lunes, 22 de junio de 2020

EL NIÑO Y SU SOMBRA


El niño y su sombra



El conocimiento de ti mismo, con tus fortalezas y debilidades, está en la base de tu crecimiento armónico como persona. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.

El niño de un pueblecito griego tenía que ir a la escuela de un pueblo vecino, a una hora de camino a pie. Su madre lo llevo el primer día de clases y para llegar a tiempo salieron de su casa al amanecer. Cuando habían recorrido apenas 300 metros, el niño olvidó el propósito de aquella excursión y quedo abstraído ante su propia sombra, que hacía que el niño se sintiera un gigante de 30 metros de altura. De pronto, la madre se detuvo y mirándole directamente a los ojos le aconsejó: No contemples tu sombra al amanecer, hijo... mírala sólo al mediodía.

A veces, como este niño, podemos confundir nuestra realidad objetiva con otra imagen ilusoria de nosotros mismos. Soñamos con una imagen aureolada y agrandada que sólo representa nuestros deseos. Pero no te engañes a ti mismo: distingue con sinceridad y honestidad tu propia verdad, sin falsas luces que deformen tu juicio objetivo.



* Enviado por el P. Natalio

PALABRAS DE UN RELOJ


Palabras de un reloj



“El compromiso mayor y más eficaz es el compromiso con el minuto presente, pues te obliga al abandono total del pasado y del futuro en manos de Dios y a la entera disponibilidad. Ser fiel a este compromiso es vivir plenamente tu vida y asegurarte un auténtico triunfo de dimensiones infinitas” (M. Quoist).

Trabajo más que un mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo. Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos, no los quiero hacer todos a la vez. Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy, aquí y ahora. Sé que, si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro. Tú, que eres persona, si quieres vivir tan tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso del trabajo en un solo día. Vive ahora, haz el trabajo de cada día en su día.

“El hombre inquieto arrastra consigo su pasado e intenta agarrar el futuro al mismo tiempo que el presente. Si quieres triunfar en la vida, deja el pasado en manos de Dios, déjale también el futuro y vive plenamente, uno tras otro, cada momento presente” (M. Quoist). Que aproveches la importante lección del reloj, porque será decisiva para tu felicidad.



* Enviado por el P. Natalio

NARDO Y MEDITACIÓN DÍA 22 - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Nardo del 22 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!


Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido...¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.



Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.




22.-LA PERSECUCIÓN

Quien más pesada, quien más ligera, todos tenemos una cruz personal que llevar, pero no hay una común a todos; es la cruz predicha por Jesús cuando subió al monte de las bienaventuranzas y pronunció las palabras que fueron una verdadera revelación para sus discípulos: Dichosos vosotros cuando os ultrajen, os persigan y mintiendo, digan de vosotros cosas malas, falsas, etc.,  por mi causa. Ser perseguidos por amor a Jesús es una bienaventuranza. Alegraos porque será grande vuestra recompensa en los cielos.


IMÁGENES DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO









LA GUERRA CRISTERA


Un día como hoy finalizó la Guerra Cristera en México
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa





El 21 de junio de 1929 finalizó oficialmente la Guerra Cristera en México tras la firma de los acuerdos entre el Arzobispo mexicano Leopoldo Ruiz y Flóres, como delegado apostólico del Papa Pío XI, y el entonces presidente del país, Emilio Portes Gil.

Culminó así un conflicto de tres años que enfrentó al Gobierno mexicano con numerosos grupos de fieles católicos, denominados “cristeros”, indignados por las medidas legales emitidas contra la Iglesia y el culto religioso.

Los cristeros tenían como su lema principal “Viva Cristo Rey y Nuestra Señora de Guadalupe”. Se estima que más de 60 mil soldados del Gobierno y 25 mil milicianos del bando cristero murieron.

En declaraciones a ACI Prensa en junio de 2018, el jurista y doctor en Historia Jorge Adame Goddard, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que el origen del conflicto es la Constitución de México de 1917, que “desconocía los derechos de la Iglesia, desconocía su personalidad jurídica, limitaba el número de sacerdotes, ponía restricciones muy importantes al culto público”.

Recordó que “esto generó una serie de protestas” y las tensiones aumentaron con la llegada al poder del presidente Plutarco Elías Calles en 1924.

En 1926 este presidente promulgó la Ley de tolerancia de cultos, conocida como “Ley Calles”, para hacer efectivos los artículos constitucionales contra la Iglesia.

Con la Ley Calles, señala Adame Goddard, “se consideraban delitos muchas actividades totalmente lícitas, como que un sacerdote esté en la calle con traje talar o que los religiosos estén reunidos en congregaciones, o que se enseñara religión en las escuelas”.

Ante las repetidas negativas del Gobierno a derogar la Ley Calles, un gran número de obispos decidió suspender el culto el 31 de julio de 1926, día en que comenzó a regir la controversial legislación.

“La suspensión de culto impresiona muchísimo a la población. De pronto todas las iglesias están cerradas, no pueden bautizar a sus hijos, no hay primeras comuniones, ni Misas los domingos”, dijo el jurista.


El Gobierno respondió cerrando los templos, persiguiendo y arrestando a sacerdotes y dirigentes laicos. La violenta reacción estatal hace que muchos católicos decidan tomar el camino de las armas.

Adame Goddard dijo a ACI Prensa que el movimiento cristero “se produce en varios estados de manera espontánea. En cada lugar hay jefes locales, jefes regionales militares, militares improvisados”.

“En la Ciudad de México se constituye un grupo de intelectuales profesionistas, principalmente abogados, que constituyen la Liga Defensora de la Libertad Religiosa” con el fin de “conseguir recursos para apoyar el movimiento armado y procura también dirigirlo”.

Eventualmente, precisó el jurista, se constituyó un mando único militar en el movimiento cristero, bajo el mando del general Enrique Gorostieta Velarde.

“Este era un militar de carrera, entrenado en el Ejército” que unificó y “logró que el movimiento cristero llegara a controlar territorios en partes de Jalisco, Zacatecas, algo de Durango, Colima”.

La preocupación de la Iglesia: La pastoral

Adame Goddard indicó que “la Iglesia no apoyó el movimiento armado”, aunque “tampoco lo detuvo”.

“Resulta además que con la guerra se generaba el problema que, en mi opinión, era el más grave”, pues México era para 1929 “un país católico que no tiene culto público durante tres años y aparte tiene a los sacerdotes perseguidos, y casi todos los obispos fuera del país”.

“Estaba el riesgo de relajación de los sacerdotes, la casi nula atención de los creyentes. Esto generaba mucha preocupación en la Iglesia. Y es la preocupación principal que tenía el Papa (Pío XI) entonces”, explicó.

En ese contexto, Emilio Portes Gil asume el gobierno en diciembre de 1928 y “abre un camino de negociación, diciendo que se pueden respetar ciertos derechos sin modificar la legislación”.

“Los obispos, también apoyados por Roma, deciden aprovechar esta oportunidad precisamente para resolver el problema pastoral”, explicó Adame Goddard.

Con la firma de los acuerdos, “el problema político que generó el conflicto, la Constitución, quedó sin tocar. La Ley Calles quedó sin aplicar, las leyes constitucionales quedaron sin aplicar. Se mantuvo un estado pacífico sin cambiar la legislación”.

“Pero el problema pastoral se resolvió inmediatamente: se reanudó el culto, y al reanudarse el culto la mayor parte de los levantados en armas, que se habían levantado porque no tenían culto público, decidieron dejar las armas y volver a sus actividades ordinarias. Entonces el movimiento militar también decayó mucho después de ese momento”.

El legado de la guerra cristera

El jurista de la UNAM destaca que la guerra cristera dejó “varias enseñanzas” para la Iglesia y el México de hoy.

Con la Liga Defensora de la Libertad Religiosa surge una “nueva perspectiva, la de considerar la libertad religiosa principalmente como un derecho de los creyentes que el Estado debe respetar y del cual se deriva el reconocimiento de los derechos de la Iglesia”, indicó.

Añadió que otra consecuencia es que el Gobierno mexicano “se da cuenta que esa ley no la puede aplicar. Y eso llevará a que en 1992 se reforme la Constitución estableciendo un régimen moderno de respeto a los derechos de los creyentes y de relaciones institucionales entre el Estado y la Iglesia”.

Adame Goddard subrayó también que una enseñanza de la guerra cristera para la Iglesia es “que se debe cuidar antes que nada la formación espiritual de los laicos y hacerles ver la importancia de su participación en la vida pública, el gran bien que fue la participación de estos cristeros, muchos de ellos ya beatificados.

“Y que tengan actualmente la misma fortaleza que tuvieron los cristeros”.

Una mentalidad laicista que persiste en México

Sin embargo, para el jurista mexicano, a pesar de los cambios legales la Iglesia en México “sigue con una voz disminuida en el debate público”.

“Se ha insistido en que los obispos, por ejemplo, no pueden opinar sobre los asuntos públicos. Cuando han opinado acerca del aborto y acerca del matrimonio se levantan denuncias en contra de ellos, porque dicen que se están metiendo en asuntos políticos que no les corresponden”, indicó.

En ese sentido, Adame Goddard lamentó que en el país permanezca una mentalidad laicista “que no respeta el derecho de libertad religiosa de los creyentes y el derecho de expresión de los creyentes y los obispos”.

“Y siguen pensando que la Iglesia tiene el interés de apoderarse del poder político para gobernar, lo cual es totalmente anacrónico”, señaló.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 22 DE JUNIO DE 2020


Lunes de la duodécima semana del Tiempo Ordinario
Lunes 22 de junio de 2020




Segundo Libro de los Reyes 17,5-8.13-15a.18.

Salmanasar, rey de Asiria, invadió todo el país, subió contra Samaría y la sitió durante tres años.
En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaría y deportó a los israelitas a Asiria. Los estableció en Jalaj y sobre el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de Media.
Esto sucedió porque los israelitas pecaron contra el Señor, su Dios, que los había hecho subir del país de Egipto, librándolos del poder del Faraón, rey de Egipto, y porque habían venerado a otros dioses.
Ellos imitaron las costumbres de las naciones que el Señor había desposeído delante de los israelitas, y las que habían introducido los reyes de Israel.
El Señor había advertido solemnemente a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y videntes, diciendo: "Vuelvan de su mala conducta y observen mis mandamientos y mis preceptos, conforme a toda la Ley que prescribí a sus padres y que transmití por medio de mis servidores los profetas".
Pero ellos no escucharon, y se obstinaron como sus padres, que no creyeron en el Señor, su Dios.
Rechazaron sus preceptos y la alianza que el Señor había hecho con sus padres, sin tener en cuenta sus advertencias.
El Señor se irritó tanto contra Israel, que lo arrojó lejos de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá.



Salmo 60(59),3.4-5.12-13.
R/. Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.


¡Tú nos has rechazado, Señor, nos has deshecho!
Estabas irritado: ¡vuélvete a nosotros!

Hiciste temblar la tierra, la agrietaste:
repara sus grietas, porque se desmorona.

Impusiste a tu pueblo una dura prueba,
nos hiciste beber un vino embriagador.
Tú, Señor, nos has rechazado
y ya no sales con nuestro ejército.

Danos tu ayuda contra el adversario,
porque es inútil el auxilio de los hombres.


Evangelio según San Mateo 7,1-5.

Jesús dijo a sus discípulos:
No juzguen, para no ser juzgados.
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.




Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad

No Greater Joy (Nadie tiene amor más grande)
“Os medirá con la medida con que hayáis medido a los demás.”
Para cada enfermedad existen varios medicamentos y varios tratamientos. Pero mientras que no se ofrezca una mano llena de ternura y un corazón generoso, dispuestos a amar con cariño, no creo que se pueda curar nadie de esa terrible enfermedad que es la falta de amor.

    Nadie de entre nosotros tiene el derecho de condenar a nadie, sea quien sea. Y esto es verdad, aunque veamos gentes hundirse por el motivo que fuera. ¿No nos invita Jesús mismo a no juzgar a nadie? A lo mejor somos responsables de que esta gente esté donde esté. Debemos comprender que son hermanos y hermanas nuestras. Este leproso, este borracho, este enfermo son hermanos nuestros porque ellos también han sido creados para un amor más grande. ¡No lo olvidemos nunca! Jesucristo se identifica con ellos cuando dice: “...cuando lo hicisteis con uno de esos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.” (Mt 25,40) Tal vez esta gente se encuentra en la calle, sin amor alguno y sin atención de ninguna clase porque nosotros les hemos negado nuestra ayuda, nuestro cariño. Sé cariñoso, infinitamente cariñoso con el pobre que sufre. No sabemos nada de sus sufrimientos. Lo más duro es saber que uno no es aceptado.

SANTORAL DE HOY LUNES 22 DE JUNIO DE 2020

María Inés Teresa Arias, BeataMaría Inés Teresa Arias, Beata
Memoria litúrgica, 22 de junio
Nicetas de Remesiana, SantoNicetas de Remesiana, Santo
Obispo, Junio 22
Albano de Inglaterra, SantoAlbano de Inglaterra, Santo
Máritr, Junio 22
Juan Fisher, SantoJuan Fisher, Santo
Cardenal y Mártir, Junio 22
Tomás Moro, SantoTomás Moro, Santo
Memoria Litúrgica, 22 de junio
Paulino de Nola, SantoPaulino de Nola, Santo
Obispo, Junio 22

¡FELIZ SEMANA!




domingo, 21 de junio de 2020

ORAR, SIMPLEMENTE ORAR


Orar, simplemente orar



La oración humilde y confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un niño muy sencillo, le pidas lo que necesitas. Pero no debes suplicarle con desesperanza, ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el cumplimiento de tus deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con libertad. Él te ama, y sabe lo que más te conviene.

Un pobre campesino volvía del mercado al atardecer, cuando advirtió que no llevaba su libro de oraciones. Estaba en un bosque y debía ajustar una rueda de la carreta. El pobre hombre muy afligido oró así: “He cometido una verdadera estupidez, Señor. He salido sin mi libro de rezos. Tengo tan poca memoria que sin él no sé orar. De modo que voy a decir cinco veces el alfabeto muy despacio. Tú, que conoces todas las oraciones, puedes juntar las letras y formar las plegarias que ya no recuerdo”. Y Dios dijo a sus ángeles: “De todas las oraciones que he escuchado hoy, ésta ha sido sin duda alguna, la mejor. Una oración que ha brotado de un corazón sencillo y sincero”.

La oración simple y confiada conmueve el corazón de Dios. A nosotros también nos enternecen los niños cuando con encantadora espontaneidad nos piden que les ayudemos a hacer un dibujo, a atarles los cordones de los zapatitos, etc., y no podemos negarnos. Su humilde confianza nos impulsa a prestarles cualquier servicio.


* Enviado por el P. Natalio

¡NO TEMÁIS! - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21.06.2020


“¡No temáis!”



Los ingleses, que aprecian el sentido del humor, se deleitan hoy con la comparación: “¡Valéis más que los pajarillos!”

El humor es un rasgo importante del Mesías y su enseñanza de hoy es también muy notable. En medio de las dificultades que se abatían sobre los primeros cristianos, numerosas frases de Jesús les venían a la memoria. San Mateo los ha reagrupado en una entrevista o resumen que se llama “el discurso apostólico” dirigido a los doce apóstoles en el momento de su primera misión.

Es muy conocido: cuanto más moleste un mensaje, tanto mejor para el mensajero. La primera lectura, del profeta Jeremías, es para recordarla. ¿Pero qué hay de nuestro testimonio cristiano hoy?

Desde hace algunos decenios, muchos creen que el tiempo del anuncio directo y explícito de la Palabra está pasada de moda, y que es más urgente comunicar la inquietud de hoy aceptando la solidaridad. La fe no se impone. Y testimoniar como se ha hecho en la Iglesia primitiva, con riesgo de su vida, parece ya pasado. ¿Hay que dar marcha atrás o de-misionar?

Si los fundamentalistas cristianos, como los extremistas musulmanes, son condenados universalmente hoy, no es a causa de su mensaje sino más bien por sus métodos. La cuestión de sentido se plantea todavía hoy en términos claros. Con amor y respeto, y conservando relaciones armoniosas con su medio, cada cristiano es invitado a dar cuenta de su fe sin miedo.
* Padre Felipe Santos SDB

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 21 DE JUNIO DE 2020


XII Domingo Ordinario
21 de junio de 2020

Santos:
San Luis Gonzaga, Religioso (1568-1591)


Lecturas del día:

Primera lectura
Jeremías 20:10-13
10 Escuchaba las calumnias de la turba: «¡Terror por doquier!, ¡denunciadle!, ¡denunciémosle!» Todos aquellos con quienes me saludaba estaban acechando un traspiés mío: «¡A ver si se distrae, y le podremos, y tomaremos venganza de él!»
11 Pero Yahveh está conmigo, cual campeón poderoso. Y así mis perseguidores tropezarán impotentes; se avergonzarán mucho de su imprudencia: confusión eterna, inolvidable.
12 ¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
13 Cantad a Yahveh, alabad a Yahveh, porque ha salvado la vida de un pobrecillo de manos de malhechores.



Salmo responsorial
Salmo 69:8-10, 14, 17, 33-35
8 Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante;
9 para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre;
10 pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.
14 Mas mi oración hacia ti, Yahveh, en el tiempo propicio: por tu gran amor, oh Dios, respóndeme, por la verdad de tu salvación.
17 ¡Respóndeme, Yahveh, pues tu amor es bondad; en tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;
33 Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios!
34 Porque Yahveh escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos.
35 ¡Alábenle los cielos y la tierra, el mar y cuanto bulle en él!


Segunda lectura
Romanos 5:12-15

12 Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;
13 - porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley;
14 con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir...
15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!


Evangelio
Mateo 10:26-33

26 «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados.
28 «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
33 pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 21 de junio de 2020
Fernando Torres cmf


¡No tengan miedo!

      Las personas y los pueblos a veces se sienten dominados por el miedo, por el temor. Sentimos miedo ante lo desconocido. Los otros se nos figuran como sombras amenazadoras. Su rostro, por desconocido, nos inquieta. Y de ahí es de donde surge la violencia la mayor parte de las veces. En el Evangelio de hoy Jesús nos invita a cambiar de actitud. Invitó a los apóstoles, que eran los que escucharon sus palabras en aquel momento, a que fuesen por los pueblos y ciudades de Palestina a anunciar el Reino de Dios sin miedo. ¿A quién podían temer? ¿Qué les podía suceder? Jesús les dijo muy claramente que podían morir incluso. Pero que no hay que tener miedo a los que pueden matar el cuerpo pero no el alma. Porque el Padre del cielo estaba de su parte.

      Nos puede parecer que es un mensaje duro y difícil de vivir en la práctica. Todos tenemos miedo a algo, pero quizá más que todo tenemos miedo a la muerte. Pero Jesús nos invita a situarnos en una perspectiva diferente. ¿Qué es la muerte sino el paso necesario para encontrarse con Dios, nuestro Padre? Él nos está esperando con los brazos abiertos. Además siendo él nuestro Padre, no dejará que nos suceda nada malo. Hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados. 

      Al final, todos nos tendremos que enfrentar al momento de la muerte por mucho que no nos guste hablar de ello. Lo que Jesús nos invita es a vivir ese momento con la confianza puesta en Dios. Ese momento y toda nuestra vida. Porque así viviremos de un modo diverso. Con una actitud diferente. Sentiremos la alegría de vivir y disfrutar de este inmenso regalo que Dios nos ha hecho. Cada uno de sus minutos y segundos. Y comunicaremos a los que viven cerca de nosotros esa alegría y esa confianza. Tendremos fuerza para luchar con las dificultades que nos vayamos encontrando, porque Dios, estamos convencidos, está con nosotros. 

      Eso fue lo que Jesús dijo a los discípulos. No debían tener miedo porque Dios Padre estaba con ellos. Y porque difícilmente se puede anunciar un mensaje tan alegre como el del Reino si el que lo anuncia vive atemorizado. Hoy somos nosotros los portadores de ese mensaje. Y nadie nos creerá si no nos ve vivir con alegría y confianza. Porque sabemos que nuestra alegría y nuestra confianza se apoyan en Dios mismo. Esa es la verdadera alegría. Y la tristeza nace en el momento en que nos olvidamos de Dios. Entonces hasta las carcajadas se nos vuelven amargas. Pero no hay que permitir que eso suceda. La eucaristía de cada domingo nos recuerda que Dios está con nosotros, que no nos abandona y que se hace alimento para nuestra vida. Para que encontremos la verdadera alegría y perdamos el temor. 



Para la reflexión

¿Qué cosas o situaciones son las que te dan miedo y te hacen sentirte inseguro? ¿Crees que la fe te puede ayudar a vivir más alegre y confiado? ¿Por qué no lo intentas?

PAPA FRANCISCO CONFÍA A JÓVENES A SAN LUIS GOZAGA: MUCHACHO LLENO DE AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO


Papa confía a jóvenes a San Luis Gonzaga: “muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo”
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




Al finalizar el rezo del Ángelus de este Domingo 21 de junio, el Papa Francisco confió a los jóvenes del mundo a la intercesión de San Luis Gonzaga, quien fue “un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo”.

El Santo Padre presidió la tradicional oración mariana desde la ventana del palacio apostólico vaticano y recordó la memoria litúrgica de San Luis Gonzaga para saludar especialmente a los jóvenes presentes en la plaza de San Pedro y quienes escuchaban su mensaje a través de los medios de comunicación.

“Saludo especialmente a ustedes, jóvenes: hoy recordamos a San Luis Gonzaga, un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo; murió muy joven, aquí en Roma, porque se ocupó de los enfermos de la peste. A su intercesión confío a los jóvenes de todo el mundo”, destacó el Papa.


Además, el Pontífice saludó a los “queridos fieles romanos y peregrinos venidos de varias partes de Italia” a la plaza de San Pedro y reconoció que “empiezan a verse los peregrinos” también de otros países: “veo algunos con sus banderas...” afirmó el Santo Padre mientras que los saludaba con la mano derecha desde la ventana.


Datos biográficos:
San Luis Gonzaga nació en 1568 en Italia en una familia noble. Su madre, preocupada por las cosas de fe, lo consagró a la Virgen y lo hizo bautizar. Mientras que al papá sólo le interesaba el futuro mundano del hijo y que fuese soldado como él.

San Luis frecuentaba mucho los cuarteles y allí aprendió la importancia de ser valiente, pero también adquirió un vocabulario rudo.

Poco a poco fue creciendo en la fe y a los nueve años hizo un voto de castidad. Cuando tenía trece años conoce al Obispo San Carlos Borromeo, quien queda impresionado con la sabiduría e inocencia de Luis y le da la Primera Comunión.

Por asuntos de su padre tuvo que viajar a España y en la iglesia de los jesuitas en Madrid oyó una voz que le decía: “Luis, ingresa en la Compañía de Jesús”. Su madre tomó con alegría los proyectos de Luis, pero el papá montó en cólera y no aceptó fácilmente la inquietud vocacional de su hijo.

San Luis ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús. Con el tiempo se convirtió en un novicio modelo, se mantuvo fiel a las reglas y siempre buscaba estar en los oficios más humildes. En ocasiones, durante el recreo o en el comedor, caía en éxtasis.


Por aquel entonces la población de Roma se vio afectada por una epidemia de fiebre, los jesuitas abrieron un hospital donde los integrantes de la orden atendían. Luis empezó a mendigar víveres para los enfermos y logró cuidar de los moribundos hasta que contrajo la enfermedad.

Se recuperó de ese mal, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que en pocos meses lo redujo a un estado de gran debilidad. Acompañado de su confesor San Roberto Belarmino, se fue preparando para la muerte.

En una ocasión cayó en un arrobamiento y se le reveló que moriría en la octava del Corpus Christi. Con la mirada puesta en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, partió a la Casa del Padre alrededor de la media noche, entre el 20 y 21 de junio, con tan sólo 23 años.

ORACIONES A SAN LUIS GONZAGA


Oración a San Luis Gonzaga 
para obtener lo que más se necesita


Dios Todopoderoso,
que infundiste en San Luis Gonzaga
un espíritu de servicio
y entrega al prójimo por Ti
te pido por su intercesión
que me concedas fortaleza para no desfallecer,
y paciencia para no desesperar
en este momento de desconsuelo,
ayúdame, te lo suplico a aliviar mis sufrimientos, 
ayúdame a obtener lo que tanto necesito:

(hacer la petición con mucha fe y esperanza).

También te pido,
que pueda imitar el espíritu de sacrificio
de San Luis Gonzaga,
así como el deseo de vivir con pureza interior
cada día de mi existencia.
Te lo pedimos a Ti,
que siendo Dios,
vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

Rezar tres Padrenuestros,
tres Avemarías y tres Glorias.
Hacer la oración y los rezos durante tres días consecutivos.



Oración para pedir la pureza a San Luis Gonzaga



Inocentísimo Luis, que por especial gracia de Dios y con el auxilio de la Inmaculada Virgen Maria estuviste siempre libre, no sólo de toda culpa grave, sino aún de las tentaciones contra la pureza, humildísimamente te ruego que me alcances del Purísimo Corazón de Jesús, que todo lo padeció menos ser calumniado contra esta virtud, y de su excelsa Madre, la Virgen Purísima e Inmaculada, la gracia de resistir siempre al punto cualquier pensamiento impuro, Y de morir mil veces antes que manchar mi alma con un pecado grave.

Amén.




Oración a San Luis Gonzaga


Oh Señora mía, Santa María:
hoy y todos los días y en la hora de mi muerte,
me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia,
y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo;
te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo,
todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella:
para que por tu santísima intercesión, y por tus méritos,
todas mis obras vayan dirigidas
y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo.

Amén.



Oración a San Luis Gonzaga 



¡Oh Luis Santo adornado de angélicas costumbres! Yo, indigno devoto vuestro os encomiendo la castidad de mi alma y de mi cuerpo, para que os dignéis encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis, Angel mío, que manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos impuros; despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús Crucificado; imprimid hondamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía en la gloria.

Amén

HOY 21 DE JUNIO ES LA FIESTA DE SAN LUIS GONZAGA, PATRÓN DE LA JUVENTUD CRISTIANA

Hoy 21 de junio  es fiesta de San Luis Gonzaga, patrón de la juventud cristiana



 (ACI).- El 21 de junio es fiesta de San Luis Gonzaga, patrón de la juventud cristiana y protector de los jóvenes estudiantes, quién pasó por muchas incomprensiones y sufrimientos en la “vida de lujo” que tuvo que experimentar, hasta que escuchó un “llamado especial”.

San Luis Gonzaga nació en 1568 en Italia en una familia noble. Su madre, preocupada por las cosas de fe, lo consagró a la Virgen y lo hizo bautizar. Mientras que al papá sólo le interesaba el futuro mundano del hijo y que fuese soldado como él.

San Luis frecuentaba mucho los cuarteles y allí aprendió la importancia de ser valiente, pero también adquirió un vocabulario rudo. Su tutor le hizo ver al pequeño que ese lenguaje era grosero, vulgar y blasfemo. Por lo que el muchacho jamás volvió a hablar de ese modo.

Poco a poco fue creciendo en la fe y a los nueve años hizo un voto de castidad. Cuando tenía trece años conoce al Obispo San Carlos Borromeo, quien queda impresionado con la sabiduría e inocencia de Luis y le da la Primera Comunión.

Algunos historiadores afirman que el ambiente que se vivía en la nobleza y sociedad de aquel entonces estaba llena de fraude, vicio, crimen y lujuria. Por lo que San Luis se sometió a un orden riguroso y prácticas de piedad constantes, sin descuidar sus responsabilidades en la corte.

Por asuntos de su padre tuvo que viajar a España y en la iglesia de los jesuitas en Madrid oyó una voz que le decía: “Luis, ingresa en la Compañía de Jesús”. Su madre tomó con alegría los proyectos de Luis, pero el papá montó en cólera y no aceptó fácilmente la inquietud vocacional de su hijo.

Más adelante, después de que se le enviara a diversos viajes y se le diera cargos importantes, el papá tuvo que ceder y escribió al general de los jesuitas diciéndole: “Os envío lo que más amo en el mundo, un hijo en el cual toda la familia tenía puestas sus esperanzas”.

San Luis ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús. Allí continuó con sus penitencias y mortificaciones que ya habían afectado su salud. Con el tiempo se convirtió en un novicio modelo, se mantuvo fiel a las reglas y siempre buscaba estar en los oficios más humildes. En ocasiones, durante el recreo o en el comedor, caía en éxtasis.

Por aquel entonces la población de Roma se vio afectada por una epidemia de fiebre, los jesuitas abrieron un hospital donde los integrantes de la orden atendían. Luis empezó a mendigar víveres para los enfermos y logró cuidar de los moribundos hasta que contrajo la enfermedad.

Se recuperó de ese mal, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que en pocos meses lo redujo a un estado de gran debilidad. Acompañado de su confesor San Roberto Belarmino, se fue preparando para la muerte.

En una ocasión cayó en un arrobamiento y se le reveló que moriría en la octava del Corpus Christi. Con la mirada puesta en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, partió a la Casa del Padre alrededor de la media noche, entre el 20 y 21 de junio, con tan sólo 23 años de edad.



Se crió entre soldados

San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo, de 1568, en el castillo de Castiglione delle Stivieri, en la Lombardia. Hijo mayor de Ferrante, marqués de Chatillon de Stiviéres en Lombardia y príncipe del Imperio y Marta Tana Santena (Doña Norta), dama de honor de la reina de la corte de Felipe II de España, donde también el marqués ocupaba un alto cargo. La madre, habiendo llegado a las puertas de la muerte antes del nacimiento de Luis, lo había consagrado a la Santísima Virgen y llevado a bautizar al nacer. Por el contrario, a don Ferrante solo le interesaba su futuro mundano, que fuese soldado como el.

Desde que el niño tenía cuatro años, jugaba con cañones y arcabuces en miniatura y, a los cinco, su padre lo llevó a Casalmaggiore, donde unos tres mil soldados se ejercitaban en preparación para la campaña de la expedición española contra Túnez. Durante su permanencia en aquellos cuarteles, que se prolongó durante varios meses, el pequeño Luis se divertía en grande al encabezar los desfiles y en marchar al frente del pelotón con una pica al hombro.

En cierta ocasión, mientras las tropas descansaban, se las arregló para cargar una pieza de la artillería, sin que nadie lo advirtiera, y dispararla, con la consiguiente alarma en el campamento. Rodeado por los soldados, aprendió la importancia de ser valiente y del sacrificio por grandes ideales, pero también adquirió el rudo vocabulario de las tropas. Al regresar al castillo, las repetía cándidamente.

Su tutor lo reprendió, haciéndole ver que aquel lenguaje no sólo era grosero y vulgar, sino blasfemo. Luis se mostró sinceramente avergonzado y arrepentido de modo que, comprendiendo que aquello ofendía a Dios, jamás volvió a repetirlo.


Despierta su vida espiritual

Apenas contaba siete años de edad cuando experimentó lo que podría describirse mejor como un despertar espiritual. Siempre había dicho sus oraciones matinales y vespertinas, pero desde entonces y por iniciativa propia, recitó a diario el oficio de Nuestra Señora, los siete salmos penitenciales y otras devociones, siempre de rodillas y sin cojincillo.  Su propia entrega a Dios en su infancia fue tan completa que, según su director espiritual, San Roberto Belarmino, y tres de sus confesores, nunca, en toda su vida, cometió un pecado mortal.

En 1577 su padre lo llevó con su hermano Rodolfo a Florencia, Italia, dejándolos al cargo de varios tutores, para que aprendiesen el latín y el idioma italiano puro de la Toscana. Cualesquiera que hayan sido sus progresos en estas ciencias seculares, no impidieron que Luis avanzara a grandes pasos por el camino de la santidad y, desde entonces, solía llamar a Florencia, "la escuela de la piedad".

Un día que la marquesa contemplaba a sus hijos en oración, exclamó: «Si Dios se dignase escoger a uno de vosotros para su servicio, "¡qué dichosa sería yo!". Luis le dijo al oído: «Yo seré el que Dios escogerá.». Desde su primera infancia se había entregado al la Santísima Virgen. A los nueve años, en Florencia, se unió a Ella haciendo el voto de virginidad. Después resolvió hacer una confesión general, de la que data lo que él llama «su conversión».

A los doce años había llegado al más alto grado de contemplación. A los trece, el obispo San Carlos Borromeo, al visitar su diócesis, se encontró con Luis, maravillándose de que en medio de la corte en que vivía, mostrase tanta sabiduría e inocencia, y le dio él mismo la primera comunión.


Fue muy puro y exigente consigo mismo

Obligado por su rango a presentarse con frecuencia en la corte del gran ducado, se encontró mezclado con aquellos que, según la descripción de un historiador, "formaban una sociedad para el fraude, el vicio, el crimen, el veneno y la lujuria en su peor especie". Pero para un alma tan piadosa como la de Luis, el único resultado de aquellos ejemplos funestos, fue el de acrecentar su celo por la virtud y la castidad.

A fin de librarse de las tentaciones, se sometió a una disciplina rigurosísima. En su celo por la santidad y la pureza, se dice que llegó a hacerse grandes exigencias como, por ejemplo, mantener baja la vista siempre que estaba en presencia de una mujer. Sea cierto o no, hay que cuidarse de no abusar de estos relatos para crear una falsa imagen de Luis o de lo que es la santidad. No es extraño que en los primeros años, después de una seria desición por Cristo, se cometan errores al quererse encaminar por la entrega total en una vida diferente a la que lleva el mundo. El mismo fundador de los Jesuitas explica que en sus primeros años cometió algunos excesos que después supo equilibrar y encausar mejor.  Lo admirable es la disponibilidad de su corazón, dispuesto a todo para librarse del pecado y ser plenamente para Dios. Además, hay que saber que algunos vicios e impurezas requieren grandes penitencias.  San Luis quiso, al principio, imitar los remedios que leía de los padres del desierto.

Algunos hagiógrafos nos pintan una vida del santo algo delicada que no corresponde a la realidad. Quizás, ante un mundo que tiene una falsa imagen de ser hombre, algunos no comprenden como un joven varonil pueda ser santo. La realidad es que se es verdaderamente hombre a la medida que se es santo. Sin duda a Luis le atraían las aventuras militares de las tropas entre las que vivió sus primeros años y la gloria que se le ofrecía en su familia, pero de muy joven comprendió que había un ideal mas grande y que requería mas valor y virtud.


Fue en Montserrat donde se decidió la vocación de Luis

Hacía poco más de dos años que los jóvenes Gonzaga vivían en Florencia, cuando su padre los trasladó con su madre a la corte del duque de Mántua, quien acababa de nombrar a Ferrante gobernador de Montserrat. Esto ocurría en el mes de noviembre de 1579, cuando Luis tenía once años y ocho meses. En el viaje Luis estuvo a punto de morir ahogado al pasar el río Tessin, crecido por las lluvias. La carroza se hizo pedazos y fue a la deriva. Providencialmente, un tronco detuvo a los náufragos. Un campesino que pasaba vio el peligro en que se hallaban y les salvó.

Una dolorosa enfermedad renal que le atacó por aquel entonces, le sirvió de pretexto para suspender sus apariciones en público y dedicar todo su tiempo a la plegaria y la lectura de la colección de "Vidas de los Santos" por Surius. Pasó la enfermedad, pero su salud quedó quebrantada por trastornos digestivos tan frecuentes, que durante el resto de su vida tuvo dificultades en asimilar los diarios alimentos.

Otros libros que leyó en aquel período de reclusión son , Las cartas de Indias, sobre las experiencias de los misioneros jesuitas en aquel país, le suscitó la idea de ingresar en la Compañía de Jesús a fin de trabajar por la conversión de los herejes y Compendio de la doctrina espiritual de fray Luis de Granada. Como primer paso en su futuro camino de misionero, aprovechó las vacaciones veraniegas que pasaba en su casa de Castiglione para enseñar el catecismo a los niños pobres del lugar.

En Casale-Monferrato, donde pasaba el invierno, se refugiaba durante horas enteras en las iglesias de los capuchinos y los barnabitas; en privado comenzó a practicar las mortificaciones de un monje: ayunaba tres días a la semana a pan y agua, se azotaba con el látigo de su perro, se levantaba a mitad de la noche para rezar de rodillas sobre las losas desnudas de una habitación en la que no permitía que se encendiese fuego, por riguroso que fuera el tiempo.

Fue inútil que su padre le combatiese en estos deseos. En la misma corte, Luis vivía como un religioso, sometiéndose a grandes penitencias.  A pesar de que ya había recibido sus investiduras de manos del emperador, mantenía la firme intención de renunciar a sus derechos de sucesión sobre el marquesado de Castiglione en favor de su hermano.


Madrid

En 1581, se dio a Ferrante la comisión de escoltar a la emperatriz María de Austria en su viaje de Bohemia a España. La familia acompañó a Ferrante y, al llegar a España, Luis y su hermano Rodolfo fueron designados pajes de Don Diego, príncipe de Asturias. A pesar de que Luis, obligado por sus deberes, atendía al joven infante y participaba en sus estudios, nunca omitió o disminuyó sus devociones.

Cumplía estrictamente con la hora diaria de meditación que se había prescrito, no obstante que para llegar a concentrarse, necesitaba a veces varias horas de preparación. Su seriedad, espiritualidad y circunspección, extrañas en un adolescente de su edad, fueron motivo para que algunos de los cortesanos comentaran que el joven marqués de Castiglione no parecía estar hecho de carne y hueso como los demás.


Resuelto a unirse a la Compañía de Jesús
El día de la Asunción del año 1583, en el momento de recibir la sagrada comunión en la iglesia de los padres jesuitas, de Madrid, oyó claramente una voz que le decía: «Luis, ingresa en la Compañía de Jesús.»

Primero, comunicó sus proyectos a su madre, quien los aprobó en seguida, pero en cuanto ésta los participó a su esposo, este montó en cólera a tal extremo, que amenazó con ordenar que azotaran a su hijo hasta que recuperase el sentido común. A la desilusión de ver frustrados sus sueños sobre la carrera militar de Luis, se agregaba en la mente de Ferrante la sospecha de que la decisión de su hijo era parte de un plan urdido por los cortesanos para obligarle a retirarse del juego en el que había perdido grandes cantidades de dinero.

De todas maneras, Ferrante persistía en su negativa hasta que, por mediación de algunos de sus amigos, accedió de mala gana a dar consentimiento provisional. La temprana muerte del infante Don Diego vino entonces a librar a los hermanos Gonzaga de sus obligaciones cortesanas y, luego de una estancia de dos años en España, regresaron a Italia en julio de 1584.

Al llegar a Castiglione se reanudaron las discusiones sobre el futuro de Luis y éste encontró obstáculos a su vocación, no sólo en la tenaz negativa de su padre, sino en la oposición de la mayoría de sus parientes, incluso el duque de Mántua. Acudieron a parlamentar eminentes personajes eclesiásticos y laicos que recurrieron a las promesas y las amenazas a fin de disuadir al muchacho, pero no lo consiguieron.

Ferrante hizo los preparativos para enviarle a visitar todas las cortes del norte de Italia y, terminada esta gira, encomendó a Luis una serie de tareas importantes, con la esperanza de despertar en él nuevas ambiciones que le hicieran olvidar sus propósitos. Pero no hubo nada que pudiese doblegar la voluntad de Luis. Luego de haber dado y retirado su consentimiento muchas veces, Ferrante capituló por fin, al recibir el consentimiento imperial para la transferencia de los derechos de sucesión a Rodolfo y escribió al padre Claudio Aquaviva, general de los jesuitas, diciéndole: «Os envío lo que más amo en el mundo, un hijo en el cual toda la familia tenía puestas sus esperanzas.»


El Noviciado
Inmediatamente después, Luis partió hacia Roma y, el 25 de noviembre de 1585, ingresó al noviciado en la casa de la Compañía de Jesús, en Sant'Andrea. Acababa, de cumplir los dieciocho años. Al tomar posesión de su pequeña celda, exclamó espontáneamente: "Este es mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo he deseado" (Salmo cxxxi-14). Sus austeridades, sus ayunos, sus vigilias habían arruinado ya su salud hasta el extremo de que había estado a punto de perder la vida.

Sus maestros habían de vigilarlo estrechamente para impedir que se excediera en las mortificaciones. Al principio, el joven tuvo que sufrir otra prueba cruel: las alegrías espirituales que el amor de Dios y las bellezas de la religión le habían proporcionado desde su más tierna infancia, desaparecieron.

Seis semanas después murió Don Fernante. Desde el momento en que su hijo Luis abandonó el hogar para ingresar en la Compañía de Jesús, había transformado completamente su manera de vivir.  El sacrificio de Luis había sido un rayo de luz para el anciano

No hay mucho más que decir sobre San Luis durante los dos años siguientes, fuera de que, en todo momento, dio pruebas de ser un novicio modelo. Al quedar bajo las reglas de la disciplina, estaba obligado a participar en los recreos, a comer más y a distraer su mente. Además, por motivo de su salud delicada, se le prohibió orar o meditar fuera de las horas fijadas para ello: Luis obedeció, pero tuvo que librar una recia lucha consigo mismo para resistir el impulso a fijar su mente en las cosas celestiales.

Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán para que completase en Roma sus estudios teológicos. Sólo Dios sabe de qué artificios se valió para que le permitieran ocupar un cubículo estrecho y oscuro, debajo de la escalera y con una claraboya en el techo, sin otros muebles que un camastro, una silla y un estante para los libros.

Luis suplicaba que se le permitiera trabajar en la cocina, lavar los platos y ocuparse en las tareas más serviles. Cierto día, hallándose en Milán, en el curso de sus plegarias matutinas, le fue revelado que no le quedaba mucho tiempo por vivir. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo.

Durante esa época, con frecuencia en las aulas y en el claustro se le veía arrobado en la contemplación; algunas veces, en el comedor y durante el recreo caía en éxtasis. Los atributos de Dios eran los temas de meditación favoritos del santo y, al considerarlos, parecía impotente para dominar la alegría desbordante que le embargaba.


Una epidemia
En 1591, atacó con violencia a la población de Roma una epidemia de fiebre. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales.

Luis iba de puerta en puerta con un zurrón, mendigando víveres para los enfermos. Muy pronto, después de implorar ante sus superiores, logró cuidar de los moribundos. Luis se entregó de lleno,  limpiando las llagas, haciendo las camas, preparando a los enfermos para la confesión.

Luis contrajo la enfermedad. Había encontrado un enfermo en la calle y, cargándolo sobre sus espaldas, lo llevó al hospital donde servía.

Pensó que iba a morir y, con grandes manifestaciones de gozo (que más tarde lamentó por el escrúpulo de haber confundido la alegría con la impaciencia), recibió el viático y la unción. Contrariamente a todas las predicciones, se recuperó de aquella enfermedad, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que, en tres meses, le redujo a un estado de gran debilidad.

Luis vio que su fin se acercaba y escribió a su madre: «Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias.» En sus últimos momentos no pudo apartar su mirada de un pequeño crucifijo colgado ante su cama.

En todas las ocasiones que le fue posible, se levantaba del lecho, por la noche, para adorar al crucifijo, para besar una tras otra, las imágenes sagradas que guardaba en su habitación y para orar, hincado en el estrecho espacio entre la cama y la pared. Con mucha humildad pero con tono ansioso, preguntaba a su confesor, San Roberto Belarmino, si creía que algún hombre pudiese volar directamente, a la presencia de Dios, sin pasar por el purgatorio. San Roberto le respondía afirmativamente y, como conocía bien el alma de Luis, le alentaba a tener esperanzas de que se le concediera esa gracia.

En una de aquellas ocasiones, el joven cayó en un arrobamiento que se prolongó durante toda la noche, y fue entonces cuando se le reveló que habría de morir en la octava del Corpus Christi. Durante todos los días siguientes, recitó el "Te Deum" como acción de gracias.

Algunas veces se le oía gritar las palabras del Salmo: "Me alegré porque me dijeron: ¡Iremos a la casa del Señor!" (Salmo Cxxi - 1). En una de esas ocasiones, agregó: "¡Ya vamos con gusto, Señor, con mucho gusto!" Al octavo día parecía estar tan mejorado, que el padre rector habló de enviarle a Frascati. Sin embargo, Luis afirmaba que iba a morir antes de que despuntara el alba del día siguiente y recibió de nuevo el viático. Al padre provincial, que llegó a visitarle, le dijo:

-¡Ya nos vamos, padre; ya nos vamos ...!
-¿A dónde, Luis?
-¡Al Cielo!
-¡Oigan a este joven! -exclamó el provincial- Habla de ir al cielo como nosotros hablamos de ir a Frascati.

Al caer la tarde, se diagnóstico que el peligro de muerte no era inminente y se mandó a descansar a todos los que le velaban, con excepción de dos. A instancias de Luis, el padre Belarmino rezó las oraciones para la muerte, antes de retirarse. El enfermo quedó inmóvil en su lecho y sólo en ocasiones murmuraba: "En Tus manos, Señor. . ."

Entre las diez y las once de aquella noche se produjo un cambio en su estado y fue evidente que el fin se acercaba. Con los ojos clavados en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, expiró alrededor de la medianoche, entre el 20 y el 21 de junio de 1591, al llegar a la edad de veintitrés años y ocho meses.

Los restos de San Luis Gonzaga se conservan actualmente bajo el altar de Lancellotti en la Iglesia de San Ignacio, en Roma.


Fue canonizado en 1726.

El Papa Benedicto XIII lo nombró protector de estudiantes jóvenes.
El Papa Pio XI lo proclamó patrón de la juventud cristiana.

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