viernes, 11 de febrero de 2022

IMÁGENES DE TARJETAS Y GIFS DEL DÍA DE LA AMISTAD

 



























































 







































 

AÚN EN LOS MOMENTOS MÁS OSCUROS, DIOS ESTÁ CONTIGO - BELLA REFLEXIÓN

 Aún en lo momentos más oscuros, Dios está contigo. Una hermosa reflexión con caricaturas.

Escrito por Sandra Estrada



En estos años de pandemia hubo momentos muy duros emocionalmente. No podía concentrarme en la oración, me costaba tener fe, y no podía discernir como antes. 


Los momentos de cambios son así. Entrar a la universidad, mudarnos, un nuevo trabajo, vivir la muerte o enfermedad de un familiar, un embarazo, una ruptura amorosa. Los cambios nos hacen sentir débiles y, a veces, como si Dios quedara lejos.

Medité en San José y en todas las situaciones que vivió. De pronto María le dice que está embarazada y José empieza a hacerse mil preguntas. ¿Es bueno o malo quedarse con ella? ¿María es buena o mala mujer? ¿Tiene que quedarse o huir? ¿Esto es plan de Dios o no? 

¡Qué difícil! José no podía responder a todas esas dudas y se va a dormir. ¡Se va a dormir! ¡No a rezar! José no se va inmediatamente a discernir haciendo una lista de pros y contras.

No se va a un retiro espiritual. No queda en conversar asertivamente con María. Se va a dormir. No puede más. Me imagino que José estaba en una de las encrucijadas más grandes de su vida. 

Y pensando en él es que voy sacando estos aprendizajes que quiero compartir contigo



Dejarnos ayudar

En medio de su desesperación, incluso durmiendo, Dios lo busca. Lo busca y le responde ¡no le pide más! A veces creemos que Dios se molesta y nos castiga porque no sabemos confiar, orar y discernir cuando la vida se nos oscurece.

«Esas personas que buscan a Dios solo cuando tienen problemas»… a veces somos nosotros. Y no pasa nada, aunque podemos mejorar siempre, Dios entiende nuestra necesidad.

Dios va a buscar el modo de acompañarnos incluso, si estamos rendidos, o si lo único que logramos es irnos a dormir, o a llorar, o a ver series, o a comer.

Incluso cuando nos retiramos a «esas esquinas» donde solemos evadir la realidad porque nos sentimos solos. Dios viene, dejémonos ayudar por él.



Deja tu corazón abierto

momentos, Aún en lo momentos más oscuros, Dios está contigo. Una hermosa reflexión con caricaturas.

Una amiga me decía «Cuando veo películas, le pido a Dios que me hable en ellas». ¿Te parece extremo? Me parece tan válido. Porque Dios que es todopoderoso, no se limita por nuestra debilidad.

Él nos conoce, y como Padre y amigo, no tiene que pedirnos explicaciones, ya sabe dónde estamos y lo que necesitamos: «Pues si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre que está en los Cielos les dará lo que necesitan» (Mt, 7:11).

A veces, Dios, nos hablará en nuestro paseo, a veces en nuestro amigo, a veces en una canción. Mantén tu corazón abierto a la ayuda de Dios. Vive en su presencia que Él se manifiesta.



Agradece lo recibido

La clave es que, cuando hemos pasado esos momentos, nos demos el tiempo de humildemente agradecerlos. Agradecer la gran misericordia de Dios que nos alcanza siempre. Agradecer la dificultad vivida y guardarlos en el corazón, para enfrentar las siguientes crisis con mayor confianza y seguridad:

«Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.» (Romanos 8:35). 




Guarda en el corazón la lección aprendida

San Ignacio de Loyola recomendaba reconocer qué nos causaba «desolación» y nos orillaba a falta de fe, de esperanza, de caridad. Puede ser que dormimos poco, hablamos menos con el acompañante espiritual, vemos mucho redes sociales, pasamos poco tiempo de calma. Todo eso afecta cómo nos sentimos y, por tanto, cómo respondemos a la vida. 

Reconoce estos momentos. Guarda estos aprendizajes en el corazón para vivir mejor, también para recurrir a ellos cuando lo necesites. Y para cuando la memoria falle y caigas en la desesperación sean un recordatorio del amor de Dios. Un Dios que ha muerto de amor por ti.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 11 DE FEBRERO DE 2022

Viernes 5 del tiempo ordinario

Viernes 11 de febrero de 2022



 Ver 1ª Lectura y Salmo

1ª Lectura (1Re 11,29-32; 12,19): En aquel tiempo, Jeroboam, siervo de Salomón, salió de Jerusalén y se encontró por el camino al profeta Ajías, de Siló, que llevaba puesto un manto nuevo. Estaban los dos solos en el campo. Ajías tomó su manto, lo rasgó en doce pedazos y le dijo a Jeroboam: «Toma diez pedazos, pues el Señor, Dios de Israel, te manda decir: ‘Voy a desgarrar el reino de Salomón. A ti te daré diez tribus, y a Salomón solamente le dejaré una en consideración a David, mi siervo, y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel’». Y desde entonces hasta el día de hoy, Israel se separó de la casa de David.



Salmo responsorial: 80

R/. Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.

No tendrás otro Dios fuera de mí, ni adorarás a dioses extranjeros. Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo, el que te sacó de Egipto, tu destierro.

Pero Israel no oyó mi voz y mi pueblo no quiso obedecerme. Los entregué, por eso, a sus caprichos y los dejé vivir como quisiesen.

Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos. ¡Ojalá que mi puebla escuchara y cumpliera Israel con mis mandatos! Yo, al punto, humillaría a sus enemigos y sentirían mi mano sus contrarios.

Versículo antes del Evangelio (Cf. Hch 16,14): Aleluya. Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 7,31-37): En aquel tiempo, Jesús se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: "¡Ábrete!".

Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

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«Todo lo ha hecho bien»

+ Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach

(Vilamarí, Girona, España)



Hoy, el Evangelio nos presenta un milagro de Jesús: hizo volver la escucha y destrabó la lengua a un sordo. La gente se quedó admirada y decía: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37).

Ésta es la biografía de Jesús hecha por sus contemporáneos. Una biografía corta y completa. ¿Quién es Jesús? Es aquel que todo lo ha hecho bien. En el doble sentido de la palabra: en el qué y en el cómo, en la sustancia y en la manera. Es aquel que sólo ha hecho obras buenas, y el que ha realizado bien las obras buenas, de una manera perfecta, acabada. Jesús es una persona que todo lo hace bien, porque sólo hace acciones buenas, y aquello que hace, lo deja acabado. No entrega nada a medias; y no espera a acabarlo después.

Procura también tú dejar las cosas totalmente listas ahora: la oración; el trato con los familiares y las otras personas; el trabajo; el apostolado; la diligencia para formarte espiritual y profesionalmente; etc. Sé exigente contigo mismo, y sé también exigente, suavemente, con quienes dependen de ti. No toleres chapuzas. No gustan a Dios y molestan al prójimo. No tomes esta actitud simplemente para quedar bien, ni porque este procedimiento es el que más rinde, incluso humanamente; sino porque a Dios no le agradan las obras malas ni las obras “buenas” mal hechas. La Sagrada Escritura afirma: «Las obras de Dios son perfectas» (Dt 32,4). Y el Señor, a través de Moisés, manifiesta al Pueblo de Israel: «No ofrezcáis nada defectuoso, pues no os sería aceptado» (Lev 22,20). Pide la ayuda maternal de la Virgen María. Ella, como Jesús, también lo hizo todo bien.

San Josemaría nos ofrece el secreto para conseguirlo: «Haz lo que debas y está en lo que haces». ¿Es ésta tu manera de actuar? 





11 de Febrero: La Virgen de Lourdes


Texto del Evangelio (Jn 2,1-11): En aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos.


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«Haced lo que Él os diga»

+ Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy es la fiesta de la Virgen de Lourdes. En el Evangelio Jesús es el personaje principal, pero deja a su Madre un humilde protagonismo, como le deja diariamente en Lourdes, con todo lo que allí ocurre. Jesús, invitado a una fiesta de bodas con sus discípulos, hace allí su primer “signo”. María, discretamente, se da cuenta de la necesidad de los nuevos esposos, y prudentemente lo hace saber a Jesús, intercediendo por ellos: «No tienen vino» (Jn 2,3). A pesar de que la respuesta parecía más bien evasiva, por no decir negativa, acto seguido María hace una advertencia a los servidores: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Ella no sabía qué haría Jesús, pero debía pensar: ¡haga lo que haga, hará lo mejor! No se equivocaba.

El resultado ya lo conocemos: la gran abundancia mesiánica del “vino mejor” que hace que el maestresala quede extrañado y que los discípulos reafirmen la fe en Jesús.

Quisiera subrayar la eficacia de la simple presencia de María en la fiesta de las bodas: con sensibilidad femenina, descubre lo que falta, y con prudencia se lo comunica a su Hijo. Ésta es la preciosa tarea de María en nuestra vida y en la Iglesia. Recordemos aquí las palabras del Papa Francisco sobre el papel de María y de la mujer en general, en la Iglesia: «La mujer es imprescindible en la Iglesia. María, una mujer, es más importante que los obispos. El genio femenino es necesario en los lugares en los que se toman decisiones importantes».

Hay muchas carencias en la Iglesia, en nuestra familia, en nuestra vida personal, que María descubre y presenta a Jesús; ¡y su intercesión siempre es eficaz! La mujer está llamada a tener una función semejante.

Pero es necesario invitar a Jesús y a María a participar en nuestras vidas. Es necesario también, y sobre todo, que hagamos todo lo que Jesús nos diga.

HOY CELEBRAMOS A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, 11 DE FEBRERO



NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

11 DE FEBRERO - EWTN


😇 11 DE FEBRERO | El 11 de febrero de 1858 Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar leña seca, cerca de una gruta. Mientras se sacaba los zapatos para cruzar el rio, Bernardita escuchó de pronto un ruido fuerte proveniente de la gruta cercana. Ella se acercó a ver lo que pasaba y vio a la figura de una mujer envuelta en una luz resplandeciente iluminando la roca, vestida con un traje blanco, una cinta azul en la cintura, un largo velo y dos rosas doradas sobre los pies. En sus manos sostenía un rosario. Bernardita, sobrecogida en el corazón por lo que veía, se puso a rezar el Rosario. También se le apareció el 14 y el 18 de febrero pidiéndole que regresara a la gruta durante quince días seguidos. Durante la aparición del 23, la Virgen le pidió que le dijera a las autoridades eclesiásticas su deseo de que se eleve ahí un santuario, a donde los peregrinos pudiesen acudir.

Bernardita le comentó a un sacerdote, y este le pidió que le preguntara a la Señora cuál era su nombre, y que le diera un signo para confirmar quien era ella realmente. Al día siguiente un rosal blanco brotó entre las piedras de la gruta.

El 25 de marzo, la Virgen volvió a aparecerse a Bernardita, levantó los ojos al cielo, juntó las manos en oración y le dijo a la niña: “Soy la Inmaculada Concepción”. La pequeña fue corriendo a contarle lo sucedido al párroco, quien se sorprende con su respuesta pues Bernardita era una niña sin mayor conocimiento sobre la religión católica.

CARTA DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL JUBILEO DEL AÑO 2025



Carta del Papa Francisco sobre el Jubileo del Año 2025

Redacción ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco destacó la importancia del próximo Jubileo del Año Santo 2025 en una carta al presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, a quien le pidió velar por “la dimensión espiritual del Jubileo, que nos invita a la conversión”.

“Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema: Peregrinos de la Esperanza”. 

A continuación, el texto completo de la carta del Papa Francisco firmada con fecha del 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes:

El Jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia. Desde que Bonifacio VIII instituyó el primer Año Santo en 1300 —con cadencia de cien años, que después pasó a ser según el modelo bíblico, de cincuenta años y ulteriormente fijado en veinticinco—, el pueblo fiel de Dios ha vivido esta celebración como un don especial de gracia, caracterizado por el perdón de los pecados y, en particular, por la indulgencia, expresión plena de la misericordia de Dios. Los fieles, generalmente al final de una larga peregrinación, acceden al tesoro espiritual de la Iglesia atravesando la Puerta Santa y venerando las reliquias de los Apóstoles Pedro y Pablo conservadas en las basílicas romanas. Millones y millones de peregrinos han acudido a estos lugares santos a lo largo de los siglos, dando testimonio vivo de su fe perdurable.

El Gran Jubileo del año 2000 introdujo la Iglesia en el tercer milenio de su historia. San Juan Pablo II lo había esperado y deseado tanto, con la esperanza de que todos los cristianos, superadas sus divisiones históricas, pudieran celebrar juntos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, Salvador de la humanidad. Ahora que nos acercamos a los primeros veinticinco años del siglo XXI, estamos llamados a poner en marcha una preparación que permita al pueblo cristiano vivir el Año Santo en todo su significado pastoral. En este sentido una etapa importante ha sido el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que a su vez podamos ser sus testigos.

Sin embargo, en los dos últimos años no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada epidemia que, además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida. Como cristianos, hemos pasado juntos con nuestros hermanos y hermanas los mismos sufrimientos y limitaciones. Nuestras iglesias han sido cerradas, así como las escuelas, fábricas, oficinas, tiendas y espacios recreativos. Todos hemos visto limitadas algunas libertades y la pandemia, además del dolor, ha despertado a veces la duda, el miedo y el desconcierto en nuestras almas. Los hombres y mujeres de ciencia, con gran rapidez, han encontrado un primer remedio que permite poco a poco volver a la vida cotidiana. Confiamos plenamente en que la epidemia pueda ser superada y el mundo recupere sus ritmos de relaciones personales y de vida social. Esto será más fácil de alcanzar en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas, sino que se pueda compartir con todos los descubrimientos de la ciencia y los medicamentos necesarios.

Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: «podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos» (Lv 25,6-7).

Por lo tanto, la dimensión espiritual del Jubileo, que nos invita a la conversión, debe unirse a estos aspectos fundamentales de la vida social, para formar un conjunto coherente. Sintiéndonos todos peregrinos en la tierra en la que el Señor nos ha puesto para que la cultivemos y la cuidemos (cf. Gn 2,15), no descuidemos, a lo largo del camino, la contemplación de la belleza de la creación y el cuidado de nuestra casa común. Espero que el próximo Año Jubilar se celebre y se viva también con esta intención. De hecho, un número cada vez mayor de personas, incluidos muchos jóvenes y adolescentes, reconocen que el cuidado de la creación es expresión esencial de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad.

Le confío a Usted, querido hermano, la responsabilidad de encontrar las maneras apropiadas para que el Año Santo se prepare y se celebre con fe intensa, esperanza viva y caridad operante. El Dicasterio que promueve la nueva evangelización sabrá hacer de este momento de gracia una etapa significativa para la pastoral de las Iglesias particulares, tanto latinas como orientales, que en estos años están llamadas a intensificar su compromiso sinodal. En esta perspectiva, la peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad. Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable, con la valorización de los carismas y ministerios que el Espíritu Santo no cesa de conceder para la edificación de la única Iglesia. Las cuatro Constituciones del Concilio Ecuménico Vaticano II, junto con el Magisterio de estos decenios, seguirán orientando y guiando al santo pueblo de Dios, para que progrese en la misión de llevar el gozoso anuncio del Evangelio a todos.

Según la costumbre, la Bula de convocación, que será publicada en su momento, contendrá las indicaciones necesarias para la celebración del Jubileo de 2025. En este tiempo de preparación, me alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Oración, para agradecer a Dios los múltiples dones de su amor por nosotros y alabar su obra en la creación, que nos compromete a respetarla y a actuar de forma concreta y responsable para salvaguardarla. Oración como voz “de un solo corazón y una sola alma” (cf. Hch 4,32) que se traduce en ser solidarios y en compartir el pan de cada día. Oración que permite a cada hombre y mujer de este mundo dirigirse al único Dios, para expresarle lo que tienen en el secreto del corazón. Oración como vía maestra hacia la santidad, que nos lleva a vivir la contemplación en la acción. En definitiva, un año intenso de oración, en el que los corazones se puedan abrir para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del “Padre Nuestro”, la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos.

Pido a la Virgen María que acompañe a la Iglesia en el camino de preparación al acontecimiento de gracia del Jubileo, y con gratitud le envío cordialmente, a Usted y a sus colaboradores, mi Bendición.

Roma, Basílica de San Juan de Letrán, 11 de febrero de 2022, Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes.


FRANCISCO 

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