jueves, 9 de noviembre de 2017

ES PECADO ENOJARSE?


¿Es pecado enojarse?
La ira es tan poderosa que resulta repulsiva tanto para quien lo experimenta en sí mismo como para quien la advierte en otro


Por: Fray Nelson Medina | Fuente: www.fraynelson.com 




(Ef 4, 23-26; Jn 2, 14-16) Les invito a reflexionar sobre la ira, que juega un papel importante en nuestras relaciones. Cuando no somos señores de ella, cuando no tenemos la vigilancia necesaria de nuestras reacciones emocionales o no perdonamos, nos descontrolamos. Si no somos conscientes de nuestros sentimientos o no los trabajamos, podemos comportarnos inconscientemente de modo injusto y destructivo, pues actuamos por instinto. Los sentimientos tienen influencia profunda sobre nuestras ideas, opiniones, acciones y, en general, sobre nuestro cuerpo y nuestro comportamiento.


Podemos enojarnos, pero sin pecar

Por principio y de suyo la ira no es mala, pues todos tenemos el justo derecho de tomar represalia por las ofensas, según la recta razón y la ley general. Mientras el hombre se atenga al dictamen de la razón y obre de acuerdo con las exigencias de la naturaleza, la ira es un acto digno de alabanza; es un deber del que la ley puede pedir cuentas. Por eso, pudo decir san Juan Crisóstomo: "Quien con causa no se aíra, peca. Porque la paciencia irracional siembra vicios, fomenta la negligencia, y no sólo a los malos sino también a los buenos los invita al mal". Sólo cuando se excede la medida racional, o cuando no se llegue al justo medio, la ira o la no ira, son pecado. No se puede decir que una persona airada esté pecando, ya que su acto de ira puede responder en proporción justa, a la medida racional que la ira por celo está reclamando de él, pues al centrarse la ira en la venganza, si el fin de la venganza es recto, la ira es buena.


Las primeras comunidades

Los cristianos de la primera comunidad apostólica se amaban y se trataban mutuamente como hermanos (cf. Hech 2,42-47). Con el paso del tiempo, las comunidades fueron creciendo en tamaño y en número y fueron creciendo las diferencias personales (cf. 1Cor 11, 17-22). Incluso, se hizo más difícil recordar que ser cristiano suponía fuertes exigencias en las relaciones personales. No basta con haber recibido el bautismo, con rezar y participar en la celebración de la Eucaristía. Los cristianos tenían que vivir su fe en el contacto con el hermano, en sus relaciones de cada día, que se fueron cargando de conflictos. Avanzando el tiempo las comunidades empezaron a tener fuertes dificultades en las relaciones, a caer en la mediocridad, y destruir así la vida comunitaria.


Tratando de comprender la ira

La ira, en su esencia íntima, es una sed tan viva de venganza, correspondiente a una injuria recibida, cuya satisfacción se logra con la venganza. Es tan poderosa que resulta repulsiva tanto para quien lo experimenta en sí mismo como para quien la advierte en otro. Como afecta a las relaciones humanas, hasta hacernos capaces de odiar, ha suscitado más debates que ninguna otra emoción. Muchos católicos habían creído que el sentimiento de ira era en sí mismo pecaminoso. Ha tenido que pasar mucho tiempo hasta descubrir que es una emoción humana normal, regalo de Dios para la supervivencia física y psicológica. La Carta a los Efesios, cuando afirma: “Si se aíran, no pequen; no se ponga el sol mientras están airados… Toda acritud, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre ustedes” (Ef 4,26.31), entiende que no es el sentimiento de la ira lo que es malo, sino la conducta perjudicial o culpable que dimana de él.


¿Cómo es posible airarse sin pecar?

Si encontramos expresiones de ira en la vida de Jesús, quiere decir que esta no es pecado, sino un estado emocional normal. Cuando a uno le pisan el pie, brinca. En ese caso la ira es un sentimiento normal, con ciertos límites. Se entiende que la gente tiene sentimientos de ira. Pero esos sentimientos no deben llevarnos a una conducta injuriosa. El sentimiento es una cosa y su expresión externa es otra. No podemos controlar los sentimientos, pero sí podemos controlar su reacción. Una cosa es sentir ira y otra mostrarla en la conducta. Tener ira no es pecado, mientras sea aislada y se eviten las conductas que sean perjudiciales para la vida familiar. De todos modos, la ira es un sentimiento difícil de controlar.


Sentir no es consentir

Lo primero que tenemos que hacer es distinguir el sentimiento de ira del pecado de la ira. Nos enseñan la psicología y el Catecismo de la Iglesia Católica que sentir no es lo mismo que consentir, y que los sentimientos en sí mismos, no son ni buenos ni malos, son amorales, no son pecado. Dice el Catecismo que “el término ‘pasiones’ designa los afectos y los sentimientos. Ejemplos eminentes de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. En sí mismas, las pasiones no son buenas ni malas. Las emociones y sentimientos pueden ser asumidos por las virtudes, o pervertidos en los vicios”. (CaIC 1767-1774). En segundo lugar, el sentimiento de ira surge cuando lo que la persona espera, necesita o desea no es alcanzado. Por eso, si no hay deseo no hay ira. Así, si yo espero que mis hijos se porten siempre bien, hagan la tarea sin protestar, y mantengan sus cuartos en orden, si esto no sucede me voy a frustrar. El sentimiento de la ira es una reacción a mi frustración, porque las cosas no suceden como yo quisiera que fueran.


Testimonio de la Escritura

En los Evangelios encontramos el testimonio de que Jesús se enojó contra los mercaderes en el templo de Jerusalén (Juan 2,13-16); cuando los fariseos quisieron ridiculizarlo por curar en el día sábado, Jesús “paseó sobre ellos su mirada enojado y apenado por su ceguera” (Mc 3,5); cuando los discípulos reprendían a los niños para que nos se le acercaran “Jesús se enfadó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí” (Mc 9,13-14).


Sentimiento normal

Cristo se airó porque habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones. Cuando vinieron los niños a El y los apóstoles no los dejaron acercarse, el Señor se enojó. Esta es la ira normal, reacción normal del celo por la gloria de Dios ultrajada. La ira normal no lleva nunca a la agresión.


Sentimiento anormal

Hay otro grado al cual puede llegar la ira que es lo que llamamos "la rabia", la furia. Ese es un grado muy grande de ira que puede llevar, y ordinariamente lleva, a la agresión de palabra o de obra; la rabia es una forma muy fuerte de ira. Es terrible y lleva a la violencia, a la agresión. No hay que confundir ira con rabia, con resentimiento. En el resentimiento hay su parte de ira también, que la persona va almacenando, pensando en lo que le hicieron lo va guardando. Por eso se llama resentimiento, que significa volver a sentir. Esta ira va destruyendo a la persona que la siente, no al que causó el resentimiento, que a veces ni se entera que hizo calentar al otro. La ira destruye, si llega a convertirse en odio, cuyo proceso final es el resentimiento, que es una ira congelada. La ira se puede convertir en una adicción. ¿Cuándo se puede decir que una persona es adicta a la ira? Cuando no tiene control sobre la ira y ésta es algo crónico, compulsivo.


Elemento de crecimiento personal

La ira es un elemento fundamental de crecimiento personal. Puede ser un enemigo que arruine nuestras relaciones y destruya familias y comunidades o puede hacerse presente como un amigo. Será como una especie de faro para nuestro conocimiento y una fuente de energía para la acción. Clarificar nuestras necesidades más profundas y conocer nuestras barreras nos sitúa en la posición de asumir las riendas de nuestra ira, en vez de que ella lo asuma sobre nosotros.


Más importante que cualquier sacrificio

La Escritura nos introduce en las líneas maestras de la vida de los seguidores de Jesús en cuanto a las relaciones. La esencia de estas líneas de conducta es el amor. Los sinópticos presentan el mandamiento del amor dentro de un contexto de conflicto. Jesús ha llegado a Jerusalén. El jefe del sanedrín, los escribas y los ancianos han puesto en duda su autoridad. Cuando Jesús continúa enseñando, ellos se ponen furiosos y quieren detenerlo; algunos fariseos y saduceos se reúnen e inventan unas preguntas para ponerle una trampa. Así, con ese telón de fondo, rodeado de enemigos y de trampas, puesto a prueba y atacado, Mateo, Marcos y Lucas presentan a Jesús hablando del amor (cf. Mc 12,28-34). Enseñándonos así que la mansedumbre y la misericordia moderan la ira, el odio. El conflicto no nos exime del amor. La ira contra el prójimo no nos exime del más grande de los mandamientos. Más aún, el momento de la ira es el momento de responder con amor. Nos llama a abordar el conflicto con la actitud y conducta de los que viven a Jesús, de los que creen que amar al prójimo “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mc 12,33). Incluso cuando alguien nos ha atacado, nos ha engañado, ha sido hostil con nosotros, nuestra respuesta es dejarnos guiar por el amor. Y esto no significa negar nuestra ira, sino enfrentar nuestra ira, a la persona contra quien nos airamos con un comportamiento en armonía con el amor evangélico: honradez, respeto y sobre todo disposición para el perdón.

Jesús, en medio de la oposición, peleando con sus amigos y con sus enemigos, habla del amor. Nos habla de un Padre que perdona, que acoge entre sus brazos al hijo que le ha ofendido; habla del pastor cansado que sale en busca de una sola oveja perdida; de una mujer sorprendida en adulterio que experimenta su acogida en vez de su lapidación; de un criminal que muere saboreándola misericordia y el perdón. Estas historias nos dicen que no podemos tener vida sin conflictos y que el conflicto nos ofrece la oportunidad de recuperar algo que hemos perdido, la oportunidad de la curación, de dar la vuelta a nuestras vidas, la oportunidad de regresar a nuestra casa, la casa del Padre.

PAPA FRANCISCO DESTACA LA NECESIDAD DE EDIFICAR, CUSTODIAR Y PURIFICAR LA IGLESIA


El Papa Francisco destaca la necesidad de edificar, custodiar y purificar la Iglesia
Foto: L'Osservatore Romano







VATICANO, 09 Nov. 17 / 06:50 am (ACI).- En el día en que la Iglesia celebra la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, Catedral de Roma y primera Basílica de la iglesia en ser construida, el Papa Francisco resaltó, durante la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, la necesidad de “edificar la Iglesia, custodiar la Iglesia y purificar la Iglesia”.

En su homilía, el Santo Padre señaló que para edificar la Iglesia es necesario identificar su fundamento. “¿Y cuál es el fundamento de la Iglesia?: ¡Es Jesucristo!”.

“Él es la piedra angular de este edificio. Sin Jesucristo no hay Iglesia. ¿Por qué? –se preguntó– Porque sin Él no hay fundamento. Y, pensemos en una iglesia material, si construimos una iglesia sin fundamento, ¿qué ocurre? Se derrumba. Se derrumba toda. Si Jesucristo no está vivo en la Iglesia, la Iglesia se derrumba”.

Por otro lado, “¿nosotros qué somos?”, se preguntó. “Nosotros somos las piedras vivas de ese edificio”. Señaló que esas piedras son todas diferentes, “y esa es la riqueza de la Iglesia. Cada uno de nosotros contribuye a la construcción con los dones que Dios nos ha dado. No podemos pensar en una Iglesia uniforme: eso no es Iglesia”.

A continuación, se preguntó: “¿Quién custodia la Iglesia?: el Espíritu de Dios que vive en nosotros”. “Los cristianos de hoy saben quién es Jesucristo y saben quién es el Padre porque rezan el Padre Nuestro. Pero cuando les hablas del Espíritu Santo dicen: ‘Sí, sí, la paloma’, y ahí se quedan. Pero el Espíritu Santo es la vida de la Iglesia, es tu vida, mi vida. Somos templo del Espíritu Santo y debemos custodiarlo”.

“El Espíritu Santo es el que produce armonía en nosotros y en la Iglesia. Él es la armonía de este edificio”, subrayó.


Finalmente, el Papa Francisco habló sobre purificar la Iglesia. “Todos somos pecadores –recordó–, todos. Si alguno de vosotros no lo es, que levante la mano, porque sería una interesante curiosidad. Todos lo somos. Y por ello debemos purificarnos continuamente. Y también purificar la comunidad: la comunidad diocesana, la comunidad cristiana, la comunidad universal de la Iglesia”. “De ese modo, se puede hacer crecer”, concluyó.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 2:13-22

13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.

14 Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.

15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas;

16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»

17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.

18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?»


19 Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.»

20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo.

22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN, 9 NOVIEMBRE


Hoy 9 de noviembre se celebra la Dedicación de la Basílica más antigua de la Iglesia Católica




 (ACI).- Cada 9 de noviembre, la Iglesia celebra la “dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán”, la primera Basílica de la Iglesia en ser construida y donde una imagen de Cristo derramó sangre.

“Esta Basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión”, contó el Papa Emérito Benedicto XVI a los fieles, en noviembre del 2008.

“El mismo emperador donó al Papa Melquíades la antigua propiedad de la familia de los Laterani y allí hizo construir la Basílica, el baptisterio y patriarquio. Es decir, la residencia del Obispo de Roma, donde vivieron los Papas hasta el período aviñonés”, añadió.

Fue consagrada por el Papa San Silvestro un 9 de noviembre del 324. Se le llama Basílica de San Juan (de Letrán) porque tiene dos capillas, una en honor a San Juan Bautista y otra por San Juan Evangelista.

“Basílica del Divino Salvador” es otro nombre por el que se le conoce ya que en el 787, cuando fue nuevamente consagrada, una imagen del Divino Salvador derramó sangre al ser golpeada por un judío.

“Honrando el edificio sagrado, se quiere expresar amor y veneración a la Iglesia romana que, como afirma San Ignacio de Antioquía, “preside en la caridad” a toda la comunión católica”, expresó el Papa Benedicto XVI.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 9 NOVIEMBRE 2017 - DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN


Lecturas de hoy Dedicación de la Basílica de Letrán
Hoy, jueves, 9 de noviembre de 2017




Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (47,1-2.8-9.12):

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante –el templo miraba a levante–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 45,2-3.5-6.8-9

R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, 
el Altísimo consagra su morada

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,9c-11.16-17):

Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-22):

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.» 
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 9 de noviembre de 2017
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


LA IGLESIA MADRE DE TODAS LAS IGLESIAS 


      Tengo que reconocer que la fiesta litúrgica de hoy «me cuesta». Me cuesta sintonizar espiritualmente con el hecho de celebrar la existencia de un determinado Templo o Catedral. Se sale de la lista de motivos litúrgicos que van salpicando el año, siempre dedicados a personas, y especialmente al Señor y a su Madre. Y esta falta de sintonía tiene sus razones teológicas y bíblicas. 

      Por una parte, el cristianismo no es una religión de «objetos o cosas sagradas». Nuestro Dios no ha elegido manifestarse en piedras, animales, imágenes o edificios. Sino sobre todo y específicamente en Jesucristo, en su cuerpo, en su persona. Y derivado de aquí directamente, el Cuerpo de Cristo -después de la Resurrección- es la Comunidad cristiana. Somos Templos del Espíritu, como subraya San Pablo. El lugar de la presencia de Dios y de Cristo se encuentra "donde están dos o tres reunidos en mi nombre" (Mateo 18, 20). 

      El Concilio Vaticano II llama a la familia "iglesia doméstica" (Lumen Gentium, 11), es decir, un pequeño templo de Dios, precisamente porque gracias al sacramento del matrimonio es, por excelencia, el lugar en el que "dos o tres" están reunidos en su nombre.

      Durante los tres primeros siglos de existencia de la Iglesia, los fieles no tuvieron templos para reunirse tal como los conocemos hoy; ellos se reunían en las casas de familia; allí rezaban y compartían la Eucaristía (cfr Hechos de los Apóstoles). La Iglesia-Comunidad que hay que construir  para que los hombres puedan encontrar en ella al Cristo vivo ha de hacerse con los materiales adecuados. Mire cada uno como construye. Por eso ha advertido en diversas ocasiones el Papa Francisco: una Iglesia de los pobres y una Iglesia pobre, en la que quienes quieran "trepar" se pongan unas botas y se vayan a hacer alpinismo…; una Iglesia que está mejor herida que guardada tras las puertas de un templo…

      El propio culto quedó transformado por Jesucristo. Hablando con la Samaritana, le explica que hay que dar culto a Dios en espíritu y verdad, haciendo de la propia vida una entrega a los demás, y no tanto unas celebraciones litúrgicas, unos rituales atados a un lugar determinado. De ahí su enfrentamiento con el Templo: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

      No es que Jesús pretenda un culto individual e interior, sin ritos, sin ceremonias, sin participación del cuerpo (=hermanos), sin signos exteriores, porque nuestra naturaleza corporal los necesita. El culto espiritual no se opone a material. El espíritu, en el lenguaje de Juan, no se opone a la materia o a la realidad sensible, sino a la carne, o sea a la criatura cerrada sobre sí misma, en el propio horizonte, y por lo tanto limitada e impotente.

      Por eso el sentido que tendría cualquier Templo no es el de ser "la casa de Dios" sino "la casa de la Iglesia", el hogar de la Comunidad. Una casa sin habitantes no es más que un montón de ladrillos, aunque tenga montones de cuadros, adornos y belleza arquitectónica. Al igual que una familia sin su propia «casa» (iglesia doméstica) es casi imposible que sobreviva. Si esto es así, si entendemos que el Templo es fundamentalmente el lugar de la Comunidad reunida en el nombre, podemos situar con sentido la fiesta de hoy, y resaltar el significado de la Catedral de cualquier diócesis, la iglesia de cualquier parroquia o comunidad cristiana. Hoy concretamente miramos a la Iglesia-madre de San Juan de Letrán.

Recojo ahora unos párrafos de José A. Martínez Puche, O.P.:

Basílica de Letrán, basílica del Salvador, basílica de San Juan de Letrán..., catedral de Roma, «madre de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe»..., son los nombres más significativos de la iglesia más venerable de la cristiandad, dedicada inicialmente a Jesucristo Salvador y posteriormente a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista. Consagrada en el año 324, desde el siglo XII toda la Iglesia, unida al papa, celebra el 9 de noviembre la dedicación de la primera catedral de la Iglesia.

En Letrán estuvo inicialmente la Cátedra de Pedro en Roma. Allí se celebraron cinco concilios ecuménicos. A través de los siglos, la vida cristiana de la Urbe —y del Orbe— ha estado unida a la basílica de Letrán. Su construcción apunta al momento en que la Iglesia deja de ser un grupito fuera de la ley y es reconocida por el Estado para realizar en total libertad su acción evangelizadora. 

Los visitantes y peregrinos que llegan a Letrán, pueden leer en el frontispicio de la gran basílica: «Por derecho papal e imperial, se ordenó que yo fuera la madre de todas las iglesias. Cuando se terminó mi construcción, determinaron dedicarme al Divino Salvador, dador del reino celestial. Por nuestra parte, oh Cristo, a ti nos dirigimos con humilde súplica para pedirte que de este templo ilustre hagas tu residencia gloriosa».

       Por tanto, celebrar la dedicación de la iglesia madre de todas las iglesias es una invitación a los cristianos de la Iglesia universal a vivir la unidad de fe y de amor con el Papa, siendo piedras vivas en la construcción de la Iglesia (universal, diocesana, parroquial...), cuyo templo, altar y víctima es Jesucristo, el Cordero Inmaculado, y en la que ofrecemos (con él, por él y en él) nuestra entrega personal como culto agradable a Dios. Por eso, mire cada cual cómo construye, porque es tarea de todos y cada uno de nosotros.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 NOVIEMBRE


Los cinco minutos de María
Noviembre 9





La Virgen María vivió en profundidad la palabra recibida en el corazón y estuvo siempre iluminada por el Espíritu Santo. Pero fue una mujer lúcida y libre que realizó un discernimiento permanente de la voluntad de Dios. Así lo podemos entrever en la anunciación del ángel, en la profecía de Simeón, en la búsqueda angustiosa de Jesús en Jerusalén, en la huida a Egipto, en la escucha de las palabras de su Hijo cuando anuncia el Reino, en la inmolación de sí misma unida al sacrificio de la cruz, y en la espera orante de la venida del Espíritu después de la resurrección.

Puedes advertir, pues, que la fe de María incluyó una colaboración consciente y activa a la persona y a la obra de Jesús y que no fue un instrumento pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con obediencia y libertad de corazón.
María, Madre de Jesús, aumenta nuestra fe, ilumina nuestra libertad y renueva nuestra colaboración activa en el plan de salvación de Dios.



* P. Alfonso Milagro

HOLA!



miércoles, 8 de noviembre de 2017

GRACIAS. SEÑOR, POR EL DÍA




Gracias, Señor, por el día



San Pablo a los colosenses los animaba a “vivir dando gracias a Dios”. Es apropiado por lo tanto comenzar la jornada ambientándote con sentimientos de gratitud por todos los bienes que recibes del Señor. Aquí tienes un poema que te impulsará a reconocer las bendiciones que Dios te trae con el nuevo día.

Gracias, Señor, por el día, por tu mensaje de amor que nos das en cada flor; por esta luz de alegría, te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la espina que encontraré en el sendero, donde marcho pregonero de tu esperanza divina; gracias, por ser compañero.
Gracias por este camino, donde caigo y me levanto, donde te entrego mi canto mientras marcho peregrino, Señor, a tu monte santo.

La oración de acción de gracias te ayudará a vivir la relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente; favorece la alegría y la esperanza. Acostúmbrate a practicarla.



* Enviado por el P. Natalio

JUAN PABLO I PODRÍA SER DECLARADO VENERABLE POR EL PAPA FRANCISCO


Juan Pablo I podría ser declarado venerable por el Papa Francisco




VATICANO, 07 Nov. 17 / 05:40 pm (ACI).- Con un voto unánime, la Congregación para la Causas de los Santos reconoció las virtudes heroicas de Juan Pablo I y ahora solo se estaría a la espera de que el Papa Francisco apruebe el decreto que lo declara venerable, lo cual podría darse el próximo jueves.

Así lo informó este martes Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana. “La sesión de los cardenales y obispos dio el voto positivo unánime para el reconocimiento de las virtudes heroicas de Juan Pablo I. Se espera para el jueves la aprobación del Papa al decreto”, señaló.

El medio recordó que el 1 de junio la comisión de teólogos también dio un voto unánime a favor de la causa del “Papa de la sonrisa”.   


“Se concluye así la fase romana de la causa de canonización de Albino Luciani que se abrió en marzo de 2008”, indicó. La Positio, documento que recoge las pruebas que demuestran la heroicidad de virtudes y fama de santidad, está compuesto por cinco volúmenes de 3.600 páginas.

“Con el decreto aprobado por el Papa, cuya publicación está prevista para el jueves, se cierra por tanto el trámite final para la proclamación de las virtudes, que hace venerable al Papa Juan Pablo I. Para llegar a la beatificación se espera ahora el reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión”, señala Avvenire.

Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912. Fue elegido como el Papa número 263 el 26 de agosto de 1978. Falleció 33 días después, el 28 de septiembre del mismo, siendo su pontificado uno de los más breves de la historia.

Además fue el primer Pontífice nacido en el siglo XX y el último Papa italiano hasta el momento.

DEFENDER AL AMIGO



Defender al amigo




Los amigos son escasos. Los puedes contar con los dedos de la mano y siempre te sobrarán dedos. Por eso tal vez no tengas muchos, pero los que tienes siempre serán suficientes para llenar tu alma. Un amigo es como la perla evangélica que, cuando la encuentras, vas y vendes todo, con tal de poseerla.

La amistad se basa en comprender al otro, acompañarlo, escucharlo y quererlo sin condiciones, con sus virtudes y defectos. La amistad es para toda la vida. Es esa persona con quien queremos compartir nuestros secretos. La amistad es necesitar estar con él, cuando estamos felices, pero también cuando nos sentimos tristes. La amistad es extrañar cuando estamos separados y permitirnos el aburrimiento, al estar juntos. La amistad es el cariño entre dos personas, o tres, o muchas más. La amistad es identificarse con el otro y respetarse mutuamente. Si un amigo es el hermano que elegimos, si un amigo es uno en otro cuerpo, ¡cómo no vamos a cuidarlo y defenderlo! (Sandra Roediger).

“Un hermano puede ser tu amigo, pero un amigo siempre será tu hermano. Con tus conocidos hablas, con tus amigos te comunicas. Un conocido te oye, un amigo te escucha, y lo más importante es que no te escucha con sus oídos, sino con su corazón”. Dios te conceda el tesoro de uno o más amigos.




* Enviado por el P. Natalio

SOBRE AQUELLO DE NO JUZGAR


Sobre aquello de No Juzgar
Ese mandato no implica que suspendamos toda opinión sobre todo comportamiento pues entonces ni siquiera la predicación sería posible


Por: Fr. Nelson Medina O.P. | Fuente: fraynelson.com 




Pregunta:

Jesús cuando vino al mundo enseñó a no juzgar, sino por el contrario enseñó a amar, ¿por qué lo hacemos nosotros los cristianos? — K.M.
Respuesta:

La expresión “no juzgar” hay que saberla entender porque de otro modo lleva a contradicciones insolubles.

Piensa nada más en esto: Cuando le decimos a alguien: “No juzgues” ya estamos haciendo un juicio nosotros mismos.

Piensa también en que si uno quisiera evitar absolutamente TODO juicio, uno no podría decir nada sobre los que secuestran niñas para violarlas y matarlas porque entonces uno estaría “juzgando” al que cometió tales hechos.

Y piensa además que si uno intentara evitar TODO juicio moral, resultaría imposible educar a un niño o a un joven porque educar siempre implica expresar juicios morales; como por ejemplo: “No sigas el camino de los corruptos, que se roban el dinero del pueblo.”

Por último, démonos cuenta de que lo de “no juzgar” se dice y repite machaconamente cuando se trata de ciertos comportamientos (y pecados) mientras que otros sí son condenados duramente. Es frecuente que se aplique lo de no juzgar a temas de afectividad y sexo (implicando que cada quien viva su sexualidad más o menos como le parezca) mientras que el tráfico de drogas o las actividades de la mafia se condenan sin tapujos. O sea que evitamos juzgar en cuanto a los pecados “de moda” y sí juzgamos las lacras “de moda.”

Todo eso muestra que el sentido de las palabras de Cristo no podía ser–y no es–que debemos abstenernos de decir si las cosas son buenas o son malas. Uno no puede ver un secuestro o una violación, por ejemplo, y quedar amordazado por esta interpretación de las palabras de Cristo hasta el punto de no poder denunciarlo porque “eso sería juzgar.”

Entonces, ¿cómo entender rectamente la enseñanza del Señor?

Un buen punto de partida es que Cristo no hablaba español, ni latín; quizás entendía bastante griego pero su mente y corazón provienen del pueblo judío y de la raza hebrea. Lo mejor es explorar las palabras “justicia/juicio” (mishpat) y “juzgar” (shaphat ó shafat) desde el hebreo. Y lo primero que uno nota es que shafat es un verbo que equivale a “gobernar” de modo que el que hace justicia es ante todo el mismo que gobierna, o sea, el rey. Puesto que Dios es el rey del mundo y el soberano de las naciones de la tierra, es claro que “hacer justicia” o dar el “mishpat” corresponde a Dios.

En nuestras sociedades, en cambio, los juicios suceden en juzgados, y pueden ser apelados, e ir a distintos tribunales, de más alto rango; o por el contrario, hay casos que pueden prescribir y ya no ser sometidos al sistema judicial. En Israel, y en general en todos los pueblos antiguos, el juicio sobre una situación o sobre una persona, era algo que sucedía UNA VEZ y que venía directamente del soberano (no había nuestra famosa separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial); pronunciar juicio no admitía en principio apelación y definía para siempre el destino de una persona. esa es la idea de “juzgar” que está detrás de la advertencia de Cristo.

"Juzgar" en lengua hebrea, es tomar el lugar del juez, y el único juez es Dios, cuyos “juicios” indican la verdad definitiva y el destino final de cada persona. De modo que “no juzgar” equivale a: “No pretendas tomar el lugar de Dios creyendo que puedes conocer o definir el desenlace final de la vida de otra persona.” Por supuesto, ese mandato no implica que suspendamos toda opinión sobre todo comportamiento pues entonces ni siquiera la predicación sería posible.

Y no olvidemos que el mismo Cristo nos invitó a practicar la corrección fraterna (Mateo 18,15-17). ¿Cómo podría yo corregir a mi hermano si cada vez que le fuera a decir que está haciendo algo incorrecto él me dijera: “¡Tú, cállate: me estás juzgando.”

En resumen: el mandamiento de No Juzgar significa que no usurpemos el lugar de Dios en cuanto a qué va a suceder finalmente en la vida de una persona; pero ello no impide que reconozcamos, en nosotros mismos y en los demás, cosas que son incorrectas y que deben ser corregidas.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 8 NOVIEMBRE


Los cinco minutos de María
Noviembre 8





A nadie podríamos proponer como ejemplar de vida espiritual que estuviese a la altura de la Virgen María. Ella vivió en la mayor intimidad, en lo más secreto de su Inmaculado Corazón, su relación personal con Dios; allí en su purísimo Corazón y en la paz de su alma bendita adoró a la augusta Trinidad.

Allí, en lo secreto de nuestro corazón, es donde nosotros deberemos amar y servir a Dios: luego saldrá a lo exterior, pero como una consecuencia de lo que vivimos dentro.

Nuestra Señora del silencio, concédenos un corazón limpio habitado por Dios Padre que está en lo secreto, ve en lo secreto y da su recompensa.



* P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO ANUNCIA NUEVO CICLO DE CATEQUESIS: LA MISA ES FUENTE DE LA VIDA DEL CRISTIANO


El Papa inicia nuevo ciclo de catequesis: La Misa es la fuente de la vida del cristiano
Por Álvaro de Juana
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 08 Nov. 17 / 04:36 am (ACI).- El Papa Francisco ha dado inicio a un nuevo ciclo de catequesis sobre la “Santa Misa” que desarrollará cada miércoles durante la Audiencia General. Esta semana fue la primera, y en ella explicó las razones que le han llevado a elegir este tema.

Estas catequesis “fijarán la mirada en el ‘corazón’ de la Iglesia, es decir, en la Eucaristía”. “Es fundamental para nosotros los cristianos comprender bien el valor y el significado de la Santa Misa, para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios”.

El Pontífice pidió no olvidar “al gran número de cristianos que, en todo el mundo, en 2.000 años de historia, han resistido hasta la muerte para defender la Eucaristía; y cuántos todavía hoy arriesgan su vida para participar en la Misa dominical”:

Puso de ejemplo la persecución que sufrió en el año 304 un grupo de cristianos en el grupo de África y el testimonio que dieron. “Nos interpela a todos y pide una respuesta sobre qué significa para cada uno de nosotros participar en el Sacrificio de la Misa”.

Francisco recordó que ‘Eucaristía’ significa ‘acción de gracias’: agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos involucra y nos transforma en su comunión de amor”.

“El Concilio Vaticano II estuvo fuertemente animado por el deseo de conducir a los cristianos a comprender la grandeza de la fe y la belleza del encuentro con Cristo” y “por eso era necesario ante todo poner en marcha, con la guía del Espíritu Santo, una adecuada renovación de la liturgia, porque la Iglesia vive continuamente de ella y se renueva gracias a ella”.


El Papa destacó la importancia de la “formación litúrgica de los fieles” que es “indispensable para una verdadera renovación”. “Este es el objetivo del ciclo de catequesis que iniciamos hoy: crecer en la conciencia del gran don que Dios nos ha donado en la eucaristía”.

“La eucaristía es un acontecimiento maravilloso en el que Jesucristo, nuestra vida, se hace presente” y "los sacramentos y la celebración eucarística de modo particular, son signos del amor de Dios, las vías privilegiadas para encontrarnos con Él”.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 8 NOVIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Miercoles de la 31ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 8 de noviembre de 2017




Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 111,1-2.4-5.9

R/. Dichoso el que se apiada y presta

Dichoso quien teme al Señor 
y ama de corazón sus mandatos. 
Su linaje será poderoso en la tierra, 
la descendencia del justo será bendita. R/.

En las tinieblas brilla 
como una luz el que es justo, 
clemente y compasivo. 
Dichoso el que se apiada y presta, 
y administra rectamente sus asuntos. R/.

Reparte limosna a los pobres; 
su caridad es constante, sin falta, 
y alzará la frente con dignidad. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mio. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 
8 de noviembre de 2017
 Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf



DE ACOMPAÑANTES A SEGUIDORES


      Las dos breves parábolas del Evangelio de hoy hacen referencia al hecho de «comenzar», «prepararse» para algo difícil o laborioso, arriesgado incluso, de «deliberar», de «calcular»... Ponen la atención en el «antes».     

        Una gran mayoría de nosotros (me incluyo) comenzamos en esto de la fe sin ser conscientes. Nos bautizaron de pequeños. Algo parecido ocurrió con la Primera Comunión. La Confirmación, que podría haber sido la ocasión de asumir y plantearse en serio esto de seguir a Jesús, se celebró en tiempos adolescentes, cuando está todo a medio-hacer (que eso significa adolescencia: Falta de algo). Si pensamos en otros momentos fuertes, pocas veces se puede decir que alguien sepa conscientemente y asuma todas las consecuencias de una vocación matrimonial, o sacerdotal. Estamos preparados poco «más o menos», pero no solemos plantearnos los futuros y probables momentos de crisis o dificultades. Es decir: que no es nada frecuente lo de calcular, deliberar... para que sea posible levantar la torre de nuestro proyecto de vida, o las batallas que tocará pelear. Sin embargo esto es lo que Jesús plantea. ¿Entonces?      
El propio relato evangélico me sugiere alguna pista. Dice que mucha gente «acompañaba» a Jesús. Es el nivel de tener interés, sentirse atraído, estar a gusto en su compañía. Mucha gente. Quizá también podríamos nosotros enmarcarnos en esa multitud... Pero Jesús plantea un paso más: "Si alguno se viene conmigo... si quiere ser discípulo mío".  Ser discípulo, o seguirle... es bien distinto de acompañarle. Es un reto, una exigencia, un paso radical por si «alguno», como diciendo, esto será para unos pocos. También la advertencia vale para los que ya han aceptado ser discípulos de Jesús (vosotros) probablemente con muy buena voluntad (como cuando nosotros recibimos los sacramentos), pero con opciones que Jesús no les exigió al principio, en el Lago de Galilea, sino ahora, subiendo a Jerusalem.

      Esto supone que el seguimiento de Jesús, el ser discípulo, es un camino progresivo, «cuesta arriba», en el que habrá que ir tomando opciones y haciendo diversas renuncias. Casi no importaría el día de mi bautismo, Confirmación, Profesión Religiosa, Matrimonio, catecumenado o lo que sea... sino el "cada día", el proceso, el camino. Se pasa de ser «acompañantes» de Jesús a ser discípulos cuando se van enfrentando situaciones difíciles. Como un buen profesional va siéndolo no por salir de la Universidad, o terminar un máster... sino resolviendo dificultades, a menudo no previstas, o quizá simplemente «teóricas», pero todavía no reales.

      Calcular los gastos, o las estrategias militares, las fuerzas disponibles... nos invitan a mirar los recursos con los que contamos para tal empresa, como también las condiciones o riesgos de las que advierte Jesús. 

      Según cuentan los especialistas, en el tiempo de Jesús, la situación social y económica llevaba las familias a encerrarse en sí mismas y les impedía cumplir con la ley del rescate (goel), esto es, socorrer a los hermanos de la comunidad que estaban amenazados de perder su tierra o de caer en la esclavitud. Es decir, hay que evitar que las condiciones personales, políticas, religiosas, eclesiales... nos encierren en nosotros mismos, apartándonos de la Comunidad, o que mis intereses personales (hay que renunciar a uno mismo y a los propios bienes) se impongan o antepongan a los intereses del Reino/Jesús . He aquí, pues, un RECURSO esencial para que sea posible el seguimiento. También en este ámbito podríamos hablar de ser «acompañantes» de la Comunidad y de «seguidores» en la Comunidad. Sería un nuevo punto de reflexión del que ahora no nos ocupamos. En todo caso es un seguimiento comunitario y en apertura y disponibilidad para los que están peor. Por eso, aunque las llamadas de Jesús son personales, invitan a formar parte de su Comunidad de discípulos, que le acompaña y le sigue.

Podríamos abundar en otros RECURSOS con los que contamos, y de los que se nos habla por toda la Escritura, pero nos alargaríamos demasiado en la reflexión. Queda para ti esta importante tarea: calcular, deliberar, optar, renunciar... Verbos todos importantes... para conjugarlos en primera persona.



Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

FELIZ MIÉRCOLES





martes, 7 de noviembre de 2017

VIVÍA DE LA COMUNIÓN


Vivía de la comunión



Vivir sin comer absolutamente nada es un fenómeno místico, inexplicable para la ciencia, pero verificado objetivamente en varios santos, como en santa Liduvina, santa Catalina de Siena, beata Alejandrina Da Costa, etc. En las visiones que tuvo Alejandrina, Jesús le dijo: “Quiero que en adelante seas tú un signo de que la Comunión alimenta la vida interior, porque en ti no sólo te sostendrá espiritualmente, sino también físicamente”. Y vivió sin comer ni beber por trece años.

En 1421, o sea 12 años antes de la muerte de Liduvina, las autoridades civiles de Schiedam (Holanda), su pueblo, publicaron un documento que decía: "Certificamos por las declaraciones de muchos testigos presenciales, que durante los últimos siete años, Liduvina no ha comido ni bebido nada, y que así lo hace actualmente. Vive únicamente de la Sagrada Comunión que recibe". Durante los primeros años de su enfermedad, la santa podía tomar algunos alimentos, pero después, durante los últimos 19 años de su vida, ya no volvió a comer ni a beber. Su único alimento era la Sagrada Hostia. Nadie ha logrado explicar este prodigio.

Jesús en la Eucaristía se une a mí para que dé abundantes frutos, es fuente de vida, de gracia y santidad, me da fuerza para llevar la cruz de cada día, viene a reforzar mi voluntad de servicio humilde a los hermanos, ilumina las tinieblas de mi corazón, me comunica su paz y alegría, se pone a mi lado en el camino de la vida. Que crezcas en amor a este Sacramento.



* Enviado por el P. Natalio

LA MUERTE NO ES NADA


La Muerte no es Nada




La muerte no es nada, sólo ha pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, ustedes son ustedes. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Denme el nombre que siempre me han dado. Hablen de mí como siempre lo han hecho. No usen un tono diferente. No tomen un aire solemne y triste. Sigan riendo de lo que nos hacía reír juntos. Recen, sonrían, piensen en mí. Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra. La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de su mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de su vista? Los espero. No estoy lejos, sólo al otro lado del camino. ¿Ven? Todo está bien. No lloren si me aman. ¡si conocieran el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieran oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieran ver con sus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieran contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen! Créanme: Cuando la muerte venga a romper sus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que dios ha fijado y conoce, su alma venga a este Cielo en el que los ha precedido la mía, ese día volverán a ver a aquel que los amaba y que siempre los ama, y encontrarán su corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverán a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con ustedes por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.



San Agustín de Hipona
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