domingo, 11 de julio de 2021

LOS ENVÍA DE DOS EN DOS



 “Los envía de dos en dos”


Tras el fracaso de Nazaret, en medio de los suyos, Jesús se pone en ruta y envía a los doce delante de él para preparar la siguiente misión. Se discierne ya su proyecto de establecer un nuevo pueblo de Israel, la nueva familia de Dios fundada sobre los apóstoles. 

Desde la primera llamada, estas últimas tienen dos funciones: “Estableció a los Doce para que estén con él y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar demonios.” La unión íntima con él y el envío serán sus razones de ser. San Marcos explica ahora que esta misión los llevará eventualmente a la incomprensión, al rechazo, e incluso a la muerte.

Lo dice en medio de una inclusión. Hay que observar que el próximo domingo retomaremos este tema en el versículo 30, después de haber omitido una de las mejores narraciones de san Marcos: la historia de la hija de Herodías, Herodes y Juan Bautista, que concluye con la muerte violenta. La misión de los doce se compara a la de Juan Bautista: en el peligro de su vida aprenderán a su vez el camino del Señor. En la lectura privada, hay que releer esta “inclusión” que da el sentido del evangelio de hoy y del próximo domingo.

Lo que choca en esta narración son las pocas recomendaciones de Jesús sobre el contenido doctrinal de su misión. San Marcos prefiere una vez más la parábola en acción, en vivo, en directo. 

Antes del telégrafo y el teléfono, la gran calidad del mensajero era su ligereza, su rapidez. Jesús no exige aquí a los doce que hagan pasar la riqueza a un segundo plano: eso vendrá más tarde.

Subraya más bien la venida inminente del Reino y la urgencia de preparar sin tardar el camino del Señor.

El fracaso de Nazaret marca un vuelco en la vida del Mesías. En los cinco primeros capítulos, multitudes numerosas se ponía a su lado y lo escuchaban con gusto. Era el curandero que expulsaba espíritus impuros y libraba a los heridos de la vida.

Ahora quiere establecer el Reino de Dios, cuyos signos han sido mucho más populares que las exigencias.

En san Marcos, los apóstoles se encargan de dar luz a los signos del Reino: “Expulsaban muchos demonios, ungían a muchos enfermos y los curaban.” En nuestra proclamación de la Palabra, la preocupación de los pobres y marginados será el signo de su Reino. Este signo será visible en el servicio al humilde, gratuito y fraterno.


(P. Felipe Santos S.D.B.)

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