martes, 20 de abril de 2021

¿QUIÉN CONOCE A DIOS SINO AQUEL QUE AMA A SU PRÓJIMO?



 ¿QUIÉN CONOCE A DIOS SINO AQUEL QUE AMA A SU PRÓJIMO?



El amor al prójimo es la medida del amor pleno a Dios, no hay conocimiento de Dios sin la aceptación libre del prójimo como obra maravillosa del Creador. Dios por amor va creando a cada persona y lo ama total e incondicionalmente, por tanto, amar a cada individuo es visibilizar el amor de Dios en la tierra: "Nadie puede decir con honestidad amo a Dios a quien no ve ni siente, si odia o rechaza a su prójimo a quien puede ver y sentir". En efecto, el auténtico amor a Dios se manifiesta en el sincero amor a las personas. Cualquier tipo de odio o venganza es destruir la idea de Dios en tu corazón y tu mente, es el peor ateismo práctico. La avaricia y la codicia que atenta contra la justicia es arruinar el rostro de Dios en cada persona. La envidia y el egoísmo son la mejor manera de negar la bondad y gratuidad de de Dios. La lujuria y la gula oscurecen el alma y cuerpo de la persona que le impiden gozar de la belleza de Dios. La pereza y la corrupción son las causas de la duda y la ausencia de Dios en la vida de los individuos y pueblos.

El conocimiento de Dios pasa por el conocimiento del hombre mismo, pues cada individuo ha sido creado "a imagen y semejanza de Dios". En este sentido, nadie puede negar la existencia de Dios, mientras exista algún ser inteligente en la tierra. Entonces, ¿por qué existen personas que rechazan el amor, rechazan a Dios en sus vidas, no confían en su prójimo? Simplemente, la malicia y la falta de rectitud de intención del ser humano, y porque la libertad y la voluntad les permite tomar esa actitud, lo cual, no significa que deja de existir el amor o deja de estar Dios, o no haya confianza entre las personas; tanto el amor, la existencia de Dios y la confianza entre seres humanos estará presente en la historia hasta el fin de los tiempos. No obstante, que la misma Palabra de Dios nos dice: "maldito el hombre que pone su confianza en otro hombre". ¿A qué e refiere? Es decir, cuando desconfías de Dios para poner toda tu confianza en otro ser tan débil como tú.

Mientras tanto, aquí en la tierra, los seres humanos tendremos ese deseo inagotable de querer conocer, amar y servir a Dios en cada acontecimiento de nuestra vida. Los creyentes vivimos con generosidad de corazón, es para valientes vivir con fe, porque, necesitamos perseverancia, constancia, entrega total, sacrificio y servicio, darnos sin medida por pura gratuidad: "Lo que han recibido gratis, denlo gratis". Qué mayor gratuidad que la propia vida, es de enamorados de Dios desgastar la vida por los demás sin esperar recompensa ni gratitud; en efecto, sólo los de corazón gigante son capaces de amar a Dios con libertad desde el amor sincero al prójimo.

Por consiguiente, dedicar el tiempo al progreso y la formación de la conciencia recta de los demás es la mejor forma de amor a Dios, porque, en cada conciencia se revela la "Voz de Dios". Nada ni nadie, por tanto, podrá apagar la sed de verdad, la sed de justicia, la sed de amor, la admiración por la belleza, la sed de bondad, etc., pues Dios es plenitud de la existencia de cada persona. Todos los placeres simplemente son pequeñas chispas o vibras de la plenitud de goce divino. Por eso, cada placer es un agujero que nos transporta a la misma presencia de Dios. Nada de lo que racionalmente es bueno puede contradecir la presencia y la grandeza de Dios, nada de lo que le hace feliz a las personas puede ser ajeno al proyecto divino. Todo lo que nos pasa de bien es pura gratuidad de Dios. Alguien dirá ¿dónde queda mis méritos personales? Justamente en tu capacidad de respuesta positiva y generosa, porque, al final, "Dios derrama su gracia indistintamente para justos e injustos, buenos y malos", lo que marca la diferencia es la capacidad de respuesta y apertura a ese don gratuito de Dios. En cierto sentido, Dios no puede actuar por ti, eres tú el forjador de tu propio destino, pues Dios ya hizo lo suyo al darte la vida y llenarte de sus dones. Por lo mismo, conocer, amar y servir a Dios depende sólo de ti y de nadie más.

No es necesario ver, ni sentir, ni tocar a Dios para vivir con dignidad, basta vivir con plenitud cada momento, sabiendo que Dios todo lo abarca, todo lo penetra ya que en "él nos movemos y existimos", sin más. Es decir, vive la vida como si mañana dejaras de existir en este mundo; no esperes al mañana para conocer, amar y vivir en Dios, hoy, ya puedes vivir tu eternidad: ama sin medida con Dios, sirve con alegría a Dios, corresponde con generosidad de corazón a la gracia, responde con altruismo y fe a cada iniciativa divina, entonces sí eres un auténtico creyente, un verdadero héroe de Dios en la tierra. Tu vida sólo depende de ti porque Dios lo estableció así desde sus orígenes, Dios no puede desdecirse en sus Planes para él tu vida es perfecta y maravillosa. Por tanto, no dejes de vivir con alegría cada momento de tu tiempo, no vaya ser que sea muy tarde cuando te hayas dado cuenta. Dios te ama sin más.

+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ

 (Marcos) 


10 julio 2019




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