domingo, 1 de julio de 2018

SÁNAME, SEÑOR!


Sáname, Señor!



La mujer del Evangelio de hoy quería curarse, y había puesto todos los medios a su alcance. Ya no había más remedios, pero al oír hablar de Jesús se lanza a tocarle porque cree que puede curarle. Si hiciéramos una encuesta preguntando a las personas si quieren ir al cielo, todas dirían que sí, que sí quieren. Pero una cosa es ese vago deseo y otra el quererlo realmente, poniendo los medios que hagan falta.

Cuentan que una hermana suya preguntó a Tomás de Aquino qué es lo que se necesita para ir al cielo, y su hermano, que podía haberle hecho un elenco largo (oración, sacramentos, obras de misericordia, etc.), fue esa vez muy lacónico: “Teodora –le dijo– lo único que hace falta es querer”.

¡Cuánto tiempo y esfuerzos dedican las personas para las cosas que les placen! ¡Cuánta ilusión tenemos a veces por ciertos temas que verdaderamente nos roban el corazón por momentos y, con tal de conseguir nuestro propósito, cuántos sacrificios hacemos!

Tú quieres, Señor, que esté ilusionado por muchas cosas, pero sólo una es necesaria una cosa, y que ha de estar en el fondo de todo mi pensar, querer y actuar: Tú, Señor. Ayúdame a querer de verdad, con obras, sin que otros afanes apaguen mi propósito.



Padre Jesús Martínez García

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