él; nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.

El sacrificio

Al hacer sacrificios (cuyo significado es "hacer sagradas las cosas"), debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. “Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino Tu Padre, que está en lo secreto: y tu padre que ve en lo secreto, te recompensará. “ (Mt 6,6)”

Conclusión

Como vemos, la ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para ello tenemos el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de Resurrección.

Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de analizar como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con todos los seres que nos rodean.

En estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor y acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación (también llamado confesión), que como su nombre mismo nos dice, representa reconciliarnos con Dios y sin reconciliarnos con Dios y convertirnos internamente, no podremos seguirle adecuadamente.

Está Reconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, la Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente la Conversión.

El arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas que hemos cometido (como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra, obra y omisión), no las debimos realizar y que tenemos el firme propósito de no volverlas a cometer.

La confesión de nuestros pecados.- el arrepentimiento de nuestras faltas, por sí mismo no las borra, sino que necesitamos para ello la gracia de Dios, la cual llega a nosotros por la absolución de nuestros pecados expresada por el sacerdote en la confesión.

La penitencia que debemos cumplir empieza desde luego por la que nos imponga el sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación, pero debemos continuar con la oración, que es la comunicación íntima con Dios, con el ayuno, que además del que manda la Iglesia en determinados días, es la renuncia voluntaria a diferentes satisfactores con la intención de agradar a Dios y con la caridad hacia el prójimo.

Y finalmente la Conversión que como hemos dicho es ir hacia delante, es el seguimiento a Jesús.

Es un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho algún daño. Pero debemos perdonar antes y sin necesidad de que nadie nos pida perdón, recordemos como decimos en el Padre Nuestro, muchas veces repitiéndolo sin meditar en su significado, que debemos pedir perdón a nuestro Padre, pero antes tenemos que haber perdonado sinceramente a los demás.

Y terminemos recorriendo al revés nuestra frase inicial, diciendo que debemos escuchar y leer el Evangelio, meditarlo y Creer en él y con ello Convertir nuestra vida, siguiendo las palabras del Evangelio y evangelizando, es decir transmitiendo su mensaje con nuestras acciones y nuestras palabras.



Sugerencias para vivir la fiesta

Asistir a la iglesia a ponerse ceniza con la actitud de conversión que debemos tener.
Leer la parábola del hijo pródigo, San Lucas 15, 11-32 o el texto evangélico de San Mateo 6, 1-8. 

EL CANSANCIO Y LA VIDA COTIDIANA


El cansancio y la vida cotidiana
La vida familiar debe cultivarse a riesgo de que se vuelva un campo abandonado
Por: Diego Ibañez Langlois | Fuente: Ideas Claras




Se llega cansado a la casa. El cansancio es legítimo. El malhumor, no. Conviene recordar que el hombre cansado es propenso al mal genio, ya que tiene las defensas bajas y los nervios menos templados.

El cansancio tiende al hermetismo. No es comunicativo.

Es preciso dar al cansado un tiempo para decantar los afanes y preocupaciones de un día de trabajo. Hay que permitir al guerrero dejar sus armas, desensillar y recomponerse.

Busca deshacerse cuanto antes de su mercadería. Interrumpe cuando no debe, tiene más prisa cuanto más debe esperar. Es la hora heroica de los padres.

El cariño de los niños vale más que el agotamiento

Al llegar a casa, ningún padre puede abrir la puerta y decirse: "Misión cumplida".
Si se cree que la casa es el lugar de las compensaciones egoístas, se ha perdido a un padre de familia. La recompensa verdadera es la de verse rodeado por afecto.

El cariño de los hijos no es un cariño abstracto, Teórico. Es tangible. Se percibe. Se toca.
Los ojos de los niños están diciendo: "sé mi padre. Tú eres fuerte, mas fuerte que el cansancio".

Segregarse de los niños al llegar a casa es decirles: "ustedes no me interesan".
Un padre siempre cansado o que pide que se le trate como a un hombre cansado, es un padre enfermo. La casa no es una clínica de reposo, donde se cuida religiosamente el silencio para no alterar a los pacientes.

El lugar donde descansa el papá no es "zona de hospital", como tampoco el living debiera llevar el letrero de "niños jugando".

Cuando los hijos son pequeños son como juguetes del padre. Si se está de buen humor, se les da cuerda. Cuando el juego cansa o aburre, se les guarda o se les archiva. En muchos casos, la televisión sirve, lamentablemente, de archivo.
Si se considera a los hijos un estorbo porque perturban el descanso del padre, se exige a la madre que los haga evaporarse para que no creen problemas.

El guerrero considera que ya ha tenido suficientes en su trabajo, oficio o negocio.


Cultivar la vida familiar

La vida familiar debe cultivarse a riesgo de que se vuelva un campo abandonado. Se abona con la conversación, con las celebraciones; con ritos familiares, con tradiciones, con un lenguaje que tiene puntos de referencia comunes.

Sin vida de familia, se pasa del trabajo al trabajo como por un túnel. Agradezcamos que la jornada se interrumpa para estar con los que se ama.

El cansancio de una jornada dura se recupera en la vida de familia. La gracia del hijo pequeño hace cambiar la vista cansada. Ahí no se nos acepta por nuestra eficacia ni por nuestro rendimiento: se nos acoge con cariño. Y la vida de familia es más amable cuando se enfrenta con amabilidad, cuando no impacienta la avidez de un hijo por contar sus cosas, la del otro que asalta con peticiones, la de un tercero... El hogar no es un monasterio donde se oye el silencio. Los niños no son objetos inmóviles que forman parte de la decoración. La casa no es casa de reposo para enfermos de los nervios. El cariño hace amables hasta las interrupciones

SI DEJO A DIOS ENTRAR


Si dejo a Dios entrar...
Cada hombre y cada mujer que se abren a Dios producen una verdadera reforma, una auténtica revolución.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net




La historia humana está llena de injusticias, persecuciones, engaños, torturas, crímenes, odios, mentiras. El pecado reina en miles de corazones.

También cerca de mí percibo la fuerza del mal.

En quien intriga y murmura, en quien trampea para aplastar a otros, en quien sucumbe a la avaricia, en quien se deja encadenar por una vida de placeres egoístas.

Y, tengo que constatarlo, también ese mal está dentro de mí, en mis muchos pecados, en mis infidelidades, en mis perezas, en mis caprichos.

Ante la fuerza de un mal casi omnipresente, tengo miedo. Miedo ante el sufrimiento de otros. Miedo ante los escándalos y las maquinaciones. Miedo ante mi debilidad y cobardía.

Pero todo puede dar un vuelco si dejo a Dios entrar en mi vida. Basta poco: reconocerme pecador, pedir ayuda, abrirme a la misericordia, confesarme humildemente, recibirle en la Eucaristía, escucharle en el Evangelio, permitir que me acompañe con sus continuas inspiraciones.

Si dejo a Dios entrar en mi vida, algo cambia en el mundo entero. Mi corazón, sanado, romperá con tibiezas y miedos que paralizan y empezará a contagiar, a los de cerca y a los de lejos, con la fuerza sanadora de la gracia.

Cada hombre y cada mujer que se abren a Dios producen una verdadera reforma, una auténtica revolución. Es la revolución de los santos, de la que hablaba Benedicto XVI durante su primer viaje a Alemania como Papa: “sólo de los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo” (Benedicto XVI, 20 de agosto de 2005).

Si dejo a Dios entrar en mi vida, el mundo se alejará del mal y avanzará hacia la justicia. Así de sencillo, así de hermoso, así de fácil, porque para Dios nada hay imposible. Desde ese momento, el Amor, presente entre nosotros en Jesús de Nazaret, volverá a purificar y salvar, simplemente por haberlo acogido con fe y con alegría.

CALENDARIO DE CUARESMA 2015


domingo, 15 de febrero de 2015

El Evangelio de hoy Domingo 15 de febrero del 2015

Otro enfermo hoy, ¿Y tú?
Otro enfermo hoy, ¿Y tú?
Marcos 1, 40-45. Tiempo Ordinario. Si sigo enfermo es porque no he querido acercarme a Dios con fe, no le he pedido que me cure.


Por: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo se le acercó a Jesús un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.» Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.

Oración introductoria
Jesús, si Tú quieres puedes ayudarme a entender en esta meditación que mi vida interior no debe reducirse a unos momentos de oración, sino que esta oración me debe llevar a tenerte presente durante todo mi día y en todas las acciones.

Petición
Jesús, permite que comprenda la necesidad que tengo de crecer en mi vida interior, eliminando todo lo que me aleje de crecer en el amor.

Meditación del Papa Francisco
¡Dejémonos tocar y purificar por Cristo, y seamos misericordiosos con nuestros hermanos!
«El evangelio de este domingo nos muestra a Jesús en contacto con la forma de enfermedad considerada en aquel tiempo como la más grave, tanto que volvía a la persona “impura” y la excluía de las relaciones sociales: hablamos de la lepra. Una legislación especial reservaba a los sacerdotes la tarea de declarar a la persona leprosa, es decir, impura; y también correspondía al sacerdote constatar la curación y readmitir al enfermo sanado a la vida normal.
Mientras Jesús estaba predicando por las aldeas de Galilea, un leproso se le acercó y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme”. Jesús no evita el contacto con este hombre; más aún, impulsado por una íntima participación en su condición, extiende su mano y lo toca —superando la prohibición legal—, y le dice: “Quiero, queda limpio”. En ese gesto y en esas palabras de Cristo está toda la historia de la salvación, está encarnada la voluntad de Dios de curarnos, de purificarnos del mal que nos desfigura y arruina nuestras relaciones. En aquel contacto entre la mano de Jesús y el leproso queda derribada toda barrera entre Dios y la impureza humana, entre lo sagrado y su opuesto, no para negar el mal y su fuerza negativa, sino para demostrar que el amor de Dios es más fuerte que cualquier mal, incluso más que el más contagioso y horrible. Jesús tomó sobre sí nuestras enfermedades, se convirtió en «leproso» para que nosotros fuéramos purificados.» (Ángelus de Benedicto XVI, el 12 de febrero de 2012).
Reflexión
Se cuenta que el famoso inventor norteamericano Thomas Alva Edison cayó un día enfermo. Pero, al igual que nuestro amigo y como era su costumbre habitual, no dio ninguna importancia a su enfermedad. Después de muchas insistencias de parte de sus familiares, por fin consintió en llamar a un médico. Llegó éste, escuchó al ilustre enfermo y, después de prescribirle una poción, se marchó. Edison enseguida mandó comprar la medicina. Y cuando la tuvo en su mano, con gran maravilla de todos los presentes, abrió la ventana y la tiró al jardín. Todos los parientes, extrañados, le preguntaron: –"Pero, ¿por qué has hecho eso?"–. A lo que Edison respondió sin inmutarse: – "Queridos míos, es necesario que los médicos vivan, y por eso llamé al médico y pagué su visita; luego mandé a comprar la medicina porque también los pobrecitos farmacéuticos deben vivir. Pero es necesario que viva también yo, y por eso he tirado la medicina por la ventana".

A este propósito, ¿sabes cuál es el número preferido de los médicos? Pues el 111: porque comienzan con uno, siguen con uno y terminan con uno. ¡Dicho sea esto con todo el respeto que nuestros buenos médicos nos merecen!...

Bueno, pero en el caso de nuestro Señor, nos encontramos con un Médico completamente diverso a todos los que conocemos. ¡Porque Él es Dios! Pero, además, porque Él sana todas las enfermedades, incluso aquellas que eran incurables para su tiempo; lo hace gratuitamente, con una sola palabra y enseguida; sin necesidad de medicinas ni de tratamientos; y, por si fuera poco, son absolutamente eficaces. ¡De verdad que Jesús es un médico único y diferente a todos los demás!

Pues en el Evangelio de este domingo vemos una vez más a Jesús curando enfermos. Y esta vez se trata de un leproso. La lepra era una enfermedad abominable, no sólo porque no tenía cura en tiempos de nuestro Señor, sino también por lo desagradable de la enfermedad: al leproso se le van cayendo a pedazos la piel, las manos, los pies, la cara y todas las partes del cuerpo. Además, el que padecía la lepra estaba condenado a podrirse en vida, con unos hedores y dolores terribles. Y, por si fuera poco, los leprosos en Israel eran totalmente marginados de la sociedad porque se les consideraba seres “impuros” y maldecidos por Dios. Su lepra era una simple manifestación externa de su pecado y de su reprobación por parte de Dios. ¡Pobres hombres! Atormentados física y moralmente.

Pues Jesús rompe con todos esos tabúes de la sociedad de su tiempo. Él había venido a traernos vida, y vida abundante. Él se había encarnado para darnos la salvación temporal y eterna. Y su infinita compasión y misericordia, sobre todo hacia el que sufre física o espiritualmente, no lo iba a dejar con los brazos cruzados. Por eso acepta que el leproso se le acerque y le hable, cosa impensable para los judíos. –"Señor –le dice el leproso– si quieres, puedes curarme". Y Jesús, lleno de lástima y movido a piedad, le responde enseguida: –"Quiero. Queda limpio”–. Y enseguida, nos dice el Evangelio, se le quitó la lepra y quedó completamente limpio, con las carnes tersas de un niño, como en otro tiempo había sucedido también a Naamán, el sirio.

Aquí tenemos otro maravilloso prodigio de la bondad y del poder infinito de nuestro Señor. Lo único que hizo falta para que Jesús obrara el milagro fue la humildad del enfermo, su fe y su confianza en Él. ¿Nos convencemos de que "todo es posible para el que tiene fe" y de que estas virtudes arrancan a Dios los mayores prodigios? Ojalá que también nosotros hagamos lo mismo.

Propósito
Programar mi siguiente confesión y prepararla con un buen examen de conciencia.

Diálogo con Cristo
Padre Santo, sabiendo que todo en esta vida es relativo y efímero, no sé porque no crece mi empeño para aprovechar más y mejor todas las innumerables gracias con las que has enriquecido mi vida. La apatía, el desánimo es como una lepra que se me va metiendo sin darme mucho cuenta, por eso hoy quiero pedirte que sepa comprender y agradecer la gracia de tu amor, que me posibilita para poder crecer humana y espiritualmente.

viernes, 13 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 13 DE FEBRERO DE 2015

La fuerza de la fe
Milagros de Jesús
Marcos 7, 31-37. Tiempo Ordinario. Acércate a Jesús, te ayudará a saber escuchar y a hablar bien de Él y de los demás.


Por: P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37
Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: «¡Abrete!» Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Oración introductoria
Aunque ni sordo ni mudo, frecuentemente pareciera que lo soy, porque no te escucho, Señor, y no hablo a los demás de la experiencia de tu amor. Inspira esta oración para que de ella saque la fuerza de voluntad y sea siempre un testigo fiel de tu amor.

Petición
Jesús, confío en tu infinito amor, haz mi corazón semejante al tuyo.

Meditación del Papa Francisco
Pensemos en los muchos que Jesús ha querido encontrar, sobre todo, personas afectadas por la enfermedad y la discapacidad, para sanarles y devolverles su dignidad plena. Es muy importante que justo estas personas se conviertan en testigos de una nueva actitud, que podemos llamar cultura del encuentro […]
Aquí están las dos culturas opuestas. La cultura del encuentro y la cultura de la exclusión, la cultura del prejuicio, porque se perjudica y se excluye. La persona enferma y discapacitada, precisamente a partir de su fragilidad, de su límite, puede llegar a ser testigo del encuentro: el encuentro con Jesús, que abre a la vida y a la fe, y el encuentro con los demás, con la comunidad. En efecto, sólo quien reconoce la propia fragilidad, el propio límite puede construir relaciones fraternas y solidarias, en la Iglesia y en la sociedad.
Y ahora miremos a la Virgen. En ella se dio el primer encuentro: el encuentro entre Dios y la humanidad. Pidamos a la Virgen que nos ayude a ir adelante en esta cultura del encuentro. Y nos dirigimos a Ella con el Ave María.» (Discurso de S.S. Francisco, 29 de marzo de 2014).
Reflexión
"Ve y dile que los ciegos ven, los sordos oyen, y que ha llegado la liberación a los cautivos". Así resume su misión Cristo, porque ha sido enviado a curar a todos los enfermos y a traer la paz a los hombres.

¿Cómo quisiéramos que se nos dijera que todo lo hemos hecho bien? La vanidad y la envidia nos entran cuando vemos que otros son alabados por algo en lo que nosotros tuvimos mucho que ver. Nos enojamos y desearíamos que se nos alabara, por eso nace la competitividad entre los hombres.

Pero si todo es por vanidad, cuando lo obtengas, ¿serás feliz eternamente? Ya decía San Juan Crisóstomo al citar el Qoelet: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad". Y lo decía con verdad, porque lo único que tiene que importarnos no son las alabanzas, sino el hacer bien las cosas por amor a Dios. Todo lo demás sale sobrando.

Propósito
Que mi manera de actuar y tratar a los demás revele el amor de Dios Padre.

Diálogo con Cristo
Padre Santo, soy sordo cuando no oigo las necesidades de los demás, cuando no busco entender su punto de vista. Soy mudo cuando no pronuncio palabras llenas de benedicencia sino de crítica, por eso confío en que esta meditación, y mi esfuerzo permanente por crecer en mi vida de oración, me ayude a curar esas malas acciones que me apartan de ser un auténtico testigo de tu amor.
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