domingo, 9 de abril de 2023

IMÁGENES DEL PAPA FRANCISCO EN DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2023













 📷 Queridos hermanos y hermanas, sigamos a Jesús hasta Galilea, encontremos con él y adorémosle allí, donde nos espera a cada uno de nosotros. Reanudemos la belleza de aquel momento en que nos dimos cuenta de que está vivo y lo convertimos en el Señor de nuestra vida. Volvamos a Galilea, a la Galilea del primer amor. Que cada uno de nosotros regrese a su propia Galilea, al lugar donde lo encontramos por primera vez. ¡Levantémonos a una vida nueva!  Papa Francisco, Domingo de Pascua 2023

Imágenes: Pablo Esparza

EWTN

ALEGRÍA PASCUAL - FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN



Alegría pascual


El triunfo de Jesús que resucitó glorioso después de su muerte en la cruz, constituye el motivo central de nuestra alegría pascual. La Pascua, celebrada con fe, dará profundidad a tu alegría, porque la esperanza cierta de resucitar con él a la dicha sin fin del Cielo, te alentará a superar pruebas y sacrificios, para ganar una corona de gloria eterna.

Gracias, Jesús, porque eres resurrección y vida eterna para todos los que creen en ti. Alabado y bendito seas porque has resucitado lleno de gloria por el poder del Padre. Seas bendito y alabado por siempre, vencedor de la muerte, que me has abierto las puertas del cielo para gozar de la misma vida de Dios. Gracias, Jesús, porque tu resurrección me trae alegría, paz y esperanza. Gracias, Jesús, que me has hecho pasar de la muerte a la vida y me alientas a vivir como resucitado. Gracias, porque vives resucitado en medio de nosotros alentando mi alegría pascual y fortaleciendo mi fe y esperanza. Jesús, que vives para siempre junto al Padre, ayúdame a ser alegre testigo de tu resurrección en medio de los hombres, mis hermanos. Amén.

Proclamamos hoy nuestra fe en Cristo muerto y resucitado; proclamamos nuestra esperanza en el hombre redimido y hecho hijo de Dios. Damos testimonio hoy del Amor que nos salva y que alienta en nosotros el amor fraterno. Por todo esto comparto contigo la vivísima alegría de la Pascua, deseándote de corazón, los dones y la gracia de Jesús resucitado. ¡Muy felices Pascuas!


(P. Natalio)

  

RESUCITÓ



 Resucitó

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.


 

Los testigos nos refieren que Jesús de Nazaret se gestó en el seno de María de Nazaret y que nació en una gruta de piedra, y esto se celebra de un modo especial en la Navidad.

Pero si seguimos la historia descubrimos que desde siempre el Hijo de Dios está en las manos del Padre Dios, y que estas manos de Dios terminan de dar a luz a Jesús recién cuando resucita el domingo de Pascua.

Sí, es el verdadero nacimiento de la humanidad nueva, donde María de Nazaret sigue siendo protagonista porque permanece junto a Jesús en la cruz donde se amasa esta humanidad nueva gestada por el perdón de Dios, aglutinada por la unidad de la reconciliación.

En la cruz se gesta esta humanidad nueva alimentada por el Amor vivo de Dios y los hermanos. Y el Amor de Dios en el corazón de Jesús es el que nos junta con Dios y entre nosotros como una verdadera familia, esa que Dios quiere, la familia de los hijos de Dios.

Jesús muere para que nazca su familia. Jesús da la vida para que su familia tenga vida.

Por eso más allá de la cruz hay como un vientre que son las manos de Dios Padre formando su familia con el trabajo, el sacrificio y el servicio por amor que aparece de un modo especial en la cruz.

Jesús es el corazón de esta familia y atado en la cruz nos junta en su corazón a todos los humanos con el Padre Dios.

La cruz de sus llagas son como el hueco de los injertos; el espacio donde podemos unirnos entre nosotros con Dios, y así, con esas llagas se presenta resucitado a sus discípulos.

La resurrección es el nacimiento de esta humanidad nueva en la carne de Cristo, gestada por las manos. 

¡ABRAMOS LOS OJOS! ¡HA RESUCITADO! - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2023 - DOMINGO DE RESURRECCIÓN



¡Abramos los ojos! ¡Ha resucitado!


¡Ha resucitado el Señor! ¡Aleluya! ¡Feliz Pascua! ¡El Señor ha pasado  de la muerte a la vida! ¡Aleluya!

Hoy, amigos, con la Resurrección de Cristo, esta mañana nos trae una gran alegría: el día eterno que estamos llamados a disfrutar todos. Estamos alegres porque, la victoria de Cristo, nos trae una forma nueva a la hora de entender y comprender el mundo, las personas, la vida, el amor, la justicia, etc. 

Para vivir esta realidad, como el discípulo, hemos de aventurarnos y asomarnos al sepulcro. Es decir; si tenemos ojos para tantas cosas del mundo, ¡cómo no los vamos a tener para asombrarnos ante el acontecimiento de la Pascua de Resurrección! 

¿Qué existe el dolor? ¿Qué nos sacuden sucesos que enturbian nuestra felicidad? ¿Qué no todo marcha bien? ¡Por supuesto! Pero, la Resurrección de Cristo, nos da la fuerza necesaria para dar luz a esas situaciones. La Resurrección de Cristo no nos resuelve de un plumazo todo aquello que atenta a nuestro bienestar, pero nos sitúa por encima para que seamos capaces de enfrentarnos y darle solución.

En este día de Pascua damos gracias a Dios por tres cosas fundamentalmente: 

- Primero: porque su Resurrección es motivo de esperanza. Porque el horizonte de nuestra existencia, con la claridad de la Pascua, se hace más risueño, creativo, emprendedor y –sobre todo– invitados a disfrutar lo que Jesús para nosotros conquista: la vida de Dios. 

- Segundo: su Resurrección es una razón para cambiar en aquello que haga falta. La cuaresma, entre otras cosas, pretendía generar en nosotros un cambio y a mejor. ¿Lo hemos conseguido? ¿Cómo está nuestra oración? ¿Nuestra relación con los demás? ¿Nuestra vida personal? A la luz de la Pascua, queridos amigos, se ve más necesario que nunca un cambio de actitudes y de forma de ser. A Pascua reluciente, vida resplandeciente. Ojalá alejemos de nosotros aquello que nos impide ser “pascuas” nuevas. Es decir; pasos convencidos, abiertos, generosos, comprensivos, perdonadores, orantes, etc.

- Tercero: su Resurrección nos empuja a dar testimonio de su presencia real y misteriosa. No nos podemos quedar enganchados a la cruz, ni entre sollozos, recogidos en el sepulcro. Nuestra vivencia de la Pascua nos hace saltar de alegría y, sobre todo, conscientes de una gran misión y de un gran pregón: ¡Ha resucitado! Desde luego, un cristianismo de segunda, temeroso, vergonzante y tímido no es el fruto de la Pascua.

El abrir los ojos y contemplar el sepulcro vacío implica, además, llenar el corazón de la presencia de Cristo Resucitado. ¿Seremos capaces de transmitir la gran verdad de nuestra fe en todos nuestros ambientes?

Hoy, en millones de campanarios, voltearán enloquecidas las campanas que anuncian la Resurrección de Aquel que es su Señor. ¿Voltearán nuestras gargantas? ¿Sonarán nuestras voces? ¿Expresarán nuestros cantos el meollo y el núcleo de nuestra fe cristiana? Sí, amigos, es el momento de acabar de hacer preguntas. Lo que hemos visto y oído en estos días de la Semana Santa ha acabado en un final feliz (iba a decir casi en un final de película donde vence el bueno). Pero ahora falta el final. Y, en ese final, vemos que la muerte ya no es el final del camino. Y que, por lo tanto, en ese “no final” Jesús nos ha metido a todos nosotros para que tengamos vida y en abundancia. ¿La recogemos?

 

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

(P. Javier Leoz)

  

sábado, 8 de abril de 2023

EL EVANGELIO DEL DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2023 - DOMINGO DE PASCUA 2023



Domingo de Pascua 

Domingo 9 de abril de 2023



1ª Lectura (Hch 10,34a.37-43): En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

»Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».



Salmo responsorial: 117

R/. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.


«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa». No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.


La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.


2ª Lectura (Col 3,1-4): Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.


Secuencia Pascual:

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta. «¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua». Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

Versículo antes del Evangelio (1Cor 5,7-8): Aleluya. Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido inmolado; y así solemnicemos el convite en el Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Jn 20,1-9): El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.




«Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó»

Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell

(Lleida, España)


Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.

Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación» (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).

El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8). Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba por el amor que había recibido de Cristo.

“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos esperanzados de su Resurrección. 

IMÁGENES DE FELIZ DOMINGO DE RESURRECCIÓN - DOMINGO DE RESURRECCIÓN


























































 

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